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		 Recreando 
		Hollywoodland: 
		Locaciones, Vestuario y Música para el Filme 
		 
		Ellroy describe de mejor manera el lado siniestro de Los Ángeles como 
		“crimen y sexo y patología extravagante”.  
		Para capturar esa imagen en La Dalia Negra, en abril de 2005, el equipo 
		de producción viajó a Sofía, Bulgaria, para recrear el Hollywood de 
		1947. Linson revela, “Fue maravilloso tener a un equipo de producción 
		que tiene el control de duplicar Hollywood. De hecho, alcanzas a 
		apreciar las Montañas de Hollywood, pero en realidad son los montes de 
		Sofía”.  
		El diseñador de producción Ferretti se dio a la tarea de construir 
		Hollywood y calles legendarias durante los disturbios de los Zoot Suit 
		que sucedieron en el área de Lic Pier / Venice…lugares que ya no existen 
		en Los Ángeles. El director añade que no estaba preocupado con respecto 
		a filmar en locaciones tan alejadas del auténtico Los Ángeles, al 
		señalar, “Al igual que con Scarface, para la que filmamos solamente 
		durante dos semanas en Miami, nunca te da la sensación de que no estás 
		en Los Ángeles”.  
		En el libro, Lee Blanchard desaparece durante un tiempo en México, para 
		gran disgusto de Kay y su compañero, Bucky. Para manejar ese reto 
		adicional, pero sin dejar de mantener los elementos de la historia en 
		juego, De Palma trajo la desaparición de Lee de vuelta a Los Ángeles, la 
		ciudad que estaba recreando en lo profundo de Europa.  
		De hecho, la producción llegaría a su fin al rodar secuencias clave en 
		Los Ángeles. Durante junio de 2005, el equipo filmaría a través de la 
		ciudad para conseguir los fondos adecuados, capturando imágenes que sólo 
		para Los Ángeles serían locales. Finalmente, la producción se dirigió al 
		Ayuntamiento en la Calle Spring, ubicado en el centro de Los Ángeles, 
		para filmar secuencias de los dos detectives mientras luchan contra el 
		Departamento de Policía de Los Ángeles para que los dejen seguir con el 
		caso. Ahí, terminarían la fotografía principal.  
		Para vestir al reparto en ropa de época, la diseñadora de vestuario 
		Jenny Beavan traería guardarropa de Londres a Bulgaria —específicamente, 
		múltiples atuendos para Swank, Johansson y Kirshner. Beavan afirma de 
		manera concisa que las mujeres que portaron el vestuario de época 
		“definían al glamour…incluso cuando se les corría su lápiz labial”.  
		Swank, que con frecuencia porta ropa de Alexander McQueen y Giambattista 
		Valli —incluso llegó a aceptar su Oscar® de 2005 en un vestido sin 
		espalda de Guy Laroche— ya era una amante de la moda antes de haber 
		pisado el set. Después de haber trabajado con Calvin Klein como modelo 
		de lencería, sabía cuáles diseños eran de su total agrado y estaba 
		encantada con el guardarropa de Beavan. “Jenny le puso tanta atención a 
		los detalles”, comenta Swank. “Me sentí tan glamorosa en los 
		atuendos…como Judy Garland o Rita Hayworth”.  
		El director alaba que sus actrices protagónicas hayan guardado semejanza 
		con la época glamorosa. “Scarlett, Mia y Hilary están vestidas de punta 
		en blanco y creadas para ser tan seductoras como fuera posible”, dice De 
		Palma. “Están vestidas (y fotografiadas) de una manera hermosa. Ante 
		ellas te encuentras indefenso”.  
		Flores de seda, vestidos de satín negro y medias desgarradas fue el 
		guardarropa que Beavan eligió para la Dalia. Kirshner, quien le presta 
		un excesiva atención a la ropa y a las modas, es conocida por su amor de 
		la ropa francesa, desde Louboutin hasta Lanvin.  
		Johansson se enteró que Kay Lake era de hecho una mujer con una 
		colección de ropa muy bella. Al hablar acerca de sus conjuntos de 
		suéteres de manga corta, perlas y horquillas antiguas, se ríe, “¿Cómo no 
		sentirte sexy con eso puesto?”. Específicamente, cuando Bucky llega a 
		casa para ver a Kay, ella le abre la puerta vestida como un ángel blanco 
		—para cortar contra el contraste del cadáver de Dalia que, manchado de 
		negro, yace en el piso ante una multitud amenazante, que la ataca en 
		muerte como lo hizo en vida.  
		Los hombres no podían quedar fuera. Con sus corbatas amplias, trajes 
		cruzados y sombreros estilo Miller Raider, Eckhart y Hartnett estaban a 
		la última moda para la época…incluso para ser policías mal pagados. El 
		director De Palma añade, “Eso fue lo que me encantó de The Untouchables. 
		Los trajes, los sombreros, los automóviles, el lenguaje —todo era muy 
		estilizado”.  
		La música apropiada para la época fue tan importante para De Palma como 
		las decisiones de vestuario o de locación. Desde las trompetas que 
		irrumpen la primera vez que Bucky y Madeleine hacen el amor hasta la 
		secuencia de la mesurada banda de jazz cuando Bucky le revela a Kay una 
		verdad difícil, la banda sonora fue la sugestiva creación del compositor 
		y trompetista (y estudiante de películas de cine negro) Mark Isham.  
		“La clave de Mark Isham es que es un gran trompetista”, comenta de 
		manera elogiosa el director. “Nunca dejé de escuchar esta trompeta 
		afligida en esta película con un estilo similar al del blues. Era como 
		la voz de Bucky”. Añade, “Sabes que cuentas con un gran compositor 
		cuando una vez que reemplaza la banda sonora temporal, la has olvidado 
		por completo”.  
		Para acentuar el escondite de Dalia, el Laverne’s, donde le gorroneaba 
		bebidas “a las hermanas”, el equipo recurrió a una singular cantante de 
		música country y pop: k.d. lang, a quien el productor Linson convenció 
		para cantar ‘Love for Sale’ para el soundtrack. “Creamos este tipo de 
		número al estilo de Busby Berkeley ”, comenta De Palma. “Pasamos toda 
		una noche filmando y fue lo último que rodamos en Sofía”.  
		¿Y qué sería un centro nocturno sexy y clandestino de la década de los 
		cuarenta sin coristas de piernas largas? Mia Frye, la misma coreógrafa 
		con la que De Palma trabajo en Femme Fatal, trajo bailarinas de Francia, 
		Bulgaria e Inglaterra para darle vida al Laverne’s. “Esas chicas 
		bailaron hasta el amanecer”, dice entre risas el director.  
		 
