|
SINOPSIS
De
la prodigiosa y fértil mente del escritor/director John Waters, surge A
DIRTY SHAME, la primera comedia carnal estadounidense. Ambientada en
Harford Road, Baltimore, el área natal de Waters, A DIRTY SHAME cuenta
lo que ocurre cuando un grupo lujurioso de “sexoadictos” invade un
vecindario de gente trabajadora, para conmoción y consternación de los
vecinos”neutros”. Ruda, graciosa y colmada de anarquía sexual, A DIRTY
SHAME es una película con un corazón generoso y una mente sucia: en
otras palabras una clásica comedia de John Waters.
La lujuria está en el aire en Harford Road y a Sylvia Stickles (Tracey
Ullman), una nativa de Baltimore de mediana edad reprimida y
malhumorada, no le agrada. Si bien el esposo de Sylvia, Vaughn (Chris
Isaak) aún tiene necesidades maritales, Sylvia no muestra el menor
interés – tiene trabajo que hacer. ¿No es suficiente con que tenga que
llevar adelante la tienda de alimentos de la familia, “Pinewood Park And
Pay”, preparar la comida para su exhibicionista hija Caprice (Selma
Blair), una bailarina a go-go, conocida por sus admiradores como Ursula
Udders? Luego de algunas violaciones a la ley por “desnudez y desorden”,
Caprice y sus enormemente agrandados senos son sentenciados a reclusión
domiciliaria en el departamento de la abuela, sobre el garaje de los
Stickles. Ahora, hasta los vecinos lo saben.
Todo cambia cuando Sylvia sufre una extraño accidente, camino al trabajo
y recibe un primer golpe en la cabeza. El sexy conductor de un camión
remolcador, Ray-Ray Perkins (Johnny Knoxville) acude rápidamente en su
ayuda, y Sylvia se da cuenta de que no es un hombre común; no, es el
sanador sexual que sabe cómo encender la caldera ardiente de su lujuria
oculta.
Dejando atrás a la puritana Sylvia, de repente, ve al mundo a través de
ojos hiper-sexuales. Vaughn queda felizmente sorprendido por la libido
renaciente de su esposa, pero cuando la ve realizar una provocativa y
sucia danza, durante una visita de rutina a un hogar de ancianos,
comprende que algo anda mal. La madre de Sylvia, Big Ethel (Suzanne
Shepherd), se levanta en armas contra los libertinos, y decide que es
hora de combatirlos. Apoyada por vecinos que odian el sexo, como Marge
la Neutra (Mink Stole), Big Ethel conduce la batalla por la “normalidad
de los Neutros”.
Ardiente y confundida, Sylvia busca a Ray-Ray en su garaje, y descubre
que no está sola en la erotomanía. Las heridas en la cabeza han dado a
luz un grupo de Adictos al Sexo, quienes se han infiltrado en todos los
rincones de la comunidad, desde la oficina de correo hasta el
Departamento de Policía, incluyendo a la tienda de los Stickles, “Park
And Pay”. Entre los discípulos de Ray-Ray se encuentran algunos de los
más bizarros fetichistas conocidos por el hombre, y juntos, los
perversos seguidores planean apoderarse de Harford Road. Como la
décimosegunda miembro del círculo cercano a Ray-Ray, la llegada de
Sylvia presagia una nueva era de felicidad erótica.
Lo
que un golpe otorga, otro puede quitarlo. La sórdida noche de Sylvia, en
el bar Holiday House, llega a un abrupto final al recibir un segundo
golpe, y su exaltante libido se extingue como una vela. La familia
Stickles la lleva al médico familiar y a reuniones de doce pasos para
ayudar a Sylvia a lidiar con su “vagina fugitiva” y así logra recuperar
su cordura sexual. Pero Ray-Ray y sus seguidores han visto al Tierra
Prometida, y no permitirán que su hermana caiga en una anorexia erótica.
Al furioso grito de “Viva el sexo!”, Ray-Ray y sus seguidores parten a
rescatar a Sylvia, liberar a la comunidad y descubrir un nuevo acto
sexual.
