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Los Angeles: Comienza la Travesía
La fotografía principal de PIRATAS DEL CARIBE: EL COFRE DE LA MUERTE y
del tercer capítulo de la trilogía comenzó el 28 de febrero de 2005 en
estudio y locación de L.A. y, aunque los primeros foros eran
relativamente modestos – el depósito de ron del Black Pearl y el
interior de la prisión de Port Royal—las creaciones a gran escala del
diseñador de producción Rick Heinrichs eran dignas de ver.
Las locaciones y foros diseñados por Heinrichs respondían a su ilimitada
imaginación y brindaban a PIRATAS DEL CARIBE: EL COFRE DE LA MUERTE
telones de fondo ricamente imaginativos… Y ni mencionar la pequeña flota
de barcos nuevos: el Black Pearl re-diseñado y reconstruido, el
aterrorizador y detallado Flying Dutchman de Davy Jones y el barco
mercante inglés del siglo XVIII , el Edinburgh Trader. Heinrichs y su
equipo creativo diseñaron una amplia variedad de foros, desde un masivo
pantano construido en un escenario de Burbank, hasta el pequeño pero
intrincado cofre de la muerte del subtítulo.
“Un individuo asombrosamente creativo”, dice Jerry Bruckheimer de
Heinrichs. Y Johnny Depp agrega: “He tenido el placer de trabajar varias
veces con Rick Heinrichs a lo largo de los años. ¡Y cómo se supera!
Realmente ha llegado hasta la estratósfera y ha realizado trabajos
monumentales. Muchas veces, al ver los foros, mi reacción fue: ‘¿Podré
conseguir los bocetos? Quiero construir esto en alguna parte y vivir
allí’. Rick es un artista muy dotado y talentoso y fuimos muy
afortunados de contar con él”.
“Cuando hablé con Gore por primera vez me entusiasmé”, recuerda
Heinrichs. “Él estaba sentado, dibujando imágenes de barcos pirata y
monstruos, y decía que llevaría lo que había establecido en el primer
film hacia otro nivel mitológico. En este film intentamos lograr un
equilibrio entre lo atemorizador y lo humorístico, lo cual es una vuelta
a la atracción original del parque”.
“Esperamos que el público regrese a su casa con el mismo entusiasmo que
sentía luego de ver las películas de Douglas Fairbanks y Errol Flynn a
comienzos del siglo XX... pero con la tecnología que ahora podemos
brindarles. Tratamos de ir un paso más allá en el virtuosismo,
transitando la línea entre el terror y el humor, lo cual brinda una
sensación de excitación y escalofríos”.
A Heinrichs también lo intrigaba el hecho de que, aunque los filmes de
Pirates de Verbinski se enraízan hasta cierto punto en la Historia, ésta
no los limita. La época exacta del film es deliberadamente ambigua, pero
se desarrolla alrededor de 1720, durante la edad de oro de la piratería
en al Caribe. “Una de las cosas que me agrada hacer cuando se me ofrece
un proyecto es ver si es una obra de época, si yo puedo aportar algo, o
si el director simplemente desea narrar algo de manera histórica, con
absoluta exactitud. Ese abordaje no me interesa. Lo que adoro de Pirates
y de trabajar con Gore es que la historia y la época son telones de
fondo que nos brindan la sensación de época y lugar, pero todos están
entusiasmados por ir más allá en la estilización e imaginación. Es como
tomar los elementos, sacudirlos juntos y así lograr algo diferente a
partir de ellos”.
Heinrichs, junto al director de arte supervisor John Dexter, tres
directores de arte, siete asistentes de arte, nueve diseñadores de foro,
un diseñador de utilería de foro, tres artistas conceptuales, seis
ilustradores, tres modelistas y varios diseñadores gráficos,
coordinadores, investigadores y asistentes – por no mencionar los
departamentos afiliados encabezados por la decoradora de foros Cheryl
Carasik, el capataz de utilería Kris Peck y el coordinador de
construcción Greg Callas—logró maravillas en tierra y en el mar en EL
COFRE DE LA MUERTE. Una visita al departamento de arte de Pirates en los
Estudios Walt Disney durante la pre-producción reveló modelos
detallados, montañas de libros de referencia, ilustraciones
conceptuales, bocetos y paredes revestidas de punta apunta con obras de
referencia, desde viejas pinturas e impresiones de barcos, mares y
paisajes, hasta fotografías etnográficas, bocetos de diseños y
reproducciones de ilustraciones de Howard Pyle en su clásico libro Book
of Pirates, que para Verbinski y Heinrichs fue “altamente inspirador”.
Mientras que el diseño del primer film de Pirates fue respetado y sobre
él fue construido, Heinrichs y su equipo buscaron “levar las cosas tan
lejos cuanto pudiéramos para hacer las cosas reales y con vida. Es por
eso que mucha de la investigación que realizamos es sobre formas
naturales”, dice el director supervisor de arte John Dexter.
Todavía en construcción en Bayou La Batre, Alabama—sitio famoso por sus
astilleros y expertos fabricantes de barcos—estaba el flamante y
sutilmente rediseñado Black Pearl. “Dada la importancia de los barcos,
fue casi como tener un mini-departamento dedicado sólo a sus diseños”,
señala Rick Heinrichs. “Contábamos con los mejores muchachos, algunos de
los cuales habían trabajado en otras películas de barcos, como Master
and Commander. También fuimos asistidos por tecnología visual: todos
nuestros barcos fueron modelados en la computadora, lo cual nos permitió
transferir los archivos entre los arquitectos y los ingenieros navales,
quienes nos decían lo que iba a ser estable o a soportar las velocidades
y presiones que soportarían estos barcos. El intento era lograr un
cierto aspecto, pero sin descuidar la practicidad. Debían ser posibles
de pagar, capaces de flotar y a la vez debían lucir bien”.
“Tomamos el Black Pearl y le dimos un nuevo aspecto”, continúa Heinrichs.
“Hasta cierto punto, el Black Pearl del primer film fue establecido por
las circunstancias del momento. El barco se construyó directamente sobre
una embarcación cuyas dimensiones eran limitadas. En este contamos con
más libertad. Creo que Gore descubrió lo que le gustaba y lo que no le
gustaba del primer film y esta vez deseaba un Black Pearl mucho más
flexible y que tuviese una velocidad mayor a los dos nudos”.
La respuesta para la producción fue la de construir un nuevo Black Pearl
alrededor de una embarcación llamada el Sunset, bastante poco glamorosa
y que alguna vez había servido para grúas de perforación de petróleo en
el Golfo de México. Ocho meses llevó la construcción del nuevo Black
Pearl y, cuando el trabajo estuvo terminado, la creación resultaba
familiar y al mismo tiempo nueva. “El resultado fue que desde la línea
de flotación hacia arriba era un hermoso barco pirata, pero el Sunset
todavía estaba, con sus motores, tanques de agua y de combustible,
cocina y literas”, describe el coordinador de embarcaciones Will White.
“En esta película, el Pearl es mucho más sexy y atrevido que en la
anterior” agrega el director de arte supervisor John Dexter. Fiel a su
nombre, el Pearl debe ser negro, pero, como señala Dexter, “no puede ser
solamente negro... tiene que tener vida. En el barco hay piezas de metal
que se oxidan por los aires del mar. Comenzamos por el negro absoluto y
pasamos a algo un poco más interesante”.
