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Información Sobre la
Producción
El equipo responsable de ese fenómeno global conocido como The Da Vinci
Code regresa para la altamente anticipada Ángeles y Demonios, basada en
el best seller de Dan Brown. Tom Hanks encarna de nueva cuenta al
experto en símbolos de Harvard, Robert Langdon, quien descubre que
ciertas fuerzas antiguas están al acecho, y que sus representantes no
recusaran ningún método, incluso el asesinato, a fin de colmar sus
objetivos. Ron Howard funge una vez más como director de esta cinta, que
asimismo está producida por Brian Grazer, Ron Howard y John Calley. El
guión es de David Koepp y Akiva Goldsman.
¿Qué terrible descubrimiento podría hacer que el Vaticano llamara a
Robert Langdon, el hombre que pudo descifrar el código más controvertido
de la historia? Cuando Langdon descubre cierta evidencia que indica el
resurgimiento de una hermandad secreta conocida como los Illuminati – la
organización subterránea más poderosa de todos los tiempos – también cae
en la cuenta de la amenaza mortal que este hecho supone para la Iglesia
Católica, el enemigo más despreciado de esta sociedad secreta. Tras
enterarse de que las manecillas del reloj avanzan y que en poco tiempo
una bomba prácticamente imparable estallará, Langdon es convocado a
Roma, en donde suma sus esfuerzos a los de Vittoria Vetra, una hermosa y
enigmática científica italiana. Embarcándose en una cacería incesante y
repleta de acción a través de criptas selladas herméticamente,
catacumbas peligrosísimas, catedrales abandonadas e incluso el centro de
la bóveda más escondida de todo el planeta, Langdon y Vetra seguirán un
Sendero de Iluminación de cuatrocientos años de antigüedad que,
desgraciadamente, representa la única esperanza del Vaticano.
Columbia Pictures e Imagine Entertainment presentan una producción de
Brian Grazer/John Calley, Ángeles y Demonios. La película está
protagonizada por Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer, Stellan
Skarsgard, Pierfrancesco Favino, Nikolaj Lie Kaas y Armin Mueller-Stahl.
El director es Ron Howard. Los guionistas son David Koepp y Akiva
Goldsman. Los productores son Brian Grazer, Ron Hoeard y John Calley.
Basada en la novela de Dan Brown. Los productores ejecutivos son Todd
Hallowell y Dan Brown. El Director de Fotografía es Salvatore Totino,
ASC. El Diseñador de Producción es Allan Cameron. Los Editores
Cinematográficos son Dan Hanley, A.C.E. y Mike Hill, A.C.E. el
Supervisor de Efectos Especiales es Angus Bickerton. El Diseñador de
Vestuario es Daniel Orlandi. Los Productores Asociados son Kathleen
McGill, Louisa Velis y William M. Connor. Música por Hans Zimmer. El
Supervisor Musical es Bob Badami.
QUIÉN ES QUIÉN EN ÁNGELES Y DEMONIOS
Ángeles y Demonios comienza con la muerte de un Papa y con el
antiquísimo ritual del Cónclave, que es un proceso mediante el cual el
Colegio de Cardenales elige a un nuevo Santo Padre. Algunos cardenales
son llamados prefereti, es decir, aquellos susceptibles de ser elegidos
para ocupar el lugar vacante. El proceso es famoso sobre todo por el
manto de confidencialidad que lo recubre, ya que los cardenales
permanecen apartados hasta la conclusión de este importante trabajo. La
única comunicación con el exterior es el humo que sale de la Capilla
Sixtina. El humo oscuro indica que dos tercios de los votos aún no han
sido dados, y el humo blanco (y, de manera más reciente, el repicar de
campanas) señala que se ha logrado una mayoría de votos y que, por ende,
un nuevo Papa ha sido electo.
El Camerlengo es un personaje del Vaticano que desempeña tareas muy
específicas. Es él quien certifica la muerte del Papa y quien destruye
el anillo Papal con el sello oficial, también conocido como el Anillo
del Pescador. Hasta el día de la elección de un nuevo Papa, el
Camerlengo asume el papel de cabeza de estado en la Ciudad del Vaticano.
La Guardia Suiza ha protegido tanto al Papa como al Colegio de
Cardenales al interior del Vaticano desde el 22 de enero de 1506. Esta
guardia es famosa porque sus integrantes no ven su trabajo como una
obligación sino como un llamado. A fin de ser reclutado como Guardia
Suizo, el aspirante debe ser un hombre católico y soltero, su edad debe
oscilar entre los 19 y los 30 años, debe tener una altura de cuando
menos cinco pies con ocho pulgadas, y haberse graduado de la
preparatoria y del entrenamiento básico recibido en la Armada Suiza,
además de ser ciudadano suizo.
Los deberes policíacos generales de la Ciudad del Vaticano son
desempeñados por la Gendarmería. Estos policías se ocupan de resguardar
el orden público, el tránisto… y de las pesquisas concernientes a los
secuestros y asesinatos, entre otras cosas.
En Ángeles y Demonios, todos estos grupos, así como los oficiales del
Vaticano, se ven forzados a actuar cuando la hermandad de los Illuminati
secuestra a los preferiti y amenaza con asesinar a uno por hora y con
detonar una bomba como culminación de su plan. La historia ‘oficial’
detrás de los auténticos Illuminati señala que esta sociedad secreta fue
fundada en Bavaria en 1776 por más de 2,000 ‘librepensadores’
provenientes de las más altas esferas del arte, la ciencia y el
gobierno. El grupó se separó oficialmente a finales del siglo XVIII.
Sin embargo, algunos creen que las raíces de esta sociedad son mucho más
profundas – y que los Illuminati han existido desde el siglo XVI
básicamente a causa de una extrema preocupación por los prominentes
conflictos entre la Iglesia y los científicos de esa época. En el
argumento de Ángeles y Demonios, estos Illuminati o “Iluminados” fueron
obligados a permanecer en la clandestinidad y desaparecieron del radar
hace poco más de un siglo. Desde entonces, el grupo se tornó
vehementemente anti-católico y comenzó a adorar a los cuatro elementos –
la tierra, el aire, el agua y el fuego. Estos hechos constituyen el
escenario para la emocionante historia que se desarrolla a lo largo de
la película.
Algunas personas de carne y hueso aseguran que los Illuminati aún
existen – y en Internet abundan los artículos, videos e historias acerca
de esta sociedad. Entre las teorías que pueden encontrarse en la Red hay
algunas historias que sugieren que los Illuminati controlan los sucesos
internacionales, ocupan puestos importantes y se encuentran creando un
Nuevo Orden Mundial que reemplazará a los gobiernos individuales con un
gobierno autónomo y global dirigido por los ‘iluminados’.
