"APOCALYPTO"

de Mel Gibson

 

NOTAS DE PRODUCCIÓN

ACERCA DE LA PRODUCCIÓN

“Una gran civilización no es conquistada desde fuera
hasta que se ha destruido a sí misma desde dentro”.
-- W. Durant

Del director ganador del Premio de la Academia® Mel Gibson (“The Passion of the Christ”, “Braveheart”), nos llega APOCALYPTO: una trepidante película mítica de acción y aventuras que de fondo presenta los turbulentos días finales de la otrora gran civilización maya. Cuando su existencia idílica es interrumpida brutalmente por una violenta fuerza invasora, un hombre es llevado a través de un viaje peligroso a un mundo gobernado por el miedo y la opresión, donde un final alarmante le espera. Gracias a un cambio en el destino e incitado por el poder del gran amor que siente por su mujer y su familia, hará un intento desesperado por regresar a casa y por salvar finalmente su forma de vida.
Visceral, emocionante y audazmente provocadora, APOCALYPTO reaviva, a través de la ambiciosa visión creativa de Gibson, un mundo del pasado antiguo que nunca antes se había visto en la pantalla moderna, y que resuena intensamente en nuestras vidas, en la actualidad.
Filmada en locaciones de Catemaco —una de los últimas regiones de bosque tropical que quedan en México— y Veracruz, con un reparto conformado casi en su totalidad por indígenas de América, APOCALYPTO es dirigida por Mel Gibson, producida por Gibson y Bruce Davey, y escrita por Gibson y Farhad Safinia, quien co-produce. Los productores ejecutivos son Ned Dowd y Vicki Christianson.
El equipo detrás de cámaras, que pasó meses intensos filmando en la jungla y recreando un reino maya espectacular de pirámides imponentes y templos misteriosos, incluye al director de fotografía ganador del Premio de la Academia® Dean Semler (“Dances With Wolves”), al diseñador de producción nominado en dos ocasiones al Premio de la Academia® Tom Sanders (“Saving Private Ryan”, “Dracula”, “Braveheart”), al editor nominado en un par de ocasiones al Oscar® John Wright (“Speed”, “The Hunt For Red October”, “The Passion of the Christ”) y al compositor ganador del Oscar® y nominado en múltiples ocasiones al Premio de la Academia® James Horner (“Titanic”, “A Beautiful Mind”, “House of Sand and Fog” y la venidera “The Good Shepherd”.)


Una Leyenda que comienza conforme una Civilización Termina:
Mel Gibson emprende la realización de APOCALYPTO

“Cuidado con la oscuridad de la noche. Cuidado con el hombre que trae el jaguar…porque te guiará a tu final”.
-- Niña del Oráculo, APOCALYPTO