La batalla final por Harford Road está a punto de desatarse, con Big
Ethel y sus compañeros Neutros enfrentándose a la invasión de lujuria de
los Sexoadictos. Mientras la batalla se traslada desde “Park And Pay”
hacia las calles, los jardines, e incluso, hacia los árboles de Harford
Road, las heridas en las cabezas se multiplican-y los milagros sexuales
comienzan. El matrimonio de Sylvia y Vaughan se renueva con un nuevo
acto sexual final que eleva a los Sexoadictos más allá de Harford Road,
hacia un nuevo amanecer del despertar sexual.
SOBRE LA PRODUCCIÓN
Durante el curso de su carrera, el escritor/director John Waters ha
realizado un trabajo incomparable al crear personajes excéntricos y
dilemas delirantes. A DIRTY SHAME encuentra al nativo de Baltimore más
inspirado que nunca, al intentar su primera comedia sexual. “Hago
sátiras”, afirma Waters. “Había hecho un film sobre un crimen verdadero
(SERIAL MOM), un musical (HAIRSPRAY), una película sobre la delincuencia
juvenil (CRY-BABY), una más artística (PECKER), y un thriller sobre
terroristas (CECIL B. DEMENTED) … pero nunca había hecho una película
sobre educación sexual”, comenta Waters. “Lo que resulta divertido sobre
el sexo es que puede llevar a la persona más normal a comportarse de la
forma más aberrante. La gente puede perder todo el sentido de la
proporción cuando se trata de sexo. Ha provocado la caída de imperios.”
La historia de A DIRTY SHAME fue inspirada por una vaga información que
Waters llegó a leer. “Era una oración breve – ni siquiera era un
artículo entero. Aparentemente, es un hecho poco conocido que una
pequeña minoría de personas que sufrieron heridas en la cabeza, luego
del golpe, experimentan una lujuria carnal que no pueden controlar”,
explica Waters. “Creo que el término exacto era ‘comportamiento sexual
inapropiado’. Esa idea se quedó en mi mente y se convirtió en una
película sobre adictos al sexo que invaden un vecindario.”
Waters le otorga a cada uno de los Sexoadictos de su film una obsesión
erótica diferente, por lo general, relacionada a la naturaleza del golpe
que lo transformó, en primer lugar. El líder carismático de los Adictos
al Sexo es Ray-Ray Perkins, un conductor de camión remolcador y sanador
sexual, interpretado por Johnny Knoxville. La coalición carnal se alista
para luchar contra los ciudadanos “normales” y sexualmente fríos de
Harford Road, quienes responden con creciente histeria a los Sexoadictos
en el pueblo. El descubrimiento de que el agente de policía local es un
“bebé adulto” no sólo es desconcertante, sino sumamente alarmante para
gente como Big Ethel, interpretada por Suzanne Shepherd. Orgullosa de
considerarse una “Neutra”, Big Ethel lidera el ataque anti-sexo, con el
ferviente apoyo de sus pares, como Marge, interpretada por el soporte
principal de Waters, Mink Stole.
“Exageré el temor al sexo que creo que mucha gente tiene”, agrega
Waters. “Big Ethel dice, ‘Mi hija es una buena mujer, odia el sexo.’
Mucha gente piensa de esa forma; odian el sexo, de veras. No quieren
tener que pensar en ello, hablar de ello, y lo peor es tener a toda esta
gente que lo adora, instalándose en el vecindario. La paranoia de ellos
sobre el sexo va demasiado lejos. En especial, el personaje de Mink,
quien siente un constante fastidio por el vello púbico y lamenta que la
gente ‘se rasure la entrepierna mientras habla.’”
Esencialmente, A DIRTY SHAME es una historia familiar, si bien, con un
giro inconfundiblemente Watersiano. “Es una comedia basada en lo que
sucedería si tu madre o tu tía se convirtieran en “la loca del pueblo”,
comenta jocoso el realizador. “Cuando uno crece, ¿no es la peor
pesadilla de los niños el imaginar algo así sobre un familiar? ¿Y si
fueras niño y tuvieras una madre normal que lleva adelante una tienda de
alimentos y, de repente, se convierte en una viciosa del sexo?!”