		 
		30 de agosto de 2006 representó la quinta ocasión en la que De Palma 
		abre el Festival de Cine de Venecia. La Dalia Negra inauguró el evento 
		anual en el Salón Grande del Palacio del Cine, en Venecia. Y la 
		inspiración para la historia que narra finalmente llegó a la pantalla 
		grande, casi 60 años después del asesinato.  
		El viaje de Elizabeth Short al cine fue uno agridulce. Toda su vida soñó 
		con convertirse en actriz para conmover a otros. No tenía idea en la 
		clase de pesadilla que eso se convertiría. Una bella aspirante de 
		Hollywood al final de la Segunda Guerra Mundial, la vida de Betty se 
		extinguió de manera prematura. No obstante, el impacto de su historia se 
		sentirá durante siglos.  
		El director concluye, “¿Cómo fue posible que esa bella chica a quien has 
		visto en pósteres se haya convertido en esto? ¿Quién lo hizo y por qué? 
		La Dalia Negra ha vivido durante décadas. Es uno de esos misterios que 
		durarán por siempre”.  
		Cerramos este capítulo de la saga de la Dalia Negra con el resumen de 
		Ellroy con respecto a Betty y Jean, su propia madre: “Yacen muertas, 
		mientras oportunistas de Los Ángeles y yo hemos trabajado de manera 
		incesante para darles un nuevo papel como seres inmortales de Los 
		Ángeles”. Cherchez la femme, Bucky. Cherchez la femme. (Busca a la 
		Mujer, Bucky, Busca a la Mujer).  
		 
		 
		 
		 
		EPÍLOGO 
		 
		HILLIKER: UN EPÍLOGO PARA LA DALIA NEGRA 
		POR JAMES ELLROY 
  
		Las películas 
		impregnan la cultura de una manera mucho más amplia e inmediata que los 
		libros. Es una progresión a paso redoblado de publicidad anticipada y de 
		la saturación de tiempo en pantalla. Mi novela emblemática es ahora una 
		película excepcional de amplio estreno. La película posiblemente agilice 
		las ventas del libro en cantidades sin precedentes en mi carrera. Es 
		probable que este epílogo sea leído por más gente de la que ha leído mis 
		otros libros hasta la fecha. Esto me brinda una oportunidad narrativa de 
		momento inflexible. Con gratitud sacaré provecho de ello aquí. Quiero 
		que este escrito los honre. Quiero que este escrito repare 
		desequilibrios en los trabajos previos que hice acerca de ellos. Quiero 
		dar por terminado su mito con una elegía. Quiero concederles la paz de 
		revelación desmentida y nunca volver a decir otra palabra pública al 
		respecto.  
		El nombre de mi madre era Geneva Hilliker. Dejó de llamarse Ellroy 
		cuando renunció a mi padre. Alabé su repudio y elogié su deseo por vivir 
		sin un apellido masculino de apéndice. Me obsesiona en maneras profundas 
		e inconmensurables. Con frecuencia recorro su vida a una velocidad 
		mental vertiginosa o meticulosamente lenta. Comienzo en el Wisconsin 
		rural y terminó en una carretera de acceso a Los Ángeles. Las paradas 
		intermedias están con frecuencia llenas de conjeturas. Viví con ella 
		durante diez años. El paso del tiempo marca con sospecha mis recuerdos 
		de la infancia. Más tarde le concedí un estatus dramático próspero y 
		distorsioné todavía más mis recuerdos. No la conocí en vida. Estoy 
		determinado a conocerla en muerte. Resúmenes de sus cuarenta y tres años 
		con frecuencia me proporcionan entendimiento. La brevedad intensifica mi 
		proceso de refracción. 
		Creció cerca de la frontera de Minnesota. La ciudad Tunnel era verde 
		durante los veranos y estéril durante los inviernos. Su padre era un 
		guardabosques alcohólico propenso a tener ataques de ira. Su madre era 
		frágil y adorable. Su hermana menor la veneraba por completo. Un 
		cementerio se encuentra cerca de su lugar de nacimiento y de la iglesia 
		a la que solía asistir, que ahora funciona como internado. La he 
		visitado en diversas ocasiones. Mi ascendencia está enmarcada en la gran 
		mayoría de las lápidas. Hilliker, Woodard, Linscott, Pierce, Smith. 
		Granjeros y clero protestante. Un linaje británico-americano de 
		nostalgia y perjuicio que nunca conoceré y que siempre sentiré en un 
		código genético.  
		Tenía un cabello rojo oscuro llamativo. Era la niña más bella en la 
		ciudad de Tunnel. Su tía Norma Hilliker era la mujer más bella. A los 
		diecinueve años salió huyendo de la ciudad de Tunnel. La recordaba sólo 
		con relajado antojo. La tía Norma la puso a estudiar en una escuela de 
		enfermería en Chicago. Le tomó gusto a la vida citadina y sucumbió ante 
		las tentaciones carnales. Bebió en exceso. Tuvo relaciones juveniles. 
