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SINOPSIS
El ganador del Premio Nobel de literatura, José Saramago y el aclamado
director Fernando Meirelles (El Jardinero Fiel, Ciudad de Dios) nos
traen una conmovedora historia sobre la humanidad en medio de una
epidemia de una ceguera misteriosa. Es una investigación valiente de la
naturaleza, tanto buena como mala – de los sentimientos humanos como el
egoísmo, oportunismo y la indiferencia, pero también de la capacidad de
compadecer, de amar y de perseverar.
La película comienza con un ritmo acelerado, con un hombre que pierde la
vista de un instante al otro mientras se dirige de su casa hacia el
trabajo y que se ve envuelto en una especie de aterradora niebla
lechosa. Una por una, cada persona con la que se encuentra – su esposa,
su doctor, incluso un aparentemente buen samaritano que le ofrece un
aventón para llegar a su casa sufrirá el mismo destino. A medida que la
enfermedad se esparce, el pánico y la paranoia contagian a la ciudad.
Las nuevas víctimas de la “ceguera blanca” son cercadas y colocadas en
cuarentena en un hospicio que se está cayendo a pedazos, donde cualquier
semejanza con la vida cotidiana comienza a desaparecer.
Dentro del hospital aislado, entretanto, hay una testigo ocular secreta:
(JULIANNE MOORE, cuatro veces nominada al Óscar) que no fue contagiada,
pero finge estar ciega para permanecer al lado de su marido (MARK
RUFFALO). Armada de un valor cada vez mayor, ella será la líder de una
improvisada familia de siete personas que salen en una travesía, a
través del horror y el amor, la depravación y la incertidumbre, con el
objeto de huir del hospital y seguir por la ciudad devastada, donde
ellos buscan una esperanza.
La travesía de la familia resalta tanto la peligrosa fragilidad de la
sociedad como también el exasperante espíritu de la humanidad. El
reparto incluye a: Julianne Moore (Lejos del Cielo, Las Horas), Mark
Ruffalo (Zodíaco, Como Si Fuera Cierto), Alice Braga (Soy Leyenda,
Ciudad de Dios), Yusuke Iseya (Sukiyaki Western Django, Kakuto) Yoshino
Kimura (Sukiyaki Western Django, Semishigure), Don McKellar (Monkey
Warfare, Childstar), Maury Chaykin (Julia, Una Mujer Seductora), Danny
Glover (Soñadoras: Dreamgirls, El Color Púrpura) y Gael García Bernal
(Babel, Diarios de Motocicleta, Y Tu Mamá También).
SOBRE LA PRODUCCIÓN
“Creo que nos quedamos ciegos. Creo que siempre fuimos ciegos.
Ciegos a pesar de que podemos ver.
Personas que pueden ver, pero no percibir.”
José Saramago, Ensayo Sobre La Ceguera
En 1995, el aclamado escritor portugués José Saramago publicó la novela
Ensayo Sobre La Ceguera, una fábula apocalíptica sobre una plaga de
ceguera que ataca, primeramente, únicamente a un hombre, después a una
ciudad entera, y después a todo el planeta, con una furia y velocidad
devastadoras. A pesar de que la historia narra la espeluznante pérdida
de la vista, el libro abre los ojos de sus lectores a un nuevo y
sorprendente punto de vista sobre el mundo.
El libro fue aclamado por los críticos como un clásico, una magnífica
parábola sobre nuestros tiempos tan propensos a los desastres y sobre la
metáfora de nuestra ceguera en el trato con los demás. Entró en todas
las listas de los libros más vendidos y contribuyó para que Saramago
ganara el Premio Nobel de Literatura en 1998.
A medida que la novela ganaba millones de fans alrededor del mundo a una
velocidad impresionante, muchos realizadores de cine se interesaron por
su complejo mundo de fantasía, nunca antes visto en la pantalla grande.
A final de cuentas, ¿cómo lograr una estética conmovedora un una
película en la cual casi nadie puede ver? Era necesaria una gran visión.
Fernando Meirelles, en esa época un desconocido candidato a director,
trató de comprar los derechos del libro. Pero, en aquella ocasión,
Saramago rechazó a todos los pretendientes, alegando no estar interesado
en una versión cinematográfica de Ensayo Sobre La Ceguera. Meirelles se
embarcó, entonces, en la filmación de otra película conmovedora: la
innovadora, electrizante y, aún así lírica, historia de dos jóvenes en
medio de la criminalidad de las favelas brasileñas, Ciudad de Dios.
Entretanto, el multi-talentoso guionista canadiense, actor y director
Don McKellar también intentaba adquirir los derechos de Ensayo Sobre La
Ceguera. McKellar, cuyas películas incluyen el drama apocalíptico Last
Night, se sintió atraído por las historias de Saramago así como la
versión en inglés de Ensayo Sobre La Ceguera, y sabía que no estaría en
paz hasta no escribir su visión de la adaptación. Buscó al productor Niv
Fichman, de Rhombus Media – con quien ya había trabajado, tanto en Last
Night, como en el libreto ganador del Óscar El Violín Rojo – para
discutir la idea de la película y asegurar los derechos del libro.
