"LOS PRODUCTORES"

de Susan Stroman

 

“Primero fue una película, luego un musical de Broadway.
Ahora va a ser una película del musical de Broadway.
Pienso que lo que sigue probablemente será una escultura”.
–Mel Brooks



Notas de producción
De la brillantemente retorcida mente de MEL BROOKS llega un esquema tan inteligente, tan intrépido y tan perturbadoramente sencillo, que no hay manera de que salga mal:
Paso uno: empiezas con el súper éxito de Broadway Los productores—El nuevo musical de Mel Brooks, ganador de 12 Premios Tony y basado en la película de 1968 ganadora del Oscar® Los Productores de Mel Brooks.
Paso dos: tienes dos estudios cinematográficos importantes, Columbia Pictures y Universal Pictures, que unen sus fuerzas y traen la obra musical a la pantalla grande.
Paso tres: logras que la fenomenal SUSAN STROMAN, ganadora de cinco Premios Tony, incluyendo dos por dirigir y realizar la coreografía de Los productores—El nuevo musical de Mel Brooks en Broadway, haga su debut como directora de cine con la versión en película.
Paso cuatro: traes a los actores originales, ganadores del Premio Tony, NATHAN LANE y MATTHEW BRODERICK, para que recreen sus papeles estelares y los rodeas con dos de los talentos más grandes de Hollywood, la nominada para el Academy Award®, UMA THURMAN y el cómico superestrella WILL FERRELL.
Y antes de llegar al “paso cinco”, tienes todos los ingredientes para la gran película musical llena de diversión y plagada de carcajadas: Los productores.
Sólo una persona en el mundo pudo haber concebido este plan: el incomparable Mel Brooks, cuya fabulosa carrera cumple un ciclo completo con esta nueva versión para cine de Los productores. Brooks era ya un veterano de la televisión cuando hizo su debut como director y escritor cinematográfico con Los productores en 1968. La comedia con un modesto presupuesto, protagonizada por el favorito de Broadway, Zero Mostel y un nuevo talento llamado Gene Wilder, se convirtió en un éxito y dio a Brooks un Academy Award® por Mejor Guión Original.
En ese momento, el público del cine quedó impactado con la audacia de la premisa de la película que involucra al decadente productor teatral Max Bialystock (Mostel) y al tímido y neurótico contador Leo Bloom (Wilder), quienes conspiran para producir intencionalmente un fracaso en Broadway con el fin de estafar a los patrocinadores de la obra con millones de dólares. La película desde entonces se convirtió en un clásico.
Adelantándose rápidamente hacia el 2001, cuando Brooks, habiendo pasado 30 años creando obras de arte cómicas como Blazing Saddles, Young Frankenstein, High Anxiety, Silent Movie y Spaceballs, se convirtió en el genio de Broadway con su puesta en escena del musical Los productores, con una partitura original de Brooks, libreto de Brooks y THOMAS MEEHAN (Anita la huerfanita, Hairspray) y la coreografía y dirección de Susan Stroman (Contacto, Crazy for You). Las estrellas de la obra, Nathan Lane y Matthew Broderick, quienes ya tenían éxito tanto en el cine como en Broadway con la película y la obra (ganando Premios Tony en el camino) vieron sus carreras llegar a alturas impresionantes en la interpretación de los desafiantes papeles de Bialystock y Bloom. Los productores fue nominada para 14 Premios Tony y ganó 12, más que cualquier otra obra de Broadway en la historia. Recibió Tonys en cada categoría y fue nominada, incluyendo tres para Brooks, por Mejor Musical, Mejor Partitura y Mejor Libreto de un Musical.
Unos años después, cuando empezaron a llevarse a cabo serias conversaciones sobre la versión para cine del musical, Brooks estaba obstinado con que vinieran a la película todos los talentos originales posibles, quienes fueron responsables del éxito de la producción original en Broadway, incluyendo a la directora / coreógrafa Stroman, las estrellas Lane y Broderick, así como el ganador del Premio Tony GARY BEACH y el nominado para el Premio Tony ROGER BART, quienes respectivamente crearon los papeles del flagrantemente incapaz director Roger DeBris y su asistente legal Carmen Ghia.
Sin embargo, hubo un par de oportunidades para encontrar importantes talentos quienes serían nuevos en el proyecto. El papel de Ulla, la sensual secretaria, filtro y recepcionista sueca de Bialystock y Bloom, era la exposición perfecta para que una actriz demostrara sus habilidades en comedia, canto y baile. Todos estuvieron de acuerdo en que Uma Thurman, aún en la mente de todos por sus papeles en Kill Bill: Volúmenes I y II y nominada al Oscar® por Pulp Fiction, Tiempos violentos, podía adueñarse de la parte. Y para representar al demente dramaturgo adorador de Hitler, Franz Liebkind, nadie mejor que el importante actor cómico de Hollywood, Will Ferrell, a quien se le dio la oportunidad de ampliar su rango de actuación con el papel del nazi cantante y bailarín.
Con Brooks en la producción, junto con su frecuente asociado JONATHAN SANGER (El hombre elefante, Vanilla Sky), con el guión de Brooks y Meehan, la película clásica que se convirtió en una sensación de Broadway es ahora un suceso cinematográfico de comedia musical.
Bromea Brooks, “Primero fue una película, luego un musical de Broadway. Ahora va a ser una película del musical de Broadway. Pienso que lo que sigue probablemente será una escultura”.
Entre los talentos detrás de la cámara que se reunieron para traer de nuevo a la pantalla a Los productores están la coproductora AMY HERMAN (Analízame 2), los cineastas JOHN BAILEY (Mejor imposible) y CHARLES MINSKY (Mujer bonita), el diseñador de producción MARK FRIEDBERG (Far From Heaven), el diseñador de vestuario WILLIAM IVEY LONG (Nine, La jaula de las locas de Broadway) y el editor fílmico STEVEN WEISBERG (Harry Potter y el prisionero de Azkabán).



