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De CHRISTOPHE
BARRATIER, el celebrado director de LOS CORISTAS llega ahora LA CANCIÓN
DE PARÍS, un poderoso y emotivo fresco épico de un modo de vida parisina
ya desaparecido, con toda su humanidad, sus melodías, sus pintorescos
personajes, sus eventos triviales, sus esperanzas y, como telón de fondo
de todo ello, los signos premonitorios de un trágico y caótico conflicto
mundial sin precedentes.
Es la primavera de 1936. La acción tiene lugar en un vecindario de clase
obrera del norte de París, un barrio que alguna vez tuvo un nombre pero
que ahora todo el mundo conoce como el “faubourg”. Desde la cima de la
colina, puede verse de un lado el Paris clásico, y del otro los extensos
suburbios de la ciudad. Y allí, una pequeña plaza, algunas tiendas,
viejos edificios, calles adoquinadas y la fachada descascarada del
music-hall del barrio, el Chansonia. En este barrio proletario, el
triunfo del Frente Popular en las elecciones es celebrado con gran
entusiasmo, y la esperanza de un futuro mejor, aunque también la euforia
provoca el surgimiento de ciertos extremismos. Entre las promesas del
nuevo gobierno, se destaca la famosa ley de vacaciones pagas, la cual
permitirá que muchos trabajadores puedan ver el mar por primera vez. A
comienzos de Mayo, tres vecinos del faubourg, trabajadores de varieté
los tres, y grandes amigos, no parecen compartir las encendidas
esperanzas de los demás. El Chansonia, el music-hall donde trabajaban,
hace cuatro meses que ha cerrado sus puertas, dejándolos sin empleo.
Pigoil (GÉRARD JUGNOT), es un utilero con treinta años de trabajo en el
Chansonia. En su condición de flamante desocupado, puede perder la
custodia de su hijo de doce años, Jojo (MAXENCE PERRIN), lo cual también
le impediría cumplir su viejo sueño de llevarlo a conocer el mar.Milou (CLOVIS
CORNILLAC), es un electricista impetuoso y mujeriego, símbolo de la
“aristocracia proletaria”, vocero de toda clase de demandas, quien está
decidido a cambiar el mundo.Jacky (KAD MERAD), es el ex – “hombre
sándwich” en el Chansonia; después de cargar su cartelera con los
nombres de las grandes luminarias del salón durante tantos años, Jacky
sueña con que algun día el rey del music-hall será él. Convencido de que
tiene un enorme talento para las imitaciones, constantemente está a la
pesca de contrataciones que nunca consigue…
Apoyados por los vecinos, quienes viven al compás de la radio de
Monsieur TSF (PIERRE RICHARD), los tres amigos deciden hacerse cargo de
su destino: van a tratar de torcerle la mano a la adversidad ocupando
las instalaciones del Chansonia para producir y estrenar allí mismo el
exitoso, gran musical que los hará famosos y les permitirá comprar el
lugar. Cada uno de ellos tiene motivaciones diferentes, pero todos
comparten un mismo objetivo: encontrarle un nuevo sentido a sus
vidas.Pero, además de su falta de experiencia, tendrán que lidiar con el
antagonismo del “padrino” del barrio, Galapiat (BERNARD-PIERRE DONNADIEU),
y conciliar sus ambiciones con el inesperado arribo de una misteriosa y
atractiva joven cantante, Douce (NORA ARNEZEDER).
CHRISTOPHE BARRATIER lo sabía: todo el mundo iba a estar expectante.
Cuatro años después de haber conocido el éxito con LOS CORISTAS, ¿cómo
iba a ocurrírsele hacer otra película con música, con canciones, y con
GÉRARD JUGNOT? Pero aquí está LA CANCION DE PARIS, porque CHRISTOPHE
BARRATIER asume el desafío, reincide y, contra todos los pronósticos,
(incluso el nuestro, de mala fe), lo ha hecho muy bien, y aún mejor.
