"LOS LUNES AL SOL"

de Fernando León de Aranoa

 

Con el antecedente de haber sido elegida como la película española postulada para el Oscar a la Mejor Película Extranjera, y luego de haberse convertido en la gran ganadora de la última edición de los Premios Goya (cinco galardones, incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor ), llega LOS LUNES AL SOL, un drama realista, conmovedor, tragicómico,  sobre las tribulaciones de un grupo de hombres desocupados, jaqueados por condiciones sociales y económicas que parecen desmentir las pretendidas bondades de una sociedad opulenta, y anhelantes de encontrar un futuro aún en medio de la desesperanza. El magnético JAVIER BARDEM encabeza el notable elenco de LOS LUNES AL SOL, dirigida por FERNANDO LEON DE ARANOA, con guión del mismo Aranoa con IGNACIO DEL MORAL, consagrada en San Sebastián con el Premio a la Mejor Película y el Premio de la Crítica; un relato impactante basado no en una historia real, sino en miles de historias reales...

“Es LOS LUNES AL SOL una película de gran distinción, un vigoroso relato de apariencia lineal, pero de esos que bajo su aparente sencillez aprietan por dentro cuestiones mayores de la vida de la gente en cualquier lugar del mundo. El filme cuenta la vida cotidiana, filmada en escenarios naturales de Vigo, de unos obreros en paro que flotan a la deriva sobre las aceras estancadas y las aguas quietas de su ciudad, sin encontrar salida al atolladero en que sobreviven.

Apoyada en el armazón de un guión diáfano, que roza la perfección, bellamente escrito y que maneja el gran trazo con el tacto delicado de la pincelada de un miniaturista, la cámara de Fernando León sigue con precisión el itinerario circular hacia ninguna parte, el paseo errante y desquiciado de unos hombres en conflicto con su mundo, su viaje cotidiano por las rutas del absurdo, su dar vueltas a diario alrededor de un eje de nada. Porque nada les sucede a esta gente, y este su nada sucederles es en ellos una forma enérgica y devastadora de suceso, una desventura convertida en aventura. Desde que en 1994 ganó el premio al mejor actor por DIAS CONTADOS , cada nueva aparición en la pantalla del actor español JAVIER BARDEM ofrece inesperados y desconcertantes rasgos inéditos de sus (parece que inagotables) recursos interpretativos. En la excelente LOS LUNES AL SOL, película escrita y dirigida por FERNANDO LEÓN, que logró una gran notoriedad con FAMILIA y BARRIO, BARDEM rompe con asombrosa facilidad los bordes de la pantalla en una interpretación de gran vuelo, que añade un toque de genialidad individual a un vibrante y hermoso filme que contiene un magnífico trabajo colectivo” Angel-Fernandez Santos, EL PAIS

LOS LUNES AL SOL fue producida por ELIAS QUEREJETA, también productor de FAMILIA y BARRIO, los otros dos films de FERNANDO LEON DE ARANOA. QUEREJETA es uno de los productores más importantes del cine español, con una impresionante trayectoria de apoyo permanente a directores como CARLOS SAURA, VICTOR ERICE, JAIME CHAVARRI, MONTXO ARMENDÁRIZ y muchos otros. La fotografía de LOS LUNES AL SOL es del notable ALFREDO MAYO, la música fue compuesta por LUCIO GODOY, el montaje es de NACHO RUIZ CAPILLAS, y la Dirección de Arte es de JULIO ESTEBAN. Junto a JAVIER BARDEM, integran el elenco LUIS TOSAR ( SE QUIEN ERES, SIN NOTICIAS DE DIOS) como José; JOSÉ ANGEL EGIDO (EL AMOR PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD) como Lino; NIEVE DE MEDINA (DISPARA) como Ana; ENRIQUE VILLEN como Reina; CELSO BIGALLO como Amador; JOAQUIN CLIMENT como Rico; AIDA FOLCH como Nata y SERGE RIABOUKINE como Serguei.

Una ciudad al norte, costera, que hace ya tiempo dio la espalda al campo y se rodeó de industrias que la hicieron crecer desproporcionada, a empujones, que la alimentaron de inmigración y trabajadores y dibujaron para ella un horizonte de chimeneas, de aristas y esperanzas, de futuros desarraigos.

