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NOTAS DE PRODUCCIÓN
BREVE SINOPSIS
Bruno, de ocho años, es el hijo protegido de un oficial nazi cuyo
ascenso provoca el traslado de la familia desde su confortable hogar en
Berlín hacia un área desolada, donde el solitario niño no halla nada que
hacer ni nadie con quien jugar. Ganado por el aburrimiento e impelido
por la curiosidad, Bruno desoye las reiteradas indicaciones de su madre
respecto de no explorar el jardín trasero y se encamina hacia la
‘granja’ que vio a una distancia cercana. Allí conoce a Shmuel, un niño
de su edad que vive una existencia paralela y extraña del otro lado de
la cerca de alambre de púa. Su encuentro con el niño del pijama de rayas
conduce a Bruno desde la inocencia hasta una creciente conciencia del
mundo adulto que los rodea, a medida que sus encuentros con Shmuel
devienen en una amistad con devastadoras consecuencias.
SINOPSIS
Berlín, década de 1940. Bruno, un niño de ocho años, regresa de jugar
con sus compañeros de escuela y encuentra que su casa estalla en
preparativos: su padre, un oficial nazi, acaba de ser ascendido y su
madre está planeando una fiesta. Bruno no ve motivos para celebrar ya
que el nuevo puesto de su padre está fuera de Berlín y toda la familia
deberá mudarse al campo, lo cual lo obligará a abandonar su casa y a sus
amigos a los que adora. Sus temores acerca de su soledad se confirman
cuando la familia llega a su triste y aislada nueva casa.
Para Bruno es difícil acostumbrarse a su nueva vida y pronto se siente
aburrido. No hay niños con quienes jugar y su madre le prohíbe explorar
la zona detrás de la casa. Su hermana mayor Gretel ya no se molesta en
hablarle: está demasiado ocupada organizando sus muñecas o charlando con
uno de los subalternos de su padre, el guapo y amenazante Teniente
Kotler. A Bruno lo intriga una especie de extraña granja que ve desde la
ventana de su dormitorio, donde todos los habitantes parecen vestir
pijamas de rayas. Cuando trata de averiguar más acerca de la ‘granja’,
le dicen que no se preocupe y que sobre todo no se acerque allí. Sabemos
lo que Bruno desconoce: que la ‘granja’ es un campo de exterminio. Su
madre tampoco lo sabe, ya que cree que viven al lado de un campo de
prisioneros o de trabajos forzados. Su padre ha jurado no revelar nunca
el verdadero propósito de una fábrica de muerte diseñada para poner en
práctica la ‘Solución Final’, la sistemática erradicación de los judíos.
Bruno se hace amigo de un operario de cocina llamado Pavel, un hombre
triste y evasivo que viste un pijama de rayas debajo de su delantal.
Cuando en ausencia de su madre, Bruno se cae de una hamaca en el jardín
y se corta la rodilla, Pavel es quien le brinda cuidados y le venda la
herida. Entonces le cuenta a Bruno que en una época él era practicante
médico; y trata de sonreír cuando el niño le responde que muy bueno no
debería de ser si necesitaba práctica.
Tras semanas de andar por la casa, finalmente Bruno desafía a su madre y
se desliza por el jardín trasero en busca de aventura. Vagando por el
bosque, llega finalmente hasta una cerca de alambre de púas. Del otro
lado, un niño con pijama de rayas está vaciando escombros de una
carretilla. Emocionado por haber encontrado al fin a alguien de su edad
para jugar, Bruno comienza a visitar todos los días a su nuevo amigo
Shmuel, pero mantiene el secreto ante sus padres y su hermana.
A medida que pasan las semanas, Bruno empieza a preocuparse cada vez más
por lo que ve y escucha en casa y por aquello de lo que se entera en su
nueva vida secreta junto al alambrado con Shmuel. Presencia cómo el
volátil Teniente Kotler golpea brutalmente a Pavel, el ayudante de
cocina; y más aun, tras una broma repulsiva del Teniente, su madre ha
comenzado a desentrañar la verdadera causa del fétido humo que sale de
las chimeneas del campo. A Bruno también le provocan aprensión los
cambios de su hermana, quien adoctrinada por las lecciones de su tutor y
entusiasmada con el Teniente Kotler, ha empapelado su cuarto con
propaganda nazi. La deteriorada atmósfera de su la familia, sumada a las
historias narradas por Shmuel, hacen que Bruno se cuestione si algo
siniestro está ocurriendo al otro lado del alambrado y si su padre es
realmente el hombre bueno que él siempre había creído.
A Bruno lo sorprende encontrar a Shmuel limpiando las copas en su casa y
le convida una masita, pero ambos son descubiertos por el Teniente
Kotler, quien acusa a Shmuel de robar comida. En lugar de defender a su
amiguito del agresivo soldado, Bruno le dice a este que nunca ha visto a
Shmuel. Luego, torturado por el remordimiento, Bruno va una y otra vez
hasta la cerca para disculparse con su amigo, pero el niñito del pijama
a rayas no aparece. Cuando finalmente lo hace, su rostro tiene una
horrible herida provocada por el puño del Teniente Kotler. La vergüenza
de Bruno es muy profunda; sin embargo, Shmuel lo perdona y así se
restituye la amistad.