También estaba en construcción el estupendo Flying Dutchman, que luego
sería utilizado en Dominica y en las Bahamas. Con 170 pies de eslora,
420 toneladas de potencia náutica bruta, sus cubiertas de madera podrida
están revestidas de percebes, mejillones y demás desechos de los siete
mares y su esquelética figura de cocodrilo del mástil de proa semeja un
aterrorizador depredador. Con sus velas rasgadas, cubierto de sustancias
marinas, 36 cañones encrustados de criaturas marinas pero operables a
ambos lados del casco y dos cañones letales que emergen de la proa,
amenaza a quienquiera que se atreva a interponerse en su camino. El
Flying Dutchman y su tripulación están orgánicamente tan fusionados que
es difícil decir dónde empieza uno y el otro termina. El barco cobra más
vida cuando sus tripulantes pasan a formar más parte de él.
“Cuando estábamos diseñando y construyendo un foro”, cuenta Rick
Heinrichs, “tratábamos de brindar la sensación de realidad, de lugar y
de historia utilizando colores y texturas que esperábamos contribuyeran
con el personaje. Algo que, más allá de los actores, hiciera sentir que
estaban realmente en un entorno determinado. Creo que esta sensación
llega al cenit en el caso del Flying Dutchman. Queríamos que fuese un
verdadero personaje del film. Por todos lados le colocamos formas
marinas: helechos, moluscos, percebes y todas esas sustancias que crecen
bajo el agua. Cuando se las filma, dan la sensación de tener vida”.
“El Dutchman fue desarrollado de acuerdo con la historia y el sentido de
la arquitectura naval del siglo XVII”, continúa Heinrichs. “Yo deseaba
que pareciera viejo en el tiempo de la narración, a principios del siglo
XVIII. Creo que el Flying Dutcman posee una combinación de elementos
históricos y fantásticos”.
El Flying Dutchman está parcialmente inspirado en los antiguos “fluyts”
holandeses – naves del siglo XVII parecidas a galeones – y más
específicamente en el Vasa, un gran barco de guerra sueco hundido en el
puerto de Estocolmo en 1628, en su viaje de bautismo (el barco fue
rescatado en 1961 y ahora está en un museo especial en la misma ciudad).
Con sus alta y pesadamente ornamentada popa, el barco fue una rica
fuente de inspiración para los diseños más alocados y fantásticos de
Rick Heinrichs.
“Rick y yo intercambiamos ideas acerca del Dutchman seis meses antes de
comenzar la filmación”, cuenta el director supervisor de arte John
Dexter. “Tres meses después ya estaban los ingenieros y el departamento
naval, quienes asesoraban sobre lo que podíamos o no hacer con ese
diseño. Por suerte, estábamos muy cercanos. Entonces contratamos a los
diseñadores de foro, a los modelistas y a los ilustradores para que nos
ayudaran a corporizar estas ideas y para aprontar la construcción. El
barco fue construido simultáneamente en Los Angeles y en la Isla de
Grand Bahama.
“Era una obra increíblemente desafiante y bella”, continúa Dexter “y
dado que es un ícono central en la película, deseábamos que luciera
grandiosa. Comenzamos con un casco reforzado, un compartimento a prueba
de agua y luego una estructura de acero. Después, nuestro muchachos le
aplicaron muchas estructuras de madera, algo más de acero para
fortalecerlo, y finalmente espuma esculpida y yeso”.
Muy cerca de Heinrichs, como lo ha hecho durante años, estaba en
coordinador de construcción Greg Callas, a la cabeza de un departamento
que llegó a contar con cerca de 450 artesanos, carpinteros, yesistas,
paisajistas y escultores.
“Nunca antes había construido un barco y existe un glosario de términos
que hay que aprender para entender un barco pirata de madera”, explica
Greg Callas. “Tuvimos que fabricar el cabrestante y el timón, los
mástiles… cosas que nunca hubiera imaginado. Mucha gente estuvo
involucrada en la construcción del Black Pearl. Teníamos un departamento
naval que ayudó a lograr que el barco se moviera con motores diesel. Un
departamento de aparejos se ocupaba de las velas; hoy se hace con
cableado, pero en la época de la película se hacía con sogas y todo
debía lucir envejecido. Las velas también fueron creadas de acuerdo con
la época, así que todo teníamos que fabricarlo nosotros... Imposible ir
a una tienda naval a comprar los elementos”.
El Black Pearl y el Flying Dutchman fueron construidos para la lucha,
con cuatro juegos completos de velas. El resto de los mástiles y las
velas pronto sería suplantado por los magos de la técnica de Industrial
Light & Magic.
En los amplios terrenos de lo que una vez fuera el parque acuático
Marineland, en Palos Verdes, con una infinita vista del Océano Pacífico,
Heinrichs diseñó y construyó la iglesia de Port Royal para una de las
escenas iniciales de EL COFRE DE LA MUERTE, en la cual la boda de Will y
Elizabeth es bruscamente interrumpida por Lord Cutler Beckett y una
tropa militar de la Compañía de Comercio de las Indias Orientales. No
resulta solo una coincidencia que hace tres años, en ese mismo sitio, se
construyera el Fuerte Charles de Port Royal para el primer film de
Pirates.
La construcción de la iglesia de Port Royal en Palos Verdes fue el
primero de los muchos esfuerzos que la producción debió realizar para
enfrentarse al desafío más impredecible e incontrolable: el de la Madre
Naturaleza. “Cuando empezamos a construir el exterior de la iglesia
tuvimos 35 pulgadas de lluvia”, recuerda Greg Callas. “Perdimos 11 días
en esa locación, así que trabajamos 24 horas al día en las últimas dos
semanas antes de la filmación para que todo estuviese listo”.
¡Qué coincidencia que para los tres días de filmación en la iglesia se
necesitara una lluvia torrencial… que fue provista por el departamento
de efectos especiales!
La filmación entonces regresó al Escenario 1 en los Estudios Walt Disney
de Burbank, donde las diferenrtes cubiertas del Black Pearl habían sido
diseñadas y construidas con extraordinario realismo: la madera parecía
gastada por 50 años de mar. Cuando la decoradora de foros Charyl Carasik
la completó con los elementos adecuados – hamacas cruzadas en la
cubierta y canastos, sogas y linternas que se agitaban con suavidad – la
ilusión de realidad fue completa. Montados en una plataforma, cuatro
pistones hidráulicos a los lados del foro provocaban un movimiento que
imitaba el del mar, un anticipo para los actores y el equipo de lo que
vendría mas tarde, en la filmación en el Caribe.
Los camarotes de los capitanes del Black Pearl y del Edinburgh Trade,
para las secuencias de interior, fueron también construidos en los
Estudios Disney, en el Escenario 5. Con exquisitos detalles de la época,
gran parte del interior del camarote del Capitán Jack fue realizado en
caoba. A pocas millas, en los terrenos de los Estudios Universal, Rick
Heinrichs, John Dexter, Cheryl Carasik y sus equipos trabajaban en la
legendaria “Calle Europe”, construida originariamente para la versión de
1939 de Chales Laughton de The Hunchback of Notre Dame, ahora convertida
en las típicas calles y callejones de Port Royal y Tortuga. Letreros
auténticos del siglo XVIII en los frentes de los comercios, más el
agregado de gran cantidad de colgantes de seda, más un espacio abierto
que fue convertido en la gran taberna de Tortuga, donde el Capitán Jack
y Will Turner buscan a una tripulación de almas para ocupar el Flying
Dutchman.
