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		 SINOPSIS 
		 
		 De 
		la prodigiosa y fértil mente del escritor/director John Waters, surge A 
		DIRTY SHAME, la primera comedia carnal estadounidense. Ambientada en 
		Harford Road, Baltimore, el área natal de Waters, A DIRTY SHAME cuenta 
		lo que ocurre cuando un grupo lujurioso de “sexoadictos” invade un 
		vecindario de gente trabajadora, para conmoción y consternación de los 
		vecinos”neutros”. Ruda, graciosa y colmada de anarquía sexual, A DIRTY 
		SHAME es una película con un corazón generoso y una mente sucia: en 
		otras palabras una clásica comedia de John Waters. 
		 
		La lujuria está en el aire en Harford Road y a Sylvia Stickles (Tracey 
		Ullman), una nativa de Baltimore de mediana edad reprimida y 
		malhumorada, no le agrada. Si bien el esposo de Sylvia, Vaughn (Chris 
		Isaak) aún tiene necesidades maritales, Sylvia no muestra el menor 
		interés – tiene trabajo que hacer. ¿No es suficiente con que tenga que 
		llevar adelante la tienda de alimentos de la familia, “Pinewood Park And 
		Pay”, preparar la comida para su exhibicionista hija Caprice (Selma 
		Blair), una bailarina a go-go, conocida por sus admiradores como Ursula 
		Udders? Luego de algunas violaciones a la ley por “desnudez y desorden”, 
		Caprice y sus enormemente agrandados senos son sentenciados a reclusión 
		domiciliaria en el departamento de la abuela, sobre el garaje de los 
		Stickles. Ahora, hasta los vecinos lo saben.  
		 
		Todo cambia cuando Sylvia sufre una extraño accidente, camino al trabajo 
		y recibe un primer golpe en la cabeza. El sexy conductor de un camión 
		remolcador, Ray-Ray Perkins (Johnny Knoxville) acude rápidamente en su 
		ayuda, y Sylvia se da cuenta de que no es un hombre común; no, es el 
		sanador sexual que sabe cómo encender la caldera ardiente de su lujuria 
		oculta.  
		 
		Dejando atrás a la puritana Sylvia, de repente, ve al mundo a través de 
		ojos hiper-sexuales. Vaughn queda felizmente sorprendido por la libido 
		renaciente de su esposa, pero cuando la ve realizar una provocativa y 
		sucia danza, durante una visita de rutina a un hogar de ancianos, 
		comprende que algo anda mal. La madre de Sylvia, Big Ethel (Suzanne 
		Shepherd), se levanta en armas contra los libertinos, y decide que es 
		hora de combatirlos. Apoyada por vecinos que odian el sexo, como Marge 
		la Neutra (Mink Stole), Big Ethel conduce la batalla por la “normalidad 
		de los Neutros”.  
		 
		Ardiente y confundida, Sylvia busca a Ray-Ray en su garaje, y descubre 
		que no está sola en la erotomanía. Las heridas en la cabeza han dado a 
		luz un grupo de Adictos al Sexo, quienes se han infiltrado en todos los 
		rincones de la comunidad, desde la oficina de correo hasta el 
		Departamento de Policía, incluyendo a la tienda de los Stickles, “Park 
		And Pay”. Entre los discípulos de Ray-Ray se encuentran algunos de los 
		más bizarros fetichistas conocidos por el hombre, y juntos, los 
		perversos seguidores planean apoderarse de Harford Road. Como la 
		décimosegunda miembro del círculo cercano a Ray-Ray, la llegada de 
		Sylvia presagia una nueva era de felicidad erótica.  
		 
