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TÍTULO ORIGINAL:
COPYING BEETHOVEN
FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN
*GANADORA PREMIO CEC A LA MEJOR PELÍCULA
*NOMINADA A LA CONCHA DE ORO
PREMIOS GOYA
* NOMINADA AL PREMIO A LA MEJOR PELÍCULA EUROPEA
MOTION PICTURES SOUND EDITORS GOLDEN REEL AWARD
* NOMINADA AL PREMIO A LA MEJOR EDICIÓN DE SONIDO
Anna Holtz, (DIANE KRUGER), una joven de 23 años de escasos recursos,
entusiasta aspirante a convertirse en una compositora de bajos recursos,
busca tanto fuentes de inspiración como todo aquello que la ayude a
progresar en su carrera, en la capital del mundo de la música, Viena.
Estudiante del conservatorio de música, Anna es recomendada para un
trabajo en una reconocida editorial, y por un fortuito giro de la
fortuna, tiene la oportunidad para trabajar junto al más grande, y más
mercurial de los artistas vivos de la época: Ludwig van Beethoven (ED
HARRIS). Cuando el habitualmente escéptico Beethoven le propone un
inesperado desafío, Anna demuestra su capacidad y sensibilidad, tanto en
el plano personal como musical. El maestro acepta a Anna como su
copista, iniciándose así entre ambos una relación que cambiará sus
vidas.
Con la notable actuación de ED HARRIS (UNA HISTORIA VOLENTA, POLLOCK,
LAS HORAS, THE TRUMAN SHOW, APOLO XIII, DULCES SUEÑOS, FACHADA, TIRO DE
GRACIA) interpretando al celebrado compositor, y con la presencia de
ANNE KRUGER ( TROYA, EL DEPARTAMENTO, LA LEYENDA DEL TESORO PERDIDO ) en
el papel que significó el gran salto en su carrera, “LA PASIÓN DE
BEETHOVEN”, se centra en los últimos años de la vida del genio; un
período turbulento en el cual Beethoven se halla en plena lucha contra
la sordera, sumergido en la soledad y en una dramática situación
familiar, paradojales fuentes de inspiración para la que podría decirse
es la mejor sinfonía de la historia de la música ,la deslumbrante Novena
Sinfonía.
Dirigida por AGNIESZKA HOLLAND, LA PASIÓN DE BEETHOVEN es una co-producción
entre Gran Bretaña y Hungría, producida por SIDNEY KIMMEL ENTERTAINMENT
y FILM & ENTERTAINMENT VIP 2 MEDIENFONDS. SIDNEY KIMMEL y MICHAEL TAYLOR
son los productores, con MARINA GRASIC, ANDREAS SCHMID y ANDREAS GROSCH
en la producción ejecutiva. Escrita y también producida por STEPHEN
RIVELE y CHRISTOPHER WIKINSON (ALI, NIXON), es además co-protagonizada
por MATTHEW GOODE (MATCH POINT, DISFRUTANDO MI LIBERTAD), RALPH RIACH
(CORAZÓN VALIENTE), y BILL STEWART (ANA Y EL REY). LA PASIÓN DE
BEETHOVEN fue filmada íntegramente en locaciones de Hungría, y en su
equipo artístico-técnico se destacan RONALDO VASCONCELLOS (JUEGOS
TRAMPAS Y DOS ARMAS HUMEANTES) a cargo de la línea de producción; ASHLEY
ROWE (ALFIE) en fotografía, CAROLINE AMIES (CARRINGTON) en el diseño de
producción, y JANY TERMIME (HARRY POTTER) en el vestuario.
AGNIESZKA HOLLAND ganó renombre internacional a partir de las
nominaciones al Oscar de sus films EUROPA EUROPA, nominada al Oscar a la
Mejor Película Extranjera en 1990 y COSECHA AMARGA, también nominada al
Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1986. También son muy apreciados
sus films realizados para grandes estudios como EL JARDÍN SECRETO,
WASHINGTON SQUARE, y EL FUEGO Y LA SOMBRA. Su filmografía incluye además
OLIVIER, OLIVIER y GORCZKA, filmada en su Polonia natal. Sus trabajos
para la televisión incluyen RED WIND, un thriller producido por SYDNEY
POLLACK, emitido como parte de la serie FALLEN ANGELS; la temporada 2004
de VERONICA MARS y episodios de COLD CASE FILES y THE WIRE.”
AGNIESZKA HOLLAND nació en Varsovia y estudió dirección en la Escuela
FAMU de Praga, Checoeslovaquia, Comenzó su carrera en el cine en Polonia
como asistente de dirección de KRZYSZTOF ZANUSSI, bajo la tutela de
ANDRZEJ WAJDA, su mentor, con quien escribió varios guiones antes de
convertirse en directora, obteniendo con ellos premios en festivales tan
importantes como Cannes, 1980; Gdansk, Berlin, 1981; Montreal,
1985,1987;así como el Globo de Oro en 1991, lo cual hizo que ganara
notoriedad como integrante de la llamada Nueva Ola Polaca
SOBRE LA HISTORIA
1824. Es el estreno de la Novena Sinfonía de Beethoven y las partes para
la orquesta y el conductor aún no están listas. El editor musical Wenzel
Schlemmer (RALPH RIACH) necesita con urgencia un copista para terminar
el trabajo, y la joven Anna Holtz ofrece una ventaja: está disponible.