Esta secuencia culmina en una llamativa pelea meticulosamente
coreografiada por el coordinador de escenas de riesgo George Marshall
Ruge y su ayudante Dan Barringer, la cual brindó a la audaz Keira la
primera oportunidad de brillar. “Me entrené durante casi dos semanas
para esto en un estudio de L.A. Cuando llegó el momento de filmar, fue
un poco diferente porque en lugar de estar en un estudio abierto,
estábamos en una locación llena de gente, y además era una filmación
nocturna. Recién llegué a hacer mi parte cerca de las cuatro de la
mañana. No fue en verdad la mejor manera de hacer una secuencia de
acción. Simplemente tomé muchísimo café”.
“Keira aprende muy rápido”, confirma Ruge, “y es una verdadera atleta.
En este negocio estamos bastante fogueados, pero el equipo se sorprendió
de los logros de Keira. Cuando en el foro se oyen aplausos como esos, es
una buena señal”.
Ruge, quien también coordinó las sorprendentes escenas de riesgo en el
primer film de Pirates, se sintió encantado de volver a trabajar con la
mayoría del equipo... y particularmente con las estrellas. “Johnny tiene
una habilidad natural”, afirma Ruge. “Es un atleta que colorea todas las
acciones con carácter. EL COFRE DE LA MUERTE es mi quinto film con
Orlando y todos han sido grandes películas de acción. Él también es un
fantástico atleta y adora hacer acción. Me la pasé diciéndole a Keira
que si alguna vez deja de hacer esto, le daremos una remera y un
sombrero y la traeremos al equipo de escenas de riesgo. Su condición
física es fantástica”.
Cientos de coloridos extras, ataviados con autenticidad por la
diseñadora de vestuario Penny Rose, con ropas raídas, cuidadosamente
maquillados y caracterizados para parecer pícaros indeseables ocupaban
al taberna, iluminada con luz de velas y rebosante de ruidos. Variedad
de comidas al gusto de los piratas se exhibía en largas mesas de madera,
desde rodajas de pan rellenas de guisados hasta una sopa... que
curiosamente se parece a un plato servido en la Plaza New Orleans de
Disneyland, cerca de la entrada de la atracción “Pirates of the
Caribbean” (los estilistas de comidas que trabajaron en EL COFRE DE LA
MUERTE insisten en que el parecido es mera coincidencia).
A lo largo de la filmación de EL COFRE DE LA MUERTE , Penny Rose fue
como un jefe de construcción que en lugar de ladrillos utilizaba telas.
Rose aprobaba cada pieza de vestuario, ya fuera de las estrellas o de
los extras. Señala Lee Arenberg: “Penny es asombrosa porque ante una
pila de ropa, tiene la agudeza visual como para elegir una prenda,
hacerla envejecer, teñir y, de pronto, convertirla en algo más que una
prenda... Se vuelve tu personaje”
“Penny Rose es una fuerza de la naturaleza”, afirma Tom Hollander, quien
personifica a Lord Cutler Beckett. “Es una persona muy importante en el
film, con una energía sin límites. En su depósito guardarropas, Penny es
como la emperatriz en una suerte de tienda de ropas, con muchos
asistentes que apresuradamente le traen esto o aquello. “No, el brocato.
No, el dorado. Tráeme el azul; estoy cansada del rojo. No, quítalo.
Tráelo de vuelta. Tómalo. Quítalo”.
Rose estuvo a cargo de un departamento que, bajo su supervisión,
literalmente revisó todo el mundo en busca de telas y materiales para
crear más de los 8.000 trajes necesarios para EL COFRE DE LA MUERTE y
para Pirates III, diseñados con la ayuda del diseñador de vestuario
asociado John Norster, del supervisor de vestuario Kenny Crouch (ambos,
para Rose, “los hombres más importantes de mi vida”) y un gran número de
vestuaristas, cortadores, encargados de tintura y envejecido,
compradores, pintores, talabarteros y varios asistentes. Para Rose era
de suma importancia que los trajes lucieran en todos sus detalles como
si hubiesen sido creados en el siglo XVIII. “Yo sólo hago realismo”,
afirma. “En la historia hay mucha fantasía, pero no en el vestuario.
Queremos que esa ropa luzca como si se hubiese usado mucho tiempo, que
se hubiese dormido con ella. El envejecimiento y la tintura son
absolutamente vitales en un film de época. No me gusta que la gente se
vea como si acabara de salir de una tienda. Esta es un área
verdaderamente especializada, muy subestimada y devaluada, pero las
personas que se dedican a esto son genios porque es algo muy sutil.
Todos los zapatos entran en una mezcladora de cemento junto con algunas
rocas, así que cuando los sacamos han envejecido cinco años”.
Los trajes de Penny Rose para los intérpretes principales señalan las
transformaciones de sus personajes. En EL COFRE DE LA MUERTE no hay
prácticamente ningún cambio en el vestuario de Jack Sparrow. “Johnny se
siente muy cómodo”, dice Rose. “Esta vez ha agregado algunas cosas. Es
un actor muy reflexivo y cuidadoso en cuanto a cómo luce su personaje”.
El aspecto ahora famoso del Capitán Jack Sparrow fue una colaboración en
el primer film entre Penny Rose, la jefa de maquilladores Ve Neill, el
estilista de peinados Martin Samuel y el mismo Depp. “El haber pasado
algún tiempo junto a Keith Richards fue por cierto una gran inspiración
para el personaje”, afirma el actor, invocando el nombre del gran
guitarrista de los Rolling Stones. “Pasé algún tiempo con Keith, aquí y
allá, y cada vez que lo veía, él llevaba alguna cosa nueva en el
cabello. ‘¿Qué llevas ahí colgando?’, le preguntaba. Y él me respondía:
‘Ah, sí, esto... lo conseguí en Bermuda’. Me pareció que Jack, en sus
viajes y aventuras también podría hacer lo mismo. Cada una de sus
chucherías tendría una historia . Por ejemplo, el hueso que cuelga sobre
la bandana es un hueso tibia de un reno. Luego tiene colgantes, cuentas,
una pata de pollo, un símbolo de la fertilidad, extrañas colas de
animales. Es imposible adivinar dónde consiguió esas cosas, ¡que pueden
haber sido su almuerzo!”
“En el primer film, Will Turner era un herrero flechado por la hija del
gobernador. Ahora ha madurado y tiene una apariencia más excitante”,
describe Rose. “Orlando y yo nos reunimos para intercambiar ideas y
pensamos que lo haríamos a Will un poquito más sofisticado. Durante gran
parte del film viste una chaqueta pirata color verde oliva que lo hace
parecer más poderoso. Dice Bloom: “Penny ha realizado un trabajo
sorprendente al llevar a Will hasta otro nivel y al soltarlo. La
chaqueta de cuero que elegimos para Will es como una especie de chaqueta
de ciclista de la época. Las luchas de espadas y el hecho de mojarme con
una chaqueta larga de cuero me ha planteado algunos desafíos, por
decirlo así, pero valió la pena en todo momento porque la visión que
tiene Penny de Will, así como de todos los personajes, los ha ayudado a
cobrar vida”. El traje principal de Bloom incluye un chaleco color crema
bordado, el cual Rose confeccionó utilizando mantelería antigua hallada
en París, un ejemplo perfecto de su decisión de tomarse el trabajo que
fuera para lograr sus aspiraciones en el diseño.
“Keira luce por lo menos tres apariencias diferentes en EL COFRE DE LA
MUERTE”, continúa Rose, “porque Elizabeth realmente cambia y madura.
Keira es muy entusiasta y siempre intenta todo, así que realmente le
gustaron las ropas de muchacho que viste en parte del film. También luce
un bello vestido de novia, ¡pero solo lo vemos empapado por la lluvia!”