		 Lo 
		que un golpe otorga, otro puede quitarlo. La sórdida noche de Sylvia, en 
		el bar Holiday House, llega a un abrupto final al recibir un segundo 
		golpe, y su exaltante libido se extingue como una vela. La familia 
		Stickles la lleva al médico familiar y a reuniones de doce pasos para 
		ayudar a Sylvia a lidiar con su “vagina fugitiva” y así logra recuperar 
		su cordura sexual. Pero Ray-Ray y sus seguidores han visto al Tierra 
		Prometida, y no permitirán que su hermana caiga en una anorexia erótica. 
		Al furioso grito de “Viva el sexo!”, Ray-Ray y sus seguidores parten a 
		rescatar a Sylvia, liberar a la comunidad y descubrir un nuevo acto 
		sexual.  
		 
		La batalla final por Harford Road está a punto de desatarse, con Big 
		Ethel y sus compañeros Neutros enfrentándose a la invasión de lujuria de 
		los Sexoadictos. Mientras la batalla se traslada desde “Park And Pay” 
		hacia las calles, los jardines, e incluso, hacia los árboles de Harford 
		Road, las heridas en las cabezas se multiplican-y los milagros sexuales 
		comienzan. El matrimonio de Sylvia y Vaughan se renueva con un nuevo 
		acto sexual final que eleva a los Sexoadictos más allá de Harford Road, 
		hacia un nuevo amanecer del despertar sexual.  
		 
		SOBRE LA PRODUCCIÓN 
		 
		Durante el curso de su carrera, el escritor/director John Waters ha 
		realizado un trabajo incomparable al crear personajes excéntricos y 
		dilemas delirantes. A DIRTY SHAME encuentra al nativo de Baltimore más 
		inspirado que nunca, al intentar su primera comedia sexual. “Hago 
		sátiras”, afirma Waters. “Había hecho un film sobre un crimen verdadero 
		(SERIAL MOM), un musical (HAIRSPRAY), una película sobre la delincuencia 
		juvenil (CRY-BABY), una más artística (PECKER), y un thriller sobre 
		terroristas (CECIL B. DEMENTED) … pero nunca había hecho una película 
		sobre educación sexual”, comenta Waters. “Lo que resulta divertido sobre 
		el sexo es que puede llevar a la persona más normal a comportarse de la 
		forma más aberrante. La gente puede perder todo el sentido de la 
		proporción cuando se trata de sexo. Ha provocado la caída de imperios.”
		 
		 
		La historia de A DIRTY SHAME fue inspirada por una vaga información que 
		Waters llegó a leer. “Era una oración breve – ni siquiera era un 
		artículo entero. Aparentemente, es un hecho poco conocido que una 
		pequeña minoría de personas que sufrieron heridas en la cabeza, luego 
		del golpe, experimentan una lujuria carnal que no pueden controlar”, 
		explica Waters. “Creo que el término exacto era ‘comportamiento sexual 
		inapropiado’. Esa idea se quedó en mi mente y se convirtió en una 
		película sobre adictos al sexo que invaden un vecindario.” 
		 
		Waters le otorga a cada uno de los Sexoadictos de su film una obsesión 
		erótica diferente, por lo general, relacionada a la naturaleza del golpe 
		que lo transformó, en primer lugar. El líder carismático de los Adictos 
		al Sexo es Ray-Ray Perkins, un conductor de camión remolcador y sanador 
		sexual, interpretado por Johnny Knoxville. La coalición carnal se alista 
		para luchar contra los ciudadanos “normales” y sexualmente fríos de 
		Harford Road, quienes responden con creciente histeria a los Sexoadictos 
		en el pueblo. El descubrimiento de que el agente de policía local es un 
		“bebé adulto” no sólo es desconcertante, sino sumamente alarmante para 
		gente como Big Ethel, interpretada por Suzanne Shepherd. Orgullosa de 
		considerarse una “Neutra”, Big Ethel lidera el ataque anti-sexo, con el 
		ferviente apoyo de sus pares, como Marge, interpretada por el soporte 
		principal de Waters, Mink Stole.  
		 