		Ganó un concurso de belleza y pasó por una prueba de cámara en 
		Hollywood. Regresó a Chicago. Se enteró de que estaba embarazada. 
		Intentó hacerse un aborto y sufrió una hemorragia. Tuvo un amorío con el 
		doctor que la curó.  
		Se cambio el nombre de “Geneva” a “Jean”. Se hizo una cola de caballo de 
		forma desaliñada, pero la portó con una confianza dominante. Se casó y 
		divorció en un abrir y cerrar de ojos con un heredero de una tienda 
		deportiva. Viajó con una acompañante lesbiana mucho mayor que ella. Se 
		mudó a Los Ángeles y acabó con el primer matrimonio de mi padre. Se 
		fueron a vivir juntos. Vivieron a cinco kilómetros del lugar donde 
		encontraron el cuerpo de la Dalia Negra en 1947. Leyeron acerca de Betty 
		Short y pensaron acerca de Betty Short y platicaron acerca de Betty 
		Short en formas que nunca podré discernir.  
		Yo nací en el ’48. Mi madre tuvo varios trabajos como enfermera y brindó 
		ayuda a lo largo de las débiles embestidas de mi padre por conseguir 
		trabajo. Se divorciaron en el ’55. Creía que mi padre era pusilánime, 
		soñador e infiel en formas pequeñas. Estaba en lo correcto. Él la 
		consideraba una borracha y prostituta. Fracasó en reconocer su 
		naturaleza competitiva y sumisa. Tenía una rectitud calvinista 
		característica de los estados del medio oeste y los sábados por la noche 
		se volvía una chica desinhibida. Vivía en esa desalineación. Esto le 
		generó una desesperada infelicidad y la mató.  
		Conoció a un hombre. Lo conoció ese sábado por la noche o quizás y lo 
		conocía desde antes. Estaba borracha. Dijo “sí” o “no” o “quizás” o 
		alguna combinación codificada. Dijo “No”, finalmente. La violó y la 
		mató. Fue el 22 de junio de 1958.  
		Mi sufrimiento era complejo y ambiguo. Viví bajo su esclavitud sensual y 
		adoraba a mi padre permisivo. Era estricta. La iglesia era un mandato 
		firme. La descubrí en cama con hombres. Vivía para desnudos fugaces. La 
		odiaba y la deseaba y se cumplió mi deseo de su muerte.  
		Su muerte corrompió mi imaginación. Mi lectura se centró en historias de 
		crímenes. Cuando cumplí once años, mi padre me regaló el libro “The 
		Badge”, de Jack Webb. Contenía un segmento del asesinato de la Dalia 
		Negra. Jean Hilliker y Betty Short —una en transformación mágica.  
		No podía llorar abiertamente a Jean. Podía llorar por Betty. Podía 
		desviar la vergüenza de la lujuria incestuosa hacia un objeto seguro de 
		lujuria. Podía rechazar a Jean con el corazón insensible de un niño y 
		otorgarle un amor devoto a Betty.  
		Jean me llevó a Betty. Betty me llevó a Jean. La fusión inicial fue 
		agudamente breve. El prolongado proceso ha sido atenuado. Es un 
		transitar de casi cincuenta años que exige estas palabras finales de 
		explicación.  
		Pasé los siete años siguientes con mi padre. Difame a mi madre para 
		complacerlo. Crecí deseoso por las mujeres. Aceché colonias suntuosas y 
		espié a familias felices en grandes mansiones. Conté fantasías de Betty 
		Short. Me di el papel del salvador y del vengador. Me metí a casas y 
		registre cajones con lencería. Nací para pensar de manera testaruda y 
		vivir de manera obsesiva. Jean. Betty. Sexo. Crimen y todo su corolario 
		social. Las conjunciones del amor romántico profundo —desesperado y 
		esperanzado— en hombre y mujeres despiadados.  
		Mi padre murió en el ’65. Pasé los siguientes doce años en un espiral 
		casi demencial. Me limpié a los veintinueve. Escribí seis buenas novelas 
		y colisioné a Betty y Jean con La Dalia Negra.  
		Fue una oda constructiva a Elizabeth Short y un abrazo egoísta e 
		indiferente de mi madre. Reconocí la correlación de Jean-Betty en sus 
		apariciones en los medios y la exploté para vender libros. A primera 
		vista, mis actuaciones fueron dominantes y convincentes después de la 
		reevaluación. Corté a mi madre en pequeños fragmentos y la empaqueté 
		para su venta al mayoreo. Años más tarde, pude determinar la causa de mi 
		crueldad.  
		Le pertenecía. Su exigencia irritaba. Quería representarme a mí mismo 
		como un hombre por encima de las restricciones de Edipo. Había creado 
		una Elizabeth Short ficticia para usurpar la demanda de mi madre y 
		quitarle el protagonismo. Trabajé en la novela. Vendí muchos libros. No 
		obstante, Jean Hilliker siguió todavía muerta al borde de la carretera, 
		con amor maldecido.  
		Mi deuda moral con Jean permanecía. Mi deuda moral con Betty, también.
		 
