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"LA PANTERA ROSA"
de Shawn Levy
Sinopsis
Inspector Jacques Clouseau, un nombre que provoca temor en los corazones
de los criminales de todo el mundo —y también en todo aquel con el que
se topa.
Quizás y porque sus poderes deductivos son tan inadecuados, su
comprensión de lo obvio tan elusiva, su dominio del lenguaje tan
severamente limitado y su coordinación física tan categóricamente
deficiente.
Si bien sus métodos pueden ser inusuales y con frecuencia confusos,
siempre se las arregla para resolver el crimen —a su manera.
Al menos, hasta ahora.
En La Pantera Rosa, una comedia cargada de acción, el torpe Inspector
Clouseau (Steve Martin) se da a la tarea de resolver el caso más
importante de su vida.
El famoso entrenador de fútbol, Yves Gluant, acaba de guiar al
seleccionado de Francia a una victoria sobre el equipo de China. Rodeado
por su bella amante, la estrella internacional de música pop Xania (Beyoncé
Knowles), y sus agradecidos y afectuosos aficionados, Gluant es
derribado por un dardo venenoso. En el pánico resultante, el invaluable
anillo de diamantes de Gluant, “La Pantera Rosa”, desaparece
misteriosamente.
El
asesinato se convierte en una sensación entre los medios y en una
obsesión nacional. Para resolver el caso, la policía asigna al Jefe de
Inspectores Dreyfus (Kevin Kline), quien está postulado para recibir la
prestigiosa Medalla de Honor —por séptima ocasión. Consciente de que no
se puede dar el lujo de cometer error alguno —al menos, ninguno que se
le pueda atribuir a él—, Dreyfus pone a resolver el caso al incansable
Inspector Clouseau.
Clouseau y su nuevo asistente, el resoluto y estoico gendarme Gilbert
Ponton (Jean Reno), siguen una maraña de pistas que los lleva a recorrer
todo París, y, eventualmente, la ciudad de Nueva York.
En la Gran Manzana, Clouseau y Ponton visitan Times Square y el contiguo
distrito del diamante, así como la suntuosa Quinta Avenida y el afamado
Hotel Waldorf Astoria. A lo largo del camino, Clouseau y Ponton son
interceptados por elusivos cortadores de diamantes, maleantes en
potencia, bandidos perversos, dueños de casino embaucadores, agentes
secretos, entrenadores misteriosos y una bebida exótica llamada “El
Mojito Ardiente”.
Uno por uno, Clouseau condensa su búsqueda y localiza a los sospechosos
más viables. Entre éstos, se encuentra Xania, una estrella del sóccer
despreciada (William Abadie), un multimillonario dueño de casinos (Roger
Rees) y una coqueta publicista de relaciones públicas (Kristin Chenoweth).
El proceso de Clouseau es fascinante, aunque inquietantemente tortuoso.
Pero nunca pierde su concentración, propósito u orgullo —para gran
consternación de Dreyfus, quien puede o no tener en mente las mejores
intenciones para Clouseau. Al final, con la ayuda de Ponton y su devota
secretaria Nicole (Emily Mortimer), Clouseau deberá desenmascarar al
asesino e impedir que Dreyfus se lleve el crédito.
Metro-Goldwyn-Mayer Pictures y Columbia Pictures Presentan Una
Producción de Robert Simonds, La Pantera Rosa, protagonizada por Steve
Martin y Kevin Kline. Distribuida por Twentieth Century Fox. La película
también es protagonizada por Jean Reno, Emily Mortimer, Henry Czerny y
Beyoncé Knowles. La película es dirigida por Shawn Levy. El guión es de
Len Blum y Steve Martin, a partir de una historia de Len Blum y Michael
Saltzman, basada en personajes creados por Maurice Richlin y Blake
Edwards, y en las películas de La Pantera Rosa, del director Blake
Edwards. El productor es Robert Simonds. Los productores ejecutivos son
Tracey Trench y Ira Shuman. El director de fotografía es Jonathan Brown.
La diseñadora de producción es Lilly Kilvert. La película es editada por
George Folsey Jr., A.C.E. y Brad E. Wilhite. El diseñador de vestuario
es Joseph G. Aulisi. El supervisor musical es Randall Poster. La música
es de Christophe Beck.
LA PANTERA ROSA ATACA DE NUEVO
La leyenda de la “Pantera Rosa” comenzó en 1963 con la película original
The Pink Panther, de Blake Edwards, protagonizada por David Niven, donde
el papel del Inspector Clouseau fue interpretado por el gran Peter
Sellers. El filme fue concebido como un vehículo para Niven, quien, en
aquel entonces, era una de las figuras más populares de Hollywood.
Sellers ni siquiera era la primera opción de Edwards para el papel de
Clouseau (era Peter Ustinov). Pero la actuación de Sellers como el
hilarantemente inepto detective francés probó ser la herencia perdurable
de la película, que llevó al actor a protagonizar a la postre varias
secuelas que gozaron de gran popularidad.
Por más de una década, la querida franquicia había estado inactiva,
buscando al actor perfecto que llenara los zapatos del finado Sellers, y
con ello poder reintroducirla al público contemporáneo. Steve Martin
probó ser una elección inspirada dado que su tipo de comedia ingeniosa,
física y ligeramente absurda se asemejaban a la de Sellers. Según Shawn
Levy, el nuevo director de La Pantera Rosa, “El personaje de Clouseau es
un homenaje a los cómicos del cine silente Chaplin y Keaton. Así como lo
concibieron Blake Edwards y Peter Sellers, el personaje hacía alusión al
cine cómico mudo, donde el humor era físico en vez de verbal. En la
misma manera en la que aquellos comediantes del cine clásico han
perdurado por casi un siglo, el humor intuitivo y físico de Clouseau es
igualmente imperecedero. Lo que hace a Steve Martin el perfecto Clouseau
es su increíble y singular talento para la comedia física. Ya sea su
‘tipo salvaje y loco’, el hombre con la flecha atravesada por su cabeza
o El Gran Flydini , Steve siempre ha sido innovador e inherentemente
físico con su humor”.