Aún sabiendo que trabajar con una mujer es algo que irrita tremendamente
a Beethoven, Schlemmer no tiene otra opción que contratarla. Anna lo ve
como una grandiosa oportunidad para mostrar su trabajo al famoso
compositor, y acepta ansiosamente.
“En esa época era raro que las mujeres tuvieran una carrera; que una
mujer dejara a su familia y se marchara de su pueblo para estudiar
composición era una decisión muy valiente”, dice DIANNE KRUGER. “Anna no
tiene miedo de enfrentar a Beethoven, aunque se siente, naturalmente,
intimidada por su persona”. En uno de sus primeros encuentros, al
enterarse de las ambiciones profesionales de Anna, Beethoven intenta
intimidar a la valiente y entusiasta estudiante, diciéndole que “una
mujer compositora es como un perro caminando sobre sus patas traseras:
nunca va a caminar bien, pero invariablemente te sorprende.”
Sin inmutarse, Anna ingresa audazmente en el fascinante planeta del
genio, y pasa a ser testigo de los ingentes esfuerzos de Beethoven por
explorar los más profundos rincones de su espíritu. La experiencia
significará para ella un vuelco decisivo en su persona y en su destino.
“Beethoven es uno de esos personajes que trascienden su propia vida, y
sobre los cuales se puedes decir: ‘todo lo que has oído es verdad’ –o
por lo menos casi todo”, explica la directora
AGNIESZKA HOLLAND.
“Beethoven transformó todas las nociones de la música, alterando tanto
sus reglas y convenciones como los nervios de la gente que trabajó con
él, a lo largo de toda su vida”
Rimbombante, brillante, generoso, intransigente, y también bondadoso,
Beethoven marcó las reglas del campo cultural de la Europa del primer
cuarto del siglo XIX. A diferencia de predecesores como Mozart,
Beethoven gozó de fama y reconocimiento en vida.
“Beethoven fue realmente el primer artista musical freelance”, remarca
el guionista CHRISTOPHER WILKINSON. “Componía según sus propios
términos, y no dependía, como era común en esa época, de ninguna
relación asalariada con la iglesia o la familia real. Él creía que el
talento debía ser ponderado por sobre el linaje y los títulos de
nobleza, una noción bastante radical para la época”.
Una cita muy conocida del musicólogo HAROLD C. SHOENBERG en su libro
LIVES OF GREAT COMPOSERS dice que mientras Mozart se movía en la
periferia de la aristocracia, “Beethoven golpeaba las puertas, entraba
por asalto y se acomodaba”.
ED HARRIS dice, “ Beethoven es el músico más grande que haya pasado por
este planeta. Había una fuerza que fluía a través de él, y sufrió
inimaginables tormentos para poner lo que esa fuerza le dictaba en el
papel, tal y como la experimentaba, abierta y honestamente”.
En LA PASIÓN DE BEETHOVEN, ingresamos a la silenciosa y solitaria vida
de Beethoven a través de los ojos de Anna Holtz, un personaje ficcional
basado en personajes reales, tanto en aquellos cercanos a Beethoven,
como en quienes transitaban por el imperio musical más grande de Europa.
El guionista y productor STEPHEN RIVELE comenta: “El gran desafío que
supone dramatizar los últimos años de vida de Beethoven proviene del
hecho de que él no tenía realmente nadie con quien hablar; su sordera ya
era profunda, y por ende sus relaciones habían menguado mucho. Anna nos
abre la puerta a ese mundo”.
Rivele señala que dos de las figuras históricas que se tomaron para la
elaboración del personaje de Anna son dos jóvenes varones, estudiantes
austriacos, que trabajaron codo con codo con quien fuera el copista de
toda la vida de Beethoven. CHRISTOPHER WILKINSON menciona otras dos
fuentes de inspiración: una compositora residente en Francia, Lorena
Ferenz,, enormemente influenciada por la música de Beethoven, y otra
mujer cuya simple devoción se ha vuelto una leyenda.
“ Cuando estaba por concluir mi primera búsqueda de datos, quedé
sorprendido por la famosa historia de la mujer que subió al escenario
para tomar a Beethoven de los hombros y hacer que se diera vuelta y
enfrentara al público, que le entregaba un fervoroso aplauso al concluir
la ejecución de la Novena Sinfonía”, explica WILKINSON. (Algunos autores
dicen que la mujer era Caroline Unger, una de las cantantes). “Esto nos
dio la idea de enfocar la historia desde el punto de vista de alguien
muy cercano a su corazón”.
La música de Beethoven lleva a Anna a acercarse a lo más profundo de la
mente y el espíritu de su creador, percibiendo el torbellino que lo
agita. Aunque el compositor es esencialmente un ser gregario y social,
su sordera cada vez más grave y una suma de tribulaciones lo conducen a
una creciente soledad. Es despreciado por su sobrino, Kart (JOE
ANDERSON) a quien el compositor llama “mi vida”, y vive asediado por
inestables situaciones hogareñas que no puede resolver. Intensamente
reveladora de su estado de ánimo, su música es considerada en esos años
demasiado seria para la audiencia vienesa, que prefería la frivolidad de
la ópera italiana.