Esta vez, nos cuenta la hermosa y gran historia del Faubourg 36 en la
París de los años 30. Entre la comedia musical y la comedia dramática,
describe una París no del todo real, no del todo imaginaria. No hay más
remedio que remitirse a MOULIN ROUGE de BAZ LUHRMAN pero, en lugar de
optar por una cámara giratoria, aquí la cámara está bien firme sobre sus
pies. Por eso, lo primero que llama nuestra atención es la belleza
visual, sobrecogedora desde el primer plano-secuencia, que no deja de
recordarnos la entrada de Henry Hill al Copacabana en BUENOS MUCHACHOS
del maestro SCORSESE. BARRATIER pasa del travelling a largos planos
compuestos, del plano muy largo sobre el barrio a planos muy cortos
sobre el rostro, todo con una fluidez sorprendente. Bellos planos,
entonces, iluminados por TOM STERN, el fotógrafo de CLINT EASTWOOD.
Sobran las palabras. Un valiosísimo elenco ha superado nuestrasexpectativas
(otra vez nuestra mala fe): los actores son irreprochables. Y, entre
ellos, KAD, CLOVIS y GÉRARD le ponen alma a la canción y salen airosos
de ella. Citar todos los buenos papeles secundarios de LA CANCIÓN DE
PARÍS, sería demasiado largo, pero señalemos que PIERRE RICHARD está
simple y absolutamente excelente. El elemento musical, una vez más,
fluye sin fisuras, porque BARRATIER se inmiscuye en el universo del
music hall poniendo a cargo a REINDHARDT WAGNER y FRANK THOMAS, dos
autores extravagantes que firman las canciones y los aires de acordeón.
Además, tome nota: la única figura femenina, NORA ARNEZEDER es una
actriz a seguir muy de cerca. LA CANCIÓN DE PARÍS es un reencuentro con
los buenos sentimientos, con la relación padre-hijo, con las virtudes de
la amistad y la redención por la música; un cuento humanista cargado de
una energía visual y de una cuota de euforia tan vitales que sería una
lástima perderlas.
Mathilde Grosjean – Comme au Cinema
ENTREVISTA CON FRANK THOMAS Y REINHARDT WAGNER
Son sus canciones las que motivaron a Christophe Barratier para hacer La
Canción de París, ¿qué es lo que los incitó a escribir y componer
canciones con el espíritu de esa época?
Frank Thomas – Como siempre, las cosas nacen un poco por azar. Resulta
que 1936 es el año de mi nacimiento. No sé bien por qué, yo había
escrito muchas letras sobre esa época, donde aparecía un acordeonista.
Pero no tenía ningún objetivo preciso. A menudo me sucede que escribo
letras sin saber por qué o para qué. Y luego, un día, entre 1992 y 1993,
un amigo me presenta a Reinhardt Wagner, a quien yo ya conocía de
nombre, por haberlo buscado en los créditos de películas. Él me propuso
hacer canciones juntos. Le di una de mis letras, y no de las más
simples, ¡para probarlo! Algunos días después, tocó para mí la música
que había escrito ¡Era formidable! Enseguida me di cuenta de que él no
es solamente un excelente melodista, sino también en verdadero
compositor.
Reinhardt Wagner – Es necesario decir que su texto era muy fuerte! Yo
descubrí en Frank un autor formidable. Digo autor, y no libretista.
Frank no se contenta con escribir una canción sobre tal o cual tema, es
capaz de apropiarse de una idea y de superarla. Es un poeta que crea su
propio universo. Tiene el poder de encontrar la frase que cae justo, de
dejarse envolver por las palabras. Luego de esa primera canción, me
envío otras letras, y yo compuse nuevasmúsicas. Continuamos así durante
un tiempo, así hasta que un día me di cuenta de que todas las canciones
que tuvieran que ver con el acordeón podían formar un todo. Le dije que
podíamos hacer una suerte de historia del acordeón, o algo así, para la
televisión,. Después, Roland Topor, que era uno de nuestros amigos, no
sugirió la idea de hacer una película, un musical. Frank encontró
enseguida el título: Faubourg 36.