El productor Bob Simonds añade que La Pantera Rosa es la primera
película que Martin protagoniza, desde The Jerk, donde apela
directamente a su personalidad cómica. “Steve es una mezcla realmente
interesante de vulnerabilidad y seguridad en sí mismo. Tiene un don para
la comedia física, pero también es increíblemente erudito. Posee un
sentido del humor muy sofisticado, con una debilidad por las grandes
carcajadas. Cobra igual relevancia el hecho de que su comedía es irónica
e inteligente, pero nunca mal intencionada. Eso funciona porque toda la
comedia en las películas de la Pantera Rosa se da a costas de Clouseau,
quien está intentando simplemente conservar su dignidad en todas estas
situaciones. Nuestra ambición por hacer esta película fue no sólo ser
realmente divertidos, sino también provocar que el público se involucre
emocionalmente con Clouseau, y todo eso le viene bien a las virtudes de
Steve”.
Simonds estaba produciendo el reciente éxito de Martin Cheaper by the
Dozen (también dirigida por Levy), cuando MGM lo abordó para ver si
quería asumir el mismo puesto para La Pantera Rosa. Al poco tiempo, el
papel de Clouseau se lo ofrecieron a Martin, quien le mostró a Levy una
de sus ideas para el personaje, después de una sesión de doblaje para
Cheaper by the Dozen. “Me pareció muy divertido que durante un mes nos
dedicamos a intercambiar ideas, conceptos y chistes”, comenta Levy. “Lo
que comenzó a emerger fue una historia que era fiel a la franquicia, sin
dejar de ser fresca y original, y específica al tipo de comedia de Steve.
Después de unas cuantas semanas de esto, llegamos a un mutuo acuerdo en
el que yo iba a dirigir la película”.
De hecho, de no ser por aquellas sesiones de improvisación, quizás y
Martin no hubiera incluso aceptado el papel. “Cuando me ofrecieron el
papel la primera vez, les dije que no. No pensé que era adecuado para
mí”, comenta Martin. “Pero nunca dejé de pensar en él, e intenté
escribir unas cuantas escenas, que me parecieron divertidas, para ver si
podía ponerme a tono con el personaje. No obstante, necesitas una
audiencia para probar la comedia, y Shawn pasó a ser mi primer público”.
Tanto Levy como Martin estaban conscientes que las películas originales
de Blake Edwards, con Peter Sellers, eran consideradas clásicas. “No
estamos intentando competir o superar las películas originales de la
Pantera Rosa”, comenta Levy. “Steve y yo fuimos muy respetuosos. Si bien
le rendimos tributo a la historia que estamos heredando, también tenemos
la intención de reinterpretar la franquicia. Tenemos la esperanza de
hacer algo relevante y actual, pero que se apegue a la tradición de las
películas de La Pantera Rosa”.
“El tono de la nueva película refleja en gran medida el humor de
Martin”, continúa Levy. “Donde creo que la hemos actualizado es que
tiene un nivel de ironía e ingenio que, en cuanto a tono, es
específicamente Steve Martin. La película se beneficia de ese punto de
vista inquisitivo, ligeramente desequilibrado, por el que se ha hecho
famoso Steve”.
El productor Simonds añade: “Lo que Steve intentó hacer es tomar la
esencia del personaje de Clouseau, que, en realidad, no actúa de manera
torpe. Solamente se mueve por un camino diferente al de los demás”.
El Clouseau de Martin está basado en Sellers y Edwards, el actor señala,
pero “le di un pequeño giro porque soy una persona diferente. Cuando vi
esas películas, me percaté que Peter Sellers podía improvisar todo el
día dentro del contexto del personaje. Entendía muy bien a Clouseau y
podía darme cuenta que sentía que estaba siendo divertido. Cuando
comencé a pensar por primera vez en el papel, estaba muy alejado de eso,
pero sabía que tenía que buscar lo mismo, y la única manera en la que
eso podía darse era a través de mi propio sentido cómico. No te puedo
decir con exactitud qué es, porque es un poco misterioso, que creo que
es algo bueno”.
Después de las conversaciones iniciales de Levy y Martin acerca de
Clouseau, decidieron que si algo les parecía divertido lo incluirían en
el guión y que si un mes después eso les seguía pareciendo divertido, se
quedaría definitivamente en el escrito. “Si después de un mes nos seguía
haciendo reír, lo teníamos que filmar”, argumenta Levy, “y si en la
post-producción todavía seguía siendo divertido, se quedaba en la
película”.
Martin elogia la habilidad de Levy para crear en el set una atmósfera
estimulante que los lleve a desarrollar ideas cómicas. “Shawn y yo
tenemos una perspectiva de la comedia muy similar, y ese tipo de
afinidad es tremendamente difícil de encontrar. También creo que hemos
forjado como un tipo de lenguaje en el que nos damos cuenta qué es
divertido y qué no lo es, qué se debe de intentar y qué no. Nunca hubo
discusión alguna. Siempre estábamos de acuerdo. Como he aprendido de mis
otros filmes, la cosa más divertida en la película es, con frecuencia,
algo que ha sido pensado rápidamente—un día antes, ese día, esa hora,
ese minuto— y para que ello suceda, no puedes estar trabajando en un
ambiente restrictivo”.
Levy y Martin también estuvieron de acuerdo en enlistar a otro soberbio
comediante físico para el proyecto —Kevin Kline, quien interpreta a
Dreyfus, el pomposo y calculador jefe. “El currículo de Kevin habla por
sí solo”, dice Levy del actor que ganó un Oscar® por su brillante
actuación cómica en A Fish Called Wanda. “En cuanto a su proceso, es
diametralmente opuesto a Steve, pero han sido amigos cercanos por 20
años. Le gustó nuestra propuesta en la nueva película y quería formar
parte de ella. Nuestra intención para el actor que fuera a interpretar a
Dreyfus es que tenía que ser interpretado por alguien que realmente
entendiera la comedia, que dominara los ritmos y matices de cuándo
Dreyfus necesita ser divertido y cuándo no. Necesitaba reconocer dónde
estaba el chiste, porque si el chiste era acerca de Clouseau, podía
causar confusión si también te reías de Dreyfus. Kevin percibió de
inmediato cuándo tenía que ser divertido y cuándo tenía que mantener la
ecuanimidad, para que Clouseau pudiera ser absurdo”.