“Cuando está por estrenar la Novena Sinfonía, Beethoven ha perdido los
privilegios de los que gozaba en Viena”, dice el consultor musical de la
película, PIOTR KAMINSKI. “Han pasado años desde su última sinfonía y la
audiencia no está tan interesada en la música instrumental. Audazmente,
Beethoven ha agregado cantantes a la sinfonía, lo que fue a la vez un
escándalo y una atractiva novedad. La Novena Sinfonía, que fue la
primera en tener más de una hora de duración, marcaría una de las más
grandes reapariciones de todos los tiempos”.
“El público vienés era sofisticado, educado y muy conocedor de música,
un público difícil de impresionar”, agrega CHRISTOPHER WILKINSON. “
Beethoven lograría desorientarlo”.
Luego del éxito del estreno, con Viena a sus pies otra vez, Beethoven
comienza a escribir sus últimos cuartetos de cuerdas, imbricados de un
sonido nuevo y desconcertante, que él mismo describe como una puente
hacia una forma completamente nueva de música. En una de las escenas más
reveladoras de la película, Beethoven le dice a Anna que Dios no existe
ni en la mente ni en el alma de los hombres, sino en las entrañas.
“Su último período es tan intenso y tan profundo que compromete incluso
su salud”, dice HOLLAND. “Del dolor de
su etapa de mayor agonía nace su música más compleja y más hermosa.
Nosotros quisimos ser fieles a su biografía, pero también tomándonos las
licencias artísticas que necesitáramos. En el guión resuenan tanto la
tragedia como la comedia, así como tratamos de revelar el impacto de
Beethoven en la historia, cómo a partir de él cambia la noción de genio,
y la relación entre los compositores y la sociedad”.
Dice ED HARRIS, “Su fortaleza era impresionante. Estaba enfermo, sordo,
y terriblemente solo, y aún así sentía que debía sacar esa música de
dentro de sí, cosa que hizo hasta el día de su muerte”.
De tan miserable dolor, tan pura belleza. Como Beethoven confiesa en la
película, “la soledad es mi religión”.
Acercar a los públicos más jóvenes a los últimos cuartetos de cuerdas
del compositor fue una de las principales motivaciones del guión de
RIVELE y WILKINSON. El interés de ambos de abocarse a la historia del
fabuloso compositor data de principios de los 90, siempre interesados en
concentrarse en sus últimos años. El conocido film AMADA INMORTAL
(INMORTAL BELOVED), de BERNARD ROSE, se centra principalmente en el
romance de Beethoven con una mujer desconocida, un hecho
cronológicamente muy anterior.
RIVELE dice, “Los últimos cuartetos son lo más sublime e inaccesible de
toda su música; un lenguaje que él inventó para expresar el torbellino
espiritual que estaba atravesando en ese momento de su vida. Queríamos
crear un contexto dramático capaz de llevar esa grandiosa música a una
audiencia que realmente la apreciara”.
A pesar de su inicial incapacidad para comprender completamente ese
nuevo lenguaje musical, la obsesión de Anna con Beethoven se acrecienta,
amenazando incluso con consumir su vida, poniendo en jaque la relación
de la muchacha con su competente y bienintencionado pretendiente, Martin
Bauer (MATTHEW GOODE).
Martin es arquitecto, ingeniero, y estudia ciencia, y no puede sino
vivir el deseo de Anna de entrar al mundo de la composición musical,
históricamente masculino, con aprehensión y recelo, y su desconfianza se
concentra en Beethoven.
“Anna y mi personaje comparten una chispa mutua, desde la perspectiva de
los opuestos que se atraen, pero él es un hombre muy de su época,
inmerso en una sociedad patriarcal, y quiere que ella juegue el papel
tradicional de esposa”, dice MATTHEW GOODE. “Beethoven se refiere
despectivamente a él como el “Hombre de Hierro”, insinuando que no tiene
alma. Martin sirve como una suerte de factor conflictivo, no sólo entre
Beethoven y Anna, sino también entre las ciencias y las artes”.
En la noche del estreno, Martin no puede dejar de apreciar la
conmovedora alegría de la Novena Sinfonía, dándose cuenta al mismo
tiempo del increíble efecto que tiene esa música sobre Anna, lo cual la
llevará a someterse cada vez más al campo gravitatorio de Beethoven, muy
lejos del suyo.
“Martin siente que Anna está haciendo de su vida algo muy diferente de
lo que ella realmente supone que hace”, dice DIANE KRUGER. “Beethoven ha
intensificado sus ambiciones y sus deseos, y ella comienza a dudar sobre
si puede estar con alguien que no aprecia el arte y la música, y
consecuentemente tampoco lo que ella desea, ni siquiera su talento”.
Cuando comienza a alejarse del hombre que ama, y acercarse al que
reverencia, Anna se siente de repente sumergida en el aura de Beethoven.
Se vuelve musa y testigo de una lucha profunda entre la mortalidad y la
incontrolable voluntad humana, una confrontación épica cuya expresión
musical ha atravesado desde entonces el corazón de la humanidad.