Un grupo de hombres que cada día recorren sus calles en cuesta, buscándole a la vida las salidas de emergencia. Miedo de larga duración, funambulistas de fin de mes, y de principio también, funambulistas sin red y sin público, sin aplausos al final, que caminan a diario por la cuerda floja del trabajo precario, que sujetan su existencia con andamios de esperanza y hacen de sus pocas alegrías trinchera, conversación, rutina, como si ese naufragio del que tratan de ponerse a salvo a diario no fuera el suyo, mientras hablan de sus cosas y se ríen, de todo y de nada en concreto, esperanzados, tranquilos, la mañana de un lunes al sol.

 

       Fernando León

LOS LUNES AL SOL – LOS PERSONAJES

 

SANTA ( Javier Bardem)

Tiene Santa el enfado fácil, la indignación siempre a mano, pero también la palabra a tiempo, la mano atenta, tendida siempre, compañera. Descarrila cuando ríe, se llena de dientes y carcajadas, no sabe de límites, ni quiere, ni puede. No tiene dobleces, no tiene recodos, Santa es camino recto, de tierra. Tiene Santa también un sueño, emigrar a Australia. Ha leído en alguna parte que allí todo es al revés, y dadas las circunstancias, eso siempre es una ventaja.

 

JOSE ( Luis Tosar )

A Jose le está cambiando el carácter. La falta de empleo alarga sus silencios, sus indecisiones, afila sus malos humores. La falta de empleo se cuela en su casa cada noche, tiene llave y va por libre. Entrometida, se acuesta entre él y su mujer como un tercero, distanciándoles. Jose ve salir a Ana cada noche, y a veces duerme y a veces no, pero el tercero se queda siempre con él.

 

LINO  ( José Angel Egido )

Lino todavía lo intenta. Acude con regularidad a entrevistas de empleo, se pone cada día su camisa limpia, su traje prestado, su mejor esperanza. Pero las manos le traicionan, le sudan nerviosas. Lino se las seca con un pañuelo mientras pasea su inseguridad por las salas de espera del trabajo eventual, ofreciendo su ansiedad a cambio de ochenta mil pesetas al mes, seis meses de incertidumbre, otra prórroga.

 

ANA ( Nieve de Medina )

Hace el turno de noche en una conservera y está obsesionada con su olor. Por eso se ducha, se frota, se huele a cada rato. Tiene Ana el gesto duro y la mirada serena de la que espera que las cosas cambien un día. Conserva aún gran parte de la belleza que ella cree haber perdido, y un cierto cansancio ralentiza sus movimientos, como si el tiempo, por verla mejor, pasara más despacio junto a ella.

 

AMADOR ( Celso Bugallo )

Algo mayor que los otros, hace ya tiempo que dejó de intentarlo. Habla a veces, y sólo a veces se le entiende. Bebe siempre, le invitan los otros, sin darse cuenta de que Amador besa al beber los vasos. Reservado, silencioso, Amador es un espejo deformado, en el que cualquiera de ellos podría mirarse en breve. Una noche más larga que las otras, Santa le lleva a casa y descubre su secreto.

 

SERGUEI ( Serge Riaboukine )

Serguei es ruso y sabe caminar entre las estrellas. Iba para astronauta, o al menos eso cuenta él. Que al caer la Unión Soviética se suspendió su programa y se quedó en tierra. Los otros le miran incrédulos, pero lo cierto es que a Sergei le brillan los ojos cuando habla del firmamento, y se le vuelven azules, como si reflejaran el cielo.

 

REINA (Enrique Villén )

Vigila las noches de un edificio en construcción cercano al estadio de fútbol local. Los domingos, el grupo de amigos ve desde allí los partidos, tapado con mantas y abrigos. Hace ya tiempo que Reina encontró ese trabajo, y eso, sin que él pueda evitarlo, le distancia de los otros, abre una zanja entre ellos que cada día se agranda un poco más.

 

RICO ( Joaquín Climent )

Tiene casi cincuenta años y un bar amplio y desangelado. En él se reúnen los amigos, conversan las horas muertas, se juegan sus esperanzas a la máquina… En él se mezclan recuerdos, silencios, proyectos. Rico escucha, Rico atiende, Rico fía, soporta a los que un día fueron sus compañeros.

 

NATA ( Aida Folch )

Tiene apenas quince años y tanta vida en los ojos que asusta. Ceñida y musical, el ombligo por bandera, sus apariciones se celebran como las del sol en invierno. Y es que Nata airea el bar con su presencia, forma corrientes, como si abrieras una ventana, la más soleada.

