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El director M. Night Shyamalan (The
Sixth Sense, Signs) nos presenta un vertiginoso y vibrante thriller de
paranoia, acerca de una familia que huye aterrorizada de un inexplicable
e implacable incidente que amenaza no sólo a la humanidad…sino al
instinto humano más básico que hay: la supervivencia.
Comienza sin una clara advertencia. Parece haber salido de la nada. En
cuestión de minutos, episodios de muertes extrañas y alarmantes —que
desafían la razón y alteran la mente por su impactante destructividad—
se desatan en las principales ciudades de los Estados Unidos. ¿Qué está
provocando este colapso repentino y absoluto del comportamiento humano?
¿Acaso será un nuevo tipo de ataque terrorista, un experimento fallido,
una diabólica arma tóxica, un virus fuera de control? ¿Se transmite por
aire, por agua…cómo?
Para Elliot Moore (MARK WAHLBERG, actor nominado al Premio de la
Academia®), profesor de ciencias de Filadelfia, lo más importante es
encontrar una manera de escapar del misterioso y mortal fenómeno. Si
bien él y su esposa Alma (ZOOEY DESCHANEL) se encuentran en medio de una
crisis marital, huyen, primero por tren, después por automóvil, con
Julian, amigo de Elliot y profesor de matemáticas (JOHN LEGUIZAMO, actor
nominado al Premio Emmy®), y su hija de ocho años Jess (ASHLYN SANCHEZ),
hacia las tierras de cultivo de Pensilvania, donde esperan estar fuera
del alcance de los espeluznantes y cada vez más frecuentes ataques. No
obstante, al poco tiempo se vuelve evidente que nadie —y ningún lugar—
está seguro. Este asesino aterrador e invisible no puede ser evadido. Es
solamente cuando Elliot comienza a descubrir la verdadera naturaleza de
lo que está acechando allá afuera —y justo lo que desencadenó esta
fuerza que amenaza el futuro de la humanidad—, que descubre un ápice de
esperanza para que su tambaleante familia pueda escapar de lo que está
sucediendo.
El escritor y director M. Night Shyamalan se ha convertido en uno de
nuestros más excelsos narradores de fábulas cinematográficas
contemporáneas, gracias a un legado de exitosos y variados filmes que
presentan su distintiva mezcla de suspenso, drama, humor y genuina
emotividad. Desde su debut con la innovadora historia de fantasmas The
Sixth Sense, ha forjado una serie de fascinantes películas modernas que
exploran provocadores misterios humanos, por los que ha recibido grandes
elogios de la crítica y que han gozado de un éxito fenomenal en taquilla
a lo largo de este trayecto.
Ahora, con EL FIN DE LOS TIEMPOS, Shyamalan regresa a sus orígenes con
un thriller descarnado y angustiantemente intenso —una historia de
desastres, de un perturbador escape y de una naturaleza en una pelea
mortal contra la humanidad. En su esencia, la historia es quizás su más
inmediata y directa, ya que sigue solamente a tres personas —un hombre,
una mujer y una niña— de viaje, huyendo de una catástrofe indescriptible
y anónima. Pero también es una historia que propone audazmente una
visión de un apocalipsis épico generado no directamente por el hombre
sino por el mundo natural; que pregunta qué sucede cuando el instinto
humano básico de supervivencia abandona el camino correcto; y que
explora cómo el amor y el cariño podrían ayudar a mantenernos vivo en
los momentos más sombríos y amenazadores.
La idea para EL FIN DE LOS TIEMPOS le llegó a Shyamalan mientras
manejaba por la campiña de Nueva Jersey, viendo pasar un mundo
exuberante y verde a través de su parabrisas. “Iba camino a Nueva York”,
recuerda, “era un día hermoso y los árboles colgaban encima de la
autopista, y de repente pensé, ‘¿qué si un día la naturaleza nos diera
la espalda?’ En ese momento, toda la estructura de la historia para EL
FIN DE LOS TIEMPOS me vino a la cabeza de manera instantánea y los
personajes repentinamente se delinearon por completo. Fue un gran
sentimiento porque las películas siempre se vuelven mucho más accesibles
cuando el elemento predominante es la estructura”.
Incluso desde esos primeros momentos de inspiración, antes de que una
sola palabra fuera escrita, Shyamalan también sabía que quería un estilo
muy específico para este filme. “Supe que quería hacer una película que
fuera electrizante, impecable y dinámica”, comenta.
El tratamiento inicial del guión de Shyamalan ya era bastante intenso,
pero cuando Twentieth Century Fox pasó a formar parte del proyecto, el
estudio sugirió que Shyamalan llevará todavía más allá la historia; que
la abordara como una película para adultos y la llevara a extremos de
tensión y terror a los que todavía no se había aventurado el cineasta.
Shyamalan estaba sorprendido, pero emocionado, con la libertad que esta
sugerencia trajo consigo, para dejar que su imaginación se dejará llevar
todavía más. “Cuando pensé en ello, me pareció que ésta era realmente la
manera de escribir esta historia, porque ya de por sí era una acerca de
tabúes. Digo, si hubieras intentado hacer EL EXORCISTA como una película
para adolescentes de 13 años acompañados de un adulto, hubiera sido
difícil de concebir”, acota.
