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"EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA"
de Kevin Macdonald
“Yo mismo me considero (sic) la figura más poderosa del mundo”.
-- Idi Amin
Supuestamente iba a ser una aventura desenfrenada en un país remoto,
pero cuando un doctor joven e ingenuo llega a Uganda en la década de los
70 —en búsqueda de diversión, sol y con la intención de brindar una
mano— se topa, en cambio, con un viaje impactante hacia el reino más
siniestro de la tierra: el corazón humano. Esta es la historia de EL
ÚLTIMO REY DE ESCOCIA, un thriller intenso que recrea en pantalla al
país de Uganda bajo la desquiciada dictadura de Idi Amin. La película,
que mezcla hábilmente la realidad con la ficción, y que hace una
evocación sorprendente del mundo actual, nos ofrece una actuación
soberbia de Forest Whitaker en el papel de Amin, y esculpe dos retratos
inolvidables: el primero, el de un gobernante carismático, pero
psicópata, que arruinó a su país, y el segundo, el de un testigo de la
historia que encontró finalmente el valor para mantenerse firme.
Todo
comienza una vez que el apuesto doctor escocés Nicholas Garrigan (James
McAvoy), recién salido de la escuela de medicina, emprende un viaje a
Uganda, en búsqueda de emociones, romance y el placer de ayudar a un
país que necesita realmente de sus habilidades médicas. Poco tiempo
después de su llegada, Garrigan es requerido en la escena de un extraño
accidente: Idi Amin, el recién nombrado líder del país, ha estrellado su
Maserati contra una vaca desafortunada. Amin queda impresionado con la
franqueza descarada de Garrigan, una vez que éste, de manera valerosa,
toma el control de la caótica situación. A Amin, ya obsesionado con la
historia y cultura escocesas, de inmediato le agrada Garrigan y al poco
tiempo le ofrece el inusual trabajo de convertirse en su médico
particular.
Es una oferta tan increíble que el doctor no la puede rechazar —y, con
ello, inicia su odisea hacia el círculo íntimo de uno de los reinos de
terror más espantosos de África. Al principio, Garrigan es seducido por
la ya famosa personalidad encantadora de Amin y sus ambiciosos planes
para Uganda, además de la pasión del gobernante por los autos
deportivos, las mujeres bellas y las fiestas glamorosas. Conforme pasa
el tiempo, seducido por su propio deseo de poder, Garrigan se convierte
en el confidente, asesor y brazo derecho del dictador, quien lo lleva a
presenciar eventos cada vez más perturbadores —secuestros, asesinatos y
actos atroces, de las que él mismo podría ser cómplice. Atrapado en el
abismo moral de la megalomanía asesina de Amin, Garrigan casi pierde su
alma. Pero cuando finalmente intenta ponerle fin a la demencia, acaba en
una lucha desesperada de supervivencia.
Basada en la premiada novela homónima de Giles Foden, EL ÚLTIMO REY DE
ESCOCIA es dirigida por el aclamado documentalista Kevin Macdonald (TOUCHING
THE VOID, ONE DAY IN SEPTEMBER) a partir de un guión de Peter
Morgan y Jeremy Brock. Con un reparto que incluye a Forest Whitaker,
James McAvoy, Kerry Washington Simon McBurney y Gillian Anderson, la
película es producida por Andrea Calderwood (THE CLAIM) de Slate Films,
y Lisa Bryer y Charles Steel de Cowboy Films (WASP, THE HOLE, GOODBYE
CHARLIE BRIGHT). Los productores ejecutivos son Tessa Ross (BILLY
ELLIOTT, ENDURING LOVE) de FilmFour; Andrew Macdonald (productor de 28
DAYS LATER, TRAINSPOTTING) y Allon Reich (FOUR FEATHERS, DIRTY PRETTY
THINGS) de DNA.
Filmada en Escocia y Uganda, con el apoyo de su gente, el escasamente
visto mundo de la Uganda de Idi Amin es captado por un equipo de
producción que incluye al director de fotografía Anthony Dod Mantle, DFF
BSC, (MILLIONS, 28 DAYS LATER), al diseñador de producción Mike Carlin (ADVENTURES
IN DIGITAL COMICS), a la editora ganadora del Premio British Independent
Film Justine Wright (ONE DAY IN SEPTEMBER, TOUCHING THE VOID) y al
diseñador de vestuario Michael O'Connor (HARRY POTTER AND THE CHAMBER OF
SECRETS, PROOF OF LIFE).
Adentro del Corazón en Tinieblas de un Dictador:
La Historia de EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA
¿Cómo reaccionarías ante la seductora influencia del poder? ¿Estarías
dispuesto a corromper u olvidar tu propio código moral para conseguirlo?
¿Qué le sucede a alguien que comienza con buenas intenciones y termina
convirtiéndose en un individuo con sed de sangre? Estas son las
preguntas que plantea el fascinante thriller EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA,
que lleva al público a través de un impactante viaje adentro del mundo
de uno de los líderes más fascinantes y aterradores de todos los
tiempos: Idi Amin, famoso por su electrizante magnetismo, pero cuyo
brutal gobierno dejó muertos a casi medio millón de sus compatriotas.
La producción también representa la primera película enteramente
dramática del documentalista ganador del Oscar® Kevin Macdonald. Famoso
por su cautivador estilo de dirección, las dos películas previas de
Macdonald fueron TOUCHING THE VOID, una inspiradora historia de
supervivencia en las montañas, y la ganadora del Premio de la Academia®
ONE DAY IN SEPTEMBER, un análisis punzante del acto terrorista
acontecido en las Olimpiadas de Munich. Cuando Macdonald leyó la
premiada novela, inspirada en hechos reales, The Last King of Scotland,
del escritor Giles Foden, sintió de inmediato que tenía toda la tensión
desgarradora que brinda una historia de terror y supervivencia de la
vida real —junto con la intuición humana y riqueza estructural de un
thriller de ficción.
“La vi como un tipo de historia clásica acerca de un joven que se
embarca en búsqueda de aventuras, obtiene mucho más de la que esperaba,
y, en el proceso, se da cuenta de quién es realmente”, explica Macdonald.
“Hasta cierto punto, podría ser una historia acerca de un líder tiránico
en cualquier parte del mundo, pero también me pareció atrayente porque
en realidad nadie ha hecho una película como ésta acerca de África”.
