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EL DESAFÍO DE
RATATOUILLE: CREAR RATAS ADORABLES PERO CREÍBLES
Con personajes y situaciones tan originales, RATATOUILLE inspiró
constantemente a los realizadores a superar los límites de la
tecnología. El director técnico supervisor Michael Fong señala: “Había
muchos desafíos técnicos para superar en este film, comenzando por la
multitud de divertidos personajes y los complejos personajes humanos; y
luego por las intensas escenas acuáticas con rápidos y la recreación de
la amada París. En el camino, cambiamos significativamente la forma de
sombrear los modelos, la iluminación de las escenas y la manera de
lograr las telas. Trabajamos con la tecnología de nuestros filmes
previos y encontramos el modo de hacerla aun mejor. Y esto contribuyó a
lograr una apariencia verdaderamente diferente y original que el público
experimentará junto a la divertida historia de RATATOUILLE”.
Los desafíos comenzaron con la animación de una especie nunca antes
abordada. Los animadores de Pixar han creado ya un zoológico, desde
juguetes hasta bichos, peces e incluso monstruos, pero aun para ellos,
las ratas eran una especia inexplorada, incluso prohibida. Normalmente
encasilladas como los malvados en los dibujos animados, las ratas no
siempre han sido las agraciadas en el mundo de la animación. Pero para
RATATOUILLE, los realizadores decidieron darles una mirar a estas
graciosas amigas desde una perspectiva fresca, subrayando sus
sorprendentes talentos y cualidades y analizando cada aspecto de su
interacción con el mundo: el movimiento de sus colas, el temblor de sus
bigotes y las asombrosas formas que toman, a fin de descubrir en sus
rostros el goce y la expresividad.
Ya
que la mejor manera de conocer a las ratas es pasar un tiempo con ellas,
las oficinas de Pixar pronto fueron decoradas con jaulas de curiosas
mascotas. Aunque les llevó un tiempo acostumbrarse, muchos de los
realizadores empezaron a sentir afecto por estas sociables criaturas que
los ayudaron en sus diseños. Así lo explica el supervisor de personajes
del film, Brian Green: “Al principio, pasamos mucho tiempo observando y
conociendo a las ratas, y luego incorporamos su conducta a los modelos,
para que finalmente los animadores pudieran darles conductas
convincentes. Al vivir con las ratas, realmente puedes ver todos sus
pequeños gestos. Son animales bastantes sociables, al punto que juegan y
se te acurrucan en el brazo”.
El animador supervisor Dylan Brown continúa: “Nos gusta respetar la
verdadera naturaleza de los animales que se convierten en personajes de
nuestros filmes, y luego realizar una caricatura y construirles una
personalidad. En RATATOUILLE, el desafío fue encontrar el modo de hacer
atractivos tanto a estos seres como a su mundo, así como lo habíamos
hecho con los peces, que tampoco imaginamos tan amorosos como los de
Finding Nemo”.
Observar a estas pequeñas mascotas en su vida diaria también les brindó
a Green y a su equipo montones de divertidas ideas y les abrió nuevas
áreas de exploración. Explica: “Una de las cosas que se tornaron muy
importantes en el film fue que nos dimos cuenta de lo blandas que son
las ratas. Pueden hacer las cosas más sorprendentes con el cuerpo –
pasan a través de estrechos agujeros, algo que pensaríamos imposible,
porque sus costillas son muy pequeñas y flexibles – y sabíamos que eso
aportaría diversión a la historia. Pero primero, debíamos crear una
tecnología especial para estimular esto y tratar de captarlo de manera
realista”.
El director técnico supervisor Michael Fong continúa: “Es muy desafiante
hacer blanda a una rata. Implicó un proceso trabajoso y largo en el cual
los animadores y los articuladores (las personas que construyen los
esqueletos de los personajes) probaron los modelos durante meses para
imaginar cómo crear las poses extremas con la piel y los huesos,
moviéndolos de manera que se vieran apropiados y expresivos”.
Una vez que los realizadores tuvieron una noción del movimiento de las
ratas en situaciones del a vida real, sus investigaciones pasaron a lo
fantástico: ¿cómo, por ejemplo, una rata como Remy sostendría una
cuchara o una sartén?
“Necesitábamos construir en los personajes la habilidad de interactuar a
nivel humano y de cocinar como verdaderos cocineros. Allí hubo muchos
retos, especialmente en el manejo de la escala”, explica Green. “La
diferencia de escala se ve incluso en cosas muy simples, como el latido
del corazón. Cuando Remy está corriendo, se puede ver cómo le late
rápido el corazón, mientras que Skinner respira a una escala
completamente diferente. Intentar captar esas diferencias es lo que
verdaderamente vende la historia como un encuentro creíble entre dos
mundos”.
EL sombreado también resultó clave. La directora de arte en sombreado
Belinda Van Valkenburg explica: “Cada una de las ratas tiene su propia
paleta para hacerla más atractiva e interesante. Utilizamos el
puntillismo para mezclar diferentes colores para cada personaje. Si
miras de cerca el pelo de Remy, hay pelos violetas, amarillos y verdes.