Entretanto, la relación entre los padres de Bruno se ha tornado tan
tensa que el padre decide enviar a su familia con una tía que vive en
Heidelberg. Esta mudanza que Bruno había ansiado tanto ahora es un
golpe, ya que el niño se da cuenta de que será separado de su nuevo
amigo.
En uno de sus últimos encuentros, Bruno se entera de que el padre de
Shmuel está desaparecido desde hace tres días y promete ayudar a su
amigo a buscarlo; en cierta forma considera que esta es una oportunidad
de expiar su vergonzosa traición. El día de la mudanza a Heildelberg,
Bruno sale sigilosamente para encontrarse con Shmuel, armado con una
pala y listo para encarar la última aventura. Y pronto es atrapado por
un monstruoso engranaje que sellará su destino junto al de su amigo y al
de incontables inocentes, del otro lado del alambrado.
LA PRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS, una presentación de Miramax Films en
asociación con BBC Films, producción de Heyday Films, fue filmada en
locación y en el estudio en Hungría durante nueve semanas en el verano
de 2007. El film es una adaptación de la premiada novela The Boy in the
Striped Pyjamas de John Boyne y está dirigido por Mark Herman, entre
cuyos filmes pueden mencionarse Brassed Off, Little Voice y Hope Springs.
EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS está producido por David Heyman, de
Heyday Films, productor de la franquicia Harry Potter, de I Am Legend,
protagonizada por Will Smith, y de la próxima Yes Man, con Jim Carrey
como protagonista para Warner Bros. La coproducción es de Rosie Alison,
de Heyday, junto a los coproductores húngaros Gabor Varadi (Taxidermia,
8MM 2) y Peter Miskolczi (Taxidermia, 8MM 2).
El reparto incluye a Asa Butterfield (Son of Rambow, Ashes to Ashes)
quien interpreta a Bruno, junto al debutante Jack Scanlon en el papel de
Shmuel. Los padres de Bruno están interpetados por David Thewlis (Harry
Potter and the Order of the Phoenix, Naked) y Vera Farmiga (The Departed,
Breaking and Entering); su hermana Gretel está interpretada por Amber
Beattie (Supernatural, Walking to Nairobi). Son también protagonistas
Richard Johnson (Jump!, Waking the Dead), Sheila Hancock (The Russian
Bride, Three Men and a Little Lady), Rupert Friend (The Libertine, Pride
and Prejudice), David Hayman (Waking the Dead, Where the Truth Lies),
Jim Norton (Waking the Dead, Harry Potter and the Chamber of Secrets) y
Cara Horgan (The Libertine, Hotel Infinity).
El equipo de detrás de cámaras comprende al fotógrafo Benoit Delhomme (Breaking
and Entering, The Proposition), al diseñador de producción Martin Childs
(Miss Potter, Shakespeare in Love), a la diseñadora de vestuario Natalie
Ward (Derailed, Breaking and Entering), al editor Mike Ellis (Brassed
Off, Little Voice), a la maquilladora y estilista de peinados Marese
Langan (Angel, Kingdom of Heaven) y al encargado de mezcla de sonido
John Casali (The Good Shepherd, Munich). La música original fue
compuesta por el ganador del Oscar James Horner (Titanic, A Beautiful
Mind).
LA GÉNESIS DEL FILM
EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS es un relato que intenta brindar una
perspectiva única de los efectos de los prejuicios, el odio y la
violencia en las personas inocentes, en particular en los niños, en
épocas de guerra. A través de los ojos de Bruno, un fantasioso niño
alemán de ocho años, hijo de un comandante nazi y muy protegido de la
realidad de la guerra, somos testigos de una amistad prohibida que se
desarrolla entre él y Shmuel, un niño judío prisionero de un campo de
concentración. Aunque físicamente están separados por un alambrado de
púas, sus vidas terminan inevitablemente entrelazadas.
“Es sabido que una obra de ficción ubicada en la época y el lugar donde
se desarrolló el Holocausto es polémica y cualquier escritor que trate
tales historias debe estar seguro de su intención antes de comenzar.
Quizás esto sea particularmente importante en el caso de un libro
escrito para niños”, afirma John Boyne, autor de la novela best-seller
The Boy in the Striped Pyjamas. “A mí, que soy un escritor irlandés de
34 años, me parecía que la única forma respetuosa de abordar el tema
debía ser a través de la inocencia, con una historia narrada desde el
punto de vista de un niño inocente que probablemente no pudiera entender
los horrores en los que se veía inmerso. Creo que esta inocencia es lo
más cercano que alguien de mi generación podría captar del horror de esa
época”.
Y continúa: “’¿Qué ocurre en este lugar?’ se pregunta Bruno. ‘¿Por qué
hay tanta gente del otro lado del alambrado?’ Preguntas simples, quizás,
pero a un nivel básico ¿no son esas las preguntas que nosotros todavía
nos hacemos? Y quizás ese sea el trabajo para cualquier escritor o
artista: seguir buscando respuestas, asegurarnos de que esas preguntas
continúen haciéndose, de modo que nadie olvide por qué necesitan
plantearse en primer lugar”.