Según Kline, “Desde el inicio del rodaje, Shawn Levy (le) permitió
experimentar con una variedad de grados de locura, hasta que llegamos al
punto donde sentimos que era adecuado para el filme —cómico sin ser
caricaturesco. También, en ocasiones, nos dejó improvisar a Steve y a
mí”.
Si bien La Pantera Rosa es una comedia en toda la extensión de la
palabra, Kline la abordó con su habitual esmero que lo llevó a
investigar su papel, al pasarse unos cuantos días con la policía
francesa. “Incluso para una comedia de este tipo, la investigación puede
ser muy útil. Me pareció revelador ver cómo los franceses desempeñan el
trabajo policial”.
Dice que también disfrutó la oportunidad de trabajar otra vez con
Martin, especialmente si la última vez que colaboraron juntos fue en la
película más seria Grand Canyon. “Nunca habíamos tenido la oportunidad
de hacer una comedia juntos, así que no dude un segundo en aceptar.
Sobra decir que disfruté el proceso tanto como me lo imaginé”.
Martin y Kline se involucraron en un baile chusco a lo largo de la
película y Kline, en particular, apreció la comedia física. “Después de
haber crecido viendo a Charlie Chaplin, los hermanos Marx y W.C. Fields,
siempre he considerado la oportunidad de hacer comedia física”, enfatiza
Kline. “Me brinda una rara ocasión de hacer mis propias acrobacias. A
los productores no les parecía importar si arriesgaba mi vida, mientras
hiciera reír”.
El resto del reparto de La Pantera Rosa, comenta Simonds, fue conformado
de manera similar; por actores que no solamente fueran divertidos, sino
que también fueran actores sólidos. “Beyoncé es increíblemente capaz,
además de contar con actores tan talentosos como Jean Reno, Kristin
Chenoweth y Emily Mortimer, por nombrar unos cuantos”.
Pero incluso los actores más experimentados en el set, fueron presa del
genio cómico de Martin. “Muchas de mis escenas fueron con Steve y fue
realmente difícil mantenerme en personaje, porque era tan divertido y
nunca sabía qué iba a hacer a continuación”, confiesa Beyoncé Knowles.
“Filmamos esta escena en el Hotel Waldorf Astoria en Nueva York, que
Clouseau prácticamente destruye con algo llamado ‘El Mojito Ardiente’.
Mi personaje está intentando ser muy romántico y sexy con Clouseau, pero
él está bebiendo este ‘Mojito Ardiente’. Las expresiones y actitudes de
Steve eran tan hilarantes que no podía dejar de pensar, ‘Sé sexy. Por
favor intenta ser sexy’, cuando todo lo que quería era reírme”.
Además de ser divertido, Beyoncé dice que Martín le aportó una capa
emocional interesante a Clouseau. “Steve hizo que adoraras a Clouseau
porque a pesar de que era divertido y ridículo, debajo de todo ello, era
sincero, sensible y afectuoso”.
Las actriz estaba encantada de trabajar nuevamente con el director Levy,
quien escribió y dirigió un popular programa de televisión para Disney
Channel, “The Famous Get Jackson”, en el que le dio un papel. “Tenía
como 16 o 17 años, y era la primera vez que actuaba en mi vida, por lo
que estaba muy nerviosa pero me hizo sentir muy a gusto. No sabía que él
iba a dirigir La Pantera Rosa, pero cuando me enteré, pensé, ‘esto
estaba predestinado a suceder. Esto es un reencuentro’”.
La producción de La Pantera Rosa quedó marcada por el ritmo acelerado
que Levy le imprime a su estilo de dirección. “Todo aquel que se
presenta en mi set por primera vez —ya sean actores o miembros del
equipo de producción— sufren el mismo trauma inicial cuando se percatan
que siempre me muevo rápido”, comenta Levy. “La realidad es que nunca he
visto nada que sea más chistoso después de veinte tomas. Nunca he visto
que una escena sea más divertida cuando la has filmado durante dos o
tres días. Steve disfrutó ese paso presuroso. Sabía lo que quería,
quería dármelo y después, una vez terminada la escena, seguir adelante.
Algunos directores hacen 40 tomas y quizá eso les funcione a ellos. En
mi caso, intento hacer películas con mi energía y me gusta que las cosas
vayan hacia delante, y capturar ese ímpetu y entusiasmo con el que
siempre llego a trabajar. Creo que mis películas reflejan esa energía”.
Y eso le vino a la perfección a Beyoncé, comenta, porque la filmación se
dio entre fechas de conciertos, patrocinios comerciales y la grabación
del nuevo álbum de Destiny’s Child. “Originalmente, sólo tenía un mes
libre porque Destiny’s Child iba a regresar al estudio a grabar, y tenía
que decidir entre hacer una película o tomarme unas vacaciones. Cuando
me ofrecieron La Pantera Rosa, pensé, ‘Steve Martin, Kevin Kline —eso no
es trabajo, son como vacaciones de verano y una gran experiencia
educacional’”.
Si bien Xania es un nuevo personaje de La Pantera Rosa, en películas
anteriores han existido otras mujeres bellas, y probablemente engañosas,
interpretadas por actrices de la talla de Claudia Cardinale, Elke Sommer
y Dyan Cannon, por nombrar unas cuantas. La Pantera más reciente sí
presenta a personajes originales y auténticos. Uno de ellos es el
robusto policía, mejor amigo y socio de Clouseau, Gilbert Ponton,
interpretado por el popular actor francés Jean Reno. “El personaje de
Ponton ya existía cuando Steve y yo nos involucramos en el proyecto”,
comenta Levy. “Y nos gustó la idea de que Clouseau tuviera un asistente
genuino, alguien que está predestinado a ser un tipo malo en cuanto a
que trabaja para Dreyfus, pero desarrolla una lealtad hacia Clouseau.
Ponton es un personaje increíblemente agradable y considerado, que ayuda
a apuntalar las extravagancias de Clouseau. En realidad, fue difícil dar
con el actor que fuera a interpretar el papel, porque necesitábamos a
alguien que pudiera ser una pared en la que Steve pudiera rebotar, por
decirlo de alguna manera. Pero después de haber conocido a Reno en
París, sabía que no había una segunda opción. Contaba con la simpleza;
esa virtud sólida y resoluta que es Ponton”.