Pero si lo ves de lejos, es un bello sombreado en azul”. Van Valkenburg
también se inspiró en los duraznos: “Yo quería que las ratas tuvieran
una pequeña pelusilla en la nariz, en las orejas y en la cola”.
EL mayor de los desafíos fue el de crear a Remy, quien trata de estar en
el mundo de las ratas y en el mundo humano, normalmente con desopilantes
resultados. Bird decidió que mientras el resto de las ratas andarían en
cuatro patas, Remy aprendería a hacerlo en solo dos patas, ¡para evitar
el faux pas de las patas sucias en la comida! “En definitiva, lo que
ocurre en la película es que Remy evoluciona”, explica Green. “Comienza
siendo muy roedor, pero al sumergirse en el entorno humano, va tomando
cada vez más características de los humanos. Fue un enorme trabajo, pero
realmente introdujo mucha magia en la historia. Para Brad, el verdadero
corazón de esta historia fue siempre el de un extraño que quiere encajar
en el mundo de los humanos”.
Las ratas también ofrecen un trabajo adicional para los animadores CG:
el pelaje, con su propia dinámica y movimientos, nada sencillos de
imitar. Si bien Pixar fue pionera de los métodos de realizar pelaje en
Monsters, Inc. y en The Incredibles, en el caso de RATATOUILLE, el pelo
debía literalmente volar. “Esta vez teníamos cientos de personajes con
pelo, y ese pelaje necesitaba interactuar con todo lo que ocurría”,
señala Green. “Realmente debimos actualizar nuestro ‘control de pelo’
para esta ocasión. Y eso implicó mucha angustia, pero también muchos
trucos nuevos e inteligentes”.
Mientras que las ratas reales tienen cerca de medio millón de pelos, esa
cifra resultaba demasiado, incluso para las computadoras de hoy.
Entonces, los realizadores se concentraron en alrededor de 30.000 pelos
“clave” por rata, aun así un trabajo masivo. La supervisora de
simulación Christine Waggoner explica: “Elegimos pelos clave para la
simulación y luego copiamos el resto; de lo contrario habríamos tenido
demasiados datos para almacenar. Aun así,¡ teníamos gigantescos archivos
de pelos!”
Puede ser que las ratas de RATATOUILLE tengan un atractivo realismo, aun
humanismo, pero forman parte de un cuento de hadas, y esto se ve
claramente en las escenas en las que Remy controla a Linguini, como si
éste fuera su chef marioneta. Para los realizadores, el éxito del film
residía en hacer que el público creyera en esta idea tan fantástica como
divertida. “Los animadores fueron tan meticulosos que el más pequeño
tirón en el cabello de Linguini crea un movimiento en su mano”, explica
Brad Lewis. “¡Es tan divertido! Este film tiene mucho de la vieja
escuela de humor físico de Buster Keaton, que te hace desternillar de
risa sin pronunciar ni una palabra”.
LA PARÍS DE RATATOUILLE: UNA SOBERBIA Y NOVEDOSA MANERA DE VER LA CIUDAD
LUZ
Puede que París sea la ciudad más fotografiada, pintada, descripta o
narrada, soñada y adorada del mundo… pero RATATOUILLE ha logrado darle
una nueva mirada. La historia de RATATOUILLE se desarrolla en dos
diferentes pero igualmente encantadores costados de la ciudad: el etéreo
mundo urbano de los cafés y restaurantes a nivel del suelo, y el
intrincado, misterioso e industrioso reino subterráneo, bajo las calles,
donde vive la peluda familia de Django.
“París ha sido vista de muchas maneras, pero nunca desde el punto de
vista de una rata”, murmura Brad Bird. Para mostrar esta mágica visión,
Bird trabajó estrechamente junto al diseñador de producción Harley
Jessup, quien tuvo a cargo una de las misiones más excitantes que alguna
vez haya tenido un diseñador: no solamente la de destilar la esencia de
la Ciudad Luz en el mundo CG, sino crear un paisaje que es más que un
telón de fondo: es un personaje que respira pasión y vida en el mundo de
Remy.
Naturalmente, Jessup comenzó con un viaje de inspiración a Francia junto
a la directora de fotografía y de iluminación Sharon Calahan. Así lo
recuerda: “Principalmente buscábamos el color, las formas y las
superficies. Realmente nos inspiró para utilizar una paleta
completamente diferente. Nos dimos cuenta de que gran parte de París
tiene una cualidad pétrea, clásica, rellena de ciertos acentos de color.
Veíamos por ejemplo a una mujer vestida con un abrigo rojo, y este
resaltaba en el fondo gris: eso era lo que deseábamos captar en el film,
y por eso la paleta es más apagada que en otros filmes de Pixar. Daba un
poco de miedo, ya que normalmente los filmes animados son exageradamente
coloridos. Nosotros utilizamos el color más como un acento, pero creo
que esta restricción en el color le dio mucha más fuerza”.
Cuando llegó el momento de ornamentarla, Jessup se restringió mucho
menos: “Deseábamos crear una París clásica de cuento de hadas. De por sí
es una ciudad mágica, pero nosotros hicimos más prominentes las cúpulas
y las agujas para acentuar su aspecto encantado”.
