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		Sinopsis  
		 
		 El 
		feroz invierno del Polo Antártico está recién comenzando cuando un 
		intrépido equipo de exploradores y científicos en una misión de 
		investigación - el guía de supervivencia Jerry Shepard (PAUL WALKER) , 
		su mejor amigo y cartógrafo Cooper (JASON BIGGS) y el duro geólogo Davis 
		(BRUCE GREENWOOD) - prodigiosamente se salva de un accidente fatal 
		gracias a su inquebrantable equipo compuesto por ocho talentosos perros 
		de tiro. Obligados a evacuar, los hombres deberán dejar a sus adorados 
		perros en la congelada tierra agreste - con la promesa de que volverán. 
		Pero cuando la tormenta del siglo se aproxima, haciendo imposible toda 
		forma de desplazamiento, los perros se quedan varados. Ahora, cuando los 
		inteligentes y valientes perros - incluyendo a la noble líder de la 
		jauría Maya, el bullicioso y rebelde Shorty y el joven en ascenso y 
		futuro alfa Max - luchan para sobrevivir el más despiadado invierno del 
		planeta, el
		 descorazonado 
		Jerry es impelido a montar una misión de rescate aparentemente 
		imposible, ayudado por la hermosa y aventurera piloto de avioneta Katie 
		(MOON BLOODGOOD).  
		
		COMIENZA LA AVENTURA EN LA 
		ANTÁRTIDA: UNA HISTORIA REAL DE INCREÍBLE SUPERVIVENCIA INSPIRA A 
		RESCATE EN LA ANTÁRTIDA  
		Cuando hace muchos años el productor David Hoberman se encontró con el 
		gran éxito japonés de 1983 Nankyoku Monogatari (Antarctica), la historia 
		de los perros abandonados y de sus compañeros humanos que se rehusaron a 
		olvidarlos lo dejó pasmado. La narración épica y la apasionante 
		evocación del inquebrantable deseo de sobrevivir de la película se 
		convirtió en la película japonesa más taquillera del momento, y continuó 
		siendo un récord en taquilla durante más de una década. En la gran 
		tradición de las sagas clásicas de aventura, le pareció “emocionante, 
		repleta de suspenso y emocionantemente poderosa a la vez”. Hoberman 
		sintió que los temas esenciales de la historia merecían ser vistos por 
		un público mucho más extenso y visualizó una aventura menos desgarradora 
		y más orientada a la familia que destacara aún más los lazos 
		inspiradores y fortalecedores entre la amistad y la supervivencia. 
		“Me encantó la historia porque estaba repleta de acción y a la vez se 
		trataba de los épicos temas de amistad, responsabilidad y triunfo del 
		espíritu”, afirma Hoberman. “Permaneció conmigo durante años y años, y 
		yo siempre traté de sacar adelante el proyecto, hasta que por fin un 
		ejecutivo de Disney que había visto la película japonesa y sentía lo 
		mismo que yo estuvo de acuerdo en ponerla en opción”. 
		David DiGilio, un joven escritor del programa Escritores Nuevos de 
		Disney y ávido entusiasta de las actividades al aire libre, recibió la 
		tarea de escribir un primer borrador del guión. DiGilio no podía creer 
		la inmensa suerte que tenía de que le entregaran una aventura de la vida 
		real tan emocionante para que puliera su talento. “Me enamoré de la 
		historia de inmediato”, afirma. “Siempre me agradaron las actividades al 
		aire libre y soy una persona que adora a los perros, así que me pareció 
		que este podía ser el matrimonio cinematográfico perfecto entre los dos. 
		También me gustó la idea de explorar la amistad. Por supuesto que 
		obviamente se trata del mejor amigo del hombre, pero la película también 
		demuestra cómo personas de distintas procedencias, al ser reunidas, 
		pueden encontrar una base para el entendimiento mutuo al enfrentarse a 
		la adversidad. Cuando colocas a personajes complejos en una fascinante 
		aventura al aire libre, ves cómo verdaderamente la amistad es la clave 
		para la supervivencia”. 