ACERCA DE LA CINTA
Tras haberse sumergido en una aventura que lo enemistó con la Iglesia
Católica y con dos mil años de historia sagrada, Robert Langdon está de
regreso en Ángeles y Demonios – y en esta ocasión tendrá que situarse en
el corazón mismo del Vaticano a fin de intentar salvar a la Iglesia de
la furia de uno de sus enemigos más antiguos: los Illuminati.
“Langdon hace su aparición en Ángeles y Demonios consciente de la gélida
relación que mantiene con el Vaticano a causa de los sucesos de The Da
Vinci Code”, comenta Tom Hanks, quien interpreta por segunda vez al
formidable Profesor Langdon. “Él conoce muy bien los rituales de la
Iglesia, así como su historia, pero esto no lo convierte necesariamente
en una persona a la que el Vaticano le guste recibir con los brazos
abiertos. En esencia, hay una lucha por el poder en el Vaticano que se
oculta detrás del escamoteo de la elección papal, así que, a pesar de su
historia con la Iglesia, Langdon ha sido llamado para corregir este
estado de cosas”.
“El Vaticano está siendo atacado en su momento más vulnerable”, dice el
director Ron Howard, quien ha regresado al mundo de Dan Brown tras haber
dirigido ese fenómeno cinematográfico de proporciones planetarias
conocido como The Da Vinci Code, que en 2006 lograra recaudar más de
$750 millones de dólares alrededor del mundo. “El Vaticano se encuentra
inmerso en un ritual llamado Cónclave, que no es más que el periodo que
los cardenales aprovechan para elegir un nuevo Papa. Como ellos han
recibido una amenaza de muerte y otra de bomba, llaman a Robert Langdon,
el único que posee la pericia y la habilidad para develar el misterio,
entender los símbolos y quizá frenar el desastre. Para el Vaticano, él
no es un hombre confiable, pero, desgraciadamente, es la única persona
apta”.
En Ángeles y Demonios, Langdon intenta frustrar a los Illuminati – una
organización muy antigua – así como los planes que éstos tienen para
hundir al Vaticano. Para Howard, esta idea era perfecta para crear un
villano espléndido, así como un antagonista a la altura de Robert
Langdon. “Cuando leí la novela, me sentí cautivado por la noción de los
Illuminati”, explica Howard. “Una sociedad secreta que, supuestamente,
contaba con miembros de la talla de Galileo y Bernini. ¿Qué les pasó?
¿Fueron realmente aplastados? ¿Desaparecieron? Algunos están convencidos
de que la organización ha logrado sobrevivir, pero clandestinamente, y
que desde la oscuridad ejerce una tremenda influencia sobre nuestra vida
cotidiana, sobre las decisiones políticas y las estrategias
corporativas”.
“En nuestra historia, los illuminati han regresado para vengar una
afrenta de más de cuatrocientos años de antigüedad”, dice el productor
Brian Grazer. “Los Illuminati han secuestrado a cuatro cardenales – los
candidatos predilectos, precisamente – e incluso amenazan con destruir
tanto el Vaticano como la ciudad del Vaticano. Las autoridades de esta
ciudad han decidido llamar a Robert Langdon – que para ellos no es más
que un viejo enemigo – porque sólo él puede ayudarles en estos tiempos
de crisis. Sólo Langdon podría descifrar los misteriosos códigos de los
Illuminati, que guardan una extraña relación con los viejos símbolos de
la tierra, el aire, el agua y el fuego”.
“Lo mejor de la aventura de Robert Langdon es que puede estimular la
curiosidad y las ganas de realizar una investigación”, prosigue Howard.
“Tras leer el libro o ver la película, quizá sientas ganas de visitar
una biblioteca o consultar Internet – tal vez quieras entender a Bernini,
a Galileo, sus relaciones con el Vaticano, con el mundo artístico, con
la ciencia y con el enigma de los Illuminati. Sin importar si lo crees o
no, todo este material es fascinante, y en la fértil imaginación de Dan
Brown, conduce hacia un escalofriante cúmulo de claves y a un gran
misterio”.
El productor John Calley añade que, “Tuve la fortuna de descubrir los
libros de Dan Brown antes de que el resto de Norteamérica posara los
ojos en The Da Vinci Code y la historia se convirtiera en un auténtico
fenómeno. Me parece que lo que el autor ha creado tanto en The Da Vinci
Code como en Angels & Demons es una franquicia para estos tiempos. Ambas
obras constituyen thrillers vertiginosos con un héroe dinámico e
ingenioso al centro. No me sorprende que Dan haya tenido tanto éxito, y,
de hecho, creo que todos esperamos salivando la próxima aventura de
Robert Langdon”.
Para Howard, estos son los mismos motivos que le hicieron retornar sin
chistar a la silla del director en esta segunda entrega. “Hay algo muy
especial acerca de Robert Langdon, el personaje creado por Dan Brown”,
dice. “Esta historia es increíblemente original, inteligente y, en el
plano cinematográfico, irresistible”.
Ángeles y Demonios supone la primera ocasión que Howard retorna a un
personaje. “Nunca quise hacerlo en el pasado porque lo único que me
interesa es la creación de nuevos territorios”, dice Howard. “Pero
Ángeles y Demonios es sinónimo precisamente de esto – a pesar de que
Robert Langdon ocupa nuevamente el lugar central, la cinta no se parece
en nada a The Da Vinci Code, y esto me permite ejercitar un nuevo
conjunto de músculos cinemáticos. Esta nueva cinta posee un ritmo
distinto, otro tempo y otra clase de impulso. Es, casi literalmente, una
bomba de tiempo y un thriller que parte de un misterio completamente
original. Estas características se transformaron en requisitos que, como
director, me condujeron a un abordaje completamente novedoso”.
Obviamente, Howard necesitaba otra razón para sumergirse en la creación
de Ángeles y Demonios – la oportunidad de colaborar conTom Hanks por
cuarta vez. “Adoro trabajar con Tom, y lo que es capaz de hacer con
Robert Langdon me parece fuera de serie”, explica Howard. “La identidad
entre el actor y su personaje se torna más sólida y profunda sobre la
marcha. El intelecto de Tom, su curiosidad y su sentido del humor se
mezclan hermosamente con los rasgos de Langdon y así, nuestro actor
logra crear un personaje mucho más rico, interesante y complejo”.