Aunque muchas de las locaciones del film son imaginarias, Jessup recreó
con fidelidad ciertos sitios legendarios, como el Pont Alexandre III, el
bello puente con arcos e iluminación de faroles que se extiende sobre el
Sena, donde Linguini y Remy sellan con reticencias su sociedad.
“Emocionalmente, es un momento triste para ambos, así que Brad deseaba
que la escena tuviera lugar en el dramático escenario del Sena, con el
fondo de la enorme catedral de Notre Dame. Tratamos de recrearlo con
mucha autenticidad”, explica Jessup.
Incluso los elogiados cielos de París inspiraron el diseño de
producción. Dice Jessup: “Los cielos de París son muy particulares, de
ahí el nacimiento del Impresionismo. La luz posee una bella cualidad,
ligeramente neblinosa, y realmente tratamos de encontrar modos de
agregarles ese toque a las escenas exteriores”.
Cuando llegó el momento de investigar el mundo subterráneo de Remy y de
sus compañeros roedores, Jessup literalmente bajó a las cloacas de
París, de las cuales Napoleón fue el pionero. “Recorrimos las
alcantarillas y las catacumbas, así como los túneles de cantera de los
que se extraía la piedra caliza para construir las famosas estructuras”,
recuerda Jessup. “Verdaderamente fue un viaje por dos polos opuestos:
¡arrastrarse por las cloacas de día y cenar en los mejores restaurantes
de noche! Pero de eso se trata la película: se supone que una rata como
Remy no tiene que ir a los sitios donde van los humanos, pero allí es
donde termina yendo”.
Dado que Jessup encontró que las verdaderas alcantarillas eran demasiado
oscuras y angostas, decidió embellecerlas: “Deseábamos crear una
sensación más evocadora y dramática”, señala, “pero al mismo tiempo, no
queríamos que fuesen muy grandes. Utilizamos algunas formas clásicas del
mundo humano – el de la superficie – pero de una manera más rústica,
cubiertas con moho y algas. También creamos los campamentos de las ratas
con un carácter gitano. Los pequeños trozos de tela, las cajas de vino
francés y las pequeñas fogatas brindan una sensación de calidez y de
familia en el campamento”.
La familia de Remy utiliza su entorno de muchas maneras inteligentes y
creativas. Jessup especialmente se divirtió al crear los botes
improvisados en los que escapan del campo hacia un drenaje de lluvia.
“Todos los botecitos están hechos de objetos encontrados”, describe
Jessup. “Barriles, regaderas y teteras. Es muy divertido”.
Los efectos se pusieron en juego al crear los rápidos que se llevan a
las ratas y a su endeble embarcación. “Técnicamente es muy desafiante
trabajar con agua en movimiento”, señala el supervisor de efectos Apurva
Shah. “Fue un enorme esfuerzo crear todo el entorno del río y el
dinamismo de la lluvia y del agua durante el éxodo de las ratas. En los
últimos años se ha trabajado mucho para lograr simulaciones realistas
del agua y nosotros las aprovechamos”. Para asegurar una auténtica
comprensión de cómo accionan los rápidos, ¡Shah y su equipo hicieron un
viaje por el Class III American River cerca de Sacramento!
Lo más logrado de Jessup fue el diseño del lugar donde Remy experimenta
por primera vez cómo se realizan sus sueños: la cocina de Gusteau’s. “El
diseño de la cocina se desarrolló a lo largo de dos años”, recuerda.
“Visitamos muchas cocinas francesas y de allí tomamos referencias
específicas. La principal diferencia es que nuestra cocina es mucho más
abierta, mientras que muchas de ellas son una serie de pequeñas
habitaciones interconectadas que no habrían resultado cinematográficas.
Sin embargo, mantuvimos separadas las áreas donde se hornea, donde se
cocina el pescado, la carne, la comida fría, etc. Así que necesitábamos
un gran espacio”.
Ese espacio se convierte en la escena de toda clase de disparates
cómicos cuando entra Remy, lo cual también puso a prueba a los
directores de fotografía. Aun cuando Remy adora cocinar, una cocina
humana está llena de peligros que tiene que evitar, desde caer dentro de
una olla hasta remar en un fregadero lleno de agua, lo que lleva a mucha
de la comedia física del film. Dice Robert Anderson, director de
fotografía y cámara: “Muchas veces, las cámaras se apuran, al igual que
los preparativos de la cocina. En algunas escenas lo vemos a Remy
cocinar en su propio mundo; entonces la cámara se desplaza con gracia y
la música fluye mientras él trabaja. Y de pronto, están por descubrirlo
a Remy en la cocina, así que la cámara lo persigue, la gente le arroja
cosas y él casi se cae en un horno. Siempre la cámara lo sigue a Remy”.
El salón de Gusteau’s fue igualmente importante para la apariencia
mágica del film. Está inspirado en una amalgama de diversos restaurantes
famosos de París, como el Guy Savoy, Taillevent, La Tour d’Argent y Le
Train Bleu, el amado restaurante de la Belle Epoque en la estación de
trenes de Gare de Lyon, famoso tanto por su exuberante y ecléctica
decoración como por su cocina clásica.