SINOPSIS DE LA PELÍCULA Y NÚMEROS MUSICALES

“El concepto es muy sencillo”, dice el productor, escritor, compositor y lírico Mel Brooks. “Tendrán que ganar más dinero de lo que pusieron en la obra. Entonces tienen que producir la peor obra que se haya escrito. Por lo tanto, ponen en escena una obra llamada Springtime for Hitler, la cual cerrará la misma noche de su estreno y ellos se irán a Río de Janeiro con el resto del dinero de los inversionistas”. Es 1959 y Broadway está brillando con algunos de los nombres más grandes del teatro. El productor Max Bialystock (Nathan Lane), sin embargo, ya no es uno de ellos (“Opening Night”). Un día, el tímido contador Leo Bloom (Matthew Broderick) se presenta en la oficina de Bialystock para ordenar sus libros e inocentemente señala que, bajo las circunstancias adecuadas, un hombre deshonesto podía hacer más dinero produciendo un engaño que una obra exitosa. De inmediato, se apaga una luz en la cabeza de Bialystock y trata de persuadir al reticente Bloom para que se una a él en este plan perfecto para apropiarse de una fortuna produciendo un fracaso seguro en Broadway y luego escabullirse del país con el dinero (“We Can Do It”) [“Podemos lograrlo”]. Inseguro, Bloom regresa a su horrible trabajo y empieza a hacer fantasías sobre una vida con mucho más glamour (“I Wanna Be A Producer”) [“Quiero ser productor”]. Decidiendo que ya fue suficiente, aprovecha el día y se convierte en socio de Bialystock para el crimen.
Buscando la última mala obra, Max y Leo descubren “la peor de todas”, un musical titulado Springtime for Hitler—A Gay Romp with Adolf and Eva in Berchesgarten. Deciden visitar al dramaturgo Franz Liebkind (Will Ferrell) en su penthouse de Greenwich Village. Sin embargo, antes de estar de acuerdo en dejar a Bialystock y Bloom producir su obra, el adorador de los nazis, Liebkind, insiste en que los dos futuros productores se reúnan con él para celebrar la forma de vida aria (“Der Guten Tag Hop Clop”) y los fuerza a cantar el tributo a Hitler.
Habiendo sellado el trato sobre lo que ellos están convencidos será la peor obra que se haya escrito, Bialystock y Bloom se dedican a asegurar que contarán con el director más incapaz y menos talentoso. Al entrar al elegante apartamento de Roger DeBris (Gary Beach) y su asistente legal Carmen Ghia (Roger Bart), encuentran que DeBris y compañía no quieren emprender un asunto tan serio (“Keep It Gay”) [“Mantenlo homosexual”] hasta que los productores los convencen de que, en sus manos, Springtime for Hitler podría brindar al director el respeto y el prestigio (léase el Premio Tony) con el cual siempre ha soñado.
Cuando la irresistible rubia sueca Ulla (Uma Thurman) aparece en la oficina en busca de una audición (“When You Got It, Flaunt It”) [“Cuando lo tienes, presúmelo”], Bialystock y Bloom la contratan de inmediato para el coro. Hasta que empiecen los ensayos, el tramposo dueto acuerdan que será su secretaria, filtro y recepcionista.
Con el fin de recabar los dos millones de dólares necesarios para “fondos” de la obra, Bialystock tiene que visitar a sus demandantes benefactores, cientos de ancianas hambrientas de sexo en todo Manhattan (“Along Came Bialy”) [“Aquí viene Bialy”]. Mientras tanto, el tímido Bloom queda inevitablemente a los pies de Ulla (“That Face”) [“Esa cara”] y se sorprende al ver que la atracción es mutua.
Las pruebas de actores para ser la estrella que interprete al Führer resultan frustrantes por todo lo involucrado en la producción, particularmente el autor musical, quien demuestra a la perfección la manera en que deberá representarse el papel (“Haben Sie Gehurt Das Deutsche Band?”) y comprueba que es el único hombre que puede hacer ese trabajo. Justo antes de la noche del estreno, después de una viva discusión sobre supersticiones en el teatro (“You Never Say Good Luck on Opening Night”) [“Nunca se dice buena suerte la noche del estreno”], Bialystock y Bloom están horrorizados cuando su dramaturgo convertido en actor principal literalmente se rompe una pierna. La función debe continuar, no obstante, y por suerte el director Roger DeBris sabe todas las líneas del personaje. En la gran tradición detrás de los escenarios de los musicales, el papel estelar de la obra es interpretado por este substituto de último momento.
Al principio el público se siente aterrado por Springtime for Hitler, pero una vez que aparece el personaje estelar como un excéntrico Hitler (“Heil Myself”) [“Heil a mí mismo”], se dan cuenta de que ésta no es una obra que deben tomar en serio y empiezan a absorberla. Cuando su fracaso seguro es ovacionado como un éxito, los socios tienen un serio desacuerdo sobre qué hacer ahora. Bloom quiere que se entreguen, aunque Bialystock tiene otras ideas. Mientras discuten, DeBris y Ghia se presentan en la oficina, listos para celebrar, y en eso llega Liebkind enloquecido y agitando un arma en la mano… dispuesto a matarlos a todos por denigrar la memoria de su amado Hitler. Escuchando disparos de arma de fuego cuando van llegando al escenario, la policía se lleva a Liebkind. Pero antes de salir notan dos paquetes de libros de contabilidad, uno marcado “Para mostrar a la oficina de impuestos” y el otro “Nunca mostrar a la oficina de impuestos”. Rápidamente arrestan también a Bialystock, pero Bloom escapa de la redada escondiéndose detrás de la puerta de la oficina.
Cuando entra Ulla y encuentra a Bloom escondido, lo convence de tomar el dinero y desaparecer con ella en Río. En su celda de la prisión, Bialystock se sorprende al recibir una tarjeta postal de Brasil, y lo hace actuar precipitadamente (“Betrayed”) [“Traicionado”]. Bloom y Ulla aparecen repentinamente en el juicio de Bialystock, (“‘Til Him”) [“Hasta él”], justo a tiempo para que el juez pronuncie culpables a ambos, Bialystock y Bloom. Encarcelados en Sing Sing, los dos junto con Liebkind, producen un musical completamente nuevo con un elenco de internos de la prisión titulado Prisoners of Love (Prisioneros del amor). Perdonados por el gobernador “por aportar, a través del baile y la canción, alegría y risas a los corazones de todo asesino, violador y maníaco sexual en Sing Sing”, Bialystock y Bloom llevan la obra a Broadway, donde continúan produciendo un éxito tras otro.
“Hay algo eternamente atractivo sobre esta historia”, dice la directora y coreógrafa Stroman. “Al igual que cualquier buen musical, cada personaje satisface todas las esperanzas y los sueños. El público se ve a sí mismo en Leo Bloom, un gusano que desea convertirse en mariposa, o se ven como Max Bialystock, un hombre que estuvo en la cima y quiere llegar a ella de nuevo. Nuestra película también tiene una historia de amor cautivadora: el contador tímido se queda con la mujer más bella del mundo”.