El productor Barry Mendel lo resume: “La principal idea de la película
siempre fue impulsar el género de Night, y Fox simplemente nos dijo, ‘no
hay límites, quítense todo atavío, y déjense llevar’, y así lo hicimos”.
El productor Sam Mercer añade: “EL FIN DE LOS TIEMPOS toma muchos de los
elementos sobrenaturales y emotivos tradicionales en las películas de
Night y los lleva a un nuevo nivel. Y esta historia da por sentado una
cuestión todavía más persuasiva —como humanos, ¿ya nos pasamos de la
raya?”.
Shyamalan se imaginó darle un giro contemporáneo a los thrillers que se
hicieron en la década de los 50’ y 60’, que abordaban la paranoia de la
Guerra Fría —películas que entretenían y elevaban el medidor de ansiedad
con un espeluznante sentido de inminente perdición, y, no obstante, por
debajo de sus superficies turbulentas, cuestionaban sutilmente la salud
del rumbo que estaba tomando la sociedad moderna. Desde los cuervos
vengadores de The Birds (Los Pájaros), de Alfred Hitchcock, hasta el
atómicamente creado Godzilla y las vainas agresivas tipo planta de Los
Usurpadores de Cuerpos, de Don Siegel, muchas de estas historias
clásicas de suspenso se proyectaban como películas de terror, pero, no
obstante, dejaban al público con la sensación de un mundo nuevo y
valiente, en el que la tierra hubiera podido continuar, no así la
especie humana.
Shyamalan sabía que, así como con todas estas películas, la fuerza
motora de EL FIN DE LOS TIEMPOS iba a ser un sentido omnipresente de
incertidumbre y miedo. Pero fue un paso más allá al contemplar el tipo
de perdición más inconcebible para la raza humana. “Creo que lo que es
verdaderamente aterrador en EL FIN DE LOS TIEMPOS es que la gente
comienza a actuar de manera totalmente opuesta a como debería hacerlo.
Una conducta inexplicable siempre es muy perturbadora y existe mucho
comportamiento tabú en esta historia”, explica. “Después de todo, qué es
aquella cosa que hace que la especie persevere —es el instinto de
alejarte de las cosas dañinas, de protegernos a nosotros y entre
nosotros. Pero si despojas a la gente de ese instinto, ¿qué sucede? Las
cosas se pondrán de cabeza muy, muy rápidamente”.
El escritor y director apretó todavía más los tornillos en el misterio
de la historia al mantenerse alejado de cualquier explicación impecable
y detallada de las causas que provocan “lo que sucede”, para insinuar
meramente una reacción ambiental nociva que ha afectado la mente humana.
“La película apela a tu conciencia, pero, en cierto modo, creo que el
público completará las respuestas y no necesitamos que la película diga
al 100% qué es lo que está pasando”, comenta. “Hay personajes que están
hablando acerca de lo que realmente está sucediendo, pero son muy
despreciados y desmentidos por otras personas. No obstante, creo que
nuestra responsabilidad humana con lo que está ocurriendo está muy
presente en la película, así como la noción de que ésta es la hora de la
verdad”.
Shyamalan disfrutó el efecto liberador de desprenderse de algo por lo
que se ha convertido famoso: el final sorpresivo y engañoso. Siempre
contempló que EL FIN DE LOS TIEMPOS se desarrollara en 36 horas, que se
moviera rápidamente desde los primeros indicios de desastre hasta un
clímax singular, sin desviaciones de por medio, y así dejar a las
audiencias sin aliento. “El género del fin-del-mundo era un sentimiento
agradable para mí, porque si escribo cualquier cosa que parezca como si
estuviera en un juego de ajedrez con el público, éste esperaría eso,
incluso si yo no estuviera jugando la partida”, dice entre risas. “Pero
en algunas ocasiones es simplemente una historia. En el caso de EL FIN
DE LOS TIEMPOS es realmente acerca de una familia que intenta sobrevivir
y aprender a amarse entre ellos, y eso fue lo que más me llamó la
atención de esto. Mi meta siempre fue hacer una película dinámica donde
salgas paranoico con respecto a las cosas que están sucediendo en el
mundo, y que nunca antes te habías puesto a considerar realmente”.
Si bien EL FIN DE LOS TIEMPOS es en ciertas maneras una desviación para
Shyamalan, como sus otros filmes, el apocalipsis a gran escala de la
historia también se volvió una manera de explorar, a un nivel muy
íntimo, a dos personajes en medio de una crisis personal. En el centro
de la historia hay una pareja —el profesor de ciencias Elliot y la
terapeuta Alma— que a pesar de que el mundo a su alrededor se está
autodestruyendo, están lidiando con cuestiones de protección y cuidado
del uno al otro en su vida doméstica.
“Para mí, las historias siempre son catalizadores para que los
personajes tengan conversaciones acerca de la fe, del amor, de la vida
humana, y para que se expongan espiritual y emocionalmente”, comenta
Shyamalan. “Hay mucho en la relación de Elliot y Alma acerca de la
manera en cómo funciona el amor, acerca de quiénes somos realmente en
las relaciones, acerca de lo que significa ser el acosador en una
relación o el acosado, y acerca de lo que nos decimos el uno al otro
cuando pensamos que estamos teniendo nuestra última conversación juntos.