Nos inspiramos en varios restaurantes franceses, pero Gusteau’s es el
más ornamentado”, confiesa Jessup. “Está lleno de arcos dorados, murales
en el cielorraso y pesados cortinados rojos. Y además está en escala
palaciega, conformando el perfecto telón de fondo para que el pequeño
Remy se convierta en chef”.
LA RECETA DEL ÉXITO: LA CREACIÓN DEL DELICIOSO DESPLIEGUE DE FINOS
PLATILLOS DE RATATOUILLE
Una vez dentro de Gusteau’s, Remy tiene la oportunidad que ha esperado
toda su vida –aunque de incógnito– de renovar con sus propias creaciones
el obsoleto menú. Para los creadores, dar vida de manera precisa y
atractiva a ese mundo culinario que lo es todo para Remy, fue clave para
toda la trama. Primero se sumergieron en el mundo de la buena cocina.
“Esta historia no es sólo sobre cocinar, pero siento que al crear la
atmósfera real de una cocina y comida que se vea real, se le puede dar a
la fantasía una credibilidad que de otra manera no se lograría”, dice
Bird.
El proceso empezó en París, donde la “investigación” de los creadores
consistió en comer en un restaurante famoso tras otro, probando delicias
y echando un vistazo a las cocinas más creativas del mundo. “Nos
preocupaba morir por comer demasiadas cosas ricas en poco tiempo”, dice
Bird, riendo. “Pero realmente aprendimos mucho. Lo que se añadió a la
diversión de la película”.
De regreso en casa, el equipo entero se involucró en clases de cocina,
donde los artistas de la computación --más habituados al mouse y al
teclado-- aprendieron a rebanar y picar como profesionales, y
adquirieron conocimientos esenciales sobre detalles pequeños pero
vitales como la forma en que un chef sostiene un cuchillo, pica una
cebolla, revuelve una sopa e interactúa con los demás en una cocina
agitada. Las clases de cocina dieron mucho material creativo y hasta
tuvo efectos secundarios. “A mí me echó a perder”, dice riendo el
supervisor de animación Mark Walsh. “Yo solía ser de los que comen sopas
instantáneas o atún directamente de la lata, y de repente me di cuenta
de cuánto mejor es prepararse algo realmente rico”.
Mientras tanto, Brad Lewis fue enviado a Napa Valley, donde pasó dos
días sumergido en un curso intensivo en uno de los restaurantes más
elegantes (y difíciles para conseguir reservación) de los Estados
Unidos: el French Laundry, donde cada noche, el chef súper estrella
Thomas Keller, aclamado por ser uno de los más creativos e innovadores
de la actualidad, realiza variaciones sobre los amados clásicos de la
cocina.
Cuando Keller oyó la historia de Remy, quedó instantáneamente cautivado
y se convirtió en un su admirador. “La idea de una rata en la cocina no
me desagrada tanto como mucha gente creería”, dice riendo. “Más bien
creo que Remy es alguien con quien cualquiera se sentirá identificado
--la persona en desventaja que triunfa-- lo que te hace sentir tan bien
cuando lo ves”.
Finalmente, Keller le prestó su voz al personaje de un cliente del
restaurante en el film, pero antes de eso sirvió como guía dinámica de
Lewis en el mundo de la aventura culinaria. “Brad quería ver cómo se
veía y se sentía estar en una verdadera cocina. La energía, la dinámica,
cómo la gente trabaja en equipo y se mueve por la cocina, ‘la danza’
como lo llamamos nosotros”, explica Keller. “Brad y su equipo tomaron
muchos video en el French Laundry para poder estudiarlos y convertir la
realidad en animación”.
Lewis, quien trabajó hasta la 1:30 a.m. la primera noche y estaba de
vuelta en la cocina a las 5:30 la mañana siguiente, dice que valió la
pena, porque aprendió más sobre qué motiva a un personaje como Remy a
apasionarse tanto con la comida. “Hay toneladas de detalles y
conocimientos secretos en una cocina como la de French Laundry”, observa
Lewis, “pero de lo que me di cuenta es de que Thomas tiene con su comida
y sus clientes la misma clase de conexión emocional que nosotros tenemos
con nuestro público cinéfilo en Pixar. Descubrimos que nos conectábamos
muy bien con respecto a lo que nuestros equipos sienten por lo que
hacen. También descubrí que me encanta cocinar por la misma razón que a
los chefs: porque reúne a la gente”.
Aún así, con todo lo que los cineastas habían visto y probado en París,
en clases de cocina y en el French Laundry, sabían que no sería fácil
traducir la delicia distintiva de un plato de comida a una imagen por
computadora. “Nuestra misión era crear la comida más hermosa que jamás
se haya visto. Queríamos que el público pensara, ‘Mmmm, me encantaría
meterme a la pantalla y comerme eso’. Pero si ya es bastante difícil
crear esos platillos en la vida real, mucho más por computadora”, dice
Michael Fong. “Los animadores tuvieron que idear una serie de procesos
creativos y técnicos singulares”.
