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Recreando
Hollywoodland:
Locaciones, Vestuario y Música para el Filme
Ellroy describe de mejor manera el lado siniestro de Los Ángeles como
“crimen y sexo y patología extravagante”.
Para capturar esa imagen en La Dalia Negra, en abril de 2005, el equipo
de producción viajó a Sofía, Bulgaria, para recrear el Hollywood de
1947. Linson revela, “Fue maravilloso tener a un equipo de producción
que tiene el control de duplicar Hollywood. De hecho, alcanzas a
apreciar las Montañas de Hollywood, pero en realidad son los montes de
Sofía”.
El diseñador de producción Ferretti se dio a la tarea de construir
Hollywood y calles legendarias durante los disturbios de los Zoot Suit
que sucedieron en el área de Lic Pier / Venice…lugares que ya no existen
en Los Ángeles. El director añade que no estaba preocupado con respecto
a filmar en locaciones tan alejadas del auténtico Los Ángeles, al
señalar, “Al igual que con Scarface, para la que filmamos solamente
durante dos semanas en Miami, nunca te da la sensación de que no estás
en Los Ángeles”.
En el libro, Lee Blanchard desaparece durante un tiempo en México, para
gran disgusto de Kay y su compañero, Bucky. Para manejar ese reto
adicional, pero sin dejar de mantener los elementos de la historia en
juego, De Palma trajo la desaparición de Lee de vuelta a Los Ángeles, la
ciudad que estaba recreando en lo profundo de Europa.
De hecho, la producción llegaría a su fin al rodar secuencias clave en
Los Ángeles. Durante junio de 2005, el equipo filmaría a través de la
ciudad para conseguir los fondos adecuados, capturando imágenes que sólo
para Los Ángeles serían locales. Finalmente, la producción se dirigió al
Ayuntamiento en la Calle Spring, ubicado en el centro de Los Ángeles,
para filmar secuencias de los dos detectives mientras luchan contra el
Departamento de Policía de Los Ángeles para que los dejen seguir con el
caso. Ahí, terminarían la fotografía principal.
Para vestir al reparto en ropa de época, la diseñadora de vestuario
Jenny Beavan traería guardarropa de Londres a Bulgaria —específicamente,
múltiples atuendos para Swank, Johansson y Kirshner. Beavan afirma de
manera concisa que las mujeres que portaron el vestuario de época
“definían al glamour…incluso cuando se les corría su lápiz labial”.
Swank, que con frecuencia porta ropa de Alexander McQueen y Giambattista
Valli —incluso llegó a aceptar su Oscar® de 2005 en un vestido sin
espalda de Guy Laroche— ya era una amante de la moda antes de haber
pisado el set. Después de haber trabajado con Calvin Klein como modelo
de lencería, sabía cuáles diseños eran de su total agrado y estaba
encantada con el guardarropa de Beavan. “Jenny le puso tanta atención a
los detalles”, comenta Swank. “Me sentí tan glamorosa en los
atuendos…como Judy Garland o Rita Hayworth”.
El director alaba que sus actrices protagónicas hayan guardado semejanza
con la época glamorosa. “Scarlett, Mia y Hilary están vestidas de punta
en blanco y creadas para ser tan seductoras como fuera posible”, dice De
Palma. “Están vestidas (y fotografiadas) de una manera hermosa. Ante
ellas te encuentras indefenso”.
Flores de seda, vestidos de satín negro y medias desgarradas fue el
guardarropa que Beavan eligió para la Dalia. Kirshner, quien le presta
un excesiva atención a la ropa y a las modas, es conocida por su amor de
la ropa francesa, desde Louboutin hasta Lanvin.
Johansson se enteró que Kay Lake era de hecho una mujer con una
colección de ropa muy bella. Al hablar acerca de sus conjuntos de
suéteres de manga corta, perlas y horquillas antiguas, se ríe, “¿Cómo no
sentirte sexy con eso puesto?”. Específicamente, cuando Bucky llega a
casa para ver a Kay, ella le abre la puerta vestida como un ángel blanco
—para cortar contra el contraste del cadáver de Dalia que, manchado de
negro, yace en el piso ante una multitud amenazante, que la ataca en
muerte como lo hizo en vida.
Los hombres no podían quedar fuera. Con sus corbatas amplias, trajes
cruzados y sombreros estilo Miller Raider, Eckhart y Hartnett estaban a
la última moda para la época…incluso para ser policías mal pagados. El
director De Palma añade, “Eso fue lo que me encantó de The Untouchables.
Los trajes, los sombreros, los automóviles, el lenguaje —todo era muy
estilizado”.
La música apropiada para la época fue tan importante para De Palma como
las decisiones de vestuario o de locación. Desde las trompetas que
irrumpen la primera vez que Bucky y Madeleine hacen el amor hasta la
secuencia de la mesurada banda de jazz cuando Bucky le revela a Kay una
verdad difícil, la banda sonora fue la sugestiva creación del compositor
y trompetista (y estudiante de películas de cine negro) Mark Isham.
“La clave de Mark Isham es que es un gran trompetista”, comenta de
manera elogiosa el director. “Nunca dejé de escuchar esta trompeta
afligida en esta película con un estilo similar al del blues. Era como
la voz de Bucky”. Añade, “Sabes que cuentas con un gran compositor
cuando una vez que reemplaza la banda sonora temporal, la has olvidado
por completo”.
Para acentuar el escondite de Dalia, el Laverne’s, donde le gorroneaba
bebidas “a las hermanas”, el equipo recurrió a una singular cantante de
música country y pop: k.d. lang, a quien el productor Linson convenció
para cantar ‘Love for Sale’ para el soundtrack. “Creamos este tipo de
número al estilo de Busby Berkeley ”, comenta De Palma. “Pasamos toda
una noche filmando y fue lo último que rodamos en Sofía”.
