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Mikio Naruse:
descubrir a un maestro
Siete filmes inéditos en Argentina, en la Sala
Leopoldo Lugones
El Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, con
el auspicio y la colaboración del Centro Cultural e Informativo de la
Embajada del Japón, han organizado un ciclo denominado Mikio Naruse:
descubrir a un maestro, que se realizará del viernes 9 al viernes 16 de
enero, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avenida Corrientes
1530). La muestra estará integrada por siete filmes inéditos en Argentina,
en copias nuevas enviadas especialmente por The Japan Foundation, Tokio.
Desconocido por completo hasta ahora en nuestro país, Mikio Naruse
(1905-1969) es sin embargo uno de los realizadores más importantes de toda
la historia del cine japonés y su nombre sólo encuentra parangón junto con
los de maestros de la talla de Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi y Yasujiro
Ozu. “Mis experiencias como ayudante de otros directores han sido escasas
–escribió precisamente Kurosawa- pero entre estas la que más me impresionó
fue el método de trabajo de Naruse. Tenía algo que es el don de los
expertos. El método de Naruse consiste en colocar un breve plano tras otro,
pero cuando los vemos empalmados en la película dan la impresión de formar
una sola toma larga. El flujo es tan majestuoso que los empalmes son
invisibles. Este flujo de planos cortos, que a primera vista parece plácido
y convencional, luego se revela como un río profundo con una superficie
tranquila, que disimula una rápida y turbulenta corriente subterránea. Su
destreza en esto no tenía parangón.”
Naruse –una influencia determinante en cineastas orientales contemporáneos,
como Edward Yang y Hou Hsiao-hsien– se inició como asistente de Heinosuke
Gosho, en los estudios Shochiku, durante el período mudo, y tuvo sus
primeros éxitos como director en la década del '30. Pero fue recién a partir
de los años '50, en una serie de melodramas para la compañía Toho, que
alcanzó su verdadera culminación. Autor de sutiles transposiciones de la
literatura de Fumiko Hayashi y Yasunari Kawabata, Naruse se convirtió
también en el creador de varias de las más legendarias estrellas femeninas
del cine japonés, las actrices Hideko Takamine, Isuzu Yamada y Setsuko Hara.
Con ellas como estandarte, Naruse retrató el desmantelamiento de la familia
patriarcal japonesa y el malestar conyugal, siempre desde el punto de vista
de la mujer.
Mucho antes de la llegada del feminismo, Naruse trató temas particularmente
sensibles para el público femenino, como el dilema entre permanecer fiel a
la familia tradicional o tomar un rumbo independiente. A diferencia de las
mujeres inmortalizadas por Ozu y Mizoguchi, que solían aceptar su condición
con estoicismo, las mujeres de Naruse son también víctimas del mundo
masculino, pero se rebelan contra el sistema que las oprime y prefieren un
camino solitario antes que resignar su libertad.
Para el crítico francés Jean Douchet, “Naruse proponía algo que es preciso
calificar como moderno y que justifica la admiración que se le tributa en
nuestros días. Naruse fue moderno por su extremada atención a los
movimientos y pulsaciones más ínfimos de la vida. Su cámara se adhiere a
cada instante del presente de sus personajes”.
En palabras de la especialista estadounidense Audie E. Bock (la primera en
organizar una retrospectiva de Naruse en occidente), “la cultura japonesa
tiene una alta valoración de la comunicación no verbal y Naruse es el
director que mejor supo expresar esta preferencia cultural con la técnica
del cine. En una película de Naruse, el momento en el que los sentimientos
de un personaje hacia otro cambian de forma dramática viene expresado a
menudo sin palabras, a través de minúsculas desviaciones de la mirada o del
gesto más pequeño y sutil”. "Hay que correr detrás del primer Naruse que se
ponga a nuestro alcance –aconsejó a su vez el crítico español Miguel Marías–
porque es uno de esos cineastas que cambian nuestra idea del cine".
La agenda completa del ciclo es la siguiente:
Viernes 9: Maquillajes de Ginza
(Ginza gesho, 1951)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Kinuyo Tanaka, Ranko Hanai, Yuji Hori.