Después de leer la obra, Fichman quedó igualmente encantado con la
historia, pero sólo restaba vencer un gran obstáculo: convencer a
Saramago.
“Siempre me resistí [a liberar los derechos de Ensayo Sobre La Ceguera]
porque es un libro violento sobre la degradación social y yo no quería
que la historia cayese en las manos erróneas”, Saramago platicó al
periódico New York Times, en 2007.
Fichman y McKellar, mientras tanto, no desistirían tan fácilmente. Todo
lo que querían era una oportunidad de encontrarse con Saramago y
presentarle su proyecto. Después de meses de insistentes llamadas, de
tentativas de persuasión, finalmente recibieron la respuesta de Saramago.
Estaba de acuerdo en encontrarse con ellos, mientras estuvieran
dispuestos a viajar a su residencia en Lanzarote, una de las Islas
Canarias, en España. La respuesta inmediata de Fichman fue: “Excelente.
Claro. ¿Dónde queda Lanzarote?”
En el camino a la visita con el octogenario escritor, desarrollaron una
estrategia. No discutirían del libro o de su visión para la película,
sino que tratarían de impresionar a Saramago con la libertad creativa
que el equipo, con sede en Canadá, tendría en la película. “Creo que
Saramago estaba receloso de que un estudio transformara la historia en
una película de zombis y perdiera el fondo político que contiene el
libro”, dice Fichman. “Entonces le explicamos que el control quedaría en
las manos de los directores y que nuestros ensayos no tendrían que ser
vistos por terceros. Explicamos también que tendríamos la libertad de
escoger al elenco que quisiéramos, de filmar como quisiéramos, y de
hacer lo que creyéramos bueno para la película”.
La estrategia tuvo éxito. “Creo que Saramago se impresionó con nuestra
seriedad en relación al proyecto. Se dio cuenta que nos apegábamos a la
integridad que buscaba y que no comprometeríamos el libro”, recuerda
McKellar.
Por fin, Saramago acabó otorgando su consentimiento y McKellar dio
inicio a los dos mayores desafíos de su carrera. McKellar explica:
“Sabía que el tono del libro de Saramago sería muy difícil de capturar
en una película, ya que ninguno de los personajes tiene nombre o
historia, y que no entraba en los patrones de las historias típicas de
Hollywood. La película, de la misma forma que la novela, nos motiva a
ver las cosas desde una perspectiva distinta. Yo, como guionista, veo
eso como algo liberador”.
McKellar también entendía que la película debía diferir del libro en
varios puntos importantes. En primer lugar, tenía que considerar la idea
de que, en una sala de cine, el público desarrollaría una relación de
voyerismo poco común con aquellos personajes que pueden ser vistos, pero
que ellos mismos no pueden ver. Únicamente la Mujer del Médico puede
percibir los acontecimientos angustiantes que comienzan a perturbar la
ciudad. En el libro, el lector se une a ella como testigo de toda la
historia. La línea de la visión estaba dividida entre el personaje y los
lectores. Se trataba de una situación delicada en la cual McKellar tenía
que navegar con cuidado.
“Igual que la Mujer del Médico, el público ayuda a aquella gente y la
situación recae en una verdadera cuestión ética de humanidad, que
observa y no actúa frente al drama ajeno, y que se vuelve el tema
principal de la película”, observa McKellar. “En algunas escenas,
principalmente en la escena del estupro, vemos cosas que no
necesariamente queremos ver.”
“Queremos tener la libertad de desviar la mirada, de voltear el rostro,
pero no nos es permitido. Yo quería que el público compartiera el punto
de vista de la Mujer del Médico, toda vez que el campo de
responsabilidad de ellos coincide”.
La Mujer del Médico ayudó a McKellar a ir formando una historia.
Continúa: “Hasta le llegué a preguntar a Saramago porqué la Mujer del
Médico tardó tanto tiempo para tomar alguna postura en relación al
hospital. ¿Por qué no actuó más rápidamente? ¿Por qué, cuando vio lo que
estaba pasando, no tomó unas tijeras y mató al verdugo? Era una
responsabilidad que ella no sabía que tenía que asumir. Se concientiza
por medio de las acciones y circunstancias, y hace algo que tenía que
sentirse de manera fuerte en la película.”
A fin de cuentas, el poder del libreto fascinó a todos los que lo
leyeron y también atrajo a tres productoras: Andrea Barata Ribeiro y Bel
Berlinck, de O2 Filmes, que produjeron Ciudad de Dios, una versión
cinematográfica de la serie Cidade dos Homens; y Sonoko Sakai, fundadora
de la productora Bee Vine Pictures, con sede en Los Ángeles y en Japón,
que produjo recientemente la adaptación de François Girard de Pasión
Prohibida.
