Kinji Fukasaku en la Sala Lugones

 

  Batallas sin honor ni humanidad:
el cine de la crueldad de Kinji Fukasaku
Ocho filmes inéditos en Argentina,
en la Sala Leopoldo Lugones


El Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, con el auspicio y la colaboración del Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón, han organizado un ciclo denominado Batallas sin honor ni humanidad: el cine de la crueldad de Kinji Fukasaku, que se realizará del viernes 11 al domingo 20 de junio, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530). La muestra estará integrada por ocho films inéditos en Argentina de este excepcional realizador japonés, una influencia determinante en el cine de Quentin Tarantino, Takeshi Kitano, John Woo, Takashi Miike y Kiyoshi Kurosawa, y prácticamente desconocido en América latina, donde solamente se estrenó uno de sus últimos largometrajes, Battle Royale (2000).
Surgido del férreo sistema de estudios del cine japonés, Kinji Fukasaku (1930-2003), desarrolló casi toda su carrera bajo el signo de la compañía Toei, especializada originalmente en films de samurais y de época, circunstancia que le permitió abordar sus películas –en su mayoría de ambiente contemporáneo y del género yakuza (la mafia japonesa)– con una libertad temática y una originalidad formal absolutamente infrecuentes. Ya desde sus primeros films, incluidos en esta retrospectiva, se revela el estilo duro y sin concesiones del director, una suerte de art brut que en el cine occidental sólo encuentra parangón en la obra de dos proscritos de Hollywood, Samuel Fuller y Don Siegel.
Testigo de los cambios extremos que atravesó su país durante el siglo 20
–cuando de potencia imperialista Japón pasó a ser una nación derrotada y luego un ejemplo del milagro económico capitalista– Fukasaku siempre hizo prevalecer en su cine una visión del mundo nihilista y desencantada, con personajes marcados por la marginación social, la pobreza y la violencia. En el cine de Fukasaku, se puede llegar a matar o a morir por un plato de arroz. Y sus yakuza no parecen haber elegido esa forma de vida, sino que el crimen siempre se plantea como su única opción.
Formalmente, el cine de Fukasaku también se caracteriza por su violencia expresiva: una cámara en mano desasosegada, súbitos paneos y movimientos del zoom, congelamientos de la imagen y un aprovechamiento del formato Scope en todo su esplendor son algunos de sus rasgos de estilo, lo mismo que su temerario, altisonante uso de la música, que entre otras particularidades heredó luego Tarantino (particularmente en su díptico Kill Bill).
“Mi contribución al desarrollo del cine japonés fue la abolición del star system”, declaró Fukasaku. “La tradicional película de yakuza pintaba una clara diferencia entre el bien y el mal. Y el casting era siempre previsible. El público podía saber por anticipado quién era el héroe y quién el villano de acuerdo a los actores que tenía enfrente.” Fukasaku acabó con esos estereotipos, borró las fronteras inmaculadas entre el bien y el mal y desacralizó los códigos de honor para exhibir, en cambio, la corrupción y el inmoderado instinto de destrucción del animal humano.
La agenda completa del ciclo es la siguiente:

Viernes 11: Codicia a la luz del día
(Hakuchu no buraikan, 1961)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Tetsuro Tanba, Hitomi Nakahara.
Considerado perdido hasta hace poco tiempo, el primer largo de Fukasaku fija las bases de su mejor cine. Un gángster planea robar la paga de un puesto del ejército estadounidense –el desprecio para con la milicia ocupante es proverbial– y para ello recluta un equipo de descastados: un inmigrante coreano, un soldado negro norteamericano y una rubia ninfomaníaca, entre otros. El problema es que otra banda similar también tiene sus ojos fijos en el mismo botín y todo se convertirá en un carrusel de muertes y traiciones.
A las 14.30, 18 y 21 horas (82’; 35mm.).

Sábado 12: Simpatía por los perdedores
(Bakuto gaijin butai, 1971)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Koji Tsuruta, Noburu Ando, Akiko Kudo.
El film que inspiró a Boiling Point, de Takeshi Kitano. La isla de Okinawa, la última frontera del Japón, se convierte en el refugio de un gángster que acaba de salir de prisión. Con la ayuda de su banda, se erige en el rey de la isla, por entonces aún dominada por las bases de ocupación estadounidenses. Pero una banda rival, proveniente de Tokio, pretende tomar posesión del territorio...
A las 14.30, 18 y 21 horas (93’; 35mm.).