Si bien el público estadounidense conoce a Reno mayormente por sus
papeles en películas dramáticas y de acción, como The Professional,
Mission: Impossible y Ronin, en Europa es también conocido por su
trabajo en comedias tremendamente exitosas, como Les Visiteurs, y pronto
será visto en la versión cinematográfica de The Da Vinci Code (El Código
Da Vinci). Una vez que dio inicio la producción de La Pantera Rosa, Levy
se percató del sutil estilo cómico de Reno —para reafirmar todavía más
que había realizado la elección correcta. “Jean es divertido en las
cosas más discretas y nimias”, comenta el director. “Es un hombre
convencional fantástico porque sabe que puede hacer muy poco sin perder
presencia en pantalla. Sólo un actor con mucha confianza en sí mismo
puede hacer tan poco y ser tan efectivo”.
Reno explica que disfruta alternar géneros. “Me gusta el cambio. Ése es
mi trabajo como actor”, acota. “Para mí, la comedia es una alternativa
agradable porque todo mundo está sonriendo e intentando hacer reír a
otra gente en el set. Eso la hace muy agradable. En cuanto a Ponton, mi
trabajo fue no imitar o competir con Clouseau, sino aportar algo en una
manera diferente que sea, ojalá, divertido”.
Aunque Ponton es un personaje nuevo, existen similitudes en su relación
con Clouseau, como las que éste tenía con su sirviente Kato en los
primeros filmes de la franquicia, explica Levy. “No estábamos seguros
que eso fuera a funcionar hoy, no solamente por lo políticamente
incorrecto que se vería tener a un sirviente asiático en el 2005, sino
porque también lo que funcionó para Peter Sellers no necesariamente iba
a funcionar para Steve Martin. Además, quería intentar algo nuevo.
Mantuvimos la idea de que Clouseau ataca a Ponton de manera inadvertida,
pero nuestro chiste es que Clouseau nunca logra asestarle un golpe.
Estas peleas terminan de inmediato porque Clouseau es básicamente un
inepto para las artes marciales. El único golpe que Clouseau le llega a
dar a Ponton se da en uno de los momentos más conmovedores de la
película. La dinámica Clouseau-Ponton es cómica pero también es una
donde se respira una auténtica amistad. En la película, cuando Clouseau
está más abatido, el único tipo que permanece a su lado es Ponton”.
Emily Mortimer, quien interpreta a Nicole, la ingenua secretaria de
Dreyfus, y colaboradora y admiradora secreta de Clouseau, dice que
disfrutó enormemente la realización de La Pantera Rosa. Estaba
agradecida por la oportunidad de interpretar un papel que para ella es
atípico, y por explorar el mundo de la comedia, especialmente de la
comedia física. “Nunca me imaginé que estuvieran particularmente
encantados conmigo”, confiesa. “Así que decidí hacer a Nicole tan real
como me fuera posible, dentro de los confines del género, y depender de
las partes físicas en la escena para conseguir las carcajadas. Al final,
terminé por disfrutar tanto esos aspectos, que mi intención por ser una
actriz seria se perdió totalmente. Me convertí en una absoluta viciosa
de la comedia”.
Si bien las habilidades cómicas de Mortimer impresionaron a Levy, dice
que fue su dulzura general que lo convenció para darle el papel de
Nicole. “Nicole siempre ha sido nuestro personaje Audrey Hepburn, una
chiquilla con una gracia innata, alguien que es bella y encantadora,
pero no seductora. Es en gran medida la amiga de Clouseau, la única
persona, además de Ponton, que lo apoya en las buenas y en las malas. El
hecho de que al final ella y Clouseau dejan ver una cierta química es un
extra agradable, y ésa fue una idea de Steve”.
Kristin Chenoweth, quien interpreta el papel de la coqueta Cherie, la
representante de relaciones públicas del equipo de fútbol, era igual de
encantadora, pero a diferencia de Nicole, todo menos inocente. “Cherie
es un poco promiscua”, dice entre risas Chenoweth. “Digamos que usa
minifalda que tiene muchas cerezas en ella, además de también portar
aretes en forma de cereza”.
Chenoweth es popular entre el público de Broadway, al haber obtenido
premios, incluyendo el Tony, por You’re A Good Man, Charlie Brown, y,
recientemente, entre el público cinematográfico, por su papel como una
de las mejores amigas de Nicole Kidman en Bewitched. Durante la
producción, tuvo que intercalar su trabajo en la película con su
actuación en el exitoso musical de Broadway “Wicked”, por el que obtuvo
otra nominación al Tony. “Sabía que, de obtener el papel, iba a estar
desempeñando un doble trabajo; ‘Wicked’ durante las noches y La Pantera
Rosa durante el día. Pero valió la pena haber trabajado con un genio de
la comedia como lo es Steve Martin. Trabajar con él fue grandioso. Está
tan inmerso en cada momento que cada una de las tomas fue buena”.
Aunque Chenoweth no presta su sorprendente voz a la película, sí le
regaló al director, al reparto y al equipo de producción un número
musical de despedida. Después de terminar su última escena, Levy le
pidió que cantara una canción. Chenoweth accedió y en su legendaria voz
de soprano, les cantó la clásica “You’ll Never Know”.
La música se convirtió en una herramienta vital durante la realización
de la película. Entre tomas, Levy ponía invariablemente el afamado tema
de Henry Mancini de La Pantera Rosa. “Utilicé la canción para que nos
sirviera de inspiración, porque es uno de los temas más brillantes y
memorables en la historia del cine y establece la atmósfera de manera
perfecta. Es sofisticada, encantadora, expresiva, un poco irónica y, por
sobre todo, festiva. Siempre intensificaba el humor de cualquier cosa
que estuviéramos haciendo”.
Típicamente, Levy ponía un CD en un aparato portátil en el set. Cuando
no estaba disponible, utilizaba un tono de teléfono celular, y, cuando
todo lo demás fallaba, la cantaba.