Para empezar, el equipo técnico se dio cuenta de que necesitaría modelos
reales de comida. “La única forma de recrear un platillo cuando la salsa
está burbujeando y el vapor se eleva es cocinándolo en una hornalla de
verdad y fotografiarlo”, dice Fong.
Aquí es donde entró el asesor culinario de la película, Michael Warch,
que solía ser chef profesional antes de entrar al negocio del cine y
trabajó como gerente de los departamentos de foros y layouts de
RATATOUILLE. “Yo siempre estaba listo. La gente de efectos venía y me
decía que debían recrear la sopa que Remy hace, y yo iba y hacía la
sopa”, explica Warch.
Warch trabajó durante todo el film para asegurar una autenticidad que
hasta el goloso más exigente reconocería. Esto fue particularmente
cierto en la cocina de Gusteau’s. “La idea era crear siempre algo que
fuera estilizado y divertido, pero al mismo tiempo fiel a la verdadera
cocina francesa”, dice. “Debíamos tener las cacerolas de cobre francesas
adecuadas, los cuchillos franceses adecuados, el flujo adecuado de
trabajo con los chefs en movimiento perpetuo, hasta la manera de colocar
la comida en el plato con sus distintas salsas y su presentación
arquitectónica. Queríamos que cualquiera que hubiera estado tras
bambalinas en una buena cocina, dijera, ‘¡Vaya, es exactamente así!’”
Al tratarse de representaciones de comida generadas por computadora,
había muchos retos que el equipo debía enfrentar. “Algo que descubrimos
fue que el grupo de simulación debía ablandar la comida para que se
integrara sobre el plato”, dice Fong. “Eso la hacía lucir más deliciosa.
Los grupos de iluminación y sombreado también añadieron translucidez,
que hace que la comida se vea más apetitosa. Y finalmente, el grupo de
efectos creó vapor y ondas de calor que salen de la comida. Todo esto da
como resultado una imagen muy tentadora”.
Algunas comidas presentaban retos sorprendentes. Por ejemplo, el pan
parece sencillo de crear, pero si quieres una imagen
tan-buena-que-puedes-saborearla, surgen toda clase de dificultades. “El
pan es difícil porque debe dar la sensación de volumen”, explica Fong.
“No puedes tener una superficie plana pintada que parezca pan. Debe
tener burbujas de aire que se forman mientras se hornea para que luzca
blando y vaporoso. La corteza debe verse hojaldrada pero crujiente.
Tuvimos que llamar a gente muy informada para lidiar con estos
problemas”.
Otro problema que tuvo que enfrentar el equipo de comida fue el de los
líquidos del restaurante, desde las espesas salsas hasta el vino tinto.
“Simular cosas como mandarinas en salsa es algo muy complejo y puede ser
un arduo proceso”, comenta Fong. “Simular agua es difícil. Por ejemplo,
simular un fluido viscoso que se mueve lentamente como una salsa es casi
imposible porque muy pocos simuladores pueden resolver la física del
problema. Suspender cosas en un líquido multiplica la dificultad”. Y
continúa: “También necesitamos simulaciones especiales para que el
líquido se moviera en una cuchara, por ejemplo, en la escena en que Remy
salva la importantísima sopa”.
La prueba de que el trabajo del equipo de comida funcionó fue cuando una
autoridad como Thomas Keller vio un budín y se dio cuenta de que le
había abierto el apetito. “Algunos de los platillos que crearon hicieron
que realmente quisiera probarlos”, dice Keller. “La forma en que los
colocaron en el plato, les pusieron la salsa y los presentaron... En el
proceso de animación realmente captaron ese maravilloso atractivo de la
buena comida”.
DESDE GORROS DE CHEF HASTA MANTELES: RATATOUILLE SUPERA LOS LÍMITES EN
EL DISEÑO DE VESTUARIO
Siendo ya reconocido por su trabajo pionero en movimiento de telas, el
equipo de Pixar dio un paso adelante en RATATOUILLE con la creación del
“guardarropas” más complejo jamás creado para una película de animación
CG. Durante mucho tiempo la tela fue un punto peliagudo en la creación
de animación CG para que luciera auténtica, porque las prendas de
vestir, por naturaleza, no son estáticas y las leyes de física, desde
gravedad y fricción, operan con sutileza sobre ellas todo el tiempo. Fue
Pixar quien por primera vez le dio nuevas posibilidades a la tela con la
realista camiseta arrugada en Monsters Inc., y luego realizó asombrosos
avances con la colección de creíbles estilos retro-futuristas
presentados en The Incredibles.
RATATOUILLE presenta un vestuario mucho más complejo y de múltiples
componentes, al igual que artículos de utilería de paño como manteles y
servilletas, y el resultado fue la creación de más de 190 modelos
distintos. Gran parte de la tarea recayó en la supervisora de simulación
Christine Waggoner y el equipo de simulación, quienes también estuvieron
involucrados en la simulación de cabello y piel. “En RATATOUILLE, el
nivel técnico se ha elevado en forma significativa”, afirma Waggoner.