		“Exageré el temor al sexo que creo que mucha gente tiene”, agrega 
		Waters. “Big Ethel dice, ‘Mi hija es una buena mujer, odia el sexo.’ 
		Mucha gente piensa de esa forma; odian el sexo, de veras. No quieren 
		tener que pensar en ello, hablar de ello, y lo peor es tener a toda esta 
		gente que lo adora, instalándose en el vecindario. La paranoia de ellos 
		sobre el sexo va demasiado lejos. En especial, el personaje de Mink, 
		quien siente un constante fastidio por el vello púbico y lamenta que la 
		gente ‘se rasure la entrepierna mientras habla.’”  
		 
		Esencialmente, A DIRTY SHAME es una historia familiar, si bien, con un 
		giro inconfundiblemente Watersiano. “Es una comedia basada en lo que 
		sucedería si tu madre o tu tía se convirtieran en “la loca del pueblo”, 
		comenta jocoso el realizador. “Cuando uno crece, ¿no es la peor 
		pesadilla de los niños el imaginar algo así sobre un familiar? ¿Y si 
		fueras niño y tuvieras una madre normal que lleva adelante una tienda de 
		alimentos y, de repente, se convierte en una viciosa del sexo?!” 
		 
		Seguramente, la transformación de Sylvia Stickles de ser una puritana 
		malhumorada a una libertina lujuriosa es una conmoción y algo 
		desconcertante para su esposo Vaughn, interpretado por Chris Isaak, y 
		para la madre de ella, Big Ethel. Mientras Vaughn y Big Ethel, 
		alternadamente, luchan por comprender a Sylvia y detenerla, el film 
		evoca una era de intensos “dramas para adultos” que eran, en realidad, 
		las películas de explotación sexual. Como sus antepasados 
		cinematográficos, Vaughn y Big Ethel consultan a un médico y reciben un 
		solemne (y ridículo) diagnóstico sobre el adecuado rol de la mujer en la 
		sociedad sexual. Cuando la, de pronto, hiper-sexual Sylvia se sienta a 
		entablar una conversación honesta y cálida con su voluptuosa hija 
		Caprice, interpretada por Selma Blair, es la esencial escena 
		madre-e-hija, pero con un toque de Waters. “Soy una cunilíngua de lo más 
		baja”, confiesa Sylvia, “y soy tu madre.” Waters comenta jocoso, “Es un 
		momento muy conmovedor, ya que, finalmente, se unen.” 
		 
		Los diálogos y el argumento del film por igual, reflejan la 
		investigación de los realizadores, la cual abarcó diccionarios de 
		términos vulgares, literatura de doce pasos, páginas web y revistas 
		fetichistas. Waters fue cuidadoso al elegir las inclinaciones sexuales 
		que estarían representadas en la tribu de Harford Road. “Escogí las que 
		me resultaron humorísticas, y no las que pensé que eran crueles o 
		denigrantes para las mujeres. En realidad, creo que A DIRTY SHAME es un 
		retorcido film feminista – Sylvia se siente fuerte gracias a su nueva 
		libertad sexual.” Waters afirma que muchos de los fetiches pueden 
		resultarles familiares a los televidentes de “talk shows” diarios. 
		“Todos esos programas han tratado estas clases de fetiches – suicidios 
		autoeróticos, etcétera – en televisión, para el público general. Por lo 
		tanto, pensé que el público podría saber sobre esto, y se reiría de 
		esto. Sí bien el público general comprende que los homosexuales puede 
		ser parte de sus familias... pero, podría comprender que además de 
		homosexual, su hijo le confiese que se hizo Oso’?” 
		 
		La existencia de “Osos” entre los hombres homosexuales era algo nuevo 
		para uno de los agentes de Waters, quien expresó desconcierto al leer el 
		guión. El realizador recuerda, “Él dijo:¿Qué es esto de los “Osos”? 
		¿Existe algo así?’ Yo le dije, ‘Estás junto a tu computadora. Escribe la 
		palabra “Oso.”’ Oí el ckk-ckk-ckk, y luego escuché un ‘Oh, Dios Mío.’ 
		Hay un millón de páginas web sobre “Osos”, existe el Manual Del “Oso”, y 
		otros libros; incluso revistas porno para ‘Osos’, con fotografías 
		sexuales de hombres velludos y gordos para pegar en la pared.  
		 