“Habiendo trabajado con Penny en Pirates y en King Arthur, siento como
si hubiera pasado con ella toda mi vida y eso me encanta” afirma
Knightley. “Es una perfeccionista en el mejor de los sentidos. Una de
mis momentos favoritos es cuando hacemos las pruebas de vestuario antes
de comenzar a filmar, cuando Penny está a cargo de cientos y cientos de
trajes. Tan pronto como entras en la sala de pruebas, ella está atenta.
Si hay un botón a dos milímetros del lugar correcto, Penny lo corre. Si
algo necesita más bordado, lo advierte de inmediato. Es una dama con
mucha fuerza y me alegra mucho tenerla con nosotros”.
El vestido de novia es un fino ejemplo de la extrema atención de Penny a
los detalles. Está realizado en seda color marfil y rafia trabajada con
un diseño de hojas, flores y abanicos. Rose utilizó esta tela para la
falda, pero creó un diseño propio para el corpiño, cortando y reponiendo
los detalles de la rafia. El frente del vestido parece casi bordado, con
capas del diseño de la rafia cosidas. El velo es de chiffon de seda
marfil, con un delicado bordado de perlas, sujeto por una tiara que
también tiene la tela de rafia del vestido. Y la enagua del vestido fue
confeccionada con un antiguo acolchado de algodón de Roma.
Algunos personajes nuevos también incentivaron a Rose a alcanzar nuevos
niveles de creatividad. “Me encantó hacer a Tia Dalma, lo cual fue
difícil, porque el personaje vive en un pantano y es a la vez glamorosa
y repulsiva. No nos gustaría sentarnos junto a ella, pero sí querríamos
sentir su poder como mujer. La disfruté por completo, así como el hecho
de trabajar con la adorable Naomie Harris.”
“Amo absolutamente todo lo que crearon para Tia Dalma”, se entusiasma
Naomie Harris, irreconocible bajo el maquillaje, el peinado y el traje
de la misteriosa vidente. “El vestuario de Penny, el maquillaje diseñado
por Ve Nelly y el cabello, por Martin Samuel, me parecen absolutamente
fabulosos. No me reconocí en absoluto cuando me miré al espejo y así es
como debe ser. Adoro que Tia Dalma sea un personaje tan tempestuoso,
terrenal, alocado, porque nunca antes había interpretado algo así. Es
verdaderamente liberador”.
Aunque los detalles físicos del Davy Jones de Bill Nighy serían creados
por CGI, Rose creó también para él un vestuario que sirvió de modelo
para que trabajaran los artistas de Industrial Light & Magic.
“Fotografiaron a Bill con su traje hasta en los detalles más mínimos,
porque no puede superponerse un concepto sólo sobre un traje gris de
referencia”, explica Rose. Previamente, Rose había trabajado con Stellan
Skarsgard en King Arthur y le alegró colaborar con él para su papel de
Bootstrap Bill. A diferencia de Bill Nighy, el traje de Skarsgard, el
maquillaje y el peinado se filmaron “en vivo”, lo cual requirió que la
diseñadora de maquillaje Ve Neill, el jefe de estilistas de peinado
Martin Samuel y Penny Rose colaboraran para lograr un aspecto tan
asombroso. Pero el actor necesitaba pasar entre tres y cuatro horas por
día en los trailers de maquillaje y peinado para transformarse en su
personaje.
El amplio trabajo de Neill y de Samuel contribuyó al aspecto general y a
la atmósfera del film. Por ejemplo, el ojo de madera de Ragetti se
convirtió casi en un personaje. El actor Mackenzie Crook debió usar no
uno, sino dos lentes de contacto para lograr este efecto. “Es incómodo”,
admite, “peor no es doloroso. Y ayuda al personaje porque si no lo
tuviera sería otro pirata”. En la vida real, Crook nunca había usado
lentes de contacto. En cuanto al estado de las dentaduras de los piratas
– que serían un deleite para los odontólogos contemporáneos –, estas son
aplicaciones cuidadosamente diseñadas y pintadas.
También en los Estudios Disney, la compañía estuvo una semana filmando
en el gigantesco foro del “Pantano River”, con la desvencijada y
ricamente decorada casa del árbol de Tia Dalma como pieza central. Lleno
en casi cada pulgada de los 240 pies de largo y 130 pies de ancho del
Escenario 2, este foro fue una verdadera evocación mágica de un
pantanoso río del Caribe, con árboles por encima y una precaria
techumbre. Este foro es el más deliberado guiño a la atracción “Pirates
of the Caribbean”. “Recuerdo que cuando era niño, miraba el episodio de
‘The Wonderful World of Color’, el cual presentaba el ‘Paseo de los
Piratas’” , recuerda Rick Heinrichs, “y me enloquecía. La oportunidad de
verme involucrado el algo referido a esto es en mi mente un homenaje a
diseñadores como Marc Davis y otros que realizaron un trabajo increíble.
Fue un gran placer poder hacerlo” (en realidad, el primer trabajo de
Heinrichs en Hollywood fue en las Empresas WED de Disney, donde todavía
siguen trabajando muchos de los creadores de la atracción “Pirates of
the Caribbean” original).
Por lo tanto no fue casual que este foro recibiera la visita del
legendario Francis Xavier “X” Atencio, la “leyenda de Disney”, quien
escribió el guión de la atracción original del parque - a partir de los
conceptos y bocetos de historia de otro grande de Disney, Marc Davis –
así como las letras para la música de George Bruns que hoy es la tonada
marina más famosa: “Yo Ho (A Pirate’s Life for Me)”. La compañía de EL
COFRE DE LA MUERTE desenrolló la alfombra roja para “X”, honrándolo con
el sillón del director y con el homenaje de Jerry Bruckheimer, Gore
Verbinski, Johnny Depp, Orlando Bloom, Keira Knightley y de un largo
desfile de actores y técnicos. “Sin este hombre”, dijo Verbinski en
nombre de todos, “ninguo de nosotros estaría hoy aquí”.
La choza de Tia Dalma está cubierta de lado a lado y de arriba abajo con
los objetos relativos a su condición de vidente. “Nunca antes había
trabajado en el interior de un atemorizador curso de agua hoodoo voodoo
de 1720”, ríe la decoradora de foro Cheryl Carasik. “Gore quería que
muchas texturas colgaran del techo, así que preparamos botellas con
incrustaciones de joyas y hierbas secas. Dentro de las botellas había
arañas, globos oculares y hongos que habían crecido con el tiempo. Mucha
taxidermia en ese lugar”.
El trabajo combinado de Heinrichs, del director de arte John Dexter y de
Carasik resultó también inspirador para los actores. “Creo que uno de
los piropos más bellos que recibí fue de Johnny, cuando entró en la
guarida de Tia Dalma y me dijo que no sabía qué iba a hacer allí, pero
que había cosas tan grandiosas que se sentía como un niño en una tienda
de dulces. Sabes, Johnny puede tomar una pequeña chuchería de un
escritorio y convertirla en el más sorprendente elemento de utilería”.
“El foro del Pantano River en Disney fue también diseñado para que
combinara con la locación elegida en Dominica para la secuencia de
Indian River”, explica el coordinador de construcción Greg Callas. “Los
árboles de madera rojiza que bordean el río son tan extraordinarios, y
nosotros tuvimos que copiarlos en escena con acero, espuma y capas con
hojas de seda: en suma, mucho trabajo. También construimos un tanque por
encima del escenario y lo llenamos con medio millón de galones de agua
para que se creara la sensación adecuada de humedad”.