¿Y qué sería un centro nocturno sexy y clandestino de la década de los
cuarenta sin coristas de piernas largas? Mia Frye, la misma coreógrafa
con la que De Palma trabajo en Femme Fatal, trajo bailarinas de Francia,
Bulgaria e Inglaterra para darle vida al Laverne’s. “Esas chicas
bailaron hasta el amanecer”, dice entre risas el director.
30 de agosto de 2006 representó la quinta ocasión en la que De Palma
abre el Festival de Cine de Venecia. La Dalia Negra inauguró el evento
anual en el Salón Grande del Palacio del Cine, en Venecia. Y la
inspiración para la historia que narra finalmente llegó a la pantalla
grande, casi 60 años después del asesinato.
El viaje de Elizabeth Short al cine fue uno agridulce. Toda su vida soñó
con convertirse en actriz para conmover a otros. No tenía idea en la
clase de pesadilla que eso se convertiría. Una bella aspirante de
Hollywood al final de la Segunda Guerra Mundial, la vida de Betty se
extinguió de manera prematura. No obstante, el impacto de su historia se
sentirá durante siglos.
El director concluye, “¿Cómo fue posible que esa bella chica a quien has
visto en pósteres se haya convertido en esto? ¿Quién lo hizo y por qué?
La Dalia Negra ha vivido durante décadas. Es uno de esos misterios que
durarán por siempre”.
Cerramos este capítulo de la saga de la Dalia Negra con el resumen de
Ellroy con respecto a Betty y Jean, su propia madre: “Yacen muertas,
mientras oportunistas de Los Ángeles y yo hemos trabajado de manera
incesante para darles un nuevo papel como seres inmortales de Los
Ángeles”. Cherchez la femme, Bucky. Cherchez la femme. (Busca a la
Mujer, Bucky, Busca a la Mujer).
EPÍLOGO
HILLIKER: UN EPÍLOGO PARA LA DALIA NEGRA
POR JAMES ELLROY
Las películas
impregnan la cultura de una manera mucho más amplia e inmediata que los
libros. Es una progresión a paso redoblado de publicidad anticipada y de
la saturación de tiempo en pantalla. Mi novela emblemática es ahora una
película excepcional de amplio estreno. La película posiblemente agilice
las ventas del libro en cantidades sin precedentes en mi carrera. Es
probable que este epílogo sea leído por más gente de la que ha leído mis
otros libros hasta la fecha. Esto me brinda una oportunidad narrativa de
momento inflexible. Con gratitud sacaré provecho de ello aquí. Quiero
que este escrito los honre. Quiero que este escrito repare
desequilibrios en los trabajos previos que hice acerca de ellos. Quiero
dar por terminado su mito con una elegía. Quiero concederles la paz de
revelación desmentida y nunca volver a decir otra palabra pública al
respecto.
El nombre de mi madre era Geneva Hilliker. Dejó de llamarse Ellroy
cuando renunció a mi padre. Alabé su repudio y elogié su deseo por vivir
sin un apellido masculino de apéndice. Me obsesiona en maneras profundas
e inconmensurables. Con frecuencia recorro su vida a una velocidad
mental vertiginosa o meticulosamente lenta. Comienzo en el Wisconsin
rural y terminó en una carretera de acceso a Los Ángeles. Las paradas
intermedias están con frecuencia llenas de conjeturas. Viví con ella
durante diez años. El paso del tiempo marca con sospecha mis recuerdos
de la infancia. Más tarde le concedí un estatus dramático próspero y
distorsioné todavía más mis recuerdos. No la conocí en vida. Estoy
determinado a conocerla en muerte. Resúmenes de sus cuarenta y tres años
con frecuencia me proporcionan entendimiento. La brevedad intensifica mi
proceso de refracción.
Creció cerca de la frontera de Minnesota. La ciudad Tunnel era verde
durante los veranos y estéril durante los inviernos. Su padre era un
guardabosques alcohólico propenso a tener ataques de ira. Su madre era
frágil y adorable. Su hermana menor la veneraba por completo. Un
cementerio se encuentra cerca de su lugar de nacimiento y de la iglesia
a la que solía asistir, que ahora funciona como internado. La he
visitado en diversas ocasiones. Mi ascendencia está enmarcada en la gran
mayoría de las lápidas. Hilliker, Woodard, Linscott, Pierce, Smith.
Granjeros y clero protestante. Un linaje británico-americano de
nostalgia y perjuicio que nunca conoceré y que siempre sentiré en un
código genético.
Tenía un cabello rojo oscuro llamativo. Era la niña más bella en la
ciudad de Tunnel. Su tía Norma Hilliker era la mujer más bella. A los
diecinueve años salió huyendo de la ciudad de Tunnel. La recordaba sólo
con relajado antojo. La tía Norma la puso a estudiar en una escuela de
enfermería en Chicago. Le tomó gusto a la vida citadina y sucumbió ante
las tentaciones carnales. Bebió en exceso. Tuvo relaciones juveniles.
Ganó un concurso de belleza y pasó por una prueba de cámara en
Hollywood. Regresó a Chicago. Se enteró de que estaba embarazada.
Intentó hacerse un aborto y sufrió una hemorragia. Tuvo un amorío con el
doctor que la curó.
Se cambio el nombre de “Geneva” a “Jean”. Se hizo una cola de caballo de
forma desaliñada, pero la portó con una confianza dominante. Se casó y
divorció en un abrir y cerrar de ojos con un heredero de una tienda
deportiva. Viajó con una acompañante lesbiana mucho mayor que ella. Se
mudó a Los Ángeles y acabó con el primer matrimonio de mi padre. Se
fueron a vivir juntos. Vivieron a cinco kilómetros del lugar donde
encontraron el cuerpo de la Dalia Negra en 1947. Leyeron acerca de Betty
Short y pensaron acerca de Betty Short y platicaron acerca de Betty
Short en formas que nunca podré discernir.