Poderosos imperios mayas gobernaron en América durante más de 1,000 años, que los llevó a erigir grandes ciudades, construir inmensas pirámides y establecer una sociedad impresionantemente avanzada de extraordinarios logros culturales y científicos. Después, en un instante histórico, este mundo se colapsó. Todo lo que quedó atrás fueron unas pirámides engullidas por la jungla y un misterio provocador. Ahora, 500 años después del fin de la civilización maya, el director Mel Gibson se adentra en este imperio nunca antes explorado con la intención de crear una aventura contemporánea para la pantalla grande, que se desarrolla como un mito eterno acerca de la misión de un hombre por salvar lo que más le importa en un mundo al borde de la destrucción: APOCALYPTO.
Como realizador, Gibson siempre se ha sentido atraído a las historias más imponentes, intrépidas y perdurables. Si bien comenzó su carrera como un carismático ídolo de la pantalla en películas tales como el icónico thriller de acción “Mad Max”, la sumamente popular “Lethal Weapon” y el reciente éxito taquillero “Signs”, se ha vuelto igual de notorio como un director norteamericano proclive a narrar historias de suma intensidad. Su segundo largometraje fue la emocionante épica “Braveheart”, que mezcló historia, romance, acción y drama, para desentrañar las batallas internas y externas del legendario héroe escocés William Wallace. La película recibiría diez nominaciones al Premio de la Academia® y obtendría cinco Oscares®, incluyendo el de Mejor Película y Mejor Director.
Inmediatamente después de ese éxito, Gibson tomó otro camino arriesgado. Su tercer trabajo como director fue “The Passion of the Christ”, un recuento de las últimas 12 horas de la vida de Jesucristo, en una película que se encargó de contar nuevamente esta inmortal historia con un realismo abrumador y emociones crudas, características del cine contemporáneo. La película tuvo un éxito sin precedentes por todo el mundo y cambió la faz de Hollywood.
Pero pocos pudieron haber imaginado qué iba a explorar Gibson después —una de las civilizaciones más misteriosas y atractivas en toda la historia, que le serviría como base para forjar un thriller trepidante, estimulado por imágenes y emoción pura, para crear una original experiencia cinematográfica como ninguna otra.
La inspiración para APOCALYPTO vino después de “The Passion of the Christ”, una vez que Gibson comenzó a percibir un apetito entre el público cinematográfico por películas que fueran emocionantes y entretenidas, pero que también tuvieran algo más. “Creo que en realidad la gente quiere ver historias grandiosas que apelen a sus emociones y los toque a nivel espiritual”, comenta Gibson. Fascinado por el abrupto colapso de la antigua civilización maya, Gibson concibió situar la historia dentro de esta cultura cargada de misterio.
Para empezar, Gibson sabía que quería crear una incomparable película de persecución, en la que un hombre tenía que arriesgarlo todo. “Quería hacer una película de acción y aventuras vertiginosa, con una persecución de por medio, cuya historia nunca dejara de sorprender”, recuerda Gibson. “Estaba intrigado con la idea de que gran parte de la historia debía narrarse visualmente —que impactara al público en los niveles más viscerales y emocionales”.
Pero una vez que Gibson compartió sus ideas con el guionista y graduado de la Universidad de Cambridge Farhad Safinia, comenzaron a explorar la idea aparentemente desenfrenada de situar esta historia épica de acción en las postrimerías del reino de los mayas. Safinia, quien había viajado por Yucatán y había tenido la oportunidad de ver en persona ruinas mayas, intrigó a Gibson con sus historias y el guión comenzó a fluir a partir de eso. “La noción fue como esta máquina fantástica”, Safinia comenta. “La historia nunca dejó de dirigirse hacia algún lado, y fue fascinante incluso conforme la escribíamos. Hay muchas revelaciones, giros inesperados en la trama e acontecimientos que suceden a una velocidad incesante”.
Conforme escribían, Gibson y Safinia se adentraron en la fascinante historia de los mayas. Pasaron meses leyendo mitos mayas de la creación y la destrucción, incluyendo los textos sagrados proféticos conocidos como “Popol Vuh”. Escrutaron los textos arqueológicos de más reciente descubrimiento que hablan acerca de la nuevos hallazgos y teorías acerca del colapso de la civilización. A la postre, realizaron viajes a antiguos sitios mayas, que tuvieron un efecto especialmente profundo.
Gibson recuerda: “Me paré encima del templo en El Mirador, en Guatemala, en el único bosque tropical que queda en el país, y tuve la oportunidad de ver el contorno de otras 26 ciudades —todas a nuestro alrededor, como un reloj. Podías ver a la distancia las pirámides brotar de la selva. Fue algo verdaderamente impresionante. En realidad, te puedes dar cuenta cuán poderosa llegó a ser esta civilización en un momento dado”.
Gibson y Safinia también tuvieron largas conversaciones con el Dr. Richard D. Hansen, un renombrado arqueólogo y experto en los mayas, que fungió como asesor en la película. “El entusiasmo de Richard por lo que hace es contagioso. Fue capaz de tranquilizarnos y hacernos sentir seguros de que lo que estábamos escribiendo tenía autenticidad, además de creatividad”, comenta Gibson.
Fue Hansen quien ayudó a Gibson y Safinia a develar algunos de los secretos de los mayas que más les intrigaban —y especialmente darse una idea de cómo una sociedad tan sorprendente pudo haber quedado en ruinas. Hansen confirmó lo que Gibson y Safinia habían intuido: que hay paralelos provocadores entre el final de la sociedad maya y el caos contemporáneo que reina en nuestra actualidad.
“Realmente queríamos saber cuáles fueron las razones detrás de los ciclos de ascenso y colapso mayas”, señala Safinia. “Descubrimos que lo que los arqueólogos y antropólogos creen es que los problemas desalentadores a los que se tuvieron que enfrentar los mayas son extraordinariamente similares a aquellos a los que se está enfrentando nuestra civilización en la actualidad, especialmente cuando se trata de una prevaleciente degradación ambiental, consumo excesivo y corrupción política”.
Gibson añade: “En la historia de la humanidad, los precursores para la caída de una civilización siempre han sido los mismos, y una de las cosas que nunca dejó de surgir conforme escribíamos, es que muchas de las cosas que sucedieron justo antes de la caída del imperio maya están ocurriendo en nuestra sociedad actualmente. Fue importante para mí hacer ese paralelo porque ves estos ciclos repetirse una y otra vez. La gente piensa que el hombre moderno es muy progresivo pero somos vulnerables ante las mismas fuerzas —y también somos capaces del mismo heroísmo y trascendencia”.
Entre más escrutaban Gibson y Safinia la cultura maya, tuvieron más capacidad de desarrollar extensamente a su personaje principal —Garra de Jaguar. La historia de Garra de Jaguar, aquella de un hombre ordinario que es obligado a llevar a cabo actos heroicos, está en la esencia de APOCALYPTO. Una vez que la película da inicio, Garra de Jaguar es un padre joven, prometedor, instintivamente alerta, pero todavía no es un líder en su pequeño e idílico pueblo de cazadores ancestrales. Después, en un abrir y cerrar de ojos, todo su mundo se viene abajo cuando es capturado y llevado por un peligroso recorrido a través del bosque hacia la gran ciudad maya —donde se entera que será sacrificado a los dioses para “pagar” por la extensa hambruna que ha sacudido a su imperio. Ante la inminencia de la muerte, Garra de Jaguar deberá conquistar sus grandes miedos al emprender una huída impetuosa y llena de adrenalina para intentar salvar todo lo que ama en este vida.
A lo largo de su sorprendente viaje, la cámara nunca lo deja, revelando todo lo que ve, siente y experimenta.
A pesar del hecho de que ese personaje vivió siglos atrás dentro de una cultura misteriosa, los guionistas sintieron profundamente contemporánea la conmovedora historia de Garra de Jaguar y su lucha cada vez más valerosa por salvar a su familia. “La historia de Garra de Jaguar es una con la que cualquiera se puede sentir identificado”, indica Gibson. “A lo largo de su viaje, tiene que hacerse a sí mismo a un lado y luchar por algo mucho más importante”.
Parte de lo que hace que la batalla de Garra de Jaguar sea tan épica es la grandeza absoluta por la que está peleando. “El villano principal en la película no es realmente una persona”, comenta Gibson. “Es un concepto, y ese concepto es el miedo. El héroe tiene que sobreponerse a su miedo, y estar sobrecogido por el miedo es una situación con la que todos hemos tenido que luchar en la historia, así como en el mundo actual, y esto es algo con lo que cualquiera se puede identificar”.
Para Gibson y Safinia, los temas implícitos de la lucha del hombre por vivir en balance con la naturaleza, de las sociedades corruptas, del amor familiar y del sacrificio por otros, se convirtió en el fundamento para construir un estado emotivo total, conforme Garra de Jaguar se abre paso a través de una serie tanto de amenazas humanas como salvajes. Esperaban crear una historia que se moviera velozmente, que penetrara muy profundo, de tal forma que todo el impacto de sus temas solamente le pegara a las audiencias hasta después de verla. “Me parece que lo primero que te llama la atención acerca de esta historia es la gran aventura que hay en ella, y el increíble impacto dinámico”, comenta Gibson, “pero debajo de él está la piedra angular de todo lo que ha puesto en marcha el viaje de Garra de Jaguar”.
Una dinámica implacable y una narrativa rigurosamente visual yacen en la mismísima esencia del concepto creativo de APOCALYPTO. “Desde el primer minuto que da inicio la historia, casi todo lo que ves en pantalla está en movimiento”, explica Gibson. “En cada encuadre, la cámara siempre se está moviendo y siempre hay alguien en movimiento dentro de esa toma”.
Una vez que él y Safinia terminaron el guión, todo el diálogo fue traducido al lenguaje yucateco, idioma principal maya que se habla actualmente en la península de Yucatán. Gibson sintió que este efecto iba a provocar que el público se adentrara completamente en este mundo —justo como lo había hecho cuando utilizó idiomas genuinos para “The Passion of the Christ”.
“Creo que escuchar un idioma distinto le permite al público suspender completamente su propia realidad y sentirse atraído al mundo de la película”, resume Gibson. “Y, aún más importante, esto le da énfasis a las imágenes, que son como un tipo de lenguaje universal del corazón”.















UN REPARTO MAYA EN EL MUNDO MODERNO:
MEL GIBSON CONJUNTA UN SOBRESALIENTE REPARTO INDÍGENA

“Cuando un árbol cae, también cae una estrella.
Cuando se acabe el bosque, también nosotros ya no estaremos”.
-- Chan Kin, Anciano Maya Contemporáneo