Hanks asegura que el impresionante y en cierto sentido enigmático
intelecto de Langdon es un punto medular de este seductor proyecto, así
como uno de los desafíos más interesantes para su propia habilidad
histriónica. “Interpretar a alguien así, tan versado en campos tan
abstrusos, constituye un auténtico reto. Langdon es capaz de hacer
conexiones ahí donde nadie ve nada; un solo símbolo puede representar
puntos de vista que guardan un sentido inaprensible para los demás.
Cuando trabajamos en Roma, muy cerca de algunos sitios realmente
antiguos, me sentí fascinado con la historia del lugar, con la idea
detrás de las distintas construcciones. Y no cesaba de preguntarme,
‘¿Qué pasaba en Roma en aquellos tiempos? ¿Quién pagó todo esto? ¿Por
qué se le han añadido estas cosas a este lugar o aquel otro?’ Robert
Langdon ve la historia en capas. Recaba información y recopila opiniones
encontradas, luego compara todo este material con interpretaciones
divergentes a fin de comprender la razón por la que los humanos idearon
estos símbolos primigenios”.
Hanks abunda en este punto señalando que Robert Langdon estimula una
fantasía original de la humanidad, consistente en resolver misterios
trascendentes. “Si eres lo suficientemente inteligente como para poder
ver el sendero, lo suficientemente brillante como para seguirlo, y lo
suficientemente sabio como para agrupar todas las claves ocultas, quizá
de pronto puedas desentrañar el enigma de la conspiración. Pero el
tiempo siempre apremia. ¿Quién no adora estas situaciones?”
Hanks también se sintió a gusto reagrupándose con Ron Howard. Ángeles y
Demonios representa su cuarta colaboración, precedida por The Da Vinci
Code. “Nada puede desconcertar a Ron”, dice Hanks. “Y por supuesto que
jamás se sentiría perturbado por tener que filmar frente al Panteón
Romano, con cientos de turistas deambulando por las inmediaciones. Ron
encontró pequeños callejones solitarios para las escenas que debían ser
filmadas en tardes calurosas. Las muchedumbres solían ser muy intensas,
pero él estaba tan concentrado en su trabajo que ni siquiera acusó
recibo de su presencia. Cuando Ron debe encarar una toma particularmente
difícil, siempre se le ocurre una solución. Él exuda confianza y
seguridad. La obra de Ron es impresionante y lo mejor de todo es que él
continúa creando cintas densas y cada vez más complicadas – haciendo que
todo parezca sencillo. En la actualidad él es mucho más temerario y
osado que cuando en su carrera solía haber menos cosas en juego. Su
voluntad y su deseo de crear nuevos métodos de filmación demandan sólo
lo mejor de nosotros”.
En esta cinta, Hanks se ve rodeado de estrellas brillantes y de los
mejores actores del orbe. Según Brian Grazer, la creación de un elenco
internacional constituyó una de las más altas prioridades de los
realizadores. “El elenco internacional realza el alcance de esta cinta”,
dice Grazer. “La historia se torna susceptible de penetrar en todos los
rincones del mundo. Además, tomando en consideración la riqueza del
material y la oportunidad de trabajar con Tom, cualquier actor se
sentiría seducido por la propuesta. Nosotros abordamos sólo a los
mejores actores, es decir, a aquellos que venían a cuento
artísticamente, y, de esta forma, en cada caso, no tuvimos que
prescindir de nuestra primera opción”.
“El elenco nos brindó un dinamismo impactante”, dice Hanks. “Tiene que
ver con la sinceridad que Ewan McGregor le inyecta al Camerlengo; tiene
que ver asimismo con la actuación de Stellan Skarsgard, quien interpreta
al tosco y temible jefe de la Guardia Suiza, con Armin Mueller-Stahl que
no es otra cosa que la encarnación moral de un benevolente y sabio
Cardenal. Por su parte, Ayelet Zurer solía negarse a pronunciar sus
líneas cuando no sabía qué diablos significaban los términos científicos
que las sustentaban. Todos compartíamos las mismas expectativas y la
misma dedicación, lo que hizo de este asunto una experiencia realmente
intensa”.
A lo largo de su aventura, Langdon es acompañado por la científica
italiana Vittoria Vetra, quien trabaja para los laboratorios CERN. Vetra
es interpretada por Ayelet Zurer.
CERN (Conseil pour la Recherche Nucléaire o Consejo Europeo para la
Investigación Nuclear) es el laboratorio de partículas más grande del
mundo. Situado en suiza, CERN dio inicio a la operación de su Gran
Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más importante del
mundo, durante el rodaje de la cinta. Los resultados de estos
experimentos podrían modificar nuestra percepción del Universo que
habitamos; y la idea es averiguar por qué la naturaleza desdeña la
antimateria y prefiere la materia. Además, los científicos quieren saber
si al principio de los tiempos existía la materia. En Ángeles y
Demonios, el trabajo de Vetra gira en torno de un pequeño bote de
antimateria robado y convertido en el arma de destrucción masiva más
terrible de todas, que amenaza al Vaticano y, de hecho, a los cimientos
mismos de la Iglesia Católica.
Zurer se preparó para su papel leyendo no sólo acerca de los
experimentos conducidos en aceleradores de partículas como los de CERN
(y viendo videos del Gran Colisionador en YouTube), sino asimismo el
libro A Short Story of Nearly Everything, de Bill Bryson, que le fue
recomendado por Tom Hanks. De hecho, numersos miembros del equipo se
obsesionaron con esta lectura, llegando incluso a comparar sus notas
acerca de capítulos tan extraños como “El Universo de Einstein”, “El
Gran Átomo” y “La Singular Noción de Darwin”.
A propósito de su personaje, Zurer explica que, “Vittoria me interesó
porque representa una generación femenina compuesta por mujeres muy
cultas que se desenvuelven en áreas y campos dominados por los machos.
Simultáneamente, ella tiene una vida y no desea sacrificar su
sensibilidad en aras de su carrera. Ella es una pensadora parsimoniosa
que no se deja convencer fácilmente”.
“Todos los miembros del equipo de Ron se conocen desde hace años y han
trabajado juntos en diversos proyectos. Operan como abejas en una
colmena”, comenta Zurer. “Poseen códigos e incluso un lenguaje propio
que yo no logré entender sino hasta más tarde. Todos ellos son graciosos
e intensos, pero asimismo relajados. Fue una experiencia sobrecogedora.