David Heyman, el productor responsable de la franquicia Harry Potter,
había estado dándole vueltas a la novela The Boy In The Striped Pyjamas,
si bien el director y guionista Mark Herman tenía los derechos del
libro. Cuando ambos se encontraron y descubrieron que tenían ideas y una
sensibilidad parecida respecto del proyecto, decidieron unirse para
trabajarlo. Los dos aceptaban que una obra de ficción ubicada en el
contexto del Holocausto era un territorio polémico, pero ellos
respondían con pasión a la historia, como un convincente y accesible
drama humano con un mensaje perdurable e importante. Acordaron con Boyne
que cada intento de explorar el oscuro centro de la época nazi para
esclarecer a las nuevas generaciones, de modo que no se olvide ni se
repita lo que ocurrió, no solo es válido sino también necesario.
“Cuando leí el libro, inmediatamente me pude imaginar el film”, recuerda
Mark Herman. “Pero también me pude imaginar un film que sería muy
difícil de concretar por la naturaleza extremadamente sensitiva del
tema”.
“Uno de los personajes de Graham Greene dice que el odio es una falla de
la imaginación”, dice David Heyman. “Adhiero completamente, y también
creo que la enormidad del Holocausto –la escala de barbarie, el número
de muertos y refugiados y, exponencialmente, de vidas destruidas– hace
imposible mensurarlo porque las cifras son francamente inconcebibles. Si
uno trata de introducir a un niño en esa época no tan distante, esos
números plantean una extrema distancia. Creo que John Boyne ha
encontrado una manera excepcionalmente emotiva y efectiva de abordarlo,
al centrar su historia en dos niños y una familia”.
Continúa Heyman: “A mí me atraen las historias humanas y esta es, por
sobre todas las cosas, una historia humana. Si bien es un relato sobre
el Holocausto ubicado en los años 40 en Alemania, para mí es atemporal.
Con todos los conflictos que se viven hoy en día en Ruanda Somalia,
Palestina, Israel, Darfur, Zimbabwe o Irak, esta historia me resulta hoy
tan relevante como en cualquier otro momento histórico. Ha hecho eco en
mí y ha conmovido a miles de lectores en todo el mundo. Que los niños
poseen el potencial y la habilidad de sobreponerse a sus diferencias
culturales y de identidad, que en definitiva esa gente puede llevarse
bien si no se estimula el odio, que los gobiernos, las instituciones y
los medios pueden y de hecho cultivan el conflicto y la desconfianza,
son ideas oportunas de relevancia universal. Y creo que esta historia
las hace accesibles a todos”.
“El escritor Premio Nobel Elie Wiesel dice que si no se estuvo allí no
hay que escribir sobre eso”, refiere el autor John Boyne. “Y hasta
cierto punto estoy de acuerdo con él. Al mismo tiempo, nos dicen que no
hay que olvidar. Entonces me parece que, a medida que pasan las décadas,
es función de los artistas encontrar nuevas formas de narrar esta
historia, de recordarle al mundo quiénes fueron los que murieron. Si uno
aborda el tema sin manipulaciones, sin trivializarlo pero de forma de
llegar a un nuevo público, está cumpliendo con su objetivo. Siempre les
digo a los niños que han leído mi libro: “Si te conmoviste con él, si la
historia de esos dos niños te interesó, aquí tienes una lista de libros
que deberías leer”. Y son libros de autores como Wiesel, Primo Levi y
Anne Frank, quienes experimentaron el Holocausto y tienen autoridad
moral. Espero que los artistas de hoy puedan hacer que los niños se
interesen por los libros que deberían leer”.
Todos los integrantes del equipo de producción de EL NIÑO CON EL PIJAMA
DE RAYAS tenían muy en claro que estaban filmando una obra de ficción y
no un documental; sin embargo, dado su sustento histórico, fueron muy
meticulosos en respetar el contexto en el que se desarrolla la trama.
“Nos preocupaba en extremo al autenticidad", asegura Mark Herman.
"Cuando investigué para la adaptación, aprendí que los comandantes de
los campos de concentración juraban bajo amenaza de muerte mantener en
sumo secreto sus actividades. Les estaba prohibido decirle a nadie, ni
siquiera a sus familias, lo que implicaba su ‘trabajo’. Esto ayudó a
escribir el guión, en particular a explicar por qué el comandante no le
había contado nada a su esposa acerca del programa de exterminio; ella
cree que es un campo de trabajos forzados y accidentalmente descubre la
verdad. El público de hoy tiene la ventaja de la perspectiva histórica,
de modo que ciertas cosas le resultan obvias. Al público actual podría
parecerle que la esposa sabe lo que ocurre – vive al lado de un campo de
concentración – pero algunas personas realmente no lo sabían. Por
ejemplo, la esposa del comandante de Auschwitz vivía virtualmente en lo
más alto del campo y durante dos años no supo que era un campo de
exterminio. Lo fascinante de la historia es que estos dos niños, a ambos
lados del alambrado, no saben realmente lo que está ocurriendo”.
“Mark ha intensificado el drama de la familia y ha aportado el punto de
vista adulto de la madre, quien descubre gradualmente lo que ocurre en
el campo; eso estaba mucho menos desarrollado en la novela”, describe la
coproductora Rosie Alison de Heyday Films, quien coordinó la
investigación histórica del film. “También se agregó un film de
propaganda nazi que surgió de nuestra investigación, un desagradable
corto de 14 minutos que muestra falsamente la vida en los campos de
concentración: actividades recreativas, comidas socialmente compartidas,
rostros sonrientes. Mark decidió realizar una versión para el film de
modo que Bruno tuviera algunas visiones de esto y creyera que sabe lo
que es un campo de concentración: un lugar bastante agradable. Esto
renueva brevemente su fe en su papá”.