		Inmerso en la turbulenta y centenaria historia de la exploración de la 
		Antártida, DiGilio trasladó la historia a 1993, el último año en que se 
		les permitió trabajar a los equipos de perros de tiro en el Antártico (a 
		pesar de su imperecedero prestigio como miembros esenciales de numerosas 
		e importantes expediciones, fueron finalmente prohibidos a fin de 
		proteger a las focas del continente de la exposición a una enfermedad 
		llamada distémper). Ideó una misión científica para los hombres, basada 
		en la búsqueda de la vida real de meteoritos de un millón de años de 
		antigüedad en la Antártida, y desarrolló un cuarteto de personajes 
		estrafalarios y aventureros en el corazón de la historia: el ferozmente 
		independiente Jerry, cuya familia es su equipo de perros; Davis, brusco 
		y decidido, quien simplemente quiere dejar atrás la tragedia de la 
		expedición; Cooper, quien con su alegría brinda destellos de humor a la 
		oscura y helada vida en la Antártida; y Katie la notablemente fuerte 
		piloto de avioneta, impulsa a Jerry a realizar su audaz rescate. 
		También se hizo cargo de una inusual y osada hazaña de la imaginación: 
		la creación de ocho personajes caninos convincentes que demuestran la 
		misma amistad, lealtad y valentía que sus compañeros humanos y cuyas 
		acciones ocupan una gran parte de la historia. Como amo de un perro en 
		su vida personal, para DiGilio esta era una singular oportunidad de 
		explorar el lenguaje, la estructura social y el mundo espiritual de los 
		perros desde una perspectiva verdaderamente profunda. Aunque él ya 
		estaba íntimamente familiarizado con el goce y lo maravilloso que es 
		hacer amistad con los perros, se divirtió mucho investigando aún más el 
		comportamiento de los perros y la singular historia de cómo los seres 
		humanos y los perros evolucionaron juntos – todo con la esperanza de 
		crear un emocionante vistazo al interior de la mente de los perros 
		mientras luchan por sobrevivir y reunirse con sus amigos humanos. 
		“Mucha gente no sabe que la relación humana-canina se remonta a 14.000 
		años atrás. Pero si eres amante de los perros, lo has visto de primera 
		fuente. Existe una conexión con nuestros animales que es casi primitiva 
		en su pureza y fuerza. Es un verdadero entendimiento y un amor 
		incondicional”, afirma el guionista. “Escribir acerca de los perros de 
		RESCATE EN LA ANTÁRTIDA fue mi parte favorita de todo el proyecto. Creo 
		que todas las personas que tienen un perro los ven más como personas que 
		como mascotas. Y esta era una oportunidad para explorar verdaderamente 
		las maravillas de la personalidad canina y la dinámica de las jaurías. 
		Estos son perros domesticados que se ven forzados a volver a su raíces 
		salvajes al ser dejados solos. Vemos historias de ‘el hombre en contra 
		de la naturaleza’ todo el tiempo, y tenemos ese elemento en esta 
		película, pero también exploramos una idea nueva de ‘naturaleza en 
		contra de la naturaleza’. Es cautivante y conmovedor ver cómo los perros 
		se adaptan a su nuevo entorno”. 
		Mientras los perros luchan por permanecer con vida en medio de las más 
		duras condiciones imaginables, el equipo de perros depende de la 
		estrecha cooperación de la jauría y la aparición de un nuevo y 
		sorprendente líder: Max, quien de ser el más tímido y sumiso del equipo, 
		encuentra su fuerza en la adversidad. “En cierta forma, la historia de 
		Max es análoga al viaje emocional de Jerry”, afirma DiGilio. “Al 
		comienzo, Max está al final de la jauría y se desarrolla hasta ser un 
		verdadero alfa, aprendiendo a lo largo del camino a aceptar 
		responsabilidades. Jerry es un gran guía, pero se ve obligado a madurar 
		y enfrentar el hecho de que no puede hacer las cosas solo. Ambas son 
		historias de madurez acerca de descubrir tu verdadero potencial”. 