SOBRE LA PRODUCCIÓN

“Cuando terminó la canción, volteó a verme y dijo: ‘Hola, soy Mel Brooks’.
Y pensé, no importa lo que suceda con esto, seguramente será una gran aventura”.
–Susan Stroman

La idea de la versión musical de Los productores comenzó en 1998, cuando el empresario de música y cine David Geffen empezó a perseguir a Brooks para convertir la película ganadora del Oscar® 1968 de Brooks, en una obra musical. Gran aficionado al teatro desde que su tío Joe lo llevó a ver Anything Goes de Cole Porter cuando sólo tenía 9 años, Brooks había tenido siempre el deseo de ser compositor y lírico de Broadway. De hecho, había escrito numerosas canciones para sus películas incluyendo “I’m Tired” (“Estoy cansado”), “Doing the French Mistake” (“Cometiendo el error francés”) y la canción título de Blazing Saddles, sin mencionar “Springtime for Hitler” y “Prisoners of Love” para Los productores.
Por sugerencia de Geffen, Brooks se reunió con el compositor de Broadway Jerry Herman (La jaula de las locas, Mame, Hello, Dolly) para discutir el proyecto. Cuando se reunieron, Herman estaba seguro de conocer un mejor candidato que escribiera la música original para Los productores y empezó a tocar algunas de las canciones del escritor. Ese compositor era Brooks.
Entonces Brooks aceptó la sugerencia, empezó con las canciones y pidió a su viejo amigo y colaborador Meehan (Spaceballs, To Be or Not To Be) que escribiera el libreto junto con él. Meehan ya tenía un premio Tony como escritor (Anita la huerfanita) y con gran entusiasmo dio la bienvenida a la oportunidad de coescribir un nuevo musical.
Cuando se le pidió que se reuniera con Brooks para hablar sobre el proyecto, la directora y coreógrafa cinco veces ganadora del Premio Tony, Susan Stroman recuerda: “Me llamaron diciendo que Mel Brooks quería verme. Esa noche”. Entonces la coreógrafa de obras de Broadway tan populares como Crazy for You, Oklahoma y Contacto rápidamente detuvo sus ensayos y fue a casa. Alguien tocó a su puerta.
“Conocía todas las películas de Mel, y sabía todas sus líneas y todo lo que él había hecho… estaba muy emocionada”, recuerda.
“Abrí la puerta y ahí estaba él, esta leyenda. Pero en vez de hablar, se lanzó con toda su fuerza a cantar “That Face” que es la canción que abre el segundo acto de Los productores.
“Seguía cantando… caminó frente a mí y siguió hacia la sala, hasta que brincó en mi sofá. Terminó la canción, volteó a verme y dijo: ‘Hola, soy Mel Brooks’. Y pensé, no importa lo que suceda con esto, seguramente será una gran aventura”, ríe. “Y de hecho ha sido uno de las mejores épocas de mi vida”.
Doce Premios Tony, dos compañías de gira nacional y tres producciones internacionales más tarde, Brooks preguntó a Stroman, “Si quisiéramos convertir esta obra en película, ¿cómo cuál película te gustaría que fuera?”
“Cuando ella contestó: ‘Cantando bajo la lluvia’,” Brooks recuerda, “le dije ‘¡el puesto es tuyo!’ Porque Cantando bajo la lluvia es para mí el clásico de lo que llamamos un musical de pies a cabeza, donde ves bailarines, no sólo cortes de caras u ojos u orejas, sino que ves el hermoso cuerpo en movimiento”.
“Cuando llegó el momento de aconsejar a la dirección”, continúa Brooks, “dije a Susan que debía decir ‘acción’ y luego decir ‘corte’. Si dices ‘corte’ primero y luego ‘acción’, no habrá película. Tuve que explicar lo más rudimentario. No, estoy bromeando”, dice. “Supe de inmediato que ella lo haría. Tiene un don visual increíble”.
“Su transición al cine parece no costarle ningún esfuerzo”, observa Matthew Broderick, quien ha trabajado con Stroman desde la primera lectura del musical en el año 2000.
“Está sumamente preparada… trabaja muy duro”, continúa. “Nunca llegas a un ensayo y tienes que llenar el tiempo con algo. Ella lo tiene todo perfectamente bien planeado, entonces su fuerza y su inteligencia se sienten todo el tiempo”.
Stroman estaba emocionada de su enfoque como cineasta. Con la visión de una directora y coreógrafa de teatro, le encantaba la idea de introducir una cámara en la mezcla. Dice ella, “en el teatro, el público ve todo en una amplia toma; en el cine, puedo usar los acercamientos para contar la historia más inmediata y de manera más íntima. Además, hacer un acercamiento de la cómica cara de Nathan, Matthew, Gary y Roger mejora todavía más la comedia”.
Jonathan Sanger, quien al principio de su carrera trabajó para Brooks como director asistente en High Anxiety antes de unirse a él para producir películas bajo la bandera de Brooksfilms, como las nominadas al Academy Award® Frances y El hombre elefante, fue invitado a ver la obra en Broadway justo después del estreno. Sabía que la película original tenía un culto tan devoto de seguidores que muchos aficionados se negaban a verla en otra versión.
“Pero para mi inmensa sorpresa”, recuerda Sanger, “el musical era incluso mejor. Así que dije a Mel que si iba a convertirla de nuevo en película, me gustaría ayudarle a producirla. Y un día Brooks llamó y dijo: ‘ponte tu ropa de batalla y vamos a hablar sobre cómo podemos poner esto en una película’.”
Brooks y su socio escritor Meehan empezaron a trabajar en el guión. Mientras la estructura de una película es tradicionalmente en tres actos, los musicales de Broadway se construyen únicamente en dos actos. Meehan explica que justo cuando él y Brooks habían tomado el guión de tres actos de Brooks y lo convirtieron en un musical de dos actos para Broadway, con la nueva película él y Brooks “tuvieron que deshacerlo y reconstruirlo de nuevo”.
Meehan comparte, “El gran final del primer acto es la ‘pequeña tierra de la viejecilla’ con todas esas damas en caminadoras… y el gran número cúspide de baile. Ahora ese número está a la mitad de la película (“Along Came Bialy”). No llegamos a un gran final orgásmico para bajar el telón, porque la obra todavía sigue en escena”.
Meehan siente que al expandir la producción a la pantalla grande da a la producción un respiro no explorado previamente. “Cuando la quitas de escena y la pones en el cine, puedes hacer muchas más cosas en términos de lugares. Esta película no se lleva a cabo únicamente en oficinas y en los teatros, sino que se ubica en Central Park y en la Quinta Avenida en Nueva York. Le da más espacio para respirar”.
Para la película, Brooks escribió dos canciones originales que no estuvieron en la obra de Broadway: “You’ll Find Your Happiness in Rio” (“Encontrarás tu felicidad en Río”), la cual se escucha brevemente como música de fondo durante las miradas entre Leo y Ulla jugueteando juntos en el paraíso mientras Max está sentado en su celda de la prisión; y “There’s Nothing Like a Show on Broadway” (“No hay nada como una obra en Broadway”), interpretada por Broderick y Lane, y escuchada como fondo en los créditos del final, con los actores todavía en sus personajes de Leo y Max, el primero, lleno todavía de incombatible emoción y alegría por su recién descubierta carrera en el mundo del espectáculo, y el último, irrisoriamente amargado y agotado después de varias décadas de altas y bajas en el teatro.