		En 1994, vi el archivo del homicidio de mi madre y escribí al respecto 
		un artículo para una revista. Expandí el escrito para convertirlo en una 
		memoria titulada My Dark Places. El libro era la biografía de mi madre, 
		mi autobiografía y la historia de mi infructuosa búsqueda por encontrar 
		a su asesino. Asumí mi explotación y la cedí al mundo con diligencia y 
		finura tajante. Fue tan franca como una expresión de amor y una muy 
		retardada unción de honor. Erré sólo de una manera. No tenía ningún 
		regalo profético. No podía predecir a qué grado mi madre iría a cambiar 
		en mi interior. No podía predecir la influencia de dos mujeres 
		extraordinarias.  
		Me cambiaron. Constelaron y desviaron mi obsesión. Me enseñaron a amar 
		con un toque más ligero. Me convencieron de extraer a Jean de mi arco 
		dramático personal y dejarla descansar todavía en mi corazón.  
		“Cherchez la femme, Bucky. Recuérdalo”.  
		Una profecía. Las palabras que le dedica un policía obsesionado a un 
		amigo y rival. Una denuncia y un festejo de ardor masculino. Un manso 
		respiro en elipsis.  
		Jean. Betty. Helen y Joan. Lento, ahora —abórdalo suavemente.  
		Nena, ¿quién eras? ¿Cómo ibas a crecer y a quién ibas a amar?  
		Elizabeth Short nació en Boston en 1924. Tenía cuatro hermanas. Su vida 
		hogareña quedó destrozada desde un principio. Dejó el pueblo a la Jean 
		Hilliker y en raras ocasiones miró atrás.  
		Vagó por el sur y por el oeste. Llegó al Los Ángeles de la posguerra. 
		Atendió enamoramientos extensos y poco exigentes con jóvenes militares. 
		Era una James Ellroy más decorosa, asomándose agachada por fuera de las 
		ventanas de los cuartos. 
		No era una actriz de cine porno o un súcubo del cine negro. No era para 
		nada promiscua. Era una joven irlandesa de cara redonda con dientes 
		chuecos y asma. Murió a los veintidós años. El periódico Herald-Express 
		de Los Ángeles la llamo “una buscadora de romances”. Sus últimos meses 
		fueron un control desordenado por la individualidad y el amor. La venero 
		por eso. Menosprecié su deseo de amor en mi libro. En aquel entonces no 
		lo podía sentir. Mi propio deseo de amor me impidió saber quién era 
		realmente. Fallé en comprender la fuerza de su juventud pura y 
		determinada.  
		Sobreviví mi adolescencia. Betty no. Esa fisura define la deuda que 
		tengo con ella. Mi género y cautela callejera natal evitaron que cayera 
		en el abismo. Betty llevó su vida con un corazón insensible. El anhelo y 
		la confianza ridícula de una niña la derribaron. Intenté equilibrar mi 
		libro entre la sordidez y la bondad. Los lectores decidirán el balance 
		por sí mismos, en formas que nunca podré evaluar. Creo que ahora conozco 
		mucho más a Betty. Creo de la manera más descomunal que su balance se 
		inclina hacia la bondad. Una desproporción existe en mi representación. 
		Filtré a la ficticia Betty a través de mi propia lujuria ineluctable. 
		Esa lujuria ha rugido y se ha reducido gradualmente en los 20 años que 
		han pasado entre el libro y la película. Betty Short era 
		indestructiblemente optimista. Su destrucción se derivó a raíz de ello. 
		Esto representa su tragedia.  
		Las películas impregnan la cultura de una manera mucho más amplia e 
		inmediata que los libros. Betty deliraba por las películas y pudo haber 
		percibido esto. Soñaba por convertirse en actriz. Se vestía y peinaba 
		con intenciones dramáticas. Mataba el tiempo en salas de cine de 
		Hollywood y subsistía con comida de cafetería. Decía mentiras colosales 
		con suma facilidad. Inventaba grandes amoríos con pilotos del ejército 
		condenados y cuentos de bebés nacidos muertos. Sus historias la exponían 
		como el punto focal de grandes vidas bajo presión. En ese sentido 
		consiguió la profecía. Practicó el arte de la conjura. Se imaginaba como 
		el centro de la tormenta y hacía que sus mentiras se volvieran realidad.
		 