		Water continúa, “Todo lo que incluí en la película está basado en cierta 
		verdad. Incluso, cuando Mink Stole, es decir, Marge la Neutra, realiza 
		un procedimiento de restauración de la virginidad. Existe algo así, 
		cuando recompones el himen y luego, colocas sangre falsa allí, para 
		convencer a tu nuevo esposo de que eres virgen. No sé si existe un 
		movimiento Neutro, eso lo inventé – pero, básicamente, es lo único. 
		Aunque uno pensaría que pronto podría llega a haber uno. Tal vez la 
		pregunta que planteo es – ‘¿Puede la tolerancia llegar tan lejos?’” 
		 
		Incluso, las reuniones de decencia del film fueron inspiradas por el 
		verdadero furor que se desató luego de que el cantante de The Doors, Jim 
		Morrison, supuestamente se exhibiera en un concierto en Miami, en1969. 
		“Claro que no creo que Jim Morrison realmente lo haya hecho, ya que ¿no 
		tendríamos que haber visto alguna foto de su pene, a esta altura?” 
		asegura Waters. “Pero durante poco tiempo, en respuesta a la supuesta al 
		supuesto exhibicionismo de Jim Morrison, surgieron verdaderas reuniones 
		de decencia en todo el país. Había una en Baltimore, pero no se cerró 
		hasta que provocaron disturbios sociales.” 
		 
		Waters le dio forma a A DIRTY SHAME en visitas separadas a los 
		respetados productores independientes Ted Hope y Christine Vachon. Entre 
		los dos, Hope y Vachon son los responsables de algunos de los films 
		independientes más aclamados e influyentes de los últimos quince años, 
		incluyendo AMERICAN SPLENDOR, THE ICE STORM y 21 GRAMS (Hope), y FAR 
		FROM HEAVEN, BOYS DON’T CRY, y POISON (Vachon). Los productores ya 
		habían trabajado juntos, más recientemente como productores de 
		STORYTELLING y HAPPINESS, de Todd Solondz. Rápidamente, decidieron 
		volver a juntarse para A DIRTY SHAME, y estuvieron encantados de hallar 
		el estudio perfecto para el proyecto: Fine Line, compañía origen de New 
		Line Cinema, la cual catapultó a John Waters al público masivo, por 
		primera vez, con el lanzamiento de PINK FLAMINGOS – subtitulada “un 
		ejercicio de mal gusto” – en 1972. La compañía también distribuyó las 
		primeras y libertinamente rudas películas épicas: MULTIPLE MANICS 
		(1970), FEMALE TROUBLE (1974), DESPERATE LIVING (1977), POLYESTER 
		(1980), HAIRSPRAY (1988) y PECKER (1998). PINK FLAMINGOS fue relanzada 
		en 1997, al celebrarse su 25º Aniversario.  
		 
		Hope and Vachon conocían a Waters socialmente, y sabían que sería un 
		placer trabajar con él. No hubo preocupación por el impacto que el 
		realizador hubiera podido generar en sus carreras, o por la película. 
		Según Hope, “Hay todo un segmento de temas en el cine independiente que 
		no existiría si John no lo hubiera hecho primero”. Hope había trabajado 
		en New Line, en sus primeros tiempos, y halló a las comedias de Waters 
		vigorizantes, con sus personajes y argumentos extravagantes. “Recuerdo 
		haber visto sus películas y sentirme contento de que alguien estuviera 
		diciendo esas cosas y haciendo esas películas. Tomaba prestadas las 
		cintas en 16 mm y se las proyectaba a mis amigos. Estábamos emocionados 
		por que alguien hiciera esas películas”. Christine Vachon agrega, “Las 
		películas de John son siempre increíblemente divertidas. No importa qué 
		tan duras sean, todas tiene cierta alegría.” 
		 