La Pantera Rosa también le permitió a Levy aventurarse en otro mundo
musical. En el clímax de la película, el personaje de Xania canta una
canción mientras el caos reina a su alrededor. La canción, “A Woman Like
Me”, es el resultado de una colaboración única entre el director y
Beyoncé. “La canción es una gran parte de la secuencia final y
necesitábamos algo que funcionara en un aspecto dramático”, comenta
Levy. “También queríamos algo que fuera musicalmente extraordinario, que
reflejara el estilo y gusto de Beyoncé. Le mandamos un mensaje a la
comunidad musical y recibimos una carretada de canciones de algunos de
los compositores más importantes del país. Después de escuchar todas las
propuestas, “A Woman Like Me” destacó”.
Beyoncé añade, “Tenía la fuerza de una canción de Tina Turner pero el
drama de una tonada de James Bond. Definitivamente embonaba con el
personaje. Tiene líneas muy incisivas, cosas como, ‘¿Crees poder manejar
a una mujer como yo?’. Xania es así”.
“Cuando llegamos al estudio de grabación, Beyoncé hizo suya esa canción,
como nadie lo hubiera hecho. Estaba encendida”, comenta Levy. “Verla en
un estudio de grabación es como ver a la Reina. Grabó canción tras
canción, sin titubear, sin equivocarse. Después, duplicó y triplicó el
timbre de su voz, básicamente creando, ella misma, armonías de seis y
siete partes. Fue sorprendente”.
Beyoncé sabe ciertamente desenvolverse en un estudio de grabación; ha
estado cantando de manera profesional desde que tenía nueve años. La
música para ella es como la comedia para Martin —su segunda naturaleza.
“Me doy cuenta cuando me sale bien”, comenta. “Es instintivo. No sé
decirte cómo es. Sólo lo sé”.
Además de haberle ofrecido la oportunidad de trabajar con veteranos de
la comedia, tales como Martin y Kline, y de ejercitar sus cuerdas
vocales, Beyoncé también apreció la oportunidad de utilizar ropa de su
diseñador de vestuario favorito, Joe Aulisi. “¿La ropa?”, comenta,
“¡Dios mío! Joe Aulisi vino a uno de mis conciertos antes de iniciar el
rodaje de la película y me mostró algunos de sus bosquejos; no podía
esperar a probármelos. El personaje de Xania es una estrella
internacional y muy inclinada a la moda, así que, naturalmente, el
guardarropa fue fantástico. Todo tenía este tipo de estilo clásico, de
los años 40, un estilo parisino —muy Josephine Baker, pero con una
sensibilidad contemporánea. Todo me quedó tan bien. Podías decir que era
mandado a hacer. Los pequeños detalles fueron extraordinarios, desde los
aretes hasta las prendedores y los zapatos, en especial los de lunares
que hicieron a mi medida. Todo fue excepcional”.
El guardarropa de Beyoncé iba desde lo que Aulisi llama un vestido Belle
du Jour —una primaveral túnica blanca con un revelador cuello en ‘v’ y
una falda ondulante, que literalmente paraba el tráfico en la ciudad de
Nueva York— a un increíble vestido de noche cristalino, bordado a mano,
con resplandecientes lentejuelas color bronce, hasta un vestido muy
ajustado transparente que envolvía la figura de la actriz y acentuaba su
color acaramelado de piel.
“Beyoncé es el sueño de todo diseñador”, comenta Aulisi. “Hicimos seis
vestidos para ella y fue todo un placer. En general, la inspiración de
su personaje recayó definitivamente en Josephine Baker, quien, así como
Xania, adoraba los diamantes y la joyería. Así que comenzamos con esa
idea y así es como evolucionó el vestido de noche para la escena del
salón de baile. Nuestra esperanza era que se viera como una botella de
champagne recién destapada, que así fue como se nos ocurrió añadir las
cuentas”.
El vestuario de Aulisi también tuvo un papel fundamental en establecer
al personaje de Clouseau. El guardarropa le ayudó a Martin a explorar y
definir el personaje, afirma Levy. “En ocasiones, un actor encuentra a
su personaje de afuera hacia adentro y en otras de adentro hacia fuera.
Al inicio del proyecto, recuerdo a Steve decir que para interpretar a
Clouseau iba a tener que descifrar un caminado, una postura, el acento,
la voz, la forma de mover la boca, la mirada. Siempre supo que solamente
se iba a sentir a gusto si a partir de lo externo descifraba las
características físicas del personaje. Así que, el caminar, el bigote,
la expresión y, en particular, el guardarropa, fueron fundamentales para
ayudarlo a definir el personaje”.
En La Pantera Rosa original, Clouseau siempre estaba muy bien vestido y
se veía impecable, según Martin. “Siempre me pregunté cómo podía eso
empatar con un inspector torpe, pero en realidad así sucede, y, de
hecho, bastante”, comenta. “Clouseau no se cree un inepto. Se considera
un hombre cosmopolita, seguro de sí mismo, capaz, educado. Al principio,
intentamos distintos atuendos y a la postre diseñamos nuestro traje
principal a partir de un tipo de apariencia moderna de los años 60. Joe
Aulisi interpretó todo el vestuario de manera brillante”.
Además de diseñar un guardarropa cómodo, Aulisi dice que en el caso de
Clouseau quiso también añadirle humor a su vestuario. “La parte
divertida fue encontrar cosas sutiles para cada personaje. En el caso de
Steve Martin, nuestra preparación consistió en intentar descubrir qué
funcionaba para Steve, sin dejar de honrar las películas originales de
La Pantera Rosa. Encontré unas fotos de archivo grandiosas, entre las
que destacaban unas del gran fotógrafo francés Jacques-Henri Lartigue,
quien tomó fotos maravillosas de gente común y corriente, pero que
siempre aparecían ligeramente inclinadas, o con posturas bastante
extrañas. Pensé que eso le vendría muy bien a la personalidad de Steve y
su Clouseau. También nos basamos en el caricaturista contemporáneo
Jean-Jacques Sempe, quien se encarga de cubrir la vida parisina y cuyo
humor es muy francés y moderno. La inspiración de estos dos artistas nos
sirvió para desarrollar la apariencia de Steve —con un dejo de la época
de los años 60, pero cambiamos las proporciones para que los sacos se
vieran un poco ajustados o cortos y los pantalones un poco bombachos,
confeccionados con telas muy suaves para que volaran en el viento.