“Esta historia es el testimonio de cómo el deseo y la inspiración se
imponen al caos”, dice STEPHEN RIVELE. “Beethoven, que alguna vez se ha
reído de ella y de sus ambiciones, le pide a Anna que lo ayude con los
últimos cuartetos de cuerdas; lo que será su legado al futuro de la
música. Ella aprenderá el sentido más profundo de la creación musical, y
encontrará la fortaleza para volverse una verdadera artista, responsable
de su propia creación”.
SOBRE LA PRODUCCIÓN
“Veo a Beethoven aquí, frente a mí”, dice el escritor y productor
CHRISTOPHER WILKINSON el primer día de filmación, “pero ¿qué han hecho
con ED HARRIS?”
Como en otras notables interpretaciones en películas tales como POLLOCK
y LAS HORAS, ED HARRIS, cuatro veces nominado al Premio de la Academia,
se sumergió física y mentalmente en un papel nuevamente arduo en su
exigencia artística; esta vez, el de una de las figuras más icónicas de
la historia. Fiel a su reputación de meticulosidad en la preparación,
HARRIS pasó meses practicando piano y violín, estudiando conducción
orquestal, y leyendo vorazmente libros sobre la vida y la obra de su
personaje. Todo con el fin, como dice el propio HARRIS, de “intentar
dilucidar, espiritual e intelectualmente, de dónde proviene la
musicalidad de Beethoven”.
La directora AGNIESZKA HOLLAND dice, “ED HARRIS es uno de los pocos
actores de su generación con la profundidad, el intelecto y el coraje
suficiente para atravesar un camino tan difícil. El papel requiere de
todo su compromiso y talento”.
Como también lo requiere el de DIANE KRUGER. WILKINSON remarca “Ver a
DIANE hacer una escena me ayudó completamente a entender por primera vez
el guión que STEPHEN y yo habíamos escrito”.
Como HARRIS, KRUGER estudió música y dirección orquestal, y estaba
familiarizada con el trabajo del compositor, por haber crecido en
Alemania, donde la música es inculcada en los jóvenes desde muy temprana
edad.
KRUGER recuerda, “ED, AGNIESZKA y yo nos conocimos en Los Angeles un año
antes de comenzar a filmar. Pasamos alrededor de un mes leyendo,
ensayando y aceitando todos los detalles, por lo que para la época en
que fuimos a Budapest, ya teníamos una idea bastante precisa de lo que
queríamos hacer.
“Beethoven tuvo una vida interesante y llena de desafíos. Creo que el
guión lo revela como una persona real, y no según la representación
mítica que se tiene de él”.
El productor y guionista STEPHEN RIVELE dice, “No investigué mucho sobre
Beethoven, porque en rigor he vivido junto a él 30 años de mi vida. Lo
descubrí a los 13, cuando mi madre trajo a casa una grabación de la
Quinta Sinfonía. Desde entonces, he sido un gran devoto suyo. Él es para
mí tan real como si lo hubiera conocido personalmente”.
La filmación de LA PASIÓN DE BEETHOVEN se inició el 5 de abril de 2005,
en los bosques en las afueras de Budapest, Hungría, con una intensa
escena en la cual Beethoven, Anna y otros dos personajes llegan
desesperadamente a bordo de un carruaje a toda carrera en busca de Karl
van Beethoven, interpretado por el joven actor británico JOE ANDERSON.
Karl es un alma conflictuada, abrumado por las expectativas de su tío de
que siga sus pasos.
“Era el primer día de filmación y yo ya tenía que hacer la escena más
emocionante de mi personaje en toda la película”, dice ANDERSON. “ Y no
hubo margen para el precalentamiento”.
También fue difícil para HARRIS y KRUGER, quienes debieron pasar varias
horas en medio de una primavera bastante calurosa corriendo por el
bosque con abrigadas ropas de lana.
Al día siguiente, la producción se mudó a los Mal Film Studios de
Budapest, donde se filmaría durante más de tres semanas en los sets que
ambientaban los aposentos de Beethoven en Viena. Oscuros, desordenados y
con un estilo particular, en esos sets transcurriría la mayor parte de
la historia y de la relación entre Beethoven y Anna.
“La estructura de la historia es de algún modo similar a la de una obra
teatral”, remarca AGNIESZKA HOLLAND, “con los personajes moviéndose
activamente dentro y en torno a las habitaciones de Beethoven”.
Con el fin de lograr un ambiente que les garantizara a los actores
espacio suficiente para caminar, y que a la vez permitiera encarar
diferentes ángulos de cámara, la diseñadora de producción CAROLINA AMIES
creó una “estructura laberíntica que implicaba trampear un poquito la
realidad, diseñando un espacio suficientemente interesante y apto para
que los personajes pudieran recorrerlo en su totalidad sin que esto
implicara trayectos largos. No queríamos que la habitación, o la
película misma, se vieran como una pieza de museo, aunque nos esforzamos
por capturar el espíritu y el color de la época. Creamos una paleta de
colores muy ajustada, y a la vez rica y variada, y utilizamos solamente
materiales que estuvieran disponibles en esa época –ni vinilo ni
plástico- , que pusimos a disposición de artesanos muy preparados, que
sabían manejarlos muy bien”.