Lo que me interesó acerca de Elliot es que tiene tanta fe en su esposa
que ella sobrevivirá”.
Repentinamente, conforme se desarrollan los eventos, Elliot y Alma pasan
a formar parte de una familia nuclear recién formada; surgida a raíz de
tiempos aterradores, pero, no obstante, imbuida con un destellante
sentido de esperanza que proporciona suficiente luz en la oscuridad a su
alrededor para permitirles seguir adelante. “Espero que la nueva familia
que crean sirva de metáfora para la humanidad, para nuestra capacidad de
ser positivos y optimistas y seguir adelante —y, al mismo tiempo, espero
que la película te deje con la sensación de que quizás y nosotros no
lleguemos a tener la oportunidad si no comenzamos a cambiar algunas
cosas”, concluye Shyamalan.
ATRAPADOS EN EL FIN DE LOS TIEMPOS: LOS PERSONAJES
Cuando los primeros indicios de “lo que sucede” aparecen en los
noticiarios de televisión, el profesor de ciencias Elliot Moore ya está
de por sí intranquilo por las recientes señales de que la naturaleza
está cambiando sus reglas —especialmente la inexplicable (y real)
desaparición masiva de abejas por todo el mundo—, algo con lo que tiene
que luchar en clase para hacer que sus estudiantes hablen al respecto.
Su vida hogareña no es menos inquietante, en vista de que su relación
con su adorada esposa Alma se está desintegrando sin que Elliot alcance
a comprender completamente la razón. Una vez que el torrente de
terribles muertes comienza a propagarse, Elliot pasa a convertirse en un
determinado hombre a la fuga, obligado a explorar rápidamente quién es
en realidad, aunque los filamentos de su pasado se entretejen con las
soluciones que adopta para intentar sobrevivir.
Para interpretar a Elliot, M. Night Shyamalan siempre se imaginó a Mark
Wahlberg, quien comenzó su carrera en la música, después descolló con
una serie de impredecibles e inolvidables papeles cinematográficos en
filmes tales como Three Kings, Boogie Nights y The Perfect Storm. Selló
sus credenciales como actor después de haber obtenido nominaciones al
Oscar® y al Globo de Oro® a Mejor Actor Secundario por su papel en The
Departed, de Martin Scorsese, y se volvió un héroe de acción muy
solicitado después de haber interpretado los papeles protagónicos en
éxitos tales como Invincible y Shooter. No obstante, Elliot no era nada
parecido a los personajes que Wahlberg, quien proviene de antecedentes
difíciles, había interpretado previamente: un profesor tranquilo y
sensible llevado al límite, en sólo unas cuantas horas, por eventos
inexplicables.
No obstante, Shyamalan estaba convencido que el papel era el correcto
para Wahlberg. “Conozco a Mark y siempre lo he considerado este clase de
hombre”, comenta el escritor / director. “No conozco al tipo duro de
Boston que se involucra en peleas callejeras, conozco a un tipo
distinto. Y cuando he tenido la oportunidad de ver a Mark interpretando
a este tipo de personas, por ejemplo en Three Kings en la escena donde
le está llamando a su esposa desde Irak, me ha encantado, y siempre
quise hacer toda una película con él bajo ese mismo tenor”.
Continúa: “También creo que Mark es una de las personas más agradables
en Hollywood y eso lo hizo un contrapunto perfecto a todas estas cosas
sombrías y prohibidas que están sucediendo alrededor de Elliot. Si
tuvieras un actor protagónico más tenebroso o siniestro en esta película
sería insoportable —Mark se encarga de brindarle claridad a esa
oscuridad”.
Resulta, también, que Wahlberg estaba esperando la oportunidad de
trabajar con Shyamalan. “Trabajó con mi hermano y Joaquin Phoenix, y
siempre les tuve celos a los dos por eso”, confiesa, “así que cuando me
dijo que pensó en mí específicamente para este papel, quedé fascinado”.
Shyamalan se llevó a Wahlberg a una gran cena de sushi para platicarle a
profundidad acerca del papel. “Me percaté entonces que Night sabía todo
acerca de esta historia”, recuerda Wahlberg. “Para cualquier pregunta
que le hacía siempre tenía una respuesta, una en la que aparentemente se
había pasado una tarde entera cavilando”.
No obstante, tan seductora como fuera la narrativa de Shyamalan,
Wahlberg sabía que personificar a Elliot iba a ser una de las tareas más
difíciles de su siempre creciente carrera como actor. “Me gustan los
retos pero este fue por mucho el papel más desafiante que me ha tocado
interpretar hasta la fecha”, comenta. “Night parecía estar muy
convencido de que podía ser esta persona muy inocente, pero
definitivamente no soy tan inocente como Elliot. He tenido mis roces con
la ley y me he involucrado en problemas, pero supongo que Night vio que
mis intenciones siempre han sido buenas. No obstante, tuve que estudiar
mucho y gran parte de lo que recabé con respecto a la forma de
interpretar a Elliot provino del tiempo que pasé con Night”.