“¡Somos una historia de Broadway! Hubiera sido imperdonable no filmar esta película en Nueva York”.
–Mel Brooks

Además de querer conservar lo más posible del elenco y el personal del original de Broadway, los cineastas estaban firmes en otra cosa: la nueva película, al igual que la original de 1986, tendría que filmarse en Nueva York.
Puede ser quizá sólo una coincidencia, pero la primera película musical que se filmó en locación en la ciudad de Nueva York fue On the Town en 1949, con escenas iniciales del Brooklyn Navy Yard. Entonces, era obvio que Los productores, que supuestamente se lleva a cabo en 1959, se filmaría en los Steiner Studios, las nuevas instalaciones con tecnología de punta en el Brooklyn Navy Yard.
De hecho, Los productores tiene la distinción de ser la primera película que se filma en las impresionantes instalaciones de 100,000 pies cuadrados. Tomando una página de los viejos musicales de MGM, construyeron sets en cuatro de los cinco escenarios, incluyendo una versión de los años 1950 de la histórica calle Cuarenta y cuatro y Shubert Alley de Broadway, un espacio enorme de 27,000 pies cuadrados con techos de 45 pies de altura.
“¡Somos una historia de Broadway!” exclama Brooks. “Hubiera sido imperdonable no filmar esta película en Nueva York. Y aquí estamos en Brooklyn, a sólo once cuadras y media de donde nací y crecí. Bueno, más bien crecí. Éramos tan pobres que los vecinos tuvieron que darme hasta la vida”, bromea.
“Para que la película se hiciera correctamente, tenían que hacerla neoyorkinos”, sugiere el diseñador de producción Mark Friedberg. “Tanto como lo que ven que diseñé en nuestro set del Shubert Alley, hay cientos y cientos de manos que lo hicieron posible, y cada toque de pintura o capa de polvo significaba importantes decisiones hechas por personas que viven aquí en Nueva York”.
Quizá una de las ventajas más grandes de filmar en Nueva York fue la cercanía con los cantantes y bailarines más talentosos de Broadway. Más de 3700 bailarines hicieron audiciones para aproximadamente 350 papeles en números de producción espectacular, incluyendo “Springtime for Hitler” (Primavera para Hitler), “Prisoners of Love” (Prisioneros del amor) y “I Wanna Be A Producer” (Quiero ser productor).
“Fue un placer tener a estos cantantes y bailarines de Broadway que son tan profesionales, dedicados y comprometidos”, dice Stroman.
William Ivey Long, diseñador de vestuario ganador del Tony que ha sido colaborador frecuente de Stroman, bromea, “Toda persona con quien Susan Stroman ha trabajado, y creo que nació en la media concha de la imaginación de Zeus, está en esta película. Puedes caminar por el set de la calle 44 cualquier día y verás aquí lo mejor de lo mejor de Broadway”.

“Matthew dijo que grabar esto para el cine puede ser como hacer una matiné del miércoles muy tranquila”.
–Nathan Lane