Yo nací en el ’48. Mi madre tuvo varios trabajos como enfermera y brindó
ayuda a lo largo de las débiles embestidas de mi padre por conseguir
trabajo. Se divorciaron en el ’55. Creía que mi padre era pusilánime,
soñador e infiel en formas pequeñas. Estaba en lo correcto. Él la
consideraba una borracha y prostituta. Fracasó en reconocer su
naturaleza competitiva y sumisa. Tenía una rectitud calvinista
característica de los estados del medio oeste y los sábados por la noche
se volvía una chica desinhibida. Vivía en esa desalineación. Esto le
generó una desesperada infelicidad y la mató.
Conoció a un hombre. Lo conoció ese sábado por la noche o quizás y lo
conocía desde antes. Estaba borracha. Dijo “sí” o “no” o “quizás” o
alguna combinación codificada. Dijo “No”, finalmente. La violó y la
mató. Fue el 22 de junio de 1958.
Mi sufrimiento era complejo y ambiguo. Viví bajo su esclavitud sensual y
adoraba a mi padre permisivo. Era estricta. La iglesia era un mandato
firme. La descubrí en cama con hombres. Vivía para desnudos fugaces. La
odiaba y la deseaba y se cumplió mi deseo de su muerte.
Su muerte corrompió mi imaginación. Mi lectura se centró en historias de
crímenes. Cuando cumplí once años, mi padre me regaló el libro “The
Badge”, de Jack Webb. Contenía un segmento del asesinato de la Dalia
Negra. Jean Hilliker y Betty Short —una en transformación mágica.
No podía llorar abiertamente a Jean. Podía llorar por Betty. Podía
desviar la vergüenza de la lujuria incestuosa hacia un objeto seguro de
lujuria. Podía rechazar a Jean con el corazón insensible de un niño y
otorgarle un amor devoto a Betty.
Jean me llevó a Betty. Betty me llevó a Jean. La fusión inicial fue
agudamente breve. El prolongado proceso ha sido atenuado. Es un
transitar de casi cincuenta años que exige estas palabras finales de
explicación.
Pasé los siete años siguientes con mi padre. Difame a mi madre para
complacerlo. Crecí deseoso por las mujeres. Aceché colonias suntuosas y
espié a familias felices en grandes mansiones. Conté fantasías de Betty
Short. Me di el papel del salvador y del vengador. Me metí a casas y
registre cajones con lencería. Nací para pensar de manera testaruda y
vivir de manera obsesiva. Jean. Betty. Sexo. Crimen y todo su corolario
social. Las conjunciones del amor romántico profundo —desesperado y
esperanzado— en hombre y mujeres despiadados.
Mi padre murió en el ’65. Pasé los siguientes doce años en un espiral
casi demencial. Me limpié a los veintinueve. Escribí seis buenas novelas
y colisioné a Betty y Jean con La Dalia Negra.
Fue una oda constructiva a Elizabeth Short y un abrazo egoísta e
indiferente de mi madre. Reconocí la correlación de Jean-Betty en sus
apariciones en los medios y la exploté para vender libros. A primera
vista, mis actuaciones fueron dominantes y convincentes después de la
reevaluación. Corté a mi madre en pequeños fragmentos y la empaqueté
para su venta al mayoreo. Años más tarde, pude determinar la causa de mi
crueldad.
Le pertenecía. Su exigencia irritaba. Quería representarme a mí mismo
como un hombre por encima de las restricciones de Edipo. Había creado
una Elizabeth Short ficticia para usurpar la demanda de mi madre y
quitarle el protagonismo. Trabajé en la novela. Vendí muchos libros. No
obstante, Jean Hilliker siguió todavía muerta al borde de la carretera,
con amor maldecido.
Mi deuda moral con Jean permanecía. Mi deuda moral con Betty, también.
En 1994, vi el archivo del homicidio de mi madre y escribí al respecto
un artículo para una revista. Expandí el escrito para convertirlo en una
memoria titulada My Dark Places. El libro era la biografía de mi madre,
mi autobiografía y la historia de mi infructuosa búsqueda por encontrar
a su asesino. Asumí mi explotación y la cedí al mundo con diligencia y
finura tajante. Fue tan franca como una expresión de amor y una muy
retardada unción de honor. Erré sólo de una manera. No tenía ningún
regalo profético. No podía predecir a qué grado mi madre iría a cambiar
en mi interior. No podía predecir la influencia de dos mujeres
extraordinarias.
Me cambiaron. Constelaron y desviaron mi obsesión. Me enseñaron a amar
con un toque más ligero. Me convencieron de extraer a Jean de mi arco
dramático personal y dejarla descansar todavía en mi corazón.
“Cherchez la femme, Bucky. Recuérdalo”.
Una profecía. Las palabras que le dedica un policía obsesionado a un
amigo y rival. Una denuncia y un festejo de ardor masculino. Un manso
respiro en elipsis.
Jean. Betty. Helen y Joan. Lento, ahora —abórdalo suavemente.
Nena, ¿quién eras? ¿Cómo ibas a crecer y a quién ibas a amar?
Elizabeth Short nació en Boston en 1924. Tenía cuatro hermanas. Su vida
hogareña quedó destrozada desde un principio. Dejó el pueblo a la Jean
Hilliker y en raras ocasiones miró atrás.
Vagó por el sur y por el oeste. Llegó al Los Ángeles de la posguerra.
Atendió enamoramientos extensos y poco exigentes con jóvenes militares.
Era una James Ellroy más decorosa, asomándose agachada por fuera de las
ventanas de los cuartos.