“Los personajes tienen más vestuario, con más prendas y más movimiento
que antes. Poder crear estos trajes de chef con chaquetas cruzadas con
botones, mandil, pantalones, todo junto, con un gorro de chef sobre el
pelo, fue algo extraordinario”.
Algunos de los trajes favoritos de Waggoner son los de Auguste Gusteau,
quien fue un hombre muy robusto pero ahora se ha convertido en un
espectro fantasmagórico. “Diseñamos primero el atuendo de la versión
viviente de Gusteau, luego lo redujimos al tamaño del espectro que se ve
en la película”, explica Waggoner. “Pero también queríamos que su
vestuario fuese muy sofisticado y de alta costura. No existe ningún
precedente en el diseño de guardarropas para algunos de los estilos de
cuerpo que tenemos en la película, de modo que eso lo hizo sumamente
interesante”.
Incluso artículos tan simples como manteles y servilletas pueden ser muy
complejos en el mundo CG. “Existen muchos detalles que deben tenerse en
cuenta, por ejemplo la interacción entre las piernas de los personajes y
los manteles que caen de las mesas”, afirma Waggoner.
Aún así, para Waggoner (que es tanto artista como programadora), la
verdadera diversión llegó al reunirlo todo en una gran película
dramática. “El principal reto para mí fue darle en el clavo a la imagen,
porque a Brad le gusta que todo luzca realista y al mismo tiempo como
caricatura. De modo que nunca se trató solamente de estudiar
científicamente la forma como los diferentes paños se mueven y luego
ingresar los números. En lugar de ello, fue un proceso general sutil de
encajar todos los detalles en la estética general de la película”.
El resultado es que la tela, junto con los sofisticados diseños
corporales para cada uno de los personajes, le da vida mucho más
palpable al mundo de RATATOUILLE. “Al simular todo el guardarropa y al
tener pliegues naturales y cosas por el estilo nos estamos acercando más
a la sensación de acción real”, afirma Waggoner.
El productor asociado Galyn Susman sintetiza: “Lo hermoso de las prendas
de vestir de RATATOUILLE es su naturalidad, que no hace que llame la
atención. Simplemente luce perfecto, lo cual por sí mismo es un logro
extraordinario”.
PARÍS DESDE UNA PERSPECTIVA DE DOS PULGADAS DE ALTO:
LA CINEMATOGRAFÍA DE RATATOUILLE
Aunque la forma más fácil de abordar la historia de RATATOUILLE podría
haber sido comenzar desde el punto de vista humano, Brad Bird, como es
natural, se inclinó por el camino menos predecible y eligió narrar la
historia a través de los ojos de su héroe roedor. Bird halló inspiración
cinemática en algunos inesperados lugares, entre ellos un clásico de
suspenso de Hollywood del pasado. “Una secuencia estuvo algo influida
por Rear Window de Alfred Hitchcock, admite el director. “En esa
película, es como que Hitchcock observa sin ser visto las vidas de los
demás desde del punto de vista del apartamento de Jimmy Stewart, y en
nuestra película vemos un apartamento en París desde el punto de vista
de una rata”.
La directora de fotografía e iluminación Sharon Calahan, quien
anteriormente ejerció en la misma posición en Finding Nemo, Toy Story 2
y A Bug’s Life, sabía que tenía el trabajo idóneo para ella en
RATATOUILLE. “Queríamos una imagen muy rica, queríamos captar el
sentimiento de lo que es estar en París y en un espléndido restaurante
parisino, queríamos hacer que la comida luciera apetitosa y queríamos
hacer que estos pequeños y peludos personajes lucieran realmente lindos
y atractivos”, afirma Calahan acerca de la tarea que tenía por hacer.
Y continúa: “Yo ya tenía algunas ideas acerca de la forma de obtener esa
imagen de colores más rica, profunda y gruesa, y parecía ser lo
apropiado para esta historia. Esto implicó tratar de lograr que nuestro
modelo de iluminación hiciera lo opuesto a lo que normalmente hace, que
es agregar negro cuando hay ausencia de luz. Yo quería en su lugar
remplazarlo con más color de superficie, lo cual requirió muchos trucos
e ingenio”.
Calahan se sintió seducida por la noción de darle a la película la
sensación de un día perfecto de octubre en Francia. “Cuando fuimos a
París estaba soleado, pero la luz era muy plateada y difusa y todo
parecía tener un tono muy suave, cálido y atractivo. Esa es la cualidad
general que yo quería para la película”, afirma. “La película no está
iluminada con muchas luces de colores fuertes y sombras fuertes (como
normalmente se hace) porque yo quería celebrar el color local”.
Cuando llegó el momento de fotografiar la comida, Calahan recurrió al
sinnúmero de revistas y libros gourmet que existen en busca de
inspiración. “Pasé mucho tiempo estudiando toda la fotografía de comida
que existe, tratando de ver la diferencia entre buena fotografía de
comida y mala fotografía de comida, y desglosándolo en componentes
específicos”, explica. “Diferentes posiciones de la luz tienden a hacer
que la comida luzca mejor. De modo que se trataba de cómo hacer que la
comida luciera más creíblemente translúcida o lo suficientemente húmeda
para que fuera lo más apetitosa posible. Y una de las cosas de las que
nos dimos cuenta es que la luz cálida realza el color natural de la
comida”.