		De esta manera, me dejé guiar por ella. Seleccioné hechos físicos y los 
		embellecí. Estructuré el Los Ángeles del ’47 como una zona de pasión 
		incluida por Elizabeth Short. Cada vida toca a la Dalia. Betty conmueve 
		categóricamente. La oscuridad definió su vida. La celebridad define su 
		muerte. Su breve periodo de vida y limitado ámbito expanden y eclipsan 
		grandes eventos públicos. Su terrible final nos dice que no hay fin al 
		terror humano. Se ramifica en circuitos obsesivos. Puja para que los 
		artistas fusionen las verdades y las mentiras. Me dejé guiar por ella. 
		Brian De Palma se guió de mí de manera brillante. Mi novela. Su 
		película. Mi mundo como su registro visual. La Dalia como imán y campo 
		magnético e intercesora de redención ambigua.  
		Las películas de De Palma circunscriben mundos de obsesión. Son 
		conformadas de manera rigurosa y sofocante. Ningún mundo exterior existe 
		durante ese periodo de tiempo. Los colores destellan de manera peculiar. 
		El movimiento te arresta. Pierdes el control y ves sólo lo que él quiere 
		que veas. Te manipula solamente en nombre de la pasión. Sus películas 
		son autoritarias. Controla la respuesta firmemente. Su comando se 
		refuerza conforme sus historias giran hacia el caos. Se levanta y cae, 
		tiene coherencia e incoherencia, tiene éxito y errores detrás de la 
		pasión. Era el artista ideal para filmar “La Dalia Negra”.  
		Ahora el mundo de Betty Short y mi mundo son su mundo. Es un mundo que 
		ningún otro cineasta pudo haber creado. Es casualmente peligroso y 
		provocadoramente corrupto. Es una ciudad floreciente poblada con 
		inadaptados físicamente mutilados que huyen de la Segunda Guerra 
		Mundial. Es una hábitat desalmado. La Dalia debió morir ahí y en ningún 
		otro lado. Los intérpretes en su drama sabían lo que era la renuncia. 
		Entendieron que ella era más grande que ellos y que al tocar su espíritu 
		les otorgó trascendencia. La dinámica aplica para mí y para Brian De 
		Palma. Es mucho más grande que nosotros. Nos tentó y nos sedujo y nos 
		atrajo hasta la sumisión. Nos brindó este grandioso esfuerzo de su 
		interminable historia.  
		Tocó a dos hombres y les dio su mundo y el viaje de un hombre a través 
		de él. Bucky Bleichert es un policía ficticio y un doppelganger / 
		escritor-director. Es el hombre que detalla la gran aventura de su vida 
		y el voyeur que ve el sexo con una cámara. Bleichert es yo. Bleichert es 
		De Palma. Él está parado afuera de eventos históricos. Está perdido en 
		el escrutinio. Quiere controlar. Quiere capitular. Su vida interior está 
		a punto del caos. Necesita imponer un orden externo para revocar su 
		estado mental. Es una Investigación de Homicidio como Arte. Necesita 
		tomar la malevolencia y hacerla algo suyo. 
		Aquí es donde Bleichert es solamente yo. Es el que carga la antorcha. La 
		carga de cerca con un dolor apasionado y tierno y no le importa si se 
		quema. Hay alguien allá afuera. Es una Mujer. Siento su conmoción. 
		Necesito resolver este crimen y descifrar este acertijo y hacer mía esta 
		cadena de circunstancias —para que me quiera.  
		Enloquecido. Admirablemente fatuo. Hiriente, optimista, enfurecido. La 
		razón por la que escribí esta novela. Furia misógina codificada. La 
		razón por la que Betty Short fue asesinada y por qué cuento historias de 
		redención dirigidas a las mujeres.  
		Y por qué soy mucho más un Hilliker que un Ellroy.  
		“Cherchez la femme, Bucky. Recuérdalo”. 
		Josh Hartnett entendió el precepto. Su Bucky Bleichert cinematográfico 
		porta esa antorcha para alguien allá afuera. El Hartnett físico es mi 
		Bucky descrito y yo. Es alto, larguirucho, de cabello negro y pequeños 
		ojos café. Hartnett logra interpretar a Bucky sin excesos histriónicos. 
		Sobresale al proyectar cognición. Bucky Bleichert siempre está midiendo 
		y pensando. Es circunspecto, inteligente y observador. Es persistente, 
		se protege a sí mismo y es decente a regañadientes. Conforme lo consume 
		la manía de Dalia, conserva una dignidad lánguida. La historia de la 
		novela está formulada como la de un hombre joven que alcanza la adultez 
		en un infierno de su propia confección. Bucky Bleichert es el único 
		responsable de su propio descenso. En las primeras etapas de su vida 
		tomó decisiones morales erróneas y le aportó a la Dalia un alma 
		fatalmente defectuosa. Hartnett logra capturar eso. Aparece en todas las 
		escenas y narra la película. Carga con la visión moral de la película. 
		Encarna la raza positiva del código Hilliker: tienes miedo, pero siempre 
		vas hacia delante.  
		La película gira sobre el eje de De Palma y Hartnett. Es una 
		constelación de tres módulos: thriller / película de cine negro / 
		romance histórico. El diseño es casi expresionista alemán. Es Los 
		Ángeles / no es Los Ángeles / es Los Ángeles visto desde los demonios de 
		Dalia in extremis. El director de fotografía fue Vilmos Zsigmond. El 
		diseñador de producción fue Dante Ferretti. La diseñadora de vestuario 
		fue Jenny Beavan. La película te exige disfrutar cada escena y 
		regodearte en tu incitación visual. Esta riqueza textual simboliza el 
		control que Dalia tiene sobre nosotros. Nunca podemos dejar de ver. No 
		nos va a dejar. 
		Scarlett Johansson, Hilary Swank y Aaron Eckhart contuvieron a Hartnett. 
		Lo torcieron y lo agolparon y lo empujaron hacia su destino. Lo conocen 
		por medio de la actuación y de alguna manera retroceden —como si 
		supieran que él debía tomar la caída final para Betty, y la historia es 
		suya para contar al final. Josh Friedman hizo mi historia la de Hartnett 
		y la de De Palma. La esencia de mi libro fue capturada de manera 
		enérgica y luminosa. Friedman sabe que esa obsesión es una demencia 
		autorreferente a la que comúnmente se le conoce como amor. Libera a 
		corto plazo y finalmente destruye. El amor requiere autosacrificio y 
		deferencia. Bucky Bleichert aprende eso y logra una paz endeble.  
		Supe de eso hace veinte años. Moldeé el libro alrededor de ese tema. Con 
		bastante frecuencia, el conocimiento no es poder. El portento dramático 
		no constituye la voluntad para el cambio. Estoy reciclando la lección de 
		un libro que escribí al final de mi juventud. La lección es cambiar tu 
		vida ahora.  
		He tenido maestros espléndidos. Betty, Jean, aquellas otras dos mujeres. 
		Este ensayo y la película que homenajea citan una conclusión. Betty y 
		Jean siguen estando conmigo. Quiero que sigan permaneciendo sin diálogo 
		público. Florecerán en silencio. Es un silencio que se han ganado.  
		Mi madre era nueve años mayor que Betty. Su periodo de vida abarcó 
		veintiún años más. Sabía más que Betty. Era una hermana mayor. Tenía 
		cosas que enseñarle. Pudieron haber sido compañeras desinhibidas de 
		sábados por la noche, antes de que los sábados por las noche hayan 
		acabado con ellas.  
		Eso hace a Betty una Hilliker. Eso le confiera una historia en el frío 
		cementerio de Wisconsin donde descansaré algún día. Es mi linaje en 
		reposo. Ama a Dios. Teme a Dios. Busca la bondad mientras las fuerzas 
		siniestras te asedian.  
		La novela termina con Kay Lake Bleichert embarazada. Bucky viaja al este 
		para asistir a una reunión que es casi un hecho que será problemática. 
		El año era 1949. Su hija nació en 1950. Ahora tiene cincuenta y seis. Es 
		una mujer porfiada y sumisa con dotes narrativos. Es Jean y Betty y yo. 
		Es una Hilliker seguramente.  
		No voy a decir si Kay y Bucky todavía viven. Los concebí, así que es mi 
		determinación. Sé, pero no voy a decir. El caso de la Dalia Negra sigue 
		desarrollándose en mi silencio. En ese sentido, tú decides.  
		Me gustaría darle las gracias a mucha gente que ayudó a que mi novela 
		fuera una gran película. Me gustaría agradecerle a Helen y Joan su gran 
		amabilidad y generosidad.  
		“Cherchez la femme, Bucky. Recuérdalo”. 
		Yo lo recuerdo. Es el gran regalo que Dios me dio a mí y a mi cimiento 
		moral. Nunca abandonaré ese pensamiento puro.  
		 
