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Hiroshi Shimizu y Sadao Yamanaka: dos
maestros a la sombra de Ozu y Mizoguchi
Doce largometrajes en la Sala Leopoldo Lugones
El Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina,
con el auspicio y la colaboración del Centro Cultural e Informativo de
la Embajada de Japón, han organizado un ciclo denominado Hiroshi Shimizu
y Sadao Yamanaka: dos maestros a la sombra de Ozu y Mizoguchi, que se
realizará del miércoles 4 al martes 17 de octubre en la Sala Leopoldo
Lugones del Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530).
Ocultos detrás del brillo de Yasujiro Ozu y Kenji Mizoguchi, dos
directores canonizados por las historias del cine escritas en Occidente,
se encuentra una extensa galería de importantes realizadores japoneses
cuyas carreras comenzaron en los años 20 y 30. De todos ellos, Hiroshi
Shimizu y Sadao Yamanaka destacan por su originalidad y potencia
cinematográfica. Por primera vez en América latina, en copias en 16 y 35
mm enviadas especialmente desde Tokio por The Japan Foundation, se
exhibirán nueve largometrajes de la extensa carrera de Shimizu y los
únicos tres films que se conservan de la filmografía de Yamanaka.
Hiroshi Shimizu (1903- 1966) comienza a trabajar en el estudio Shochiku
como asistente de dirección. En 1924, a la temprana edad de 21 años, es
ascendido a director y filma su primera película. Rápidamente se gana
una reputación de director hábil, especializado en comedias y
melodramas, dirigiendo en su carrera cerca de 160 películas. Yasujiro
Ozu, su amigo, declaró “Yo no sé rodar como Shimizu”, mientras que
Mizoguchi dijo en su momento que “la gente como Ozu y yo hacemos
películas con enorme dedicación y trabajo, pero Shimizu es un genio”.
Shimizu aborrecía las limitaciones y prefería improvisar, empleando
niños y escenarios naturales, tejiendo historias líricas que sacaban
todo el provecho de los paisajes japoneses.
“Las películas de Shimizu son, de hecho, más conmovedoras que
encantadoras y él era en buena medida un crítico social. Sus personajes
son casi siempre marginales, ya sea por la situación personal (pobreza,
ruptura familiar), la profesión (sus hombres suelen ser artistas; las
mujeres, camareras o prostitutas) o la geografía (muchas películas
transcurren en áreas remotas de Japón, especialmente en la inaccesible
península de Izu). La simpatía de Shimizu por el marginal le garantiza
una perspectiva desde la cual mirar con escepticismo una sociedad en la
que sus personajes no encajan. Nunca hubo tarea más urgente en el
revuelto Japón de los años treinta”. (Alexander Jacoby en Senses of
Cinema).
Sadao Yamanaka (1909-1938) comienza su carrera como guionista y
asistente de dirección, siempre interesado en la crítica a la sociedad
nipona de la época, aunque muchas veces sus historias reflexionaran
sobre el presente a través del pasado. En 1932 realiza su primer
largometraje, que ya demuestra una notable afinidad con los géneros
populares al tiempo que los recubre de una capa de ironía y lirismo.
Sólo tres de sus veinticuatro largometrajes han sobrevivido hasta
nuestros días, cada uno de ellos una reflexión acerca del estado de ese
Japón que se acercaba cada vez más a una terrible y estéril guerra.
Yamanaka fue enviado al frente de batalla en 1938, donde moriría a la
edad de veintinueve años, no sin antes escribir un testamento de fecha
18 de abril de 1938, cuyas últimas líneas rezaban “A mis amigos y
colegas les pido: por favor, hagan buenas películas”.
“La temprana muerte de Sadao Yamanaka es una de las pérdidas más
importantes de la historia del cine. De haber sobrevivido a la guerra,
el mundo seguramente lo respetaría tanto como a Mizoguchi, lo amaría
tanto como a Ozu, se habría maravillado con su cine tanto como con el de
Kurosawa. Al menos nos quedan estos tres films, un verdadero e
invaluable tesoro” (Shinji Aoyama).
La agenda completa del ciclo es la siguiente:
Miércoles 4: Un joven en la universidad
(Daigaku no wakadanna; 1933)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con
Mitsugi Fujii, Haruo Takeda, Yoshiko Tsubouchi.