Calahan finalmente utilizó la tecnología que originalmente se desarrolló
para hacer que los peces se vieran más translúcidos en Finding Nemo y
para dispersar la luz en la piel de los humanos en The Incredibles, para
darle más realismo a la comida en RATATOUILLE.
En cuanto a trabajar con los personajes roedores, Calahan explica: “La
clave para hacer que los protagonistas rata fuesen atractivos era lograr
que su pelo tuviera la cualidad perfecta y que sus orejas brillaran. Se
necesitó mucha experimentación para descubrir cómo hacer que el pelo
reaccionara apropiadamente a la luz”.
La escala fue también un gran desafío. “Tratar de colocar a los humanos
y a las ratas en el mismo mundo al mismo tiempo no fue fácil”, señala.
“La luz fue un gran componente en la forma en la que hicimos que esas
relaciones funcionaran”.
En general, el trabajo de Calahan es casi el mismo que el de los
fotógrafos tradicionales. “Yo trato de pensar como un pintor y enfoco la
iluminación de tal forma que todo luzca más bello”, expresa. “En cuanto
a RATATOUILLE, no puedo imaginar una experiencia más creativa,
desafiante y gratificante. Brad Bird tiene el don de hacer surgir lo
mejor del talento de cada uno”.
INSPIRANDO LA MÚSICA:
LA MÚSICA DE MICHAEL GIACCHINO
Cuando hubo que encontrar la música ideal para encender la frenética
acción y la sutil emoción en RATATOUILLE, Brad Bird retornó al
compositor que había realizado una obra extraordinaria en The
Incredibles: Michael Giacchino, quien creó una música con sonidos de
instrumentos de metal y percusión tipo jazz que es divertida, ágil y con
un tema francés como la película misma.
“Aunque esta película es totalmente distinta de The Incredibles, el
alcance de Michael es tan extraordinario que simplemente estaba seguro
de que él era la persona perfecta”, asegura Bird. “Esta película es más
extravagante que The Incredibles – un recorrido cómico y romántico de
París – y Michael hizo un trabajo maravilloso al captarlo”.
El espíritu de colaboración entre Brad Bird y Giacchino es parte de lo
que estimuló a ambos a definir un sonido original para la película.
“Estos dos individuos son básicamente capaces de leerse mutuamente el
pensamiento”, observa el productor Brad Lewis. “Brad habla en un
lenguaje visual y Michael habla en un lenguaje musical, pero de alguna
manera logran entrelazarlos perfectamente en la película. A veces la
música es sutil, a veces es muy fuerte y cómica y Michael tiene una
forma maravillosa de crear el estado de ánimo perfecto para cada momento
de la historia. Su puede volver esplendorosa y emotiva, pequeña y
ligera, y también algo infantil, todo lo que se requería en esta
película”.
Cuando Giacchino vio un primer corte de RATATOUILLE, se dio cuenta de
que tenía frente a sí uno de los retos musicales más grandes de su vida.
“Cuando vi la película, me sentí verdaderamente atemorizado porque me di
cuenta de que la música que necesitaba era algo que nunca antes había
hecho. Era un estilo con el que nunca había trabajado: en realidad era
más de un estilo, estaba colmado de toda clase de estilos. De modo que
salí del cine, me reuní con Brad Bird y le dije: ‘Esto es pavoroso, pero
estoy feliz de intentarlo’”, recuerda.
Con aquellas palabras, Giacchino se lanzó al proyecto, y aun así vio que
su proceso creativo tenía que cambiar. “Antes de ver la película,
pensaba en ella desde un punto de visa muy práctico, pero después de
verla, se convirtió en un proceso muy emotivo”, explica. “Al final de la
película, en la escena donde el crítico de comida Ego está dando su
crítica me dije: ‘Vaya, de eso se trata la historia’ y esa escena me
ayudó a crear el tema principal de la música, el cual también
convertimos en una canción para la película”.
Ycontinúa: “Es una película alegre, obviamente, pero también tiene algo
de melancolía –la melancolía de pensar en las cosas que siempre quisiste
hacer en la vida– y yo quise extraer esa idea y expresarla musicalmente.
Mi meta principal era tratar de captar ese sentimiento. Al mismo tiempo,
hay muchísima diversión y acción, pero nunca quise que esto opacara la
trama de la película”.
Además del tema principal, Giacchino desarrolló temas colaterales para
cada uno de los personajes, que reflejaran sus muy diversas e
individuales personalidades y deseos. “Me encanta trabajar con temas
porque es la mejor forma de representar a los personajes”, declara. “Eso
es lo que me encanta de las bandas sonoras de películas como Star Wars,
Raiders of the Lost Ark o The Adventures of Robin Hood de la década de
los años treinta: tienen temas magníficos que son casi como óperas en su
enfoque. Esa es la música que más me inspiró cuando era chico”.