		—James Ellroy, 
		San Francisco, 02/27/06 
		 
		 
		 
		 
		Acerca del Reparto 
		 
		JOSH HARTNETT (Bucky Bleichert) nació en San Francisco y fue criado en 
		Miniápolis, Minnesota. Llamó por primera vez la atención del público en 
		el papel de Michael “Fitz” Fitzgerald en la serie de televisión Cracker. 
		En 1998, hizo su debut cinematográfico en Halloween: H20 (Halloween H20: 
		Veinte Años Después), que co-protagonizó con Jamie Lee Curtis, para 
		Miramax. Ese mismo año, recibió una nominación al Premio MTV Movie a 
		Mejor Actuación Revelación. También en 1998, Josh protagonizó, otra vez 
		para Miramax, The Faculty (Aulas Peligrosas), de Robert Rodriguez. En 
		1999, actuó al lado de Kirsten Dunst en el aclamado drama The Virgin 
		Suicides (Vírgenes Suicidas), el debut como directora de Sofia Coppola, 
		para Paramount Classics. 
		En el 2001, Hartnett dio un gran avance al haber protagonizado tres 
		películas. Interpretó al antagonista en O, para Lions Gate, una versión 
		contemporánea de Othello. Su interpretación del siniestro y peligroso 
		personaje Hugo le valió elogios por doquier. Después obtuvo un papel en 
		el exitazo taquillero del productor Jerry Bruckheimer Pearl Harbor 
		(Ídem), que recabó más de un billón de dólares en taquilla mundial, para 
		Disney. Después se fue a Marruecos, donde protagonizó Black Hawk Down 
		(La Caída del Halcón Negro), para el director Ridley Scott —nuevamente, 
		una producción de Jerry Bruckheimer, para Sony. La película, que estuvo 
		basada en la novela homónima que Mark Bowden escribió en 1999, narraba 
		la verdadera historia de una fallida misión humanitaria de los EEUU en 
		Somalia, que se llevó a cabo el 3 de octubre, de 1993. En el 2002, la 
		National Theater Owners le otorgó el Premio ShoWest 2002 a la Estrella 
		Masculina del Mañana. 
		Hartnett actuó en Wicker Park (El Apartamento), junto a Diane Kruger y 
		Rose Byrne, para el director Paul McGuigan, para MGM; Frank Miller’s Sin 
		City (La Ciudad del Pecado), para el director Robert Rodriguez y Miramax; 
		y Mozart and the Whale, una historia de amor entre dos personas con el 
		Síndrome de Asperger, escrita por Ron Bass. Más recientemente, 
		protagonizó Lucky Number Slevin (Asesino a Sueldo), con Morgan Freeman y 
		Bruce Willis, para The Weinstein Company. El filmó lo reunió de nueva 
		cuenta con McGuigan, el director de Wicker Park.  
		Hartnett recientemente terminó Resurrecting the Champ, al lado de Samuel 
		L. Jackson, dirigida por Rod Lurie, que ahora se encuentra en 
		postproducción. Más tarde este año, comenzará a rodar 30 Days of Night, 
		para el director David Slade, para Sony. 
		Créditos cinematográficos adicionales incluyen Hollywood Homicide 
		(Hollywood: Departamento de Homicidios), 40 Days and 40 Nights (40 Días 
		y 40 Noches), Blow Dry, Town & Country (No Más Sexo) y Here on Earth 
		(Aquí en la Tierra). 
		 
		Con más de una década de trabajo en su haber, la nominada en cuatro 
		ocasiones al Globo de Oro y ganadora del BAFTA SCARLETT JOHANSSON (Kay 
		Lake) ha probado ser una de las actrices jóvenes más talentosas de 
		Hollywood. Johansson recibió elogios entusiastas y el premio a Mejor 
		Actriz en el Festival de Cine de Venecia por su papel protagónico al 
		lado de Bill Murray en Lost in Translation (Perdidos en Tokio), la 
		aclamada segunda película de la directora Sofia Coppola.  
		Johansson interpretó al personaje que le da el nombre al título en Girl 
		with a Pearl Earring (La Joven con el Arete de Perla), una película 
		adaptada de la novela homónima acerca del pintor Johannes Vermeer (Colin 
		Firth).  
		En la actualidad, puede ser vista en la nueva película de Woody Allen, 
		Scoop (Amor y Muerte), al lado de Hugh Jackman. Después de Scoop fue 
		vista en The Prestige (El Gran Truco), para el director Christopher 
		Nolan, junto a Hugh Jackman y Christian Bale. The Nanny Diaries, basada 
		en el sumamente exitoso libro homónimo, está por estrenarse en los 
		Estados Unidos. En su proyecto más reciente, The Other Boleyn Girl, 
		Johansson actuará al lado de Natalie Portman y Eric Bana.  
		A la edad de 14 años, Johansson obtuvo reconocimiento mundial por su 
		actuación como Grace MacLean, la adolescente traumatizada después de 
		haber tenido un accidente a caballo, en The Horse Whisperer (El Señor de 
		los Caballos). A la postre, protagonizaría Ghost World (Mundo Fantasma), 
		de Terry Zwigoff, que le valió un Premio a Mejor Actriz Secundaria del 
		Círculo de Críticos de Cine de Toronto. Johansson también apareció en el 
		sobrio drama de los hermanos Coen The Man Who Wasn’t There (El Hombre 
		que Nunca Estuvo), junto a Billy Bob Thornton y Frances McDormand. Sus 
		otros créditos cinematográficos incluyen la aclamada película In Good 
		Company (Mi Nuevo Jefe), de los hermanos Weitz, así como A Love Song for 
		Bobby Long, al lado de John Travolta, que le valió una nominación al 
		Globo de Oro (su tercera en dos años). Recientemente, fue vista en Match 
		Point (La Provocación), de Woody Allen, que le valió su cuarta 
		nominación consecutiva al Globo de Oro en tres años, y junto a Ewan 
		McGregor en The Island (La Isla), para el director Michael Bay. 
		Sus créditos adicionales incluyen la comedia North (El Pequeño Gran 
		Héroe), de Rob Reiner; el thriller Just Cause (Causa Justa), con Sean 
		Connery y Laurence Fishburne; y un papel revelación en la aclamada Manny 
		& Lo, que le valió una nominación al Premio Independent Spirit a Mejor 
		Actriz Protagónica.  
		Oriunda de Nueva York, Johansson hizo su debut profesional en la 
		actuación a la edad de ocho años en la producción fuera-de-Broadway de 
		Sophistry, con Ethan Hawke, en el Playwright’s Horizons, de Nueva York. 
		En la actualidad, Johansson divide su tiempo entre Nueva York y Los 
		Ángeles.  
		 