La vivienda de cuatro habitaciones es muy desprolija, con vajilla sin
lavar, papeles desparramados, instrumentos diversos, dos pianos, y
varios otros elementos ubicados aquí y allá.
“Beethoven era muy desordenado; su mente estaba siempre ocupada en la
música, ni por asomo en limpiar, y tuvo muchas amas de llaves”, dice
AMIES. “Me sorprendió saber que durante su estadía en Viena se mudó al
menos cincuenta veces. Habitualmente lo hacía exclusivamente para
escapar de las amas de llaves, de las cuales era muy desconfiado. Por
ejemplo, controlaba todas las boletas muy meticulosamente, siempre
sospechaba que lo estaban engañando”.
Primero, AMIES hizo un esbozo de lo que sería la vivienda de Beethoven
en el reverso de una postal, en un hotel en Viena, donde se encontraba
investigando, y se la envió por fax a HOLLAND. Para sus estudios, visitó
archivos, museos, dos de los lugares auténticos donde había vivido
Beethoven, examinó partituras originales (“¡Su tinta en su papel!”), y
caminó por una de las pocas calles aledañas a una de sus viviendas que
todavía sigue intacta.
“Comencé a enamorarme de él cuando empecé a saber más sobre su vida”,
dice. “Él tenía una rutina muy estructurada…se levantaba siempre a la
misma hora, se hacía el café –exactamente 60 granos- trabajaba siempre
en el mismo horario, hacía sus comidas en el mismo lugar, y luego se iba
a la cama a las 9 de la noche para leer a Goethe o Schiller.
“Disfrutaba del vino tinto, y ocasionalmente salía, pero su sordera le
hizo retraerse cada vez más, lo que podría explicar, tal vez, la
extraordinaria originalidad de su música: no estaba influenciado por
nada de lo que ocurría a su alrededor”.
Uno de los dispositivos más notables que se halla en las habitaciones
del maestro es un objeto de metal que se ataba alrededor de la cabeza, y
que lo ayudaba a canalizar el sonido en dirección a sus oídos. “No hay
un registro exacto de la cantidad de elementos y recursos a los que
apeló para amplificar el sonido”, dice AMIES, “pero sí hay indicios de
ciertos instrumentos que modificó para ayudarse a oír”.
La sordera del compositor es evidente en las escenas filmadas en el
hermoso Museo Etnográfico de Budapest, sede de dos días de rodaje, y
donde el ensayo de la innovadora Grosse Fogue deja al Archiduque
(NICHOLAS JOBES) preguntándose si el impresionante genio ha perdido por
completo justamente la genialidad. El Museo sirve además como locación
de la confrontación entre Beethoven y Martin Bauer, que Anna presencia
alarmada. Al igual de lo ocurrido a JOE ANDERSON, la escena más intensa
lo aguardaba a MATTHEW GOODE en su primer día de trabajo.
“Creo que fue algo muy útil a la verosimilitud del relato”, dice GOODE,
“ el hecho de que yo tuviera que confrontarme por primera vez con
alguien tan intimidatorio como ED HARRIS cuando justamente rodábamos la
escena en que mi personaje se encuentra por primera vez con Beethoven.
ED es un hombre generoso y sumamente considerado, realmente, pero cuando
lo tienes allí, enfrente, dando vueltas por toda la habitación y de
repente te mira, sumergido en el personaje, es bastante fácil olvidarse
de todo y ponerse nervioso”.
Luego de completar las escenas en el museo, la compañía se trasladó a un
viejo castillo en el distrito de Zichy, sobre el Danubio, donde fueron
instalados los sets de la imprenta de Schlimmer, y la taberna de Krenski
(la cervecería favorita de Beethoven).
“El lugar estaba abandonado; alguna vez había sido utilizado como
depósito de armas”, dice CAROLINA AMIES. “La oficina privada de
Schlemmer tenía un sofá cama rodeado de instrumentos musicales,
incluyendo una replica de una espineta y un antiguo piano de mesa, de
época, original, donde Schlemmer toca en un escena con Anna”.
En esa secuencia, Schlemmer añora las hermosas melodías que Beethoven
había compuesto alguna vez, y asume su desconcierto ante los disonantes
sonidos de su obra reciente.
DIANE KRUGER dice, “Anna tampoco logra comprender los nuevos trabajos de
Beethoven hasta que una noche, cuando regresa a Viena luego de visitar a
su padre enfermo, de repente la música se enciende en ella. Le da voz a
todos los sentimientos y emociones que está experimentando”.
Aledaña a la oficina de Schlemmer está ubicada la imprenta, con su
correspondiente prensa, donde abundan las impresiones originales y las
réplicas de libros. AMIES explica que “en esa época, Viena estaba
inundada de compositores, y había una gran demanda de gente que supiera
copiar a mano las partituras originales, que por lo general eran
bastante complicadas y desprolijas. Estas partituras escritas a mano
eran grabadas en planchas de metal, con las cuales se las imprimía, para
ser luego cosidas y prensadas”.Cada instrumento implicaba una partitura
por separado; una orquesta podía requerir hasta 100 partituras.