Si la visión de Gibson para APOCALYPTO iba a cobrar vida, el director sabía que iba a requerir de actores que hicieran sentir la historia absolutamente real, como si en este preciso instante se estuviera desarrollando de manera dinámica. Estaba determinado desde el principio a utilizar solamente rostros que fueran auténticamente autóctonos para narrar su historia indígena —y darle el papel a actores totalmente desconocidos para las audiencias cinematográficas. “Hace que la historia se sienta mucho más real y convincente, porque no tienes punto de referencia alguno de las actuaciones que estás presenciando”, comenta Gibson. “Pero esto no significa que no vayas a ver actuaciones sorprendentes, porque las verás”.
Para lograr una apariencia mesoamericana consistente en cada uno de sus actores, los realizadores abarcaron una red inusualmente extensa de territorio, al haber emprendido una búsqueda por todo México, especialmente Yucatán, la ciudad de México, Oaxaca, Jalapa, Veracruz y Catemaco. La misión continuó en el sur de California y en Nuevo México; en Edmonton, Calgary, Toronto y Vancouver; así como en Centroamérica. Finalmente, tres miembros del reparto provinieron de Canadá, dos de los Estados Unidos y el resto de México y otras partes de Centroamérica, incluyendo más de 700 extras, que, en las secuencias donde se aprecia la ciudad maya, ayudaron a crear una sensación de abarrotada metrópolis de múltiples clases y antecedentes. Algunos de los miembros más jóvenes del reparto que procedían de comunidades indígenas remotas nunca antes habían visto un cuarto de hotel previo a que diera inicio la producción.
“Gran parte de nuestro reparto nunca antes había estado en una película”, comenta Gibson, “pero eso funcionó porque lo que queríamos realmente era captar los instintos primitivos y reacciones naturales, que para mí son las más genuinas y emocionalmente reales. Quería que todo se sintiera auténtico y creíble”.
Gibson contrató a Carla Hool, una agente de casting ubicada en la ciudad de México, para que le ayudara con las audiciones, que involucraban un proceso inusual. “En realidad, los actores tenían que estar en óptimas condiciones físicas, con cuerpos de atleta o de bailarín, además de contar con mucho dinamismo”, explica Hool. “De hecho, parte de nuestro proceso de casting fue ver cómo los actores podían moverse y correr. También los pusimos a leer poesía maya. No estábamos necesariamente buscando a gente con antecedentes histriónicos, a pesar de que tenemos una buena cantidad de actores capaces en el reparto. Pero no tenían que brindar una actuación per se. Tenía que ver más con su aspecto, sus movimientos y con lo que tenían en su interior”.
Para el papel principal de Garra de Jaguar, Gibson sabía que iba a necesitar un actor que el público pudiera seguir a través de su incesante viaje de batallas, sobresaltos y revelaciones inesperadas. Después de extensas audiciones descubrió a Rudy Youngblood, un indio de Norteamérica de la tribu Comanche, Cree y Yaqui, quien hace un fascinante debut como actor en APOCALYPTO. Bailarín, cantante y artista de ceremonias hechiceras, Youngblood también es un consumado atleta, corredor de campo traviesa y boxeador —y su vitalidad física, junto con su elocuencia natural, lo hacían perfecto para el papel de un hombre que corre para salvar su vida, a sus seres queridos y al bosque que siempre ha sido su hogar.
“Rudy tiene una inocencia intrínseca, pero también una fuerza increíble”, comenta Safinia. Gibson añade: “Estoy muy orgulloso de lo que fue capaz de conseguir”.
A pesar del hecho de que Garra de Jaguar vive dentro de una cultura ancestral, Youngblood se identificó de inmediato con él. “Garra de Jaguar es muy parecido a mí”, comenta. “Somos de épocas distintas pero prácticamente la misma persona. Es fuerte. Es alguien que da, no que recibe. Adora a su familia. Es respetuoso y aprende a lo largo de la historia a no sentir miedo. Esto es también lo que se ha enseñado en mi cultura”.
Las habilidades físicas y depurada capacidad atlética de Youngblood le permitieron hacer la mayoría de sus acrobacias, incluyendo una escena que simula un desafiante salto en caída libre desde la cima de una cascada bravía, así como la impresionante escena en la que Garra de Jaguar es perseguido por un jaguar —en la que Rudy tuvo que verse cara a cara con un felino realmente grande. “Rudy es quizás el atleta más puro que he visto en mi vida”, comenta Mic Rodgers, coordinador de acrobacias en APOCALYPTO. “Es una persona muy centrada y no podría estar físicamente en mejor estado. Si no fuera actor, pudiera ser un acróbata de películas”.
Youngblood comenta: “El desgaste físico de esta película fue extenuante y algunas de las escenas —brincar de la cascada y ser perseguido por el jaguar— fueron literalmente cardiacas. Había una adrenalina constante, acción persistente y mucho dolor y miedo, pero Garra de Jaguar es capaz de trascender todo eso. Es parte de quien es”.
Mientras tanto, para el papel de Lobo Cero, el feroz Guerrero Holcan que captura y después debe de cazar a Garra de Jaguar, Gibson le dio el papel a Raúl Trujillo, un nativo de Nuevo México, que es un consumado actor de cine y televisión (“Black Robe”, “The New World”), además de ser bailarín y coreógrafo. Fue el intenso enfoque de Trujillo y sus cualidades de líder —junto con un lado más vulnerable y paternal— que convencieron a Gibson de que podía interpretar el papel, que va más allá del típico perfil en blanco y negro de un villano.
La transformación de Trujillo se consumó cuando se puso el complejo maquillaje que lo convirtió en Lobo Cero. “De hecho, es un tipo muy apuesto, ¡por lo que tuvimos que afearlo un poco!”, enfatiza Gibson. “Desfiguramos sus facciones naturales y le dimos una nariz más mítica. Se convirtió en algo muy aterrador de ver”.
Trujillo retoma la historia: “En nuestro primer encuentro, Mel me dijo, ‘Eres Lobo Cero’, pero en aquel entonces no sabía realmente quién era Lobo Cero. Pero cuando me pongo el disfraz y el maquillaje, en verdad me convertí en Lobo Cero. Fue como Mel dijo, ‘No tienes que aparentar ser aterrador. Eres aterrador”.
No obstante, al momento de interpretar a Lobo Cero, Trujillo quería hacer énfasis en que el personaje no es un ser necesariamente malvado. “Lobo Cero es un personaje perdurable, que ha existido en todas las culturas en la historia de la humanidad”, comenta. “Representa la sombra del héroe de la película. Arrastra a Garra de Jaguar a través de todos los pasos necesarios para convertirse en quien necesita ser, para presentarle esperanza a la humanidad, y un futuro. Quería que tuviera la complejidad de alguien que tiene una tarea por hacer y que la cumple. Realmente invertí energía para desarrollar un personaje que no estuviera arraigado o basado en el mal, sino cimentado en el hecho de que simplemente está llevando a cabo una misión”.
Muchos de los otros personajes principales en APOCALYPTO son interpretados por novatos que impresionaron a los realizadores gracias a sus singulares combinaciones de semblantes clásicos y personalidades pintorescas. Por ejemplo, en el papel del insidiosamente impaciente Guerrero Holcan Tinte de Serpiente está Rodolfo Palacios, un actor de la ciudad de México a quien le dieron el papel por su singular habilidad de verse amenazante de una manera fresca. Todos los días, Palacios tuvo que pasar 7 horas en la silla de maquillaje para portar la compleja red de tatuajes faciales y corporales que hacen a Tinte de Serpiente tan singularmente aterrador. No fue fácil, pero Palacios siempre quedó impresionado por cuán generoso Gibson fue con su diverso y sumamente inexperto reparto. “Siempre estaba platicando con nosotros para saber nuestra opinión del guión, de nuestros personajes, de todo el proceso. Fue muy especial”, comenta Palacios.
Para interpretar a otro aterrador guerrero, al feroz e imponente guerrero Ojo Medio, el veterano actor mexicano Gerardo Taracena se unió al reparto. “Ojo Medio es un personaje absolutamente desquiciado y Gerardo tiene una gran fisonomía, además de ser un actor maravilloso”, comenta la directora de casting Carla Hool con respecto a la elección.
Uno de los personajes más simpáticos de la película, conciudadano de Garra de Jaguar y objeto de muchas bromas en el pueblo, es Blunted. Es interpretado por otro nuevo descubrimiento: Jonathan Brewer, quien proviene de la Reserva Blood en Canadá, donde actúa y también enseña su cultura a niños del centro de la ciudad. Fue el impresionante tamaño de Brewer, pero espíritu gentil, lo que le llamó la atención a Gibson para darle el papel. Brewer quería aportarle el sentido de un auténtico ser humano, debajo del alivio cómico que representa su personaje. “Leí el guión en numerosas ocasiones para discernir quién es realmente Blunted, y platiqué con Mel y los otros actores al respecto. El personaje que ves en pantalla evolucionó a partir de todo eso”, comenta el actor. “Es alguien con quien todos nos podemos relacionar —el gran hombre gentil a quien siempre molestan”.
En el papel del poderoso Sumo Sacerdote de la ciudad maya está Fernando Hernández, quien es maya, originario de Chiapas, México, y que vive actualmente en Canadá, donde conduce ceremonias indígenas de curación. Hernández también aparece este año en “The Fountain”, de Darren Aronofsky. Siendo maya, se sintió especialmente apegado a los temas más vastos del filme. “Creo que es importante mantenerse en balance y la película muestra qué sucede cuando el desequilibrio se apodera”, comenta. “Como seres humanos, siempre tenemos la responsabilidad de intentar crear una sociedad que restaure el balance”.
Entre los demás actores de origen maya en la película se encuentran el Cronista Anciano, que entretiene al pueblo con mitos y leyendas alrededor de la fogata. Para interpretar este breve pero memorable papel, Gibson eligió a un auténtico cronista maya, que fue descubierto en un pequeño poblado en Yucatán.
Muchos de los actores fueron encontrados por casualidad. El personaje de Quijada de Dinero es interpretado por Carlos Ramos —un inmigrante de El Salvador que trabajó en un carrito de jugos en Santa Mónica, antes de haber sido descubierto bailando en el Third Street Promenade. Otro descubrimiento alentador se presentó cuando los realizadores vieron por primera vez el espectacular semblante de Dalia Hernández, una bailarina y estudiante de Veracruz, cuyas cautivadoras y clásicas facciones la hicieron la mismísima imagen de la bella e inventiva esposa de Garra de Jaguar, Siete. La experiencia de otros miembros del reparto en APOCALYPTO era muy diversa, al ser bailarines, mimos, acróbatas, gimnastas, intérpretes de circo, actores de teatro y de teatro callejero, músicos, así como un asistente de producción de televisión e incluso un maestro de primaria de Cancún, que nunca antes habían actuado en cine.
Sin importar de dónde provenían los miembros del reparto o cuáles hayan sido sus antecedentes previos, Gibson quería borrar todo eso mientras sus actores se adentraban totalmente en la realidad del mundo maya de la película.
“Lo que es sorprendente es que Mel ha creado una película épica básicamente con actores no profesionales, la mayoría de los cuales nunca antes había estado frente a una cámara”, comenta el productor ejecutivo Ned Dowd. “Fue paciente, considerado y detallado, hasta el punto que en muchas ocasiones se ponía a actuar las escenas para y con los actores. Fue notable ver cuán comprometido estaba con su reparto, dedicando incansablemente su tiempo y energía no sólo a los actores principales sino también a los extras, para ayudarlos a entender y encontrar ese algo especial dentro de ellos que definiera su personaje”.