No era una actriz de cine porno o un súcubo del cine negro. No era para
nada promiscua. Era una joven irlandesa de cara redonda con dientes
chuecos y asma. Murió a los veintidós años. El periódico Herald-Express
de Los Ángeles la llamo “una buscadora de romances”. Sus últimos meses
fueron un control desordenado por la individualidad y el amor. La venero
por eso. Menosprecié su deseo de amor en mi libro. En aquel entonces no
lo podía sentir. Mi propio deseo de amor me impidió saber quién era
realmente. Fallé en comprender la fuerza de su juventud pura y
determinada.
Sobreviví mi adolescencia. Betty no. Esa fisura define la deuda que
tengo con ella. Mi género y cautela callejera natal evitaron que cayera
en el abismo. Betty llevó su vida con un corazón insensible. El anhelo y
la confianza ridícula de una niña la derribaron. Intenté equilibrar mi
libro entre la sordidez y la bondad. Los lectores decidirán el balance
por sí mismos, en formas que nunca podré evaluar. Creo que ahora conozco
mucho más a Betty. Creo de la manera más descomunal que su balance se
inclina hacia la bondad. Una desproporción existe en mi representación.
Filtré a la ficticia Betty a través de mi propia lujuria ineluctable.
Esa lujuria ha rugido y se ha reducido gradualmente en los 20 años que
han pasado entre el libro y la película. Betty Short era
indestructiblemente optimista. Su destrucción se derivó a raíz de ello.
Esto representa su tragedia.
Las películas impregnan la cultura de una manera mucho más amplia e
inmediata que los libros. Betty deliraba por las películas y pudo haber
percibido esto. Soñaba por convertirse en actriz. Se vestía y peinaba
con intenciones dramáticas. Mataba el tiempo en salas de cine de
Hollywood y subsistía con comida de cafetería. Decía mentiras colosales
con suma facilidad. Inventaba grandes amoríos con pilotos del ejército
condenados y cuentos de bebés nacidos muertos. Sus historias la exponían
como el punto focal de grandes vidas bajo presión. En ese sentido
consiguió la profecía. Practicó el arte de la conjura. Se imaginaba como
el centro de la tormenta y hacía que sus mentiras se volvieran realidad.
De esta manera, me dejé guiar por ella. Seleccioné hechos físicos y los
embellecí. Estructuré el Los Ángeles del ’47 como una zona de pasión
incluida por Elizabeth Short. Cada vida toca a la Dalia. Betty conmueve
categóricamente. La oscuridad definió su vida. La celebridad define su
muerte. Su breve periodo de vida y limitado ámbito expanden y eclipsan
grandes eventos públicos. Su terrible final nos dice que no hay fin al
terror humano. Se ramifica en circuitos obsesivos. Puja para que los
artistas fusionen las verdades y las mentiras. Me dejé guiar por ella.
Brian De Palma se guió de mí de manera brillante. Mi novela. Su
película. Mi mundo como su registro visual. La Dalia como imán y campo
magnético e intercesora de redención ambigua.
Las películas de De Palma circunscriben mundos de obsesión. Son
conformadas de manera rigurosa y sofocante. Ningún mundo exterior existe
durante ese periodo de tiempo. Los colores destellan de manera peculiar.
El movimiento te arresta. Pierdes el control y ves sólo lo que él quiere
que veas. Te manipula solamente en nombre de la pasión. Sus películas
son autoritarias. Controla la respuesta firmemente. Su comando se
refuerza conforme sus historias giran hacia el caos. Se levanta y cae,
tiene coherencia e incoherencia, tiene éxito y errores detrás de la
pasión. Era el artista ideal para filmar “La Dalia Negra”.
Ahora el mundo de Betty Short y mi mundo son su mundo. Es un mundo que
ningún otro cineasta pudo haber creado. Es casualmente peligroso y
provocadoramente corrupto. Es una ciudad floreciente poblada con
inadaptados físicamente mutilados que huyen de la Segunda Guerra
Mundial. Es una hábitat desalmado. La Dalia debió morir ahí y en ningún
otro lado. Los intérpretes en su drama sabían lo que era la renuncia.
Entendieron que ella era más grande que ellos y que al tocar su espíritu
les otorgó trascendencia. La dinámica aplica para mí y para Brian De
Palma. Es mucho más grande que nosotros. Nos tentó y nos sedujo y nos
atrajo hasta la sumisión. Nos brindó este grandioso esfuerzo de su
interminable historia.
Tocó a dos hombres y les dio su mundo y el viaje de un hombre a través
de él. Bucky Bleichert es un policía ficticio y un doppelganger /
escritor-director. Es el hombre que detalla la gran aventura de su vida
y el voyeur que ve el sexo con una cámara. Bleichert es yo. Bleichert es
De Palma. Él está parado afuera de eventos históricos. Está perdido en
el escrutinio. Quiere controlar. Quiere capitular. Su vida interior está
a punto del caos. Necesita imponer un orden externo para revocar su
estado mental. Es una Investigación de Homicidio como Arte. Necesita
tomar la malevolencia y hacerla algo suyo.
Aquí es donde Bleichert es solamente yo. Es el que carga la antorcha. La
carga de cerca con un dolor apasionado y tierno y no le importa si se
quema. Hay alguien allá afuera. Es una Mujer. Siento su conmoción.
Necesito resolver este crimen y descifrar este acertijo y hacer mía esta
cadena de circunstancias —para que me quiera.
Enloquecido. Admirablemente fatuo. Hiriente, optimista, enfurecido. La
razón por la que escribí esta novela. Furia misógina codificada. La
razón por la que Betty Short fue asesinada y por qué cuento historias de
redención dirigidas a las mujeres.
Y por qué soy mucho más un Hilliker que un Ellroy.
“Cherchez la femme, Bucky. Recuérdalo”.
Josh Hartnett entendió el precepto. Su Bucky Bleichert cinematográfico
porta esa antorcha para alguien allá afuera. El Hartnett físico es mi
Bucky descrito y yo. Es alto, larguirucho, de cabello negro y pequeños
ojos café. Hartnett logra interpretar a Bucky sin excesos histriónicos.