“Tuve que aprender todo el proceso de impresión en láminas de cobre, lo
que requiere ácidos, barniz de cera de abejas, y un ambiente templado”,
dice AMIES. “Al día de hoy, el procedimiento sigue siendo el mismo”.
El set de la imprenta de Schlemmer está separado por un panel del set
del pasillo que, al comienzo de la película, atraviesa Anna rumbo al
despacho de Schlemmer. Prolijamente recubierto de finos paneles de
madera, y de un mobiliario dedicado a archivos, ese corredor está en
realidad ubicado en un edificio construido hace 300 años en el casco
histórico del centro de Sopron, cerca de la frontera austriaca. Se
acumulan allí incontables registros cívicos, así como de los eventos
memorables de la región, libros antiquísimos y documentos. Gracias a la
magia del diseño de producción, Anna atraviesa el corredor e ingresa a
la oficina de Schlemmer, en una transición sin suturas ni quiebres ente
los dos sets.
Colonia romana en sus orígenes, Sopron luce ahora como un barrio
medieval, repleto de hermosos campanarios y calles de adoquines que
llevan a iglesias y sinagogas que datan del Siglo XII. La zona sería
locación de una de las secuencias más importantes de la película, que
involucra cientos de extras, en la cual Anna vaga por las populosas
calles de Viena. “La ciudad sirve para representar Viena, porque tiene
una arquitectura similar, y por su proximidad con Austria y sus
influencias”, dice AGNIESZKA HOLLAND. “En tanto regiones bajo el Imperio
Austro-Húngaro, ambos países comparten una historia y una cultura”.
Otro de los importantes sets que se instalaron en Sopron es el que
corresponde a la vivienda de Martin Bauer, y el exterior de la sala de
conciertos donde una multitud delirante recibe a Beethoven luego del
estreno de la Novena Sinfonía. A su vez, la tarea monumental de filmar
fragmentos de la sinfonía fue encarada en el Teatro Katona Jozsef,
situado en Kecskemet, Hungría,
Allí, y a lo largo de cuatro exigentes jornadas, ED HARRIS y DIANE
KRUGER condujeron a los 55 miembros de la Orquesta Sinfonía de Kecskemet,
y a los 60 aclamados miembros del Coro de Kecskemet, en cuatro segmentos
diferentes de la sinfonía, que luego serían concentrados en alrededor de
10 minutos de película. La versión que se escucha proviene en realidad
de una grabación del año 1996, de modo tal que la orquesta y el coro de
Kecskemet simularon la ejecución, en un verdadero esfuerzo de playback
colectivo. Para lograrlo eficazmente, se necesitaba que llevaran
exactamente el compás, lo que significó una presión extra para HARRIS.
“Lo hizo brillantemente” , dice el consultor musical PIOTR KAMINSKI.
“Quedé verdaderamente impresionado; por lo que vi, y a través de los
comentarios de los músicos, la habilidad de ED para dirigir la orquesta
a través de todas las secciones fue extraordinaria”, dice KAMINSKI. “Fue
estupendo, completamente convincente, y lo mismo vale para DIANE, que ha
tenido que dirigir desde una posición difícil, desde el foso”.
ED HARRIS dice, “luego de cierto nerviosismo inicial, el coro y la
orquesta se dieron cuenta de que yo tenía alguna idea de los que estaba
haciendo, y de que había hecho todos los deberes; a partir de allí,
cuantas más tomas hacíamos, más libre y placentero se volvía todo. Hubo
un momento en que, durante un segmento justo antes del final, AGNIESZKA
gritó ‘corten’, pero nosotros no pudimos detenernos. Yo seguí dirigiendo
y ellos siguieron tocando hasta el final. El teatro se levanto en
aplausos, fue un momento muy gratificante”.
El trabajo en secuencias como esa fue tan agotador como divertido para
el elenco y la producción. Cientos de extras prolijamente vestidos con
ropa de época llenaban el auditorio, y entre ellos se mezclaba MATTHEW
GOODE, cuyo personaje, Martin Bauer, a pesar de su animosidad personal
hacia Beethoven, es desbordado hasta las lágrimas por la música. GOODE
quedó encantado con la experiencia.
“Se me hizo la piel de gallina solo con verlo a ED dirigir”, dice.
“Sentí como si me hubieran transportado en el tiempo, al verdadero
evento. La última toma fue tan emocionante como la primera”.
Aunque hay más de 100 grabaciones de la Novena Sinfonía, el editor
musical ANDY GLEN dice que la grabación del sello Decca de 1996, de
BERNARD HAITINK frente a la afamada Royal Concertgebouw Orchestra de
Ámsterdam (formada en 1888) fue la que mejor parecía adaptarse a las
ideas de la directora.“Desde luego, se detectan variaciones entre las
diferentes grabaciones de la obra, y AGNIESZKA quería una con un tempo
más rápido y mucha energía”. Dice GLEN.“Escuchamos y analizamos
alrededor de media docena de grabaciones antes de quedarnos con la
versión de HAITINK”.