Macdonald continúa: “Siempre me he sentido atraído hacia proyectos que
transportan al publico a lugares nuevos, que los expone a mundos
desconocidos, y lo que espero es que incluso si nunca antes han oído
hablar de Idi Amin, cuando terminen de ver EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA,
piensen, ‘vaya, eso me ha abierto los ojos a algo distinto’”.
Muchos ojos quedaron abiertos cuando Giles Foden publicó por primera vez
su novela en 1998, ya que lo llevó a ganar el prestigioso Premio
Whitbread a Primer Novela, un Premio Somerset Maugham, un Premio Betty
Trask y el Premio Memorial Winifred Holtby. Desde hace mucho tiempo,
Foden, quien se mudó de Inglaterra a África con tan sólo cinco años de
edad y creció parcialmente en Uganda, quería escribir una novela acerca
del extraño y aterrador régimen de Idi Amin. A la postre, encontró la
manera, más allá de los velos mitológicos que rodearon a Amin, para
adentrarse en el corazón íntimo del mundo del dictador —al crear un
joven doctor ficticio que se convierte en fiel amigo y confidente de
Amin, sólo para descubrir que está atrapado en un reino que día a día se
torna cada vez más violento y descontrolado.
Foden, quien mezcló los dilemas morales ficticios del Dr. Nicholas
Garrigan con impactantes historias reales del gobierno de Amin, creó un
emotivo escaparate no sólo acerca del pasado de Uganda sino también en
torno a la pregunta de cómo la gente ordinaria reacciona cuando se ve
enfrentada ante los peores actos de humanidad. Tituló la novela The Last
King of Scotland de acuerdo a uno de los presuntuosos nombres con los
que se hacía llamar Amin. (Otros nombres extravagantes con los que se
hacía llamar el líder incluían “Conquistador del Imperio Británico” y
“Señor de Todas las Bestias de la Tierra y Peces del Mar”).
Cuando la productora Lisa Bryer leyó el libro de Foden, de inmediato
reconoció el potencial cinematográfico que tenía la historia. “Me
pareció que podía encajar de manera perfecta dentro de la gran tradición
de los thrillers clásicos que como fondo tienen algo real, como fue el
caso de SALVADOR y MISSING”, comenta. “Sentí que tenía un atractivo
universal —cualquiera que ame una buena historia se sentirá atraída a
ésta. También es muy relevante porque tienes la oportunidad de ver cómo,
en la actualidad, se repiten este tipo de historias”.
El socio de Bryer, Charles Steel, estaba igualmente intrigado. “Esta es
una historia imperecedera de un joven en búsqueda de la aventura, que se
pierde en el camino y después encuentra la redención”, comenta Steel.
“Pero también se empalmaba con esta relación fantástica y reveladora que
se da entre Nicholas e Idi Amin; un tipo de historia similar a la de la
bella y la bestia”.
Bryer y Steel le llevaron la idea a Andrea Calderwood, otrora jefa del
departamento de drama de la BBC de Escocia, quien ayudó a echar a andar
el proyecto y eventualmente atraer a Andrew Macdonald y Allon Reich, de
DNA, y Tessa Ross, de FilmFour. Fascinada con el tema de la historia,
Calderwood estaba profundamente comprometida en llevar la historia a la
pantalla grande, a pesar de que sabía que no iba a ser fácil. “La
historia de EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA es muy singular y tiene gran
repercusión hoy en día”, comenta. “No sólo es realmente entretenida sino
también verdaderamente original, y no una repetición de algo que todos
hemos visto antes. Pero, al mismo tiempo, es muy osada al decir que Idi
Amin era un ser humano —obviamente un ser humano muy imperfecto, pero
ser humano a final de cuentas”.
Pasaron años para poder echar a andar el proyecto, pero finalmente un
absorbente guión resultó del trabajo de dos importantes guionistas
británicos, Peter Morgan y Jeremy Brock. “La adaptación fue muy
difícil”, señala Bryer. “Tenías que encontrar la manera para que el
público siempre sintiera compasión por Nicholas Garrigan, porque es con
quien te adentras en el mundo de este brutal dictador. La clave era
encontrar ese delicado balance entre la inocencia de un joven y la
arrogancia y violencia de un lunático”.
Con el guión terminado, los realizadores buscaron a un director que
estuviera dispuesto a aventurarse en un terreno cinematográfico
totalmente desconocido: Uganda. Si bien el relativamente neófito Kevin
Macdonald era un riesgo para una película que ya se estaba dando
licencias temáticas, los productores supieron, una vez que se involucró,
que era la elección perfecta. “Kevin es extraordinario”, comenta Bryer,
“nunca he trabajado con alguien como él. Es tan letrado y brillante, y
con sus antecedentes en el mundo documental, su investigación es
inigualable. De no ser por él, no hubiéramos podido hacer esta
película”.
Todavía quedaba un reto potencialmente imponente antes de que la
producción pudiera dar inicio. Macdonald y los productores de la
película acordaron que era esencial filmar la película en Uganda. Pero
hasta hace poco, el país era prácticamente inaccesible para todos,
excepto para el occidental más osado, e Idi Amin sigue siendo una figura
controvertida que todavía puede reavivar emociones peligrosas en este
lugar. Además, el país no tiene infraestructura cinematográfica y el
proyecto requería de cooperación en los niveles más altos del gobierno.
¿Existía la posibilidad? Consternados, los realizadores consiguieron a
la fuerza una junta con el mismísimo presidente de Uganda —Yoweri
Museveni— en espera de que les diera su bendición.
“Todo pendía de la junta con el presidente Museveni”, recuerda Bryer.
“Necesitábamos todo su apoyo tanto creativa como financieramente.
Después de muchas semanas de negociaciones con su delegación, logramos
obtener una audiencia. Cuando llegó el día, John Nagenda, Asesor de
Medios Especiales del Presidente, se aseguró que fuéramos vestidos con
nuestra mejor ropa y que nos comportáramos a la altura; después nos
condujo a un gran cuarto, donde ondeaban banderas de Uganda. Kevin, los
tres productores, el productor de línea, Andrew Wood, y la gerente de
locaciones de Uganda, Emily Mabonga, estaban alineados frente a ocho
ministros y oficiales, y a un radiante presidente, con cámaras de
televisión y fotógrafos de prensa cubriendo todo el acontecimiento”.