Seguramente, la transformación de Sylvia Stickles de ser una puritana
malhumorada a una libertina lujuriosa es una conmoción y algo
desconcertante para su esposo Vaughn, interpretado por Chris Isaak, y
para la madre de ella, Big Ethel. Mientras Vaughn y Big Ethel,
alternadamente, luchan por comprender a Sylvia y detenerla, el film
evoca una era de intensos “dramas para adultos” que eran, en realidad,
las películas de explotación sexual. Como sus antepasados
cinematográficos, Vaughn y Big Ethel consultan a un médico y reciben un
solemne (y ridículo) diagnóstico sobre el adecuado rol de la mujer en la
sociedad sexual. Cuando la, de pronto, hiper-sexual Sylvia se sienta a
entablar una conversación honesta y cálida con su voluptuosa hija
Caprice, interpretada por Selma Blair, es la esencial escena
madre-e-hija, pero con un toque de Waters. “Soy una cunilíngua de lo más
baja”, confiesa Sylvia, “y soy tu madre.” Waters comenta jocoso, “Es un
momento muy conmovedor, ya que, finalmente, se unen.”
Los diálogos y el argumento del film por igual, reflejan la
investigación de los realizadores, la cual abarcó diccionarios de
términos vulgares, literatura de doce pasos, páginas web y revistas
fetichistas. Waters fue cuidadoso al elegir las inclinaciones sexuales
que estarían representadas en la tribu de Harford Road. “Escogí las que
me resultaron humorísticas, y no las que pensé que eran crueles o
denigrantes para las mujeres. En realidad, creo que A DIRTY SHAME es un
retorcido film feminista – Sylvia se siente fuerte gracias a su nueva
libertad sexual.” Waters afirma que muchos de los fetiches pueden
resultarles familiares a los televidentes de “talk shows” diarios.
“Todos esos programas han tratado estas clases de fetiches – suicidios
autoeróticos, etcétera – en televisión, para el público general. Por lo
tanto, pensé que el público podría saber sobre esto, y se reiría de
esto. Sí bien el público general comprende que los homosexuales puede
ser parte de sus familias... pero, podría comprender que además de
homosexual, su hijo le confiese que se hizo Oso’?”
La existencia de “Osos” entre los hombres homosexuales era algo nuevo
para uno de los agentes de Waters, quien expresó desconcierto al leer el
guión. El realizador recuerda, “Él dijo:¿Qué es esto de los “Osos”?
¿Existe algo así?’ Yo le dije, ‘Estás junto a tu computadora. Escribe la
palabra “Oso.”’ Oí el ckk-ckk-ckk, y luego escuché un ‘Oh, Dios Mío.’
Hay un millón de páginas web sobre “Osos”, existe el Manual Del “Oso”, y
otros libros; incluso revistas porno para ‘Osos’, con fotografías
sexuales de hombres velludos y gordos para pegar en la pared.
Water continúa, “Todo lo que incluí en la película está basado en cierta
verdad. Incluso, cuando Mink Stole, es decir, Marge la Neutra, realiza
un procedimiento de restauración de la virginidad. Existe algo así,
cuando recompones el himen y luego, colocas sangre falsa allí, para
convencer a tu nuevo esposo de que eres virgen. No sé si existe un
movimiento Neutro, eso lo inventé – pero, básicamente, es lo único.
Aunque uno pensaría que pronto podría llega a haber uno. Tal vez la
pregunta que planteo es – ‘¿Puede la tolerancia llegar tan lejos?’”
Incluso, las reuniones de decencia del film fueron inspiradas por el
verdadero furor que se desató luego de que el cantante de The Doors, Jim
Morrison, supuestamente se exhibiera en un concierto en Miami, en1969.
“Claro que no creo que Jim Morrison realmente lo haya hecho, ya que ¿no
tendríamos que haber visto alguna foto de su pene, a esta altura?”
asegura Waters. “Pero durante poco tiempo, en respuesta a la supuesta al
supuesto exhibicionismo de Jim Morrison, surgieron verdaderas reuniones
de decencia en todo el país. Había una en Baltimore, pero no se cerró
hasta que provocaron disturbios sociales.”