El productor Sam Mercer cree que Wahlberg fue la pareja perfecta para el
estilo narrativo de Shyamalan. “Siempre hay una virtud del hombre común
y corriente en las películas de Night y Mark tiene una personalidad muy
identificable”, comenta. “Creo que el público se identificará realmente
con él y con lo que está sucediendo en su vida en el momento en el que
se presenta el desastre”.
Entre más llegó a conocer a Elliot, más conmovedor le pareció a Wahlberg.
“Es una persona muy positiva y optimista”, comenta el actor. “Siempre
está pensando que las cosas saldrán bien, mientras que su esposa Alma es
completamente lo contrario. Ella se toma las cosas muy en serio. Pero lo
que es interesante es que a través de este terrible evento, ambos se ven
obligados a replantearse su vida, que los llevará a entenderse de una
mejor manera y a restablecer su relación”.
Wahlberg estaba especialmente agradecido por haber tenido que pasar por
este viaje emocionalmente intenso con Zooey Deschanel, con quien se
entendió de inmediato. “Simplemente sentí esta conexión emocional muy
intensa con ella”, comenta. “Siempre me dio la sensación de que
estábamos justo en el momento y de que fuimos capaces de decir mucho sin
palabras. La relación entre Elliot y Alma realmente tenía que funcionar,
porque, para mí, eso es lo que hace que esta película se diferencie de
otras películas de desastre o de terror. Y Zooey es tan agradable, que
hizo que todo fuera más fácil. Creo que con otra actriz, Alma pudo haber
sido percibida como una villana pero con Zooey, puedes ver cuánto amor
real se profesan el uno al otro. Es simplemente que las relaciones son
difíciles, sabes. Con Zooey, a pesar de todo, la química siempre estuvo
ahí”.
A Shyamalan también le llamó la atención la personalidad vibrante y
encantadora de Deschanel, que ha sido desplegada en películas que van
desde Almost Famous a Elf, hasta The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy.
“El personaje de Zooey está hasta cierto punto alterado en la película,
pero, no obstante, no quería que fuera interpretado por una actriz
aviesa”, comenta. “Quería alguien que le fuera a agradar de inmediato a
la audiencia, y también alguien con quien quisieras todavía más que Mark
se casara. Juntos en pantalla, Zooey y Mark son tan vulnerables y
encantadores que realmente los apoyas para que sobrevivan a esto”.
Deschanel estaba muy intrigada cuando Shyamalan le explicó la propuesta
que quería para el personaje. “Hablamos mucho acerca de cómo nos íbamos
a asegurar que fuera muy compasiva y agradable, y de cómo la relación
entre Alma y Elliot fuera un contrapunto con respecto a los temas más
importantes que están en riesgo para la humanidad”, recuerda Deschanel.
“Fue muy emocionante”.
Esa emoción continuó una vez que comenzó a trabajar en el set con Mark
Wahlberg. “Mark me facilitó mucho las cosas, ya que es muy generoso como
persona y como actor”, comenta. “Creo que fuimos capaces de demostrar
que Alma y Elliot son como muchas otras parejas allá afuera —en cuanto a
que se quieren pero que solamente necesitan obtener un poco de
perspectiva para poder recordar por qué están relacionados uno al otro.
También es realmente fascinante cómo su relación tiene un paralelismo
con este desastre inminente, de mucho mayor envergadura, que hace
hincapié en cómo la gente está olvidando la relación que tiene con el
planeta”.
La actriz también se sintió atraída a la sofisticación psicológica de
Alma. “Me parece que Alma es un papel más adulto para mí como actriz, y
creo que Alma también es una persona adulta, así que es hasta cierto
punto agradable que mi trabajo coincida con mi vida real en ese sentido.
También me gustó mucho que sea tan inteligente y que use su humor para
aclarar situaciones. Tiene un tipo de energía nerviosa que fue
interesante de explorar”.
Trabajar con Shyamalan ayudó a Deschanel a que se mantuviera inspirada
para darle más matices a Alma. “Es un director muy atípico porque tiene
una imagen de toda la película en su cabeza antes de que incluso dé
inicio. Tiene una visión muy intensa, pero también es una persona
realmente sensible que está dispuesta a analizar cada diálogo de la
película”, indica. “Fue un placer haber trabajado con él como actriz
porque siempre está bromeando y la hace una experiencia divertida, pero,
al mismo tiempo, fue una experiencia intelectualmente estimulante”.
Para aportarle un toque cómico y conmovedor a la historia de EL FIN DE
LOS TIEMPOS se encuentra el multi-talentoso ganador del premio Emmy John
Leguizamo en el papel de Julian, el exuberante mejor amigo de Elliot y
colega profesor, quien enfrenta su propio dilema desgarrador, una vez
que lucha por la supervivencia de su familia.
“Para Julian, quería una actuación heroica y conmovedora matizada con
algunos momentos cómicos que embonaran junto a Mark y esa es la razón
por la cual le di el papel a John Leguizamo”, explica Shyamalan. “Creo
que Julian es un personaje fascinante porque debe de tomar una decisión
terrible entre intentar proteger a su hija o a su esposa. Y John hizo
esta fantástica audición donde quedó evidentemente claro que sería un
gran complemento para Mark”.