Ron me decía, ‘Tranquila, despacio, utiliza tu voz más profunda’ – y
esto me mantuvo alerta y funcional. Él quería con toda su alma que
Vittoria fuese una mujer poderosa, inteligente y directa, aunque al
mismo tiempo emotiva y sensible respecto de las cosas que le suceden. Me
parece que ella se siente responsable de todo lo que está ocurriendo”.
Zurer gozó de total libertad para hallar el acento italiano más ajustado
a la personalidad de Vetra. “Decidí darle un cariz internacional, más
que norteamericano con acento italiano”, nos dice. “En ocasiones me
sentí sorprendida con la forma en que el acento italiano se ajustaba a
mi cuerpo. Fue algo muy confortable. Ignoro por qué razón me pareció tan
natural – quizá porque yo misma soy una chica del Mediterráneo – pero me
encantó”.
Sin un Papa, el poder del Vaticano descansa durante un tiempo en el
Camerlengo, la mano derecha del Pontífice. Esta situación prevalece
hasta la elección de un nuevo Papa. En Ángeles y Demonios, este
importante personaje es interpretado por Ewan McGregor.
“El Camerlengo es un secretario, pero cuando un Papa muere él se
transforma en la autoridad más eficaz e importante del Vaticano, así que
su poder es considerable”, señala McGregor. “Es un personaje
maravilloso, sobre todo a causa de su complejidad”.
“El Camerlengo siente una pasión muy intensa por la Iglesia y por el
sentido de permanencia y longevidad que ésta ofrece. La Iglesia irradia
una fuerza histórica incontestable”, prosigue McGregor. “Pero ahora, el
Camerlengo sabe que esta pasión suya ha sido tomada por asalto,
precisamente en un momento de vulnerabilidad extrema. Él se considera un
hombre que está dispuesto a cualquier cosa a fin de salvar a la Iglesia
y todo lo que ésta representa”.
El actor se sintió atraído no sólo por su complejo y rico personaje,
sino asimismo por la oportunidad de trabajar con Ron Howard. “Yo era
admirador de su trabajo – e incluso había hablado con él anteriormente,
en Londres, durante su estancia en esa ciudad a causa del rodaje de The
Da Vinci Code”, dice McGregor. “Solíamos encontrarnos azarosamente en un
restaurante en el que ambos solíamos disfrutar de nuestro almuerzo
dominical. Es muy bueno poder trabajar con un director que no sólo es
excelente en el plano técnico sino que asimismo puede brindar ayuda en
lo concerniente a tu desempeño o la emotividad de una escena. Creo que
el hecho de que él mismo ha sido actor es lo que lo convierte en un
director magnífico”.
La contraimagen del Camerlengo al interior de la Iglesia es el
silencioso y muy digno Cardenal Strauss, interpretado por el veterano
Armin Mueller-Stahl. El Cardenal Strauss, experto en negociaciones
políticas, sabe más que el resto, a pesar de que no lo denota. De hecho,
su forma de ser, tan impasible y subestimada, es como una continuación
del propio estilo de Mueller-Stahl.
“Strauss se pasa la vida observando y contemplando las posibilidades de
lo que tiene que hacer. Jamás explica los detalles de sus pensamientos o
de sus sospechas, y esto, en mi opinión, constituye el mayor secreto de
la actuación”, dice Mueller-Stahl. “Uno cuenta con un rostro. Debajo de
éste hay un segundo rostro y lo más importante consiste en mantener vivo
este segundo rostro sin mostrarlo. Es decir, la meta es no mostrarlo
todo, pero, por otro lado, debes saber cómo revelar algo a través de
este ocultamiento. La audiencia debe ser capaz de entenderlo todo más
allá dela obviedad”.
A fin de profundizar en su papel, Mueller-Stahl leyó muchas cosas acerca
del Papa actual y quizá dio forma a su personaje basándose en el
Pontífice de carne y hueso. “Estudié la vida de Joseph Ratzinger, lo que
hacía antes de ser Papa, su periodo como cardenal, etcétera”, explica el
actor.
Mueller-Stahl echó mano asimismo de sus remembranzas. “Conocí a Juan
Pablo II cuando era Cardenal, en Cracovia”, comenta el actor. “Pero eso
fue hace muchos, muchos años”.
Trabajando conjuntamente con el Cardenal Strauss – y, de hecho,
protegiendo tanto a este personaje como al mismísimo Colegio de
Cardenales – tenemos al Comandante Richter, Comandante Principal de la
Guardia Suiza, interpretado por Stellan Skarsgard. La Guardia Suiza ha
defendido al Vaticano desde el 22 de enero de 1506 y Richter, el
venerable jefe, personifica todo lo que esta imponente y digna fuerza
representa – una dedicación insuperable, el respeto y la fidelidad a la
Santa Sede. Sin embargo, conforme la investigación avanza, él también se
convierte en sospechoso.
“Como jefe de la organización encargada de la seguridad del Vaticano,
con cuatro Cardenales secuestrados y una bomba a punto de estallar en
las inmediaciones, Richter se encuentra en aprietos, sin embargo su
talante no le permite perder los estribos”, dice Skarsgard. “Él es
sumamente mesurado y, de hecho, en determinados no sabemos si podemos
confiar en él”.
“Es obvio que Richter desprecia a Langdon”, prosigue el actor, “Mi
personaje pertenece al Vaticano y por ende es un tipo profundamente
religioso. Con toda esta tensión entre Langdon y el Vaticano, Richter no
acepta la ayuda de Langdon sino a regañadientes. Ambos intentan resolver
el mismo crimen, pero se encuentran atrapados en un sentimiento mutuo de
escepticismo y desconfianza”.
Naturalmente, la relación laboral e investigativa entre Richter y el
Camerlengo es muy estrecha. Durante la filmación de una escena
particularmente tensa que involucra a estos dos personajes, Ron Howard
montó las cámaras de tal manera que éstas lograran capturar algunos
acercamientos de ambos actores y al mismo tiempo ciertas tomas por
encima del hombro. A pesar de que la iluminación de esta escena supuso
un problema, el arreglo escénico permitió que Skarsgard y McGregor se
enfrascaran más orgánicamente.
“Ron sabe que hay maneras de estimular la actuación”, dice Skarsgard.
“Él sabe cuándo abrir válvulas de escape para aminorar la tensión.
También sabe qué exigirte y cómo extraer lo mejor de una escena. Su
método siempre lo lleva hasta el lugar previsto. Nosotros nunca
charlamos acerca del personaje – nuestras conversaciones durante los
ensayos giraron en torno a la figuración y método de las escenas, así
como los objetivos en cada una de ellas”.