Usando un programa especial de computación desarrollado por GLEN,
llamado “Spotting Notes”, se puede encarar el playback de la banda de
sonido tomando como referencia 80 puntos exactos tanto de ejecución como
de medida de los compases. Además, la música del film incluye una
composición original, el “Tema de Anna” (escrito por ANTONIN GROSS
LAZARKIEWICZ), y parte de la partitura fue interpretada con instrumentos
de principios del siglo XIX, que tenían diseños diferentes y niveles más
bajos de afinación que los actuales. El violín y el violoncelo, por
ejemplo, tenían curvas distintas y requerían una técnica diferente a la
que se emplea hoy en día.
Algunos de esos instrumentos de época se vieron sobre el escenario del
Teatro Katona Jozsef en la ejecución de la Novena Sinfonía. Construído
entre 1895 y 1896 por los arquitectos Ferdinand Fellner y Hermann Helmer,
el teatro es de estilo ecléctico con ornamentaciones neobarrocas. La
capacidad original de 900 espectadores fue reducida a 300 luego de su
reconstrucción en 1986.
Los interiores, donde predomina el rojo y el marrón oscuro de la madera,
se ven engalanados con la luz de 600 velas. De pié frente a la orquesta,
el Beethoven de ED HARRIS está vestido de un modo que la diseñadora de
vestuario JANY TEMIME describe como “gastado, pero elegante. Quería que
tuviera la apariencia de una estrella envejecida; alguien que todavía
conserva un sentido de la elegancia, pero que ya no le interesa”.
Temime confeccionó más de 650 vestidos de época para la película,
inspirándose en los retratos del maestro francés JEAN AUGUSTE DOMINIQUE
INGRES (1780-1867). Todos los trajes y las telas provinieron de Londres,
incluyendo 100 vestidos de noche.
“1824 fue un período de transición en lo que hace a la ropa femenina”,
remarca TEMIME, “porque se bajó la línea de la cintura. Yo mantuve la
cintura alta, igualmente, porque así es más fácil identificar la época”.
Para Anna Holtz, TEMIME diseñó vestidos y tapados sencillos, del estilo
de los que “Anna, una chica trabajadora de bajos recursos, se hubiera
hecho a mano. Tiene sólo dos, que diseñamos siguiendo antiguos moldes, y
a los que luego les aplicamos un tratamiento de desgaste en base a
plancha y jabón”.
El vestuario de MATTHEW GOODE, dice, “refleja refinamiento, dinero y
elegancia. La gente como él solía encargarse la ropa con algún sastre
importante; cuidaba mucho su apariencia”.
Asumiendo una obsesividad parecida, en su rol de “conductora” de la
película, la directora AGNIESZKA HOLLAND tuvo al mismo tiempo, en el set,
mano de hierro y de terciopelo.
Dice KRUGER “AGNIESZKA es la capitana del barco, y es muy decidida, y
muy preparada. Es una gran directora, con un poderoso concepto visual, y
ama a los actores, aún cuando pueda llegar a confrontar con nosotros, si
se trata de mejorar nuestras actuaciones”.
Esta es la tercera vez que HOLLAND Y HARRIS trabajan juntos, Dice el
actor: “AGNIESZKA es una querida amiga, a quien conozco hace 20 años.
Ella sabe bien lo que hace. Teníamos un calendario muy apretado, y mucho
que filmar cada día; pero de algún modo ella siempre logra terminar con
todo a tiempo , y yo la miro y me maravillo. Estoy muy orgulloso de
trabajar con ella”.Para el personaje de Beethoven, AGNIESZKA dice que
intentó ser fiel al espíritu del gran compositor trayendo su música
extraordinaria a aquellos que aman su obra, y también a los que la
escuchan por primera vez.“La música no es una ilusión en la película. La
usamos, como Beethoven en su momento, para reflejar un período de la
historia según las normas de un estilo popular. Eso es Beethoven , su
música era muy de su tiempo, y aún así era eterna”.
Reflexionando sobre las contradicciones en la vida de Beethoven,
AGNIESZKA se pregunta cuánto habrá afectado la creciente sordera en la
música del compositor. “Es una paradoja que lleva a uno examinar la raíz
de la noción de genio”, dice. “La sordera no parece haber disminuido su
brillantez. Beethoven construyó un puente desde el romanticismo clásico
a la música moderna, y luego lo destruyó de modo de que no hubiera
vuelta atrás.
“La sordera debe haberlo llevado a escapar de las influencias
contemporáneas y a existir solitariamente en su propio mundo”,
reflexiona ED HARRIS. “ Fue un verdadero iconoclasta, volcado a cambiar
las cosas completamente”.
STEPHEN RIVELE concluye: “Encontré casualmente una grabación que
reconstruye cómo escuchaba Beethoven cuando perdió el oído. Y lo que se
escucha suena sencillamente enloquecedor para cualquiera, lo que me hace
preguntarme cómo no se volvió loco. Silbidos, aullidos, explosiones y
frustrantes silencios que se hacen cada vez más agudos. Debía ser un
hombre muy valiente, dueño de una gran determinación para poder seguir
trabajando como lo hizo; produciendo, desde mi punto de vista, la música
más poderosa, conmovedora, heroica y espiritual de nuestra
civilización”.