Alison continúa: “Este es un relato basado en la Historia y tuvimos
mucho cuidado en tratar la Historia con respeto. Es un drama muy
oblicuo, ya que todo es visto desde el otro lado del alambrado hasta el
final y la realidad del campo no se ve hasta las últimas escenas. El
aspecto más polémico de la historia, quizás el mayor uso de la licencia
poética, es la presencia de Shmuel en el campo de concentración.
Probablemente esa sea la zona donde la ficción y la realidad más se
separan en el film porque la realidad, el hecho horrible más
inimaginable, era que los niños que llegaban a los campos de
concentración eran inmediatamente enviados a la muerte. Sin embargo,
alrededor de 1944 en Auschwitz en particular, aún había niños
sobrevivientes y ha habido casos individuales de niños mantenidos vivos,
ya fuera para experimentos médicos o para trabajos específicos (como el
caso documentado de dos niños de Treblinka que debían alimentar a los
patos del estanque). Existen famosas fotografías de niños sobrevivientes
en la liberación de los campos, pero lo cierto es que en general eran
llevados directamente desde el transporte a las cámaras de gas. La
historia de Shmuel, por lo tanto, requiere una suspensión del
descreimiento”.
“La Historia posee un molde de repetición y creo que es importante que
estas narraciones sean contadas, en cualquier formato y por quien sea,
en tanto el contenido emocional sea verdadero”, afirma el productor
David Heyman. “Esta es la historia de una familia cualquiera, de gente
común que a través de la ignorancia, la inocencia o la obediencia y sin
cuestionamientos a la autoridad –sin importar lo aberrante de esas
órdenes– personifica de manera reconocible lo que Hannah Arendt llamaba
al ‘banalidad del mal’. Espero que los jóvenes y también otros públicos
se conmuevan con EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS y salgan entendiendo más
profundamente el costo personal de semejante tragedia de modo de
acercarse a sus participantes, ya sean éstos víctimas o victimarios”.
“El film fue realizado con honestidad, pasión y convicción por gente que
siente un gran respeto y admiración tanto por los que sobrevivieron como
por los que no pudieron”, finaliza Hayman. “De verdad creo que es muy
importante mantener viva esta historia de modo de no repetirla. Creo que
cada cosa que hagamos con este fin, cada paso que demos para hacer que
una persona mire el mundo de una manera diferente valdrá la pena”.
REPARTO Y PERSONAJES
"Vimos a cientos de jóvenes actores para el papel de Bruno, el hijo del
comandante del campo", dice el director Mark Herman. "La cinta del actor
Asa Butterfield fue la primera que recibí y él fue la tercera persona
que vi. En seguida pensé que era fantástico para el papel pero seguimos
buscando porque queríamos asegurarnos de que no quedara piedra sin
remover. Al final volvimos a él ya que lo crucial para nosotros era
encontrar a un niño que pudiera atrapar a la pantalla. Asa lo hizo.
Tiene la mezcla exacta de inocencia y curiosidad necesarias para el
papel y esa mirada tan atenta e irresistible".
"Mark me ayudó mucho diciéndome cuándo y cómo hacer las cosas", dice con
franqueza el actor Asa Butterfield de 10 años de edad. "Lo único que no
me gusta de hacer películas es tener que repetir las escenas una y otra
vez, ¡pero supongo que de eso se trata filmar!" Antes de obtener su
papel Asa sabía algo del contexto histórico de la historia. "Sabía algo
acerca de todo esto", dice. "Pero no sabía que se llamaba el Holocausto.
Casi lloré al leer el guión."
Para la selección de Shmuel, el niño judío del otro lado del alambrado,
Herman dice: "Vi a Jack Scanlon entre cientos de niños, cuando el
proceso de selección estaba bastante avanzado. Jack es conmovedor sin
ser sensiblero, tiene una dignidad natural. Pero tenía que elegir a
alguien que tuviera una buena química con nuestro Bruno para interpretar
a Shmuel. Después de haber reducido la selección a tres muchachos,
hicimos pruebas para ver con quién hacia Asa una mejor pareja. Jack y
Asa interpretaron muy bien sus papeles el uno junto al otro".
Jack Scanlon, de ocho años de edad, hizo su debut cinematográfico con
papel de Shmuel. El resumen que nos cuenta de la historia durante este
período y la conclusión que saca nos demuestran perfectamente su exacta
comprensión de la injusticia causada a las víctimas: "Los alemanes
perdieron bastante mal en la Primera Guerra Mundial ante los ingleses.
Por lo tanto, Hitler volvió a ellos y agarró a todos los judíos y a las
personas que estaban en contra de él y los puso en estas cosas llamadas
“guetos” y luego se los llevaron a los campos. Y Bruno piensa que es
porque los judíos son los mejores trabajadores. Pero en realidad Hitler
los pone allí porque es como un castigo… En realidad no lo es, porque
¿qué han hecho de malo? "
Para el papel de la hermana de Bruno, Gretel, Herman escogió a la joven
actriz Amber Beattie. "Fue impresionante en las audiciones", recuerda
Herman. "Y al igual que Asa, Amber se convirtió en la medida que otras
posibles Gretels debían superar. Ninguna lo hizo, ella estuvo por encima
del resto todo el tiempo. Amber tiene una valiente franqueza y como
Gretel, a pesar de que desdeña a Bruno y es seducida por la juventud
Hitleriana, cuando la historia avanza logra sostener nuestra
comprensión".