SOBRE LA PRODUCCIÓN
VUELO A CIEGAS: FERNANDO MEIRELLES TOMA LA DIRECCIÓN
Una vez que Niv Fichman leyó que Don McKellar escribiría para Ensayo
Sobre La Ceguera, sabía que los dos necesitarían un director con un
profundo interés en el espectro de la naturaleza humana. Esto los llevó
directamente a Fernando Meirelles, cuya película Ciudad de Dios, fue
nominada a cuatro Óscares, incluyendo en la categoría de Mejor Director.
Meirelles dirigió la sensible adaptación para el cine del thriller
político escrito por John Le Carré, El Jardinero Fiel, estelarizada por
Ralph Fiennes y Rachel Weisz, ganadora del Óscar como Mejor Actriz.
Su habilidad de llevar al público a conocer mundos nuevos, capaces de
cambiar nuestra perspectiva con un sentido estético ambicioso, fue un
factor decisivo para la elección de Meirelles. “Cuando yo soñaba sobre
lo que sería perfecto para Ensayo Sobre la Ceguera, pensaba en una
energía cinética y en las actuaciones naturales de Ciudad de Dios,
combinadas con la elegancia y el sutil carácter político presente en El
Jardinero Fiel, entonces supe que Meirelles sería la elección correcta”,
dice Fichman. “Comenzamos con un libro escrito por un ganador del Premio
Nobel, encomendamos una adaptación a uno de los mejores libretistas del
mundo, y ahora con uno de los más innovadores directores, creamos un
paquete que nos dio una fuerza increíble”.
“Cinco minutos de conversación fue todo lo que necesitamos para
convencer a Meirelles de aceptar la dirección de Ensayo Sobre la
Ceguera”, recuerda la productora Andrea Barata Ribeiro. “Fernando tiene
la capacidad de filmar cualquier tipo de película, pero todos los que
han trabajado con él saben de su preocupación por transformar al mundo
en un lugar mejor, además del cariño especial que siente por esta
historia”.
Meirelles leyó y releyó el libro seis o siete veces, dejando que la
compleja representación que Saramago hace de la humanidad en un estado
excepcional invadiera su vida.
Él entendía que la historia podría ser interpretada de innumerables
formas – como una metáfora sobre las relaciones personales y políticas
en los recientes desastres naturales; una alegoría sobre los peligros
del futuro; un comentario sobre la elección de no querer ver lo que
acontece a nuestro alrededor; una reflexión sobre nuestros instintos más
primarios; una prueba de la consciencia humana y de todas sus flaquezas
desesperadoras y fuerzas sorprendentes. Quería que la película fuera
todas esas cosas aunque no lo hiciera explícitamente.
“Esta historia no exige una sola lectura, y todas las diferentes
interpretaciones tienen sentido”, dice. Y continúa: “Hay muchos dilemas
morales y creo que la película va más en esta dirección que el propio
libro, donde las cosas son un poco más negro sobre blanco. Añadí un
puñado de grises. Ésta es una historia que debe inspirar diversas
preguntas, pero que no nos da respuesta alguna. Levanta cuestionamientos
sobre la evolución humana, nos hace reflexionar críticamente, pero no
apunta hacia una dirección específica. Así como en la historia, cada uno
tendrá que descubrir su propio camino a seguir”.
Pero, en cuanto al estilo visual de la película, Meirelles evitó el
gris. Quería enfatizar la inesperada ceguera especificada por Saramago,
pero no una oscuridad total, sino una neblina que fuese impermeable,
radiante y oscura, y que no cubriese al mundo. “Mi primer instinto fue
transformar esa historia sombría en una película radiante, casi con una
luminosidad excesiva”, comenta. A pesar de todo, aún con el fin de la
vista, de la civilidad y de las estructuras sociales para los
personajes, la película mantiene una luminosidad vibrante que sugiere
justamente una luz del otro lado de la oscuridad.
Meirelles, junto con su socio y cinematógrafo César Charlone, es
conocido por hacer películas visualmente arrebatadoras, vigorosas, con
temas desafiantes y en lugares amenazadores, pero con Ensayo Sobre la
Ceguera se enfrentó al mayor desafío de todos: ¿cómo filmar una historia
en la cual ninguno de los personajes, con la excepción de uno, tiene un
punto de vista?
Para resolver la cuestión, Meirelles arriesgó una alternancia entre
puntos de vista diferentes a lo largo de la película. Ésta comienza con
un ventajoso punto de vista del director omnisciente, dentro del
hospital usado como una especie de prisión, después cambia a la visión
de la Mujer del Médico, puesto que ella es la única que puede percibir.
El resultado es una especie de multiplicidad de voces y perspectivas,
que hace eco al estilo de la prosa de Saramago e indica un modo
diferente de percibir. Para enfatizar este aspecto, Meirelles dividió la
historia en lo que el entendió como tres secciones estilísticamente
distintas. “El primer acto es cuando todos se quedan ciegos y todo
acontece de manera muy acelerada. Es casi como si fuera una película de
acción”, explica. “Sentía que era importante para el público
experimentar la opresión de no saber lo que estaba pasando al
principio”, observa.