UN LENGUAJE UNE A UN REPARTO MULTINACIONAL:
APRENDIENDO A HABLAR MAYA YUCATECO

“Con frecuencia, la verdadera creatividad inicia donde el lenguaje termina”.
-- Arthur Koestler

Una vez que arrancó APOCALYPTO, Mel Gibson se enfrentó a una extraordinaria serie de retos. No sólo estaba trabajando con un reparto de neófitos y actores no profesionales, muchos de los cuales hablaban diferentes lenguas maternas, sino que quería que todo el reparto internacional hablara en maya yucateco para la película. Si bien el maya yucateco es el lenguaje que se habla actualmente en la península de Yucatán, pocas personas fuera de esa zona lo han escuchado, mucho menos hablado.
Si bien la película le da énfasis a la intensidad de sus imágenes por sobre el uso del diálogo, para los actores, hablar el lenguaje correctamente era de tremenda importancia para generar actuaciones auténticas. Rudy Youngblood: “Es una cuestión de respeto, porque no solamente estamos representando personajes, sino toda una forma de vida de la gente; su manera de hablar y su manera de comportarse. Así que el entendimiento de la cultura y el lenguaje era muy importante para nosotros”.
Durante seis semanas, oradores nativos yucatecos le enseñaron a los actores la correcta pronunciación e inflexión de sus diálogos, que fue retador para todos. Jonathan Brewer, quien interpreta a Blunted, comenta: “Es un lenguaje muy difícil de aprender porque tienes todos estos chasquidos y clics que haces con tu boca y lengua. También, ¡una cosa es aprender a hablar el idioma y otra hablarlo mientras usas dientes postizos!”.
Para ayudarlos todavía más en el proceso, a cada actor se le entregó un reproductor MP3 para que pudieran escuchar continuamente sus diálogos hasta que el lenguaje lo sintieran familiar. Durante la producción, los instructores de dialecto estaban en el set todos los días para verificar la pronunciación y hacer las correcciones que fueran necesarias. En casos donde los realizadores necesitaban líneas adicionales o si se hacían modificaciones al diálogo, le brindaban a Gibson la manera de expresarse y pronunciación correctas con respecto a la forma en como se tiene que decir en realidad.
Los instructores locales de diálogo quedaron conmovidos por la buena voluntad de Gibson por utilizar su idioma natal en una película de alcance mundial. “APOCALYPTO tendrá un gran impacto en mis hermanos maya debido al orgullo y amor de nuestra cultura, y, sobre todo, por nuestras raíces, nuestro idioma y nuestros ancestros”, comenta Hilario Chi Canul, uno de los instructores de diálogos maya cuyo apellido, casualmente, significa “Guardián del Idioma”.
No obstante, para Gibson, el verdadero impacto de APOCALYPTO yace en el lenguaje que une a la gente alrededor del mundo: el lenguaje de lo visual, con su impacto que va más allá de las palabras.


VIAJE A LA JUNGLA:
LA PRODUCCIÓN DE APOCALYPTO

“La luna más fascinante se ha elevado sobre el bosque”.
-- De “Las Canciones de Dzitbalché”, Antiguo Poema Maya