Luego de finalizada la secuencia del Pantano River, la compañía de
Pirates volvió a los Estudios Universal, donde una replica exacta de la
cubierta principal del Flying Dutchman sirvió para filmar las secuencias
con Orlando Bloom, Bill Nighy, Stellan Skarsgard y los actores que
personificaron a la bizarra tripulación del barco, vestidos de gris, al
igual que Nighy.
Hacia el Caribe: el regreso a “Vincy”
El 28 de febrero de 2005, el elenco y el equipo de EL COFRE DE LA MUERTE
hicieron sus maletas, se despidieron de sus familiares y embarcaron en
un jet charter L-1011 hacia las Indias Occidentales… un viaje que duró
cerca de un año y que demostraría ser tan aventurero como lo esperaban,
pero mucho más desafiante que lo que habían imaginado.
El primer destino: la República Insular de St. Vincent y Grenadines, 13
grados al Norte de Ecuador. Dado que el grado de desarrollo turístico no
es alto, a pesar de que es uno de sus grandes encantos, el aeropuerto de
St. Vincent no puede recibir aeronaves más grandes que aviones
bimotores, de modo que el jet de los “Piratas” debió aterrizar en la
isla vecina de Sta. Lucía, situada entre St. Vincent y Martinica, y
trasladarse vía ferry en un viaje de dos horas hasta arribar a destino.
Si el malestar de mar iba a ser una cuestión permanente a lo largo de la
producción, la tripulación de Pirates ya comenzó a sufrirlo en ese viaje
inicial.
Entretanto, una cantidad monumental de equipos y material ya estaba en
viaje hacia las islas vía aérea y marítima en un despliegue que parecía
el de una campaña militar. “El equipo prioritario fue enviado por
avión”, cuenta el gerente de producción de unidad Doug Merrifield, “pero
también enviamos por charter un avión de carga con todos nuestros
elementos rodantes y contenedores que luego viajaron por barco hacia
Dominica y después hacia las Bahamas. Para los habitantes de la isla,
observar esa tarde la procesión de nuestro equipo desde un extremo al
otro de la isla fue todo un entretenimiento”.
Cerca de 300 integrantes del equipo fueron llevados a St. Vincent desde
Los Angeles, Gran Bretaña y otras bases, más el agregado de los isleños
locales también empleados en una cantidad de departamentos. Como St.
Vincent carece de grandes alojamientos, los integrantes del equipo
fueron alojados en 43 hoteles diferentes, posadas, alojamientos bed &
breakfast, condominios y apartamentos en el sector occidental de las
isla. Para muchos fue como volver a casa, ya que el primer film de
Pirates fue rodado en St. Vincent durante cerca de dos meses.
También viajó hacia el Caribe un verdadero zoológico, entrenado y
acompañado por Boone Narr y Mark Harden, de Animals for Hollywood, que
incluía a dos monos capuchinos, dos loros, una docena de cabras, tres
cerdos, dos caballos blancos, dos caballos de tiro, tres docenas de
pollos, seis vacas y catorce cuervos. En el primer film de Pirates,
algunos de los animales en pantalla – entre ellos, el perro de la
prisión, Jack el mono y el loro de Cotton – tuvieron su momento de
estrellato, el cual estaba a punto de repetirse. El loro de Cotton es en
verdad interpretado por dos vivaces loros apropiadamente llamados Chip y
Salsa. “Uno vuela bien, el otro se queda sentado”, describe David Bailie,
quien interpreta al pirata sin lengua. “¡Dios, si los escucharan
graznar! No tienen idea de lo que es su chillido a dos pulgadas de
distancia. Sólo se escuchan zumbidos”.
El perro carcelero, un adorado personaje de la atracción original
“Pirates of the Caribbean” y del primer film, ahora es interpretado por
Chopper, un amigable e increíblemente inteligente terrier de ocho años.
Twister, quien interpretó el papel en The Curse of the Black Pearl,
ahora disfruta de un merecido retiro tras años de trabajo en el cine y
en la televisión. Sin embargo, al igual que muchas estrellas, Chopper
necesitó pasar un tiempo en el trailer de maquillaje para obtener un
color que se asemejara al de Twister. “Chopper tiene un pequeño trailer
con aire acondicionado y a veces me deja entrar”, bromea Boone Narr
contrito. “Cuando tiene un día libre, me espera para que lo cuide.
Normalmente estoy a su disposición cuando me llama con ladridos. Me
tiene bien entrenado”.
Una vez más, la bella bahía de Wallilabou, al norte de Kingstown, la
pequeña capital de la isla, albergó a los exteriores de Port Royal y de
Tortuga. En lugar de tomar el largo, serpenteante (y a veces
traicionero) camino desde Kingstown hasta Wallilabou, la mayoría de la
compañía prefería llegar por agua, en un bello viaje que bordeaba la
exuberante costa con palmeras, plantaciones de bananas, montañas
cubiertas de nubes y casitas brillantemente coloreadas. Algunos
integrantes del equipo poco afectos al agua pasaron más tiempo en el
agua durante las primeras semanas, filmando en el Caribe, que en el
resto de sus vidas, balanceándose hacia atrás y adelante desde uno de
los tres puntos de partida y en los alrededores de Kingstown y
Wallilabou, disfrutando las cálidas brisas tropicales, el sol y las
espectaculares vistas. Por supuesto, había ocasionales chaparrones y
marejadas.
Si alguien que no conociera o no estuviera vinculado con EL COFRE DE LA
MUERTE se encontraba navegando hacia Wallilabou durante la filmación,
podría haber pensado que se había deslizado en un túnel del tiempo. El
reloj parecía haber atrasado 300 años hasta los días en los que la
hegemonía europea en el Caribe era constantemente desafiada por los
piratas que libremente surcaban las aguas. Rick Heinrichs y su equipo
re-crearon Port Royal con más detalle aun que en el primer film, con el
agregado de las estructuras de los muelles y oficinas de la Compañía de
Comercio de las Indias Orientales. Una impresionante cantidad de naves
de la época estaban ancladas en la bahía, la más importante el H.M.S.
Bounty, de 169 pies de eslora, el cual en EL COFRE DE LA MUERTE
representa al Edinburgh Trader.
El Bounty tiene una extraordinaria historia propia. Fue construido para
la versión de Metro-Goldwyn-Mayer de 1962 de Mutiny on the Bounty,
protagonizada por Marlon Brando, Trevor Howard y Richard Harris. Fue el
primer barco construido especialmente para una película y su
construcción comenzó en Lunenburg, Nueva Escocia, en febrero de 1960.
Luego de ocho meses de trabajo en el Astillero Smith and Rhuland, partió
hacia Tahití, donde se realizó la producción del taquillero film. Aunque
el Bounty histórico tenía 85 pies de eslora, su reconstrucción para el
cine tenía 118 pies, a fin de permitir que las cámaras se desplazaran
con mayor libertad. La altura desde la cubierta hasta el tope del mástil
principal era de 103 pies. El barco realizó un viaje de 7.327 millas
desde Luxemburgo hasta Tahití, por el Canal de Panamá, a lo largo de 33
días. Cuarenta y tres años más tarde, el Bounty, bajo el mando del
Capitán Robin R. Walbridge, debió navegar 2.096 millas terrestres (1.821
millas náuticas) en 14 días desde Bayou La Batre—donde fue
re-acondicionado y re-pintado como el “Edinburgh Trader”—hasta St.
Vincent, con paradas en Miami, Florida y Mayaguez, Puerto Rico, para
cargar combustible y provisiones.