Domingo 13: Mafioso callejero
(Gendai yakuza: hito-Kiri yota, 1972)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Bunta Sugawara, Mayumi Nagisa, Noboru Ando.
El personaje del título nació el 15 de agosto de 1945, el día de la capitulación del Japón frente al ejército estadounidense, un detalle particularmente significativo de este explosivo fresco sobre la codicia y la corrupción de posguerra. La lucha por la supervivencia se impone en las calles y el killer protagónico tiene a su lado una amante tan sedienta de sangre como Lady Macbeth.
A las 14.30, 18 y 21 horas (92’; 35mm.).

Lunes 14: No hay función.


Martes 15: Batallas sin honor ni humanidad
(Jingi naki tatakai, 1973)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Bunta Sugawara, Hiroki Matsukata.
La obra maestra de Fukasaku, votada como mejor film del año 1973 por los críticos japoneses y como una de las doce mejores películas de toda la historia del cine japonés en una encuesta de 1990. Ambientada en Hiroshima en los años posteriores a la guerra, estas Batallas... son las que libra un ex soldado fascinado por la yakuza, decidido a tomar el control del mercado negro de la ciudad. Ningún film hasta entonces había ido más lejos en su retrato brutal del submundo de la mafia callejera y en su lúcida, implacable visión de un mundo transfigurado por la memoria del hongo atómico.
A las 14.30, 18 y 21 horas (99’; 35mm.).

Miércoles 16: Policía contra el crimen organizado
(Kenkei tai shoshiki boryoku, 1975)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Bunta Sugarawa, Tatsuo Umemiya.
Inspirado en un episodio real, Fukasuku profundiza la línea de sus Batallas sin honor ni humanidad y vuelve a hacer de los suburbios de Hiroshima un campo de guerra entre mafias rivales. Pero esta vez con una diferencia sustancial: la policía y los políticos locales también están involucrados en las salvajes luchas por el poder. “Un ataque feroz a la hipocresía oficial y al mito del milagro económico” (James Quandt, Cinematheque Ontario).
A las 14.30, 18 y 21 horas (101’; 35mm.).

Jueves 17: Cementerio Yakuza
(Yakuza no hakaba: Kuchinashi no hana, 1976)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Tetsuya Watari, Meiko Kaji, Tatsuo Umemiya.
Las tumbas son insaciables en este clásico del cine yakuza, que funciona como un espejo del film anterior, con policías y mafiosos actuando como las dos caras de una misma, filosa moneda. Como siempre fue su costumbre, Fukasaku incluye comentarios sobre el origen marginal de sus personajes: el policía nació en Manchuria durante la ocupación japonesa y el líder yakuza es de sangre coreana, dos típicos descastados de la jerarquía social.
A las 14.30, 18 y 21 horas (96’; 35mm.).

Viernes 18
y sábado 19: Samurai del Shogun
(Yagyu Ichizokuno Inbo; 1978)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Keinosuke Yorozuya Nakamura, Sonny Chiba, Hiroyuki Sanada, Toshiro Mifune, Isuzu Yamada, Tetsura Tamba.
Primera y casi única incursión de Fukasaku en el jidai geki, el film de época de samuráis, al que llegó con una mirada completamente nueva y revolucionaria. Contra la solemnidad y el carácter estático frecuentes en el género, Fukasaku impuso su estilo dinámico y visceral para modernizar viejos tópicos: intrigas palaciegas, traiciones y luchas por el poder. En el elenco no sólo figura algún nombre famoso para el público occidental (Mifune) sino también varios auténticos maestros de las artes marciales, como Sonny Chiba, homenajeado por Tarantino en Kill Bill. “Una audaz película de samurais, que puede ser considerada como una de las mejores en su tipo” (Mark Pollard).
A las 14.30, 18 y 21 horas (130’; 16mm.).


Domingo 20: El caído
(Kamata Koshinkyoku; 1982)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Keiko Matsuzaka, Morio Kazama, Sonny Chiba.
El cine dentro del cine, con una mirada irónica típica de Fukasaku, en su film más extraño y fuera de norma. En un estudio de Kyoto, meca del cine de samurais, una estrella del género siente que su brillo está menguando y se aprovecha de un fan incondicional para recuperar su prestigio perdido. Por momentos cómica y por otros sorprendentemente romántica, El caído fue elegida por los críticos japoneses –en la influyente encuesta anual de la revista Kinema Jumpo– como la mejor película de su país la temporada 1982. Una rareza absoluta.
A las 14.30, 17, 19.30 y 22 horas (109’; 16mm.)

Precio de las localidades $ 4.-