En contraste con la mayoría de las películas que tienen poco o nada de tiempo para ensayar antes de la filmación, Los productores tuvo el beneficio de tener el elenco clave principal del musical, quienes habían trabajado juntos durante años. Lane, Broderick, Beach y Bart estrenaron la obra en Broadway en abril de 2001, y desde entonces varios han participado en otros papeles con otras compañías. Lane, por ejemplo, estrenó la producción de Londres en el papel de Bialystock después de que se le notificó sólo unos cuantos días antes. No mucho tiempo después, fue nominado y ganó el prestigiado Premio Olivier.
“Nathan Lane es un realizador de Broadway único en su generación”, dice el coautor Meehan. “Es de esa clase rara, alguien que sale al escenario y te hipnotiza. Tiene una energía y una emoción increíbles, y una grandiosa habilidad para escoger el momento oportuno para la comedia”.
“Matthew Broderick, por otra parte”, continúa, “es del tipo de humorista furtivo que realmente te hace preocuparte por Leo Bloom”.
“Lo que Matthew puede hacer es impregnar a este tipo tímido con no sólo una gran puntualidad cómica, sino también con una sensación patológica”, dice el productor Sanger.
“Como los actores están tan familiarizados con el material y los personajes, he tenido la libertad de añadir partes a lo que ellos ya saben”, explica Stroman. “Matthew y Nathan son actores teatrales natos y también son naturales en el cine. Saben lo que es presentarse ante 1500 personas, y también saben lo que es presentarse frente a una cámara. Tuve mucha suerte de tenerlos a bordo”.
Antes de unirse al equipo para la versión de Broadway de Los productores, tanto Lane como Broderick, habiendo comenzado su carrera en el teatro, se las arreglaron para lograr carreras exitosas alternando entre el escenario y la pantalla. Los dos han trabajado juntos incluso antes de hacer las voces del clásico animado de Disney, El rey león. Lane fue nominado para un Premio Tony por su interpretación de Nathan Detroit en el reestreno de Guys and Dolls de Jerry Zaks y actuó en las obras The Lisbon Traviata y Love! Valour! Compassion! de Terrence McNally antes de ganar el Tony por el reestreno de A Funny Thing Happened on the Way to the Forum. Ha aparecido en películas como Ironweed, Stand by Me, Frankie and Johnny, Los locos Adams 2, Tómalo con calma y, quizá la más memorable, junto a Robin Williams en La jaula de las locas.
Broderick ganó su primer Premio Tony por su debut en Broadway en Brighton Beach Memoirs de Neil Simon y volvió a ganar un Tony por su debut en un musical en el reestreno de Frank Loesser de la obra How to Succeed in Business Without Really Trying de Jack O’Brien. Broderick actuó en el éxito Ferris Bueller’s Day Off de John Hughes y después apareció en películas como Biloxi Blues, Family Business, Glory, Adicto al amor, Inspector Gadget, Election, You Can Count on Me y el reciente reestreno de la comedia The Stepford Wives de Frank Oz.
Desde la perspectiva de los actores, la transición de actuar sus papeles en Los productores del escenario a la pantalla fue inicialmente un poco desconcertante. Durante años, Lane y Broderick habían compartido el fenomenal éxito del musical con públicos salvajemente entusiastas, que aplaudían, cuya risa con frecuencia explotaba por encima de sus líneas del diálogo. Habían aprendido a adaptarse o “dar aire” entre ciertas oraciones conforme fuera necesario para la respuesta del público. Sin embargo, una vez que estuvieron frente a las cámaras, ese público e 1500 personas se redujo a aproximadamente 60 ó 70 personas que trabajaban en el set con ellos.
Lane bromea, “Matthew dijo que grabar esto para el cine puede ser como hacer una matiné del miércoles muy tranquila. Estábamos tan acostumbrados a que el público estuviera ahí, y puede ser una parte activa del proceso con un cierto ritmo. Pero tienes que desprenderte de todo eso y apegarte a lo que tu personaje quiere y necesita”.
