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		 “Primero 
		fue una película, luego un musical de Broadway.  
		Ahora va a ser una película del musical de Broadway.  
		Pienso que lo que sigue probablemente será una escultura”.  
		–Mel Brooks 
		 
		 
		Notas de producción 
		De la brillantemente retorcida mente de MEL BROOKS llega un esquema tan 
		inteligente, tan intrépido y tan perturbadoramente sencillo, que no hay 
		manera de que salga mal: 
		Paso uno: empiezas con el súper éxito de Broadway Los productores—El 
		nuevo musical de Mel Brooks, ganador de 12 Premios Tony y basado en la 
		película de 1968 ganadora del Oscar® Los Productores de Mel Brooks. 
		Paso dos: tienes dos estudios cinematográficos importantes, Columbia 
		Pictures y Universal Pictures, que unen sus fuerzas y traen la obra 
		musical a la pantalla grande.  
		Paso tres: logras que la fenomenal SUSAN STROMAN, ganadora de cinco 
		Premios Tony, incluyendo dos por dirigir y realizar la coreografía de 
		Los productores—El nuevo musical de Mel Brooks en Broadway, haga su 
		debut como directora de cine con la versión en película. 
		Paso cuatro: traes a los actores originales, ganadores del Premio Tony, 
		NATHAN LANE y MATTHEW BRODERICK, para que recreen sus papeles estelares 
		y los rodeas con dos de los talentos más grandes de Hollywood, la 
		nominada para el Academy Award®, UMA THURMAN y el cómico superestrella 
		WILL FERRELL. 
		Y antes de llegar al “paso cinco”, tienes todos los ingredientes para la 
		gran película musical llena de diversión y plagada de carcajadas: Los 
		productores. 
		Sólo una persona en el mundo pudo haber concebido este plan: el 
		incomparable Mel Brooks, cuya fabulosa carrera cumple un ciclo completo 
		con esta nueva versión para cine de Los productores. Brooks era ya un 
		veterano de la televisión cuando hizo su debut como director y escritor 
		cinematográfico con Los productores en 1968. La comedia con un modesto 
		presupuesto, protagonizada por el favorito de Broadway, Zero Mostel y un 
		nuevo talento llamado Gene Wilder, se convirtió en un éxito y dio a 
		Brooks un Academy Award® por Mejor Guión Original.  
		En ese momento, el público del cine quedó impactado con la audacia de la 
		premisa de la película que involucra al decadente productor teatral Max 
		Bialystock (Mostel) y al tímido y neurótico contador Leo Bloom (Wilder), 
		quienes conspiran para producir intencionalmente un fracaso en Broadway 
		con el fin de estafar a los patrocinadores de la obra con millones de 
		dólares. La película desde entonces se convirtió en un clásico. 
		Adelantándose rápidamente hacia el 2001, cuando Brooks, habiendo pasado 
		30 años creando obras de arte cómicas como Blazing Saddles, Young 
		Frankenstein, High Anxiety, Silent Movie y Spaceballs, se convirtió en 
		el genio de Broadway con su puesta en escena del musical Los 
		productores, con una partitura original de Brooks, libreto de Brooks y 
		THOMAS MEEHAN (Anita la huerfanita, Hairspray) y la coreografía y 
		dirección de Susan Stroman (Contacto, Crazy for You). Las estrellas de 
		la obra, Nathan Lane y Matthew Broderick, quienes ya tenían éxito tanto 
		en el cine como en Broadway con la película y la obra (ganando Premios 
		Tony en el camino) vieron sus carreras llegar a alturas impresionantes 
		en la interpretación de los desafiantes papeles de Bialystock y Bloom. 
		Los productores fue nominada para 14 Premios Tony y ganó 12, más que 
		cualquier otra obra de Broadway en la historia. Recibió Tonys en cada 
		categoría y fue nominada, incluyendo tres para Brooks, por Mejor 
		Musical, Mejor Partitura y Mejor Libreto de un Musical. 
		Unos años después, cuando empezaron a llevarse a cabo serias 
		conversaciones sobre la versión para cine del musical, Brooks estaba 
		obstinado con que vinieran a la película todos los talentos originales 
		posibles, quienes fueron responsables del éxito de la producción 
		original en Broadway, incluyendo a la directora / coreógrafa Stroman, 
		las estrellas Lane y Broderick, así como el ganador del Premio Tony GARY 
		BEACH y el nominado para el Premio Tony ROGER BART, quienes 
		respectivamente crearon los papeles del flagrantemente incapaz director 
		Roger DeBris y su asistente legal Carmen Ghia.  
		Sin embargo, hubo un par de oportunidades para encontrar importantes 
		talentos quienes serían nuevos en el proyecto. El papel de Ulla, la 
		sensual secretaria, filtro y recepcionista sueca de Bialystock y Bloom, 
		era la exposición perfecta para que una actriz demostrara sus 
		habilidades en comedia, canto y baile. Todos estuvieron de acuerdo en 
		que Uma Thurman, aún en la mente de todos por sus papeles en Kill Bill: 
		Volúmenes I y II y nominada al Oscar® por Pulp Fiction, Tiempos 
		violentos, podía adueñarse de la parte. Y para representar al demente 
		dramaturgo adorador de Hitler, Franz Liebkind, nadie mejor que el 
		importante actor cómico de Hollywood, Will Ferrell, a quien se le dio la 
		oportunidad de ampliar su rango de actuación con el papel del nazi 
		cantante y bailarín. 
		Con Brooks en la producción, junto con su frecuente asociado JONATHAN 
		SANGER (El hombre elefante, Vanilla Sky), con el guión de Brooks y 
		Meehan, la película clásica que se convirtió en una sensación de 
		Broadway es ahora un suceso cinematográfico de comedia musical. 
		Bromea Brooks, “Primero fue una película, luego un musical de Broadway. 
		Ahora va a ser una película del musical de Broadway. Pienso que lo que 
		sigue probablemente será una escultura”. 
		Entre los talentos detrás de la cámara que se reunieron para traer de 
		nuevo a la pantalla a Los productores están la coproductora AMY HERMAN 
		(Analízame 2), los cineastas JOHN BAILEY (Mejor imposible) y CHARLES 
		MINSKY (Mujer bonita), el diseñador de producción MARK FRIEDBERG (Far 
		From Heaven), el diseñador de vestuario WILLIAM IVEY LONG (Nine, La 
		jaula de las locas de Broadway) y el editor fílmico STEVEN WEISBERG 
		(Harry Potter y el prisionero de Azkabán). 
		 