		Con numerosos créditos en su haber, AARON ECKHART (Lee Blanchard) se ha 
		colocado entre los mejores actores de la industria. Ha recibido 
		considerables elogios por sus papeles en películas tales como Erin 
		Brockovich (Ídem), al lado de Julia Roberts, para el director Steven 
		Soderbergh. Sin embargo, fue su actuación como un vengativo hombre 
		herido de amor en la controversial película In the Company of Men, de 
		Neil Labute, que lo catapultó al estrellato. Notablemente, este 
		provocador filme se convirtió en una de las películas independientes más 
		taquilleras de 1997.  
		Eckhart fue visto recientemente como protagonista del debut como 
		director de Jason Reitman, Thank You for Smoking (Gracias por Fumar), 
		para Fox Searchlight, y después será visto en Conversations with Other 
		Women, para Fabrication Films.  
		En la actualidad, se encuentra filmando una nueva versión, aún sin 
		título, de una película alemana de 2001, para el director Scott Hicks, 
		junto a Catherine Zeta-Jones. 
		Eckhart también protagonizó Paycheck (El Pago), la adaptación de John 
		Woo del cuento de Philip K. Dick, al lado de Ben Affleck y Uma Thurman; 
		The Missing (Las Desapariciones), de Ron Howard, donde actuó junto a 
		Tommy Lee Jones y Cate Blanchett; The Core (El Núcleo), al lado de 
		Hilary Swank; y Suspect Zero (Premoniciones: Expediente Cero), con Ben 
		Kingsley y Carrie-Anne Moss. 
		Originario del norte de California, Eckhart estudió teatro y cine en la 
		Universidad de Brigham Young, donde conoció a Neil LaBute para quien 
		actuó en muchas de sus obras. Además de In the Company of Men, actuó en 
		otras tres películas de LaBute. Entre éstas, se encuentran Possession 
		(Posesión), junto a Gwyneth Paltrow; Nurse Betty (Enfermera Betty), al 
		lado de Renée Zellweger; y Your Friends & Neighbors, donde actuó con un 
		ensamble que incluía a Jason Patric, Amy Brenneman, Ben Stiller y 
		Catherine Keener. 
		Los otros créditos cinematográficos de Eckhart incluyen The Pledge 
		(Asesino Oculto), de Sean Penn, al lado de Jack Nicholson; Any Given 
		Sunday (Un Domingo Cualquiera), de Oliver Stone; y Molly (Ídem), junto a 
		Elisabeth Shue. También trabajó y estudió en Nueva York, y sus créditos 
		teatrales incluyen Amazing Grace, de Michael Cristofer, junto a Marsha 
		Mason. 
		Eckhart vive actualmente en Los Ángeles. 
		 
		HILARY SWANK (Madeleine Linscott) es la tercera mujer más joven en la 
		historia en ganar dos Premios de la Academia® a Mejor Actriz.  
		Además de su Oscar® por su actuación como Brandon Teena en Boys Don’t 
		Cry (Los Muchachos no Lloran), Swank ganó un Globo de Oro a Mejor Actriz 
		en un Drama y premios a Mejor Actriz de los Críticos de Cine de Nueva 
		York, de los Críticos de Cine de Los Ángeles, de los Críticos de Cine de 
		Chicago y de la Broadcast Film Critics Association. También obtuvo el 
		premio a la Actuación Revelación de la National Board of Review. 
		Swank después apareció en papeles secundarios al lado de Cate Blanchett 
		y Keanu Reeves en The Gift (Testigo), de Sam Raimi, y junto a Al Pacino 
		y Robin Williams en Insomnia (Ídem), de Christopher Nolan. A la postre, 
		Swank interpretó a Alice Paul en Iron Jawed Angels, para HBO, que narra 
		la historia del movimiento femenino de sufragio. Por su actuación en 
		este filme fue honrada tanto con una nominación al SAG como una para el 
		Globo de Oro.  
		Swank fue vista más recientemente al lado de Clint Eastwood y Morgan 
		Freeman interpretando el papel que la da el nombre al título en Million 
		Dollar Baby (Golpes del Destino), de Eastwood: la historia de la 
		búsqueda de una joven mujer por alcanzar su sueño de convertirse en 
		boxeadora profesional. Por esta actuación, fue honrada con su segundo 
		Premio de la Academia® a Mejor Actriz, además de haber recibido premios 
		en la misma categoría de la Sociedad Nacional de Críticos de Cine, del 
		Sindicato de Actores de Cine y de la Broadcast Film Critics, así como un 
		Globo de Oro a Mejor Actriz en un Drama.  
		Después será vista en The Reaping, para Warner Bros. Swank recientemente 
		fue vista en Freedom Writers (Escritores de la Libertad), la verdadera 
		historia de Erin Gruwell, una maestra de escuela de Long Beach. 
		El otoño pasado, se reunió con su escritor y director de Freedom Writers, 
		Richard LaGravenese, para protagonizar la adaptación cinematográfica de 
		la novela de Cecelia Ahern, “PS, I Love You”. 
		 
		MIA KIRSHNER (Elizabeth Short) interpreta actualmente a Jenny en el 
		exitoso drama de Showtime The L Word. Comenzó su carrera en la actuación 
		a la edad de 17 años, en el papel de una dominatriz clarividente en Love 
		& Human Remains (Amor y Restos Humanos). Su actuación le valió una 
		nominación a Mejor Actriz Secundaria para un Premio Genie (el Oscar® de 
		Canadá).  
		En 1994, Kirshner protagonizó Exotica (Ídem), de Atom Egoyan, junto a 
		Victor Garber, Bruce Greenwood y Sarah Polley. También co-protagonizó 
		con Kevin Bacon y Christian Slater el drama Murder in the First 
		(Asesinato en Primer Grado), para Warner Bros. Kirshner también apareció 
		en la aclamada película independiente Party Monster, con Macaulay Culkin 
		y Chloë Sevigny.  
		Kirshner es conocida por las audiencias televisivas gracias a su papel 
		en la popular serie de Fox 24, donde interpreta a una misteriosa y 
		presunta asesina del presidente.  
		Kirshner nació en Toronto, Canadá, y estudió Literatura Inglesa y Rusa 
		en la prestigiosa Universidad de McGill. En la actualidad, vive en Los 
		Ángeles, California.  
		 