Waters le dio forma a A DIRTY SHAME en visitas separadas a los
respetados productores independientes Ted Hope y Christine Vachon. Entre
los dos, Hope y Vachon son los responsables de algunos de los films
independientes más aclamados e influyentes de los últimos quince años,
incluyendo AMERICAN SPLENDOR, THE ICE STORM y 21 GRAMS (Hope), y FAR
FROM HEAVEN, BOYS DON’T CRY, y POISON (Vachon). Los productores ya
habían trabajado juntos, más recientemente como productores de
STORYTELLING y HAPPINESS, de Todd Solondz. Rápidamente, decidieron
volver a juntarse para A DIRTY SHAME, y estuvieron encantados de hallar
el estudio perfecto para el proyecto: Fine Line, compañía origen de New
Line Cinema, la cual catapultó a John Waters al público masivo, por
primera vez, con el lanzamiento de PINK FLAMINGOS – subtitulada “un
ejercicio de mal gusto” – en 1972. La compañía también distribuyó las
primeras y libertinamente rudas películas épicas: MULTIPLE MANICS
(1970), FEMALE TROUBLE (1974), DESPERATE LIVING (1977), POLYESTER
(1980), HAIRSPRAY (1988) y PECKER (1998). PINK FLAMINGOS fue relanzada
en 1997, al celebrarse su 25º Aniversario.
Hope and Vachon conocían a Waters socialmente, y sabían que sería un
placer trabajar con él. No hubo preocupación por el impacto que el
realizador hubiera podido generar en sus carreras, o por la película.
Según Hope, “Hay todo un segmento de temas en el cine independiente que
no existiría si John no lo hubiera hecho primero”. Hope había trabajado
en New Line, en sus primeros tiempos, y halló a las comedias de Waters
vigorizantes, con sus personajes y argumentos extravagantes. “Recuerdo
haber visto sus películas y sentirme contento de que alguien estuviera
diciendo esas cosas y haciendo esas películas. Tomaba prestadas las
cintas en 16 mm y se las proyectaba a mis amigos. Estábamos emocionados
por que alguien hiciera esas películas”. Christine Vachon agrega, “Las
películas de John son siempre increíblemente divertidas. No importa qué
tan duras sean, todas tiene cierta alegría.”
La alegría nace de los múltiples golpes en A DIRTY SHAME, y un
excepcional grupo de actores aceptaron dar vida a la singular visión de
Waters. Liderando el reparto, se encuentra la galardonada
comediante/actriz Tracey Ullman, quien interpreta a la “de mojigata a
lujuriosa”, Sylvia Stickles. Ullman era admiradora de los films de
Waters desde tiempo atrás. “Me agrada la individualidad, la enegía”,
afirma ella. “Me agrada la forma en que todos se ven reales, y hasta,
por momentos, surreales. Y me encanta que sea tan fiel a Baltimore.”
El obsceno, aunque fundamentalmente casto guión de A DIRTY SHAME era
completamente distinto a todo lo que la actriz había visto. Debido a que
le agradaba la idea de interpretar una heroína con “necesidades”, Ullman
le dio el guión a su esposo para que lo leyera. “Le pareció fabuloso y
realmente divertido”, recuerda la actriz. “Me dijo, ‘Sin duda, debes
hacerlo, Tracey. Esta es una de las últimas fronteras: una comedia
sexual.’”
El extraordinario talento de Ullman para la auto-transformación –
interpretó decenas de personajes, masculinos y femeninos, en sus
aclamadas series televisivas, “The Tracey Ullman Show” y “Tracey Takes
On” – era perfecto para el rol de Sylvia, quien sobrelleva una
metamorfosis bastante extrema. En realidad, Sylvia sobrelleva varias
metamorfosis, ya que los golpes la hacen rebotar del puritanismo a la
promiscuidad, y al puritanismo de nuevo. Waters comenta, “Además de ser
una muy buena comediante, Tracey es una actriz sin temores. Es una
verdadera actriz, que es lo que siempre busco para mis películas”,
explica. “En la vida real, es hermosa – pero, no lo sabes porque siempre
la ves caracterizada interpretando un papel. Adora caracterizarse y
realmente lo logró en esta película. Hizo un estupendo trabajo, y creo
que Tracey hizo que Sylvia Stickles sea completamente creíble.”