La joven adolescente Amber Beattie es parte del público destinatario de
EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS. Lloró al leer el libro y al ver la
película por primera vez y se llevó un simple pero esencial mensaje de
la historia: "Creo que la lección de la película es no juzgar a otras
personas y tratar a todos como iguales. Porque realmente somos todos
iguales. "
El productor David Heyman quedó impresionado con la relación de Mark
Herman con su elenco y en particular aprecia su habilidad para
comunicarse con los miembros más jóvenes. "Es muy fácil consentirlos y
complacerlos", dice Heyman, "pero Mark no lo hizo. Trató a los niños
como a personas maduras con pensamientos e ideas propios; los trató con
el respeto que merecen y requieren y creo que los niños respondieron en
consecuencia. Creo que se dieron cuenta de que estaban haciendo algo
serio y dramático, algo que exigía su esfuerzo y atención y que el
precio valía la pena. Como resultado mostraron hacia el trabajo el mismo
respeto que Mark mostró hacia ellos. Mark Herman es un director muy
comprensivo que tiene un verdadero aprecio por los personajes que
escribe y por los actores que dirige".
La actriz americana Vera Farmiga interpreta a Elsa, madre de Bruno y
esposa del comandante. El director Mark Herman tenía sumo interés en
explotar en ella su capacidad de ser camaleónica, que anteriormente
había atraído la atención de directores como Martin Scorsese y Anthony
Minghella: "Lo que me atrajo de Vera es su inmersión total en cada papel
que interpreta. Ella es diferente y casi irreconocible en cada una de
las películas en las que la he visto. Aparecía cada mañana en el set de
filmación como una señora de los años 40 completamente irreconocible.
Tiene un aspecto muy europeo y es una maravillosa actriz. Capta la
ambigüedad moral y le da al personaje de la esposa del comandante una
particular humanidad y comprensión cuando se va enterando de a poco
sobre de las cámaras de gas. Creo que Vera y David elevaron el film
hasta un nivel diferente del que incluso yo había esperado".
Vera Farmiga investigó intensamente su personaje y su interpretación de
Elsa es una amalgama de todos los diarios y revistas que leyó: "Es una
especie de compilación de todas las mujeres en el Tercer Reich: Paula
Hitler, Emmy Goering, Magda Goebbels, Eva Braun, Leni Riefenstahl… todas
ellas. También pasó mucho tiempo mirando toda la propaganda sobre la
maternidad, el culto a la maternidad y lo que significaba, lo que las
mujeres se esforzaron por ser madres y cómo fue su posición durante todo
ese período. "
"En cierto sentido Elsa es como una guardiana del alambrado; su misión
es ocultar su existencia y lo que hay más allá de él y cuando Bruno
descubre el alambrado, es su misión disuadirlo de que investigue", dice
Farmiga . "Hay una línea de diálogo en la novela que para mí es clave
para el personaje de Elsa. Poco después de haber llegado a la casa del
campo, Bruno dice: “Pienso que fue una mala idea ". Y su madre responde:
"No podemos darnos el lujo de pensar".
Farmiga sigue: "Elsa no piensa, no piensa por sí misma, no piensa
profundamente. Elige estar ajena a lo que sucede, ocupada solo en la
seguridad de su familia y en su posición en la sociedad; todo lo demás
está más allá de su periferia. Es una especie de cómplice y asistente de
los ideales, los deseos, la moral y las ambiciones de su marido. Sin
embargo, cuando comienza a abrir los ojos a lo que sucede, a investigar
por sí misma, hay una disminución gradual de la ternura, la confianza y
el respeto hacia su marido. Hasta que en cierto momento se detiene y
dice ¡No! Finalmente condena lo que está pasando. Incluso trata de
mostrar a su marido el mal del que él es responsable. Pero es demasiado
tarde y al final creo que esta negación a ver lo que está pasando
delante de sus narices del otro lado del alambrado le cuesta una vida.
En cierto sentido ella es la autora del destino de su hijo porque ya es
demasiado tarde cuando comienza a investigar. Tiene intuiciones, sabe
que las personas están siendo horriblemente maltratadas. Pero no ve, no
quiere ver porque ver implicaría a su marido y la implicaría a ella
misma".
Farmiga cree que la película va a captar y a la vez a desafiar al
público en muchos niveles: "El personaje de Elsa, con su inicial
indiferencia, apatía e ignorancia, es crucial para responder la pregunta
de cómo tanta gente pudo haber sido asesinada ante los ojos del mundo
sin que nadie lo supiera. Porque esto está pasando en todo el mundo.
Podría fácilmente haber sucedido en Irak o en Afganistán o en Kosovo o
Darfur. Este odio racial existe".
David Thewlis interpreta al padre de Bruno, comandante del campo.
"Siempre he sido un gran fan de David", dice Herman. "Su papel es uno de
los más difíciles de la película, porque en la primera mitad tiene que
parecer un padre amoroso y humano. Sin embargo, nuestro público sabrá
quién es realmente este padre. Interpretar una vida familiar normal es
un trabajo actoral muy difícil. David es fantástico al mostrar calidez.