Además de ser el corazón de la Iglesia Católica, el Vaticano es un
estado al interior de Italia. Mientras que la Guardia Suiza protege la
integridad física del Papa y el Colegio de Cardenales, la Gendarmería se
ocupa de la seguridad del resto de la ciudad. Cuando cuatro Cardenales
son secuestrados en Ángeles y Demonios, todo se convierte en una
pesadilla jurídica que enemista al Comandante Richter y al Inspector de
la Gendarmería, Ernesto Olivetti, interpretado por el actor italiano
Pierfrancesco Favino. “Olivetti llama a Langdon tras lo ocurrido en CERN
con el sacerdote-científico”, explica Favino. “Él entiende enseguida que
no podrán lidiar con semejante estado de cosas sin la ayuda de Langdon,
el único hombre que sabe qué demonios significan los extraños símbolos.
Esto propicia una tensión en su relación con Richter – a causa de la
historia entre Langdon y el Vaticano, el experto de Harvard es una
persona en la que Richter no confía ni mínimamente. Olivetti está muy
consciente de que Richter es una figura realmente importante por la
sencilla razón de que la Guardia Suiza es la encargada de proteger a los
Cardenales, pero la llegada de Langdon es un as bajo la manga del
Inspector”.
“Yo poseía unas cuantas claves para entender a mi personaje”, dice
Favino. “Sabía que tenía que estar casado, así que Olivetti lleva puesto
un anillo, a pesar de que nada de esto se menciona en la película. Las
reglas de la Gendarmería no son tan estrictas como las de la Guardia
Suiza, pero Olivetti es un católico intachable. Me ayudó mucho
imaginarlo como un padre de familia”.
Un último personaje redondea el elenco: el misterioso Señor Gray,
interpretado en toda su siniestra y amenazadora gloria por Nikolaj Lie
Kaas. Kaas fue inmediatamente seducido por su papel a causa de la acción
inherente. “Él es como un arma en la mano”, dice el actor. “Es el motor
de la acción de la cinta – todo lo que ocurre en la película ocurre por
él. Adoro la acción – porque es maravilloso ser un niño de nuevo”.
En cuanto al acento de su personaje, Kaas asegura que se dejó guiar por
las sugerencias del director. “Siempre he implementado un acento ruso o
de Europa del Este”, dice, “pero Ron me instó a echar mano de mi propio
acento danés. Asimismo, en una de las escenas, cuando hablo con uno de
los Cardenales muertos, lo hago en danés. Esa idea fue de Ron y de uno
de los guionistas, y a mí me pareció excelente”.
ACERCA DE CERN
La trama de Ángeles y Demonios inicia su recorrido en CERN, el
laboratorio de partículas ubicado en Génova. “Lo que acontece en CERN no
es otra cosa que una de las exploraciones más osadas de la historia”,
comenta el director. “Lo que me parece realmente increíble es que Dan
Brown escribiera su novela en una oficina en CERN, hace diez años – y,
ahora, una década más tarde, CERN es noticia, ya que todo mundo habla
acerca de las experimentos que se realizan en este lugar. Esto demuestra
la capacidad que tiene esta autor para adelantarse a su tiempo”.
CERN es uno de los centros de investigación científica más grandes y
respetados del mundo. Su especialidad es la física, el origen del
Universo, la materia y su funcionamiento. En CERN, los instrumentos
científicos implementados en las investigaciones sobre los elementos
básicos de la materia – esto es, las partículas elementales - son los
más grandes y complejos del mundo. Mediante la observación de lo que
ocurre cuando estas partículas colisionan, los físicos aprenden unas
cuantas cosas novedosas acerca de las leyes de la Naturaleza.
Los instrumentos utilizados en CERN son los aceleradores de partículas y
los detectores. Los aceleradores lanzan rayos de partículas que se
transforman en altas cargas energéticas antes de chocar entre sí o
contra blancos estacionarios. Los detectores observan y registran los
resultados de estas colisiones.
Fundado en 1954, el laboratorio se encuentra muy cerca de la frontera
entre Francia y Suiza, en las inmediaciones de Génova. Fue una de las
primeras empresas creadas conjuntamente por algunos países de Europa, y
actualmente cuenta con más de veinte Estados Adscritos.
El Gran Colisionador de Hadrones (GCH) es un gigantesco instrumento
creado por los científicos de CERN. Se encuentra muy cerca de Génova y
recorre la frontera de Suiza y Francia. Es un acelerador de partículas
que sirve para estudiar las partículas más ínfimas – es decir, el
fundamento de todas las cosas.
Dos rayos de partículas subatómicas llamados “hadrones” – protones o
iones de plomo – viajan en direcciones opuestas dentro del acelerador
circular, acumulando energía con cada vuelta. Los físicos utilizan el
GCH para recrear las condiciones que sucedieron al Big Bang provocando
una colisión entre los dos rayos. Algunos equipos internacionales
conformados por físicos analizarán las partículas creadas en las
colisiones utilizando detectores especiales.
FILMANDO EN ROMA
La producción comenzó en Roma, en donde, durante un mes, Ángeles y
Demonios fue filmada en locaciones tan famosas como la Piazza del Popolo,
la Piazza Navona, el Castel St. Angelo, en las inmediaciones de la
hermosa y barroca Iglesia de Santa Susanna y en las mismas calles de la
ciudad. En cada punto, el equipo de producción se sintió incentivado por
cientos de turistas curiosos y de nativos entusiastas.
De las obras de Rafael, Miguel Ángel y Bernini hasta los obeliscos que
atraviesan los cielos de las numerosas piazzas, pasando por las estatuas
que indican el camino hacia secretos guardados bajo llave, las claves
incluidas en los libros de Dan Brown podían hallarse en cualquier lugar.
Y era imposible ignorarlas – al igual que a los miríadas de turistas
que, por supuesto, habían viajado a Roma con la intención de disfrutar
del renombrado arte y de los atractivos sitios de la ciudada, pero que
enseguida añadieron el rodaje de Ángels y Demonios a su itinerario
vacacional. Tal y como The Da Vinci Code dio origen a una industria
vacacional relacionada con los contextos franceses incluidos en el
libro, Ángeles y Demonios ha hecho lo mismo por Roma, con cientos de
turistas pagando por recorridos guiados a lo largo del Sendero de la
Iluminación. Una ‘simple’ toma de Tom Hanks y Zurer caminando por la
Piazza Della Rotonda rumbo al Panteón, atrajo a cientos de espectadores
que por lo general daban la espalda al templo Románico y se mantenían de
pie hombro con hombro afuera del pórtico, tan sólo para observar y
fotografiar la filmación. La atmósfera fue festiva y acuciosa, y en
cierto momento la comitiva de una boda apareció en la plaza. El equipo
se preparaba para realizar una nueva toma, pero resultó que los novios
habían planeado casarse cerca del Panteón. Muy galantemente, Tom Hanks
ayudó a que la novia y el padre de ésta bogaran hasta las puertas del
Panteón, sorteando luces, cámaras y equipo diverso.