Bryer continúa: “A mitad de la junta, el presidente Museveni me preguntó
de dónde provenía mi tribu. ‘Israel y Sudáfrica, señor presidente’, le
contesté, en espera de no haber echado a perder la reunión. Dos horas
después, a todos nos acompañaron a la salida y los ministros nos dijeron
que el presidente no sólo estaba increíblemente contento de que
filmáramos en su país, ¡sino que también nos cedía en su totalidad a su
ejército, su parlamento y sus ministros!”.
Macdonald estaba fascinado. “Todo mundo pensó que estábamos un poco
locos en querer ir a Uganda a filmar, pero estaba absolutamente
convencido que era la única manera de hacer esta película”, añade.
“Uganda tiene una atmósfera muy especial, con su gran arquitectura
modernista de la década de los 50 y 60, que puedes percibir en el
edificio del parlamento y en el Hospital Mulago. Quería captar esa
imagen diferente y más realista de África, que me parece sorprenderá a
la gente. Y una vez que llegamos a Uganda, estábamos rodeados de
historia. Casi todo aquel que conocimos quedó, de una manera u otra,
profundamente afectado durante el régimen de Idi Amin. Fue una gran
diferencia el haber estado donde todo sucedió”.
Un Hombre de Extremos y Contradicciones Impactantes:
Forest Whitaker Interpreta a Idi Amin
Hay pocos nombres en la historia tan reconocidos como Idi Amin. Se ha
unido a Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot y Sadam Hussein, entre otros, en
los rangos de dictadores que aparentemente no conocieron límite humano
alguno. Pero Amin fue también un caso excepcional —otrora boxeador y
soldado que literalmente de la nada escaló puestos, fascinó al país con
su orgullo y personalidad vibrantes, y para muchos parecía ser la más
grande esperanza de la recién independizada Uganda, para convertirse en
una auténtica nación africana. Cuando en 1971 llegó por primera vez al
poder, con un golpe de estado en contra del corrupto y pro comunista
Milton Obote, Amin gozó de un amplio apoyo entre los medios y en todo el
mundo —la Oficina de Relaciones Exteriores de Inglaterra lo describió,
de manera bastante optimista, como “un tipo espléndido y un buen jugador
de fútbol”—, hasta que se volvió evidente que estaba matando de manera
despiadada a sus adversarios y forjando su gobierno en torno a sus
peculiares gustos, “visiones” místicas y paranoias.
La peligrosa naturaleza de Amin surgió cuando se comenzó a involucrar en
un nacionalismo extremo —al haber expulsado del país a 50,000
asiáticos—, a provocar la guerra con países vecinos, a asistir en el
secuestro de la OLP de un avión de Air France y a crear condiciones que
llevaron a la muerte o desaparición de cientos de miles de ugandeses.
Exiliados de Uganda contaron desgarradoras historias de tortura,
crueldad e, incluso, rumores de canibalismo dentro de los más altos
rangos del gobierno.
Y a pesar de ello, todavía existe en la actualidad gente en Uganda que
habla respetuosamente de Amin. Kevin Macdonald indica: “Una de las cosas
sorprendentes que descubrimos en Uganda es que hay mucha gente que
todavía le tiene mucho respeto a Amin. La gente de occidente no entiende
que era visto como una persona sumamente extraordinaria, además de
alguien que utilizó la violencia indiscriminadamente. Lo que quizás era
tanto atractivo como peligroso acerca de Idi fue cuán voluble podía ser.
Era alguien que comenzó con grandes intenciones, pero fueron los propios
defectos de su carácter que terminaron por menoscabarlo. La gente
pensaba originalmente que era cálido y divertido. Pensaban que este
hombre no podía lastimar ni a una mosca. Todas esas contradicciones me
parecen fascinantes”.
Era evidente que se iba a requerir de la tremenda habilidad de un actor
para personificar todas las inmensas paradojas de Amin —todas dentro de
los confines de un thriller estructurado de manera rigurosa. Los
productores de EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA siempre tuvieron a un hombre en
mente para emprender la misión: Forest Whitaker, quien no solamente es
considerado uno de los actores de cine más talentosos de la actualidad
sino que, además, tiene un extraño parecido a Amin. Con papeles en
filmes que van desde la épica de jazz BIRD, de Clint Eastwood, a la
ganadora del Premio de la Academia THE CRYING GAME, de Neil Jordan,
hasta GHOST DOG, de Jim Jarmusch, Whitaker ha forjado una reputación por
encarnar los papeles más diversos y retadores.
Para EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA, Whitaker fue capaz de evocar la doble
personalidad de Amin —su encanto y su amenaza— de una manera tan
auténtica que a muchas personas en el set les pareció completamente
pavorosa. “La interpretación de Forest fue fenomenal”, comenta Charles
Steel. “Logró captar tanto la magnanimidad del personaje como su
inestabilidad. Puedes ver en su actuación un alcance y realismo
tremendos”.
Whitaker llegó al proyecto con la impresión general de que Amin era un
bufón y un asesino, pero al poco tiempo profundizó su punto de vista
mucho más allá de eso. “Al principio, sólo tenía imágenes muy sombrías
de este hombre”, admite. “Lo veía como un maniático grande e iracundo.
Pero conforme leí la novela e hice más investigación, comencé a tener
una percepción distinta. Cuando ves antiguas imágenes en video de él
puedes darte cuenta que Idi también fue un hombre extremadamente
encantador. El reto para mí como actor fue interpretar a un personaje
realmente íntegro, no sólo una imagen estereotipada”.
Mientras investigaba la historia de Amin, Whitaker llegó a la conclusión
de que era un hombre que quería ser un visionario pero que fue víctima
de sus propios delirios. El actor declara: “Fue alguien que no provino
de la pobreza, sino de la pobreza más inmunda, hasta que alcanzó la
cima. Con frecuencia decían que no era inteligente, pero, no obstante,
hablaba diez idiomas distintos. Y creo que sí quiso construir más
escuelas y hospitales, y arreglar carreteras —pero nunca encontró las
mejores maneras para hacerlo. Después, una vez que comenzó a sentir que
iba a perder poder se volvió extremadamente paranoico y evolucionó hasta
convertirse en una figura más siniestra”.