Frank Thomas – Tuvimos la idea de hacer una crónica de un barrio de
París en 1936. Me dispuse a escribir una decena de páginas. Nos
encontramos con Christophe, que trabajaba con Jackes Perrin. En aquel
momento, él se ocupaba solamente de la producción, todavía no de la
dirección
Reinhardt Wagner – Se interpretaron y cantaron las canciones para él, y
le gustaron. Nos dijo: “podríamos hacer una película”. Frank y
Jean-Michelle Derenne comenzaron a escribir un guión, y se pudieron a
buscar a alguien para dirigirlo. Algunos estaban interesados, pero
tenían otros proyectos que hacer antes. Otros no confiaban en absoluto
en una película musical. El proceso duró años. El tiempo pasaba y no
podíamos encontrar alguien que tomara el proyecto en sus manos. Había
devenido en la Arlesienne. Nuestros amigos se reían de nosotros: “Y la
famosa película ¿dónde está?!”
Frank Thomas – Un tiempo después, Christophe hizo un cortometraje, Les
Tombales con Lambert Wilson. Luego, Los Coristas, con el éxito que ya
sabemos. Cuando buscaba un tema para su segunda película, La Canción de
París emergió a la superficie. Hablamos de ella. Me pareció una muy
buena idea que él fuera “nuestro” realizador. Porque, además, es músico,
ese universo le iba bien… Su deseo y el éxito de Los Coristas aceleraron
la puesta en marcha del proyecto. Mantuvo el punto de partida, pero
reinventó completamente la historia.
¿Cuántas canciones escribieron y compusieron para
La Canción de París?
Frank Thomas – Al final, debí escribir entre 40 y 50 canciones. Muchas,
por supuesto, no se conservaron. Pero sobre la decena de canciones que
están hoy en la película, hay al menos cinco o seis que formaron parte
de las canciones que habíamos escrito originalmente, al inicio del
proyecto, como por ejemplo “Le môme Jojo”. Las otras, esperemos que
sirvan para alguna otra cosa un día!
Reinhardt Wagner – Al principio, cuando presentamos el proyecto, creo
que él tenía algo así como veinticinco en vista, y mantuvo,
efectivamente, cinco o seis, Por las necesidades del guión y de ciertos
personajes, Christophe nos pidió que las escribamos de nuevo, como por
ejemplo “¿Es rubia Raymonde?” que canta Kad en su número de imitación, o
las pequeñas canciones de las audiciones…Una de las principales
novedades es “Partir hacia el mar” que no existía en la versión
original. Christophe me dijo un poco antes del rodaje que le hacía falta
una canción para el final que evocara el Frente Popular, las primeras
indemnizaciones por despido, que hablara de la gente que partía hacia el
mar…Me fui a mi casa y en el taxi escribí dos líneas alrededor de la
palabra partir . Después, llamé a Frank para decirle que había que
escribir una canción sobre los muchachos que parten hacia el mar, y que
comenzara con la palabra Partir. Yo sé cómo trabajo, no necesito mucha
información. Él vino a mi casa y enseguida la continuó: “Partir, partir,
hacia el mar que no se ve, hacia el aire fresco que hay por allá…”
¿Cómo llevan su hábito de trabajar juntos?
Frank Thomas – No hay una regla. Yo le doy un texto y él
encuentra una melodía que le va bien. A veces es a la inversa. Él me
entrega una melodía, y yo le encuentro las palabras. Luego la
retrabajamos juntos. Somos muy complementarios.