		El ambicioso guión de DiGilio para RESCATE EN LA ANTÁRTIDA podría haber 
		sido catalogado como una gran idea, pero demasiado desafiante para crear 
		en la pantalla... pero el guión llegó a manos de uno de los realizadores 
		más aventureros de Holywood, Frank Marshall, quien reaccionó de manera 
		instantánea y profunda a la historia. Sin siquiera darse cuenta de que 
		estaba inspirada en un incidente real, Marshall encontró que era un 
		conmovedor ejemplo de cómo las historias de aventuras pueden revelar el 
		valor, la amistad y los sacrificios que nos ayudan a salir adelante en 
		los momentos más difíciles. 
		“Me encantaron todos los temas diferentes que se tocan en RESCATE EN LA 
		ANTÁRTIDA”, afirma Marshall. “Me encanta la aventura, me encantan los 
		perros, me encanta el aire libre, me encantan las historias de 
		supervivencia y esperanza... y especialmente me encanta abordar 
		historias que son un verdadero reto para llevar a la pantalla”. 
		Marshall continúa: “Creo que me sentí atraído por RESCATE EN LA 
		ANTÁRTIDA porque siempre me atrajeron las historias sobre la grandeza 
		del espíritu humano, sobre la voluntad de seguir adelante y de seguir 
		intentándolo bajo las condiciones más extremas. Esta es una historia 
		acerca de lo que sucede cuando personas y animales comunes enfrentan 
		eventos extraordinarios que exigen lo mejor de cada uno. Tenemos la 
		singular historia de la lucha de los perros, como una especie de familia 
		que trabaja unida para superar lo imposible, pero también se trata del 
		derrotero que tienen que hacer los humanos – el de madurez y superación 
		de Jerry Shepard, el de Davis para descubrir que la vida es más que 
		investigación – y todos estos viajes se unen en una forma muy emotiva”. 
		Una vez que Marshall se enteró de la expedición japonesa original en 
		1958 y de la aclamada película acerca de ella, se sintió aun más 
		fascinado. Se reunió con el productor Masaru Kakatani, quien 
		originalmente produjo la película japonesa Antarctica, y escuchó sus 
		apasionantes y emotivas historias de las entrevistas con los miembros 
		originales de la expedición. También contactó a su amiga Susan Butcher, 
		cuatro veces ganadora de la carrera de trineos tirados por perros más 
		importante del mundo, la Iditarod, para aprender cuanto le fuera posible 
		acerca de las vidas, las mentes y las asombrosas habilidades de los 
		perros esquimales al realizar el trabajo para el cual tienen una aptitud 
		natural. “Susan me dio mucha información acerca de cómo los perros 
		trabajan juntos como una manada para sobrevivir”, afirma Marshall. 
		“Aprendí mucho de ella acerca de cómo darle vida al mundo de los perros 
		de tiro”. 
		Pero mientras Marshall realizaba su investigación inicial, anticipaba el 
		más grande de los retos: la extraordinaria tarea de recrear de alguna 
		forma la remota majestuosidad, el esplendor glacial y los peligros 
		relacionados con el extremo clima de la Antártida en locaciones de 
		filmación tan difíciles como la ciudad norteña de Smithers, Columbia 
		Británica, y la fría y oscura isla de Groenlandia, que cuenta con una 
		población muy reducida. 
		“La producción de RESCATE EN LA ANTÁRTIDA está entre las más desafiantes 
		que jamás haya experimentado”, resume el director. “Estábamos en medio 
		del Sahara para Raiders of the Lost Ark y estuvimos atrapados en un 
		glaciar a diez mil pies de altura en Alive, pero esta película está 
		entre las tres primeras. Lo que fue muy gratificante en RESCATE EN LA 
		ANTÁRTIDA es que la mayoría de los elementos de la película se lograron 
		a pesar de los grandes desafíos del entorno. Contamos con un reparto 
		maravilloso, perros excepcionales, locaciones fantásticas y, a lo largo 
		de cada minuto de la producción, nos sentimos inspirados por esta 
		inolvidable historia de humanos y animales que triunfaron en contra de 
		las probabilidades”.  