		 
		SINOPSIS DE LA PELÍCULA Y NÚMEROS MUSICALES  
		 
		 “El 
		concepto es muy sencillo”, dice el productor, escritor, compositor y 
		lírico Mel Brooks. “Tendrán que ganar más dinero de lo que pusieron en 
		la obra. Entonces tienen que producir la peor obra que se haya escrito. 
		Por lo tanto, ponen en escena una obra llamada Springtime for Hitler, la 
		cual cerrará la misma noche de su estreno y ellos se irán a Río de 
		Janeiro con el resto del dinero de los inversionistas”. Es 1959 y 
		Broadway está brillando con algunos de los nombres más grandes del 
		teatro. El productor Max Bialystock (Nathan Lane), sin embargo, ya no es 
		uno de ellos (“Opening Night”). Un día, el tímido contador Leo Bloom (Matthew 
		Broderick) se presenta en la oficina de Bialystock para ordenar sus 
		libros e inocentemente señala que, bajo las circunstancias adecuadas, un 
		hombre deshonesto podía hacer más dinero produciendo un engaño que una 
		obra exitosa. De inmediato, se apaga una luz en la cabeza de Bialystock 
		y trata de persuadir al reticente Bloom para que se una a él en este 
		plan perfecto para apropiarse de una fortuna produciendo un fracaso 
		seguro en Broadway y luego escabullirse del país con el dinero (“We Can 
		Do It”) [“Podemos lograrlo”]. Inseguro, Bloom regresa a su horrible 
		trabajo y empieza a hacer fantasías sobre una vida con mucho más glamour 
		(“I Wanna Be A Producer”) [“Quiero ser productor”]. Decidiendo que ya 
		fue suficiente, aprovecha el día y se convierte en socio de Bialystock 
		para el crimen. 
		Buscando la última mala obra, Max y Leo descubren “la peor de todas”, un 
		musical titulado Springtime for Hitler—A Gay Romp with Adolf and Eva in 
		Berchesgarten. Deciden visitar al dramaturgo Franz Liebkind (Will 
		Ferrell) en su penthouse de Greenwich Village. Sin embargo, antes de 
		estar de acuerdo en dejar a Bialystock y Bloom producir su obra, el 
		adorador de los nazis, Liebkind, insiste en que los dos futuros 
		productores se reúnan con él para celebrar la forma de vida aria (“Der 
		Guten Tag Hop Clop”) y los fuerza a cantar el tributo a Hitler. 
		Habiendo sellado el trato sobre lo que ellos están convencidos será la 
		peor obra que se haya escrito, Bialystock y Bloom se dedican a asegurar 
		que contarán con el director más incapaz y menos talentoso. Al entrar al 
		elegante apartamento de Roger DeBris (Gary Beach) y su asistente legal 
		Carmen Ghia (Roger Bart), encuentran que DeBris y compañía no quieren 
		emprender un asunto tan serio (“Keep It Gay”) [“Mantenlo homosexual”] 
		hasta que los productores los convencen de que, en sus manos, Springtime 
		for Hitler podría brindar al director el respeto y el prestigio (léase 
		el Premio Tony) con el cual siempre ha soñado.  
		Cuando la irresistible rubia sueca Ulla (Uma Thurman) aparece en la 
		oficina en busca de una audición (“When You Got It, Flaunt It”) [“Cuando 
		lo tienes, presúmelo”], Bialystock y Bloom la contratan de inmediato 
		para el coro. Hasta que empiecen los ensayos, el tramposo dueto acuerdan 
		que será su secretaria, filtro y recepcionista. 
		Con el fin de recabar los dos millones de dólares necesarios para 
		“fondos” de la obra, Bialystock tiene que visitar a sus demandantes 
		benefactores, cientos de ancianas hambrientas de sexo en todo Manhattan 
		(“Along Came Bialy”) [“Aquí viene Bialy”]. Mientras tanto, el tímido 
		Bloom queda inevitablemente a los pies de Ulla (“That Face”) [“Esa 
		cara”] y se sorprende al ver que la atracción es mutua. 
		Las pruebas de actores para ser la estrella que interprete al Führer 
		resultan frustrantes por todo lo involucrado en la producción, 
		particularmente el autor musical, quien demuestra a la perfección la 
		manera en que deberá representarse el papel (“Haben Sie Gehurt Das 
		Deutsche Band?”) y comprueba que es el único hombre que puede hacer ese 
		trabajo. Justo antes de la noche del estreno, después de una viva 
		discusión sobre supersticiones en el teatro (“You Never Say Good Luck on 
		Opening Night”) [“Nunca se dice buena suerte la noche del estreno”], 
		Bialystock y Bloom están horrorizados cuando su dramaturgo convertido en 
		actor principal literalmente se rompe una pierna. La función debe 
		continuar, no obstante, y por suerte el director Roger DeBris sabe todas 
		las líneas del personaje. En la gran tradición detrás de los escenarios 
		de los musicales, el papel estelar de la obra es interpretado por este 
		substituto de último momento. 
		Al principio el público se siente aterrado por Springtime for Hitler, 
		pero una vez que aparece el personaje estelar como un excéntrico Hitler 
		(“Heil Myself”) [“Heil a mí mismo”], se dan cuenta de que ésta no es una 
		obra que deben tomar en serio y empiezan a absorberla. Cuando su fracaso 
		seguro es ovacionado como un éxito, los socios tienen un serio 
		desacuerdo sobre qué hacer ahora. Bloom quiere que se entreguen, aunque 
		Bialystock tiene otras ideas. Mientras discuten, DeBris y Ghia se 
		presentan en la oficina, listos para celebrar, y en eso llega Liebkind 
		enloquecido y agitando un arma en la mano… dispuesto a matarlos a todos 
		por denigrar la memoria de su amado Hitler. Escuchando disparos de arma 
		de fuego cuando van llegando al escenario, la policía se lleva a 
		Liebkind. Pero antes de salir notan dos paquetes de libros de 
		contabilidad, uno marcado “Para mostrar a la oficina de impuestos” y el 
		otro “Nunca mostrar a la oficina de impuestos”. Rápidamente arrestan 
		también a Bialystock, pero Bloom escapa de la redada escondiéndose 
		detrás de la puerta de la oficina. 
		Cuando entra Ulla y encuentra a Bloom escondido, lo convence de tomar el 
		dinero y desaparecer con ella en Río. En su celda de la prisión, 
		Bialystock se sorprende al recibir una tarjeta postal de Brasil, y lo 
		hace actuar precipitadamente (“Betrayed”) [“Traicionado”]. Bloom y Ulla 
		aparecen repentinamente en el juicio de Bialystock, (“‘Til Him”) [“Hasta 
		él”], justo a tiempo para que el juez pronuncie culpables a ambos, 
		Bialystock y Bloom. Encarcelados en Sing Sing, los dos junto con 
		Liebkind, producen un musical completamente nuevo con un elenco de 
		internos de la prisión titulado Prisoners of Love (Prisioneros del 
		amor). Perdonados por el gobernador “por aportar, a través del baile y 
		la canción, alegría y risas a los corazones de todo asesino, violador y 
		maníaco sexual en Sing Sing”, Bialystock y Bloom llevan la obra a 
		Broadway, donde continúan produciendo un éxito tras otro. 
		“Hay algo eternamente atractivo sobre esta historia”, dice la directora 
		y coreógrafa Stroman. “Al igual que cualquier buen musical, cada 
		personaje satisface todas las esperanzas y los sueños. El público se ve 
		a sí mismo en Leo Bloom, un gusano que desea convertirse en mariposa, o 
		se ven como Max Bialystock, un hombre que estuvo en la cima y quiere 
		llegar a ella de nuevo. Nuestra película también tiene una historia de 
		amor cautivadora: el contador tímido se queda con la mujer más bella del 
		mundo”.  
		 