Reinhardt Wagner – Es un verdadero placer trabajar con él. Por ejemplo,
a él no le molesta nunca cuando yo le digo que una canción me parece
demasiado larga o, al contrario, que le faltan unos segundos. Yo se lo
digo, y enseguida él encuentra una solución! Y no necesita un
diccionario de métrica! A diferencia de muchos otros, él no escribe en
estrofas. Escribe el asunto de la canción en dos páginas, como si fuera
un cuento, con imágenes muy fuertes, como por ejemplo “Enterrada bajo el
baile”: “Hay quien sueña con tener en Père Lachaise, Una lápida de
mármol, con letras de oro, Y dos ángeles que se dicen sandeces”, o “un
puñado de aserrín será las estrellas de la Osa Mayor, mientras la
orquesta nos inspira para el romance (orchestre turbine à faire de la
romance)”…Un texto así, es forzosamente inspirador. La música me viene
cómoda y fácilmente, a veces tengo la impresión de que ella ya está
incluida en el texto y que solo hay que extraerla. Puede ser una visión
un poco poética, pero yo lo veo verdaderamente de ese modo. Quizás es a
la inversa, yo inicialmente le canto algo: La, lalala, la, y la frase le
viene a la mente. Por ejemplo para “Átate a mí”, yo había encontrado la
melodía en el subterráneo. La anoté en una partitura que siempre llevo
conmigo. Llamé a Frank, se la canté por teléfono. Ahí, él me dice “Átate
a mi barba, a papá”…directamente! Compusimos en conjunto por teléfono, y
la terminamos al día siguiente. Es verdad que nos completamos. Si
hubiera que buscar una diferencia, sería que yo soy, puede ser, un poco
más cartesiano que él. En la música siempre hay un poco de matemática…
¿Convocaron a un casting para encontrar a Douce?
Frank Thomas – Estrictamente como espectador, tuve que presenciar la
audición de una cuarentena de muchachas cantando dos canciones, “Átate a
mí” y “Inmersa en el baile”. Fue en el Elisée Montmartre. Yo no
intervenía en la discusión pero escuchaba. Había muchas comediantes y
cantantes muy talentosas. Hasta que un día encontramos a Nora, que canta
bien, que sabe hacer comedia y que es muy fotogénica.
Reinhardt Wagner – ¡Yo creo que vieron como 2000! Con treinta o
cuarenta, ya me parecía que estaba bien! Descubrí que hacer un casting
es divertido y trágico a la vez. La primera cualidad de Nora, es estar
en el personaje. Ella es Douce (dulce). Tiene la misma edad, es ingenua.
Además, ella verdaderamente debuta, como Couce cuando llega a París. La
primera vez que vimos a Nora, tenía 17 años, y uno siempre piensa que no
se puede hacer gran cosa con apenas 17 años. Sin embargo, ella cantaba
muy bien y también actuaba muy bien. Era la ideal, aunque tuvo que
trabajar mucho. Pero era muy voluntariosa, al igual que el resto del
elenco, Kad, Gérard, Clovis….También han hecho trabajar mucho a Maxence
Perrin, el hijo de Jacques, Jojo. En la película, él toca el acordeón de
verdad; tuvo que aprender. Además, otros dos amigos nos acompañaron en
el proyecto: Eric Bouvelle, quien tuvo a su cargo todos los pasajes
virtuosos de acordeón, y François Morel, que hacía conmigo un
espectáculo que Christophe vino a ver.
Reinhardt, usted compuso además la música original de la película ¿Las
canciones le sirvieron como punto de partida?
Por supuesto. Son dos cosas muy diferentes, que en Francia se confunden
a menudo. La prueba de ello son los premios César, donde no existe, como
en los Oscars, un premio a la mejor canción y otro a la mejor música. A
partir de las canciones compuse la música adicional. Me he divertido
mucho con los diferentes temas. Es, de hecho, lo que Christophe quería
–ya lo había hecho con Los Coristas- y es interesante. Así, he podido
incluir el tema antes de introducir la canción. Es una manera de
preparar la percepción de los espectadores de manera inconsciente. Me
sirvo de la canción para jugar con el mismo tipo de emoción, de
impresión, de sentimiento… la música es un trabajo extremadamente
diferente al de la canción. No es que sea más difícil, pero sí más
laborioso, más largo. Para una canción, cuando se tienen las primeras
notas, se ha ganado. Para una película, hace falta encontrar el tema
principal. Es un poco más complicado. Al mismo tiempo, cuando se lo ha
encontrado y funciona, una gran parte de la creación está hecha.
Entonces, hay un enorme trabajo de desarrollo, de adaptación y de
orquestación…Para la orquestación específicamente, trabajé con Hubert
Bougis, que es formidable. Yo le entrego los bocetos, la música escrita,
y es él quien la reinterpreta a través de los arreglos. Hemos grabado
las canciones al principio, antes de la filmación, para que los actores
se sientieran más libres en el momento de rodar las escenas. Luego, la
música fue grabada en Praga por sesenta músicos de la CNSO. El hecho de
que Christophe sea músico, y que ame tanto la música, enriquece
considerablemente el diálogo. En última instancia, el proyecto se
realizó en el momento en que debía realizarse, con excelentes personas!
