"NUEVO MUNDO"

de Emanuele Crialese

 

 



* Premio Pasinetti, León de Plata Revelación 63° Muestra de Arte Cinematografica de Venecia, Septiembre 2006

* 79th Annual Academy Awards, Película seleccionada para representar a Italia como Mejor Película Extranjera, Octubre 2006

* Pemios David di Donatello, Mejor vestuario (Mariano Tufano ), Mejor escenografía (Carlos Conti), Mejores efectos especiales; 2007

* Premio Silver Apricot, a la Mejor película en el Yerevan International Film Festival, 2007



NUOVOMONDO

Sicilia. Principios del siglo XX. Una decisión cambiará la vida de toda una familia: dejar atrás el pasado e iniciar una nueva vida en el Nuevo Mundo.

Salvatore vende todo: la casa, la tierra, los animales, para llevar a sus hijos y a su anciana madre a un lugar donde habrá más trabajo y más pan para todos.

Una delgada pero al mismo tiempo densa atmósfera de misterio envuelve el viaje. Desde los rituales antes de la partida, a los cuidados de Doña Fortunata, la madre de Salvatore, reserva a los habitantes del pueblo afectos de extrañas patologías reconducibles a arcaicas presencias y espíritus que desde siempre acompañan la vida de los campesinos sicilianos.

Seres vivientes que conviven con las almas de los muertos, no siempre satisfechas con las decisiones de los vivos. ¿Por qué a abandonar su tierra para ir a vivir un lugar que no les pertenece, no les perteneció nunca y que no pertenecerá nunca a su familia?

Salvatore ve siempre presencias inquietantes, pero no tiene miedo: forman parte de su vida de siempre, son señales que él sabe leer perfectamente

Salvatore es uno de los miles de inmigrantes italianos que pusieron todo en juego. No es un héroe, es un hombre sencillo, no va en busca de grandes fortunas, ni de gloria, pero lo guía una lúcida conciencia que lo empuja a afrontar el largo y peligroso viaje a través del océano para llegar a Nueva York a principios del siglo XX. Un trabajo y una casa para su familia son su único objetivo.
 

EQUIPO TÉCNICO

Dirección Emanuele Crialese/ Guión Emanuele Crialese/ Fotografía Agnes Godard/Escenografia Carlos Conti/ Vestuario Mariano Tufano/ Casting Giuseppe Cutino/ Montaje Maryline Monthieux/ Música Antonio Castrignanò/ Una producción de Rai Cinema, Titti Film, Memento Films, Respiro/ Producida por Fabrizio Mosca para Titti Film, Alexandre Mallet-Guy para Memento Films/ Emanuele Crialese para Respiro

La película se realizó con la contribución del Dipartimento Cinema del Ministero per i Beni e le Attività Culturali/ Con el apoyo de Programma Media della Comunità Europea Eurimages del Consiglio d’Europa/
 



ELENCO ARTÍSTICO

Lucy Charlotte Gainsbourg/ Salvatore Vincenzo Amato/ Doña Fortunata Aurora Quattrocchi/ Angelo Francesco Casisa/ Pietro Filippo Pucillo/ Rita Federica de Cola/ Rosa Isabella Ragonese/ Don Luigi Vincent Schiavelli/ Mangiapane Massimo Laguardia/ Don Ercole Filippo Luna/ Señor del Fiore Andrea Prodan/ Doctor Zampino Ernesto Mahieux/

Calificación
ATP

117 minutos

 

 

NOTAS DEL DIRECTOR

NUEVO MUNDO es la historia de un viaje que transforma a los hombres. La meta es una tierra prometida, un lugar de ultramar en el que los hombres, si tienen buena voluntad, pueden mejorar su vida.

La esclavitud fue abolida en América hace pocos años y las inmensas tierras de ultramar necesitan brazos jóvenes y espíritus decididos. Aliviar el país de los hombres que comienzan a reclamar una propiedad propia, que apenas soportan el hambre y que están dispuestos a todo con tal de encontrar una solución para sus miserias. El estado italiano y la Iglesia Católica alientan estos viajes. Se constituyen las primeras grandes compañías de navegación, los pasajes se venden en la policía junto con los nuevos pasaportes. Una buena ganancia para el Estado, una justa misión de la Iglesia, el inicio de un sueño y una esperanza para millones de hombres jóvenes que parten dejando los pueblos a los ancianos y a las mujeres solas.