		SOBRE LA PRODUCCIÓN 
		 
		“Cuando terminó la canción, volteó a verme y dijo: ‘Hola, soy Mel Brooks’.
		 
		Y pensé, no importa lo que suceda con esto, seguramente será una gran 
		aventura”. 
		–Susan Stroman 
		 
		La idea de la versión musical de Los productores comenzó en 1998, cuando 
		el empresario de música y cine David Geffen empezó a perseguir a Brooks 
		para convertir la película ganadora del Oscar® 1968 de Brooks, en una 
		obra musical. Gran aficionado al teatro desde que su tío Joe lo llevó a 
		ver Anything Goes de Cole Porter cuando sólo tenía 9 años, Brooks había 
		tenido siempre el deseo de ser compositor y lírico de Broadway. De 
		hecho, había escrito numerosas canciones para sus películas incluyendo 
		“I’m Tired” (“Estoy cansado”), “Doing the French Mistake” (“Cometiendo 
		el error francés”) y la canción título de Blazing Saddles, sin mencionar 
		“Springtime for Hitler” y “Prisoners of Love” para Los productores.  
		Por sugerencia de Geffen, Brooks se reunió con el compositor de Broadway 
		Jerry Herman (La jaula de las locas, Mame, Hello, Dolly) para discutir 
		el proyecto. Cuando se reunieron, Herman estaba seguro de conocer un 
		mejor candidato que escribiera la música original para Los productores y 
		empezó a tocar algunas de las canciones del escritor. Ese compositor era 
		Brooks. 
		Entonces Brooks aceptó la sugerencia, empezó con las canciones y pidió a 
		su viejo amigo y colaborador Meehan (Spaceballs, To Be or Not To Be) que 
		escribiera el libreto junto con él. Meehan ya tenía un premio Tony como 
		escritor (Anita la huerfanita) y con gran entusiasmo dio la bienvenida a 
		la oportunidad de coescribir un nuevo musical.  
		Cuando se le pidió que se reuniera con Brooks para hablar sobre el 
		proyecto, la directora y coreógrafa cinco veces ganadora del Premio Tony, 
		Susan Stroman recuerda: “Me llamaron diciendo que Mel Brooks quería 
		verme. Esa noche”. Entonces la coreógrafa de obras de Broadway tan 
		populares como Crazy for You, Oklahoma y Contacto rápidamente detuvo sus 
		ensayos y fue a casa. Alguien tocó a su puerta. 
		“Conocía todas las películas de Mel, y sabía todas sus líneas y todo lo 
		que él había hecho… estaba muy emocionada”, recuerda. 
		“Abrí la puerta y ahí estaba él, esta leyenda. Pero en vez de hablar, se 
		lanzó con toda su fuerza a cantar “That Face” que es la canción que abre 
		el segundo acto de Los productores. 
		“Seguía cantando… caminó frente a mí y siguió hacia la sala, hasta que 
		brincó en mi sofá. Terminó la canción, volteó a verme y dijo: ‘Hola, soy 
		Mel Brooks’. Y pensé, no importa lo que suceda con esto, seguramente 
		será una gran aventura”, ríe. “Y de hecho ha sido uno de las mejores 
		épocas de mi vida”. 
		Doce Premios Tony, dos compañías de gira nacional y tres producciones 
		internacionales más tarde, Brooks preguntó a Stroman, “Si quisiéramos 
		convertir esta obra en película, ¿cómo cuál película te gustaría que 
		fuera?” 
		“Cuando ella contestó: ‘Cantando bajo la lluvia’,” Brooks recuerda, “le 
		dije ‘¡el puesto es tuyo!’ Porque Cantando bajo la lluvia es para mí el 
		clásico de lo que llamamos un musical de pies a cabeza, donde ves 
		bailarines, no sólo cortes de caras u ojos u orejas, sino que ves el 
		hermoso cuerpo en movimiento”. 
		“Cuando llegó el momento de aconsejar a la dirección”, continúa Brooks, 
		“dije a Susan que debía decir ‘acción’ y luego decir ‘corte’. Si dices 
		‘corte’ primero y luego ‘acción’, no habrá película. Tuve que explicar 
		lo más rudimentario. No, estoy bromeando”, dice. “Supe de inmediato que 
		ella lo haría. Tiene un don visual increíble”. 
		“Su transición al cine parece no costarle ningún esfuerzo”, observa 