Observando las diferencias entre la actuación en teatro y para el cine, Broderick añade, “Las películas son muy lentas y debes tener la energía cuando la necesitas en un periodo de más de tres meses, con muchos tiempos de espera. En una obra, es como si nos lanzaran de un cañón. Es una sensación muy diferente”.
Por otra parte, dos de los principales, Uma Thurman (como Ulla) y Will Ferrell (como Franz), el material no sólo es nuevo para ellos, sino que ninguno de los dos había tenido antes la oportunidad de cantar y bailar en una película.
Thurman, cuyas reconocidas rutinas de baile en Pulp Fiction, Tiempos violentos y Be Cool con John Travolta, así como los movimientos de artes marciales con coreografía perfecta en Kill Bill: Volúmenes I y II, le dieron la confianza para bailar, explica que nunca había sido la compañera de baile romántica que es una de las firmas de Stroman. “Afortunadamente para mí, hubo un departamento de baile maravilloso en esta película y básicamente me fui de campamento con ellos un par de meses”, admite Thurman. “Matthew y yo hacemos una especie de baile tipo Ginger Rogers y Fred Astaire, y también tengo otros tres números”.
Recuerda la directora: “cuando me reuní con Uma, que mide casi seis pies, me preguntó, ‘¿Crees que está bien si soy mucho más alta que Nathan y Matthew?’ Le dije ‘¡Absolutamente bien! Te miran hacia arriba como si fueras una diosa’. Uma también me dijo que es descendiente de suecos. ¡Me saqué la lotería!”
Con los ensayos de baile ya avanzados, Thurman se dio a la tarea que ella consideraba más desafiante: cantar. “En realidad no tenía miedo de bailar, eso no me es tan difícil”, recuerda. “Pero cuando se trató de cantar, nuestro director musical, PATRICK BRADY, me ayudó a encontrar una voz, que no fuera de un artista que haya grabado, pero lo maravilloso fue que no pusieron a otra persona a cantar por mí, así que pienso que no lo hice tan mal”.
De hecho, el director musical Brady estaba muy impresionado con sus habilidades. “Nunca había tomado una lección de canto y realmente trabajó muy duro para lograrlo”, dice él. “Debieron haber visto su cara cuando tuvo que ensayar con la orquesta en vivo… se veía agobiada y aterrada”.
“No tiene miedo a nada”, agrega Stroman, “y ésa es una cualidad que hace a una gran estrella de comedia musical. Le encanta aprender y le encanta el reto físico de todo”.
Cuando llegó el momento de que Will Ferrell cantara y bailara, también se probó a sí mismo tener un talento natural.
“Tenía una pequeña reserva sobre cómo iba a resultar con el canto y el baile, pero no pude resistir la parte”, dice Ferrell, quien es admirador de siempre de la película original y la obra de teatro. “Al principio me sentí intimidado en el estudio de grabación, con una enorme orquesta para la sesión de pregrabación y todo el mundo escuchando”, admite. “Pero una vez que me sentí cómodo con lo que hacía, fue hasta divertido incluso. Para mí es algo totalmente diferente”.
Broderick ríe, “Sí, parecía fascinado con usar un casco alemán y un abrigo negro de piel. Fue increíblemente divertido, canta de maravilla y se apropió por completo de su papel”.
Lane habla sobre Ferrell como Franz Liebkind. “Me recordaba a un extraño chico de sexto grado que era nazi. Era una combinación de un chico ligeramente amenazante y bastante cómico, lo cual siempre era muy divertido”.
Gary Beach y Roger Bart, tan memorables ambos en sus respectivos papeles en el escenario como Roger DeBris y Carmen Ghia, estuvieron fascinados cuando supieron que la obra musical se haría película y que ellos recrearían sus mismos papeles para el cine.
Beach, nominado para el Tony por La bella y la bestia de Disney y el reestreno esta temporada pasada de La jaula de las locas, ganó el Tony por su actuación como Roger DeBris. Bart, ganador del Tony por You’re a Good Man Charlie Brown y una nominación por su actuación como Carmen Ghia, coprotagonizó con Broderick en el reciente reestreno de la comedia The Stepford Wives y se le puede ver en la exitosa serie de ABC-TV, Desperate Housewives.
“Estoy feliz de que la estén haciendo de manera tan grandiosa y que Gary y yo estemos involucrados”, dice Bart.