“LAS COPIAS DE BEETHOVEN”
Durante la filmación de la película, tanto en el set como frente a la
cámara, se necesitaron cientos de páginas de partituras musicales para
lograr, por un lado, verosimilitud visual y, por otro, para que fueran
utilizadas por Ed Harris, Diane Kruger, el coro y la orquesta en sus
interpretaciones musicales. La tarea de copiar a mano, clasificar,
controlar, y poner a disponibilidad de músicos e intérpretes esa enorme
cantidad de partituras recayó sobre la londinense EMILY LUYTENS, la
“Anna Holtz” de la producción. Aquí describe la experiencia…
Inicialmente, el proceso de “La Pasión de Beethoven” fue extremadamente
desalentador; un primer análisis del guión revelaba la exigencia de una
disección profunda e intrincada de la Novena Sinfonía, de Grosse Fugue y
de varias piezas adicionales para cuartetos. Todo el guión estaba
condimentado con referencias a partituras que Beethoven y Anna copiarían
para luego tocarlas. Las anotaciones de Beethoven van desde borradores
extremadamente abstractos hasta pequeñas anotaciones desordenadas y de
difícil lectura. Éstas varían de acuerdo a su estado de ánimo; la
angustia y la frustración son visceralmente expresadas en algunos de sus
manuscritos por tachaduras. Yo opté por copiar directamente de los
facsímiles originales de sus partituras para entender el sentido de su
taquigrafía musical. Afortunadamente, la letra de Beethoven es bastante
parecida a la mía; unos garabatos prácticamente ilegibles inclinados
hacia delante.
Luego de desglosar el guión escena por escena, los asesores musicales de
Londres, MARGARET RODFORD y ANDY GLEN, me enviaron las páginas de las
partituras con los números de los compases que correspondían a cada
escena. El desafío era hacer que cada manuscrito se viera como un
hermoso dibujo y que además fuera preciso. Trajimos plumas de Canadá,
que demostraron ser inestimables; la punta flexible es casi como un
pincel, y nos permitió crear notas que resultaran también casi
abstractas en la forma, muy similares a la escritura china.Un copista
musical húngaro me explicó dónde podía permitirme tomar atajos, y qué
partes podía resumir más fácilmente. Así, y con un poco más de práctica,
pude copiar directamente de las partituras impresas.El método de copiado
practicado por Anna surgió también de un esfuerzo conjunto del mismo
excelente copista húngaro que nos asistió en el guión, y mío.
Rápidamente descubrí que podía reproducir las marcaciones fluidas de
Beethoven mucho más fácilmente que lo que ocurría con las tan ordenadas
y controladas anotaciones de Anna. Así, la mayor parte del copiado de
Anna, con excepción de algunas piezas, fue realizado por un hombre de 65
años, mientras que yo hice todo el de Beethoven. Una interesante
inversión, me parece.
Es importante mencionar que DIANE KRUGER demostró ser
extraordinariamente buena para escribir música hermosamente, y en la
gran mayoría de las escenas con planos cortos es su mano la que aparece
. ED HARRIS también se reveló como excelente para escribir música en el
estilo de Beethoven, y a partir de apenas algunas referencias pudo
escribir el final de la Novena Sinfonía en cámara maravillosamente.
SIDNEY
KIMMEL ENTERTAINMENT en asociación con MYRIAD PICTURES presenta una
producción VIP MEDIENFONDS 2 y MICHAEL TAYLOR, en coproducción con
EUROFILM STUDIO y KFT - LA PASION DE BEETHOVEN - Título original:
COPYING BEETHOVEN - Duración: 104 minutos - Origen: Estados
Unidos/Alemania/Hungría
Dirección AGNIESZKA HOLLAND - Guión STEPHEN J. RIVELE, CHRISTOPHER
WILKINSON - Productores Ejecutivos ERNST GOLDSCHMIDT, MARINA GRASIC,
ANDREAS GROSCH, JAN KORBELIN, ANDREAS SCHMID - Producida por SIDNEY
KIMMEL, STEPHEN J.RIVELE, MICHAEL TAYLOR, CHRISTOPHER WILKINSON - Co-Producida
por ALEX LEWIS, BRUCE WEBB - Línea de producción ROLANDO
VASCONCELLOS - Fotografía ASHLEY ROWE - Montaje ALEX MACKIE - Diseño
de Producción CARLOLINE AMIES - Dirección de Arte PAUL GHIRARDANI,
LORAND JAVOR - Estenografía ZOLTÁN HORVATH - Vestuario JANY TEMIME -
Maquillaje y Peinados TREFOR PROUD - Primer Asistente del Director
MATTHEW PENRY DAVEY - Sonido ADRIAN RODHES - Supervisión Musical
MAGGIE RODFORD - Edición Musical ANDREW GLEN - Musica ANTONI
LAZARKIEWICZ - Supervisión Musical MAGGIE RODFORD - Casting
PRISCILLA JOHN
ELENCO
ED HARRIS Ludwig van Beethoven / DIANE KRUGER Anna Holtz / RALPH
RIACH Wenzel Schlemmer / BILL STEWART Rudy / ANGUS BARNETT Krenski
/VICTORIA DIHEN Magda / PHYLLIDA LAW Madre Canisius / MATTHEW GOODE
Martin Bauer / GABOR BOHUS Schuppanzigh
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