		MIKE STARR (Russ Millard) fue visto recientemente actuando en Broadway 
		en el exitoso reestreno de la obra de Neil Simon The Odd Couple (La 
		Pareja Dispareja), con Nathan Lane y Matthew Broderick. Un renombrado 
		veterano con más de 50 largometrajes en su haber, Starr fue visto 
		recientemente al lado de John Cusack y Billy Bob Thornton en The Ice 
		Harvest (A Sangre Fría). Ha actuado en dos ocasiones con Robert De Niro 
		—en Goodfellas (Buenos Muchachos) y en Mad Dog and Glory (Perro Bravo y 
		Gloria), al lado de Bill Murray y Uma Thurman.  
		Siempre un actor que impacta, Starr ha tenido memorables papeles en 
		películas tales como Ed Wood, para el director Tim Burton, al lado de 
		Johnny Depp, y en Dumb and Dumber (Una Pareja de Idiotas), para los 
		hermanos Farrelly, junto a Jim Carrey. Sidney Lumet dirigió a Starr en 
		la nueva versión de Gloria, original de John Cassavetes, en esta ocasión 
		con Sharon Stone, y Brian De Palma lo dirigió en Snake Eyes (Ojos de 
		Serpiente), donde Starr trabajó con Nicolas Cage. Otras películas de 
		renombre incluyen The Bodyguard (El Guardaespaldas), con Kevin Costner; 
		Billy Bathgate (Ídem), con Dustin Hoffman; Lean on Me (Apóyate en Mí), 
		con Morgan Freeman; The Natural (El Natural); Uncle Buck (Tío Buck al 
		Rescate); Two if by Sea (Me Robó el Corazón), con Denis Leary; y 
		Miller’s Crossing (De Paseo a la Muerte), dirigida por los hermanos Coen. 
		Entre sus demás películas se encuentran Summer of Sam (La Noche del 
		Asesino), para el director Spike Lee y un papel protagónico en la 
		película independiente de Showtime The Deli. Créditos adicionales 
		incluyen The Next Big Thing; Monkeybone (Ídem), con Brendan Fraser; 3 
		A.M., al lado de Danny Glover; y Jersey Girl (Padre Soltero), con Ben 
		Affleck, dirigida por Kevin Smith. Starr continúa trabajando con los 
		principales artistas del cine estadounidense.  
		En televisión, Starr tuvo el papel recurrente de Bookstore God en la 
		exitosa serie de CBS Joan of Arcadia. Sus numerosas apariciones en 
		televisión incluyen un papel periódico en la serie de NBC ED, así como 
		el memorable papel del Senador Anthony Marino en The West Wing. Starr 
		actuó al lado de Gene Wilder en Murder in a Small Town y The Lady in 
		Question, para A&E. Apareció en un episodio de Falcone y tuvo un papel 
		periódico en la sumamente aclamada serie EZ Streets. Sus otras 
		apariciones en televisión incluyen los programas piloto de Jersey, The 
		Doyles y la serie Hardball. Sus películas-de-la-semana incluyen The Last 
		Don, y es un veterano de múltiples series cómicas y dramáticas, entre 
		las que destacan 3rd Rock From the Sun, Karen Sisco, The Handler, Scrubs 
		y Frasier.  
		Starr hizo su debut en Broadway en The Guys in the Truck, con Elliot 
		Gould. Se graduó de la Universidad de Hofstra y vive actualmente en 
		Chicago con su esposa, la pediatra especializada en cirugía del corazón 
		Joanne Starr. Está orgulloso de sus tres hijos: Cassie, John y Nicole. 
		 
		FIONA SHAW (Ramona Linscott), que será reconocida por las audiencias 
		mundiales por su cómica caracterización de la malvada tía Petunia de 
		Harry en los exitazos en taquilla Harry Potter and the Sorcerer’s Stone 
		(Harry Potter y la Piedra Filosofal) y Harry Potter and the Chamber of 
		Secrets (Harry Potter y la Cámara Secreta), interpretó recientemente a 
		la matrona romana Fulvia, una mujer excéntrica y políticamente ambiciosa 
		durante la época del César, en la miniserie Empire, de la cadena ABC.
		 
		Sus otras apariciones en pantalla grande incluyen haber protagonizado a 
		una criminóloga en la película británica Mind Games; y el thriller 
		criminal Doctor Sleep, con Goran Visnjic, quien aparece en ER; la 
		película de época My Left Foot (Mi Pie Izquierdo) con Daniel Day-Lewis; 
		The Avengers (Los Vengadores), al lado de Ralph Fiennes, Uma Thurman y 
		Sean Connery; Three Men and a Little Lady; London Kills Me; Super Mario 
		Bros. (Ídem); Undercover Blues (Pistolas y Pañales), co-protagonizada 
		por Kathleen Turner y Dennis Quaid; Jane Eyre (Amor Inolvidable); Anna 
		Karenina (Ídem); The Butcher Boy (El Niño Carnicero); The Last September 
		(Traiciones del Corazón); la comedia romántica italiana The Triumph of 
		Love (El Triunfo del Amor), co-protagonizada por Mira Sorvino y Ben 
		Kingsley; Sacred Hearts; The Man Who Shot Christmas; Mountains of the 
		Moon (Las Montañas de la Luna), para el director Bob Rafelson; y 
		Persuasion, dirigida por Roger Michell.  
		Las apariciones previas de Shaw en la televisión estadounidense incluyen 
		Hedda Gabler, Richard II y la miniserie fantástica Gormenghast. Ha 
		actuado en numerosas películas para televisión, incluyendo la película 
		biográfica de Orson Welles RKO 281 (La Lucha del Ciudadano Kane), para 
		HBO, donde interpretó a Hedda Hopper; Love Song; For the Greater Good; 
		Maria’s Child; The Waste Land; y la serie Great Britons. Además, 
		apareció en la serie británica The Adventures of Sherlock Holmes. 
		Shaw ha sido reconocida en repetidas ocasiones por su trabajo en el 
		teatro. Fue premiada con cuatro Premios Laurence Olivier (Electra, As 
		You Like It, The Good Person of Sichaun y Machinal), tres Premios de la 
		Crítica de Londres (Electra, The Good Person of Sichuan y Hedda Gabler) 
		y dos Premios London Evening Standard (Machinal y Medea). En el 2001, le 
		otorgaron la honoraria distinción de Comandante de la Orden del Imperio 
		Británico, y le han conferido doctorados en la Universidad Nacional de 
		Irlanda y en la Facultad de Trinity en Dublín, donde también fue 
		nombrada Catedrática Honoraria de Teatro.  
		Actuaciones en teatro adicionales incluyen las producciones de la Royal 
		Shakespeare Company de Philistines, Les Liaisons Dangereuses (Relaciones 
		Peligrosas), Mephisto, Much Ado About Nothing (Tanto para Nada), The 
		Merchant of Venice (El Mercader de Venecia), Hyde Park, The Taming of 
		the Shrew (La Fierecilla Domada) y New Inn. También ha sido vista en 
		escena en las obras The Powerbook, The Prime of Miss Jean Brodie, The 
		Waste Land, Love’s Labours Lost, The Rivals y Bloody Poetry. Shaw 
		también dirigió la gira de NT Education de The Widower’s Houses y la 
		producción del Teatro Abbey de Hamlet, en Dublín. 
  
		
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