“Para mí, la cámara se convierte en otro bailarín. El otro día vi alguien del personal de la cámara pasar la grúa por el espacio como si estuviera pasando a un bailarín por el aire”.
–Susan Stroman

Stroman, quien llama desde Delaware, no puede recordar una sola ocasión en que su vida no haya tenido una banda sonora. Como creció en un ambiente musical (su padre fue pianista), desde muy pequeña podía visualizar imágenes cuando escuchaba música.
“Ya sea que se tratara de algo estándar o rock-and-roll o música clásica, siempre imaginaba escenarios con miles de personas bailando en mi cabeza. No siempre es relajante porque la mente gira mucho”.
“Es más importante contar historias, pero cuando también puedes cantar tus emociones, todo se magnifica”, explica Stroman. “Y todos estos personajes cantan sus deseos y necesidades, entonces se magnifica todo el tema central de la historia”.
La película favorita de Mel Brooks de todos los tiempos, es el musical de Astaire y Rogers, Top Hat.
“Con Fred Astaire, no había cortes”, explica Brooks. “El número empieza, dos personas están bailando. La cámara puede moverse un poco y regresar, pero no hay cortes. Queremos pensar que es un sueño, una fantasía. Y Stroman sabe esto”.
Stroman honra a los legendarios bailarines rindiéndoles homenaje con el número de Los productores “That Face”. Señala, “Leo Bloom sueña con bailar como Fred Astaire con Ulla como su Ginger, y ‘That Face’ representa ese sueño hecho realidad”.
Comenta, “ser pareja de baile requiere que ambas partes tengan una personalidad graciosa, paciencia y respeto por el otro. Matthew tiene un encanto y una vulnerabilidad en la pantalla que no puede imitarse, y Uma es la perfecta secretaria, filtro, recepcionista y diosa sueca. Me fascinaba verlos girando por todo el salón”.
Para Stroman, el desafío más grande al hacer su primera película fue adaptarse a cuatro paredes en vez de tres y expandir las escenas en los enormes escenarios de Steiner Studios en Brooklyn. Empezó con un talentoso equipo que creció para incluir al director asistente Sam Hoffman, al diseñador de producción Mark Friedberg, al mezclador de sonido Tod Maitland, al cineasta Charles (Chuck) Minsky y al editor Steven Weisberg.
“Para mí, la cámara se convierte en otro bailarín,” comenta. “El otro día vi alguien del personal de la cámara pasar la grúa por el espacio como si estuviera pasando a un bailarín por el aire. Durante las escenas y los números de producción, la cámara era como un compañero de los actores, como si fueran a bailar musicalmente abrazados. Si el actor contaba ocho tiempos para moverse de izquierda a derecha, igual lo hacía la cámara. Al fotógrafo le encantó filmar con los tiempos de la música”.
Stroman, quien hizo uso de cada centímetro de espacio en el escenario para la producción de Broadway, se sintió particularmente emocionada por la oportunidad de volver a concebir los números musicales para la pantalla.
En “We Can Do It”, donde Bialystock persuade a Bloom para que se le una en su esquema de producir un fracaso, la secuencia originalmente se desarrolla en la oficina de Bialystock. Para la película, Stroman hizo que el número empezara en la oficina… y luego Bialystock va siguiendo a Bloom bailando desde la oficina hasta la calle Times Square, llegan a un taxi y aterrizan frente a la Fuente Bethesda en Central Park.
Para “I Wanna Be A Producer”, un cavernoso edificio de un antiguo banco en la parte baja de Manhattan, se transformó en un magnífico set para la firma contable de Whitehall & Marks, donde Bloom es uno del ejército de contadores infelices en un lugar de trabajo kafkiano. En una secuencia de elaborada fantasía, lo que fueron sólo seis chicas del coro en la versión de Broadway, para la película se convierten en 20 bellas bailarinas.
“Lo que hicimos fue tomar el concepto original de una oficina y ponerlo en una realidad completamente diferente”, comparte el diseñador de producción Mark Friedberg.
Conforme literalmente “florece” la fantasía de Leo, las hermosas chicas aparecen en las puertas de los gabinetes, y los gabinetes de las paredes se convierten en una escalinata. Cuando baila en la parte de arriba de la escalinata y brinca hacia delante, él y las 20 bailarinas pasan por un portal hacia “Marquee Heaven” [”Marquesina del cielo”].
Stroman escenificó el número a través de tres estilizados sets diferentes: un piso negro brilloso con un telón que se extiende como acordeón, una escalinata brillante y una plataforma arreglada en múltiples hileras que ilumina el nombre de Bloom con miles de luces (la última fue inspiración del fotógrafo exclusivo de las películas de Busby Berkeley).