		La alegría nace de los múltiples golpes en A DIRTY SHAME, y un 
		excepcional grupo de actores aceptaron dar vida a la singular visión de 
		Waters. Liderando el reparto, se encuentra la galardonada 
		comediante/actriz Tracey Ullman, quien interpreta a la “de mojigata a 
		lujuriosa”, Sylvia Stickles. Ullman era admiradora de los films de 
		Waters desde tiempo atrás. “Me agrada la individualidad, la enegía”, 
		afirma ella. “Me agrada la forma en que todos se ven reales, y hasta, 
		por momentos, surreales. Y me encanta que sea tan fiel a Baltimore.” 
		 
		El obsceno, aunque fundamentalmente casto guión de A DIRTY SHAME era 
		completamente distinto a todo lo que la actriz había visto. Debido a que 
		le agradaba la idea de interpretar una heroína con “necesidades”, Ullman 
		le dio el guión a su esposo para que lo leyera. “Le pareció fabuloso y 
		realmente divertido”, recuerda la actriz. “Me dijo, ‘Sin duda, debes 
		hacerlo, Tracey. Esta es una de las últimas fronteras: una comedia 
		sexual.’”  
		 
		El extraordinario talento de Ullman para la auto-transformación – 
		interpretó decenas de personajes, masculinos y femeninos, en sus 
		aclamadas series televisivas, “The Tracey Ullman Show” y “Tracey Takes 
		On” – era perfecto para el rol de Sylvia, quien sobrelleva una 
		metamorfosis bastante extrema. En realidad, Sylvia sobrelleva varias 
		metamorfosis, ya que los golpes la hacen rebotar del puritanismo a la 
		promiscuidad, y al puritanismo de nuevo. Waters comenta, “Además de ser 
		una muy buena comediante, Tracey es una actriz sin temores. Es una 
		verdadera actriz, que es lo que siempre busco para mis películas”, 
		explica. “En la vida real, es hermosa – pero, no lo sabes porque siempre 
		la ves caracterizada interpretando un papel. Adora caracterizarse y 
		realmente lo logró en esta película. Hizo un estupendo trabajo, y creo 
		que Tracey hizo que Sylvia Stickles sea completamente creíble.” 
		 
		Ullman gozaba del hecho de poder interpretar a Sylvia como la 
		“malhumorada ama de casa de mediana edad” descripta en el guión. “Pensé, 
		‘Oh, bien – puedo llegar a verme realmente terrible, al ser una película 
		de John Waters.’ Él no va a decirme, ‘Eres un ama de casa de mediana 
		edad, pero aún así, debes verte glamorosa.’”  
		 
		Waters siempre pensó en Johnny Knoxville, estrella de “Jackass”, de la 
		MTV, y de JACKASS: THE MOVIE, para el rol de Ray-Ray, el chamán sexual 
		que adoctrina a Sylvia en un culto erótico. Waters explica, “Vi JACKASS 
		cuando salió al aire, y vi el mismo espíritu que tenía PINK FLAMINGOS. 
		Adoraba la anarquía de ese programa de televisión. Me encantó el revuelo 
		que causó. ¿Quién podría ser un mejor líder de los Sexoadictos que 
		Johnny Knoxville?” 
		 
		Waters aún no había completado el guión, cuando él y Knoxville se 
		reunieron para hablar de A DIRTY SHAME, en la venerable hamburguesería 
		de West Hollywood, Barney’s Beanery. Knoxville recuerda, “Trajo todas 
		las revistas fetichistas, como Sploshing y Bear Magazine, y dijo, ‘Bien, 
		la película es sobre esto.’ Yo le dije, ‘Tú sólo escríbela – la haré.’ 
		Doy lo que sea por trabajar con John Waters – ha sido uno de mis 
		directores favoritos desde siempre. Tiene una perspectiva completamente 
		diferente, y me encantan sus films.”-  
		 