Leguizamo, quien es igual de conocido tanto por sus espectáculos cómicos
individuales como lo es por sus múltiples y memorables actuaciones
cinematográficas, quería el papel desde que leyó por primera vez el
guión. “Supongo que me sentí identificado con ese tipo de miedo paterno
en tiempos apocalípticos, especialmente porque yo estuve en Nueva York
el 11 de septiembre”, comenta. “Creo que todos vivimos con temor de que
algo terrible nos puede pasar en cualquier momento, así que creo que una
película como ésta nos ayuda a exorcizar hasta cierto punto ese miedo.
Simplemente me encanta la manera en cómo Night crea estas pesadillas
fantásticas que te ayudan a liberar todo eso”.
También le gustó la idea de interpretar a un hombre común y corriente
que se ve forzado a llevar a cabo actos extraordinarios en medio de una
crisis nacional. Leguizamo apunta: “Julian es un profesor de
preparatoria, un tipo inteligente con un buen matrimonio, pero son
momentos como estos cuando creo que tu verdadero carácter como hombre
sale a relucir —cuando contestas la pregunta de qué tipo de persona eres
realmente y cuán lejos estarías dispuesto a llegar por aquellos a los
que amas”.
En su preparación para el papel, Leguizamo repasó sus habilidades para
las matemáticas y leyó algunos ‘blogs’ de maestros para adentrarse en el
espíritu escolar. Pero, sobre todo, pasó tiempo con Mark Wahlberg, con
quien forjó un sentimiento sumamente genuino de estrecha amistad, que se
dio de manera natural entre los dos.
A Wahlberg le encantó la afinidad que hubo entre ellos. “Lo que me gusta
es que no hay reparos entre estos dos tipos y su relación es muy
honesta. Elliot nunca tiene la necesidad de reprimir lo que piensa y
siente”, comenta. “Y, para mí, tener en el papel a un tipo como John,
que es muy divertido e inteligente, realmente mejoró el material. La
química ahí estaba entre nosotros y la amistad siempre se sintió
auténtica y orgánica”.
Al igual que el resto del reparto, que nunca antes nadie había trabajado
con Shyamalan, Leguizamo se sintió inspirado con la atmósfera que el
director propició en el set. “Es prácticamente el director más amable y
gentil con quien me he topado en mi vida”, comenta Leguizamo. “Pero
también cuida a los actores, así que siempre sabe si estás siendo
honesto, si estás en sincronía con él o no. Y sin importar qué es lo que
esté sucediendo en sus películas, siempre son viajes personales acerca
de las relaciones. Siempre tienes varios géneros en una”.
Con Leguizamo aportando humor y agallas al papel de Julian, Shyamalan
supo que necesitaba a una actriz joven en el papel de Jess, la hija de
Julian, que pudiera estar a la altura de eso con su propia inocencia
fascinante. Siempre atraído hacia la creatividad, imaginación y misterio
de la infancia, Shyamalan tiene una antigua historia de trabajar con
niños actores en papeles que los han puesto en un primer plano, además
de contar con ideas específicas de cómo se deben otorgar los papeles a
los niños. “Busco encontrar el tipo de cualidades especiales correctas a
una edad temprana; le otorgo el papel a alguien que sea sí mismo”,
explica. “No estoy buscando necesariamente a un Daniel Day Lewis de un
metro de estatura porque no quiero que dejen de ser quien son, sino, en
vez, permitir que esa cualidad infantil que tienen en su interior sea
expuesta”.
Conseguir a una niña que pudiera aportarle eso a Jess provocó una
búsqueda nacional por una actriz que tuviera el tipo de chispa natural
que Shyamalan estaba buscando. Después de haber recorrido el país, los
realizadores finalmente encontraron a su Jess cerca de casa, en la joven
oriunda de Los Ángeles Ashlyn Sánchez, quien hizo su debut
cinematográfico como la hija de Michael Peña en la película ganadora del
Oscar Crash, pero que nunca antes había interpretado un papel
cinematográfico de esta envergadura.
Cuando los realizadores vieron la audición de Sánchez supieron de
inmediato que se habían topado con alguien especial. “Tan pronto y Night
la vio, dijo, ‘ya está’”, recuerda el coproductor José Rodríguez. “Tenía
algo indescriptible, simplemente se podía ver magia detrás de sus ojos,
y nos sentimos muy afortunados en haberla encontrado… ¡de otro modo
quizás y seguiríamos buscándola!”.
“Necesitaba casi una fuerza angelical que fuera capaz de mantener hasta
cierto punto cuerdos a Elliot y Alma en su intento por protegerla”,
comenta Shyamalan, “y esa fuerza la tenía Ashlyn”.
Rodríguez añade: “Lo que es maravilloso acerca del papel que Ashlyn
interpreta es que se convierte en la razón por la cual Elliot y Alma
deben de crecer y volverse más responsables, la razón por la cual deben
de hacer lo correcto. Tiene un papel de suma importancia porque ella es
la verdadera metáfora para el futuro en la película”.
En EL FIN DE LOS TIEMPOS, también interpretó un papel fundamental Betty
Buckley —actriz ganadora del Premio Tony®, que hizo su debut
cinematográfico como la profesora de gimnasia en la película clásica de
terror Carrie—, quien interpreta a la Sra. Jones, la excéntrica y
recelosa granjera anciana que provee un refugio espeluznante para Elliot,
Alma y Jess, justo cuando toda esperanza parece perdida. A Buckley le
pidieron que hiciera una audición para M. Night Shyamalan en un DVD,
pero cuando fue incapaz de transferir la cinta al disco, simplemente se
rindió y envió toda la cámara de video al director.