Enseguida, nuevamente, todo cambia. “Para el segundo acto, cuando el
médico y su esposa llegan hasta el asilo y experimentan la ceguera,
usamos imágenes abstractas para encajar con la sensación de realmente
estar perdido. La historia sigue una dirección diferente con luchas
entre los grupos en una especie de guerra entre pandillas. Después del
incendio en el asilo, se abre una nueva puerta, las personas se van y es
como si, nuevamente, comenzara otra película”, nos adelanta.
A pesar de la complejidad a abordar, una vez en el set de filmación
Meirelles se distinguió por su sensibilidad abierta, permitiendo la
improvisación y los accidentes creativos. El director también incluyó en
la mezcla el aspecto global que la producción cargaba. “Fernando tiene
el don de desarmar a todos. No hay límites para él. En el set, oíamos
portugués, inglés, francés, español y japonés, y aún así, todos
hablábamos el mismo lenguaje – el lenguaje de hacer una bella historia”
resume la productora Sonoko Sakai.
EL MÉDICO Y SU ESPOSA: JULIANNE MOORE Y MARK RUFFALO
En el centro de Ensayo Sobre la Ceguera, están el Médico y la Mujer del
Médico, dos personas comunes que son retiradas de sus vidas cotidianas y
arrojadas a un caos de desorientación y confusión. La Mujer del Médico,
la única persona en la historia, que por azares del destino, es inmune a
la infección y que logra percibir (a pesar de fingir que se ha quedado
ciega), transformándose de cierta forma en los ojos del público. Ella es
la guía del público en el atemorizante y amenazador mundo del sanatorio
abandonado adonde son llevados. Para interpretar a la Mujer del Médico,
el director eligió a Julianne Moore, cuatro veces nominada al Óscar,
conocida por Lejos de Casa, Las Horas, El Ocaso de un Amor y, más
recientemente, Niños del Hombre, la visión pesimista del futuro de
Alfonso Cuarón. Moore sintió una afinidad instantánea con el personaje,
a quien ella no atribuye el título de heroína, sino que la ve como
alguien en busca de sobrevivencia, igual que todos nosotros, una
búsqueda que la lleva a lugares oscuros, pero también a una fuerza
interior que no imaginaba poseer.
“La Mujer del Médico es un ser humano normal y creo que ésta es una de
las mejores cosas de la novela. Ella es falible y mucho de lo que hace,
en un primer momento, es apenas un indicio de lo que podría hacer,
manteniendo las cosas en orden y funcionando. Su mayor preocupación, al
comienzo, es su marido. Pero la habilidad que tiene para percibir,
termina aislándola y transformándola en líder”, comenta Moore. Y sigue:
“Creo que, con ese personaje, Saramago hizo alusión a la idea de la
responsabilidad. Ella se pregunta quiénes somos y qué tan responsables
somos por los demás, por el mundo en que vivimos y por lo que hacemos en
él. Tenemos que considerar cuan conscientes estamos de las consecuencias
de nuestros actos, lo que realmente es la cuestión básica para la Mujer
del Médico”.
Hace tiempo que la actriz tenía el deseo de trabajar con Meirelles,
cuando por fin, recibió el libreto de Ensayo Sobre la Ceguera. “Cuando
supe que él iba a hacer esta película, me sentí con muchas ganas de
participar. Es un director brillante, con una visión deslumbrante”, nos
dice. “Entonces, después de leer el libreto, percibí que Ensayo Sobre la
Ceguera sería muy importante y una historia muy necesaria en la
actualidad.”
Julianne Moore sorprendió a los realizadores al llegar al set con el
cabello rubio. Meirelles había pedido a la actriz cortar su cabello para
la película, pero Moore fue un poco más allá en la transformación, una
idea que se le ocurrió en cuanto leyó el libreto. “Simplemente tuve el
instinto de que era lo correcto para el personaje”, explica. “Ser
pelirroja hace que llames mucho la atención, porque somos una minoría.
Yo quería que la esposa fuera alguien común, que perteneciera a la
mayoría”.
En el set, Meirelles se sorprendió con la combinación que Moore tenía de
talento y delicadeza emocional. “Técnicamente, es como una máquina;
decimos algo y reacciona inmediatamente, entiende la historia
perfectamente, el momento, la trama y sabe precisamente a qué distancia
posicionarse de la cámara. Al mismo tiempo, ella es cine puro. Tiene
algo que no sé bien cómo definir. ¿Carisma? ¿Expresividad? Sea lo que
sea, todos los días me sentí asombrado con su actuación”, elogia.