 

LOS LUNES AL SOL - CRÍTICAS

 

"EL PAIS"

Javier Bardem alcanza la genialidad en una magnífica película de Fernando León

 

(...) Es Los lunes al sol una película movida por una fortísima capacidad liberadora y por un incontenible flujo de gracia. Divierte, emociona, libera, embauca, hace reír, crea solidaridad, despierta las raíces de la amistad y la simpatía, el infortunio de estas gentes expulsadas de sus raíces y sin conexiones con la norma de la sociedad en que flotan sin destino. Destilan vivísimas negruras de humor las imágenes, los comportamientos y las palabras con que esta inteligente película envuelve a su bella gente. Y del centro de ese chorro de negro y doloroso humor salta una figura de fuerza arrolladora, dotada de genial capacidad de arrastre y de contagio, un Javier Bardem que -sin esfuerzo aparente, pero con un primoroso juego de minucias invisibles por detrás de la formidable y sutilísima composición de su personaje- tira de la pantalla hacia arriba y hace volar a este pedazo de tierra universal arrancado de nuestro asfalto. Y son palabras mayores las del reparto de empujes creadores en esta obra, que está maravillosamente urdida por León y es movida por un gran reparto galvanizado por el genio interpretativo de Bardem. ÁNGEL FERNÁNDEZ-SANTOS | San Sebastián

 

"EL MUNDO"

El director de 'Barrio' habla de sensaciones muy terrenales, de seres humanos que jamás podrán estar de moda - Javier Bardem ha encontrado un papel a la altura de su deslumbrante capacidad histriónica.

Luminosa, sombría, genial 'Los lunes al sol'

Fernando León consigue en su nueva película, presentada ayer en el Festival de San Sebastián, una armonía y un ritmo magistrales

 

Un consejo gratuito a los enamorados del gran cine, a la buena gente, a los receptores en posesión de inteligencia y sensibilidad, a los parados que lo llevan mejor o peor y a los que mañana pueden estar en esa desoladora situación, a los que conocen el valor de la risa y la pena del llanto, a los que saben que la vida contiene tanta hermosura como espanto, a las personas sin estrella y a las estrelladas, a los que intentan respetarse a sí mismos y no joder a los débiles, a los que no consideran devaluados los conceptos solidaridad y rebeldía.

Vean Los lunes al sol. Háganse ese terapéutico regalo. Después, si les apetece, pueden leer las críticas y estar de acuerdo o en desacuerdo con ellas, pero antes de practicar esa anecdótica actividad (esta película se defiende sola, su personalidad no necesita de exegetas, ofrece el añadido gozo de hablar interminablemente de ella con los amigos), pasen por taquilla o cuélense en el cine, posibiliten que a un talento tan admirable como el de Fernando León se le permita seguir expresándose.

La vida y el cine precisan inaplazablemente de artistas como él que hablen con un lenguaje tan poderoso y tan humano, tan directo y tan sutil, tan humorístico y tan triste, tan subversivo y tan accesible. También que un actor tan maravilloso como Javier Bardem siga hablando en castellano, que no se exilie, que la lengua del Imperio no le acapare, que le sigan ofreciendo en este país guiones y personajes a la altura de su conmovedora y deslumbrante capacidad histriónica.

No voy a intentar desmenuzarla, analizarla, racionalizar lo que siento, hacer ejercicios de taxidermia. Hablo desde el agradecimiento, la visceralidad y la emoción. La he disfrutado dos veces. Siendo un fumador compulsivo que casi siempre anhela que aparezca la palabra fin para poder llenarme los pulmones de humo y que sólo cuando se produce el milagro sigo atado a la butaca observando los títulos de crédito, puedo jurar que mi adicción nicotínica no se ha atrevido a piarla, a exigirme su dosis.

Todo un éxtasis

A cambio salgo a la calle en éxtasis, los diálogos, el tono narrativo, lo que hacen y lo que dicen los personajes, lo que manifiestan y lo que ocultan, lo que sienten y lo que piensan, lo que poseen y de lo que carecen, lo que desean y lo que sueñan, están incrustados perdurablemente en mi retina y en mi oído, en mi cerebro y en mi corazón.

Los lunes al sol no habla de galaxias inalcanzables ni de robots seductores, no es un trato de ensoñaciones ni un juego sofisticado y brillante.