Nos hace preguntarnos sobre el lado oscuro y oculto de cualquiera que
parezca ser un hombre de familia como él ".
"Creo que la diferencia con este guión es que está visto desde un punto
de vista alemán, a través de los ojos de un niño alemán. En un
principio, parece que el papel que estoy interpretando, el de un padre
amoroso (y a la vez es inmediatamente evidente lo que está realmente
haciendo) podría despertar cierta simpatía ", dice David Thewlis. "El
desafío es no interpretar un cliché, el de un nazi malvado de dos
dimensiones. En mi investigación pude ver que mi personaje estaba basado
en gran parte en los hechos. En el film no decimos cuál campo es, pero
evidentemente no es Auschwitz, porque yo estaría entonces interpretando
a Rudolf Hoess, que tenía cinco hijos y los crió en el centro de
Auschwitz con vista a los crematorios. Y tampoco Joseph Goebbels, cuyos
seis niños fueron trasladados al búnker al final de la guerra y fueron
envenenados por Goebbels y su esposa, quienes luego se suicidaron. No es
en absoluto inconcebible que esta historia haya podido suceder. Es
ficción pero está basada en situaciones posibles. Pusimos distancia
entre nuestra casa de la película y el campo, pero en realidad estaban a
solo unos metros de distancia".
Thewlis sigue: "No creo haber investigado nunca una película tanto como
esta en años, porque sentía el deber de hacerlo. Normalmente tomo a
alguien que conozco, de mi propia vida, o alguien a quien haya conocido
en algún momento y pienso: esta persona podría haber sido así. ¿Cómo
puedo aplicarle esas características? Nunca he conocido a nadie que se
parezca al personaje que estoy interpretando aquí porque es bastante
inimaginable comprender cómo uno puede ser un padre amoroso (estoy
seguro de que él es un padre amoroso) y al mismo tiempo dejar a sus
hijos mientras tomaban el desayuno, ir al lado, literalmente, y pasar el
día en medio de estas terribles, terribles, terribles atrocidades. ¿Cómo
puedes prepara tu mente para esto?"
Al igual que Vera Farmiga, Thewlis leyó muchos documentos personales
escritos por los arquitectos y los autores de la Solución Final para
preparar su rol como comandante de un campo: "Me dieron una carta que
escribió Rudolf Hoess a sus hijos justo antes de su ejecución. La dejé
en casa en la mesa de la cocina y vinieron a casa unos vecinos. No les
había dicho en qué estaba trabajando. Vieron la carta, comenzaron a
leerla y cuando terminaron se dirigieron a mí y me dijeron: “ ¡Qué
hermosa y desgarradora carta que este hombre ha escrito a sus hijos!
¿Quién era? ¿Por qué muere? ¿Estaba enfermo?” A lo que les respondí: "
Sí, ¡estaba MUY enfermo!" Sin embargo, la carta estaba claramente
escrita por un hombre con un intenso amor por sus hijos, muy bien
redactada, era muy conmovedora y casi poética. Intenté comprender a un
ser humano, a un ser humano sensible, ¡pero que es capaz de eso! De
ninguna manera puedo encontrar algo que lo justifique o perdone,
obviamente. Pero mi trabajo es, de alguna manera, encontrar su parte
humana y no ver a todas estas personas como en el cliché, solo como
monstruos. Fueron seres humanos. Y hoy hay gente que es como él ".
"Para mí, EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS es interesante en muchos
niveles", dice Thewlis. "Mi papel es bastante sencillo; luego está mi
esposa que acepta la idea de un campo de prisioneros, pero poco a poco
llega a darse cuenta de que estoy siendo parte del genocidio y luego
vemos el efecto que esto tiene sobre nuestro matrimonio. Está mi hija
Gretel, quien es seducida por la retórica, la política y la Patria. Su
flirteo con el joven soldado es casi una seducción ideológica. Mi padre
está totalmente a favor del Reich pero mi madre se opone completamente a
todo lo que significa el fascismo y lo hace saber. Así es que dentro de
una sola familia, hay cinco o seis diferentes puntos de vista que
evolucionan a lo largo de la película y luego está Bruno cuyo punto de
vista cambia varias veces durante el curso de la historia hasta el
final. Ver la película como una fábula es ver la desintegración de la
familia y es de esperar que en ella se encuentra el castigo por el
pecado del padre".
Para el papel del teniente Kotler, Mark Herman eligió al joven actor
británico Rupert Friend. "Él es uno de esos actores muy versátiles",
afirma Herman. "Puede interpretar personajes muy amables o muy
desagradables. Este papel es muy desagradable y él realiza un trabajo
fantástico y poderoso, escalofriante y peligrosamente seductor.
Entendemos que una joven de la edad de Gretel podría ser atraída por lo
que él representaba. Al mismo tiempo, Rupert logra exponer la extrema
vulnerabilidad del teniente Kotler ante su padre en el interrogatorio en
la mesa".