Contrastando con el creciente valor de la Mujer del Médico, la bravura
del Médico disminuye cada vez más. Él comienza la historia como un líder
comunitario fuerte y responsable que, una vez ciego y atrapado en el
hospital, tiene que luchar contra una creciente sensación de impotencia
y desesperación que lo lleva a la sumisión. Para interpretar al Médico,
los directores eligieron a Mark Ruffalo, cuya carrera despegó con el
encantador y vulnerable papel que interpretó en el éxito independiente
Puedes Contar Conmigo, y siguió con memorables papeles en una serie de
películas que incluyen Eterno Resplandor de Una Mente Sin Recuerdos,
Colateral, Como Si Fuera Cierto, Zodiaco y más recientemente, Camino a
la Redención, con Joaquin Phoenix. Ruffalo fue la elección perfecta para
este pilar de la comunidad que navega en esta incomprensible pesadilla.
Inmediatamente después de leer el guión, Ruffalo no consiguió resistirse
a explorar la intensa experiencia del Médico en el terreno desconocido
que es la vida de una persona que acaba de quedar ciega. “Lo que sentí
interesante es que el Médico acaba descubriendo que no es la persona en
la que se termina convirtiendo y entonces, en un momento conmovedor,
descubre que su esposa tampoco es quien él pensaba. El punto central y
más interesante de la cuestión es que su esposa presenta una faceta que
él mismo esperaba presentar en tales circunstancias. Él es justamente el
tipo de persona que imaginaba que era su esposa. Éste es un momento
difícil para todos: que tus percepciones sean completamente destruidas”,
dice. “Pero creo que el Médico finalmente acepta pacíficamente sus
flaquezas y su caída, y admite sentir admiración por la fortaleza de la
esposa”.
Ruffalo se encontró por primera vez con Meirelles en el Festival de Cine
de Cannes de 2007, para discutir el personaje del Médico, pero las
filmaciones iban a coincidir con la fecha prevista para el nacimiento
del tercer hijo del actor. A pesar de querer mucho el papel, Ruffalo
dejó claro que necesitaba estar con su esposa para el nacimiento de su
hijo. Meirelles, mientras tanto, estaba convencido de que Ruffalo era el
actor adecuado para el papel y en consecuencia, adelantó un poco la
fecha de la finalización de la filmación de Ensayo Sobre la Ceguera para
liberar a Ruffalo a tiempo y, felizmente, el bebé también cooperó.
Meirelles resume el trabajo de Ruffalo: “Mark tiene una honestidad
cruda, no únicamente en los personajes que interpreta, sino en su vida
privada. Aporta ternura al Médico y creo que su actuación en la película
fue brillante”.
EL VIEJO DEL PARCHE NEGRO: DANNY GLOVER
Si la Mujer del Médico volviera la mirada de Ensayo Sobre la Ceguera al
personaje conocido como el Viejo del Parche Negro daría un acceso
directo al alma de la película. Un inveterado contador de historias que
también sirve de narrador a la película, fue visto por Fernando
Meirelles como una manifestación del autor José Saramago en la pantalla.
“Para mí, fue como tener al novelista en el elenco”, observa Meirelles.
Paciente del Médico y ya ciego de uno de los dos ojos cuando la “niebla
blanca” ataca, el Viejo del Parche Negro está en una posición
privilegiada para navegar en el mundo de los ciegos, por estar ya a
mitad del camino. El público lo conoce cuando trae la noticia - ¿o será
un rumor? – de lo que ocurrió en el mundo exterior en los días
siguientes a la llegada de los primeros ciegos internados en el hospital
contando historias de autobuses destruidos, de aviones haciéndose
pedazos unos a otros y de la disolución del gobierno. Pero, a medida que
va avanzando la película, se convierte en la voz interior de la
historia, y por fin acaba como si se hubiera desencarnado y estuviera
sobrevolando los acontecimientos.
El personaje exigía un actor maduro, lleno de alma y gracia, lo que
llevó a la producción al actor Danny Glover, experimentado actor que ha
interpretado una cantidad impresionante de papeles diversos, desde
acción cómica en la serie de Arma Mortal, que coprotagonizó con Mel
Gibson, hasta la interpretación de Nelson Mandela en el telefilme
Mandela; pasando por el personaje de Paul Garner, en la adaptación que
hizo Jonathan Demme de Amada Hija, de Toni Morrison, el personaje de
Albert en la adaptación cinematográfica de Steven Spielberg de la
historia El Color Púrpura, hasta su reciente papel en el exitoso musical
Soñadoras: Dreamgirls.
“El Viejo del Parche Negro entra a este mundo de ceguera ya ciego de un
ojo, entonces creo que entiende dónde se encuentra, tiene su propia
verdad interior. Creo también que este personaje tiene un parecido con
Saramago, porque es completamente implacable; él es igual y acepta quien
es”, explica Glover.
Por encima de todo, Glover se sintió atraído por la profundidad de
Ensayo Sobre la Ceguera y por todas las distintas ideas provocadas por
el libro. “Nuestra estética humana está basada en nuestra capacidad de
percepción”, resalta. “Y creo que Saramago dice que cuando esa habilidad
se nos retira, el tipo de relaciones que establecemos a partir de eso y
la travesía para establecer esas relaciones, debe trascender a todo eso
y sustentarse a pesar de todo. La manera en que las personas salen de
este tipo de experiencias es fundamental, y creo que todo se relaciona
con la idea de que si no entramos a los siglos 21 y 22 con una nueva
ética, estaremos perdidos”.