Sobresale al proyectar cognición. Bucky Bleichert siempre está midiendo
y pensando. Es circunspecto, inteligente y observador. Es persistente,
se protege a sí mismo y es decente a regañadientes. Conforme lo consume
la manía de Dalia, conserva una dignidad lánguida. La historia de la
novela está formulada como la de un hombre joven que alcanza la adultez
en un infierno de su propia confección. Bucky Bleichert es el único
responsable de su propio descenso. En las primeras etapas de su vida
tomó decisiones morales erróneas y le aportó a la Dalia un alma
fatalmente defectuosa. Hartnett logra capturar eso. Aparece en todas las
escenas y narra la película. Carga con la visión moral de la película.
Encarna la raza positiva del código Hilliker: tienes miedo, pero siempre
vas hacia delante.
La película gira sobre el eje de De Palma y Hartnett. Es una
constelación de tres módulos: thriller / película de cine negro /
romance histórico. El diseño es casi expresionista alemán. Es Los
Ángeles / no es Los Ángeles / es Los Ángeles visto desde los demonios de
Dalia in extremis. El director de fotografía fue Vilmos Zsigmond. El
diseñador de producción fue Dante Ferretti. La diseñadora de vestuario
fue Jenny Beavan. La película te exige disfrutar cada escena y
regodearte en tu incitación visual. Esta riqueza textual simboliza el
control que Dalia tiene sobre nosotros. Nunca podemos dejar de ver. No
nos va a dejar.
Scarlett Johansson, Hilary Swank y Aaron Eckhart contuvieron a Hartnett.
Lo torcieron y lo agolparon y lo empujaron hacia su destino. Lo conocen
por medio de la actuación y de alguna manera retroceden —como si
supieran que él debía tomar la caída final para Betty, y la historia es
suya para contar al final. Josh Friedman hizo mi historia la de Hartnett
y la de De Palma. La esencia de mi libro fue capturada de manera
enérgica y luminosa. Friedman sabe que esa obsesión es una demencia
autorreferente a la que comúnmente se le conoce como amor. Libera a
corto plazo y finalmente destruye. El amor requiere autosacrificio y
deferencia. Bucky Bleichert aprende eso y logra una paz endeble.
Supe de eso hace veinte años. Moldeé el libro alrededor de ese tema. Con
bastante frecuencia, el conocimiento no es poder. El portento dramático
no constituye la voluntad para el cambio. Estoy reciclando la lección de
un libro que escribí al final de mi juventud. La lección es cambiar tu
vida ahora.
He tenido maestros espléndidos. Betty, Jean, aquellas otras dos mujeres.
Este ensayo y la película que homenajea citan una conclusión. Betty y
Jean siguen estando conmigo. Quiero que sigan permaneciendo sin diálogo
público. Florecerán en silencio. Es un silencio que se han ganado.
Mi madre era nueve años mayor que Betty. Su periodo de vida abarcó
veintiún años más. Sabía más que Betty. Era una hermana mayor. Tenía
cosas que enseñarle. Pudieron haber sido compañeras desinhibidas de
sábados por la noche, antes de que los sábados por las noche hayan
acabado con ellas.
Eso hace a Betty una Hilliker. Eso le confiera una historia en el frío
cementerio de Wisconsin donde descansaré algún día. Es mi linaje en
reposo. Ama a Dios. Teme a Dios. Busca la bondad mientras las fuerzas
siniestras te asedian.
La novela termina con Kay Lake Bleichert embarazada. Bucky viaja al este
para asistir a una reunión que es casi un hecho que será problemática.
El año era 1949. Su hija nació en 1950. Ahora tiene cincuenta y seis. Es
una mujer porfiada y sumisa con dotes narrativos. Es Jean y Betty y yo.
Es una Hilliker seguramente.
No voy a decir si Kay y Bucky todavía viven. Los concebí, así que es mi
determinación. Sé, pero no voy a decir. El caso de la Dalia Negra sigue
desarrollándose en mi silencio. En ese sentido, tú decides.
Me gustaría darle las gracias a mucha gente que ayudó a que mi novela
fuera una gran película. Me gustaría agradecerle a Helen y Joan su gran
amabilidad y generosidad.
“Cherchez la femme, Bucky. Recuérdalo”.
Yo lo recuerdo. Es el gran regalo que Dios me dio a mí y a mi cimiento
moral. Nunca abandonaré ese pensamiento puro.
—James Ellroy,
San Francisco, 02/27/06
Acerca del Reparto
JOSH HARTNETT (Bucky Bleichert) nació en San Francisco y fue criado en
Miniápolis, Minnesota. Llamó por primera vez la atención del público en
el papel de Michael “Fitz” Fitzgerald en la serie de televisión Cracker.
En 1998, hizo su debut cinematográfico en Halloween: H20 (Halloween H20:
Veinte Años Después), que co-protagonizó con Jamie Lee Curtis, para
Miramax. Ese mismo año, recibió una nominación al Premio MTV Movie a
Mejor Actuación Revelación. También en 1998, Josh protagonizó, otra vez
para Miramax, The Faculty (Aulas Peligrosas), de Robert Rodriguez. En
1999, actuó al lado de Kirsten Dunst en el aclamado drama The Virgin
Suicides (Vírgenes Suicidas), el debut como directora de Sofia Coppola,
para Paramount Classics.
En el 2001, Hartnett dio un gran avance al haber protagonizado tres
películas. Interpretó al antagonista en O, para Lions Gate, una versión
contemporánea de Othello. Su interpretación del siniestro y peligroso
personaje Hugo le valió elogios por doquier. Después obtuvo un papel en
el exitazo taquillero del productor Jerry Bruckheimer Pearl Harbor
(Ídem), que recabó más de un billón de dólares en taquilla mundial, para
Disney. Después se fue a Marruecos, donde protagonizó Black Hawk Down
(La Caída del Halcón Negro), para el director Ridley Scott —nuevamente,
una producción de Jerry Bruckheimer, para Sony. La película, que estuvo
basada en la novela homónima que Mark Bowden escribió en 1999, narraba
la verdadera historia de una fallida misión humanitaria de los EEUU en
Somalia, que se llevó a cabo el 3 de octubre, de 1993. En el 2002, la
National Theater Owners le otorgó el Premio ShoWest 2002 a la Estrella
Masculina del Mañana.