Habla de sensaciones muy terrenales, de seres humanos que jamás podrán estar de moda porque su condición social, profesional y sentimental es la de parados, de lo que nuestro egoísmo o feroz instinto de supervivencia quiere pensar que siempre le va a ocurrir al prójimo pero nunca a nosotros, de los individuos comprensiblemente acojonados porque su presente es muy negro pero el futuro es aún peor, de los que tiran la toalla en su soledad, su miseria, su derrota, su desesperanza y su intemperie lanzándose al vacío y de los que resisten a pesar de los pesares, aunque sólo puedan escupir al cielo y maldecir; de la comicidad atenuando el drama, de luchadores que sólo pueden aspirar a victorias pírricas y de los que ya sólo les quedan fuerzas para auto compadecerse y mirar al suelo, de los que además de comprobar cómo los miserables legitimados les han buscado la ruina intentan que éstos no les quiten la dignidad, de los que saben que lo único que van a recibir gratis en su emputecida vida es la caricia del sol, el tiempo desesperadamente libre y en el mejor de los casos la comprensión, la escucha, la broma, el abrazo de otro paria como tú y de la sufrida pareja con la que compartes tu dificultosa existencia. Fernando León consigue una armonía y un ritmo magistrales entre imágenes y palabras, un tempo mágico para la acción y el silencio, lo transparente y lo sugerido. Que en una secuencia te partas de risa y en la siguiente te ahogues de pena. Que lo que miras y escuchas sea tan real como apasionante. Que te impresione no sólo el protagonismo de ese Javier Bardem gordo y broncas, ese echao palante que anda de costado y que siempre mira de frente, ligón, pícaro y honrado, héroe a la fuerza de la clase proletaria, mosca cojonera, generoso y mordaz, fanfarrón y tierno, bocazas y sabio, sino también todos los extraordinarios y creíbles secundarios que comparten sus días de mucho vino y escasas rosas: el asustado y vulnerable Luis Tosar, el sudoroso, silencioso y casi derrotado José Ángel Egido, la hastiada Nieve de Medina, el posibilista Enrique Villén, el desesperado Celso Bugallo, el resignado Joaquín Climent, la precoz buscavidas Aida Folch, el irónico y cálido filósofo Serge Riaboukine.

Y la fotografía transmite las luces y sombras de la vida. Y la hermosa música nunca es artificial, subrayona, tramposa. Y sales del cine con la certidumbre de que los perdedores seguirán teniéndolo muy crudo pero han encontrado a su poeta, alguien que les comprende y les respeta. Y además, como en la épica y trágica Grupo salvaje, permite que se alivien con la carcajada colectiva de su injusta e inconsolable desdicha.

Se llama Fernando León de Aranoa. Familia y Barrio, sus anteriores y magníficas criaturas, ya presagiaban la llegada del paraíso. Los lunes al sol es la hostia. CARLOS BOYERO | San Sebastián



"EL CORREO"

Fernando León arrebata con el drama de unos parados que luchan por su dignidad

Los lunes al sol , protagonizada por Javier Bardem y producida por Elías Querejeta, parte como favorita para la Concha de Oro

 

Sólo los jubilados y los parados pueden gozar del sol los lunes. Para recordar que hay hombres que cada día recorren calles en cuesta, buscándole a la vida las salidas de emergencia, Fernando León ha dirigido su tercer largometraje. Los aplausos espontáneos que recibió Los lunes al sol por parte de los informadores acreditados presagian la Concha de Oro. El productor Elías Querejeta sonreía beatíficamente: sabe que, tras Familia y Barrio , su protegido ha vuelto a dar en la diana.

 

El director madrileño apunta esta vez sus dardos hacia la mala conciencia de quienes gozan del pretendido estado de bienestar. Contaba con un reparto potencial de un millón y medio de familias que conocen los formularios del miedo, porque los rellenan a diario en el Inem. Conceptos como la dignidad, la conciencia de clase y la solidaridad obrera se apelotonan entre los fotogramas de Los lunes al sol . Ken Loach firmaría encantado el peliculón de este melenudo con conciencia social.

 

«Me gusta el cine de personajes, aquel que cuenta historias y se apoya en los diálogos y las miradas», certifica León. Los funambulistas de fin de mes que pueblan su nuevo trabajo recitan sus cuitas con la acritud y el sarcasmo del que camina sin red y sin público. Rodada en Vigo y Pontevedra, aunque el guión en ningún momento indique dónde transcurre la acción, Los lunes al sol arranca con las imágenes documentales del enfrentamiento entre trabajadores de La Naval, de Gijón, y fuerzas antidisturbios.