También los hicimos muy cortos, para que podamos ver sus enormes
calcetines rayados y sus zapatos largos y puntiagudos. La idea era que
se viera creíble pero con un toque de humor, que se saliera un poco de
lo normal”.
En la película, Martin también portó ocasionalmente la gabardina
característica de Clouseau, pero incluso esta prenda sufrió un cambio
moderno. “Decidimos que usara la boina porque se veía sorprendente en
Steve y le sentaba mejor que el viejo sombrero”, comenta Aulisi.
“Utilizamos la gabardina porque se ha vuelto muy emblemática en un
detective, pero la acortamos, estilizamos un poco la parte posterior,
así que se volvió un poco afilada y, de nueva cuenta, un poco fuera de
lo normal”.
El guardarropa de Martin, de hecho, refleja no sólo la personalidad
“excéntrica” de Clouseau sino todo su entorno. Como señala la diseñadora
de producción Lilly Kilvert, el mundo de Clouseau es “notablemente real,
pero es una realidad intensificada. Todo está ligeramente suavizado, más
bonito y conservador. Es una representación simple, un lugar donde un
inocente como Clouseau puede existir. La Pantera Rosa vive en su propia
época; no es el pasado, no es el presente, tiene una cualidad propia
apacible, y quería darle tanto a Nueva York como a París un tipo de
atributo refinado, para que no dejaran de ser ellas mismas, pero sí
ligeramente vanguardista y real. Más como nuestro sueño de lo que sería
París y como nuestro sueño de lo que sería Nueva York”.
Esta propuesta significó que las oficinas de Dreyfus tenían que ser
pintorescas y elegantemente galas, con techos altos, pinturas
importantes, molduras ornamentadas y mueblería masculina, de buen gusto
y refinada, en tonos café y ocre. Debido a que todo tipo de caos
provocado por Clouseau sucede en estos majestuosos cuartos, Kilvert tuvo
que diseñar los sets con la calamidad en mente. Estos sets, que fueron
construidos en los foros de los estudios Kaufman-Astoria justo a las
afueras de Manhattan, fueron diseñados con paredes que pudieran ser
removidas y vueltas a montar rápidamente, para adaptarse tanto al
movimiento de cámara como a la progresión cómica que se daba entre
Martin y Kline. “Nos llevó como ocho semanas construir los sets y,
básicamente, todos fueron hechos con paredes ‘movibles’”, comenta
Kilvert. “Las oficinas de Dreyfus tenían solidez y textura, en cuanto a
su aspecto, pero a final de cuentas sólo eran escenarios que tenían que
funcionar para la cámara”.
En la versión de Levy de La Pantera Rosa es la primera ocasión en que el
Inspector Clouseau visita la ciudad de Nueva York, que permitió captar
algunos momentos potencialmente hilarantes de alguien que está como pez
fuera del agua, en lugares tales como Times Square, la Quinta Avenida y
el majestuoso hotel Waldorf-Astoria. También significó que algunos de
los interiores que Kilvert diseñó de París e Italia estuvieran en
Manhattan, por lo que tuvo que mezclar de manera imperceptible el París
falso con el verdadero. Por ejemplo, algunos interiores de la afamada
Librería Pública Beaux-Arts de Nueva York, con sus imponentes corredores
abovedados de mármol y detallados murales, fungieron como el Palacio de
Justicia parisino, donde Dreyfus tiene su centro de operaciones. Esta
locación y los interiores de su oficina, construida en los estudios
Kaufman-Astoria, tenían que integrarse con la Universidad de La Sorbona
en París —con 700 años de antigüedad—, que ahí fue donde filmaron el
exterior del Palacio de Justicia, así como la escena del salón de baile.
El salón de baile probó ser un reto emocionante para Kilvert,
especialmente en vista de que tuvo que supervisar su diseño y
construcción en París, mientras trabajaba en Nueva York. Durante el
rodaje, Kilvert supervisó de manera simultánea al equipo de diseño en
tres países distintos, para asegurarse de que mientras el staff de
filmación estaba en los sets y calles de Nueva York, sus contrapartes se
estuvieran alistando para filmar en París y Praga. “Me encanta trabajar
en Nueva York y sabía que íbamos a filmar la mayor parte de la película
ahí, pero también me encanta París y hablar el idioma¬¬ [Kilvert habla
fluidamente el francés], así que eso también me emocionó”, comenta.
“Pero eso sí, padecí un jet lag incurable. Fue interesante haber tenido
a equipos trabajando en distintos países, porque hacen las cosas de
manera ligeramente distinta. Por ejemplo, tuve que descubrir quién en
Francia era responsable de la utilería pequeña —¿el decorador de sets o
el utilero en set? ¿Existe un pintor en set? Pequeñas cosas como ésas se
convierten en algo inmenso, especialmente con tanto trabajo detallado
que se requería hacer en el plató. Por lo que me ayudó enormemente haber
hablado el idioma”.
Los pormenores que requería la escena del salón de baile, añade Kilvert,
fueron particularmente cruciales. “La escena del salón de baile es el
clímax de la película, donde todo el disparate del gato tras el ratón
tiene un emocionante y divertido desenlace. Para acondicionar la
desenfrenada actividad que se presenta cuando Clouseau está por atrapar
al asesino y al ladrón, necesitamos de varios detalles. Más importante
aún, teníamos que ser capaces de ver hacia abajo desde el techo hasta
donde se encuentra Beyoncé, cantando en escena. La necesidad de contar
con un escenario dramático es lo que nos llevó a la Sorbona”.
La Sorbona, mítica universidad francesa fundada originalmente en el
siglo XIII, tiene una belleza imponente con techos adornados de
filigrana y corredores de mármol —pero nunca podría ser confundida con
un fastuoso salón de baile.
“Desde el punto de vista estilístico, no era lo que buscábamos”, comenta
Kilvert, “incluso a pesar de funcionar arquitectónicamente. Así que
tuvimos que decorarla para que pareciera más presidencial y
deslumbrante. La adornamos con candelabros, tapices y flores. Colocamos
alrededor de 400 metros de alfombra roja y la llenamos con cientos de
extras vestidos en elegantes vestidos de noche y esmóquines. Se veía
glamoroso y ridículo —que era lo que queríamos”.