En la Bahía de Wallilabou, el Bounty se reunió con más “embarcaciones de
la película” bajo la supervisión del coordinador marino Dan Malone, el
coordinador asistente Bruce Ross y el coordinador de las naves de la
película Will White y su equipo, quienes fueron asistidos por los
capitanes respectivos, personal de seguridad acuática, técnicos,
capataces y operarios, la tripulación de aparejos de Courtney Andersen y
el capataz de muelles Douglas “Kino” Valenzuela, quien solió
desempeñarse como el director de tráfico acuático. Entre estos barcos se
encontraban: el Sloop Providence, una embarcación bélica réplica del
primer navío de Rhode Island, que en Dead Man’s Chest representa al “Perseverance”.
El Providence partió de su Rhode Island natal al astillero de Alabama
durante una tormenta de nieve en enero de 2005, y navegó desde Bayou La
Batre hacia St. Vincent en 15 días. El St. Peter, una nave a vela de 74
pies proveniente de Antigua; el Unicorn, una embarcación de 145 pies de
Sta. Lucía, que hizo las veces del “Terpsichore”. La flotilla de apoyo
en “Walli” incluyó doce barcos soporte de varias clases, por no
mencionar las varias docenas de barcos británicos reconstruidos de
acuerdo con planos originales del siglo XVIII.
El foro primario en el nuevo y remozado Port Royal representó los
imponentes cuarteles de Lord Cutler Beckett, con un gigantesco mapa del
mundo que claramente reafirmaba su filosofía: ‘Hoy, el Caribe; mañana,
el mundo’. “Volvíamos al foro de Port Royal de The Curse of the Black
Pearl”, cuenta Rick Heinrichs, “y el desafío era que el público supiera
que estábamos en el mismo lugar, pero que sin embargo había pasado
tiempo. Irónicamente, el foro original todavía estaba emplazado en
Wallilabou, dos años después del rodaje del primer film, e íbamos a
utilizar lo que quedaba. Poco antes de dos meses del rodaje de EL COFRE
DE LA MUERTE , sobrevino una tremenda oleada y arrojó al agua los foros
restantes, así que tuvimos que hacer una reconstrucción completa”.
En el muelle de la Compañía de las Indias Orientales, la decoradora de
foro Cheryl Carasik y sus asistentes crearon una serie de cargas y
artículos. “Investigamos todo, tratando de imaginar lo que en esa época
se importaba y exportaba. Teníamos colmillos de marfil especiales – no
reales, por supuesto – moldeados en Los Angeles, porque el marfil era
altamente codiciado. También había cajas de té, seda, pollos enjaulados,
bultos. A último momento, Gore quiso un pequeña villa pesquera al lado
de la oficina de Lord Cutler Beckett, así que fui a la aldea más próxima
a ver cómo secaban el pescado en soportes realizados con palos y cañas
de bambú. Compramos redes de pesca y cerca de 40 pescados frescos”.
“Nunca vi algo igual”: así califica Tom Hollander sus días de filmación
en la Bahía de Wallilabou. “Solamente en esta producción uno podía darse
vuelta, mirar por la ventana del foro y ver a 850 personas jalando los
aparejos de un gigantesco barco antiguo, y otro barco deslizándose por
detrás. En cierta manera era híper-realista; el diseño de producción es
maravilloso, así como notable el nivel del trabajo realizado. Caminar
por los foros era decir: ‘¡Vaya, esto luce muy bien!’, pero obviamente
el trabajo estaba tanto en el detalle como en la escala, algo que nunca
antes había visto. Esta gente es experta en lo que hace, con enorme
creatividad e inspiración”.
“Los foros de este film son el soporte de todo lo que hacemos”, afirma
Jonathan Pryce, “porque la autenticidad y la atención a los detalles son
extraordinarios. La escena en la oficina de Beckett en Port Royal con
Tom Hollander probablemente habría sido una escena íntima filmada en
interiores, en un estudio, pero en nuestro film podíamos mirar a través
de la ventana y ver que la vida de los muelles se desarrollaba por
completo. Se cargaban los barcos con bananas, las embarcaciones llegaban
y salían. Ese es un gran abordaje del proceso de filmación, una
grandiosa mezcla de filmación antigua y de moderna tecnología”.
Una muestra de la típica atención al detalle en este film fue la enorme
cantidad de artículos que el jefe de utilería Kris Peck brindaba como de
una cornucopia. En un momento, Peck y su asistente Michael Hansen
llegaron a tener cuatro camiones de utilería en los cuatro países en los
que se filmaba EL COFRE DE LA MUERTE, a la espera de proveer lo que
fuera necesario para un actor, un extra o un doble de riesgo. Gran parte
del trabajo de Peck fue realizado en colaboración con el departamento de
arte de Rick Heinrichs o, si involucraba mecanismos, con las divisiones
técnicas de efectos especiales u otras. Para las pistolas, espadas,
dagas y demás armas, Peck trabajó estrechamente junto al armero Kelly
Farrah, un experto que también es historiador, así como con el asesor
histórico Peter Twist, quien había desempeñado la misma labor en el
primer film. Aunque muchas de las armas eran réplicas o fabricaciones de
látex, la espada del Capitán Jack Sparrow es una verdadera pieza del
siglo XVIII (aunque, obviamente, para las secuencias de lucha se
utilizaron versiones menos letales): “Teníamos 300 espadas, todas ellas
fabricadas para esta película”, señala Peck. “Las espadas de los piratas
sestán sucias y deterioradas. También contábamos con espadas para los
personajes del Comodoro James Norrington y para el Gobernador Weatherby
Swann. Nuestra tripulación del Flying Dutchman tenía espadas incrustadas
con seres marinos”.
Quizás el elemento de utilería más importante es el objeto que da título
al film: el Cofre de la Muerte, diseñado con intrincados motivos
marinos. “Gore dejó bien claro que ya que el título estaría en cada
cartelera, póster, parada de autobús y tienda, deseaba que lo lográramos
lo más perfecto posible”, cuenta Peck. “El Cofre fue el elemento de
utilería que comprometió a más departamentos, por lo menos en lo que a
mi experiencia se refiere. Escritores, ilustradores, diseñador de
producción, escultores, modelistas y la tienda de utilería para la
mecánica. Debía lucir irrompible, como una sartén de hierro fundido”.
Al igual que la primera vez, el rodaje en “Walli” fue el mejor
espectáculo para los habitantes de St. Vincent. Junto a los portones que
dividían el perímetro del foro de la ruta principal, cientos de personas
estaban ‘limin’, el término en patois que se refiere a “estar allí”:
conversaban, se reunían y espiaban el gran espectáculo. A la distancia,
los gigantescos globos de helio de iluminación preparados por el jefe de
iluminación Rafael Sanchez y su equipo, suspendidos en el cielo
nocturno, brindaban unan visión surrealista a los isleños y a los
turistas. Los nativos de St. Vincent son tremendamente orgullosos de su
país y se apropiaron del hecho de que uno de los filmes más exitosos de
Hollywood se filmara parcialmente en su pequeña pero vibrante isla. Y
ahora esto se repetía. “Pirates...nuestra película!” fue el titular de
un artículo de la abogada de St: Vincent Vynnette A. Frederick para un
periódico local. “Pirates ha traído a Hollywood a casa”, escribió. “Dio
dinero a nuestras arcas, trabajo a nuestra gente y, más que nada, ahora
tenemos el derecho de enorgullecernos de que St. Vincent y Grenadines
pueden ser considerados ‘locación de películas’, como Trinidad y
Jamaica. Cada vez que conducimos a lo largo de la costa de Leeward, es
casi imposible no mirar hacia el horizonte ¡esperando vislumbrar el
Black Pearl!”.