Antes de haberse dirigido a las junglas de México, Mel Gibson tenía una visión aguda de lo que tenía que conseguir ahí —y era nada menos que un efecto de máquina del tiempo. “Quería que el público se sintiera completamente parte de aquella época y no quería rastro alguno del siglo XXI —mientras que, al mismo tiempo, quería que cinematográficamente tuviera un dinamismo vertiginoso y que fuera muy moderna”, comenta. “Eso fue muy difícil de hacer”. Sabía que iba a requerir de un equipo de colaboradores increíblemente talentoso, pero también inusualmente flexible y devoto, por lo que se dio a la tarea de conjuntar un equipo de producción que incluyera múltiples veteranos de películas épicas y ganadoras del Oscar®.
Para empezar, el equipo buscó implacablemente locaciones que pudieran establecer una atmósfera auténtica de jungla. Recorrieron México, Guatemala y Costa Rica, pero, al instante, se enfrentaron ante retos intimidantes. Conforme buscaban, el equipo quedó impactado por la cantidad tan reducida que queda de bosques tropicales en América. “Realmente te pega de lleno entre los ojos”, comenta Gibson. “Es una gran vergüenza que estos bosques estén desapareciendo por hectárea, al minuto. Afortunadamente, fuimos capaces de encontrar un bosque tropical muy bello en México, que se convirtió en nuestra jungla”.
Este denso y frondoso bosque con enredaderas e inmensos árboles, tan importantes para la acción de la historia, fue encontrado a las afueras de Catemaco, México. Es uno de los últimos bosques tropicales preservados en México y es conocido en el lugar simplemente como “La Jungla”. Mientras tanto, para construir la ciudad maya, los realizadores se establecieron en un vasto y remoto campo de caña de azúcar, en Boquerón, aproximadamente a 45 minutos a las afueras de la ciudad de Veracruz, donde Gibson y su equipo tuvieron el espacio para crear toda una metrópolis maya de la nada. Al utilizar en gran medida mano de obra local, la producción estaba especialmente satisfecha en proporcionar trabajo y fomentar la economía local.
Acto seguido, para crear la apariencia penetrante de APOCALYPTO —donde la cámara planea con fluidez y a una gran velocidad a través de la jungla maya—, Gibson reclutó al director de fotografía Dean Semler, ganador del Oscar® por su trabajo en la épica de indios norteamericanos “Dances with Wolves”. Gibson quería a alguien que estuviera dispuesto a tomar riesgos visuales audaces y pudiera llevar a cabo los vertiginosos movimientos de cámara que había imaginado. “Necesitaba a alguien que pudiera ejecutar mis ideas, además de aportar las suyas”, comenta.
Después de intensas discusiones, Gibson y Semler decidieron que iban a filmar APOCALYPTO digitalmente, y utilizar el vanguardista sistema de alta definición Genesis™, de Panavision. Si bien el sistema era nuevo, Semler sintió que les podía dar la movilidad requerida, la versatilidad y, especialmente, la capacidad para filmar en condiciones climatológicas extremas —lluvias torrenciales, calores sofocantes y lodo viscoso los esperaban—, para poder contar la historia.
El sistema Genesis™ también ofrecía otras ventajas. “APOCALYPTO es acerca de una persecución intensa, así que queríamos enfatizar la velocidad, que sólo puede ser intensificada por un tipo de efecto de estroboscopio —un efecto que pudimos crear con la Genesis™ y la capacidad de 360° que tiene su obturador”, explica Semler. “Probó ser fenomenal en las secuencias de persecución, al darnos imágenes que no se hubieran podido obtener con ninguna otra cámara. Todo está ahí, se siente real, y nos ha brindado una dimensión y velocidad totalmente nuevas e intensificadas”.
Genesis™ también le dio la oportunidad a Gibson y Semler de utilizar fuentes de iluminación naturales y filmar casi en la penumbra bajo la bóveda de un bosque tropical, donde la luz ambiental con frecuencia disminuía a niveles drásticamente bajos pasado el medio día. Además, las escenas nocturnas podían ser filmadas con increíble detalle usando sólo la luz que emanaba de las fogatas alrededor del pueblo. “A lo largo de las escenas con fogata, veíamos los monitores y todo el pueblo se veía iluminado. Todo el lugar cobró vida —la gente, sus rostros, las chozas y los árboles. No lo podía creer”, recuerda Semler. “Y como estábamos filmando con una apertura más lenta, esto provocaba que las llamas se vieran lánguidas, titilando, pero casi como si fueran algo líquido, muy suaves. Fue algo absolutamente bello”.
Semler estaba fascinado especialmente con la capacidad de usar telefotos de noche, que, justo desde el inicio, le dio a las secuencias de acción un efecto estimulante. “Al utilizar el telefoto en aquella secuencia inicial nocturna, cuando ves a los holcanes corriendo hacia la cámara, están muy comprimidos, casi apilados. Es espectacular, algo que no se hubiera podido lograr con película cinematográfica”, comenta.
Al haber utilizado cuatro cámaras de manera simultánea, filmar en formato digital le permitió a Semler dejar que la cámara corriera para conseguir tomas prolongadas —en algunas ocasiones de hasta 20 minutos—, lo que también hubiera sido imposible conseguir con película cinematográfica. Además de la versatilidad de su sistema, la cámara también soportó algunas condiciones extremas, incluyendo huracanes, vientos fuertes y días de 48° C.
Semler resume: “Como director de fotografía de esta película fui capaz de ir a lugares a los que nunca antes había ido. Las posibilidades creativas fueron verdaderamente fenomenales”.
El diseñador de producción Tom Sanders, nominado en dos ocasiones al Premio de la Academia® y quien previamente había colaborado con Gibson en su película ganadora del Oscar® “Braveheart”, también se enfrentó a posibilidades creativas increíbles. La carrera de Sanders abarca numerosas películas épicas —sus diseños han comprendido desde los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial en “Saving Private Ryan” al mundo fantástico de “Dracula”—, pero en APOCALYPTO se enfrentó a la singular tarea de darle vida completamente a un mundo perdido de pueblos primitivos y reinos de extrema opulencia.
Comenzó con una extensa investigación de la arquitectura maya y las técnicas de construcción que hubieran sido utilizadas en una antigua ciudad maya, incluyendo la fortificación de paredes, edificios, pirámides, plazas, monumentos, tzompantlis , chozas, mercados y áreas mercantiles. Al trabajar de cerca con el Dr. Richard Hansen, Sanders también estudió las herramientas, utensilios, armas de guerra mayas (en colaboración con el armero Simon Atherton), hasta llegar a sus textiles y alfarería. Después, comenzó la monumental tarea de erigir este mundo de la nada. “Casi todo lo que ves en la película, incluyendo la utilería, fue hecho a mano en México”, comenta Sanders.
Para el pueblo de Garra de Jaguar, donde la gente vive en armonía con la naturaleza, Sanders se topó con que no había muchos datos verídicos de donde partir. Como sólo fueron escritas o ilustradas las vidas de los nobles maya, la vida del habitante común en el bosque sigue siendo un misterio hoy en día —por lo que aquí Sanders recurrió a la extrapolación y la imaginación. “Pensé que sería interesante si las chozas del pueblo se vieran como nidos en el bosque. En el pueblo todo es muy claro y orgánico, que contrasta con las columnas mecánicas de piedras angulares de la ciudad maya”, comenta.
El diseño también se vio influenciado por el perturbador ataque sorpresa que trae consigo el viaje de Garra de Jaguar. “Debido a la verticalidad del bosque, quería crear estructuras donde pudieras ver a través de las paredes de las casas, cuando el pueblo está siendo asaltado”, indica Sanders. “Elevamos las chozas para que pudieras ver sólo pies corriendo y obtener puntos de vista aterradoramente caóticos de gente atacando y huyendo”.
Pero el golpe de gracia de Sanders fue construir la gran ciudad maya de forma que diera a las audiencias un sentido de todo el resplandor —pero también del efervescente caos con indicios de esclavitud, hambre y pánico— de los centros de poder maya hacia el final de sus días. La misión comenzó con una maqueta intrincadamente detallada. “Soy escultor y la manera en como diseño es, primero, construyo todo el set en una gran maqueta tridimensional de 4 metros”, comenta Sanders. “De esta forma, puedo ver cómo cada pieza se relaciona con las demás y me permite ver las mejores posiciones de cámara con respecto a cómo Mel lo imaginó para la pantalla”.