La secuencia del salón de baile también requería un poco de diseño de
sets que mostrará la creatividad para camuflarse de Clouseau. “Digamos
que necesitábamos decorar el entrepaño de una pared con un patrón
pequeño que no fuera muy agresivo y otro adyacente con un patrón más
grande, que terminó por parecerse al mármol. Fue un reto estético pero
funcionó de manera brillante para el chiste que se le ocurrió a Steve, y
fue muy, muy divertido”, comenta Kilvert.
La Pantera Rosa es la cuarta colaboración de Levy con el director de
fotografía Jonathan Brown, quien describe el diseño visual de la
fotografía como una mezcla entre “película internacional de robos y
comedia. A lo que me refiero es que por lo general las comedias tienen
una tonalidad más intensa, la iluminación es un poco más brillante que
los dramas. Le intentamos inyectar una iluminación más melancólica y
dramática. Mantuvimos el encuadre abierto para que Steve tuviera el
espacio suficiente para hacer comedia física, pero con frecuencia la
abordamos como si fuera una película de aventuras, además de una
comedia”, comenta.
En vista de que muchos de los sets de Kilvert fueron bañados en tonos
neutrales y oscuros, de acuerdo a la apariencia de los interiores de
París y al bello canto dorado que se encuentra en la mayoría de las
fachadas de la ciudad, gran parte del color del filme provino de la
elección que Brown hizo de las luces y los filtros. En concordancia con
la versión más moderada de la realidad, Levy quería para el mundo de
Clouseau que los filtros tuvieran tonos suaves y cálidos. “Jonathan y yo
llegamos finalmente a la idea de que la propiedad de la luz siempre
debía ser suave —nunca el tono chillón y frío de la luz natural”,
comenta Levy. “Si la luz natural provenía de una ventana, era atenuada
por una gasa. Había una ligera saturación de amarillos, naranjas, oros
ocres, para que la luz y el tono de la fotografía fuera un poco más
bello y suave que el de la vida real”.
Levy y Brown recayeron principalmente en tomas tradicionales que en
ocasiones intercalaban con un ángulo inusual, según el director. “Lo que
he aprendido es que si los actores y el guión son buenos, en algunas
ocasiones lo más inteligente y conveniente que puede hacer un director
es hacerse a un lado”, comenta. “Así que, ocasionalmente, Jonathan y yo
utilizamos una toma que por sí sola sirviera de referencia, pero por lo
general dejábamos que Steve y el guión se encargaran del trabajo pesado.
Ahora, al haber dicho esto, el guión siempre te da pistas con respecto
al estilo visual, y éste resultó ser idiosincrásico e inusitado. Así
que, por momentos, nos dimos cuenta que las tomas eran sorprendentemente
simétricas. Por lo general, estos encuadres son un poco raros para mí
gusto pero, como partimos de la inusual escritura, me parecía apropiada
una cierta idiosincrasia en la composición. Fue una propuesta visual un
poco menos convencional a las que he usado antes. Hay muchas tomas donde
vemos a Clouseau justo en el centro, a través de un lente gran angular.
En otros momentos del filme, 2/3 del plano están vacíos y Clouseau está
a la orilla del encuadre. Desequilibramos la composición adrede porque
Clouseau es un personaje absurdo y el emplazamiento quedó matizado por
eso”.
Simonds añade que la película también usó de manera muy cuidadosa el
espacio negativo. “Prestamos mucha atención a la profundidad de campo.
Si había acción en el primer plano, una parte de la composición le
permitía al encuadre respirar. Es importante darle al público ese tipo
de espacios”, comenta.
Al igual que Kilvert, Brown también contó con un equipo internacional de
fotografía, pero no pudo trabajar antes de que iniciara el rodaje con
cada uno de ellos, en lugares como París y Praga. Sin embargo, sí se
llevó a unos cuantos integrantes destacados con él, y, al final, terminó
con un equipo políglota de hombres y mujeres; eléctricos y tramoyistas
estadounidenses, franceses y checos.
“El aspecto de contar con un staff internacional y los diferentes
métodos de trabajo me interesaron sobremanera”, comenta Brown. “Fue una
mezcla extraña de gente y personalidades, todos con su propia manera de
hacer las cosas. Gran parte de mi trabajo es navegar por el delicado
balance de la creatividad, la eficiencia y el aprovechamiento
corporativo, o infundir entusiasmo entre mi gente. Dado eso, estuve
trabajando con un grupo muy diverso de personas, que se convirtió en una
parte todavía más descomunal de mi trabajo. Fuimos muy afortunados en
haber podido conjuntar una gran cantidad de gente en todos los países
donde laboramos. Realmente se portaron a la altura”.
Cada nuevo integrante tenía que adaptarse al ritmo y a la energía de
Levy. Afortunadamente, después de haber trabajado con el director en
cuatro filmes, Brown sabía cómo lidiar con estos requerimientos de
manera eficiente, artística y productiva. “A Shawn le gusta aprovechar
la energía que proviene de un caos controlado”, señala Brown. “Mantener
el ritmo significaba hacer en solamente 49 días lo que normalmente nos
llevaría 70 días en hacer. En muchas maneras, ése fue el aspecto más
arduo del trabajo. Fue a través de una intensa búsqueda de locaciones y
un minucioso shooting list, que incluía storyboards detallados, que
fuimos capaces de diseñar emplazamientos que fueran precisos y
flexibles. Eso, en realidad, fue lo que nos dio suficiente tiempo para
filmar todas las actuaciones cómicas, chistes y acrobacias, así como
todos los insertos. Al final, todos los preparativos le permitieron a
Shawn tener más tiempo con los actores y, con todo y todo, realizar
todas las tomas que habíamos planeado”.
Las películas originales de La Pantera Rosa eran famosas por su uso de
exóticas locaciones europeas, y, para apegarse a la tradición, Levy hizo
mucho uso de Francia, desde la pintoresca y pequeña Plaza Dauphine en el
Ile De la Cite, hasta el majestuoso Castillo Voisins, de 400 años de
antigüedad, que se encontraba a las afueras de París. Para la filmación,
Brown dice que se inclinó por una fotografía elegante y natural, en la
que utilizó una propuesta simple y aprovechó la belleza natural de las
locaciones francesas.