“No iba a dejar pasar esta oportunidad”, comenta. “Creo que Night es un
poeta y su interés en explorar la espiritualidad y crear universos
alternos en pantalla realmente me intriga. Me gusta que sus películas
siempre tienen un comentario social inteligente que decir. Y a mí
simplemente me encanta un buen thriller; supongo que soy un tipo de
persona a la que le gusta la adrenalina”.
Shyamalan quedó sorprendido cuando recibió por correo toda una cámara de
video, pero quedó más impresionado con lo que vio en la cámara y le
ofreció a Buckley el papel. Ella indica que si bien la Sra. Jones es una
persona amargada y solitaria llena de excentricidades, disfrutó bastante
haberla interpretado. “Mi modelos a seguir siempre han sido Kim Stanley,
Geraldine Page y Gena Rowlands, y me gusta ese tipo de trabajo de
personaje auténtico y realista. Me encanta que este papel no es acerca
de intentar ser glamoroso o aceptable en cierto modo, sino no tener
miedo a tu propia humanidad y realmente sacarla a relucir para la
cámara”.
El reparto lo redondearon las estrellas adolescentes Spencer Breslin y
Robert Bailey, Jr., quienes interpretaron a Jared y Josh, los dos
jóvenes que se unen a Elliot y Alma en su viaje. Breslin y Bailey dicen
que su generación está particularmente vinculada a los tiempos
apocalípticos. “Creo que la historia es realmente emocionante para
nosotros porque siempre existe ese miedo en el fondo de nuestra mente
—como, ¿qué si este es el último día de la tierra? Y, ¿cómo sería si
repentinamente termino en una situación donde lo único que estoy
intentando hacer es sobrevivir? Te identificas con ello porque todos nos
estamos preguntando cuándo algo tan aterrador como esto podría pasar en
realidad”, comenta Bailey.
Breslin añade: “Lo que me pareció interesante acerca de esta historia es
que ha habido una gran cantidad de películas en el pasado acerca de
experimentos científicos fallidos y explosiones nucleares y desastres
provocados por el hombre, pero esta película se cuestiona qué pasaría si
la naturaleza nos ataca de regreso. Me pareció una manera realmente
original de ver el fin del mundo”.
HACER QUE EL FIN DE LOS TIEMPOS SUCEDA: EL DISEÑO DE LA PELÍCULA
Al igual que con cada uno de sus filmes, M. Night Shyamalan tenía una
visión sólida de cómo quería que se viera y se sintiera EL FIN DE LOS
TIEMPOS, incluso antes de haber arribado al set. Rodeado por un grupo de
artistas, con los cuales había colaborado previamente —incluyendo el
director de fotografía Tak Fujimoto, la diseñadora de vestuario Betsy
Heimann y el compositor James Newton Howard—, así como de caras nuevas,
incluyendo la premiada diseñadora de producción Jeannine Oppewall,
estableció las reglas básicas de procedimiento para la creatividad de la
película: convertir el terror y la ansiedad en su propia belleza
insólita manteniendo las cosas simple.
“Quería un estilo de thriller muy naturalista, muy limpio, casi de la
vieja escuela, antes de que existieran todos estos artefactos y
computadoras, cuando todo recaía en una narrativa directa y evocadora”,
comenta. “Hablamos mucho acerca de maneras en cómo haríamos la película
si no tuviéramos todas estas nuevas herramientas, y acerca de cómo
hacerla sentir como una versión del 2008 de una película de paranoia de
la década de los 50’”.
Si bien EL FIN DE LOS TIEMPOS es acerca de cómo la naturaleza se ha
salido drásticamente fuera de nuestras manos y de cómo le ha dado la
espalda a la humanidad, la producción llegaría a recaer tremendamente en
la asistencia de la naturaleza. Una semana antes de que diera inicio el
rodaje, Shyamalan reunió a su equipo de producción y les dijo: “Este va
a ser un viaje cinematográfico distinto para todos nosotros; hasta
cierto punto una road movie. El ochenta y cinco por ciento de nuestras
locaciones están afuera y la conclusión del filme dependerá de la
cooperación de la Madre Naturaleza. Estamos a merced del clima”.
Y así fue. El equipo de realizadores trabajó en sincronía con el clima y
los paisajes, que influyó en todo el diseño del filme. La diseñadora de
producción nominada al Oscar Jeannine Oppewall, quien estudió en
Pensilvania, señala: “Creo que muchos de nosotros tenemos un
entendimiento tácito de cómo la tierra y las locaciones ayudarían a
contar esta historia, y de cuán importante iba a ser crear sets
realistas por donde se movieran Elliot y Alma, conforme viajan de
Filadelfia a la campiña. Para mí, éste es el paisaje de mi juventud y me
identifico con él muy intensamente, justo como creo que Night se siente,
al haber crecido aquí”.