Posteriormente, reclutó a varios equipos de construcción, así como a escultores, modelistas, pintores, yeseros, jardineros y más de 100 trabajadores locales para convertir la maqueta en una realidad de tamaño natural. A final de cuentas, la ciudad iba a albergar un paisaje notablemente diverso. En la periferia está el destituido y dilapidado Pueblo Shanty, hasta llegar a las zonas de clase media con sus chozas de techo de palma, pasando por el área comercial, donde la manufactura se lleva a cabo, y finalmente el mercado, donde se reúnen los ricos y los pobres para comprar y vender mercancías, incluyendo esclavos.
Después de la construcción principal, todo fue deteriorado para mostrar el reciente estado de decadencia de la ciudad —hasta aguas negras ficticias fluyendo por los canales contaminados de la ciudad. Campos de maíz y otras cosechas fueron sembrados y después extinguidos para intensificar la atmósfera amenazante de la hambruna y la catástrofe. “Todo lo que plantamos, queríamos que se muriera”, comenta Sanders. “La teoría es que estamos en medio de una sequía, razón por la cual están sacrificando seres humanos a un paso acelerado. Queríamos mostrar el daño ambiental que ha provocado esta situación”.
Las pirámides que Sanders y su equipo construyeron fueron inspiradas en aquellas que encontraron en la antigua ciudad de Tikal, que llegó a ser la ciudad maya más grande. Si bien tuvieron como base una extensa investigación para sus diseños, el equipo también tuvo que adaptar las proporciones a las requisitos de una producción cinematográfica moderna. “Para acomodar a los actores, extras, equipo de producción y cámaras encima de la pirámide principal, tuvimos que ampliar las secciones más angostas hasta en un 20% para brindar más espacio, donde la acción pudiera ocurrir”, explica Sanders.
Para Sanders fue especialmente gratificante ver cuán conmovido estaba el Dr. Hansen, experto en cultura maya, la primera vez que piso la ciudad maya recreada. Hansen apunta: “Le han dado vida al pasado en una forma que raramente se ha visto en el cine”.
Para hacer que el pasado cobrara aún más vida, Gibson recayó en otro vital equipo de colaboradores —la diseñadora de vestuario Mayes Rubero, el diseñador de peinados y maquillaje Aldo Signoretti y el diseñador de maquillaje Vittorio Sodano, quienes trabajaron en concierto para crear una apariencia que fuera desde las puntas de los pies hasta la cabeza, en cada uno de los personajes de la película. Desde los semidesnudos aldeanos —con sus tapones de oído y dientes picados— hasta los intrincados vestuarios de la realeza y sacerdotes mayas —con su bordado de figuras, complejas cuentas de conchas, penachos ornamentados y joyería de grandes tamaños—, el trío tenía su trabajo bien definido.
Casi todo elemento del vestuario fue creado a mano, con exquisito detalle, por cientos de artistas en todo México. La diseñadora de vestuario Mayes Rubeo, oriunda de la ciudad de México, estaba bien preparada para la tarea. Previamente, había llevado a cabo una extensa investigación para un documental mexicano de los antiguos mayas que nunca se hizo, así que estaba íntimamente familiarizada con la moda maya, desde los atuendos de diario hasta el de las ceremonias. Rubeo después armó un equipo de 52 personas, incluyendo profesores de bellas artes, estudiantes de moda, bordadoras y artistas de plumas, quienes crearon individualmente cada pieza para cada uno de los personajes.
Rubeo se enfocó en revelar la sorprendente diversidad de aspectos que hubieran sido vistos en una gran ciudad maya. “Queríamos mostrar la complejidad y variedad de los estilos maya, desde figuras hasta joyería y penachos, y mostrar la manera en como se vestían las distintas clases en la sociedad maya”, comenta Rubeo. “Los mayas tenían muchos tipos de belleza. Cada individuo personalizaba su aspecto”.
Un reto al que se enfrentó Rubeo fue el aprecio que los mayas le tenían al jade en su joyería, que denotaba poder, riqueza y prestigio. “Debido a que el jade es muy pesado y costoso, mi equipo aprendió a pintar a mano otros materiales para poder obtener la belleza del jade, pero que fuera de un peso más ligero”, comenta Rubeo. Las valiosas plumas de Quetzal, color esmeralda, usadas tradicionalmente en los penachos de los reyes mayas, también fueron imposibles de conseguir. Debido a que el Quetzal es un pájaro en peligro de extinción, Rubeo encontró un sustituto adecuado en el faisán, cuyas plumas café, mucho más mundanas, fueron blanqueadas individualmente, teñidas de verde y pintadas a mano para lograr el efecto deseado.
Cuando se trató de telas, Rubeo intentó usar materiales originales de los mayas, por lo que consiguió lienzos decorativos de comunidades mayas modernas, tales como las que se encuentran en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, así como en Oaxaca, donde el algodón todavía es hilado a mano. “Obviamente, no pudimos conseguir suficiente tela para hacer más de 700 atuendos con varias copias de cada uno”, comenta Rubeo. “Así que al utilizar muestras genuinas, realicé una vasta investigación para encontrar telas reproducibles que fueran muy similares a las auténticas”. El haber utilizado los servicios de un experto de teñido de la ciudad de México, permitió que las telas fueran teñidas a mano para igualar los colores que los antiguos mayas hubieran obtenido de fuentes animales, minerales y herbarias.
Para engrandecer el trabajo de Rubeo, y agregarle más detalles intrincados, se encontraba un equipo internacional de estilistas, fabricantes de pelucas y maquilladores, que alcanzaron la suma de 300, provenientes de Italia, México, Malta, Francia, Inglaterra, Irlanda y otros países. Sus trabajos iban desde aplicar tatuajes y pintura corporal a simular las marcas en el cuerpo de los ritos de sacrificio. Varios de los personajes de la película —incluyendo las poderosas figuras mayas del Rey, la Reina, el Sumo Sacerdote, los Chacs y las Mujeres de Jade— fueron tan complejas en su apariencia que les llevó entre tres y cuatro horas aplicarles cada mañana el maquillaje. En el caso de Tinta de Serpiente, con su maraña salvaje de cicatrices y tatuajes, todo el procedimiento de maquillaje tardó aproximadamente siete horas.
“Todos nuestros tatuajes fueron hechos a mano para los actores, así como para los extras”, comenta el diseñador de peinados y maquillaje Signoretti. “Queríamos que las líneas de los tatuajes se vieran tan reales como si se las hubiera hecho un artista de tatuajes”.
Sin importar cuál fuera el personaje, la perfección del más ínfimo detalle era una necesidad. “Debido a la manera en como Mel filma, debíamos tener todo perfecto en cualquier ángulo, incluso para cada uno de los extras”, comenta el diseñador de maquillaje Sodano. “Mel hace muchos primeros planos y mientras la cámara se está enfocando en la escena que se está filmando, otra podría estar encuadrando a uno de los extras”.
Los artistas de maquillaje también intentaron recrear algunas de las inusuales deformaciones corporales que los mayas utilizaban como indicadores de estatus. Cada actor y extra tenía que portar bobinas especiales en las orejas; lóbulos extendidos obstruidos con piedras o huesos, que fueron una característica de los antiguos mayas. Como no podían expandir las orejas de los actores —como lo hacían los mayas— aditamentos especiales fueron fabricados para las orejas con un silicón flexible, y después pintados minuciosamente para que empataran con la piel de cada actor. Otra práctica maya común fue la deformación del cráneo. A los pocos días de nacer, se le colocaba al infante un tablero en la frente, lo que provocaba que ésta se contrajera hasta adquirir la famosa forma de la cabeza maya. Para simular este efecto, a muchos de los actores les afeitaron sus entradas más arriba en la cabeza y portaron penachos extendidos.
Los espectaculares sets y maquillaje —junto con la fotografía digital y la irremplazable belleza y peligros de la jungla— ayudaron a forjar la intensa realidad visual, que fue clave para la visión de Gibson. “Lo que quisimos hacer con la cámara, sets, maquillaje, vestuario y actuaciones fue hacerlo todo tan real y creíble como fuera posible para la época”, comenta. “Creo que la película tiene un mensaje importante que transmitir, pero si puedes llevar ese mensaje de una manera impactante y emocionante, eso es todavía mucho mejor”.