Estos lugares fueron cruciales, explica Simonds, para transmitir la
esfera de acción que los realizadores deseaban. “Esto podrá sonar
paradójico, pero queríamos que La Pantera Rosa se sintiera como una
comedia de antología. Necesitábamos que la película fuera un gran
deleite visual. No podía verse como si la hubiéramos hecho en un foro.
La película original de 1963 tenía estas locaciones interesantes y
sofisticadas, y queríamos emular esa sensibilidad. Así que buscamos
nuestras locaciones, de manera extensa, para encontrar los mejores
lugares que se adecuaran a la trama y al personaje, pero lugares que
también fueran visualmente imponentes y espectaculares”.
Además, los realizadores añadieron a Nueva York en la ecuación cuando
Clouseau, que en ocasiones se disfraza como turista, se apresta a
atravesar el mar. “Nueva York se adecuaba a la sensibilidad inusitada
del guión, así que quería que las imágenes fueran frescas, y también
inusitadas”, comenta Levy. “La idea de Clouseau, este francés consumado,
usando una gorra de béisbol con el estampado ‘Yo Quiero a Nueva York’,
en medio de Times Square, era de algún modo discordante, desarticulado y
muy divertido”.
Igual de discordante y divertido —y definitivamente idiosincrásico— es
el automóvil que Clouseau maneja; un pequeño Smart, color rojo y gris.
El Smart, un producto de la fusión corporativa entre Swatch y Mercedes,
es un artículo de primera mano en Europa. Es conocido por su seguridad y
por sus increíbles 25 kilómetros por litro. A pesar de ello, es un poco
increíble de ver porque parece un gran zapato con llantas.
“Originalmente, consideramos otro automóvil pero durante una búsqueda de
locaciones en París, no dejamos de ver estos automóviles Smart. Nos
parecieron divertidos, tiernos y un poco absurdos, justo como Clouseau.
Así que pasó a convertirse en su coche”, comenta Levy.
Levy hizo un excelente uso de sus cuidadosamente elegidas locaciones —un
puente peatonal que cruzaba el Sena sirvió como escenario para una
conversación entre Ponton y Clouseau, en la que también se pudo apreciar
un panorama digno de postal de París. Asimismo, la catedral de Notre
Dame se podía apreciar en el fondo durante una acrobacia desde otro
puente. Quizás la toma más impresionante y singular para el reparto y el
equipo de producción se dio mientras fotografiaban una importante escena
nocturna, donde Clouseau persigue al villano por un techo parisino. La
producción se estableció en el techo de la Galería Museé, donde
atravesaron cuidadosamente su inclinada y ondulante fachada, pero con
frecuencia se detenían para admirar a su vecino al otro lado del río —la
magnífica Torre Eiffel.
En Nueva York, la película aprovechó a más no poder la arquitectura del
Hotel Waldorf-Astoria. El valeroso intento de Xania para seducir a
Clouseau se llevó a cabo en su suite; una de las recámaras más
espectaculares del hotel, que Kilvert llenó con enormes tazones de
perfumadas peonías y rosas, blancas y rosas, y sofás femeninos llenos de
cojines y almohadas. Debido a la vigilancia extrema, Clouseau
desatornilla el inmenso candelabro del lobby del Waldord, que cae
estrepitosamente al piso. Sorprendentemente, el hotel le permitió a la
producción bajar el candelabro original, de 90 años de antigüedad, para
que el equipo de efectos especiales pudiera hacer una réplica, que
estrellaron en un foro en contra de una pantalla verde.
Después de París, la compañía se mudó a Praga durante tres días para
filmar las importantes escenas del juego de fútbol. En un estadio a las
afueras de la ciudad en un pequeño pueblo llamado Pelice, cerca de
12,000 extras checos se presentaron para interpretar a los aficionados
del equipo francés y del equipo chino. Un asistente de director local le
explicó las escenas al público a través de un megáfono, y su entusiasmo
nunca mermó, incluso después de tres días de continua filmación. Con
frecuencia, los “aficionados”, llenos de emoción, se ponían a hacer olas
y ovaciones de manera espontánea, y continuaban sin razón aparente. Al
final de cada día de filmación, la producción rifó un automóvil Smart
para agradecer al público su paciencia y su entusiasmo. Incluso el
reparto y el equipo de producción se contagiaron del espíritu. Durante
la comida en el último día de filmación, el equipo de producción y los
jugadores de fútbol que aparecen en pantalla se pusieron las casacas de
Francia y de China, y jugaron un partido de exhibición para el deleite
de los extras checos.
Al igual que sus predecesoras, La Pantera Rosa, de Levy, presenta
acrobacias intrincadas, locaciones gloriosas, caídas de nalgas extremas
y un reparto y equipo de producción internacionales. Así como en las
previas encarnaciones de la Pantera, ésta está afianzada por un
hilarantemente inepto personaje llamado Clouseau, quien, a su modo,
logra de alguna manera resolver casos y entretener a las audiencias. “Mi
introducción a las Panteras Rosas fue de niño y recuerdo que me hacían
reír mucho”, comenta Levy. “En aquel entonces, no lo estaba pensando,
pero ahora me doy cuenta que para mí eran divertidas porque en su
esencia había un personaje que es encantador, alguien con quien te
puedes reír y del que te puedes reír. Cuando me puse a ver esas
películas antes de hacer la mía, fue el personaje de Clouseau y la
actuación de Peter Sellers, combinados con el sentido del tiempo y del
ritmo de Blake Edwards, lo que hacía que estas películas fueran tan
fascinantes. Edwards supo cómo maximizar el talento de su estrella.
Discernió una forma para sacar lo mejor de su actor, su Clouseau”.
“Yo tengo a mi Clouseau y es Steve Martin. Y espero haber moldeado la
película y mi estilo de dirección para mi estrella. Con fortuna seré
capaz de maximizar los talentos específicos de mi Clouseau de la misma
manera en como lo hizo Blake Edwards con el suyo”.
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