Yukiko trabaja en un bar y vive en una habitación alquilada a un profesor de
nagauta, canto tradicional. Ha recibido la visita de un antiguo amante
pidiéndole dinero. El bar tiene problemas y el dueño le sugiere que ella
puede ayudar si acepta la oferta de un hombre que busca una protegida...
“Los principales personajes de la historia son camareras, pero no las
clásicas empleadas de mentalidad rudimentaria, sino seres capaces de
compasión mutua que saben diferenciar el bien del mal. A pesar de la clase
de trabajo que desempeñan, llevan una vida normal. Quise contar la vida de
estas mujeres sin caer en el sentimentalismo. Mi intención era mostrar el
rostro positivo de la naturaleza humana y que, bajo el bullicio y el ajetreo
de la vida nocturna de Ginza, existen también la soledad y la humanidad” (Mikio
Naruse).
A las 14.30, 18 y 21 horas (87').
Sábado 10: Vida de casado
(Meshi, 1951)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Ken Uehara, Setsuko Hara, Yukiko Shimazaki.
El matrimonio Okamoto vive en una zona residencial de Osaka. Aunque llevan
cinco años de casados, Michiyo y Hatsunosuke no tienen hijos y entre ellos
comienza a surgir una irritación mutua. Hatsunoke es agente de bolsa en una
modesta compañía y Michiyo pasa los días realizando las tareas del hogar. Su
banal existencia se ve súbitamente alterada por una inesperada visita: la
sobrina de su marido, Satoko. Le pide que regrese a su casa, y decide
aprovechar la oportunidad para acompañar a la sobrina a Tokio, su ciudad
natal. Allí agradece poder pasar algún tiempo lejos de su marido para
replantearse su situación matrimonial.
“Empezando por Meshi, adapté sucesivamente varias obras de Fumiko Hayashi:
El relámpago, Esposa, Crisantemos tardíos y Nubes flotantes. En un principio
estaba previsto que Meshi la dirigiera Yasuki Chiba. Pero como se enfermó,
yo ocupé su lugar. Así tuve la oportunidad de involucrarme por azar con la
obra literaria de Fumiko Hayashi. La novela Meshi quedó inacabada debido a
su repentina muerte. Me parece un curioso guiño del destino: yo, que había
intentado en vano hacer La mujer caída cuando ninguno de sus libros había
sido llevado al cine, pude por azar adaptar su última obra...” (Mikio Naruse).
A las 14.30, 18 y 21 horas (96').
Domingo 11: El relámpago
(Inazuma, 1952)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Hideko Takamine, Mitsuko Miura, Chieko Murata.
Kiyoko
y su familia viven en el shitamachi o distrito central de Tokio. Tiene 23
años, es cobradora de autobús, pero anhela llegar a algo más en la vida. Su
modelo es Katsuura, una inquilina que vive en su casa y que lee, pinta y
escucha sus propios discos. Harta de las constantes rencillas de sus
familiares por motivos económicos, se traslada a los suburbios y alquila una
habitación a una anciana viuda. En su casa, traba amistad con un joven y su
hermana, ambos músicos, que llegan a convertirse en el afectuoso entorno
familiar que tanto anhelaba.
“Es cierto que la buena reputación de Meshi me ayudó a salir de la mala
racha en la que me encontraba metido. ¿Por qué me empeñé después con
tenacidad en seguir adaptando obras de Fumiko Hayashi? Pensaba que mi camino
como realizador me acercaba a su literatura y porque en cualquier caso creía
que aprendería mucho si seguía trabajando con sus obras” (Mikio Naruse).
A las 14.30, 18 y 21 horas (87').
Lunes 12: No hay función.
Martes 13: La voz de la montaña
(Yama no oto, 1954)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Setsuko Hara, Ken Uehara, So Yamamura.
Basado en una novela de Yasunari Kawabata.