 

Tras entrevistarse con aquellas víctimas de la reconversión y empaparse del ambiente desolador que flota en los astilleros cerrados y las tascas vacías, el realizador dota de vida a media docena de desempleados que se resisten a perder la dignidad. Otros tantos intérpretes soberbios -Luis Tosar, José Ángel Egido, Joaquín Climent - vertebran un relato coral que reserva los mejores momentos para un apabullante Javier Bardem.

 

En justicia, el Premio de Interpretación también debería contagiarse del alegato colectivo que efectúa Los lunes al sol y repartirse entre todos los actores. Pero un fondón y entrañable Javier Bardem ha acaparado todas las papeletas del sorteo. «Dejé de fumar, engordé y adopté un acento que sonase a norte, a mar y a astillero», concretó el actor. A su cargo corren los destellos de humor amargo de un filme que se estrena este viernes en los cines sin un espectador de excepción, tal como desveló Elías Querejeta: «José María Aznar. Le invitamos alestrenoynoaceptó». OSKAR L. BELATEGUI| San Sebastián



"LA VANGUARDIA"

"Los lunes al sol” deslumbra. Fernando León de Aranoa presenta una magistral crónica sobre el paro

 

Fue la de ayer una brillante jornada, donde no desentonó "El mar" del islandés Baltasar Kormákur, una tragedia familiar con la industria conservera al fondo. Pero la estrella fue "Los lunes al sol". Y es que en los festivales de cine, cuando una película es un fiasco o bien acierta a transmitir esa rara unanimidad de hallarse ante una obra tocada por la gracia del genio creativo, puede palparse en el ambiente.

La primera proyección de "Los lunes al sol", nuevo y soberbio trabajo de Fernando León de Aranoa, fue interrumpida en varias ocasiones por los aplausos, ante esa bocanada de verdades que transmite una película ejemplar, inteligente y liderada por un actor, Javier Bardem, que, tras decir no al Spielberg de "Minority report", se enroló en este proyecto del siempre osado autor de "Familia" y "Barrio". Hollywood perdió un villano y el cine español ha ganado una película singular, con Bardem al frente del espléndido reparto de una historia que cala, divierte y conmueve. No era fácil llevar de forma creíble, lejos del esquematismo reductor de un drama humano, un tema tan hiriente como el del paro y el cierre de industrias, donde el lugar de trabajo pasaba de padres a hijos, hasta que un día emergió la "globalización económica". En "Los lunes al sol", el sol nada optimista que baña los rostros de quienes tiempo atrás no podían "gozar" de él, porque era el primer día laborable de una semana honradamente trabajada, Fernando León y su coguionista Ignacio del Moral se documentaron en el despido de 90 trabajadores de unos astilleros gallegos, cuyo solar era demasiado apetecible como para seguir armando barcos

Proeza singular, en un tema que parecía abocado al paternalismo progresista o la cerril postura maniquea, el filme principia como una aparente farsa de inciertos derroteros, habitada por gentes que lo han perdido todo, excepto su ética. Este grupo de parados, capitaneado por un tipo, angelical y coherente, llamado Santa (Javier Bardem), radiografía de manera ejemplar a un amplio grupo de parados. Desde el que vive el drama de que sea su mujer la única laboralmente activa, a quien se tiñe las canas cuando acude a ofertas de empleo, pasando por un inmigrante ruso que dictamina: "El socialismo era todo mentira, pero el capitalismo es toda verdad". Demoledor. El cine, a veces, no fabrica sueños, sino que transmite una realidad que es falsa ficción.
LLUÍS BONET MOJICA| San Sebastián

 

"FOTOGRAMAS"

 

"Nuestros padres construían grandes barcos que atravesaban los mares, y estaban orgullosos. Hoy tienen miedo", afirmaba Clim, un personaje de De todo corazón, la espléndida película de Robert Guédiguian, recordando en una sola frase el ocaso de una cierta ética, la del trabajo bien hecho, el único patrimonio cierto del proletariado industrial. De personajes como los padres de Clim, de antiguos obreros de astilleros habla también el último film de Fernando León, sin duda alguna la mejor inmersión en las interioridades de un fenómeno tan poco cinematográfico, convencionalmente hablando, como es el paro obrero, realizada en el cine español. También, del forzado final de la ética del trabajo, destrozada por las estrategias empresariales, pero no sólo de ello: del lento discurrir de un tiempo sin ocupación, de la implacable erosión que va minando hasta los amores más tenaces -espléndida la escena entre Tosar y de Medina, brillante revelación-, de las patéticas estrategias que personas que pasan de los 40 tienen que construir para intentar no perder comba...