Señala GIacchino que Remy tiene dos temas, al igual que un “tema de
amistad” que comparte con Linguini. “Remy al comienzo tiene un tema
irritable, casi como de ladronzuelo, una melodía que lo persigue, como
sus genes de rata a pesar de que él quiere ser otra cosa”, afirma. “Es
frecuente en las escenas donde él está corriendo por la casa y entre los
pisos. Pero cuando sube al techo y ve París por primera vez, el tema
nuevo que comienza a oírse entonces es acerca de sus esperanzas, deseos
y sueños. Eso es lo que Remy tiene dentro. El primer tema es sobre lo
que pensamos al ver a Remy, pero cuando él está viendo la ciudad de
París, ese es el verdadero Remy”.
En cuanto al tema que surge entre Linguini y Remy, Giacchino afirma: “El
tema de la amistad solamente ocurre cuando están trabajando juntos. El
principal ejemplo de esto es cuando Remy descubre la forma de controlar
a Linguini: esa es la encarnación de su tema. Luego progresa en una
grande y heroica entrada de acción al final de la película, cuando todas
las ratas se unen y Linguini está con sus patines. Es casi como un tema
británico de la Segunda Guerra Mundial porque su amistad ha evolucionado
esta el punto en el que van a lograr esto todos unidos”.
Otro tema clave en la película es el de Colette el cual, Giacchino
explica: “involucra todo el proceso culinario. Se oye por primera vez
cuando Colette le está enseñando a Linguini qué hacer en la cocina y lo
que debe saber para ser un gran chef. Luego, esto va cambiando a lo
largo de la película, de acuerdo con lo que está sucediendo. Cuando
Linguini tiene que crear un platillo que no está en la carta y Remy
comienza a improvisar, se utiliza ese mismo tema de una forma mucho más
improvisada, de la misma forma en que Remy con ingenio crea la receta en
el momento. Los temas y la música cambian en forma constante con la
historia”. El tema de Skinner también cambia junto con su voluble estado
anímico: comienza con un jazz francés que se vuelve cada vez más
frenético y orquestado mientras él pierde el control de la cocina. “El
tema comienza tranquilo y suave y termina algo alocado; lo mismo que le
sucede al personaje en la película”, ríe Giacchino.
Al entrelazar los numerosos estilos y tonos de la película, Giacchino
hizo una separación musical entre el mundo de los humanos y el de los
roedores. “Hay cierta instrumentación que utilicé muchísimo en el mundo
de las ratas, como un mbira gigante que está incluido en la orquestación
y una gran cantidad de cuerdas con la técnica pizzicato”, afirma. “A
Brad le fascinó el sonido pizzicato de las cuerdas para las ratas, pero
como siempre, no había una regla general. Lo que era perfecto para una
escena con las ratas quizás no lo era para la siguiente, de modo que
siempre estaba cambiando”.
Aun así, para contrastar con los desatinos visuales de la impetuosa
comedia física de RATATOUILLE, Giacchino enfocó con sutileza la mayor
parte de la música. “En la animación es fácil ir tras cada movimiento”,
afirma. “Pero lo que más me gusta de la música para películas es que lo
más mínimo puede ser sugerente. De modo que yo trato de retraerme y
dejar que la película sea la película, igual que si fuese una película
de acción real”.
Con una música tan inusualmente diversa, la siguiente tarea de Giacchino
fue reunir una original orquesta influida por el jazz, que contó con
instrumentos tan poco convencionales como armónicas y acordeones. El
compositor se sintió muy emocionado de poder contar con la participación
de músicos mundialmente renombrados que añadieran su toque personal a
las sesiones de grabación, como Tommy Morgan, uno de los más grandes
intérpretes de armónica del mundo, quien ha agraciado más de 7000
sesiones de grabación para discos, televisión, cine y mucho más en su
carrera de cincuenta años; el premiado acordeonista de estilo jazz Frank
Marocco, considerado el acordeonista con más grabaciones en el mundo; el
legendario bajista Abe Laboriel quien ha grabado con grandes del jazz
como Ella Fitzgerald y Herbie Hancock; y el baterista de jazz Harvey
Mason, quien comenzó su carrera con Duke Ellington y Erroll Garner en la
década de los años sesenta y ha tenido el honor de ser candidato al
Grammy en siete oportunidades.
“Esta fue una maravillosa oportunidad para reunir durante una semana y
en una misma sala a los más grandes músicos del mundo”, comenta
Giacchino acerca de la grabación de la música.
La música de Giacchino se completa con la canción “Le Festin”, la cual
él escribió y luego grabó con la cautivante y joven cantante francesa
Camille, quien ha forjado su propio estilo aventurero y contemporáneo de
chanteuse. “Ella proyecta un sonido único y posee una voz muy especial;
yo no quería que nadie más que ella cantara la canción”, afirma el
compositor. “Esta está basada en un viejo proverbio francés que
básicamente se trata de reunirte con tus mejores amigos y tu familia más
cercana y disfrutar de una estupenda comida juntos, mientras que a la
vez se celebra todo lo bueno de la vida. Es una canción que nació
directamente de la historia de RATATOUILLE”.
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