Si tuvieran que elegir una escena o un momento de toda esta aventura
¿cuál sería?
Frank Thomas – La filmación en Praga, la escena nocturna, bajo el cielo
negro en ese decorado increíble….había tanta gente en el set. Y los
actores, que recomenzaron veinte veces la escena…por eso, cada vez era
mágica!
Reinhardt Wagner – El rodaje de mis propias escenas, porque Christophe
me pidió que interpretara a Blise, el pianista que acompaña a Nora, que
canta y que está en la orquesta dirigida por Pierre Richard. Era muy
divertido e impresionante; veía a Christophe, a su equipo técnico y sus
actores trabajando. Y me sorprendía, tanto como la enorme cantidad de
salchichas del catering de rodaje; ¡Gérard Jugnot es quien más ha
comido, y se escondía! Pero creo que el momento que más recordaré es
cuando firmamos el contrato, cuando Christophe decidió hacer La Canción
de París ¡Esperamos tanto tiempo para hacer esta película!
Ficha
Artística:
Pigoil... Gérard JUGNOT
Milou ...Clovis CORNILLAC
Jacky ...Kad MERAD
Douce.... Nora ARNEZEDER
Monsieur ...TSF Pierre RICHARD
Galapiat ....Bernard-Pierre DONNADIEU
Jojo ....Maxence PERRIN
Célestin ....François MOREL
Viviane..... Elisabeth VITALI
Lebeaupin ...Christophe KOUROTCHKINE
Grevoul ...Eric NAGGAR
Comisario ...Tortil Eric PRAT
Mondain ...Julien COURBEY
Triquet ...Philippe DU JANERAND
Inspector ...Marc CITTI
Dubrulle...Christian BOUILLETTE
Crouzet ...Thierry NENEZ
Clément ......Frédéric PAPALIA
Inspector de Servicios Sociales ...Stéphane DEBAC
Dorfeuil ...Jean LESCOT
Borchard ...Daniel BENOIN
Jeannot... Wilfred BENAICHE
Blaise... Reinhardt WAGNER
LA CANCIÓN
DE PARIS - Ficha Técnica:
Título original: FAUBOURG 36 – Año: 2008 – Duración: 120 minutos-
Una coproduccion Franco – Alemana – Checa GALATEE FILMS - PATHE
PRODUCTION - CONSTANTIN FILM - FRANCE 2 CINEMA - FRANCE 3 CINEMA -
LOGLINE STUDIOS - NOVO ARTURO FILMS - BLUE SCREEN PRODUCTIONS Con la
participación de CANAL+ y de TPS STAR En asociación con BANQUE
POPULAIRE IMAGES 8 Con el apoyo de EURIMAGES, del CENTRE NATIONAL DE
LA CINEMATOGRAPHIE, de la PROCIREP y del programa MEDIA de la Unión
Europea.
Dirección y Guión Christophe BARRATIER
Adaptación y diálogos Christophe BARRATIER - Julien RAPPENEAU
A partir de una idea original de Frank THOMAS - Jean-Michel DERENNE
- Reinhardt WAGNER
Música original Reinhardt WAGNER - Letras de las canciones Frank
THOMAS
Fotografía Tom STERN - Escenografía Jean RABASSE
Vestuario Carine SARFATI - Sonido Daniel SOBRINO - Roman DYMNY -
Vincent GOUJON
Primer asistente del director Valérie OTHNIN-GIRARD
Script Françoise THOUVENOT - Coreografía Corinne DEVAUX
Montaje Yves DESCHAMPS - Director de Producción François HAMEL
Producida por Jacques PERRIN - Nicolas MAUVERNAY
Co-Productor delegado Romain LE GRAND
Productores Delegados Christophe BARRATIER - Martin MOSZKOWICZ -
Christian BENOIST
Más información:
www.lacanciondeparis.com.ar
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