León se zambulle en la vida de un grupo de parados cuyo pasado inmediato está dado por las imágenes documentales que abren la película, pero las consecuencias de cuyos actos se arrastran hasta el presente. Sin duda, han estado juntos en las barricadas, pero luego el destino los ha empujado por senderos distintos: al inmovilismo, a la compra de un bar, a realizar tareas de guardia jurado... o a la nada, al vegetar sin noción del tiempo.

Y lo hace con las mismas herramientas a que recurriera en su ejemplar Barrio: a una estructura coral que, en realidad, bascula alrededor de un personaje/eje, Santa, la voz del autor en la ficción (Bardem, excelso); un tipo que, como el Rai de Barrio, está dispuesto a comerse el mundo, aunque todo conspire en su contra; a unos diálogos cargados de intención, pero también de humor, de fina ironía, que dan respiración y vida a una vivencia terrible, que bordea en ocasiones la pura tragedia. Alrededor de Santa se mueve una constelación de otros personajes, todos cuidadosamente elegidos en uno de los elencos más sorprendentes, y mejor cohesionados, del reciente cine español. Y el resultado es un filme modélicamente construido, sin ninguna vacilación, en un imparable crescendo rítmico que deja al aire las siniestras entrañas de un mundo del trabajo cada vez más despersonalizado, siniestro, intolerable.- Mirito TORREIRO

 

Fogonazo de Javier Bardem y «Los lunes al sol»

 

Éxito limpio, claro, sencillo, directo, rotundo..., exactamente igual a ella, la película, o a ellos, sus protagonistas. «Los lunes al sol» certificó ayer un papel que ya traía: el de gran favorita, y Javier Bardem, al frente de un reparto insuperable o insustituible, demuestra que se puede estar en la pantalla sin, por ello, abandonar la calle.

Un Javier Bardem nunca visto, el más sólido, el mejor pensado y el peor hablado, a punto de estallarse en el personaje de Santa, un tipo sin arrugas, reconvertido en parado, con barriga cervecera, entradas de rumano y un sentido del humor atroz que le sirve para reconvertir, a su vez, en alguna risa la dramática rutina de su «equipo» de hombres hechos astillas por la reconversión de los astilleros de su ciudad. El director de este corte transversal a la realidad es Fernando León de Aranoa, alguien que suele contar sus historias con sencillez, construidas con personajes que hablan desde dentro y que se comportan como son.

Espléndido guión

«Los lunes al sol» es un pleno al quince, la combinación perfecta de lo amargo y sus antípodas, que no siempre es lo dulce, es un espejo puesto a las aguas aparentemente serenas y a los miles de cotidianos naufragios que se viven a nuestro alrededor. Bardem, Luis Tosar, José Ángel Egido, Joaquín Climent, Enrique Villén, Celso Bugallo... Los actores, que le han puesto cara y cruz al espléndido guión de Fernando León, se han aprendido sus personajes hasta el ahogo físico, desde el caminar de pato de Bardem hasta la cara «proleta» de Tosar... Y consiguen algo que en las pantallas es casi imposible, mientras que fuera de las pantallas, en la calle, en la vida, convive siempre al tiempo, o solapado: la risa y el dolor. Y ése es el gran mérito de Bardem, pues su personaje es el encargado de doblegar el drama a las leyes de la comedia, y escenas que estarían destinadas a romper de amargura las fuerza como un herrero el hierro a golpes de risa llena y de brutal desparpajo.

Y todo esto ocurre porque Fernando León procura meter la cámara como una cuña en la vida de estos desesperados, en sus miedos a rellenar una solicitud de trabajo, a pedir un crédito, a volver a casa... Y lo que no deja por ello de mostrar, además de sus miedos y rencores, es el latido cotidiano a pie de barra de bar, con bromas insoportables, con risas sin gracia y gracias sin risas. Es, pues, «Los lunes al sol», ese tipo de cine que recoge cucharadas de calle, de frases, giros y actos calcados del runrún mañanero del parado y sus circunstancias, y que deja hilos que merecerían ser otra película, igual de intensa, de interesante, de verdadera, como de los que cuelga el personaje que interpreta Nieve de Medina, mujer de uno de ellos que vive con la maleta hecha en una mano y con el consolador pañuelo en la otra, o como el que interpreta la joven y fabulosa Aída Folch, hija de uno de ellos, que está trufado de la picardía y reto al futuro de quien ve la vida como un lugar en el que hay que colarse.