Hartnett actuó en Wicker Park (El Apartamento), junto a Diane Kruger y
Rose Byrne, para el director Paul McGuigan, para MGM; Frank Miller’s Sin
City (La Ciudad del Pecado), para el director Robert Rodriguez y Miramax;
y Mozart and the Whale, una historia de amor entre dos personas con el
Síndrome de Asperger, escrita por Ron Bass. Más recientemente,
protagonizó Lucky Number Slevin (Asesino a Sueldo), con Morgan Freeman y
Bruce Willis, para The Weinstein Company. El filmó lo reunió de nueva
cuenta con McGuigan, el director de Wicker Park.
Hartnett recientemente terminó Resurrecting the Champ, al lado de Samuel
L. Jackson, dirigida por Rod Lurie, que ahora se encuentra en
postproducción. Más tarde este año, comenzará a rodar 30 Days of Night,
para el director David Slade, para Sony.
Créditos cinematográficos adicionales incluyen Hollywood Homicide
(Hollywood: Departamento de Homicidios), 40 Days and 40 Nights (40 Días
y 40 Noches), Blow Dry, Town & Country (No Más Sexo) y Here on Earth
(Aquí en la Tierra).
Con más de una década de trabajo en su haber, la nominada en cuatro
ocasiones al Globo de Oro y ganadora del BAFTA SCARLETT JOHANSSON (Kay
Lake) ha probado ser una de las actrices jóvenes más talentosas de
Hollywood. Johansson recibió elogios entusiastas y el premio a Mejor
Actriz en el Festival de Cine de Venecia por su papel protagónico al
lado de Bill Murray en Lost in Translation (Perdidos en Tokio), la
aclamada segunda película de la directora Sofia Coppola.
Johansson interpretó al personaje que le da el nombre al título en Girl
with a Pearl Earring (La Joven con el Arete de Perla), una película
adaptada de la novela homónima acerca del pintor Johannes Vermeer (Colin
Firth).
En la actualidad, puede ser vista en la nueva película de Woody Allen,
Scoop (Amor y Muerte), al lado de Hugh Jackman. Después de Scoop fue
vista en The Prestige (El Gran Truco), para el director Christopher
Nolan, junto a Hugh Jackman y Christian Bale. The Nanny Diaries, basada
en el sumamente exitoso libro homónimo, está por estrenarse en los
Estados Unidos. En su proyecto más reciente, The Other Boleyn Girl,
Johansson actuará al lado de Natalie Portman y Eric Bana.
A la edad de 14 años, Johansson obtuvo reconocimiento mundial por su
actuación como Grace MacLean, la adolescente traumatizada después de
haber tenido un accidente a caballo, en The Horse Whisperer (El Señor de
los Caballos). A la postre, protagonizaría Ghost World (Mundo Fantasma),
de Terry Zwigoff, que le valió un Premio a Mejor Actriz Secundaria del
Círculo de Críticos de Cine de Toronto. Johansson también apareció en el
sobrio drama de los hermanos Coen The Man Who Wasn’t There (El Hombre
que Nunca Estuvo), junto a Billy Bob Thornton y Frances McDormand. Sus
otros créditos cinematográficos incluyen la aclamada película In Good
Company (Mi Nuevo Jefe), de los hermanos Weitz, así como A Love Song for
Bobby Long, al lado de John Travolta, que le valió una nominación al
Globo de Oro (su tercera en dos años). Recientemente, fue vista en Match
Point (La Provocación), de Woody Allen, que le valió su cuarta
nominación consecutiva al Globo de Oro en tres años, y junto a Ewan
McGregor en The Island (La Isla), para el director Michael Bay.
Sus créditos adicionales incluyen la comedia North (El Pequeño Gran
Héroe), de Rob Reiner; el thriller Just Cause (Causa Justa), con Sean
Connery y Laurence Fishburne; y un papel revelación en la aclamada Manny
& Lo, que le valió una nominación al Premio Independent Spirit a Mejor
Actriz Protagónica.
Oriunda de Nueva York, Johansson hizo su debut profesional en la
actuación a la edad de ocho años en la producción fuera-de-Broadway de
Sophistry, con Ethan Hawke, en el Playwright’s Horizons, de Nueva York.
En la actualidad, Johansson divide su tiempo entre Nueva York y Los
Ángeles.
Con numerosos créditos en su haber, AARON ECKHART (Lee Blanchard) se ha
colocado entre los mejores actores de la industria. Ha recibido
considerables elogios por sus papeles en películas tales como Erin
Brockovich (Ídem), al lado de Julia Roberts, para el director Steven
Soderbergh. Sin embargo, fue su actuación como un vengativo hombre
herido de amor en la controversial película In the Company of Men, de
Neil Labute, que lo catapultó al estrellato. Notablemente, este
provocador filme se convirtió en una de las películas independientes más
taquilleras de 1997.
Eckhart fue visto recientemente como protagonista del debut como
director de Jason Reitman, Thank You for Smoking (Gracias por Fumar),
para Fox Searchlight, y después será visto en Conversations with Other
Women, para Fabrication Films.
En la actualidad, se encuentra filmando una nueva versión, aún sin
título, de una película alemana de 2001, para el director Scott Hicks,
junto a Catherine Zeta-Jones.