		Otra de las primeras inclusiones fue la de Selma Blair, quien
		 utilizó 
		enormes senos falsos para interpretar a la hija de Sexoadicta, Caprice, 
		también conocida como Ursula Udders. Blair, quien ha cosechado elogios 
		por sus actuaciones en films tan diversos como STORYTELLING, de Todd 
		Solondz, y HELLBOY, de Guillermo del Toro, ha estado en la mira de 
		Waters durante varios años. “Siempre he sido un gran admirador de Selma 
		Blair. Ya tiene una trayectoria increíble, y creo que tendrá una carrera 
		duradera – una especie de Johnny Depp. Selma se arriesga al escoger sus 
		papeles, lo cual me parece muy inteligente cuando eres hermosa. Se 
		divirtió mucho con los enormes pechos – hizo que fueran como propios. Y 
		cuando su personaje se transformó en una Neutra, me encantó cómo se 
		adaptó a la personalidad tímida, vestida como Laura Ashley, de Caprice. 
		Realmente, quedé encantado.” 
		 
		De acuerdo a Blair, el exhibicionismo de Caprice es exuberante, casi 
		inocente. “Caprice es una especie de retroceso a las chicas go-go, de 
		los 60. Sólo tiene que dejarlo salir”, comenta Blair “Tiendo a hacer 
		comedia con el físico, pero, Caprice es distinta a los personajes que 
		realicé. Su presencia física es tan parte del personaje como cualquier 
		cosa que salga de su boca.”  
		 
		El cantate/actor Chris Isaak fue convocado para interpretar a Vaughn 
		Stickles, esposo de Sylvia y padre de Caprice. Waters era admirador de 
		la música de Isaak, de su trabajo con David Lynch (TWIN PEAKS: FIRE WALK 
		WITH ME) y con (LITTLE BUDDHA); y quedó aún más impresionado por su 
		actuación en la serie televisiva para Showtime, “The Chris Isaak Show.” 
		“Es un actor distinguido y un buen comediante, muy subestimado, lo cual 
		era perfecto para Vaughn.” 
		 
		Confundido, pero tolerante, Vaughn responde amablemente a los ofensivos 
		comentarios de sus vecinos. Isaak comenta, “Vaughn es una muchacho 
		común, que sólo intenta progresar y agradarle a la gente.” 
		 
		Cerrando el elenco principal, se encuentra Suzanne Shepherd, como Big 
		Ethel. Respetada maestra de actuación, Shepherd ha participado en 
		numeros films, incluyendo REQUIEM FOR A DREAM, GOODFELLAS y MYSTIC 
		PIZZA, pero, quizás, sea más famosa por su reciente rol en “The 
		Sopranos.” Se unió al elenco pocos días antes de que comenzaran los 
		ensayos en Baltimore. 
		 
		Shepherd no sabía exactamente en qué se estaba metiendo cuando aceptó el 
		papel. Waters dice, “Ella leyó el guión en el tren y enloqueció. Luego, 
		conoció a todos y se convirtió en una más. Fue muy divertido trabajar 
		con ella.” 
		 
		Shepherd confirma que A DIRTY SHAME fue su primer encuentro con el 
		trabajo de John Waters. “Nunca había visto una película de John Waters, 
		debo confesarlo, y nunca había visto a John”, dice la actriz, y continúa 
		describiendo su primera reunión con el director. “John entró, me dio un 
		beso, y yo le di uno a él. Dijo, ‘Gracias por venir’ – y me enamoré. 
		Creo que tiene un alma extraordinaria y única. Su corazón es muy amable 
		y generoso, y su conocimiento es excepcional. Si todos pudieran 
		divertirse como lo hicimos nosotros en el set, todos los días, el mundo 
		sería un lugar maravilloso.” 
		 
		Shepherd describe a Big Ethel como una mujer de familia, defendiendo lo 
		que ama. “Ethel ha trabajado mucho en la tienda de alimentos para criar 
		a su familia, asegurarse de que sean saludables y de que estén bien 
		alimentados. Y, simplemente, no comprende qué es lo que sucede en 
		Harford Road, y eso le parte el corazón. Su hermosa nieta se ha 
		agrandado los pechos al tamaño de unos melones. Siente que es la única 
		que puede salvar a su familia y a su comunidad.” 
		 