«Los lunes al sol» tiene el efecto abrillantador en los ojos de sus espectadores, del mismo modo que ese sol de los lunes en la cara ensanchada de Santa, despreocupado, pero tan atentoe ingenuamente lúcido.
E. RODRÍGUEZ MARCHANTE| San Sebastián

 

 

 

 

LOS LUNES AL SOL – La mùsica

 

El sonido de un acordeón en el metro una mañana, camino de montaje; el recuerdo de una canción de Tom Waits, un valsecito sentimental, transparente, alcohólico; una melódica de plástico en el estudio de Lucio, devolviéndome al tiempo escolar en el que el mundo, mi mundo, se dividía entre los que tenían melódica y los que no la teníamos; el horizonte de Madrid a su espalda, reventando de luz y de agosto, y el propio Lucio, desde luego, haciendo sin que se note que todo parezca sencillo y sin embargo lo sea.

El dice que la música de Los lunes al sol ya existía. Que estaba ahí antes de que él llegara, que él sólo la encontró. Y resultó que esa música era como los personajes de la película, dulce y canalla a la vez, sentimental, transparente y discreta, imperfecta, y por lo tanto perfecta. Y resultó que tenía también su elegancia, su dignidad y su altura, la que sea, su firme horizontalidad. La de Santa, la de Jose, la de Lino, la de los otros, los que no se llaman como ellos pero también son ellos.

Peleada con la tristeza, pero también con la alegría, soleada, melancólica, inexplicablemente próxima, esa música, la música que Lucio encontró, acompaña hoy a los personajes por la película. Recorre de puntillas sus casas, sus pasillos sin puertas, se asoma a las habitaciones deshabitadas de sus vidas como un personaje más de la historia, hablándoles al oído de esperanza y de futuro, tratando de hacer para ellos este invierno tan largo, tan frío, un poco más cálido.

Mientras tanto Waits nos habla del otro lado del mundo, ese lugar en el que a uno le gustaría estar tan a menudo. Charles Trenet le canta al amor en francés y Santa lo utiliza para seducir a esas mujeres de las que se enamora sinceramente cada mañana, las mujeres de su vida, aunque lo sean sólo por un día. Junto a ellos, la necesidad de volar, de alejarse de aquí aunque sea sólo por un instante, cantada en castellano, entre acoples y entusiasmos, ante los micrófonos de un karaoke de barrio, las manos y los corazones de sus intérpretes entrelazados para siempre sobre un escenario de cartón piedra.

Y también algunos diálogos: la otra música, la de los sentimientos de los personajes, la de sus miedos, escrita aquí en sus palabras, en sus silencios, en sus besos.

Dice Lucio que la música de esta película ya existía antes de que él llegara, que él sólo la encontró. Lo que no dice ni dirá nunca es dónde. Es lógico, ese es su secreto. Donde sea que estuviera, gracias Lucio por haberla buscado, por dejarnos a mano esta música que es como los personajes a los que acompaña, emoción, esperanza, herida abierta, que tiene como ellos los pies en la tierra y la mirada en un horizonte que se aleja a cada paso.  Fernando León de Aranoa

 

Han pasado un par de días desde que terminamos la grabación y la mezcla de la música para “Los Lunes al sol”.

Escucho hoy el resultado y lo primero que me viene a la cabeza es preguntarme si esta música no existía ya en algún rincón de mi memoria... (nuestra memoria).

Intento recordar cómo fue surgiendo cada nota y me parece que ya estaban en la película, como piezas de un puzzle que, junto a Fernando, fuimos construyendo día tras día hasta encontrar el sitio que ya les pertenecía.

Lucio Godoy

 

 

 

FERNANDO LEON DE ARANOA ( Dirección y Guión)

FERNANDO LEON DE ARANOA nació en Madrid en mayo de 1968 y es licenciado en Ciencias de la Imagen Visual y Auditiva ,egresado de la Universidad Complutense de Madrid.  LOS LUNES AL SOL (2002) es su tercer largometraje de ficción.