LA MUJER DE LOS LENTES OSCUROS: ALICE BRAGA
Uno de los personajes más misteriosos en Ensayo Sobre la Ceguera es la
Mujer de los Lentes Oscuros, interpretada por Alice Braga, que trabajó
por primera vez con Fernando Meirelles dando vida al personaje de
Angélica en Ciudad de Dios, y que estelarizó recientemente la historia
apocalíptica Soy Leyenda, alternando con Will Smith. Meirelles siempre
pensó en ella para el papel. “Alice es una excelente actriz y una íntima
amiga, siempre quise un actor brasileño en Ensayo Sobre la Ceguera”,
dice. “Primeramente, tenía algunas preocupaciones porque tenía que
actuar en inglés, un idioma que aprendió tan sólo hace tres o cuatro
años – pero me arriesgué y valió la pena. Creo que tiene el tipo de
carisma que ya nace con la persona”.
Alice Braga hizo del personaje alguien que comienza lleno de secretos y
que es bastante enigmático, pero que revela un ser humano rico y
abierto, principalmente cuando comienza a acercarse al huérfano Niño
Estrábico, que necesita su ayuda para sobrevivir a los peligros del
“campo” de cuarentena. “La Mujer de los Lentes Oscuros es misteriosa”,
dice Braga. “A pesar de que se acuesta con hombres para ganar dinero
fácil, no quería tratarla únicamente como prostituta. Ella empieza con
una actitud bien dura, pero acaba desarrollando sentimientos maternales
muy fuertes”.
Meirelles quedó impresionado con la manera en como Braga condujo la
evolución del personaje: “Cuando ella llega por primera vez al hospital,
con sus lentes oscuros y su cabello rizado, el público no sabe
inmediatamente quién es, no entienden la relación que ella tiene con el
Niño. Parece fría, sin afecto. Pero, entonces, ella comienza a percibir
con otros ojos, los de adentro. Escena a escena, comienza a parecer más
afectuosa, más parecida a un ser humano. Ése es el trayecto de Alice.
Gracias a su ceguera, la Mujer de los Lentes Oscuros aprende a
percibir”.
EL LADRÓN Y EL REY DEL ALA 3: DON MCKELLAR Y GAEL GARCÍA BERNAL
Para interpretar al hombre conocido como Ladrón, que comienza la
película como un buen samaritano que le da un aventón al Primer Hombre
Ciego a su casa, los directores se voltearon a una fuente inesperada: el
guionista de la película, Don McKellar, que también tiene una bien
recibida carrera como actor. McKellar cuenta: “Yo no escribí el papel de
Ladrón para mí, pero siempre me interesé mucho por él. Primero, el
público cree que Ladrón es un buen samaritano que lleva al Primer Hombre
Ciego hasta su casa, pero más tarde queda demostrado que sólo se quiere
aprovechar de la situación porque acaba robándolo. Su gusto por los
trucos, por los engaños, hace pensar que Ladrón es el bandido de la
historia. Es un personaje patético que en un inicio tomamos como el
villano, pero que después nos damos cuenta que dista de serlo. Hay un
cierto encanto un su desesperación porque, después de un momento,
conocemos al Rey del Ala 3 y vemos lo que es efectivamente la
desesperación”.
El Rey del Ala 3 es presentado, inicialmente, como el Barman, su
ocupación en la vida antes de que atacara la “niebla blanca”. Pero,
dentro del hospital en cuarentena, el Barman se auto nombra el dictador
real del Ala 3 y después del resto del hospital, a medida que comienza a
controlar los escasos recursos que el gobierno provee – principalmente
comida – y a exigir a cambio joyas, bienes y al final, hasta mujeres.
El papel fue para uno de los más electrizantes actores del cine
actualmente, Gael García Bernal, que se hizo famoso por las bien
recibidas películas Y Tu Mamá También y Amores Perros. Ganó la
aclamación de la crítica e innumerables premios por su interpretación
del Che Guevara de joven en Diarios de Motocicleta, de Walter Salles.
Bernal es un antiguo fan de la novela. Comenta: “Siempre creí que la
historia era extraordinaria. Es sobre la incapacidad de las personas de
vivir juntas, sobre lo que pasa cuando no consiguen percibirse unas a
otras. La historia crea una situación que pone a prueba todas las
estructuras morales y sociales que aprendemos. Las alas de un hospital
que se vuelven caóticas y corrompidas, igual que el propio mundo. Pero,
al final es una historia sobre la esperanza porque lo único que nos
puede salvar somos nosotros mismos”.