“Matthew tiene en su interior un hombre real de canto y baile, creo que realmente disfrutó aprender la nueva coreografía”, agrega Stroman.
El cineasta Minsky, quien nunca antes había filmado un musical, se sintió complacido de saber que Stroman tenía cada número musical bien concebido y diseñado. No pasó mucho tiempo para que él y sus camarógrafos aprendieran el ritmo de cada escena, haciendo posible que la cámara se moviera en sincronía con los bailarines.
“Ahora incluso hasta el carro portacámara se sabe los tiempos de la música porque se ha filmado mucho contándolos”, se ríe.
Si el departamento de fotografía era ajeno a los elementos de una película musical, igual lo era el departamento de sonido, encabezado por Tod Maitland.
Dispuesto a combinar la tecnología de punta con la metodología probada y verdadera de la época de los musicales de MGM, Maitland y su equipo de cinco personas trabajaron de cerca con Stroman y el director musical Patrick Brady para pregrabar todas las voces con una impresionante orquesta de 70 integrantes, antes de empezar la filmación.
Una vez que iniciara la filmación, los principales tendrían la opción de cantar en vivo o hacerlo en “con pistas”, un método de grabar pistas de música y voz con anticipación al día de filmar para que pueda tocarse durante la filmación.
En ocasiones, un actor opta por cantar en vivo mientras está filmando la escena. “Cuando das al actor la oportunidad de hacerlo en vivo, no están presionados a actuar exactamente igual que como lo hicieron durante la pregrabación”, explica Maitland. “Y a veces eso les da la libertad de relajarse y crear algunas ‘tomas’ grandiosas. Sin embargo, en este espectáculo hay varios números de baile importantes que son muy rigurosos. En éstos, no hay forma de que puedan en realidad bailar y cantar al mismo tiempo”.
Brady, el conductor musical de Los productores desde su estreno en Broadway, también fue el director de orquesta en la película, al igual que arreglista vocal y encargado de la sincronización de los labios, vigilando cuidadosamente la actuación de cada actor para que las vocalizaciones de todos estuvieran perfectamente sincronizadas.
Para “Springtime for Hitler” y “Prisoners of Love”, los cineastas contrataron a los veteranos diseñadores de iluminación JULES FISHER y PEGGY EISENHAUER, quienes individualmente y juntos han sido responsables de la iluminación de muchos de los éxitos más grandes de Broadway, así como de muchos conciertos en vivo.
Eisenhauer explica, “Una de las cosas que podemos proporcionar es un paisaje de iluminación en movimiento que funciona junto con la coreografía. Lo que hacemos es cambiar la calidad, la composición y los colores, todo en vivo para la cámara. Entonces, se convierte casi en una representación de las luces que se desarrolla junto con la de los bailarines”.
“Along Came Bialy” presenta ahora más de 50 viejecitas con caminadoras, bailando en Central Park y por la Quinta Avenida. “No hay nada como bloquear el tráfico de la Quinta Avenida durante seis horas justo a mediodía”, dice Minsky con sarcasmo.
Cuando la compañía estuvo trabajando en las calles por una semana en abril, el mundo estilizado que había sido diseñado detenidamente en los escenarios fue seguido por la producción en la ciudad, con sus coloridos árboles y flores.
“No es sólo Central Park”, señala Minsky. “Es nuestra versión de Central Park”.
Hubo otras oportunidades de expandir momentos cinematográficamente a partir de la versión teatral. Por ejemplo, cuando Bialystock está encarcelado y recibe la tarjeta postal de Bloom desde Río, Brooks y Meehan se inspiraron en películas musicales clásicas de Donen y Kelly como On the Town y Cantando bajo la lluvia para dar forma a viñetas mudas que ilustraban en cierto estilo exagerado a Bloom y Ulla disfrutando su nueva vida juntos en el paraíso. Después, como parte del viaje forzado de Bialystock en su soliloquio, “Betrayed”, el escritor incluso tomó prestadas imágenes de la película de Gary Cooper, Sergeant York (su primer nombre era Alvin) por unos instantes cuando Bialystock recuerda su infancia, sólo para descubrir que no es su pasado lo que está recordando.
El gran admirador de los musicales tanto en teatro como en el cine, el productor Sanger se sintió siempre decepcionado por no haber vivido en la época cuando se hacían los grandes musicales. “Espero que Los productores ayude a que se hagan otros”, dice.

“La gente del cine está acostumbrada a medir las cosas en pies y pulgadas, pero ahora las medimos con barras y notas. Stroman me dice que necesita un callejón de 12 barras. Y así es como se ha hecho”.
–Mark Friedberg
 

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