Eckhart también protagonizó Paycheck (El Pago), la adaptación de John
Woo del cuento de Philip K. Dick, al lado de Ben Affleck y Uma Thurman;
The Missing (Las Desapariciones), de Ron Howard, donde actuó junto a
Tommy Lee Jones y Cate Blanchett; The Core (El Núcleo), al lado de
Hilary Swank; y Suspect Zero (Premoniciones: Expediente Cero), con Ben
Kingsley y Carrie-Anne Moss.
Originario del norte de California, Eckhart estudió teatro y cine en la
Universidad de Brigham Young, donde conoció a Neil LaBute para quien
actuó en muchas de sus obras. Además de In the Company of Men, actuó en
otras tres películas de LaBute. Entre éstas, se encuentran Possession
(Posesión), junto a Gwyneth Paltrow; Nurse Betty (Enfermera Betty), al
lado de Renée Zellweger; y Your Friends & Neighbors, donde actuó con un
ensamble que incluía a Jason Patric, Amy Brenneman, Ben Stiller y
Catherine Keener.
Los otros créditos cinematográficos de Eckhart incluyen The Pledge
(Asesino Oculto), de Sean Penn, al lado de Jack Nicholson; Any Given
Sunday (Un Domingo Cualquiera), de Oliver Stone; y Molly (Ídem), junto a
Elisabeth Shue. También trabajó y estudió en Nueva York, y sus créditos
teatrales incluyen Amazing Grace, de Michael Cristofer, junto a Marsha
Mason.
Eckhart vive actualmente en Los Ángeles.
HILARY SWANK (Madeleine Linscott) es la tercera mujer más joven en la
historia en ganar dos Premios de la Academia® a Mejor Actriz.
Además de su Oscar® por su actuación como Brandon Teena en Boys Don’t
Cry (Los Muchachos no Lloran), Swank ganó un Globo de Oro a Mejor Actriz
en un Drama y premios a Mejor Actriz de los Críticos de Cine de Nueva
York, de los Críticos de Cine de Los Ángeles, de los Críticos de Cine de
Chicago y de la Broadcast Film Critics Association. También obtuvo el
premio a la Actuación Revelación de la National Board of Review.
Swank después apareció en papeles secundarios al lado de Cate Blanchett
y Keanu Reeves en The Gift (Testigo), de Sam Raimi, y junto a Al Pacino
y Robin Williams en Insomnia (Ídem), de Christopher Nolan. A la postre,
Swank interpretó a Alice Paul en Iron Jawed Angels, para HBO, que narra
la historia del movimiento femenino de sufragio. Por su actuación en
este filme fue honrada tanto con una nominación al SAG como una para el
Globo de Oro.
Swank fue vista más recientemente al lado de Clint Eastwood y Morgan
Freeman interpretando el papel que la da el nombre al título en Million
Dollar Baby (Golpes del Destino), de Eastwood: la historia de la
búsqueda de una joven mujer por alcanzar su sueño de convertirse en
boxeadora profesional. Por esta actuación, fue honrada con su segundo
Premio de la Academia® a Mejor Actriz, además de haber recibido premios
en la misma categoría de la Sociedad Nacional de Críticos de Cine, del
Sindicato de Actores de Cine y de la Broadcast Film Critics, así como un
Globo de Oro a Mejor Actriz en un Drama.
Después será vista en The Reaping, para Warner Bros. Swank recientemente
fue vista en Freedom Writers (Escritores de la Libertad), la verdadera
historia de Erin Gruwell, una maestra de escuela de Long Beach.
El otoño pasado, se reunió con su escritor y director de Freedom Writers,
Richard LaGravenese, para protagonizar la adaptación cinematográfica de
la novela de Cecelia Ahern, “PS, I Love You”.
MIA KIRSHNER (Elizabeth Short) interpreta actualmente a Jenny en el
exitoso drama de Showtime The L Word. Comenzó su carrera en la actuación
a la edad de 17 años, en el papel de una dominatriz clarividente en Love
& Human Remains (Amor y Restos Humanos). Su actuación le valió una
nominación a Mejor Actriz Secundaria para un Premio Genie (el Oscar® de
Canadá).
En 1994, Kirshner protagonizó Exotica (Ídem), de Atom Egoyan, junto a
Victor Garber, Bruce Greenwood y Sarah Polley. También co-protagonizó
con Kevin Bacon y Christian Slater el drama Murder in the First
(Asesinato en Primer Grado), para Warner Bros. Kirshner también apareció
en la aclamada película independiente Party Monster, con Macaulay Culkin
y Chloë Sevigny.
Kirshner es conocida por las audiencias televisivas gracias a su papel
en la popular serie de Fox 24, donde interpreta a una misteriosa y
presunta asesina del presidente.
Kirshner nació en Toronto, Canadá, y estudió Literatura Inglesa y Rusa
en la prestigiosa Universidad de McGill. En la actualidad, vive en Los
Ángeles, California.
MIKE STARR (Russ Millard) fue visto recientemente actuando en Broadway
en el exitoso reestreno de la obra de Neil Simon The Odd Couple (La
Pareja Dispareja), con Nathan Lane y Matthew Broderick. Un renombrado
veterano con más de 50 largometrajes en su haber, Starr fue visto
recientemente al lado de John Cusack y Billy Bob Thornton en The Ice
Harvest (A Sangre Fría). Ha actuado en dos ocasiones con Robert De Niro
—en Goodfellas (Buenos Muchachos) y en Mad Dog and Glory (Perro Bravo y
Gloria), al lado de Bill Murray y Uma Thurman.