El actor sabía que se estaba comprometiendo con un papel muy exigente
que iba a requerir la interpretación de un poderoso corruptor que, con
todo, tenía que mantener un sentido muy particular de la humanidad y
debía ser al mismo tiempo cómico, salvaje y verdadero. “Creo que el Rey
es sólo muy práctico, muy pragmático. Parece una persona fría, porque
está desprovisto de idealismo y no vislumbra una esperanza, pero es un
sobreviviente, de la misma forma que los demás”, observa Bernal. “Decir
que el Rey es malo es ir contra el objetivo de la historia. Elige
soluciones prácticas por el bien de su ala. Y lo que es muy poderoso en
él es que sus acciones acaban resultando en debates acalorados sobre la
moral”.
EL PRIMER HOMBRE CIEGO Y SU ESPOSA: YUSUKE ISEYA Y YOSHINO KIMURA
El primer hombre que queda ciego en Ensayo Sobre la Ceguera, el Paciente
Cero como se le llama, lleva la batuta que hace avanzar a la historia.
El público lo acompaña en el suspenso cuando repentinamente pierde la
vista al esperar en un semáforo a que cambie la luz y se adentra en un
mundo ahora hostil al tratar de entender lo que le está ocurriendo y el
motivo. Al aceptar un aventón de un desconocido (después conocido como
Ladrón) hasta su casa, después contamina a su irritada e inconsolable
esposa con la enfermedad, desatando una reacción en cadena que
rápidamente se sale de control.
El Primer Hombre Ciego y su mujer son, tal vez, los personajes que más
cambian en la adaptación que hizo Don McKellar de la novela de Saramago.
Para empezar, McKellar añadió una pelea conyugal que da a la secuencia
inicial aún más tensión emocional y que acaba resaltando un tema por sí
mismo – a partir de la ceguera, un abismo se abre entre la pareja que
está insegura de lo que la une más allá de la visión.
En segundo lugar, a pesar de que la etnia de los personajes no es un
factor explícito en la novela, McKellar y Fernando Meirelles decidieron,
después del inicio, integrar al elenco a dos actores asiáticos para
completar la mezcla étnica de la película, algo típico en cualquier gran
ciudad posmoderna. Pero, una vez tomada esta decisión, pasaron meses
buscando a los dos actores apropiados. Por fin, escogieron a los
atractivos Yusuke Iseya y Yoshimo Kimura, ambos estrellas del éxito
japonés de Takashi Miike, Sukiyaki Western: Django, de 2007, una nueva
versión del spaghetti western dirigida por Sergio Corbucci, de 1966, con
Quentin Tarantino en el reparto.
Ambos hablaban el suficiente inglés para hacer que los papeles
funcionaran y más importante aún, tenían una química esencial que les
permitía actuar perfectamente en silencio. “Fernando llegó a la
brillante conclusión de que, aún cuando los diálogos son en inglés, los
dos podrían hablar en japonés entre ellos, y que nada los obligaba a ser
fluidos en inglés”, dice Sonoko Sakao. “Eso nos permitió buscar a
actores óptimos, que encontramos en Iseya y Kimura”.
CÓMO SER CIEGO: LOS LABORATORIOS PARA LA CEGUERA
Una vez escogido el elenco de Ensayo Sobre la Ceguera, una enorme tarea
se impuso: colocarlos en la experiencia de volverse repentina,
inexplicable e irreversiblemente ciegos. Para eso, los realizadores
trajeron a bordo entrenadores de actores que se volvieron “entrenadores
de ceguera”, Christian Durrvoort y Barbara Willis Sweete, que después de
intensas entrevistas con discapacitados visuales, desarrollaron un
sistema creativo e inédito para enseñar a aquellos que pueden ver a
físicamente moverse como si no pudieran percibir.
Comenzaron a trabajar con los actores en una serie de intensos
“laboratorios de ceguera”, que exploraban el espacio, experimentaban los
olores y los sonidos y simulaban tareas físicas como encontrar comida,
atizar el fuego y acercarse a las personas sin ver. Cada actor comenzó
con una inmersión total, pasando horas con una venda, sólo para
acostumbrarse a la sensación de no poder contar con la vista. En un
momento dado, las vendas fueron removidas, gradualmente pasando a ojos
cerrados y finalmente, a la actuación con los ojos abiertos. Los actores
principales también tuvieron la opción de usar lentes que,
efectivamente, los dejaban ciegos, para que pudieran transmitir más
durante las escenas más intensas y que les permitiera concentrarse en la
interpretación y no en la idea de que no estaban viendo. Alice Braga
relata: “Al comienzo, pedí los lentes porque había muchas cosas a las
que tenía que prestar atención: no ver, entrar en escena, sentir las
emociones y hablar en un idioma diferente. Pero, después de 20 días de
filmación, dejé de usarlos porque ya había entrado de lleno en el
papel”.