El teniente Kotler es el catalizador del romance de Gretel con la
ideología nazi (memorablemente descrita por Sir Hugh Trevor-Roper, como
"un vasto sistema absurdo bestial y nórdico") y de la destrucción del
matrimonio del comandante del campamento. Friend describe a su personaje
como un miembro del "círculo íntimo" de la familia: "Es Kotler quien
comete la traición de decirle a la madre que lo que están haciendo es
quemar los cuerpos de los judíos", dice. "Y el padre culpa a Kotler por
la desintegración de su familia feliz. Por supuesto el padre es el que
supervisa las atrocidades, pero culpa a Kotler porque su esposa no sabía
nada antes de que Kotler hablara. Este es el final de la carrera de
Kotler porque el padre lo envía al frente, lo que equivale a una
sentencia de muerte".
Junto a sus compañeros de elenco, Friend se dedicó a la investigar su
papel y leyó material original como cuentas y otros documentos que nos
proporcionan una visión del funcionamiento de la mente de esos asesinos:
"Es un asunto muy delicado y por eso tenía que ser manejado con gran
delicadeza por todos", dice. "Mi desafío principal era encontrar una
forma de entender la mentalidad del Partido Nazi, de entender por qué
alguien obedecería la orden de participar en un genocidio ciegamente y
sin dudar. Entre muchas cosas leí una biografía del comandante de
Auschwitz, Rudolf Hoess, y las maravillosas memorias de una niña que
vivía en las montañas de Hitler. También leí sobre la psicología de la
guerra y la manera en que los soldados encaran el acto de matar. Lo
aterrador sobre estas personas que cometieron estos crímenes es que eran
seres humanos, que eran hombres reales que pensaban y respiraban. No
eran trastornados. Tal vez no tenían la misma brújula moral que
nosotros, pero no eran más que hombres. Creo que es importante que los
veamos, aunque de ninguna manera los comprendamos, al menos con algo de
humanidad para recordar que en cualquier momento estamos sólo a un paso
de una atrocidad como esta".
Al igual que John Boyne, el autor de la novela, el actor David Hayman,
quien interpreta a Pavel, el amable recluso y ayudante de cocina, visitó
el campamento de Auschwitz: "Recorrí Polonia con una compañía de teatro
muchos, muchos años atrás y fui a Auschwitz", dice. "Tuvo un efecto
terriblemente profundo sobre mí. Se dice que las aves no cantan y las
flores no crecen en Auschwitz. No es un cliché. Es verdad. Al salir de
ahí se siente como si algo se nos quedara aferrado. Al salir quieres
hacer algo, algo para arrancar el horror que sientes. Creo que todos y
cada uno de los niños en edad escolar del planeta deberían ir a
Auschwitz y saber que eso es “la inhumanidad del hombre hacia el
hombre”. Eso es de lo que somos capaces y no se debe permitir que esto
vuelva a suceder. "Lamentablemente, sucede. Está sucediendo".
AMBIENTACION Y EXTERIORES
Todo el equipo creativo detrás de cámaras, incluidos el realizador
Benoit Delhomme, el diseñador de producción Martin Childs y la
diseñadora de vestuario Natalie Ward se comprometieron en lograr la
autenticidad, el respeto y la atención al detalle para capturar uno de
los períodos más oscuros de la historia.
La resonancia emocional y el impacto de la filmación, en particular para
el equipo de filmación húngaro, no se deben subestimar. "El equipo de
filmación estaba constante y sumamente consciente de que Hungría apoyó a
Alemania durante las dos guerras mundiales y comprendió la especificidad
de la historia de la década del 40", dice el productor David Heyman.
"Han vivido a través de oficiosos regímenes autoritarios y creo que
están de acuerdo con los ecos contemporáneos de aquella época. Siempre
percibí la pasión de nuestro equipo de filmación por este trabajo en
particular”.
Benoit Delhomme, a cargo de la fotografía, ha leído el libro de un tirón
y se comprometió apasionadamente a darle vida a esta historia. "Esta no
es una película con escenas bonitas", dice David Heyman, "y Benoit
plasmó magníficamente los momentos de malestar y de incomodidad, como
así también los de belleza. Algunos cuadros pueden parecer un poco
desordenados; en uno vemos la cabeza de un personaje en primer plano,
borroso. No es una escena muy prolija, pero es al mismo tiempo adecuada
y elocuente".
"Cuando empecé esta película ", cuenta el diseñador de producción Martin
Childs, "Budapest ya había sido seleccionada, entonces hice mi primer
viaje para ver qué tipo de lugares disponibles había para nosotros. Fue
una visita muy tranquilizadora. Sabía que había mucho trabajo para
hacer, pero la ciudad ya tiene un estilo centro europeo innato. "En el
guión, las escenografías parecían diseñarse a sí mismas; la historia
tiene una geografía muy clara, con lugares contrastantes, que
solucionaron la arquitectura y que solucionaron la relación entre todos
los espacios, cómo funcionan el uno con el otro".
Por ejemplo, las escenas del comienzo de la película son parte de un
montaje en el que Bruno y sus amigos corren por las calles jugando a ser
Messerschmitts. Son seducidos por el "glamour" de la guerra en su camino
de la escuela a casa. Quería que en su camino atravesaran diferentes
barrios, la parte más rica de Berlín y la parte que sus madres no
aprobarían. No queríamos un montaje de monumentos, sino que queríamos
mostrar varios estratos sociales en las primeras secuencias de la
película”.