		Matthew Broderick, quien ha trabajado con Stroman desde la primera 
		lectura del musical en el año 2000. 
		“Está sumamente preparada… trabaja muy duro”, continúa. “Nunca llegas a 
		un ensayo y tienes que llenar el tiempo con algo. Ella lo tiene todo 
		perfectamente bien planeado, entonces su fuerza y su inteligencia se 
		sienten todo el tiempo”. 
		Stroman estaba emocionada de su enfoque como cineasta. Con la visión de 
		una directora y coreógrafa de teatro, le encantaba la idea de introducir 
		una cámara en la mezcla. Dice ella, “en el teatro, el público ve todo en 
		una amplia toma; en el cine, puedo usar los acercamientos para contar la 
		historia más inmediata y de manera más íntima. Además, hacer un 
		acercamiento de la cómica cara de Nathan, Matthew, Gary y Roger mejora 
		todavía más la comedia”. 
		Jonathan Sanger, quien al principio de su carrera trabajó para Brooks 
		como director asistente en High Anxiety antes de unirse a él para 
		producir películas bajo la bandera de Brooksfilms, como las nominadas al 
		Academy Award® Frances y El hombre elefante, fue invitado a ver la obra 
		en Broadway justo después del estreno. Sabía que la película original 
		tenía un culto tan devoto de seguidores que muchos aficionados se 
		negaban a verla en otra versión. 
		“Pero para mi inmensa sorpresa”, recuerda Sanger, “el musical era 
		incluso mejor. Así que dije a Mel que si iba a convertirla de nuevo en 
		película, me gustaría ayudarle a producirla. Y un día Brooks llamó y 
		dijo: ‘ponte tu ropa de batalla y vamos a hablar sobre cómo podemos 
		poner esto en una película’.”  
		Brooks y su socio escritor Meehan empezaron a trabajar en el guión. 
		Mientras la estructura de una película es tradicionalmente en tres 
		actos, los musicales de Broadway se construyen únicamente en dos actos. 
		Meehan explica que justo cuando él y Brooks habían tomado el guión de 
		tres actos de Brooks y lo convirtieron en un musical de dos actos para 
		Broadway, con la nueva película él y Brooks “tuvieron que deshacerlo y 
		reconstruirlo de nuevo”.  
		Meehan comparte, “El gran final del primer acto es la ‘pequeña tierra de 
		la viejecilla’ con todas esas damas en caminadoras… y el gran número 
		cúspide de baile. Ahora ese número está a la mitad de la película (“Along 
		Came Bialy”). No llegamos a un gran final orgásmico para bajar el telón, 
		porque la obra todavía sigue en escena”. 
		Meehan siente que al expandir la producción a la pantalla grande da a la 
		producción un respiro no explorado previamente. “Cuando la quitas de 
		escena y la pones en el cine, puedes hacer muchas más cosas en términos 
		de lugares. Esta película no se lleva a cabo únicamente en oficinas y en 
		los teatros, sino que se ubica en Central Park y en la Quinta Avenida en 
		Nueva York. Le da más espacio para respirar”. 
		Para la película, Brooks escribió dos canciones originales que no 
		estuvieron en la obra de Broadway: “You’ll Find Your Happiness in Rio” 
		(“Encontrarás tu felicidad en Río”), la cual se escucha brevemente como 
		música de fondo durante las miradas entre Leo y Ulla jugueteando juntos 
		en el paraíso mientras Max está sentado en su celda de la prisión; y 
		“There’s Nothing Like a Show on Broadway” (“No hay nada como una obra en 
		Broadway”), interpretada por Broderick y Lane, y escuchada como fondo en 
		los créditos del final, con los actores todavía en sus personajes de Leo 
		y Max, el primero, lleno todavía de incombatible emoción y alegría por 
		su recién descubierta carrera en el mundo del espectáculo, y el último, 
		irrisoriamente amargado y agotado después de varias décadas de altas y 
		bajas en el teatro. 
		 