Cuidado con los cocos que caen: aventuras en Dominica
La “isla de la belleza y del esplendor” (como lo reza el Himno Nacional
de la Commonwealth de Dominica) es tan poco conocida... ¡que algunos
equipos de efectos personales de la compañía terminaron en la mucho más
conocida pero distante República Dominicana! Con solo 29 millas de largo
por dieciséis de ancho, con una población de 71.000 habitantes, la ex –
colonia británica ubicada entre las islas de Guadalupe el Norte y
Martinica al Sur – se ha convertido en un excitante nuevo destino para
los aventureros del eco-turismo, pero está poco desarrollada para el
turismo masivo... o, en este caso, para la filmación a gran escala.
Sin embargo, luego de recorrer las majestuosas vistas de la isla, Gore
Verbinski decidió que Dominica brindaría la mayoría de los fondos
terrestres del Caribe de EL COFRE DE LA MUERTE y Jerry Bruckheimer
deseaba apoyar a su director, de modo que el film lograra un aspecto
visual completamente fresco. “Elegimos Dominica como la locación
principal porque es bella y prácticamente intocada”, señala Bruckheimer.
“Dadas sus costas irregulares, no puede recibir cruceros, lo cual evita
que se sobredesarrolle. En este caso no verán los mismos paisajes,
selvas y montañas que se ven en otras películas. Dominica es una de los
lugares más pintorescos del mundo, pero totalmente desconocido por los
realizadores”. Verbinski y el diseñador de producción Heinrichs
decidieron que Dominica sería la locación de los dos escenarios mayores
de EL COFRE DE LA MUERTE: la humorísticamente atemorizadora isla de los
nativos, y la Isla Cruces, ambas totalmente ficticias, hallables sólo en
la imaginación de los realizadores. Gran parte de las secuencias de
acción de EL COFRE DE LA MUERTE se desarrollan en estas locaciones, lo
cual implicó que actores y dobles de riesgo interpretaran sus atrevidas
actividades en entornos difíciles y con un calor intenso: ¡perfecto para
una película de piratas!.
“Dominica es una isla encantadora, pero faltan algunos elementos de
confort”, explica Jerry Bruckheimer. “Empleamos a mucha gente de la
isla, gente brillante y maravillosa para trabajar. Pero si alguna pieza
del equipo se descomponía, llevaba por lo menos dos días reemplazarla
por otra desde fuera de la isla, de modo que esos fueron desafíos
atemorizadores para la producción. Los hoteles no eran exactamente
refinados, pero todos muy cercanos. Fue como salir de campamento. Muchos
integrantes del elenco y del equipo vivieron en cabañas, durmieron con
redes mosquiteras y cenaron en la playa. Realmente tuvimos que
arreglárnosla”.
“Si Gore encontraba una locación inaccesible, esa solía ser su
favorita”, ríe el productor ejecutivo Bruce Hendricks. “Dominica es como
era el Caribe hace 200 años. Se necesitaban la condición de agreste y la
belleza natural que ofrecen algunos lugares remotos, como Dominica.
Gore, como cualquier gran director, te impulsa a ir un paso más allá.
Los más grandes son los que llevan la carga cuesta arriba, los que con
su visión trascienden las fronteras y los límites, tanto en lo artístico
como en lo técnico. Una persona racional no iría allí y tampoco llevaría
a 500 amigos ni a cientos de toneladas de equipos. Se necesitan un
propósito y una resolución para lograr algo así. Gore tiene todo eso y
más”.
“Dominica no tiene una historia de grandes producciones de cine”, agrega
el supervisor de producción en el Caribe Tom Hayslip. “Sí se han
realizado documentales y filmes sobre la Naturaleza, pero en términos de
manejar la cantidad de gente que nosotros trajimos – contando sólo el
alojamiento – esto fue un desafío para la isla. Agrega el primer
director asistente Peter Kohn (quien más tarde debió delegar sus
funciones a A.D. Dave Venghaus, ya que su esposa dio a luz a su hijo):
“Dominica tiene su propio clima. Llueve en un aparte de la isla y no en
la otra, ¡pero de alguna manera siempre parecía que llovía sobre
nosotros!”
Dominica presentaría desafíos masivos a Rick Heinrichs y al coordinador
de construcción Greg Callas. “La primera vez que vi esas locaciones, me
preguntaba cómo íbamos a hacer”, admite Callas. “La isla es pequeña,
pero dadas las condiciones de los caminos, desplazarse de uno a otro
lado de la misma puede llevar tres horas. Desde el punto de vista
logístico fue tremendamente difícil, pero teníamos que satisfacer los
deseos y las necesidades de Gore. El departamento de arte trabajó muy
duro para diseñar cosas que encajaran en ciertos espacios, y luego
debimos conseguir esos espacios. Debido a que el aprovisionamiento es
tan limitado en las islas como Dominica, tuvimos que llevar todo, por
ejemplo una provisión completa de ferretería: clavos, maderas, bolsas de
cemento y yeso, pintura. El equipamiento que dábamos por sentado, como
todo tipo de transportes carretilla, no existen en Dominica, de modo que
lo importamos desde otros países del Caribe y Sudamérica. Implementamos
muchos métodos de construcción de la vieja escuela porque allí
carecíamos de los lujos del siglo XXI”.
EL COFRE DE LA MUERTE comenzó a filmarse en Dominica justo en medio de
una campaña de elección del Primer Ministro, tan enardecida que, a
comparación, las elecciones de los Estados Unidos parecían una delicada
reunión para tomar el té. “Uno se imaginaría que una remota isla del
Caribe sería tranquila”, dice el actor Kevin R. McNally, “pero la
primera noche que pasé en Dominica, me fui a la cama alrededor del as
diez y, de pronto, se desató un infierno en la calle. Empezaron a hacer
campaña en la medianoche y siguieron hasta las siete de la mañana con
silbatos, percusión, música, automóviles que iban y venían por la calle.
En Inglaterra hubiera habido quizás un hombre de traje haciendo campaña
a las cuatro de la tarde, sin siquiera alterarnos el té”.
Pero la compañía tenía otras cosas en mente, aparte del triunfo de
Roosevelt Skerrit o de su contrincante Edison James (a la sazón, el
triunfador fue Skerrit ). Para el elenco y el equipo, el gran desafío
eran las impredecibles condiciones meteorológicas de la isla: intenso
calor, humedad y súbitos chaparrones y tormentas en los peligrosos y
angostos caminos de montaña que apenas daban cabida a dos sedanes
compactos en direcciones opuestas, sin contar los camiones de
equipamiento de 16 ruedas. Y las serpientes constrictoras (no venenosas
pero muy poderosas), así como otros desconocidos especímenes de fauna y
flora.
El equipo de producción creó una infraestructura completa para la
compañía de EL COFRE DE LA MUERTE , que incluía torres para telefonía
celular e Internet inalámbrica. Más de 600 integrantes de Pirates
invadieron Dominica, la cual aportó a otros 400 trabajadores para una
amplia gama de puestos detrás de la escena. Y si es verdad que un
ejército viaja con el estómago, lo mismo podría decirse de una compañía
de filmación. En los días más intensos de filmación en Dominica, Paul
Kuzmich y su equipo de gastronómicos debieron alimentar a un número de
entre 780 y 840 personas. Solo para el desayuno, la hambrienta compañía
consumió de 1.100 a 1.500 huevos, entre 100 y 160 libras de panceta, 80
panes, 50 libras de salchichas, 400 pasteles y entre 10 y 12 canastos de
fruta. Y con excepción de ciertos y deliciosos productos locales, todo
lo demás se embarcó desde los Estados Unidos. Entretanto, el maestro
gastronómico Ted Yonenaka y su energético asistente Lea Anderson
debieron despachar provisiones hasta los sitios más inusitados para que
la compañía estuviera alimentada e hidratada en los lapsos que mediaban
entre las comidas.