La ofuscación de Idi Amin generó a la postre rumores extensos de
canibalismo y rituales de sangre —aunque éstos nunca fueron comprobados
de manera convincente. Historiadores modernos incluso se han llegado a
preguntar si Amin pudo haber estado sufriendo trastornos físicos o
psicológicos que provocaron su comportamiento inhumano. Pero sin
sucumbir ante demasiada especulación, Whitaker, en cambio, desarrolló
cuidadosamente la propuesta que tenía de Amin al enfocarse en las
cualidades más humanas de sus sueños frustrados y miedos incontrolables.
En vez de convertir a Amin una vez más en un estereotipo, Whitaker
intentó hacer suyo el papel.
“No quería hacer una personificación exacta”, explica Whitaker, “pero sí
estudié cintas de Amin que me ayudaron a entenderlo mejor como hombre.
Trabajé en la manera en como hablaba y estudié Suahili porque ése fue su
primer idioma. Estaba más preocupado por obtener una cierta esencia del
hombre —dar la impresión de que independientemente de las otras cosas
que era, no dejaba de ser una persona real”.
Durante su estancia en Uganda, a Whitaker se le recordaba constantemente
cuán dividida sigue estando la gente con respecto a sus sentimientos por
el dictador. “Ahí, conocí a un general que trabajó con Amin”, recuerda
Whitaker, “y dijo, ‘Sí, Amin mató a mi padre, pero, no obstante, hizo
algunas cosas maravillosas por este país’. Esta es la manera en como
muchos ven a Idi Amin”.
En cuanto a Whitaker, sabía que interpretar a Amin lo iba a llevar a
lugares repulsivos y aterradores, en los que nunca antes había estado
—eso lo iba a sacudir hasta lo más profundo de su ser. “Sabía que este
papel iba a tener un impacto profundo en mí, y cambiar mi manera de ver
a África y al mundo”, comentó el actor.
Un Animoso y Joven Doctor Atrapado en una Pesadilla:
James McAvoy como el Personaje Ficticio Nicholas Garrigan
Así como es de importante el papel de Idi Amin en EL ÚLTIMO REY DE
ESOCIA, tiene igual relevancia el rol diametralmente opuesto del animoso
y joven doctor que no tiene idea a lo que se está metiendo cuando acepta
convertirse en médico personal del líder ugandés. Para interpretar a
Nicholas Garrigan, los realizadores eligieron a la prometedora estrella
escocesa James McAvoy, muy conocido entre los telespectadores del Reino
Unido por su papel en la adaptación televisiva de la popular novela de
Zadie Smith, “White Teeth”, y por su premiado papel como el ladrón de
autos en la comedia “Shameless”, para Channel Four. El público en
general podría estar familiarizado con el trabajo cinematográfico de
McAvoy, gracias a películas tales como WIMBLEDON y THE CHRONICLES OF
NARNIA: THE LION, THE WITCH AND THE WARDROBE, donde interpretó al Sr.
Tumnus, el Fauno, uno de los personajes principales.
El personaje original de Garrigan, como fue escrito por el novelista
Giles Foden, se basó en una mezcla de hombres de occidente que se
volvieron íntimos de Idi Amin, incluyendo un ex soldado británico que
fue extensamente visto como uno de los asesores más confiables de Amin.
El personaje de Garrigan también se inspiró en el hecho de que el mismo
Amin tenía un doctor escocés.
McAvoy se sintió inmediatamente atraído hacia el personaje. “El guión me
pareció fantástico y me encantó la esencia del mismo”, comenta.
“Nicholas me atrajo porque pasa por una serie de emociones y situaciones
muy vasta, y tiene un gran arco de personaje. Nicholas es un poco la
personificación de toda la gente que se enamoró de este monstruo, que
era Idi Amin, y despertó para darse cuenta que había creado una
pesadilla”.
No obstante, McAvoy no quería que Nicholas se asemejara mucho a un
observador —sino imbuir en él una energía y humor juveniles para que el
público se mantuviera a su lado conforme desciende en un viaje cada vez
más funesto. “El reto fue hacer que Nicholas se sintiera como un
auténtico ser humano —y no sólo el lente por el cual aprecias la
historia”, comenta McAvoy. “Quería hacerlo interesante justo desde el
principio porque termina haciendo algunas cosas muy difíciles y
despreciables, y eso requirió de mucho trabajo. Si bien no es una
persona ‘real’, tenía que haber en él verdad y realismo”.
Una vez que sondeó al personaje, McAvoy comenzó a entender por qué a
Nicholas le parece tan placentera la compañía de Amin. “Garrigan ha
salido de casa para conocer el mundo, para tener una aventura auténtica,
y cuando comienza a trabajar por primera vez en un hospital, en Uganda,
se da cuenta que quizás y no sea tan glamoroso y emocionante como creyó
que iba a ser, y me parece que tiene miedo que su vida se vaya a volver
aburrida”, señala. “Pero cuando conoce a Idi Amin es una gran
oportunidad para formar parte del mundo del glamour y la pasión. Ves
cómo este ícono magnánimo y escultural le dice que es especial,
valiente, que tiene grandes ideas y que está marcando la diferencia en
el país. Para Nicholas, es tremendamente atractivo y difícil de
resistir. Ese tipo de poder es intoxicante”.
Finalmente, McAvoy ve cómo Nicholas se convierte en un tipo de “Escocés
Desagradable” —quien, ingenuamente, impacta a Uganda mucho más de lo que
imaginó. “Nicholas comete grandes, grandes errores y creo que la
película muestra cómo tan sólo un hombre puede ser tan inadvertidamente
destructivo”, comenta. “Gracias a su propio egoísmo, vanidad y ego,
Nicholas lo echa todo a perder de manera notable. Lo que es tan
fascinante acerca de esta película es que muestra que los hombres malos
no siempre hacen cosas malas y que los hombres buenos no siempre hacen
cosas buenas —y la ruina de un país es algo complejo que involucra tanto
buenas como malas intenciones”.
Los realizadores estaban especialmente impresionados con la devoción que
McAvoy le profesó a su papel. “James aparece en casi todas las escenas
de la película”, indica Charles Steel. “Brindó una actuación
maravillosa, al mostrar cuán fácil puede uno ser seducido por esta
situación, y después quitarte repentinamente tus lentes color rosa y
darte cuenta que estás en medio de una situación muy siniestra y
arriesgada”.