Con el tiempo, el elenco principal – así como centenas de figurantes,
que ya estaban completamente cómodos en sus papeles de ciegos –
comenzaron a adaptarse al trabajo sin la vista. “Tarda algún tiempo para
enseñar no solamente cómo comportarse como ciegos, pero a ser ‘recién
atacado por la ceguera’”, enfatiza Durrvoort. “Pero, con el tiempo,
comenzamos a darnos cuenta de ciertas cosas. Para los ciegos, el espacio
es lo que el cuerpo puede alcanzar. Además, las personas que pueden ver
escuchan determinados sonidos a los que no prestan atención pero para
los ciegos, cualquier tipo de ruido es de suma importancia”.
Meirelles quedó tan impresionado con los laboratorios que, no solamente
participó en ellos, sino que también motivó a todos, inclusive al
director de fotografía César Charlone y a otros de los principales
directores, a participar, y acabó influenciando cada arte y cada parte
de la película. Meirelles dice: “Para mí, la mayor revelación fue en
relación a los sonidos – cómo escuchamos las cosas, cómo los sonidos
cambian a la gente, cómo cambian nuestras percepciones del mundo que
está a nuestro alrededor. Entonces, en esta película, escucharemos todo
potencializado. Usamos todos los sonidos limpios, para que el público
preste atención a cada ruidito”.
Todos los que participaron tuvieron sus experiencias personales en
relación a los laboratorios para la ceguera. “Llegamos a una situación
como ésta con cierta dosis de ansiedad”, dice Danny Glover. “Pero
Christian fortaleció mi sensibilidad en relación a la confianza y a la
percepción que nuestro cuerpo tiene de las cosas. Aprendí cómo podemos
notar, rápidamente, la energía de un lugar así como la temperatura. Esto
me dio un nivel de confianza que me permitió actuar de manera diferente
enfrente de las cámaras”.
Mark Ruffalo descubrió que ser ciego le daba nuevas opciones inéditas.
“Lo más importante sobre la ceguera fue la libertad que sentí como
actor”, cuenta. “Cuando no podía percibir, no me preocupaba por la forma
en que mis manos se ocuparían o con mi apariencia durante una escena.
Era como los niños acostumbran decir, ‘Voy a cerrar los ojos y el mundo
ya no me puede ver’. Aprendimos a confiar en que el director estuviera
viendo más que nuestros propios ojos”.
Continúa: “Experimentar la ceguera también nos ayudó a entender más la
historia. En aquellos laboratorios, éramos lanzados, con los ojos
vendados, a una calle de una gran ciudad con otros 20 extraños, con sólo
un sonido de campana para guiarnos. Lo que pasa es que todo el mundo
comienza a sujetarse, todos se apoyan unos en otros y se mueven en
grupo. Inmediatamente se crea una confianza en la comunidad y creo que
de eso trata, parcialmente, la historia de Saramago”.
UNA CLARIDAD: LA PRODUCCIÓN
Desde el inicio, Fernando Meirelles sabía que, al transportar Ensayo
Sobre la Ceguera a la pantalla grande, la película, irónicamente,
exigiría un mundo imaginario realmente original. Para desarrollar el
aspecto visual de la película, el director convocó a gran parte del
equipo fiel y talentoso con el que trabajó en Ciudad de Dios, incluyendo
al director de fotografía nominado al Óscar, César Charlone, que usó sus
experiencias en los “laboratorios de ceguera” para ayudar a forjar las
simulaciones visuales de una “niebla blanca”, el editor nominado al
Óscar, Daniel Rezende, que trabajó de cerca con Meirelles para
estructurar los puntos de vista mutables y sinuosos; y el diseñador de
producción Tulé Peake, que transformó la prisión en un asombroso campo
de batalla de internos, que los críticos de la novela de Saramago
comparan al Infierno de Dante, y transformó la ciudad, otrora
cosmopolita, en un gran terreno baldío repleto de adversidades para
Ensayo Sobre la Ceguera.
Respetando el deseo de Saramago de que la película, así como la novela,
transcurriera en una ciudad no identificada, lo que le da una
universalidad común a la trama, la producción de Ensayo Sobre la Ceguera
decidió filmar en tres países diferentes. Así y todo, ninguna señal que
pudiera identificarlos fue utilizada. La mayor parte de las escenas en
exterior fueron filmadas en Sao Paulo, ciudad en la que vive Meirelles;
las escenas, ambientadas en el asilo transformado en campos de
cuarentena, fueron filmadas en una prisión abandonada en Guelph, Canadá;
y el clímax de la película, que tiene lugar frente al paisaje destruido
de una ciudad arruinada, fue filmado tanto en Sao Paulo como en
Montevideo, en Uruguay (ciudad sugerida por el director de fotografía
César Charlone, de origen uruguayo).
A lo largo de las filmaciones, Meirelles fue guiado principalmente por
la cita en la cubierta de la novela de José Saramago (del antiguo Libro
de las Exhortaciones): “Si eres capaz de ver, mira. Si eres capaz de
mirar, observa”. A final de cuentas, esta historia sobre ceguera,
Meirelles resume, “es realmente sobre aprender a ver”.
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