		“¡Somos una historia de Broadway! Hubiera sido imperdonable no filmar 
		esta película en Nueva York”. 
		–Mel Brooks 
		 
		Además de querer conservar lo más posible del elenco y el personal del 
		original de Broadway, los cineastas estaban firmes en otra cosa: la 
		nueva película, al igual que la original de 1986, tendría que filmarse 
		en Nueva York. 
		Puede ser quizá sólo una coincidencia, pero la primera película musical 
		que se filmó en locación en la ciudad de Nueva York fue On the Town en 
		1949, con escenas iniciales del Brooklyn Navy Yard. Entonces, era obvio 
		que Los productores, que supuestamente se lleva a cabo en 1959, se 
		filmaría en los Steiner Studios, las nuevas instalaciones con tecnología 
		de punta en el Brooklyn Navy Yard.  
		De hecho, Los productores tiene la distinción de ser la primera película 
		que se filma en las impresionantes instalaciones de 100,000 pies 
		cuadrados. Tomando una página de los viejos musicales de MGM, 
		construyeron sets en cuatro de los cinco escenarios, incluyendo una 
		versión de los años 1950 de la histórica calle Cuarenta y cuatro y 
		Shubert Alley de Broadway, un espacio enorme de 27,000 pies cuadrados 
		con techos de 45 pies de altura.  
		“¡Somos una historia de Broadway!” exclama Brooks. “Hubiera sido 
		imperdonable no filmar esta película en Nueva York. Y aquí estamos en 
		Brooklyn, a sólo once cuadras y media de donde nací y crecí. Bueno, más 
		bien crecí. Éramos tan pobres que los vecinos tuvieron que darme hasta 
		la vida”, bromea.  
		“Para que la película se hiciera correctamente, tenían que hacerla 
		neoyorkinos”, sugiere el diseñador de producción Mark Friedberg. “Tanto 
		como lo que ven que diseñé en nuestro set del Shubert Alley, hay cientos 
		y cientos de manos que lo hicieron posible, y cada toque de pintura o 
		capa de polvo significaba importantes decisiones hechas por personas que 
		viven aquí en Nueva York”. 
		Quizá una de las ventajas más grandes de filmar en Nueva York fue la 
		cercanía con los cantantes y bailarines más talentosos de Broadway. Más 
		de 3700 bailarines hicieron audiciones para aproximadamente 350 papeles 
		en números de producción espectacular, incluyendo “Springtime for 
		Hitler” (Primavera para Hitler), “Prisoners of Love” (Prisioneros del 
		amor) y “I Wanna Be A Producer” (Quiero ser productor).  
		“Fue un placer tener a estos cantantes y bailarines de Broadway que son 
		tan profesionales, dedicados y comprometidos”, dice Stroman.  
		William Ivey Long, diseñador de vestuario ganador del Tony que ha sido 
		colaborador frecuente de Stroman, bromea, “Toda persona con quien Susan 
		Stroman ha trabajado, y creo que nació en la media concha de la 
		imaginación de Zeus, está en esta película. Puedes caminar por el set de 
		la calle 44 cualquier día y verás aquí lo mejor de lo mejor de Broadway”.
		 
		 
		“Matthew dijo que grabar esto para el cine puede ser como hacer una 
		matiné del miércoles muy tranquila”. 
		–Nathan Lane 
		 
		 
		En contraste con la mayoría de las películas que tienen poco o nada de 
		tiempo para ensayar antes de la filmación, Los productores tuvo el 
		beneficio de tener el elenco clave principal del musical, quienes habían 
		trabajado juntos durante años. Lane, Broderick, Beach y Bart estrenaron 
		la obra en Broadway en abril de 2001, y desde entonces varios han 
		participado en otros papeles con otras compañías. Lane, por ejemplo, 
		estrenó la producción de Londres en el papel de Bialystock después de 
		que se le notificó sólo unos cuantos días antes. No mucho tiempo 
		después, fue nominado y ganó el prestigiado Premio Olivier.  
		“Nathan Lane es un realizador de Broadway único en su generación”, dice 
		el coautor Meehan. “Es de esa clase rara, alguien que sale al escenario 
		y te hipnotiza. Tiene una energía y una emoción increíbles, y una 
		grandiosa habilidad para escoger el momento oportuno para la comedia”.
		 