Minoru Fujii es el jugador estrella de un equipo universitario de rugby
y el origen de muchas preocupaciones para su padre, un comerciante de
nombre Gohei. En más de una ocasión Minoru ha “tomado prestado” dinero
de la caja registradora, con el único fin de pasar una noche en compañía
de algunas geishas. Gohei espera que su hija menor se case con su
confiable empleado Chuichi, de manera que éste pueda hacerse cargo del
local en lugar de su hijo. Sin embargo, éste está prendado de una geisha
de nombre Hoshichiyo, quien a su vez se encuentra profundamente
enamorada de Minoru.
Un joven en la universidad forma parte de un grupo de películas
realizadas por Shimizu con Minoru Fujii -una estrella del rugby en la
vida real- como protagonista, el máximo exponente de la influencia del
cine norteamericano en la producción de los estudios Shochiku de los
primeros años 30. Film típico del período del paso del mudo al sonoro,
no contiene diálogos pero sí música y efectos de sonido.
A las 17, 19.30 y 22 horas (83’; 16mm.)
Jueves 5: El héroe de Tokio
(Tokyo no eiyu; 1935)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Yukichi Iwata, Mitsuko Yoshikawa, Mitsugu Fujii.
Kanichi espera diariamente a su padre, el director de una empresa
minera, en la estación ferroviaria, pero éste siempre llega tarde de su
trabajo. La vida del muchacho cambiará radicalmente cuando el padre
vuelva a casarse: su madrastra tiene dos hijos y la sensación de soledad
parece disiparse con la aparición de los nuevos hermanos. Pero la
tragedia los golpeará cuando el padre los abandone luego del fracaso de
una operación especulativa en la empresa. La madre deberá recurrir a
medidas extremas para lograr la supervivencia de la familia.
La historia de El héroe de Tokio es típica de los melodramas producidos
por el estudio Shochiku en los años 30, pero el estilo de la puesta en
escena y el montaje de Shimizu le dan un toque liviano y moderno. Se
trata de otro film mudo con música y efectos de sonido.
A las 17, 19.30 y 22 horas (61’; 16mm).
Viernes 6: Los masajistas y una mujer
(Anma to onna; 1938)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Takamine Mieko, Tokudaiji Shin, Himori Shinichi.
Tokuichi es un masajista ciego empleado en una zona de aguas termales en
la península de Izu, cerca del monte Fuji. A pesar de su falta de
visión, ha entrenado el resto de sus sentidos para poder percibir el
mundo que lo rodea. El masajista atiende a una misteriosa mujer de Tokio
llamada Michiho, a quien encuentra atractiva e interesante, y cuando una
serie de robos comienza a ocurrir en la región, Tokuichi supone que los
crímenes sólo pudieron ser realizados por ella. Sin embargo, guardará
silencio y la ayudará a esconderse, sólo para comprender que esta
misteriosa mujer guarda otros secretos.
Si bien el guión fue escrito por el mismo Hiroshi Shimizu, Los
masajistas y una mujer es el resultado de un notable trabajo de
improvisación durante el rodaje. El resultado es un film informal y
relajado, como un álbum de fotos en movimiento, un extraordinario
ejemplo del compacto estilo narrativo del realizador.
A las 17 y 19.30 horas (65’; 16mm).
Sábado 7: Notas de una artista itinerante
(Utajo oboegaki; 1941)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Yaeko Mizutani, Hideo Fujino, Ken Uehara.
Uta es una bailarina en un grupo de artistas itinerantes, algo cansada
de su fútil existencia. Abandonada sin razones aparentes en un remoto
pueblito, comenzará a trabajar en la casa de un comerciante de té,
Shosuke, enseñando a bailar a su hija Nuiko. Pero pronto ciertos rumores
sobre la supuesta relación amorosa entre Uta y Shosuke comienzan a
circular en el pueblo. Cuando el dueño del local muera súbitamente, Uta
deberá hacerse cargo de los negocios y de los hijos de su ex empleador.
Interpretada por la reconocida actriz de teatro Yaeko Mizutani, Notas de
una artista itinerante cae dentro de la tradición del shinpa, un nuevo
estilo de teatro realista introducido en Japón a comienzos del siglo XX
e inmediatamente trasladado al cine. Pero a pesar de narrar la típica
historia de una mujer sufriendo un destino trágico merced a los
prejuicios sociales, la puesta en escena de Shimizu –con su profuso uso
del plano secuencia-- deja de lado los excesos melodramáticos para
ofrecer una visión del mundo más moderna.
A las 14.30, 17 y 19.30 horas (96’; 16mm).