"Desde el principio supe que tendría que construir el campo", dice
Childs. "Primero tratamos de encontrar algo que sirviera pero al final
lo construimos de cero cerca de un bosque, que es lo que la historia
necesitaba. El campo de concentración debía ser cuidadosamente
investigado ya que variaban mucho de uno a otro, aunque todos servían
para el mismo propósito. Cuidamos mucho el diseño del alambrado donde
Bruno y Shmuel se encontraban, mostrando marrones y grises de fondo
detrás de Shmuel y el bosque verde brillante detrás de Bruno. Como la
historia se cuenta desde el punto de vista de Bruno, pasé mucho tiempo a
su altura, arrodillándome para imaginar las escenas".
"Tenía que parecer real, tenía que parecer verdadero de modo que el
público creyera firmemente estar plantado en ese mundo", dice la
diseñadora de vestuario Natalie Ward. "No se necesita imaginación,
porque se desea que el público reconozca a estas personas. Se ha filmado
mucho sobre este periodo y creíamos que lo conocíamos, pero queríamos
hacerlo correctamente. Una vez que te empiezas a centrar en los detalles
te das cuenta de que no se sabe tanto. Por consiguiente, he hecho miles
de preguntas y mucha investigación".
En cuanto a las escenografías para las escenas finales de la película,
el diseñador Martin Childs sabía que se necesitaba el más alto grado de
autenticidad. "Para la antesala a la cámara de gas y para la cámara de
gas en sí, tuve que hacer una gran cantidad de investigación forense, en
algunos casos muy desagradable", dice. "Hay una famosa fotografía de la
cámara de gas en Auschwitz, que tenía una extraña semejanza superficial
con un sótano que estaba debajo del estudio donde estábamos grabando
unas pocas escenas. Pudimos modificarlo y, afortunadamente, no tuvimos
que construir la cámara de gas de cero."
"Ahora hay una enorme cantidad material escrito y un montón de pruebas
documentales recogidas por los investigadores y por grupos judíos que
tratan de poner al Holocausto en algún tipo de contexto. Como tema y
período de la historia, hay una gran cantidad de material de referencia
que es exacta", dice el director supervisor de arte Rod McLean. "El
documental de Alain Resnais de 1955 Night and Fog tuvo un impacto
particularmente fuerte. Nada te prepara para eso. Así, aunque haya una
gran cantidad de material de investigación disponible, las imágenes y
las descripciones no han perdido nada de su poder para impresionarnos;
tuvimos que dejarlos por unos días para volver al grupo. "
Budapest, la capital de Hungría, fue elegida para las escenas exteriores
de la película, principalmente porque la geografía de la ciudad y los
suburbios que la rodean eran visualmente adecuados para necesidades de
la historia y de la producción. Las ventajas para el presupuesto, la
disponibilidad de un equipo de filmación local de alto nivel y el
espacio del estudio cimentaron el trato. Lo que los realizadores no
habían previsto fue la reacción emocional visceral de muchos de los
miembros del elenco y del equipo de filmación al grabar esta historia en
un país en el que tuvieron lugar las atrocidades que se describen,
cuando el caos de la Segunda Guerra Mundial superó al país y a su
población de maneras horribles.
Situado en ambas orillas del Danubio, Budapest une las colinas de Buda y
los bulevares de Pest. Aunque unos 30.000 edificios fueron destruidos
durante la Segunda Guerra Mundial y más tarde durante la Revolución de
1956, el pasado vive en el detalle arquitectónico de las estructuras que
quedan. La ciudad ha sido escenario de varias producciones
internacionales, simulando ser Londres, París, Berlín del Este y del
Oeste e incluso Buenos Aires.
Después de una extensa búsqueda fue director Mark Herman, al regresar de
una misión de reconocimiento, quien encontró lo que seria la parte
exterior de la casa de Berlín en una concurrida carretera en el distrito
de Zugló en Budapest. Los interiores de la casa se filmaron en el
Castillo de Sacelláry, que fue restaurado, situado en el distrito XXII
de Budapest, Budafok.
Un complejo de edificios de vivienda, una ciudad dentro de otra ciudad,
se utilizó para filmar una redada nazi a los judíos residentes para la
edición de las primeras escenas. Los escolares, que juegan a ser pilotos
de un bombardero, vuelan a través de una elegante plaza ubicada
directamente por detrás del Hotel Kempinski y pasan a través de la zona
adyacente a la Casa de la Ópera.
Después de haber rastreado el área inmediata en busca de todo, desde la
cabaña de cazadores hasta estaciones de tren, el director Mark Herman y
el diseñador de producción Martin Childs decidieron construir la parte
exterior del de la casa del comandante en el campamento en tierras del
orfanato en Fót, conocido como "La ciudad de los niños". El bosque de
"La ciudad de los niños" es el que se utiliza como el paso de Bruno
hasta el alambrado donde se reúne con Shmuel.
Las barracas donde fueron filmadas las escenas del campo de
concentración fueron originalmente construidas para la escenografía de
Escape to Victory de John Houston. Desde entonces, han sido modificadas
varias veces para adaptarse a las necesidades de diversas producciones
húngaras e internacionales.
La escenografía de las habitaciones de los niños fue construida en el
recientemente renovado Lloyd Studio. La última semana de rodaje se
realizó en el estudio de sonido Rona Street Studio de Mafilm.
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