Ullman gozaba del hecho de poder interpretar a Sylvia como la
“malhumorada ama de casa de mediana edad” descripta en el guión. “Pensé,
‘Oh, bien – puedo llegar a verme realmente terrible, al ser una película
de John Waters.’ Él no va a decirme, ‘Eres un ama de casa de mediana
edad, pero aún así, debes verte glamorosa.’”
Waters siempre pensó en Johnny Knoxville, estrella de “Jackass”, de la
MTV, y de JACKASS: THE MOVIE, para el rol de Ray-Ray, el chamán sexual
que adoctrina a Sylvia en un culto erótico. Waters explica, “Vi JACKASS
cuando salió al aire, y vi el mismo espíritu que tenía PINK FLAMINGOS.
Adoraba la anarquía de ese programa de televisión. Me encantó el revuelo
que causó. ¿Quién podría ser un mejor líder de los Sexoadictos que
Johnny Knoxville?”
Waters aún no había completado el guión, cuando él y Knoxville se
reunieron para hablar de A DIRTY SHAME, en la venerable hamburguesería
de West Hollywood, Barney’s Beanery. Knoxville recuerda, “Trajo todas
las revistas fetichistas, como Sploshing y Bear Magazine, y dijo, ‘Bien,
la película es sobre esto.’ Yo le dije, ‘Tú sólo escríbela – la haré.’
Doy lo que sea por trabajar con John Waters – ha sido uno de mis
directores favoritos desde siempre. Tiene una perspectiva completamente
diferente, y me encantan sus films.”-
Otra de las primeras inclusiones fue la de Selma Blair, quien
utilizó
enormes senos falsos para interpretar a la hija de Sexoadicta, Caprice,
también conocida como Ursula Udders. Blair, quien ha cosechado elogios
por sus actuaciones en films tan diversos como STORYTELLING, de Todd
Solondz, y HELLBOY, de Guillermo del Toro, ha estado en la mira de
Waters durante varios años. “Siempre he sido un gran admirador de Selma
Blair. Ya tiene una trayectoria increíble, y creo que tendrá una carrera
duradera – una especie de Johnny Depp. Selma se arriesga al escoger sus
papeles, lo cual me parece muy inteligente cuando eres hermosa. Se
divirtió mucho con los enormes pechos – hizo que fueran como propios. Y
cuando su personaje se transformó en una Neutra, me encantó cómo se
adaptó a la personalidad tímida, vestida como Laura Ashley, de Caprice.
Realmente, quedé encantado.”
De acuerdo a Blair, el exhibicionismo de Caprice es exuberante, casi
inocente. “Caprice es una especie de retroceso a las chicas go-go, de
los 60. Sólo tiene que dejarlo salir”, comenta Blair “Tiendo a hacer
comedia con el físico, pero, Caprice es distinta a los personajes que
realicé. Su presencia física es tan parte del personaje como cualquier
cosa que salga de su boca.”
El cantate/actor Chris Isaak fue convocado para interpretar a Vaughn
Stickles, esposo de Sylvia y padre de Caprice. Waters era admirador de
la música de Isaak, de su trabajo con David Lynch (TWIN PEAKS: FIRE WALK
WITH ME) y con (LITTLE BUDDHA); y quedó aún más impresionado por su
actuación en la serie televisiva para Showtime, “The Chris Isaak Show.”
“Es un actor distinguido y un buen comediante, muy subestimado, lo cual
era perfecto para Vaughn.”
Confundido, pero tolerante, Vaughn responde amablemente a los ofensivos
comentarios de sus vecinos. Isaak comenta, “Vaughn es una muchacho
común, que sólo intenta progresar y agradarle a la gente.”
Cerrando el elenco principal, se encuentra Suzanne Shepherd, como Big
Ethel. Respetada maestra de actuación, Shepherd ha participado en
numeros films, incluyendo REQUIEM FOR A DREAM, GOODFELLAS y MYSTIC
PIZZA, pero, quizás, sea más famosa por su reciente rol en “The
Sopranos.” Se unió al elenco pocos días antes de que comenzaran los
ensayos en Baltimore.
Shepherd no sabía exactamente en qué se estaba metiendo cuando aceptó el
papel. Waters dice, “Ella leyó el guión en el tren y enloqueció. Luego,
conoció a todos y se convirtió en una más. Fue muy divertido trabajar
con ella.”