Siempre un actor que impacta, Starr ha tenido memorables papeles en
películas tales como Ed Wood, para el director Tim Burton, al lado de
Johnny Depp, y en Dumb and Dumber (Una Pareja de Idiotas), para los
hermanos Farrelly, junto a Jim Carrey. Sidney Lumet dirigió a Starr en
la nueva versión de Gloria, original de John Cassavetes, en esta ocasión
con Sharon Stone, y Brian De Palma lo dirigió en Snake Eyes (Ojos de
Serpiente), donde Starr trabajó con Nicolas Cage. Otras películas de
renombre incluyen The Bodyguard (El Guardaespaldas), con Kevin Costner;
Billy Bathgate (Ídem), con Dustin Hoffman; Lean on Me (Apóyate en Mí),
con Morgan Freeman; The Natural (El Natural); Uncle Buck (Tío Buck al
Rescate); Two if by Sea (Me Robó el Corazón), con Denis Leary; y
Miller’s Crossing (De Paseo a la Muerte), dirigida por los hermanos Coen.
Entre sus demás películas se encuentran Summer of Sam (La Noche del
Asesino), para el director Spike Lee y un papel protagónico en la
película independiente de Showtime The Deli. Créditos adicionales
incluyen The Next Big Thing; Monkeybone (Ídem), con Brendan Fraser; 3
A.M., al lado de Danny Glover; y Jersey Girl (Padre Soltero), con Ben
Affleck, dirigida por Kevin Smith. Starr continúa trabajando con los
principales artistas del cine estadounidense.
En televisión, Starr tuvo el papel recurrente de Bookstore God en la
exitosa serie de CBS Joan of Arcadia. Sus numerosas apariciones en
televisión incluyen un papel periódico en la serie de NBC ED, así como
el memorable papel del Senador Anthony Marino en The West Wing. Starr
actuó al lado de Gene Wilder en Murder in a Small Town y The Lady in
Question, para A&E. Apareció en un episodio de Falcone y tuvo un papel
periódico en la sumamente aclamada serie EZ Streets. Sus otras
apariciones en televisión incluyen los programas piloto de Jersey, The
Doyles y la serie Hardball. Sus películas-de-la-semana incluyen The Last
Don, y es un veterano de múltiples series cómicas y dramáticas, entre
las que destacan 3rd Rock From the Sun, Karen Sisco, The Handler, Scrubs
y Frasier.
Starr hizo su debut en Broadway en The Guys in the Truck, con Elliot
Gould. Se graduó de la Universidad de Hofstra y vive actualmente en
Chicago con su esposa, la pediatra especializada en cirugía del corazón
Joanne Starr. Está orgulloso de sus tres hijos: Cassie, John y Nicole.
FIONA SHAW (Ramona Linscott), que será reconocida por las audiencias
mundiales por su cómica caracterización de la malvada tía Petunia de
Harry en los exitazos en taquilla Harry Potter and the Sorcerer’s Stone
(Harry Potter y la Piedra Filosofal) y Harry Potter and the Chamber of
Secrets (Harry Potter y la Cámara Secreta), interpretó recientemente a
la matrona romana Fulvia, una mujer excéntrica y políticamente ambiciosa
durante la época del César, en la miniserie Empire, de la cadena ABC.
Sus otras apariciones en pantalla grande incluyen haber protagonizado a
una criminóloga en la película británica Mind Games; y el thriller
criminal Doctor Sleep, con Goran Visnjic, quien aparece en ER; la
película de época My Left Foot (Mi Pie Izquierdo) con Daniel Day-Lewis;
The Avengers (Los Vengadores), al lado de Ralph Fiennes, Uma Thurman y
Sean Connery; Three Men and a Little Lady; London Kills Me; Super Mario
Bros. (Ídem); Undercover Blues (Pistolas y Pañales), co-protagonizada
por Kathleen Turner y Dennis Quaid; Jane Eyre (Amor Inolvidable); Anna
Karenina (Ídem); The Butcher Boy (El Niño Carnicero); The Last September
(Traiciones del Corazón); la comedia romántica italiana The Triumph of
Love (El Triunfo del Amor), co-protagonizada por Mira Sorvino y Ben
Kingsley; Sacred Hearts; The Man Who Shot Christmas; Mountains of the
Moon (Las Montañas de la Luna), para el director Bob Rafelson; y
Persuasion, dirigida por Roger Michell.
Las apariciones previas de Shaw en la televisión estadounidense incluyen
Hedda Gabler, Richard II y la miniserie fantástica Gormenghast. Ha
actuado en numerosas películas para televisión, incluyendo la película
biográfica de Orson Welles RKO 281 (La Lucha del Ciudadano Kane), para
HBO, donde interpretó a Hedda Hopper; Love Song; For the Greater Good;
Maria’s Child; The Waste Land; y la serie Great Britons. Además,
apareció en la serie británica The Adventures of Sherlock Holmes.
Shaw ha sido reconocida en repetidas ocasiones por su trabajo en el
teatro. Fue premiada con cuatro Premios Laurence Olivier (Electra, As
You Like It, The Good Person of Sichaun y Machinal), tres Premios de la
Crítica de Londres (Electra, The Good Person of Sichuan y Hedda Gabler)
y dos Premios London Evening Standard (Machinal y Medea). En el 2001, le
otorgaron la honoraria distinción de Comandante de la Orden del Imperio
Británico, y le han conferido doctorados en la Universidad Nacional de
Irlanda y en la Facultad de Trinity en Dublín, donde también fue
nombrada Catedrática Honoraria de Teatro.
Actuaciones en teatro adicionales incluyen las producciones de la Royal
Shakespeare Company de Philistines, Les Liaisons Dangereuses (Relaciones
Peligrosas), Mephisto, Much Ado About Nothing (Tanto para Nada), The
Merchant of Venice (El Mercader de Venecia), Hyde Park, The Taming of
the Shrew (La Fierecilla Domada) y New Inn. También ha sido vista en
escena en las obras The Powerbook, The Prime of Miss Jean Brodie, The
Waste Land, Love’s Labours Lost, The Rivals y Bloody Poetry. Shaw
también dirigió la gira de NT Education de The Widower’s Houses y la
producción del Teatro Abbey de Hamlet, en Dublín.
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