Algunas de las escenas más perturbadoras de McAvoy involucraron una
intensa tortura física —aún peor, a manos de su ex amigo— que pusieron a
prueba sus límites como actor. “Las escenas de tortura duraron días y
fueron tremenda y emocionalmente extenuantes”, comenta. “Fueron
secuencias muy interesantes porque cuando Forest, en su papel de Idi
Amin, está diciendo, ‘Te voy a matar’, lo que me venía a la mente era,
‘sí, quizás y deberías hacerlo porque seas un monstruo o no, yo soy
despreciable’. Después de eso, fue muy intenso y sumamente difícil hacer
escenas normales otra vez. Era como, ‘¿a qué te refieres con que tengo
que darle la mano y saludarlo?’. ‘¿Dónde está el dolor, dónde está la
angustia, dónde está el terrible sentido de impotencia y traición?’”.
A lo largo de la película, McAvoy quedó impactado con la interpretación
de Whitaker en el papel de Amin. “En realidad, tienes la oportunidad de
ver a Amin de manera íntegra”, indica, “su lado bueno y su humanidad,
así como su lado donde nunca sabías dónde estabas parado, donde nunca
sabías si se iba a reír contigo o te iba a matar. Era un hombre que
mantenía alerta a la gente y Forest es absolutamente brillante al
interpretarlo. Podrías creer que Forest es una personalidad calmada y
gentil, pero no hay nada más aterrador cuando un hombre bueno se
comporta de esta manera”.
Dos Mujeres en la Uganda de Idi Amin:
Gillian Anderson y Kerry Washington Se Unen al Reparto
Incluso antes de que Nicholas Garrigan se involucre con Idi Amin, ya
está provocando líos —al entablar un amorío sexual con Sarah, la bella y
solitaria esposa del doctor de la clínica de la misión. Para interpretar
este pequeño pero relevante papel, los realizadores eligieron a Gillian
Anderson, mejor conocida por su duradero y premiado papel como Dana
Scully en la exitosa serie “The X Files”. Aquí, interpreta a un tipo de
personaje muy distinto —la tranquila y aburrida esposa de un hombre cuya
decencia y amabilidad hacen que para ella sea casi imposible enfrentarse
a sus propios deseos insatisfechos.
Al leer el guión, Anderson estaba intrigada con la oportunidad de saber
más acerca del mitificado Idi Amin. “El guión me llamó la atención
porque esta historia te presenta la naturaleza ambivalente del personaje
de Amin”, comenta la actriz. “Puedes ver al hombre seductor —tanto amado
como temido—, así como al dictador —iracundo y delirante—, que era un
demente peligroso”.
También sintió empatía por el coqueteo breve y romántico de Sarah con
Nicholas. “Creo que Sarah está desesperada por encontrarse con algo
occidental, por cualquier conversación nueva y emocionante, y cuando
conoce a Nicholas, de inmediato salen chispas”, comenta Anderson. “Pero
entonces se va a trabajar para Idi Amin y lo ve con otros ojos”.
Una vez que está afianzado firmemente en la administración de Amin,
Garrigan se embarca en otra relación, todavía más ilícita y peligrosa:
ahora con Kay Amin, una de las múltiples esposas del polígamo Idi Amin.
Atraído por su fuerza y enojado con la manera en como Amin trata a su
hijo epiléptico, Garrigan recurre a Kay en busca de consuelo, una vez
que su mundo comienza a derrumbarse.
El papel de Kay lo interpreta Kerry Washington, una de las nuevas y
prometedoras estrellas de los Estados Unidos, quien llamó la atención
después de su papel al lado de Jamie Foxx, como la esposa de Ray
Charles, en la aclamada película RAY, y que la ha llevado a protagonizar
películas tales como MR. AND MRS. SMITH y FANTASTIC FOUR. Washington
quedó fascinada por la historia de esta mujer de la vida real. Se dice
que la auténtica Kay Amin fue una bella e inteligente estudiante
universitaria que se convirtió en la segunda esposa de Amin, después de
un breve amorío. La vida de Kay terminó rodeada de misterio cuando su
cuerpo desmembrado fue hallado en la cajuela de un automóvil —y una
investigación indicó que su fallecimiento fue a causa de un aborto
practicado por su amante secreto, un doctor ugandés.
Washington no solamente quedó fascinada con la historia de Kay; estaba
sorprendida con la manera en cómo el guión de EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA
la llevó a un mundo que nunca antes había experimentado. “Es una
maravillosa narración que, en apariencia, es acerca de eventos
históricos muy específicos en Uganda, pero para mí es, en realidad,
acerca de las relaciones humanas y las consecuencias que estos eventos
provocaron en la vida de gente real —los muy íntimos, personales y
emocionales efectos de la violencia”, comenta.
James McAvoy disfrutó especialmente las complejidades de la relación
entre su personaje y el de Kay, que interpreta Washington —que llega a
un clímax cuando Kay se percata que está embarazada: “No es tan simple
como decir que dos personas se enamoraron bajo circunstancias
peligrosas”, comenta McAvoy. “En su caso, son dos personas que, de no
haber estado en circunstancias extremas y en necesidad de un bote
salvavidas, quizás y ni siquiera hubiera existido una atracción mutua.
Para ellos, es más que una pasión, es la supervivencia. Y Kerry es la
persona perfecta para el papel porque es muy compleja como actriz,
además de ser muy versátil y honesta”.
La química entre los dos fue evidente en el set. “Sus escenas son
algunas de las más sensuales que he visto en mi vida”, comenta la
productora Lisa Bryer.
La oportunidad de filmar en África fue también un factor importante en
el interés de Washington hacia el proyecto. “Mis orígenes y mi familia
tienen raíces académicas, así que lo que más encantó fue haber sido
capaz de adentrarme en una experiencia sociocultural completamente
distinta”, explica. “Disfruté enormemente haberme familiarizado con toda
la realidad cultural que rodea a Kay, y cómo ésta moldea su realidad
emocional”.
A lo largo de la película, el asesor Charles Mulekwa —un dramaturgo
ugandés que también ha trabajado en los EEUU y es capaz de compaginar
ambas culturas— trabajó estrechamente con todo el reparto para ayudar a
que se sumergieran todavía más en la cultura ugandesa y en los estilos
de lenguaje. “Lo primero que hice una vez que me uní al proyecto fue
hablar con los actores estadounidenses y tranquilizarlos con respecto a
la situación del país y decirles qué esperar de él una vez que
estuvieran ahí. Después comenzamos a trabajar en los acentos”, comenta.
“Kerry y Forest nunca antes habían estado en África. Así que tuvieron
que aprender la diferencia entre el inglés americano y el inglés
ugandés. Para cuando Kerry se fue, estaba hablando inglés africano y
Forest aprendió a hablar Suahili bien, muy bien”.