Las primeras imágenes de esta nueva tierra llegan a sus pueblos a principios de siglo. Son imágenes “verdaderas”, las primeras fotografías falsas, fotomontajes de pequeños hombres juntos a hortalizas gigantescas. Son las primeras formas de propaganda publicitaria que llegan desde América para animar a los campesinos a dejar su tierra árida para viajar hacia una promesa de abundancia segura.

Dejé los libros de historia y me dediqué al estudio de las “palabras de papel”, así se llamaba a las cartas que millones de italianos dictaban a quienes sabían escribir.

Decidí reconstruir una memoria que además de contener las experiencias vividas en primera persona se convierte en selectiva y por ello de alguna manera incompleta, latente, llena de vacíos más o menos voluntarios. Lo que me interesaba no era el relato histórico o social, la historia de las masas. Quería reencontrar el detalle, el hombre que deja su tierra para convertirse en objeto de una metamorfosis a través del viaje, para transformarse de un hombre antiguo a un hombre moderno.

El hombre que parte es un hombre que lleva consigo pocos objetos y todos sus muertos. Es el hombre que vivió un fuerte sentido de identidad y de memoria, la memoria de los relatos contados por su padre y por su abuelo. Los pocos kilómetros de tierra sobre los que ha vivido sin alejarse nunca, son un universo poblado por presencias invisibles. Sus animales lo calientan en la noche y lo acompañan durante el día. Este hombre conoce y respeta la naturaleza y sus humores, de su relación depende su supervivencia. Es un hombre perfectamente integrado a su ambiente del que conoce cada piedra, cada olor, cada cambio, por mínimo e imperceptible que sea.

Partiendo, este hombre decide dejar todo lo que conoce, su lugar de pertenencia, su memoria. Para utilizar una definición que encuentro bella y que pertenece a las palabras escritas por uno de estos hombres frente al espectáculo de la travesía en el océano: “somos todos almas que se han puesto en marcha” hacia un paraíso que, con suerte, nos será concedido en vida, “pero estamos muriendo con cada ola que pasa.”

Ellis Island. La isla de la cuarentena, o como la definían nuestros héroes “la Isla de las Lágrimas” era la primera etapa, el lugar de su primer encuentro con los ciudadanos del NUEVO MUNDO. Allí se inicia este relato. Pasé un año estudiando los documentos y los procedimientos que se aplicaban durante los primeros años del 900. Y allí descubrí que la isla no era un simple lugar de clasificación y primer centro de recibimiento de los recién llegados. Ellis Island era también una especie de laboratorio-archivo. Después de cuatro semanas de navegación en “steerage” – depósitos destinados a dormitorios bajo el nivel del mar, sin ventanas, poco espacio, poca higiene– nuestros viajeros desembarcaban en la isla y eran inmediatamente inspeccionados por el personal de la marina militar americana. Se procedía rápidamente a reconocer eventuales enfermedades: tracoma, tuberculosis, alcoholismo, falta de funcionalidad de los miembros, ceguera, todas las imperfecciones que habrían obstaculizado para el joven emigrante la posibilidad de trabajar eran señaladas como defectos, y sus portadores era repatriados. Aquellos que mostraban ser físicamente aptos eran sometidos a ulteriores tests de inteligencia o tests de aptitud. Los primeros tests mentales aplicados a las masas de los que se tenga conocimiento en la historia moderna. Los hombres del NUEVO MUNDO estaban convencidos que la falta de inteligencia podía ser transmitida como el color de los ojos o del cabello, aquellos que no llegaban al puntaje mínimo eran sometidos a ulteriores exámenes y otros tests que confirmaban desmentían las sospechas de insuficiencia mental.

Estos estudios sobre la inteligencia y las aptitudes de todas las razas provenientes de cada punto de la tierra, fueron registrados y considerados como los primeros estudios de eugenética practicados en gran escala. La eugenética fue una disciplina científica dedicada al perfeccionamiento de la especie humana por medio del estudio y la selección de los caracteres físicos y mentales considerados positivos y la remoción de los negativos. Pero la eugenética fue también, y sobre todo, un mecanismo biopolítico de persecución y de discriminación a los efectos de la normalización de la nación, de la depuración del cuerpo social. Leyes sobre la inmigración y sobre el matrimonio, y, sobre todo, políticas de esterilización forzada fueron aplicadas para dañar una vasta gama de categorías de sujetos ‘degenerados’, ‘improductivos’, ‘anormales’.