Al final, este ambiente bullicioso y frenético resultó idóneo para el
cinematógrafo Salvatore Totino. “Los turistas propiciaron un caos muy
divertido que en cierto sentido se ajustó perfectamente a nuestro
abordaje. Ron y un servidor deseábamos conferirle a la cinta una
sensación apremiante – hay una bomba a punto de estallar en el Vaticano
y nuestros personajes principales deben detenerla, así que nuestra meta
consistió en dar la apariencia de que algo muy importante está en juego.
En términos cinematográficos, la idea era capturar las consecuencias de
este dilema humano e histórico. Quisimos mantener a la cámara en
movimiento mediante el uso de lentes más grandes y amplios, y
enfatizando la utilización de la Steadicam, los deslizamientos y el
trabjo de dolly”, explica Totino.
Uno de los desafíos más terribles que Totino y Rafael E. Sánchez,
encargado de iluminación, tuvieron que afrontar durante su estancia en
Roma ocurrió en el Castel Sant’Angelo. Construido por el Emperador
Adriano en el año 128 y destinado a ser su propia tumba, el Castel
Sant’Angelo ha sido prisión, fortaleza y residencia papal. El puente que
lleva a este sitio ostenta una falange de estatuas de ángeles, algo muy
típico en Roma, pero para el trabajo ncoturno realizado en Ángeles y
Demonios, cada escultura recibió su propia arreglo de iluminación. Y el
equipo de Sánchez se dedicó con ahínco a iluminar el Castel de manera
espectacular.
Totino asegura que Sánchez fue quien sugirió iluminar el Castel,
ayudando así tremendamente al equipo de producción, que debía realizar
demasiadas tareas en únicamente dos noches.
“El trabajo realizado en el Castel Sant’Angelo resultó extenuante y en
realizad constituyó una especie de rompecabezas a causa de las extremas
limitaciones en lo concerniente a los permisos e incluso a las vigas y
andamios que construimos ahí. Durante nuestra búsqueda de locaciones,
Rafael sugirió implementar iluminación arquitectónica, que resultó ser
de gran ayuda. En otras palabras, trabajamos en una iluminación general,
en vez de hacerlo pieza por pieza. De esta forma logramos una contención
peculiar. Las noches eran muy cortas y nosotros debíamos filmar unas
tomas en el puente y en la entrada durante la primera, e interiores a lo
largo de la segunda. Teníamos que entrar y salir, así que este estilo de
iluminación nos brindó la mejor de las ayudas”, comenta Totino.
El trabajo nocturno realizado en exteriores en el Castel Sant’Angelo
incluía algunos helicópteros equipados con potentes faros así como un
cuerpo de policía distribuido en una cierta cantidad de vehículos, con
las sirenas ululando y las luces encendidas. Aunque esto resultó muy
entretenido para las inevitables hordas de turistas, en el Vaticano, que
se encuentra conectado por un pasaje al Castel, el barullo seguramente
constituyó una gran fuente de pesar y malestar.
DE LA CIUDAD ETERNA… A LA CIUDAD DE LOS ÁNGELES
La filmación prosiguió en Los Ángeles, California, en donde Roma fue
reconstruida y resucitada en el lote de un estudio y en algunas otras
locaciones cercanas.
“Entre las locaciones a construir, nosotros necesitábamos una versión lo
suficientemente grande de la Plaza de San Pedro y de la Piazza Navona”,
comenta Todd Hallowell, productor ejecutivo. “Le pedí al responsable de
locaciones que usara Google Earth a fin de hallar algún terreno adecuado
cerca de los estudios de Sony. Así, nos dio por dibujar pequeños
círculos partiendo del estudio, y la primera parcela de tierra que vimos
no era otra cosas que un yermo espacioso que formaba parte de la pista
de carreras de Hollywood Park. Yo dije, ‘Bien, visita este lugar y habla
con los encargados. Y ojalá puedas llegar a un acuerdo. Necesitaremos,
cuando menos, veinte acres de un estacionamiento plano’. El responsable
de locaciones siguió mi consejo y habló con esta gente, que se mostró
muy contenta con la propuesta y al final nos brindó un trato excelente.
Este espacio se encontraba a ocho millas del estudio, así que constituyó
una locación idónea”.
De manera muy apropiada, las réplicas de la Plaza de San Pedro y la
Piazza Navona fueron montadas frente al otro edificio ‘románico’ de Los
Ángeles – el L.A. Forum, que se parece, por supuesto, a su contraparte
italiana. Además, el equipo tuvo el placer de recrear la Capilla Sixtina,
el Panteón y el Castel Sant’Angelo, así como algunos frescos, fuentes y
estatuas creadas por Miguel Ángel y Bernini.
El departamento artístico recabó información para sus sets y objetos de
utilería de la misma forma que cualquier turista o estudiante lo haría –
a través de libros, Internet y una cámara digital. La mayoría de las
áreas del Vaticano y de Roma admiten toda clase de cámaras, así que
algunos grupos provenientes de los más diversos departamentos de
producción pasaron a formar parte de una muchedumbre constituida por
visitantes equipados con guías de turista y mochilas.
Gracias a esta investigación, el departamento de arte dirigido por Allan
Cameron logró diseñar y construir sets con paredes móviles para la
ubicación adecuada del equipo y las luces. Cameron formó mancuerna con
Angus Bickerton, supervisor de efectos visuales, con el propósito de que
los sets se fundieran sin fisuras ni fallas de ninguna especie con las
tomas de los sitios reales que serían intercaladas durante la
posproducción. “Cuando diseño un set, lógicamente debo tener en mente
los movimientos de las cámaras y la coreografía que el director ha
ideado para la acción y el bloqueo, así que por lo general trabajo
basándome más en los requerimientos del guión que en la realidad del
sitio”, dice Cameron. “Por ejemplo, la auténtica Santa Maria Della
Vittoria es muy pequeña, pero la acción que en la cinta ocurre ahí es
sumamente compleja. Así que Sal, nuestro director de fotografía, y Ron
pensaron que lo mejor sería utilizar grúas. Nosotros alargamos los
pasillos y la nave, haciendo de nuestro set una pieza un poco más grande
que el modelo original”.