En Kampala: Filmar en Uganda
Gran parte de EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA fue filmada en Kampala, Uganda, y
sus alrededores, en una ciudad que ha sufrido suficientes problemas en
años recientes, pero que, no obstante, es uno de los centros urbanos más
bulliciosos y singulares de África —construido sobre siete fértiles
montañas y delineado con ejemplos de una arquitectura moderna
sorprendente.
Para el asesor ugandés de la película, Charles Mulekwa, parecía que EL
ÚLTIMO REY DE ESCOCIA podía brindar una perspectiva fresca e importante
de una ciudad y un país que la mayoría de los occidentales sólo han
tenido oportunidad de ver en clips noticiosos. “Estaba muy contento de
trabajar en este filme porque cuando conocí por primera vez a Kevin
Macdonald, dijo, ‘cuando haga esta película quiero exhibir la belleza de
Uganda, y no solamente mostrar el tipo de cosas que ves en las noticias,
como la enfermedad y los niños famélicos, porque también quiero mostrar
las mejores partes del país. Esto me agradó mucho y en la película final
ves lo bueno, lo malo y lo feo de Uganda, ¡que me parece lo
suficientemente justo!”.
A lo largo del rodaje, los realizadores tuvieron la facilidad de
utilizar muchas locaciones genuinas, incluyendo el Hospital Mulago,
otrora joya del sistema de salud, bajo el gobierno de Amin; el edificio
del parlamento ugandés, en el centro de Kampala; y el afamado aeropuerto
de Entebbe, donde una crisis de secuestro aéreo cautivó al mundo en la
década de los 70. A pesar de su potencial cinematográfico, la logística
en Uganda estuvo bajo un caos constante, simplemente porque el país no
está acostumbrado a producciones cinematográficas. Vaya, a ninguna
producción cinematográfica.
“La cosa que verdaderamente nos salvó en Uganda es que todos en el
reparto y en el equipo de producción aceptaron de buena gana los enormes
retos de filmar ahí, y apreciaron trabajar con gente que nunca antes
había hecho una película en su vida, además de haberlo hecho con una
energía increíble y buen humor”, comenta Andrea Calderwood.
En el mismísimo primer día de filmación, una serie de enredos casi
cómicos dio inicio. Calderwood recuerda: “Para una toma, teníamos a
todos estos extras y vehículos listos para filmar y la ambulancia no
arrancaba. Resulta que por la noche alguien vació el tanque de gasolina,
así que tuvimos que, literalmente, empujar la ambulancia para que
apareciera en la toma —la primera toma de la película. Todos los días se
presentaban una gran cantidad de pequeñeces que nos podían retrasar.
Gran parte de los vehículos que utilizamos eran muy antiguos, y no
habían sido usado en años, así que no funcionaban correctamente. La
gasolina con frecuencia desaparecía. Muchos de los extras nunca antes
habían estado involucrados en un película, así que las cosas se tomaron
el doble de tiempo. Empero, el equipo de producción tuvo una
determinación maravillosa y creo que todos se sintieron muy orgullosos
de lo que consiguieron con el filme”.
Charles Steel se sintió igualmente orgulloso con el intercambio que se
llevó a cabo entre el equipo de producción occidental y los cientos de
entusiastas aprendices africanos que trabajaron en la película. “Ha sido
muy remunerador ayudar a entrenar a ugandeses en el arte de la
realización cinematográfica”, comenta. “En algunas ocasiones fue difícil
y frustrante, pero, a final de cuentas, ha sido una experiencia muy
enriquecedora. Espero que de alguna forma ese espíritu y la sinergia
generada por el trabajo conjunto de diferentes culturas se refleje en la
película”.
En otras ocasiones, las emociones abrumaron a los realizadores al
momento de presenciar la cruda realidad de la vida que los rodeaba.
Calderwood recuerda: “Cuando filmamos en el Hospital Mulago estaba
bastante saturado y había una gran cantidad de gente muy enferma.
Mientras trabajábamos, frente a nosotros, acarreaban cadáveres. Son ese
tipo de momentos que nunca olvidas, ya que, si bien estábamos haciendo
una película ficticia, también estábamos contando una historia real
donde todo el tiempo a nuestro alrededor hay sufrimiento y tragedia
reales. Fue un recordatorio constante del significado de la historia”.
Para brindar una mirada reveladora de Uganda, así como la tensión visual
de un thriller, Kevin Macdonald, en EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA, colaboró
estrechamente con el director de fotografía Anthony Dod Mantle, quien es
mejor conocido por su trabajo en las películas Dogma de Thomas
Vinterberg y Lars von Trier, así como por la aclamada historia
apocalíptica 28 DAYS LATER, de Danny Boyle. En diversas ocasiones,
Mantle ha tenido la oportunidad de fotografiar en África y Uganda
—incluyendo la secuencia surrealista “náusea voladora” en ITS ALL ABOUT
LOVE, de Thomas Vintenberg—, y llegó al proyecto con un fuerte sentido
de los marcados extremos y belleza física del país.
“Quería trabajar en esta película porque el guión me pareció excelente;
una mezcla de entretenimiento, suspenso y un análisis del comportamiento
extremo —y también le vi muchas posibilidades visuales”, comenta Mantle
con respecto a su reacción inicial. Una vez que comenzó a trabajar con
Macdonald, también forjó una sinergia creativa. “Kevin y yo provenimos
del mundo documental y creo que eso nos hace más propensos a optar por
una mirada excéntrica e imperfecta de las cosas. Siempre estamos muy
atentos para captar lo inusual y lo desconocido”, comenta.
Parte de la tarea de Mantle fue imprimirle al filme un estilo intenso y
austero para situarlo firmemente en el género de los thrillers
contemporáneos, a pesar de abordar eventos que se llevaron a cabo en la
década de los 70. Charles Steel señala: “Anthony es un genio y la mirada
que él y Kevin han creado tiene una textura más aguda de lo que
esperarías ver normalmente en una historia clásica acerca de África.
Desde el principio decidieron prescindir de dollies y grúas, pero
utilizaron el Steadicam y un estilo mucho más libre y fluido, que, junto
con las actuaciones, logró crear algo muy intenso y bello”.