		“Matthew Broderick, por otra parte”, continúa, “es del tipo de humorista 
		furtivo que realmente te hace preocuparte por Leo Bloom”.  
		“Lo que Matthew puede hacer es impregnar a este tipo tímido con no sólo 
		una gran puntualidad cómica, sino también con una sensación patológica”, 
		dice el productor Sanger. 
		“Como los actores están tan familiarizados con el material y los 
		personajes, he tenido la libertad de añadir partes a lo que ellos ya 
		saben”, explica Stroman. “Matthew y Nathan son actores teatrales natos y 
		también son naturales en el cine. Saben lo que es presentarse ante 1500 
		personas, y también saben lo que es presentarse frente a una cámara. 
		Tuve mucha suerte de tenerlos a bordo”. 
		Antes de unirse al equipo para la versión de Broadway de Los 
		productores, tanto Lane como Broderick, habiendo comenzado su carrera en 
		el teatro, se las arreglaron para lograr carreras exitosas alternando 
		entre el escenario y la pantalla. Los dos han trabajado juntos incluso 
		antes de hacer las voces del clásico animado de Disney, El rey león. 
		Lane fue nominado para un Premio Tony por su interpretación de Nathan 
		Detroit en el reestreno de Guys and Dolls de Jerry Zaks y actuó en las 
		obras The Lisbon Traviata y Love! Valour! Compassion! de Terrence 
		McNally antes de ganar el Tony por el reestreno de A Funny Thing 
		Happened on the Way to the Forum. Ha aparecido en películas como 
		Ironweed, Stand by Me, Frankie and Johnny, Los locos Adams 2, Tómalo con 
		calma y, quizá la más memorable, junto a Robin Williams en La jaula de 
		las locas.  
		Broderick ganó su primer Premio Tony por su debut en Broadway en 
		Brighton Beach Memoirs de Neil Simon y volvió a ganar un Tony por su 
		debut en un musical en el reestreno de Frank Loesser de la obra How to 
		Succeed in Business Without Really Trying de Jack O’Brien. Broderick 
		actuó en el éxito Ferris Bueller’s Day Off de John Hughes y después 
		apareció en películas como Biloxi Blues, Family Business, Glory, Adicto 
		al amor, Inspector Gadget, Election, You Can Count on Me y el reciente 
		reestreno de la comedia The Stepford Wives de Frank Oz. 
		Desde la perspectiva de los actores, la transición de actuar sus papeles 
		en Los productores del escenario a la pantalla fue inicialmente un poco 
		desconcertante. Durante años, Lane y Broderick habían compartido el 
		fenomenal éxito del musical con públicos salvajemente entusiastas, que 
		aplaudían, cuya risa con frecuencia explotaba por encima de sus líneas 
		del diálogo. Habían aprendido a adaptarse o “dar aire” entre ciertas 
		oraciones conforme fuera necesario para la respuesta del público. Sin 
		embargo, una vez que estuvieron frente a las cámaras, ese público e 1500 
		personas se redujo a aproximadamente 60 ó 70 personas que trabajaban en 
		el set con ellos. 
		Lane bromea, “Matthew dijo que grabar esto para el cine puede ser como 
		hacer una matiné del miércoles muy tranquila. Estábamos tan 
		acostumbrados a que el público estuviera ahí, y puede ser una parte 
		activa del proceso con un cierto ritmo. Pero tienes que desprenderte de 
		todo eso y apegarte a lo que tu personaje quiere y necesita”. 
		Observando las diferencias entre la actuación en teatro y para el cine, 
		Broderick añade, “Las películas son muy lentas y debes tener la energía 
		cuando la necesitas en un periodo de más de tres meses, con muchos 
		tiempos de espera. En una obra, es como si nos lanzaran de un cañón. Es 
		una sensación muy diferente”.  
		Por otra parte, dos de los principales, Uma Thurman (como Ulla) y Will 
		Ferrell (como Franz), el material no sólo es nuevo para ellos, sino que 
		ninguno de los dos había tenido antes la oportunidad de cantar y bailar 
		en una película. 
		Thurman, cuyas reconocidas rutinas de baile en Pulp Fiction, Tiempos 
		violentos y Be Cool con John Travolta, así como los movimientos de artes 
		marciales con coreografía perfecta en Kill Bill: Volúmenes I y II, le 
		dieron la confianza para bailar, explica que nunca había sido la 
		compañera de baile romántica que es una de las firmas de Stroman. 
		“Afortunadamente para mí, hubo un departamento de baile maravilloso en 
		esta película y básicamente me fui de campamento con ellos un par de 
		meses”, admite Thurman. “Matthew y yo hacemos una especie de baile tipo 
		Ginger Rogers y Fred Astaire, y también tengo otros tres números”. 
		Recuerda la directora: “cuando me reuní con Uma, que mide casi seis 
		pies, me preguntó, ‘¿Crees que está bien si soy mucho más alta que 
		Nathan y Matthew?’ Le dije ‘¡Absolutamente bien! Te miran hacia arriba 
		como si fueras una diosa’. Uma también me dijo que es descendiente de 
		suecos. ¡Me saqué la lotería!”  
		Con los ensayos de baile ya avanzados, Thurman se dio a la tarea que 
		ella consideraba más desafiante: cantar. “En realidad no tenía miedo de 
		bailar, eso no me es tan difícil”, recuerda. “Pero cuando se trató de 
		cantar, nuestro director musical, PATRICK BRADY, me ayudó a encontrar 
		una voz, que no fuera de un artista que haya grabado, pero lo 
		maravilloso fue que no pusieron a otra persona a cantar por mí, así que 
		pienso que no lo hice tan mal”. 
		De hecho, el director musical Brady estaba muy impresionado con sus 
		habilidades. “Nunca había tomado una lección de canto y realmente 
		trabajó muy duro para lograrlo”, dice él. “Debieron haber visto su cara 
		cuando tuvo que ensayar con la orquesta en vivo… se veía agobiada y 
		aterrada”. 
		“No tiene miedo a nada”, agrega Stroman, “y ésa es una cualidad que hace 
		a una gran estrella de comedia musical. Le encanta aprender y le encanta 
		el reto físico de todo”.  
		Cuando llegó el momento de que Will Ferrell cantara y bailara, también 
		se probó a sí mismo tener un talento natural. 
		“Tenía una pequeña reserva sobre cómo iba a resultar con el canto y el 
		baile, pero no pude resistir la parte”, dice Ferrell, quien es admirador 
		de siempre de la película original y la obra de teatro. “Al principio me 
		sentí intimidado en el estudio de grabación, con una enorme orquesta 
		para la sesión de pregrabación y todo el mundo escuchando”, admite. 
		“Pero una vez que me sentí cómodo con lo que hacía, fue hasta divertido 
		incluso. Para mí es algo totalmente diferente”. 
		Broderick ríe, “Sí, parecía fascinado con usar un casco alemán y un 
		abrigo negro de piel. Fue increíblemente divertido, canta de maravilla y 
		se apropió por completo de su papel”. 
		Lane habla sobre Ferrell como Franz Liebkind. “Me recordaba a un extraño 
		chico de sexto grado que era nazi. Era una combinación de un chico 
		ligeramente amenazante y bastante cómico, lo cual siempre era muy 
		divertido”. 
		Gary Beach y Roger Bart, tan memorables ambos en sus respectivos papeles 
		en el escenario como Roger DeBris y Carmen Ghia, estuvieron fascinados 
		cuando supieron que la obra musical se haría película y que ellos 
		recrearían sus mismos papeles para el cine. 
		Beach, nominado para el Tony por La bella y la bestia de Disney y el 
		reestreno esta temporada pasada de La jaula de las locas, ganó el Tony 
		por su actuación como Roger DeBris. Bart, ganador del Tony por You’re a 
		Good Man Charlie Brown y una nominación por su actuación como Carmen 
		Ghia, coprotagonizó con Broderick en el reciente reestreno de la comedia 
		The Stepford Wives y se le puede ver en la exitosa serie de ABC-TV, 
		Desperate Housewives. 
		“Estoy feliz de que la estén haciendo de manera tan grandiosa y que Gary 
		y yo estemos involucrados”, dice Bart. 
		 