		Los admiradores de los films de Waters podrán ver a sus rostros 
		favoritos, de cada fase de la carrera de Waters, en A DIRTY SHAME. El 
		film muestra a todos los miembros sobrevivientes disponibles “Dreamland” 
		incluyendo a Mink Stole, Channing Wilroy, Mary Vivian Pearce, Bob Adams, 
		George Figgs, y – por primera vez, desde POLYESTER, de 1981 - Jean Hill, 
		estrella de DESPERATE LIVING. Las más recientes convocatorias de Waters 
		incluyen a Patricia Hearst (realizando su quinto film con Waters), y a 
		Jackie Hoffman, quien interpreta varios personajes en el musical de 
		Waters, en Broadway, HAIRSPRAY.  
		 
		A DIRTY SHAME fue rodada en Baltimore, en el otoño de 2003. Las 
		locaciones son, por supuesto, fundamentales para el trabajo de Waters, y 
		siempre utiliza vecindarios conocidos por él. En este caso, se trató de 
		Harford Road, un maravilloso vecindario de gente trabajadora, de los que 
		casi ya no existen en Baltimore. El área alberga al Holiday House, un 
		bar real al que Waters asiste regularmente en Baltimore. El director 
		dice, “Harford Road es uno esos vecindarios en Baltimore que no había 
		exaltado. Pensé que podría estar intacto, y que tal vez el rodaje de la 
		película allí podría ser beneficioso para el lugar, y que la gente 
		podría ser amable. Todo resultó cierto.” 
		 
		La cooperación no fue, necesariamente, una conclusión sacada de 
		antemano, dado el hecho de que Waters y su equipo realizaron algunos 
		cambios bastante drásticos en las propiedades de los residentes. Las 
		personas no son los únicos seres sexuales en A DIRTY SHAME – todo el 
		vecindario está colmado de “paisajes de lujuria”: árboles y follaje con 
		no sólo formas que sugieren varios órganos sexuales, sino que, además, 
		los imitan. “Los vecinos fueron comprensivos y nos apoyaron”, comenta 
		Waters, con entusiasmo. “Teníamos penes en los jardines, colocamos anos 
		en los arbustos, y los vecinos fueron adorables. Salían y se pavoneaban 
		con sus familias, nos cocinaban galletas, y nos pedían amablemente si 
		podían ‘sacar sus autos para ir a trabajar.’” 
		 
		La tarea de diseñar los “paisajes de lujuria” recayó sobre el diseñador 
		de producción Vincent Peranio, quien ha trabajado en todas las películas 
		de Waters, desde MULTIPLE MANIACS, en 1970. La directora de elenco y 
		productora adjunta, Pat Moran, también regresó al rebaño de Waters, con 
		un ojo para la personalidad y el talento que ha sido indispensable para 
		los trabajos de Waters; así como también, el diseñador de vestuario Van 
		Smith, quien ha creado guardarropas memorablemente delirantes para todos 
		los films de Waters.  
		 
		Colaborando por primera vez con Waters, se suma el director de 
		fotografía Steve Gainer, cuyos trabajos incluyen BULLY, de Larry Clark, 
		y la próxima a estrenarse MYSTERIOUS SKIN, de Gregg Araki, además de 
		cerca de doscientos videos musicales. Waters quedó impresionado por el 
		talento y la eficiencia de Gainer. “Steve ha trabajado en rodajes de 
		bajo presupuesto y sabe cómo hacer rendir el dinero” reconoce el 
		realizador. “Siempre quise que la película se vea lo mejor posible, y él 
		lo entendió. Por lo que el film es sensual, pero ambientado en una 
		comunidad modesta. Intentamos que se viera como de la vida real – esto 
		podría ocurrirte a ti, en tu pueblo.”  
		 