Para Mantle, filmar en Uganda fue clave. “Si hubiéramos rodado en
Sudáfrica o Kenia nunca hubiéramos podido obtener esa magia esencial de
estar en el lugar donde todo esto sucedió”, comenta. “Creo que es algo
que se puede percibir en la película, a pesar de que en realidad no lo
puedas señalar. Existe una energía alrededor de la cámara y alrededor de
toda escena. Filmar en el salón del parlamento lleno de orificios de
bala o estar sentado en la silla en la que pudo o no haber estado
sentado Amin hizo que las cosas fueran constantemente interesantes”.
La espontaneidad y flexibilidad de Mantle también le permitieron
improvisar en el momento y lidiar con los retos de filmar en una nación
del Tercer Mundo. Kevin Macdonald señala: “Anthony tiene la reputación
de ser imperturbable en cualquier situación y esa virtud vaya que quedó
confirmada por la realidad de nuestra producción. Con muy pocos recursos
y tiempo muy limitado, hizo que la película se viera maravillosa”.
Si bien Mantle apreció filmar los paisajes de Uganda, también descubrió
que el rostro de Forest Whitaker tenía sus propias características
geográficas que necesitaban ser exploradas. “Ver a Forest a través del
lente es muy intenso”, acota. “Me percaté que incluso hay una división
entre el lado derecho de su cara y su lado izquierdo. Existe una
extraordinaria cantidad de dimensión en cada una de sus expresiones y no
siempre tienen que ver con palabras. Creo que su interpretación es muy
efectiva porque en la superficie es una persona muy tierna y gentil, así
que cuando estalla en el Idi más irracional, es verdaderamente
monstruoso”.
Escudriñando las Cicatrices del Pasado:
Los Ugandeses responden a EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA
Aunque dejó Uganda en 1979 para exiliarse en Arabia Saudita, y falleció
en el 2003, el legado de Idi Amin continúa resonando intensamente en
Uganda. Casi todo ciudadano del país cambió de una u otra manera durante
su gobierno, así que a Kevin Macdonald, al principio, le preocupó
despertar emociones y recuerdos que quizás y era mejor dejar intactos.
Pero después de su primer viaje a Uganda encontró, para su sorpresa, que
los habitantes estaban ansiosos por platicar acerca de Amin —querían
compartir sus historias y contarle al mundo lo que había sucedido en su
país.
“Estaba preocupado especialmente con los familiares de aquellos que
murieron en aquella época”, declara Macdonald. “Pero, curiosamente,
cuando llegué a Uganda aquellos sentimientos cambiaron porque la gente
fue muy abierta con respecto al tema y todos lo abordaban de una manera
muy compleja —nunca como algo blanco y negro. Nadie nos dijo ‘no
deberías de hacer una película acerca de nuestra historia, ¿qué sabes de
ella?’ En cambio, todos querían realmente que contáramos esta historia,
y que la narráramos con todas sus contradicciones, lo que fue muy
gratificante. Una vez que llegamos a Uganda, la preocupación que sentí
se desvaneció”.
Al involucrar a muchos residentes en la producción, el espíritu de los
ugandeses sirvió de constante inspiración durante la película. Una de
las estrellas locales del filme es Stephan Rwangyezi, quien interpreta
al leal pero finalmente condenado Ministro Wasswa. Rwangyezi también
dirige una compañía de artes interpretativas en Uganda, donde le brinda
la oportunidad a jóvenes músicos, bailarines y actores. Estaba encantado
cuando la producción de EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA llegó a Kampala, porque
le dio a muchos de sus estudiantes una oportunidad por siempre anhelada
de participar en una producción de cine genuina.
Al igual que muchos de sus compatriotas, Rwangyezi tiene muchos
recuerdos funestos de los 70, pero también estaba entusiasmado por
contar una historia más completa acerca de Idi Amin. “Creo que esta
película aporta una nueva visión de Idi Amin y las fuerzas que lo
rodearon”, comenta. “Siempre he tenido problemas con gente que
simplemente representa a Amin como un lunático. Creo que el primer
gabinete que Amin conformó, del que mi personaje formó parte, estaba
lleno de intelectuales sumamente profesionales, quienes estaban hartos
de lo que estaba sucediendo en el país y tenían la esperanza de provocar
un cambio verdadero”.
Continúa: “Ves que Idi Amin no fue un accidente, sino una consecuencia
directa de nuestra historia. En tiempos de la colonia, el país de Uganda
se instauró de manera anormal y creo que Idi Amin fue un producto
histórico de toda esta confusión”.
No obstante, ahora, con una relativa estabilidad política, Uganda está
optimista con la idea de crear nuevamente su propio futuro. “Los
ugandeses han abierto un nuevo capítulo”, comenta Rwangyezi. “Ojalá que
esta película se convierta en la primera, pero no en la última, en
contar historias de Uganda. Espero que EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA ofrezca
una descripción de lo que es Uganda en realidad, porque también existen
muchos lados positivos de nuestro país”.
Los Hechos Detrás de la Ficción:
Acerca de la Uganda de Idi Amin
EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA es un thriller de ficción —pero detrás del
suspenso yace una historia muy real de Uganda bajo el mandato de Idi
Amin. Si bien el tiempo ha sido comprimido y personajes ficticios, como
Nicholas Garrigan, han sido añadidos, muchos de los perturbadores
eventos que presenta la película ocurrieron en la realidad. A
continuación presentamos un breve recuento de la vida de Amin y la vida
en Uganda bajo su gobierno.
1925: Idi Awo-Ongo Ongoo nació en la tribu Kakwa, cerca de Koboko, al
noroeste de Uganda, de un padre agricultor y una madre herbolaria, de
quien se dice era hechicera.
Década de
los 30: Idi es criado en Buganda por su madre, después de la separación
de sus padres. Con tan sólo una rudimentaria educación escolar,
desarrolla una gran habilidad para los deportes. Se convierte al Islam y
cambia su nombre a Amin Dada.
1946: De joven, Amin se une a los ‘African Rifles’ del Rey, un
regimiento del ejército colonial británico, que, en aquel entonces,
estaba a cargo en Uganda. Dos años más tarde es promovido a cabo y para
1958 alcanza el puesto de comandante de pelotón.
1951: Amin alcanza por primera vez la fama, al convertirse en Campeón de
Box en la categoría de Peso Semicompleto de Uganda —título que sostuvo
durante los siguientes 9 años.