EL CORAZÓN DE APOCALYPTO:
¿QUIÉNES FUERON LOS MAYAS Y QUÉ FUE DE ELLOS?

“Estos son los días de nuestro gran lamento. La tierra tiene sed. Una gran plaga infesta
nuestras cosechas.”
-- Sumo Sacerdote, APOCALYPTO

APOCALYPTO es la primera gran película de acción y aventuras de Hollywood situada en medio de la gran civilización maya de Mesoamérica. Pero, ¿quiénes fueron los mayas? Como detectives que escudriñan un vasto misterio, los arqueólogos de la actualidad están intentando encontrar respuestas a aquella pregunta de las míticas pirámides, ciudades enterradas y artefactos intrigantes que dejaron atrás. Con todo y que llegaron a ser en una ocasión la civilización más poderosa en América, ni la riqueza, ni el poder, ni su brillante ingeniería pudo salvar a los mayas de un devastador colapso colectivo.
La vasta tierra maya llegó a abarcar cinco países de la actualidad —México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador— y se desarrolló en tres periodos distintos: Maya Preclásico, Maya Clásico y Maya Posclásico, desde el 2,400 AC hasta el siglo XV DC. Sabemos que eran una sociedad progresiva que creó arte intrincado, dominó las matemáticas, forjó su propio sistema de escritura, tuvo un profundo entendimiento de la astronomía y fueron hábiles agricultores, artesanos y arquitectos, cuyas ciudades urbanas prosperaron en el bosque. Pero también sabemos que se involucraron en prácticas brutales, fomentaron la guerra y que en su compleja sociedad existía la violencia, la esclavitud y el caos.
Para saber más acerca de quiénes fueron los mayas y por qué su sofisticada civilización declinó y desapareció, Mel Gibson, Farhad Safinia y todo el equipo de producción de APOCALYPTO trabajó estrechamente con varios arqueólogos, incluyendo uno de los asesores clave de la película: el Dr. Richard D. Hansen, un explorador contemporáneo que ha estado excavando una red masiva de 26 ciudades maya sepultadas bajo siglos de espesa jungla, en Guatemala.
Para Hansen, el encanto de APOCALYPTO no solamente recayó en la recreación visceral del filme de la forma de vida en la época de los mayas —sino su investigación de cómo una sociedad con un poder tan extraordinario se autodestruyó. “Sentí que Mel Gibson estaba realmente interesado no sólo en la realidad de esta civilización, sino en la realidad de las presiones que fueron fundamentales para su ocaso. Es una historia que necesita ser contada. Si una sociedad no aprende de su historia, quizás y se vea obligada a repetirla”, advierte Hansen.
Hansen le enfatizó a Gibson cuán capacitada se había convertido la sociedad maya en el periodo Clásico. “La cosa fascinante acerca de los mayas es que fueron capaces de llevar la complejidad social a un nuevo nivel en el hemisferio occidental”, explica Hansen. “Para el Periodo Clásico, inmensas ciudades estaban prosperando por todos lados, y una serie de ciudades de menor tamaño a su alrededor estaban alimentando y suministrando a estas grandes ciudades con mercancías que necesitaban”.
De hecho, una pieza fundamental en la longevidad de esta civilización fue su éxito en la agricultura. “Las ciudades mayas eran ciudades verdes”, indica Hansen. “Tenían cualquier fuente disponible para el cultivo. Cosechaban maíz, frijoles, algodón, chayote, cacao y una gama de frutas tropicales. Y cuando puedes comer, te puedes enfocar en otras cosas, como la astronomía, las matemáticas, la música, el arte, la guerra y el gobierno”.
En el punto más álgido de la civilización, los mayas estaban especialmente enfocados en intentar entender el tiempo y el mismísimo significado de la vida. “El ciclo del tiempo pasó a ser algo forjado y grabado cuidadosamente en su ideología, cosmología y comportamiento. El ciclo de la vida y el ciclo del tiempo comenzaron a ser un patrón que era observado en los mundos natural y espiritual”, señala Hansen.
No obstante, junto con su temprana fascinación con la ciencia estaba la creencia en la superstición y en la influencia de fuerzas invisibles. Creían que el mundo estaba gobernado por deidades poderosas que mantenían el orden —pero sólo si los seres humanos se comportaban de manera apropiada y respetaban los rituales y ofrendas preescritos. Si no lo hacían, o si los sumos sacerdotes y reyes lo advertían, esto traería consigo una venganza de los iracundos dioses, en forma de enfermedad, plagas, cosechas malogradas, sequía y otros desastres naturales.
Se decía que los poderosos sacerdotes maya eran las únicas personas que se podían comunicar directamente con los dioses, y eran ellos quienes supervisaban las ofrendas habituales a las deidades. Éstas comprendían desde comida e ídolos de cerámica hasta sacrificios humanos a finales del Periodo Posclásico. Los seres humanos eran considerados la máxima ofrenda y con frecuencia recurrían a ellos con la esperanza de calmar a los dioses en tiempos de gran tumulto. Eventualmente, para hacerse de más cautivos para el sacrificio, los mayas se enfrascaron cada vez más en guerras.
Los mismos sacrificios estaban repletos de rituales. La víctima era desnudada y pintada de azul, después cubierta con una manta encima de un altar de piedra. Finalmente, el sacerdote enterraba una navaja, hecha de pedernal u obsidiana, directamente en el corazón y lo extraía, todavía latiendo. No obstante, los mayas también creían que las víctimas del sacrificio, incluso a pesar de dar sus vidas, obtendrían algo —ingresar de manera instantánea al paraíso. “Los mayas creían devotamente en el infierno y en la vida después de la muerte”, comenta el Dr. Hansen. “Creían que estaban aquí por una razón y que tenían un lugar a donde ir y la oportunidad de resucitar, ideas que estaban sumamente enraizadas en su ideología”.
Gibson estaba fascinado con esta dicotomía entre el lado gentil y el lado sombrío de la cultura maya. “En muchas cosas eran muy sofisticados y en otras eran muy salvajes”, acota. “Pero una de las cosas que me parecen muy interesantes es que tenían muy claro que su sociedad iba a ascender y a caer. Haya sido una profecía que tiende a cumplirse por su propia naturaleza o no, fueron tremendamente acertados; sabían que existía una cierta cantidad de tiempo, un periodo de entre 400 y 500 años, en el que una sociedad podía prosperar, antes de que todo se viniera abajo”.
Conforme crecían las ciudades mayas, también se magnificaba el poder político de la realeza y los sacerdotes. Con el paso del tiempo, la sociedad parece haberse obsesionado cada vez más con el consumo exagerado, con la preservación del poder de la elite, con el control de los recursos y la manipulación de poblaciones sumisas, a través del temor reverente, la humillación y el miedo. Los gobernantes exigían de manera constante cosas cada vez más grandes, mejores y en mayor cantidad. Y con todo este incuestionable crecimiento, sólo por crecer, tuvieron que pagar un precio —la decadencia final de una de las civilizaciones más grandes que el mundo haya conocido.
“Esta misma historia la encontramos en múltiples culturas a lo largo de toda la historia del mundo, e incluso en la actualidad, donde una degradación del ambiente y una degradación de los sistemas sociales pueden traer consigo un estrés general en una sociedad. Este tipo de estrés es lo que provoca eventos catastróficos en la historia humana, y debemos aprender de ellos”, comenta el Dr. Hansen.
Quizás y no haya habido una sola causa definitiva del colapso maya. En cambio, estudiosos y arqueólogos citan una serie de causas interrelacionadas, incluyendo la deforestación, los cambios climáticos —que provocaron sequías y hambrunas—, el incremento de la guerra, la propagación de enfermedades, una pérdida de rutas de comercio importantes y la revuelta popular. Es muy factible que cada una de ellas haya contribuido a la fractura de la sociedad.
La deforestación es de particular interés para el Dr. Hansen, quien explicó a los realizadores cómo pudo haber desempeñado un papel importante en la aniquilación de los reinos mayas. Descubrió que en el proceso de crear el cemento de estuco, del árbol de tilo, utilizado para construir sus templos, palacios, plazas y monumentos, los mayas tuvieron que crear fogatas para calentar la piedra caliza. “Necesitaban cinco toneladas de madera fresca y verde para generar una tonelada de cal viva”, indica Hansen. “Encontré una pirámide en El Mirador que debió de haber necesitado casi 650 hectáreas de bosque disponible sólo para cubrir un edificio con estuco de tilo. Así que, ¿cuántas hectáreas más se han de haber utilizado para una ciudad maya? Esta construcción masiva estaba ocurriendo en muchos lugares distintos, lo que trajo consigo una devastación a gran escala”.
Continúa: “Una vez que se acabaron los árboles del bosque, el barro inundó los pantanos, lo que dificultó la producción del humus orgánico que era esencial para su agricultura. Ya no podían alimentar a grandes poblaciones, por lo que les era imposible mantener a científicos, sacerdotes, astrónomos, soldados y todos los accesorios de una sociedad compleja. La paz y la tranquilidad se habían desvanecido”.
Gran parte de esto es representado en APOCALYPTO con imágenes desoladoras que muestran campos resecos e interminables construcciones en la ciudad maya; muy lejos de la abundancia verde que existe en la jungla de Garra de Jaguar.
Incluso a pesar de que la civilización maya decayó y después desapareció, no sucedió lo mismo con su gente. En la actualidad, todavía existen aproximadamente cuatro millones de mayas étnicos viviendo en México y Centroamérica. El grupo más grande es el yucateco, cuya cantidad ronda en los 300,000, y se ubica en la Península de Yucatán, México. Cerca de Chiapas, México, vive el maya lacandón, que continúa practicando tradiciones de la antigua religión y cultura maya. No obstante, los lacandones y otros mayas enfrentan, irónicamente, una batalla moderna contra aquellos que buscan deforestar lo que queda de sus sagradas junglas. Incluso el jaguar, alguna vez venerado como un gran poder entre los mayas, se encuentra en peligro de extinción.
Al haber hecho APOCALYPTO, Mel Gibson espera haber sido resoluto en su retrato de una sociedad encaminada hacia sus días finales —pero también quería incluir otro concepto vital: la esperanza. “La historia de Garra de Jaguar es la historia de la chispa de vida que existe incluso en una cultura de muerte”, comenta. “Cada final es también un nuevo comienzo”.