La filmación inició el 6 de agosto de 2007, notablemente nueve años
exactos desde que comenzó la producción de The Sixth Sense. Filmada en
secuencia, la producción de 44 días se llevó a cabo a una velocidad
trepidante, siempre en movimiento, cambiando de locaciones con unos
cuantos días de diferencia, conforme la producción se dispersaba de
ciudades a pequeños pueblos, siguiendo la trayectoria de Elliot y Alma,
una vez que echan a andar con la esperanza de huir del desastre. La idea
fue mantener la sensación de gente huyendo en las mentes de todo aquel
que estaba trabajando en el filme.
“Cada locación fue una aventura nueva”, comenta José Rodríguez. “Éste
fue en realidad un espectáculo itinerante y nunca supimos con exactitud
qué íbamos a filmar cuando llegábamos a otra locación. Creo que eso
generó una gran energía porque todos tenían que estar constantemente
pendiente de lo que le correspondía hacer a cada uno. Nunca hubo tiempo
para acostumbrarse a una locación, o disminuir el ritmo, lo que
realmente ayudó a mantener a los actores y al equipo de producción en
medio de este viaje intenso a cada paso del camino. Realmente así lo
sintieron y creo que también lo sentirá el público”.
Entre las pocas locaciones principales en interior estaba la icónica
estación de trenes de la Calle 30 en Filadelfia, un importante centro
ferroviario suburbano a medio camino entre la ciudad de Nueva York y
Washington, D.C., donde Elliot, Alma, Julian y Jess comienzan su viaje
para escapar de la ciudad, junto a cientos de personas más. En lo que
fue algo inusual, Amtrak le permitió a la producción acceder a los
pasillos y vestíbulos de la estación, mientras les permitieran seguir
con la corrida de sus trenes. Los realizadores estaban fascinados de
tener la oportunidad de recorrer la segunda estación ferroviaria más
activa del país, y capturar el esplendor de mármol del diseño art deco
de los años 30’ de la estación. “Es uno de esos edificios a los que
entras y dices, ‘Oh, esta es una estructura increíblemente bella”,
comenta Rodríguez.
En la estación de tren, así como en el resto de la película, los extras
fueron una pieza fundamental del territorio. De hecho, los extras fueron
tan importantes para la visión general que Shyamalan tenía de la
película, que él personalmente le dio el papel a cada una de las
personas que aparecieron en las escenas de grandes multitudes. Quería
que en la película abundara el sentimiento de que esta calamidad pudiera
afectar a cualquier persona de cualquier clase social —así que
necesitaba una amplia gama de gente, desde abuelas a ejecutivos de
empresas a granjeros, para que cayera presa del aterrador síndrome. “Con
los extras, Night quería que se sintiera como si en un momento dado la
película pudiera seguir la historia de cualquiera en la multitud; de que
todos eran personas interesantes y de que todos los matices distintos de
humanidad estaban igualmente amenazados”, explica Mercer.
En la escena del tren, una tensión insoportable comienza a generarse una
vez que se comienzan a difundir rumores por los vagones. Los eventos
llegan a su clímax cuando el tren se detiene inesperadamente en medio de
la nada, para dejar abandonados a sus pasajeros. Para filmar la escena,
la producción rentó cuatro vagones con la cooperación de las autoridades
de South Eastern Pennsylvania Railway.
Otra locación interior importante fue el restaurante G-Lodge en el
pequeño pueblo de Phoenixville, Pensilvania, aproximadamente 50
kilómetros a las afueras de Filadelfia, que hizo las veces del inusual
refugio del Restaurante de Filbert, donde el folclor de la ciudad y del
campo se fusionan con la esperanza de escapar del asesino invisible que
se encuentra entre ellos. “Estábamos buscando un lugar de reunión en una
encrucijada que se sintiera muy aislado, como el lugar que sirve de
huésped en un pueblito, y finalmente encontramos esta vieja taberna a la
orilla del camino, de los años 20’ o 30’, en Phoenixville que tenía toda
la vida que queríamos”, comenta Mercer.
La gran mayoría del filme, sin embargo, ocurre en el exterior, en los
vastos panoramas donde nada parece ser una amenaza, pero que, no
obstante, el pandemonio puede desatarse en cualquier momento. Una gran
parte de la segunda mitad de las escenas exteriores de la película fue
filmada en Walker Farm, en Unionville, Pensilvania, donde 650
exuberantes hectáreas proporcionaron los elevados campos de hierba y
sinuosas montañas para el profético acto final de EL FIN DE LOS TIEMPOS.
Aquí, la producción se enfrentó al reto de tener que controlar algunas
de las fuerzas de la naturaleza, en particular el viento, que se
convierte en una importante entidad simbólica del filme, ya que
personifica el desencadenamiento del tumulto provocado por los elementos
naturales de la tierra. “El viento es realmente un personaje en el filme
y se necesitaba experimentar de esa manera”, explica Sam Mercer.
“Tuvimos que controlar el viento en varios niveles, para que en
ocasiones fuera sutil y en otras extremadamente violento”.