Las escenas que debían ser filmadas ahí requerían asimismo un violento
incendio y mucho humo, así que la iglesia barroca contó también con
algunas pantallas azules para que el equipo de efectos visuales pudiese
aumentar las llamas más adelante, durante la fase de posproducción.
La sobrecogedora encarnación estadounidense de la Plaza de San Pedro,
que se levantaba hacia el cielo justo detrás de algunos contenedores en
el extenso lote de estacionamientos del Hollywood Park, era, por
contraste, más pequeña que el sitio original, y estaba hecha sobre todo
de triplay y poliestireno, acentuada con una pantalla verde. Esta
reducción no es sorprendente – la Plaza de San Pedro, diseñada por
Bernini, puede acoger a 300,000 personas. Esta Plaza está rodeada
parcialmente por dos columnatas curvas y encubiertas que contienen 284
columnas Dóricas y 140 estatuas de santos y mártires.
“Nuestra versión representa 2/3 partes de la original, pero sobre la
pantalla no habrá diferencia de tamaño gracias a una combinación del set,
los ángulos de la cámara, el lugar auténtico y los efectos visuales”,
dice Cameron. “Pasé mucho tiempo con el departamento de efectos visuales
y con Angus, construyendo modelos, revisando dibujos, discutiendo la
logística de lo que debería ser real y lo que debería ser creado
digitalmente más adelante. Al final ideamos un método sumamente eficaz”.
Un método utilizado por los realizadores a lo largo de la producción
consistió en combinar ‘alta’ y ‘baja’ tecnología. Así, el obelisco
egipcio del Papa Sixto V, que pesa unas 350 toneladas, y que destaca
incluso en un contexto tan magnánimo y elegante como la Plaza de San
Pedro (y que juega un papel importantísimo en la trama de la cinta), fue
imitado con una pieza de tamaño natural, mientras que la columnata es
ligeramente más pequeña que la real. Esto se debió a que la mayoría de
la acción tiene lugar cerca del obelisco, con la columnata como fondo.
Así, una cuidadosa utilización de la perspectiva permitió que el set
aparentara compartir las mismas proporciones que la Plaza original. Los
efectos visuales recrearían cualquier gran angular que requiriera una
imagen de la columnata en toda su majestuosidad. Para lograr esto,
Bickerton ubicó estratégicamente cámaras alrededor del set a fin de
capturar todos los detalles y, específicamente, el trabajo de Totino
para que Angus pudiera imitar los resultados digitalmente. Numerosas
‘cámaras-testigo’ fueron colocadas a lo largo y ancho de la Plaza
espuria, y las minicámaras de Alta Definición fueron ubicadas por encima
de las cámaras de Totino. De esta forma, todos y cada uno de los ángulos
de las cámaras quedarían documentados para ser más tarde reproducidos
por el equipo de efectos visuales.
A fin de recrear los famosos pisos de mármol de Roma, el equipo de
Cameron utilizó computadoras e impresoras de altísima calidad, así como
papel de contacto imitación mármol. Este material era lo suficientemente
robusto como para soportar las exigencias de la filmación, pero a pesar
de todo requería protección. Así que el equipo de producción emitió un
edicto: prohibido pisar el suelo con zapatos de calle – todo mundo debía
calzar botas de goma azul, como las utilizadas en hospitales.
El equipo de producción se adueñó de ocho escenarios en el lote de Sony
Pictures, y todos ellos fueron reciclados tras la conclusión de ciertas
escenas. El escenario 30, por ejemplo, fue primero transformado en el
interior de la Iglesia de Santa Maria del Popolo, pero más tarde se
convirtió en el templo de Santa Maria Della Vittoria. Hollywood Park fue
transformado en la Piazza Navona. A pesar de que el equipo sí realizó
algunas tomas en la Piazza auténtica, al final regresó a Los Ángeles, ya
que, en gran medida, la sempiterna restauración de la Fuente de los
Cuatro Ríos, de Bernini, constituyó un problema. La pieza real se
encontraba rodeada de andamios, así que los realizadores pidieron al
equipo de Cameron un poco de magia cinematográfica.
La recreación de los Cuatro Ríos fue una auténtica maravilla. Esta
estructura creada por Bernini ostenta las dramáticas personificaciones
del Danubio, el Ganges, el Rió de la Plata y el Nilo (que simbolizan los
cuatro continentes conocidos en aquella época) así como algunas bestias,
incluyendo leones fantásticos. La réplica de Cameron no escatimó en
detalles – la fuente y su tanque circular eran idénticas al modelo
original - y a pesar del material implementado, se sostuvo a lo largo de
una semana de filmación nocturna que implicó, entre otras cosas, el
rescate de uno de los Cardenales secuestrados.
Además de los Cuatro Ríos, el equipo de Cameron reprodujo otras estatuas
de Bernini, como por ejemplo Habbakkuk y el Ángel y el Éxtasis de Santa
María, que son algunas de las claves que guían a Langdon a lo largo del
Sendero de Iluminación. El equipo del escultor Martin Smeaton fotografió
las estatuas desde todos los ángulos posibles y fabricó pequeñas
maquetas de barro para asegurar que las proporciones fueran correctas
antes de que el artista comenzara a esculpir reproducciones de tamaño
natural utilizando estireno.
Entre los numerosos sets que el equipo de Cameron construyó, a cuál más
maravilloso, enorme e intrincado, una de las piezas más destacadas fue
la Capilla Sixtina, erigida a escala sobre el escenario 27 de los
estudios Sony, en Culver City. Irónicamente, la única pieza de la
Capilla que Cameron no duplicó fue el famoso techo – porque ahí debían
ir los sistemas de iluminación a fin de que el resto del set
permaneciera libre. A pesar de que Cameron se mostró sumamente fiel a la
obra maestra de Miguel Ángel, se vio en la necesidad de alterar
ligeramente los colores originales a causa de la cinematografía.
“En total, me parece que reproducimos veinte pinturas, incluyendo ‘El
Juicio Final’”, rememora Cameron. “Preferí aumentar las sombras de la
Capilla Sixtina para que los disfraces de Daniel pudieran contrastar con
el trasfondo”.
Se refiere a Daniel Orlandi, el diseñador de vestuario de la cinta, y el
‘contraste’ mencionado es seguramente atribuible a las túnicas carmesí
de los Cardenales, quienes se han reunido en la Capilla Sixtina tras la
muerte del Papa para celebrar la ceremonia del Cónclave, durante la cual
deben elegir al próximo Vicario de Cristo. Orlando había trabajado con
Howard previamente en The Da Vinci Code y, gracias a este esfuerzo,
sabía una o dos cosas acerca del Vaticano, pero, según él mismo, la
investigación requerida para Ángeles y Demonios resultó mucho más
específica.