		 
		 
		LOS PERROS DE TIRO: LOS OCHO HÉROES EN EL CORAZÓN DE RESCATE EN LA 
		ANTÁRTIDA  
		Mientras que el reparto humano era clave para las emociones y el humor 
		de RESCATE EN LA ANTÁRTIDA, no habría historia que contar a menos que 
		los realizadores pudieran encontrar a ocho actores caninos capaces de 
		mostrar el viaje valeroso, emocional y repleto de acción de los perros 
		atrapados en la Antártida. Los perros tendrían que darle vida a esta 
		espeluznante aventura, de modo que para reunir a uno de los repartos 
		animales más talentosos jamás requeridos para una película 
		cinematográfica, el director Frank Marshall recurrió a los servicios de 
		Birds & Animals, una de las empresas de entrenamiento de animales más 
		destacadas de Hollywood. 
		Marshall afirma: “Sabíamos que uno de los elementos más importantes 
		sería la selección del reparto de perros. Era tan importante para 
		nosotros que cada perro tuviera su propia característica individual y su 
		propia imagen física – y verdaderamente sus propias y diferentes 
		historias – que teníamos que encontrar ocho perros que fuesen totalmente 
		distintos. Comenzamos temprano con el proceso de selección debido a que 
		era algo vital”. 
		Finalmente, Birds & Animals y los realizadores de RESCATE EN LA 
		ANTÁRTIDA reunieron a un ecléctico reparto canino que incluyó tanto a 
		estrellas antiguas de cine como a pequeños cachorritos, cada uno elegido 
		por su especial imagen y comportamiento. Las estrellas caninas incluyen 
		a: Koda Bear, de siete años, que interpreta al alfa de la manada Maya; 
		D.J. de seis años, que interpreta a Max, un líder en potencia; Noble, de 
		tres años, que interpreta al perro de color gris Shadow; Conan, de dos 
		años, que interpreta al rojizo Buck; Floyd, de cuatro años y Sitka, de 
		tres años, quienes interpretan a los perros mellizos Dewey y Truman; 
		Jasper, de tres años, que interpreta al bullicioso y rebelde Shorty; y 
		el perro de cuatro años de edad Apache, que interpreta al veterano de la 
		manada, Old Jack. 
		“Vimos a muchísimos perros, pero mis dos favoritos fueron Koda Bear, que 
		interpreta a Maya, y D.J. que interpreta a Max, el perro que toma el 
		liderazgo del grupo durante el viaje”, afirma Frank Marshall. “Koda Bear 
		tiene una talla muy noble que resultaba perfecta para la maternal Maya, 
		la Gran Dama de todos estos perros con su belleza plateada; y D.J. era 
		evidentemente muy fuerte pero también juguetón y no se parecía a ningún 
		perro que hubiera visto jamás, con unos profundos ojos azules 
		fantásticamente expresivos”. 
		Marshall incluso le tomó afecto al rebelde Shorty: “Jasper, quien 
		interpretó a Shorty, era igualmente rebelde hasta la médula. A veces iba 
		corriendo y dando brincos y seguía de largo hasta salirse de la toma. 
		Era verdaderamente travieso pero también era perfecto para su papel”. 
		En todo momento había docenas de perros en el foro de grabación: los 
		“perros actores” (varios de los papeles fueron interpretados por varios 
		perros) y sus “perros de tiro dobles” que estaban listos para la acción 
		en las más complicadas escenas de tiro de trineos con perros. Cada uno 
		de los perros recibió entrenamiento especial para las destrezas que 
		demuestran en la película, desde sacarse los collares hasta llevar aves 
		vivas en sus bocas y luchar con un leopardo marino de animatrónica. Este 
		trabajo recayó en las manos del entrenador principal de animales Mike 
		Alexander, quien tuvo uno de los trabajos más agotadores en la película. 
		Alexander afirma: “Cuando leí el guión por primera vez pensé: ‘¿Cómo 
		diablos vamos a hacer todas estas cosas?’ Había muchísimos retos y 
		muchos de ellos ni siquiera los podíamos prever cuando comenzamos”. 