El viento también fue pieza fundamental en lo que fue el intento de
Shyamalan por destilar todas las monstruosas fuerzas cósmicas que
podrían convertir a la humanidad en una forma simple y elemental. La
parte inicial de la labor recayó en el equipo de efectos especiales de
Steve Cremin, quien buscó una manera para representar el viento con una
amplia gama de personalidades, desde brisas gentiles y oscilantes, hasta
ráfagas despiadadas. Finalmente, a Cremin se le ocurrió un diseño para
ventiladores grandes y móviles, algunos de ellos de más de 6 metros de
diámetro, propulsados por motores de autos de carreras, que podrían
crear resultados mucho más maleables y dramáticos en cámara que tus
típicas máquinas de viento. Más tarde, el supervisor de efectos visuales
Ed Hirsh añadiría toques digitales para intensificar las escenas aún
más, y el mezclador de sonido Tod Maitland recabaría grabaciones únicas
de vientos azotando los árboles, crujiendo entre la hierba y aullando a
través de las ventanas, para intensificar de manera ingeniosa la
sensación visceral del púbico de tal forma que se sienta amenazado por
el mismísimo aire.
“El realismo del viento en el equipo de efectos especiales ayudó
realmente a los actores a sentir que estaban atrapado en medio de
circunstancias inusuales y sirvió de inspiración a las actuaciones de
los actores”, comenta Rodriguez.
El último y más retador set fue aquel de la granja de la Sra. Jones,
donde la excéntrica jubilada ha vivido durante años en un aislamiento
austero totalmente autosuficiente. Jeannine Oppewall comenzó con un
cortijo en las tierras del Parque Estatal Ridley Creek —25 kilómetros
afuera del centro de Filadelfia, pero un oasis de bosques y prados
preservados— y lo transformó en un mundo fuera de esta época. Su equipo
enterró líneas eléctricas, construyó terrazas, agregó persianas viejas y
borró todo indicio de vida moderna. También plantaron un abundante
jardín de frutas y vegetales que pudiera mantener a una mujer soltera
durante años y trajo una horda de conejos y gallinas. El interior de la
casa fue forrado con antigüedades extravagantes, todas encontradas en
tiendas de áreas circunvecinas; que iban desde una cama de cuatro
columnas hasta una variedad de linternas, que proporcionan la única
fuente de luz del hogar.
El sonido de EL FIN DE LOS TIEMPOS fue tan importante para Shyamalan
como la apariencia del filme, por lo que trabajó estrechamente con el
mezclador de sonido Tod Maitland para asegurarse de que cada crujido o
silbido impacte a la audiencia. “M. Night Shyamalan es el atípico
realizador que está constantemente consciente del sonido”, comenta
Maitland. “Incluso en sus guiones, existe una gran cantidad de detalles
de sonido y en esta película el sonido natural particularmente ayuda a
crear momentos de tensión y casi se convierte en otro personaje”.
Shyamalan estaba igualmente concentrado en la banda sonora del filme,
para la que solicitó de nueva cuenta a su antiguo colaborador John
Newton Howard, cuyas bandas sonoras —incluyendo The Village, para
Shyamalan y la reciente Michael Clayton— han sido nominadas para varios
Premios de la Academia®.
“Con James, siempre sigo el mismo proceso de darle el guión y después
platicar con él acerca de las ideas; primero escribe la música partiendo
de temas y conceptos en vez de hacerlo como un todo para la película”,
comenta Shyamalan. “Ese proceso ha sido realmente orgánico para
nosotros, por lo que siempre procedemos del mismo fondo común creativo”.
El escritor y director continúa: “Para EL FIN DE LOS TIEMPOS, platicamos
acerca de unos cuantos conceptos diferentes para la música. En uno de
ellos tenía que haber un sentimiento tipo ‘bolero’, donde la música sube
y sube y sube, y después atrapa a todos como una ola durante toda la
película. Otro, fue crear un sentimiento extraño y disonante con
percusiones, parecido al de la película original de El Planeta de los
Simios; un tipo de sonido que provoca un sentimiento de pánico y refleja
todo el comportamiento inverso que está sucediendo. Finalmente, James
escribió una bella banda sonora que realmente impulsa la película.
También compuso el tema para violonchelo más memorable, que representa
la lucha de la humanidad”.
Después de la producción, Shyamalan turnó su atención hacia su trabajo
con el editor Conrad Buff, quien previamente ganó el Premio de la
Academia por Titanic. Juntos, los dos hombres trabajaron para satisfacer
la visión original de Shyamalan: despojar a la película hasta sus
huesos, mantener un ritmo vertiginoso y breve. “Me la pasaba diciéndole,
‘la versión original de Los Usurpadores de Cuerpos duró 81 minutos,
¡sólo 81 minutos!”, recuerda. “Ésa fue nuestra inspiración”.
Parecía que desde el primer momento en que Shyamalan concibió la idea
para EL FIN DE LOS TIEMPOS mientras estaba de viaje, tanto la alta
velocidad como la inspiración siempre fueron una parte integral de la
historia.
“Ésta fue realmente la película más fácil que me ha tocado hacer hasta
la fecha”, comenta Shyamalan, “y creo que se debe a que tenía una
estructura y tema muy sólidos justo desde el momento en que la historia
me vino a la mente, y esa estructura y aquellos temas lo dictaron todo,
desde el principio hasta el final. Las cuestiones principales después de
eso siempre fueron dónde estábamos en una escala del 1 al 10 en cuanto a
terror y pánico —y sólo nos la pasamos intensificándolos”.
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