“En esencia, creamos el guardarropa del Vaticano – creamos doscientos
trajes para los Cardenales; hicimos túnicas y ropajes para los obispos,
sacerdotes, monjas, la Guardia Suiza, los laicos que trabajan en el
Vaticano – que suelen portar trajes cruzados con botones de latón y
cuello estilo burgundi. Todos los disfraces fueron hechos a mano por la
sencilla razón de que está prohibido comprarlos”, señala Orlandi.
Orlandi se convirtió en un experto de los detalles del guardarropa del
Vaticano y comenta que a pesar de que la vestimenta de los Cardenales
podría parecer monolítica, cada túnica posee un significado religioso y
ostenta, hasta cierto punto, una variación personal. Esto se aplica
también al Papa, con quien esta característica alcanza su apogeo.
“Fue realmente interesante poder charlar con los creadores eclesiásticos
de los ropajes del Papa acerca de lo que usan los Cardenales cuando
tienen que sumergirse en el ritual del Cónclave”, dice Orlandi. “Algunos
modistos nunca han estado en Roma, pero todos ellos creen estar
realizando una obra divina. Es muy inspirador”.
Sus ropajes son de lo más complejo. Cada vez que Armin Mueller-Stahl se
ponía su disfraz, algo le transmitía una sensación mística, semejante a
la que irradian los antiguos rituales de la Iglesia. “Daniel investigó
profundamente, así que tenía muy en claro lo que yo debía ponerme, y en
qué momento debía ponérmelo. Fue muy específico en lo concerniente al
calzado, las diferentes clases de sombreros, el tipo de camia blanca, la
túnica que va siempre debajo de todo lo demás…”, nos cuenta.
Orlandi también tuvo que crear una apariencia particular para el ‘nuevo’
Papa de la cinta. Para ello tomó como modelo al Papa Benedicto. “Los
ropajes del Papa son muy elaborados y su hechura es bellísima”, dice
Orlandi. “Su vestimenta la mandamos hacer en Roma – y sin lugar a dudas
es sencillamente deslumbrante. Le hemos colocado una estola semejante a
la del Papa real. Su apariencia es arcaica y ritualista. Hubo hace poco
un gran debate acerca de la preferencia del Papa por las vestimentas
romanas, en contraposición al estilo gótico, tan favorecido por el Papa
Juan Pablo II. Se puso una gorra con armiño que causó un gran revuelo
porque nadie la había utilizado desde el Medievo. Cada Papa impone su
propio estilo. En nuestra película, la mitra es muy al estilo romano y
se basa en algunos patrones que hallamos en Italia – y algunos cristales
de Swarovski han sido bordados a mano”.
En un mar de túnicas azules (para los obispos) y carmesí (para los
Cardenales), destaca una figura ataviada de negro – Ewan McGregor, quien
interpreta al Camerlengo, que porta una elegante y sobria sotana. Con su
ajustada cintura y sus faldas laterales, con sus 33 botones frontales
que simbolizan cada año de la vida de Jesús, esta vestimenta supone un
incontestable y fascinante contraste. Asimismo funcionó perfectamente
para resaltar el tono acucioso que tanto Totino como Howard deseaban
conferirle a la cinta.
“La sotana de Ewan fue hecha a mano, en Roma, con una lana hermosa de
acabado brillante y elegante. Se le ve muy bien. Le quedó a la
perfección. Ya había trabajado anteriormente con Ewan, así que me
emocioné muchísimo cuando supe que él participaría en esta producción.
No nos propasamos con esta sotana; este modelo es justamente lo que un
sacerdote muy bien vestido portaría en el Vaticano. Habíamos pensado que
se vería grandioso corriendo con la sotana volando detrás de él, y en
efecto, nuestro plan funcionó a las mil maravillas”, comenta Orlandi.
Asimismo, Orlandi se dio a la tarea de recrear los exuberantes uniformes
de la Guardia Suiza, hechos con los rojos, amarillos y azules de los
Medici. Favorita de los turistas, la Guardia Suiza de la cinta no
difería mucho de la real – de hecho, en determinado momento, Tom Hanks
sorprendió al equipo cuando llegó al set vestido con este colorido
uniforme.
ACAERCA DE LA MUSICA
Para Ángeles y Demonios, el director Ron Howard se reunió de nueva
cuenta con el compositor Hans Zimmer. A pesar de que esta nueva
producción tiene como personaje principal a Robert Langdon, cuyas
aventuras fueron pormenorizadas previamente en The Da Vinci Code,
lanzada en 2006, la banda sonora de Ángeles y Demonios requería un
abordaje completamente distinto.
La naturaleza de la historia requería de algo novedoso. La aventura que
supuso la creación de Ángeles y Demonios queda reflejada en todos los
aspectos de la colaboración entre Ron Howard, el productor Brian Grazer,
los editores, el equipo de sonidistas y, por supuesto, la música de Hans
Zimmer. Éste decidió buscar la manera de componer una música tan ágil y
dinámica como la incendiaria sinapsis de Robert Langdon, y para ello
utilizó una orquesta de cámara que pudiese recrear esta sensación de
acción incesante.
Al mismo tiempo, tomando en cuenta que esta película se debate entre la
ciencia y la religión, Zimmer combinó la música orquestal y coral a fin
de representar la religión, pero para la ciencia optó por la vanguardia
electrónica. Como la intención de Zimmer con respecto de lo orquestal
consistía en destacar a los solistas, él buscó sólo a los mejores, entre
ellos al violinista Joshua Bell. El resultado fue una colisión que
Zimmer describe así: “la belleza del violín de Joshua enmarcada por lo
agreste y descarnado de la electrónica”.
Según Howard, “El método de Hans no tiene nada de mecánico”, añadiendo
que la música de Zimmer siempre “se ajusta al sonido que la cinta misma
exige”. En este caso, lo que prevaleció fue una sensación de
experimentación y aventura, que Zimmer ha logrado atrapar con un juego
musical. A manera de guiño dirigido al personaje principal, el
catedrático y simbologista Robert Langdon, Zimmer escondió un ambigrama
musical de cinco notas en la banda sonora. Aún está por verse si existe
alguien capaz de resolver este acertijo, pero al menos podemos decir,
junto con Howard, que, “Zimmer es un narrador fuera de serie”.
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