Domingo 8: La torre de la introspección
(Mikaeri no to, 1941)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Chishu Ryu, Kuniko Miyake, Masami Morikawa.
Un grupo de niños delincuentes es
enviado a un instituto especial, donde son divididos en grupos y
cuidados por docentes y enfermeras. Tamiko, la hija de un rico
empresario, ingresa en el instituto y es puesta al cuidado de la
enfermera Natsumura, pero se trata de un caso tan difícil como
problemático. Otros jóvenes con problemas, entre ellos un ladronzuelo de
nombre Yoshio, conforman el universo de este film rodado en un
visionario estilo documental, que se anticipa al neorrealismo italiano.
Basada en la novela de Yoshio Toyoshima, La torre de la introspección
preanuncia las películas de “problemas sociales” en boga en los años
posteriores a la Segunda Guerra. El propio Shimizu, sensibilizado por
los miles de niños huérfanos, fundó con sus recursos un hogar-escuela
para albergar a algunos de estos chicos, a los que luego hacía
participar en sus películas.
A las 14.30, 17 y 19.30 horas (109’; 16mm).
Lunes 9: No hay funciones
Martes 10: El señor Shosuke Ohara
(Ohara Shosuke-san, 1949)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Denjiro Okochi, Okiko Kazami, Tetsu Tsuboi.
Saheita Sugimoto, un prominente terrateniente con una extensa y
prestigiosa historia familiar, vive sus días como en una famosa canción
popular nipona conocida como “El señor Shosuke Ohara”: con felicidad en
el rostro, bebiendo y ayudando a sus vecinos. Saheita perderá la mayor
parte de sus pertenencias; sin embargo, seguirá sin privarse de ningún
placer y continuará ayudando a los habitantes del pueblo, aunque ello
implique arruinarse por completo.
En una primera impresión, El señor Shosuke Ohara se asemeja a muchos
otros largometrajes de la época, diseñados para promover las políticas
democráticas de las fuerzas de ocupación aliadas. Pero bajo la dirección
relajada de Shimizu, el relato se acerca al tono de las fábulas de Frank
Capra, en las cuales un inocente iluminado se enfrenta a un mundo
moderno en exceso implacable. De un tono amable cercano a la comedia, el
film destila humanismo y bonhomía.
A las 17, 19.30 y 22 horas (87’; 16mm).
Miércoles 11 El amor de una madre
(Bojo, 1950)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Nijiko Kiyokawa, Yataro Kurokawa, Isuzu Yamada.
Toshiko, madre de tres hijos de diferentes padres, desea abrir un bar en
Tokio con ayuda de una amiga. Pero para ello deberá dejar a sus hijos al
cuidado de amigos y familiares durante un tiempo. Sin embargo, algo
cambiará luego de tomar esa decisión, en particular cuando Toshiko se
cruce con una actriz itinerante que, a pesar de problemas cotidianos de
una vida dura, decidió no separarse de su hijo.
Exponente del haha mono -o “film de madres”, donde las protagonistas
suelen sacrificarlo todo en favor de sus hijos-, El amor de una madre
nunca cae en el exceso melodramático típico del género. Shimizu mantiene
durante todo el film cierta distancia de los personajes e incorpora a la
narración un toque de liviandad, cercano por momentos a la comedia.
A las 17, 19.30 y 22 horas (86’; 16mm).
Jueves 12: La escuela Shiinomi
(Shiinomi gakuen; 1955)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Kyoko Kagawa, Setsuko Shimazaki, Jukichi Uno.
Un profesor universitario de psicología, Yamamoto, y su mujer Fumiko son
padres de dos niños. Uno de ellos, Yudo, sufre de parálisis infantil y
es objeto de burlas por parte de sus compañeros de escuela. Inspirados
en la fuerza de voluntad de su hijo, la pareja decide emplear todos sus
ahorros para fundar una escuela especial en la cual otros niños con el
mismo problema puedan recibir atenciones y construir la necesaria auto
confianza con la cual enfrentar la vida.
A lo largo de su carrera, Hiroshi Shimizu realizó varios largometrajes
con menores de edad como protagonistas. Sin embargo, La escuela Shinomi
es el único film en su filmografía -y uno de los primeros en el cine
japonés en general- en abordar el tema de los niños con discapacidades.
A las 17, 19.30 y 22 horas (98’; 16mm).
Viernes 13: La historia de Jiro
(Jiro monogatari; 1955)
Dirección: Hiroshi Shimizu.