1952: Amin presta servicio en el Ejército Británico durante la violenta
rebelión de Mau Mau en Kenia. Los oficiales lo describen como un “líder
nato”.
1961: Amin, que alcanza el rango de teniente, se convierte en uno de
solo dos oficiales originarios de Uganda en ser comisionados por el
gobierno británico.
1962: Tropas bajo el comando de Amin son acusadas de perpetrar una
masacre, en la que hubo torturas y otros actos infames (incluyendo el
entierro de gente viva), en la región vecina de Turkana, en Kenia. Sin
embargo, las autoridades deciden no entablar una consejo de guerra en
contra de Amin.
1962: El 9 de octubre, Uganda recibe su independencia de Inglaterra y el
país es ahora liderado por el Primer Ministro Milton Obote. Durante su
régimen, Amin hace su primer viaje a Israel para recibir entrenamiento
de paracaidista.
1964: Amin es promovido a Comandante Auxiliar del Ejército y de la
Fuerza Aérea de Uganda.
1966: Acosado por reportes de escándalos financieros, Milton Obote
suspende la constitución ugandesa, arresta a la mitad de su gabinete y
se instala como Presidente vitalicio. Mientras tanto, Amin se vuelve
héroe nacional en la Batalla de Monte Mengo, un ataque victorioso al Rey
de Buganda, la tribu dominante en el país. Más tarde, Amin declarará que
estuvo protegido porque las balas no pueden lastimarlo.
1969: Después de librar varios intentos de asesinato, un Obote nervioso
remueve a Idi Amin de su puesto de comando en las fuerzas armadas.
1971: Amin lleva a cabo un exitoso golpe de estado en contra de Obote
—apoyado por los británicos— y la nación celebra lo que muchos esperan
es el comienzo de una nueva era. Amin se declara presidente y recibe una
oleada de ferviente apoyo; hace promesas audaces, entre las que destacan
la abolición de la policía secreta, la liberación de todos los presos
políticos, la reforma a la economía y la celebración de elecciones
libres. Las primeras respuestas internacionales a su liderazgo son
tremendamente positivas.
1971: Seis semanas después de que Amin toma el poder, una bomba estalla
en la Prisión de Makindye, en Kampala, matando a 32 oficiales del
ejército que se encontraban atiborrados en una celda. Para el final de
su primer año en el poder, se estima que Amin ha matado a dos terceras
partes del ex ejército ugandés. Amin comienza a instaurar escuadrones de
la muerte como parte del llamado “Buró de Investigación del Estado”, y
autoriza asesinatos y ejecuciones (usualmente por decapitación) en
aquellos que cree todavía le guardan lealtad a Obote.
1972: Amin expulsa del país a toda la comunidad asiática, alegando que
quiere que Uganda sea un “país de hombres negros”. A más de 50,000
familias indias y paquistaníes les dan solamente 90 días para evacuar el
país, y les permiten llevarse sólo lo que puedan cargar en sus brazos.
1972: La campaña de Amin en contra de supuestos rivales se intensifica,
mientras cientos de miles son secuestrados y asesinados. Entre ellos, no
solamente se encuentran miembros de su propio parlamento y oficiales del
gobierno, sino también jueces, miembros del clero, profesores,
periodistas, hombres de negocios y una amplia variedad de ciudadanos
comunes y corrientes, quienes caen bajo sospecha por cualquiera que sea
la razón.
1972: Inglaterra e Israel comienzan a retirarle su apoyo a Amin. Ahora
le pide ayuda a Muammar Qaddafi, líder de Libia, y a la Unión Soviética.
1973: Estados Unidos cierra su embajada en Uganda.
1974: El cuerpo de Kay Amin, la segunda esposa de Idi, es encontrado
descuartizado en la cajuela de un automóvil que pertenece a su amante,
un doctor ugandés, quien aparentemente lo envenenó. Nunca se da una
explicación completa de los horrendos eventos.
1975: Amin, todavía muy popular por toda África, es elegido Presidente
de la Organización de Unidad Africana (OAU, por sus siglas en inglés).
1976: Un avión de Air France lleno de israelitas y judíos con rumbo a
París es secuestrado por terroristas a favor del movimiento palestino, y
aterriza en el aeropuerto de Entebbe después de que Amin les ofrece un
refugio seguro. Amin se involucra personalmente en las negociaciones con
los secuestradores —pero el 4 de julio es sorprendido cuando comandos
israelitas invaden el aeropuerto y llevan a cabo un exitoso ataque para
liberar a la gran mayoría de los pasajeros. Durante la operación, que
duró una hora, dos rehenes son baleados y uno es dejado atrás: la abuela
británica-israelí Dora Bloch, quien más tarde será brutalmente
ejecutada. En respuesta, Inglaterra rompe toda relación diplomática con
Uganda.
1978: La situación en Uganda se deteriora todavía más una vez que la
inflación se eleva desmesuradamente, estallan rebeliones armadas e
intentos de golpes de estado se vuelven cada vez más comunes. Mientras
tanto, como una distracción de los problemas domésticos, Amin lanza un
ataque en el país vecino de Tanzania.
1979: Las victoriosas fuerzas de Tanzania toman Kampala y Amin huye a
Libia, llevando consigo a cuatro esposas, 30 amantes y, al menos, a 20
de sus hijos. Después visita brevemente Irak, antes de establecerse en
Jeddah, Arabia Saudita el resto de su vida.
1980: Milton Obote retoma el poder en Uganda, pero su régimen es tan
violento como el de Amin. Conflictos armados estallan en la zona norte
del país, que cobran miles y miles de vidas, y que traen consigo una
guerra civil que continúa hasta la fecha.
1986: Yoweri Museveni, exiliado y ex adversario de Amin en la década de
los 70, se convierte en Presidente de Uganda y comienza la ardua labor
de reconstruir el devastado país.
1989: Idi Amin hace un último intento por regresar a Uganda pero es
detenido en Kinshasa, Zaire y, a la fuerza, es repatriado a Arabia
Saudita.
2003: Idi Amin muere de una deficiencia en los riñones en Arabia
Saudita.
2006: El progreso continuo en Uganda ha provocado un considerable
crecimiento económico y mejoras, especialmente en la lucha contra el
agresivo virus del SIDA y en la educación infantil. Sin embargo, la
violenta rebelión que comenzó a principios de los ochenta, continúa
librándose al norte de Uganda y ha traído como resultado secuestros,
ataques y severas crisis humanitarias.
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