		“Para mí, la cámara se convierte en otro bailarín. El otro día vi 
		alguien del personal de la cámara pasar la grúa por el espacio como si 
		estuviera pasando a un bailarín por el aire”. 
		–Susan Stroman 
		 
		Stroman, quien llama desde Delaware, no puede recordar una sola ocasión 
		en que su vida no haya tenido una banda sonora. Como creció en un 
		ambiente musical (su padre fue pianista), desde muy pequeña podía 
		visualizar imágenes cuando escuchaba música.  
		“Ya sea que se tratara de algo estándar o rock-and-roll o música 
		clásica, siempre imaginaba escenarios con miles de personas bailando en 
		mi cabeza. No siempre es relajante porque la mente gira mucho”.  
		“Es más importante contar historias, pero cuando también puedes cantar 
		tus emociones, todo se magnifica”, explica Stroman. “Y todos estos 
		personajes cantan sus deseos y necesidades, entonces se magnifica todo 
		el tema central de la historia”.  
		La película favorita de Mel Brooks de todos los tiempos, es el musical 
		de Astaire y Rogers, Top Hat.  
		“Con Fred Astaire, no había cortes”, explica Brooks. “El número empieza, 
		dos personas están bailando. La cámara puede moverse un poco y regresar, 
		pero no hay cortes. Queremos pensar que es un sueño, una fantasía. Y 
		Stroman sabe esto”. 
		Stroman honra a los legendarios bailarines rindiéndoles homenaje con el 
		número de Los productores “That Face”. Señala, “Leo Bloom sueña con 
		bailar como Fred Astaire con Ulla como su Ginger, y ‘That Face’ 
		representa ese sueño hecho realidad”.  
		Comenta, “ser pareja de baile requiere que ambas partes tengan una 
		personalidad graciosa, paciencia y respeto por el otro. Matthew tiene un 
		encanto y una vulnerabilidad en la pantalla que no puede imitarse, y Uma 
		es la perfecta secretaria, filtro, recepcionista y diosa sueca. Me 
		fascinaba verlos girando por todo el salón”. 
		Para Stroman, el desafío más grande al hacer su primera película fue 
		adaptarse a cuatro paredes en vez de tres y expandir las escenas en los 
		enormes escenarios de Steiner Studios en Brooklyn. Empezó con un 
		talentoso equipo que creció para incluir al director asistente Sam 
		Hoffman, al diseñador de producción Mark Friedberg, al mezclador de 
		sonido Tod Maitland, al cineasta Charles (Chuck) Minsky y al editor 
		Steven Weisberg.  
		“Para mí, la cámara se convierte en otro bailarín,” comenta. “El otro 
		día vi alguien del personal de la cámara pasar la grúa por el espacio 
		como si estuviera pasando a un bailarín por el aire. Durante las escenas 
		y los números de producción, la cámara era como un compañero de los 
		actores, como si fueran a bailar musicalmente abrazados. Si el actor 
		contaba ocho tiempos para moverse de izquierda a derecha, igual lo hacía 
		la cámara. Al fotógrafo le encantó filmar con los tiempos de la música”. 
		Stroman, quien hizo uso de cada centímetro de espacio en el escenario 
		para la producción de Broadway, se sintió particularmente emocionada por 
		la oportunidad de volver a concebir los números musicales para la 
		pantalla. 
		En “We Can Do It”, donde Bialystock persuade a Bloom para que se le una 
		en su esquema de producir un fracaso, la secuencia originalmente se 
		desarrolla en la oficina de Bialystock. Para la película, Stroman hizo 
		que el número empezara en la oficina… y luego Bialystock va siguiendo a 
		Bloom bailando desde la oficina hasta la calle Times Square, llegan a un 
		taxi y aterrizan frente a la Fuente Bethesda en Central Park. 
		Para “I Wanna Be A Producer”, un cavernoso edificio de un antiguo banco 
		en la parte baja de Manhattan, se transformó en un magnífico set para la 
		firma contable de Whitehall & Marks, donde Bloom es uno del ejército de 
		contadores infelices en un lugar de trabajo kafkiano. En una secuencia 
		de elaborada fantasía, lo que fueron sólo seis chicas del coro en la 
		versión de Broadway, para la película se convierten en 20 bellas 
		bailarinas. 
		“Lo que hicimos fue tomar el concepto original de una oficina y ponerlo 
		en una realidad completamente diferente”, comparte el diseñador de 
		producción Mark Friedberg. 
		Conforme literalmente “florece” la fantasía de Leo, las hermosas chicas 
		aparecen en las puertas de los gabinetes, y los gabinetes de las paredes 
		se convierten en una escalinata. Cuando baila en la parte de arriba de 
		la escalinata y brinca hacia delante, él y las 20 bailarinas pasan por 
		un portal hacia “Marquee Heaven” [”Marquesina del cielo”]. 
		Stroman escenificó el número a través de tres estilizados sets 
		diferentes: un piso negro brilloso con un telón que se extiende como 
		acordeón, una escalinata brillante y una plataforma arreglada en 
		múltiples hileras que ilumina el nombre de Bloom con miles de luces (la 
		última fue inspiración del fotógrafo exclusivo de las películas de Busby 
		Berkeley). 