La filmación en Dominica comenzó el lunes 18 de abril en la Playa
Hampstead, una bucólica franja de arena en la costa noreste, con un mar
turquesa brillante, una exuberante y enmarañada selva y palmeras. En
verdad, el sitio había sido en parte creado especialmente para el film:
el director de arte William Ladd Skinner había agregado cerca de 7.000
plantas, principalmente tubérculos no comestibles y palmeras
transplantadas. Varias secuencias fueron filmadas en Hampstead y en sus
alrededores, incluido el duelo de espadas entre Jack Sparrow, Will
Turner y James Norrington sobre una gigantesca rueda de molino en
movimiento, la cual promete ser una de las escenas más complejas vistas
en el cine. Entre los peligros de esta notable escena estaba la
circunstancia de que mientras se filmaba, en ocasiones caían cocos de
las palmeras de 100 pies de altura, así que algunos integrantes del
equipo usaban cascos de operarios ¡y Gore Verbinski lucía un buen y
anticuado casco estilo “Gunga Din”!
“La rueda fue una pieza muy difícil para todos nosotros”, explica el
coordinador de escenas peligrosas George Marshall Ruge. “Implicaba
exigencias físicas extremas y un número de aspectos relativos a la
seguridad”. La secuencia es un ejemplo perfecto de la simbiosis entre
los departamentos que caracterizaron toda la producción. Recuerda Ruge:
“Muchos departamentos y personas estuvieron involucrados en que la
secuencia se hiciera realidad. Yo trabajé específicamente en
colaboración con los coordinadores de efectos especiales y visuales, con
el diseñador de producción, el director de arte, el capataz de utilería,
el coordinador de construcción, el director de fotografía, los
operadores de cámara y muchos más. Pero lo más notable fue que la gran
visión de Gore, su compromiso y entusiasmo por la secuencia nos
inspiraron a todos, y yo trabajé estrechamente junto a él en cada uno de
los aspectos para que esta secuencia cobrara vida”.
La rueda se construyó en acero con capas, pesaba más de 1.800 libras y
medía 18 pies. Había dos versiones: la del carro, soportada por
“rueditas”, con el molino verdadero jalado por cables en un sistema de
cabrestante, con plataformas de cámaras en el carro de rueditas que la
rodeaba; la otra versión era la llamada familiarmente “paint roller”,
según cuenta Ruge. La rueda estaba sujeta a barras de acero y
literalmente remolcada por un camión que también servía a veces como
plataforma de cámara”.
Para facilitar que la rueda girara con más suavidad, se crearon caminos
a través de la selva, porque si el terreno era demasiado áspero, para
los intérpretes era imposible pararse sobre la rueda o mantener la
coordinación necesaria entre el ojo y la mano para la lucha de espadas.
Antes de filmarse la secuencia, se realizaron varios ensayos de pre-producción
en un lapso de cinco semanas, así como una serie de ensayos en
locaciones durante tres semanas, cuando el tiempo le permitían a Ruge
reunir a los tres actores y a su equipo de dobles.
“Hombre, nunca olvidaré las caras de Gore y de George cuando llegó el
momento de cargarme en esa rueda”, recuerda Johnny Depp. “Gore empezó a
reír porque el requerimiento era absurdo y bizarro para que un hombre
adulto le realizara a otro. ‘OK, lo que nos gustaría hacer es atarte
dentro de la rueda, darte una espada y a medida que la rueda gira vas a
ir varias veces hacia arriba y hacia abajo”.
“De tan bizarro era atrayente”, ríe Depp. “En esta película he realizado
algunas cosas obtusas y extrañas; en un momento ya no había sorpresas.
Pero dado quiénes son Gore y George y lo brillantes que son en su
trabajo, la confianza es completa, lo cual es la clave de la realización
cinematográfica”.
“Es una secuencia verdaderamente notable que sólo a Gore, Ted y Terry se
les podría haber ocurrido y que George pudo hacer funcionar”, afirma
Orlando Bloom. Pasamos varios días sujetos con arneses en esa rueda,
practicando alocadas luchas: arriba, abajo, vuelta y vuelta. Como una
divertida atracción en un parque de diversiones... si no fuera tan
incómodo”. Ocasionalmente, también estaban sujetos con arneses dentro de
la rueda (en giros de 360º) los operadores de cámara Martin Schaer y
Josh Bleibtreu, en una de las posiciones inusuales que debieron ocupar
durante el rodaje de EL COFRE DE LA MUERTE.
Jack Davenport señala que aunque la escena fue realzada con elementos
CGI, la mayoría de ella se realizó en vivo. “Es una clásica escena de
lucha de espadas con tomas que no pueden fingirse. Cuando nos ven subir
y bajar, con las venas de la frente que sobresalen, eso es real”.
Pero no sólo los muchachos se divirtieron. Las secuencias filmadas en
Dominica le dieron también a Keira Knightley amplias oportunidades de
ejercitar sus músculos y la intrépida actriz estaba lista para todo lo
que el coordinador de escenas de riesgo George Marshall Ruge dispusiera
para ella. “En la primera película me la pasé rogando por una lucha de
espadas, pero nunca lo logré. Esta vez tengo dos luchas grandes y
también dos espadas, así que me sentí muy feliz”.
Una secuencia filmada en Dominica y luego en las Exumas, requirió que
Knightley utilizara las espadas y que a la vez pateara a algunos
tripulantes del Flying Dutchman. “Hacía un calor tremendo y nosotros, en
este sorprendente cocotero”, recuerda la actriz. “George y su equipo de
dobles estuvieron fantásticos. Tienen mucha paciencia y realmente te
guían paso a paso. Creo firmemente que si hay algo que mi personaje deba
hacer, quiero saber cómo hacerlo. Y si estás filmando una película de
acción, es aburrido no hacer las escenas de acción. Cuando realizas las
secuencias de lucha, gran parte del tiempo son a toda velocidad, de modo
que uno puede meterse en ella y eso es fantástico. Es lindo sentirse
parte del equipo y lo que hacen George y su gente es invitarte a unirte
a ellos. ¡Y mi doble Lisa Hoyle es absolutamente brillante!”
También estuvieron brillantes los restantes dobles: Tony Angellotti,
Theo Kypri, Zach Hudson y Thomas Dupont, quienes saltaron, lucharon y
lograron temerarias proezas que el sentido común (y las pólizas de
seguros) impedían que, pese a su voluntad, Depp, Bloom y Knightley las
realizaran.
El sur de Roseau, la capital de Dominica, es una zona en altura
apropiadamente llamada High Meadow la cual, junto a un sitio cercano
sobre la carretera principal llamado Twin Peaks, fueron elegidos como
las locaciones de la ricamente diseñada aldea nativa de “Pelegostos”,
una creación totalmente irónica y ficticia (como la isla en la que
viven), inspirada por el folklore pirata.
“Una de las cosas más grandes que Gore y los escritores realizaron con
el concepto de la aldea Pelegosto”, explica Rick Heinrichs, “fue crear
este maravilloso episodio de escape, lo cual coloca a los piratas en
circunstancias completamente absurdas y divertidas que se convierten en
una comedia de errores. Parte de la comedia física es que la aldea está
montaña arriba, con chozas unidas por puentes colgantes. Las cabañas en
sí están inspiradas en calaveras, con huecos en la boca y los ojos y
brindan una especie de animosidad a toda la aldea.
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