		Los perros comenzaron su entrenamiento en California y luego, tres meses 
		antes de comenzar a filmar, los perros y un equipo de 20 entrenadores se 
		trasladaron a una granja en el campo cubierto de nieve cerca de Smithers 
		para aclimatarse al frío y al hielo. El entrenamiento básico inicial era 
		totalmente orientado a transmitir emociones. “Frank quería tantos 
		movimientos pequeños y expresivos como pudiéramos lograr, de modo que 
		les enseñamos muchos movimientos de cabeza junto con gruñidos y 
		sonrisas”, afirma Alexander. “También pasamos mucho tiempo trabajando 
		con los perros que interpretan a Max y a Maya para que interactuaran en 
		forma íntima, dándose besos y chocando hocicos todo el tiempo”. 
		Con el progreso del entrenamiento de los perros, éstos comenzaron a 
		desarrollar toda una nueva colección de habilidades, desde perseguir 
		pájaros en el aire (que se logróa lanzando juguetes con un cable para 
		atraerlos) hasta arrastrarse sobre delgadas capas de hielo. Los perros 
		incluso tuvieron que soportar ser enterrados bajo montones de nieve. 
		“Tuvimos que enseñarles eso muy lentamente. Primero trabajamos para que 
		con una orden se hicieran un ovillo y se echaran”, explica Alexander. 
		“Luego comenzamos a ponerles un poquito de nieve encima y a 
		recompensarlos por permitirlo. Cada vez que lo hacíamos poníamos más 
		nieve sobre los perros, ¡hasta que se sintieran cómodos cuando estaban 
		totalmente enterrados!” 
		Algunos de los comportamientos más simples fueron los más difíciles de 
		entrenar. “Tuvimos que enseñarles a los perros a observar a Paul, que en 
		la película parece algo muy natural, pero en realidad es algo muy 
		difícil”, señala Alexander. “Los perros han pasado mucho tiempo con sus 
		entrenadores y están en sintonía con ellos, de modo que en forma natural 
		es a ellos a quienes quieren mirar. Paul trabajó con nosotros, 
		preparando y alimentando a los perros, acariciándolos y hablándoles para 
		desarrollar un verdadero vínculo con ellos. Al mismo tiempo nosotros 
		trabajamos con los perros para que miraran a Paul cuando de hecho hay un 
		entrenador fuera de cámara diciéndolas cosas como ‘saca la pata’”. 
		Cada perro tenía dos entrenadores que trabajaban con ellos siempre que 
		las cámaras estaban rodando – otro inmenso reto porque en los espacios 
		abiertos del norte de Canadá era muy difícil esconder a estos extraños 
		humanos de la cámara. Incluso tirar el trineo podía ser un reto para los 
		perros, porque en lugar de correr a toda prisa sobre la nieve durante 
		varias millas, de acuerdo con su instinto, estos perros actores con 
		frecuencia tenían que tirar el trineo sólo cinco pies para luego parar 
		en seco para una escena dramática. 
		A lo largo del proceso, los perros desarrollaron sus propios vínculos 
		animales. “Estos perros son seres muy sociables, ¡pero lo interesante es 
		que formaron su propia jerarquía social de tal forma que básicamente era 
		igual a la de los personajes en la película! Simplemente encajó con el 
		guión, algo que me pareció increíble”, afirma Alexander. 
		Para Marshall, trabajar con el reparto canino tuvo sus tribulaciones y 
		sus recompensas. “En cierta forma, son iguales que los actores en tanto 
		que tienen que estar preparados y listos para sus escenas, ¡pero también 
		se los tiene que alimentar, sacar a caminar y entrenar! Y la forma de 
		trabajar es totalmente distinta porque tienes que descifrar no solamente 
		lo que tus actores y perros están haciendo en la escena, sino también 
		dónde estarán los entrenadores, porque el entrenador tiene que estar lo 
		suficientemente cerca para dar las órdenes y mantener la atención de los 
		perros. Requiere una atención adicional a los detalles”. 
		Y continúa: “Por momentos fue absolutamente divertido en el foro, con 
		ocho entrenadores que gritaban diferentes órdenes a sus perros mientras 
		la cámara estaba rodando. Los entrenadores hicieron un trabajo 
		magnífico: en general, existió una asombrosa dedicación, disciplina y 
		pasión que nos permitió narrar la historia de los perros en una forma 
		muy divertida y conmovedora”. 
  
		
		
		  
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