Shepherd confirma que A DIRTY SHAME fue su primer encuentro con el
trabajo de John Waters. “Nunca había visto una película de John Waters,
debo confesarlo, y nunca había visto a John”, dice la actriz, y continúa
describiendo su primera reunión con el director. “John entró, me dio un
beso, y yo le di uno a él. Dijo, ‘Gracias por venir’ – y me enamoré.
Creo que tiene un alma extraordinaria y única. Su corazón es muy amable
y generoso, y su conocimiento es excepcional. Si todos pudieran
divertirse como lo hicimos nosotros en el set, todos los días, el mundo
sería un lugar maravilloso.”
Shepherd describe a Big Ethel como una mujer de familia, defendiendo lo
que ama. “Ethel ha trabajado mucho en la tienda de alimentos para criar
a su familia, asegurarse de que sean saludables y de que estén bien
alimentados. Y, simplemente, no comprende qué es lo que sucede en
Harford Road, y eso le parte el corazón. Su hermosa nieta se ha
agrandado los pechos al tamaño de unos melones. Siente que es la única
que puede salvar a su familia y a su comunidad.”
Los admiradores de los films de Waters podrán ver a sus rostros
favoritos, de cada fase de la carrera de Waters, en A DIRTY SHAME. El
film muestra a todos los miembros sobrevivientes disponibles “Dreamland”
incluyendo a Mink Stole, Channing Wilroy, Mary Vivian Pearce, Bob Adams,
George Figgs, y – por primera vez, desde POLYESTER, de 1981 - Jean Hill,
estrella de DESPERATE LIVING. Las más recientes convocatorias de Waters
incluyen a Patricia Hearst (realizando su quinto film con Waters), y a
Jackie Hoffman, quien interpreta varios personajes en el musical de
Waters, en Broadway, HAIRSPRAY.
A DIRTY SHAME fue rodada en Baltimore, en el otoño de 2003. Las
locaciones son, por supuesto, fundamentales para el trabajo de Waters, y
siempre utiliza vecindarios conocidos por él. En este caso, se trató de
Harford Road, un maravilloso vecindario de gente trabajadora, de los que
casi ya no existen en Baltimore. El área alberga al Holiday House, un
bar real al que Waters asiste regularmente en Baltimore. El director
dice, “Harford Road es uno esos vecindarios en Baltimore que no había
exaltado. Pensé que podría estar intacto, y que tal vez el rodaje de la
película allí podría ser beneficioso para el lugar, y que la gente
podría ser amable. Todo resultó cierto.”
La cooperación no fue, necesariamente, una conclusión sacada de
antemano, dado el hecho de que Waters y su equipo realizaron algunos
cambios bastante drásticos en las propiedades de los residentes. Las
personas no son los únicos seres sexuales en A DIRTY SHAME – todo el
vecindario está colmado de “paisajes de lujuria”: árboles y follaje con
no sólo formas que sugieren varios órganos sexuales, sino que, además,
los imitan. “Los vecinos fueron comprensivos y nos apoyaron”, comenta
Waters, con entusiasmo. “Teníamos penes en los jardines, colocamos anos
en los arbustos, y los vecinos fueron adorables. Salían y se pavoneaban
con sus familias, nos cocinaban galletas, y nos pedían amablemente si
podían ‘sacar sus autos para ir a trabajar.’”
La tarea de diseñar los “paisajes de lujuria” recayó sobre el diseñador
de producción Vincent Peranio, quien ha trabajado en todas las películas
de Waters, desde MULTIPLE MANIACS, en 1970. La directora de elenco y
productora adjunta, Pat Moran, también regresó al rebaño de Waters, con
un ojo para la personalidad y el talento que ha sido indispensable para
los trabajos de Waters; así como también, el diseñador de vestuario Van
Smith, quien ha creado guardarropas memorablemente delirantes para todos
los films de Waters.