Shuichi, hijo de Shingo, un próspero hombre de negocios de Tokio, vive con
sus padres y su esposa Kikuko en una confortable casa de Kamakura. Shuichi
trabaja en la compañía de la que su padre es ejecutivo, por lo que acuden
juntos a trabajar en tren. Por las tardes, sin embargo, se queda a menudo en
la capital, bebiendo y divirtiéndose con su amante. Su esposa aguarda
pacientemente su regreso, cuidando de sus parientes políticos hasta su
llegada a altas horas de la noche. Shingo, hombre sabio y de talante
moderno, es consciente de los desenfrenos de su hijo y compadece a la
solitaria Kikuko.
"Me encantan las novelas de Yasunari Kawabata, por lo que propuse ésta a la
productora Toho. Pienso que la historia capta realmente uno de los temas de
Kawabata –el del padre y la nuera– con gran eficacia. Siempre ha sido una de
mis películas favoritas” (Mikio Naruse).
“La voz de la montaña me parece tan buena como las mejores películas de
Mizoguchi, Ozu, Ford, Chaplin, Dreyer, Renoir o Hitchcock, es decir,
comparable a las más grandes de la historia del cine” (Miguel Marías).
A las 14.30, 18 y 21 horas (94').
Miércoles 14: Crisantemos tardíos
(Bangiku, 1954)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Haruko Sugimura, Sadako Sawamura.
Kurahashi es una ex geisha que se dedica a prestar dinero a empresarias de
la zona, muchas de las cuales son asimismo antiguas geishas. Vive en un
modesto pero confortable hogar del distrito central de Tokio con una criada
sorda llamada Shizuko. Obstinada a la hora de cobrar los pagos que sus
clientas le deben, a menudo debe enfrentarse a su irritación y a generosas
dosis de sarcasmo.
“Por lo general, ningún estudio hubiera permitido la realización de un
argumento tan simple, pero dado el éxito del guión anterior de Fumiko
Hayashi, me autorizaron a filmarlo. Resultó una labor sumamente feliz” (Mikio
Naruse).
A las 14.30, 18 y 21 horas (101').
Jueves 15: A la deriva
(Nagareru, 1956)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Kinuyo Tanaka, Isuzu Yamada, Hideko Takamine.
Rika acaba de enviudar y está buscando trabajo. Su agencia de empleo la
envía a una casa de geishas en la que necesitan a alguien que se ocupe de la
limpieza y de la cocina. Conoce a Tsutayako, la patrona, quien acepta
contratarla, pero se entera que la casa de geishas está retrasándose en el
pago de sus facturas y que podría ponerse a la venta...
“Naruse realizó una tras otra una serie de excelentes películas: Crisantemos
tardíos, El relámpago, La voz de la montaña y A la deriva, entre otras.
Vivió a fondo este período de plenitud, que de hecho puede compararse a la
edad dorada del período de preguerra. Fue ésta una 'segunda edad dorada'
para el cine japonés tanto en cantidad como en calidad“ (Shiguehiko Hasumi).
A las 14.30, 18 y 21 horas (116').
Viernes 16: Su camino solitario
(Horoki, 1962)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Hideko Takamine, Kinuyo Tanaka, Akira Takarada.
El padre de la novelista Fumiko Hayashi ha sido encarcelado y ella debe
cuidar a su madre, pero está decidida a vivir la vida a su modo y comienza a
trabajar en un café para mantenerse. Allí conoce a un escritor, quien la
anima a unirse a su grupo literario. Fumiko se enamora de él e inicia su
carrera como escritora, pero se muestra consternada cuando se entera que él
está comprometido con otra mujer. Traba amistad con un grupo de
intelectuales proletarios y, aunque no está dispuesta a comprometerse
políticamente, quiere escribir, y disfruta de la camaradería del grupo.
“...Al parecer, Naruse descubrió en la escritora Fumiko Hayashi una especie
de 'alma gemela' y, con una obstinación que no parece privativa de sus
personajes, fue adaptando, una tras otra, todas sus obras, para acabar con
su primera novela, plenamente autobiográfica, la admirable Horoki” (Miguel
Marías).
A las 14.30, 18 y 21 horas (127').
Precio de las localidades $ 3.-
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