		El diseño visual de A DIRTY SHAME fue, tal vez, lo más complicado en 
		toda la carrera de Waters. Hay escenas de retrospectivas con imágenes 
		yuxtapuestas y proyectadas simultáneamente que muestran los diversos 
		golpes de los Adictos al Sexo, además de alucinaciones animadas e 
		inserciones de textos, como tributo cómico, por parte de Waters, a Jean-Luc 
		Godard. Con la ayuda de “Something Weird Video”, de Frank Henenlotter, 
		Waters armó las secuencias de montaje de los golpes, con escenas de 
		viejos films de explotación sexual, jóvenes traviesas en campos 
		nudistas, “nacimientos de bebés”, escenas ninfomaníacas, e incluso, un 
		cortometraje de la stripper de Baltimore, Blaze Starr. Waters afirma 
		“Debía rendirle mi homenaje a esas películas sexuales con las que crecí, 
		y que ciertamente, influyeron en mi carrera. Básicamente, lo que hice 
		fue una especie de disco de rap, pero con imágenes.”  
		 
		Musicamente, A DIRTY SHAME ofrece himnos tanto para los Sexoadictos, 
		como para los Neutros. El experto en música Larry Benicewicz ayudó a 
		Waters a desenterrar una gran cantidad de tesoros rockabilly, que 
		mezclan ritmos pegadizos con dobles sentidos. Canciones clásicas como “I 
		Need Your Lovin, por Don Gardner & Dee Dee Ford, y “Red Hot”, de Billy 
		Lee Riley, les resultarán familiares a algunos de los espectadores, 
		otras – como “The Pussy Cat Song”, de Connie Vannett, “Eager Beaver Baby”, 
		de Johnny Burnett, y “Tony’s Got Hot Nuts”, de Faye Richmonde – son más 
		desconocidas. Waters comenta, “Estas canciones son de discos poco 
		populares de los 50 y 60. Escucharlas es realmente sorprendente. A uno 
		le sorprende que canciones así existieran.” Los espectadores se sentirán 
		conmovidos al escuchar la dulce, “Open Up Your Heart (And Let the 
		Sunshine In)”, interpretada por The Cowboy Church Sunday School, y que 
		es el himno de las reuniones de los Neutros.  
		 
		Para crear la música original del film, el supervisor musical Tracy 
		McKnight reclutó a el compositor George S. Clinton, cuyos trabajos 
		incluyen las tres películas de AUSTIN POWERS. Waters elogia a Clinton 
		por crear una música que varía desde lo más obsceno a lo más celestial. 
		“George comprendió perfectamente lo que intentábamos hacer, que era unir 
		el rockabilly y la música religiosa”, afirma Waters. “Él oyó todos los 
		viejos discos que habíamos comprado y escribió partituras que encajan, 
		de maravillas, con esas canciones. Creo que hizo un trabajo asombroso.” 
		 
		En cierto nivel, la mezcla musical del film encuentra su eco en la 
		historia de A DIRTY SHAME, en sí misma, en la que el cuerpo y el 
		espíritu se convierten en uno, al final de la película. “La gente 
		siempre dice que Dios nos dio el sexo, pero que es malo. Eso es lo que 
		no entiendo. ¿Por qué es malo el sexo si Dios nos lo dio?”, se pregunta 
		Waters. “¿Por qué no podemos rendirle tributo? Si uno cree en la 
		espiritualidad, ¿no puede haber sexo que sea tan bueno que cause 
		felicidad espiritual y provoque milagros? En cierta forma, es lo que 
		película intenta lograr – hacer que el sexo sea espiritualmente 
		excitante y maravillosamente lujurioso.” 
		 
		Por último, A DIRTY SHAME habla de la alegría. Waters comenta, “Todos 
		tiene un final sexual feliz. Hay alguien para cada uno, sin importar lo 
		esotéricas o ridículas que puedan ser tus preferencias sexuales. Creo 
		que es una película funcional, que hará sentir bien a todas las familias 
		pervertidas. Después de que hayan hecho mucha terapia.” 
  
		
		
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