Colaborando por primera vez con Waters, se suma el director de
fotografía Steve Gainer, cuyos trabajos incluyen BULLY, de Larry Clark,
y la próxima a estrenarse MYSTERIOUS SKIN, de Gregg Araki, además de
cerca de doscientos videos musicales. Waters quedó impresionado por el
talento y la eficiencia de Gainer. “Steve ha trabajado en rodajes de
bajo presupuesto y sabe cómo hacer rendir el dinero” reconoce el
realizador. “Siempre quise que la película se vea lo mejor posible, y él
lo entendió. Por lo que el film es sensual, pero ambientado en una
comunidad modesta. Intentamos que se viera como de la vida real – esto
podría ocurrirte a ti, en tu pueblo.”
El diseño visual de A DIRTY SHAME fue, tal vez, lo más complicado en
toda la carrera de Waters. Hay escenas de retrospectivas con imágenes
yuxtapuestas y proyectadas simultáneamente que muestran los diversos
golpes de los Adictos al Sexo, además de alucinaciones animadas e
inserciones de textos, como tributo cómico, por parte de Waters, a Jean-Luc
Godard. Con la ayuda de “Something Weird Video”, de Frank Henenlotter,
Waters armó las secuencias de montaje de los golpes, con escenas de
viejos films de explotación sexual, jóvenes traviesas en campos
nudistas, “nacimientos de bebés”, escenas ninfomaníacas, e incluso, un
cortometraje de la stripper de Baltimore, Blaze Starr. Waters afirma
“Debía rendirle mi homenaje a esas películas sexuales con las que crecí,
y que ciertamente, influyeron en mi carrera. Básicamente, lo que hice
fue una especie de disco de rap, pero con imágenes.”
Musicamente, A DIRTY SHAME ofrece himnos tanto para los Sexoadictos,
como para los Neutros. El experto en música Larry Benicewicz ayudó a
Waters a desenterrar una gran cantidad de tesoros rockabilly, que
mezclan ritmos pegadizos con dobles sentidos. Canciones clásicas como “I
Need Your Lovin, por Don Gardner & Dee Dee Ford, y “Red Hot”, de Billy
Lee Riley, les resultarán familiares a algunos de los espectadores,
otras – como “The Pussy Cat Song”, de Connie Vannett, “Eager Beaver Baby”,
de Johnny Burnett, y “Tony’s Got Hot Nuts”, de Faye Richmonde – son más
desconocidas. Waters comenta, “Estas canciones son de discos poco
populares de los 50 y 60. Escucharlas es realmente sorprendente. A uno
le sorprende que canciones así existieran.” Los espectadores se sentirán
conmovidos al escuchar la dulce, “Open Up Your Heart (And Let the
Sunshine In)”, interpretada por The Cowboy Church Sunday School, y que
es el himno de las reuniones de los Neutros.
Para crear la música original del film, el supervisor musical Tracy
McKnight reclutó a el compositor George S. Clinton, cuyos trabajos
incluyen las tres películas de AUSTIN POWERS. Waters elogia a Clinton
por crear una música que varía desde lo más obsceno a lo más celestial.
“George comprendió perfectamente lo que intentábamos hacer, que era unir
el rockabilly y la música religiosa”, afirma Waters. “Él oyó todos los
viejos discos que habíamos comprado y escribió partituras que encajan,
de maravillas, con esas canciones. Creo que hizo un trabajo asombroso.”
En cierto nivel, la mezcla musical del film encuentra su eco en la
historia de A DIRTY SHAME, en sí misma, en la que el cuerpo y el
espíritu se convierten en uno, al final de la película. “La gente
siempre dice que Dios nos dio el sexo, pero que es malo. Eso es lo que
no entiendo. ¿Por qué es malo el sexo si Dios nos lo dio?”, se pregunta
Waters. “¿Por qué no podemos rendirle tributo? Si uno cree en la
espiritualidad, ¿no puede haber sexo que sea tan bueno que cause
felicidad espiritual y provoque milagros? En cierta forma, es lo que
película intenta lograr – hacer que el sexo sea espiritualmente
excitante y maravillosamente lujurioso.”
Por último, A DIRTY SHAME habla de la alegría. Waters comenta, “Todos
tiene un final sexual feliz. Hay alguien para cada uno, sin importar lo
esotéricas o ridículas que puedan ser tus preferencias sexuales. Creo
que es una película funcional, que hará sentir bien a todas las familias
pervertidas. Después de que hayan hecho mucha terapia.”
IR A REALIZADORES Y REPARTO
|
|