Con Yukihiro Osawa, Katsuyuki Ichige, Ichiro Ryuzaki.
Jiro Honda, el segundo hijo de una prominente familia rural, es criado
por su madrastra Ohama durante el período de restauración, a comienzos
del siglo XX. Años más tarde deberá volver al seno de su familia
sanguínea, pero esos años de crianza volverán irreconocible a su propia
familia. Los estudios y los viajes harán de los contactos con sus
familiares una instancia de tensión y recogimiento.
Segunda adaptación a la pantalla de la novela semi-autobiográfica de
Kojin Shimomura, adaptada previamente por Koji Shima en 1941. La versión
de Shimizu, con sus planos largos y sus sofisticados travellings
laterales, logra suavizar el tono dramático de la novela y enfatiza los
ambientes naturales en los cuales fue rodada.
A las 17 y 19.30 horas (98’; 16mm).
Sábado 14: La vasija de un millón de ryo
(Tange Sazen yowa: Hyakuman ryo no tsubo; 1935)
Dirección: Sadao Yamanaka
Con Denjiro Okochi, Kiyozo, Harutaro Mune.
Tsushima no Kami, un señor de la región de Yagyu, descubre que la vasija
enviada a su hermano como regalo de bodas contiene en su interior el
mapa de un tesoro escondido. Su hermano, sin conocer este dato, ha
vendido la vasija a un comerciante de artículos de segunda mano, quien a
su vez lo entregó a un niño para que conserve a su pequeño pez. Tange
Sazen, el famoso samurai, ha adoptado a ese niño, y muy pronto ambos
deberán defenderse de sus perseguidores, deseosos de hacerse con esa
vasija cuyo valor estimado es ahora de un millón de ryo.
Tercero en la serie de films dedicados al espadachín tuerto y manco
Tange Sazen (los dos primeros fueron dirigidos por el realizador Daisuke
Ito). Sadao Yamanaka transforma a su personaje, casi un superhéroe en
los films anteriores, en una figura cínica, algo perezosa y
definitivamente adorable.
A las 14.30, 17 y 19.30 horas (84’; 35mm).
Domingo 15: Soshun Kochiyama
(Kochiyama Soshun, 1936)
Dirección: Sadao Yamanaka
Con Chojuro Kawarasaki, Kanemon Nakamura, Sensho Ichikawa.
En uno de los distritos más pobres de Tokio, el líder de una familia de
yakuzas, de nombre Soshun Kochiyama, vive con su mujer, la dueña de una
taberna, y obtiene dinero gracias a las apuestas ilegales. Soshun no
piensa dos veces antes de sacrificarse por aquéllos que lo rodean,
constantemente envuelto en duelos, peleas y peligrosos negocios.
Basado en una popular obra de teatro kabuki, el film de Yamanaka
abandona la causalidad trágica original para abordar la historia desde
un costado satírico, caricaturizando a los héroes y transformando la
historia en un relato único, personal y de un sentido humanismo.
A las 14.30, 17 y 19.30 horas (81’; 16mm).
Lunes 16: No hay funciones
Martes 17: Humanidad y globos de papel
(Ninjo kami fusen; 1937)
Dirección: Sadao Yamanaka
Con Chojuro Kawarasaki, Kanemon Nakamura, Sukezo Suketakaya.
En
el siglo XVIII, en uno de los distritos más pobres de Tokio, vive un
ronin de nombre Matajuro. Mientras intenta obtener un empleo que le
permita mantener a su familia, su mujer Otaki trabaja día y noche
fabricando globos de papel, único medio de subsistencia por el momento.
Súbitamente, Matajuro se verá envuelto en el secuestro de la hija de un
rico comerciante.
Gracias a su elocuente y moderno uso del lenguaje cinematográfico,
Yamanaka era considerado en sus tiempos la joven promesa del cine
japonés. Sin embargo, en el momento de su estreno, Humanidad y globos de
papel no fue apreciada por el público debido a su tono pesimista. Hoy, a
casi setenta años de su realización, la última película de Yamanaka es
reconocida como una obra maestra y uno de los films más importantes de
la historia del cine nipón.
A las 17, 19.30 y 22 horas (86’; 16mm).
Precio de las
localidades en la Sala Leopoldo Lugones $ 5.- Estudiantes y jubilados $
3.- (Los interesados deberán tramitar su credencial de descuento en el
4° piso del Teatro San Martín, de lunes a viernes de 10 a 16 horas.)
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