Mientras leía los manuales de inspección mental de los “ajenos” publicados anualmente a partir de 1923, miraba las fotografías de los recién llegados en fila para las inspecciones y me perdía en sus miradas que parecían pedir una explicación, desorientados, esforzándose con formas geométricas que debían organizar en un rectángulo de madera, frente a hombres uniformados que cronometraban el tiempo de las respuestas, cuando había respuestas…

El hombre antiguo estaba destinado a transformarse en un arco temporal artificial, espantosamente rápido. Debía demostrar que podía lograr convertirse en un hombre moderno, demostrar que no creía más en los espíritus, en los fantasmas, en el diablo ni en todas aquellas cosas que no se ven y no se explican, y que por ende no existen. El hombre del NUEVO MUNDO es un hombre racional, dueño y dominador de la naturaleza, constructor de casas de cien pisos, de fábricas enormes de las cuales se sale solamente para volver a casa a la noche. El hombre del NUEVO MUNDO tiene el deber de utilizar el progreso para remodelar el mundo a su agrado, para producir más de aquello que es suficiente para su supervivencia, para producir riqueza y dinero.

Seguí la estela de aquellas miradas para reencontrar un sentido o perderlo sin miedo, no hay juicios morales, no es una película política, no es una película histórica, no es una película social, trato de relatar la historia de mis héroes, hombres de otros tiempos que creen todavía en la importancia del misterio y ven todavía las cosas que no se ven, pero que existen.




EL DIRECTOR Emanuele Crialese

Director romano, de origen siciliano, nacido en 1965. En 1991 se traslada a Estados Unidos para estudiar dirección en la New York University , donde se recibe en 1995. Después de haber filmado varios cortos, debuta en el largometraje con Once We Were Strangers. Con esta primera película, en la que relata la amistad de dos inmigrantes, un italiano y un hindú, que viven en Nueva York sobreviviendo con changas, Crialese participa con ese film en el Sundance Film Festival. En 1999 colabora como autor, en un tratamiento cinematográfico sobre Ellis Island con el productor Bob Chartoff. En 2002 gana la Settimana della Critica en Cannes, con el film Respiro, que luego de haber entusiasmado a Francia, y haber sido vendido en más de 30 países en el mundo entero, obtiene un gran éxito también en Italia. Interpretado por una excelente Valeria Golino y el actor Vincenzo Amato, está ambientada en Lampedusa, una isla árida y soleada al sur de Sicilia.
 




LOS INTÉRPRETES

CHARLOTTE GAINSBOURG

Debutó en el cine en 1984 con Amor y música de Elie Chouraqui. Entre otras películas para el cine recordamos : L’effrontée de Claude Miller (1985), La tentation d’Isabelle de Jacques Doillon (1985), Jane B. par Agnès V. de Agnès Varda (1987), Kung - fu master de Agnès Varda (1987), La piccola ladra de Claude Miller (1989), Il sole anche di notte de Paolo e Vittorio Taviani (1990), Aux yeux du monde de Eric Rochant (1990), Amoureuse de Jacques Doillon (1992), Il giardino di cemento de Andrew Birkin (1993), Grosse Fatigue de Michel Blanc (1994), Jane Eyre de Franco Zeffirelli (1996), Pranzo di Natale de Danièle Thompson (1999), The intruder de David Bailey (1999), Felix e Lola de Patrice Leconte (2000), Mia moglie è un’attrice de Yvan Attal (2001), 21 Gramos de Alejandro Gonzalez Inarritu (2003), L’un rest l’autre part de Claude Berri (2004), Lemming – due volte lei de Dominik Moll (2005), La science des rêves de Michel Gondry.
Para televisión: Les misérables de Josée Dayan (2000), Nuremberg de Yves Simoneau (2000).
En teatro interpretó: Oleana de David Mamet (1994).


VINCENZO AMATO

Acreditado escultor italiano residente en Nueva York, Vincenzo Amato debutó en el cine en 1997 con Once we were were strangers de Emanuele Crialese, En 1999 interpretó Prison Song de Sore Owner y en 2002 actuó nuevamente con Crialese en Respiro, presentado con gran éxito en la Settimana della Critica en el Festival de Cannes. También en 2002 actúa en Ciao America de Frank Ciota.
Asimismo trabaja haciendo doblajes. Entre sus trabajos recordamos La vita è bella y Pinocchio, ambas de Roberto Benigni.
En teatro interpretó The Iliad, espectáculo de marionetas (1999), The Twenty-Four Hour Play (1999) e Cinderella (2000).
En 1999 ganó el premio como mejor actor en el 26 Annual Brussels Film Festival.
 

 
   

 

 

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