		“Matthew tiene en su interior un hombre real de canto y baile, creo que 
		realmente disfrutó aprender la nueva coreografía”, agrega Stroman. 
		El cineasta Minsky, quien nunca antes había filmado un musical, se 
		sintió complacido de saber que Stroman tenía cada número musical bien 
		concebido y diseñado. No pasó mucho tiempo para que él y sus 
		camarógrafos aprendieran el ritmo de cada escena, haciendo posible que 
		la cámara se moviera en sincronía con los bailarines.  
		“Ahora incluso hasta el carro portacámara se sabe los tiempos de la 
		música porque se ha filmado mucho contándolos”, se ríe.  
		Si el departamento de fotografía era ajeno a los elementos de una 
		película musical, igual lo era el departamento de sonido, encabezado por 
		Tod Maitland.  
		Dispuesto a combinar la tecnología de punta con la metodología probada y 
		verdadera de la época de los musicales de MGM, Maitland y su equipo de 
		cinco personas trabajaron de cerca con Stroman y el director musical 
		Patrick Brady para pregrabar todas las voces con una impresionante 
		orquesta de 70 integrantes, antes de empezar la filmación.  
		Una vez que iniciara la filmación, los principales tendrían la opción de 
		cantar en vivo o hacerlo en “con pistas”, un método de grabar pistas de 
		música y voz con anticipación al día de filmar para que pueda tocarse 
		durante la filmación.  
		En ocasiones, un actor opta por cantar en vivo mientras está filmando la 
		escena. “Cuando das al actor la oportunidad de hacerlo en vivo, no están 
		presionados a actuar exactamente igual que como lo hicieron durante la 
		pregrabación”, explica Maitland. “Y a veces eso les da la libertad de 
		relajarse y crear algunas ‘tomas’ grandiosas. Sin embargo, en este 
		espectáculo hay varios números de baile importantes que son muy 
		rigurosos. En éstos, no hay forma de que puedan en realidad bailar y 
		cantar al mismo tiempo”. 
		Brady, el conductor musical de Los productores desde su estreno en 
		Broadway, también fue el director de orquesta en la película, al igual 
		que arreglista vocal y encargado de la sincronización de los labios, 
		vigilando cuidadosamente la actuación de cada actor para que las 
		vocalizaciones de todos estuvieran perfectamente sincronizadas.  
		Para “Springtime for Hitler” y “Prisoners of Love”, los cineastas 
		contrataron a los veteranos diseñadores de iluminación JULES FISHER y 
		PEGGY EISENHAUER, quienes individualmente y juntos han sido responsables 
		de la iluminación de muchos de los éxitos más grandes de Broadway, así 
		como de muchos conciertos en vivo. 
		Eisenhauer explica, “Una de las cosas que podemos proporcionar es un 
		paisaje de iluminación en movimiento que funciona junto con la 
		coreografía. Lo que hacemos es cambiar la calidad, la composición y los 
		colores, todo en vivo para la cámara. Entonces, se convierte casi en una 
		representación de las luces que se desarrolla junto con la de los 
		bailarines”. 
		“Along Came Bialy” presenta ahora más de 50 viejecitas con caminadoras, 
		bailando en Central Park y por la Quinta Avenida. “No hay nada como 
		bloquear el tráfico de la Quinta Avenida durante seis horas justo a 
		mediodía”, dice Minsky con sarcasmo. 
		Cuando la compañía estuvo trabajando en las calles por una semana en 
		abril, el mundo estilizado que había sido diseñado detenidamente en los 
		escenarios fue seguido por la producción en la ciudad, con sus coloridos 
		árboles y flores.  
		“No es sólo Central Park”, señala Minsky. “Es nuestra versión de Central 
		Park”. 
		Hubo otras oportunidades de expandir momentos cinematográficamente a 
		partir de la versión teatral. Por ejemplo, cuando Bialystock está 
		encarcelado y recibe la tarjeta postal de Bloom desde Río, Brooks y 
		Meehan se inspiraron en películas musicales clásicas de Donen y Kelly 
		como On the Town y Cantando bajo la lluvia para dar forma a viñetas 
		mudas que ilustraban en cierto estilo exagerado a Bloom y Ulla 
		disfrutando su nueva vida juntos en el paraíso. Después, como parte del 
		viaje forzado de Bialystock en su soliloquio, “Betrayed”, el escritor 
		incluso tomó prestadas imágenes de la película de Gary Cooper, Sergeant 
		York (su primer nombre era Alvin) por unos instantes cuando Bialystock 
		recuerda su infancia, sólo para descubrir que no es su pasado lo que 
		está recordando. 
		El gran admirador de los musicales tanto en teatro como en el cine, el 
		productor Sanger se sintió siempre decepcionado por no haber vivido en 
		la época cuando se hacían los grandes musicales. “Espero que Los 
		productores ayude a que se hagan otros”, dice. 
		 
		“La gente del cine está acostumbrada a medir las cosas en pies y 
		pulgadas, pero ahora las medimos con barras y notas. Stroman me dice que 
		necesita un callejón de 12 barras. Y así es como se ha hecho”. 
		–Mark Friedberg 
  
		
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