CRONOLOGÍA DE LOS MAYAS


3100 AC Según el calendario maya, se crea el mundo.

2600 AC La cultura maya comienza a formarse en las regiones montañosas y tierras bajas de Centroamérica. Se establecen técnicas de agricultura en los pueblos.

1500 AC El Periodo Preclásico de los Maya da inicio una vez que la cultura comienza a prosperar.

700 AC El primer escrito aparece en Mesoamérica.

400 AC Aparecen por primera vez calendarios solares maya de piedra, los primeros conocidos.

300 AC Grandes ciudades mayas comienzan a aparecer en el paisaje, incluyendo Tikal, Uaxactun y El Mirador. Se establece el sistema real de gobierno de reyes y nobles.

200 DC Una vez que la civilización olmeca declinó, los mayas se volvieron el poder dominante en la región. El Periodo Clásico, cumbre de conocimiento de expresión cultural, comienza.

600 DC La ciudad de Tikal alcanza una población de 500,000 habitantes, convirtiéndose en la ciudad-estado más grande y poderosa en Mesoamérica, mientras un evento desconocido destruye la otrora poderosa ciudad de Teotihuacan.

750 DC Un periodo de guerra y caos se desata una vez que el comercio maya viene a menos, y se incrementa el conflicto entre estados maya.

800 DC Muchas de las grandes ciudades maya son abandonadas, una vez que el poder cambia hacia ciudades del este, tales como Coba, en México.

899 DC Tikal es abandonada.

900 DC Con el colapso de las grandes ciudades, comienza el Periodo Posclásico. Si bien muchos municipios mayas continúan con sus tradiciones, unos cuantos cientos de años después la cultura maya se ha mezclado con la cultura tolteca.

1517 DC Los españoles llegan a Yucatán, trayendo consigo enfermedades que aniquilarán al 90% de la restante población maya. Si bien la gran mayoría de los mayas son conquistados, muchos continúan su revuelta contra el gobierno español a través de refriegas que continúan durante un siglo.

1695 DC Las ruinas de Tikal son descubiertas por un sacerdote español.

1697 DC La última ciudad maya en función, Tayasal, sucumbe.

2012 DC El 22 de diciembre, termina el calendario maya. Según las profecías mayas, el mundo quedará por siempre alterado por una serie de poderosos temblores.


UN GLOSARIO DE FRASES MAYAS DE APOCALYPTO

“Hijo mío, no tengas miedo”. (Cielo de Pedernal a Garra de Jaguar)
En Maya: In waal ma’ saajakta.

“Buscamos un nuevo comienzo”. (Cazador de Peces a Garra de Jaguar)
En Maya: Yan kaxtik tuumben chuunuj.

“Nuestra vida ha terminado”.
En Maya: Ak kuxtale’ ts’o’oki

“Nuestras tierras han sido devastadas” (Cazador de Peces)
En Maya: K-lu’uma p’ap’ay xoot ta’abi.

“El miedo es una enfermedad. Elimínalo desde tu corazón”. (Cielo de Pedernal a Garra de Jaguar)
En Maya: Le saajkilo jump’eel k’oja’anil. Jo’os ta puksi’ik’al.

“Vi un hueco en el hombre. Profundo, como un hambre que nunca podrá sentir”.
En Maya: Tene’ tin wilaj lu’ulumkabe yaan ti jump’eel noj jool tu puksi’ik’al. Jun’p’eel jool bey wi’ij mun xu’upule.

“Ve al bosque. Corre. No mires atrás”.
En Maya: Puuts’ ene’ex tu t’s’u noj k’aax. Ma’ sut ka wiche’ex.

“Eleva tu espíritu. Cree que tienes fuerza.”
En Maya: Liik’sa wo’ol, tukle’e yaan a muuk’.

“Soy Garra de Jaguar, hijo de Cielo de Pedernal. Mi Padre cazó en este bosque antes que yo. Mi nombre es Garra de Jaguar. Soy cazador. Este es mi bosque. Y mis hijos cazarán en él con sus hijos, después de que yo me muera”.
En Maya: Tene’ J-Yich’ak, u yaalen J-Tuunich Ka’an. Leti’e’ ts’oonaj te’ ts’u noj k’aaxa’ taanil ti’ teen. In k’aaba’e’ J-Yich’ak. J-ts’oonaalen. Le noj k’aaxa’ in tial. In paalal yaan u ts’oono’ weye’ yeetel u paalalo’ob xan ken xi’iken.
 

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