Ha escrito y dirigido el largometraje BARRIO (1998) por  el que ha ganado el premio Goya 1999 a la mejor Dirección y al mejor Guión Original, así como la Concha de Plata al mejor director en el 46 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el premio al mejor Guión, el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos y la Mención especial de la Crítica Internacional (Fipresci) en esa misma edición del festival. Ha ganado también el premio Fotogramas a la Mejor Película del Año, el premio Nuestro Cine concedido por Canal +, el IV premio Jose Maria Forque a la mejor producción española del año, el premio El Mundo del Pais Vasco a la  mejor película del año, el premio Cartelera Turia a la mejor película del año y el premio del Circulo de Escritores Cinematográficos a la mejor Dirección, entre otros. Participó en el Festival de Cine de Sundance en 1999.

Ha escrito y dirigido el largometraje FAMILIA  (1996) con el que ha obtenido diferentes premios nacionales e intemacionales como el Goya 1998 a la mejor Dirección novel y el premio aI Mejor Director, premio del público y una Mención especial de la Crìtica Intemacional (Fipresci) en la 41 Semana Intemacional de Cine de Valladolid.

Seleccionado para el Festival Intemacional de Cine de Berlín en 1997, ha ganado también la medalla de oro a la mejor película en el Festival Intemacional de Cine de Houston, el premio a la mejor película en el Festival de Cine Hispano de Miami, el premio Sant Jordi para la mejor Opera Prima estrenada en 1997, el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor Dirección Novel y el premio de la Asociación de Críticos Catalanes, entre otros. Recientemente ha sido estrenada su adaptación teatral, dirigida por Carles Sans, producida por la compañía Tricicle.

Ha escrito y dirigido el cortometraje SIRENAS (1994) ganador del premio Comunidad de Madrid en el Festival Intemacional de Cine de Alcala de Henares, y del premio al mejor guión en el Festival de Cine Independiente de Badalona. Ha escrito y dirigido el documental

CAMINANTES (2001), producido por Pentagrarna Films, ganador del premio Coral al mejor documental en el 23 Festival de Cine de La Habana, del premio al segundo mejor documental en la sexta edición del Latino Film Festival de Los Angeles y del premio a la mejor película de largometraje en el Festival Intemacional de Cine de Alcala de Henares 2001, entre otros. Participó  también en la sección oficial del Festival de Cine de Sundance 2002.

Otros documentales en los que ha participado son IZBJEGLICE (Refugiados en Bosnia Hercegovina), PRIMARIAS y LA ESPALDA DEL MUNDO.  Es autor de varios guiones para largometraje, entre otros FAUSTO 5.0, LA GRAN VIDA, INSOMNIO, CHA CHA CHA, CORAZON LOCO, POR FIN SOLOS, y  LOS HOMBRES SIEMPRE MIENTEN.

Guionista de series de televisi6n como TURNO DE OFICIO (Diez años después), UNISEX ,y POR FIN SOLOS; ha escrito también programas de distintos generos como el UN, DOS, TRES de Ibanez Serrador y los espectaculos televisivos de MARTES Y TRECE, entre otros.

Han sido publicados los guiones de sus dos películas, FAMILIA y BARRIO, así como diversos artículos y narraciones breves, entre otras WALKIE TALKIES (Alfaguara), ENFERMOS (Plaza y Janes), MENSAJES, narración ganadora del segundo premio Antonio Machado en su XV edición y LAPICEROS, finalista del mismo certamen de ámbito intemacional, en su XVII edición. Ha trabajado también como dibujante e ilustrador para algunas publicaciones.

 

ELIAS QUEREJETA ( Producción )

Elías Querejeta nació en Hernani (Guipúzcoa). Estudió Química y Derecho. Ha trabajado como guionista y documentalista. A partir de 1963 crea su propia productora. Desde entonces produce más de 50 películas que obtienen premios en los festivales de Cannes, Berlín, San Sebastián, Chicago, San Francisco, Venecia, Viena, Bruselas, Valladolid, Manila, Sao Paulo, Biarritz, Burdeos, Cartagena de Indias, Bilbao, Colonia.

 

 

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS/technical characteristics:

Duración del Film/Running time: 113 minutos/minutes

Formato del film/Film format: 35 mm.

Color/colour

Cuadro de proyección/Screen ratio: 1:1.85

Sonido/Sound: Dolby Digital

 

 

 

 

 

 

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