"PEQUEÑAS HERIDAS"

de Pascal Bonitzer

Bruno (el personaje de  Daniel Auteil), en un esfuerzo para que su pareja Gaelle (Emamanuelle Devos) lo perdone por sus “infidelidades”, se provoca un corte en sus dedos con una hoja filosa. Esa será la primera de las pequeñas heridas físicas que se corresponden con las otras, las pequeñas heridas emocionales.

La película con guión y dirección de Pascal Bonitzer narra las desventuras de Bruno Beckman quien se debate entre la soledad y las relaciones ¿ocasionales? con 5 diferentes mujeres. Cada una representa un tipo en apariencia diferente pero con más de un paralelo entre ellas.

La primera escena muestra a Gaelle pintándose los labios en un improvisado espejo y su encuentro con Nathalie (Ludivine Segnier). Un encuentro casual entre dos personajes que se conocían sin recordarse es el puntapié inicial de un cuento sobre relaciones cruzadas, uno de los temas favoritos de Bonitzer (recordemos sus colaboraciones como guionista con otros directores como Claude Miller).

En su derrotero Bruno se encuentra con un amigo quien le otorga la misión de entregar un misterioso sobre a otro ¿amigo?, en ese camino se topará con otras mujeres, alguna que solo quiere huir de la rutina de su matrimonio, otra (Beatrice interpretada por Kristin Scott Thomas) que quizás responda con su ideal (quien guarda ciertas correspondencias con la joven Nathalie aunque ninguna de las dos lo sepa). Existe también el pequeño viaje del anillo, el que originalmente Bruno regala a Gaelle y que pasa de mano en mano según las acciones y reacciones de los personajes.

En esta instancia del relato el antihéroe de Auteil recuerda a los perdedores de Chabrol, hombres comunes metidos en algún territorio desconocido, sobre todo cuando duda en cometer un asesinato.

La mano de Bonitzer pasea al espectador por un drama que se transforma en una pequeña “road movie” con ingredientes de “thriller”.

El camino que realiza Bruno es tanto interior como exterior, el personaje madura a lo largo de la historia, al principio tenemos la impresión de encontrarnos ante un adolescente, pero sobre el final, heridas numerosas sufridas (de diversa intensidad) logrará madurar.

Los diálogos escritos por Pascal Bonitzer, guardan más significados acerca de los personajes que lo que realmente dicen, como las líneas repetidas entre Gaelle y Nathalie (¿cómo puede ser comunista después de todo…?) y entre Bruno y Beatrice (no por casualidad B y B), los silencios son respetados, los secretos se mantienen.

El film abre con una mujer pintándose los labios y cierra con otra mujer haciendo lo mismo. El ciclo se completa, la película también. 

Fabián Sancho