"LA ALDEA"
de M. Night Shyamalan
Información de
Producción A primera vista, esta aldea de fines del s.XIX parece una pintura perfecta: sus pobladores viven en armonía en un entorno idílico. Sin embargo, esta cerrada comunidad vive con la aterradora certeza de que hay una raza de criaturas que vive en los bosques de los alrededores. La inocencia de la aldea está amenazada por estas criaturas, llamadas “Aquellos de quienes no hablamos” por los pobladores que comparten sus temores a una fuerza maligna que los acecha desde fuera, tan atemorizadora que nadie se atreve a aventurarse hacia los bosques. A pesar del consejo de los mayores, el curioso y decidido Lucius Hunt (JOAQUIN PHOENIX) siente un ardiente deseo, el de traspasar los límites de la ciudad hacia lo desconocido. El líder de la comunidad, Edward Walker (WILLIAM HURT) advierte a Lucius del peligro que reina en las afueras de la aldea y su madre Alice Hunt (SIGOURNEY WEAVER) le aconseja que permanezca en casa y se olvide de la ambición y de los deseos del mundo exterior. La fortaleza de Lucius sólo se ve acompañada por Ivy Walker (BRYCE DALLAS HOWARD), una bella y fascinante joven ciega con una inusual sabiduría que trasciende sus ojos. Su naturaleza temeraria y sus dones de percepción van más allá de lo que Lucius ha conocido alguna vez. Tanto Lucius como el travieso Noah Percy (ADRIEN BRODY) admiran apasionadamente a Ivy, aunque en su corazón ella le da cabida sólo a uno de ellos. La devoción de la muchacha finalmente la conduce hacia un camino prohibido donde se revelan aterrorizadoras verdades. La ominosa presencia de lo desconocido provoca un caos en la aldea, cuya única salvación será la valentía. La tregua entre la aldea y las criaturas está llegando a su fin. El estreno de LA ALDEA, de Blinding Edge Pictures de M. Night Shyamalan, y Scott Rudin Productions para Touchstone Pictures, está programado para el 30 de julio de 2004. LA ALDEA está protagonizado por el actor nominado al Oscar® Joaquin Phoenix, la debutante Bryce Dallas Howard, los ganadores del Oscar® Adrien Brody y William Hurt y la nominada al Oscar® Sigourney Weaver. Buena Vista Pictures lo distribuye. LA ALDEA está escrito y dirigido por M. Night Shyamalan ("Signs", "Unbreakable", "The Sixth Sense"), quien es también su productor junto con Scott Rudin (“Stepford Wives”, “School of Rock” y nominado al Oscar® por "The Hours", "Sleepy Hollow") y Sam Mercer ("Signs", "Unbreakable", "The Sixth Sense"). Jose Rodriguez es el productor asociado. EL FILM El talento del novedoso director-autor-productor M. Night Shyamalan regresa a la pantalla cinematográfica con LA ALDEA, de Touchstone Pictures, luego del éxito de los aclamados y taquilleros filmes “Sexto Sentido”, ”El Protegido” y “Señales”. Señalado como uno de los más innovadores y originales realizadores de nuestro tiempo, los filmes de M. Night Shyamalan han tocado los corazones y las mentes del público de todas las edades con temas universales como los fantasmas y la familia en “The Sixth Sense”, el mundo de los libros de historietas y la mortalidad en “Unbreakable” y loa alienígenas y la fe en “Signs”. Ahora, en LA ALDEA, Shyamalan continúa conectándose con el público, llevándolo a través de un viaje que explora cómo el miedo puede afectar a una comunidad. El filósofo Bertrand Russell dijo: “Conquistar el miedo es el comienzo de la sabiduría”. Con esta clase de pensamiento, aun en tiempos de miedo, la vida cotidiana puede continuar: los padres hablan con sus hijas, los hijos se enamoran, las amistades se estrechan. El excepcional y ensamblado reparto de ganadores y nominados al Oscar®, encabezado por Joaquin Phoenix, Bryce Dallas Howard, Adrien Brody, Sigourney Weaver, William Hurt y Brendan Gleeson se adecuó a la narrativa de M. Night Shyamalan, por lo que LA ALDEA resulta ser su filme más íntimo y emocional hasta la fecha. ¿Cuántas veces hemos escuchado a un padre tranquilizar a su hijo diciéndole: “No hay nada de que temer”? ¿Esos padres dicen la verdad? En LA ALDEA, el miedo a las criaturas de los bosques (“Aquellos de los que no hablamos”) amenaza a la comunidad y a la seguridad de los niños. En LA ALDEA, los ancianos de la aldea realizaron una elección: la de coexistir en su comunidad dentro de una aldea aislada. Separados del resto del mundo, su temor a las criaturas o cualquiera sea el mal que exista más allá de los límites de la aldea, les ha dado la motivación para permanecer a salvo y en contacto con quienes más aman. Pero no podemos ignorar el miedo. Cada día vivimos con miedo, sean las criaturas del bosque o, en nuestra sociedad moderna, la incertidumbre sobre la seguridad de nuestros niños en el momento en que salen de casa para ir a la escuela. El miedo nos rodea cuando vemos las noticias por televisión y escuchamos sobre secuestros de niños, enemigos de guerra o terrorismo. “A lo único que debemos temer es al miedo mismo”, dijo Franklin D. Roosevelt. ¿Son verdaderas estas palabras o la sociedad nos muestra otra cosa? ¿Qué hacemos para mantener nuestro sentido de comunidad en tiempos de miedo? La gente de LA ALDEA se mantuvo junta y llegó lejos en su afán de mantener a salvo su comunidad y protegerse de sus miedos. Dice M. Night Shyamalan: “En nuestro mundo contemporáneo suelo preguntarme hasta dónde llegaría para proteger a mis hijos. ¿Me mudaría a una granja en el medio de la nada y viviría como la gente de LA ALDEA? Nos gusta pensar que lo haríamos, pero ¿Cuántos de nosotros lo hemos hecho? ¿Qué sacrificios estamos verdaderamente haciendo para mejorar nuestra situación?” En tiempos de crisis, la comunidad puede ser lo que nos ayude a sobrevivir al miedo. Dice el productor Sam Mercer: “LA ALDEA no es muy diferente de los vecindarios de hoy. Cuando el miedo comienza a amenazarnos y se apodera de nosotros, la gente acude la una a la otra para ayudarse. Lo que se construye con fuerza es el sentido de comunidad”. Shyamalan continúa: “No necesariamente tenemos que tenerle miedo a algo; a veces es nuestra imaginación la que se desboca. Espero que con LA ALDEA, el público pueda explorar el mundo del miedo y cómo, aun en medio del caos, se puede encontrar una manera de superarlo”. Para M. Night Shyamalan, el proceso narrativo ha sido siempre lo más importante de la realización cinematográfica. El realizador plantea al público un desafío y le brinda una sensación de incómodo suspenso, al captar la atención del espectador mediante un ocultamiento de información, hasta el momento preciso. Dice el director: “Cuando escribo, me siento atraído por la línea del suspenso. Me gusta sorprender a los espectadores y que lo sientan como lo natural. Al mismo tiempo trato de darle humanidad a mis historias. Espero que después de la película, el público se vaya con algo que pensar que valga la pena. LA ALDEA es diferente de mis filmes anteriores; creo que señala mi crecimiento y evolución como realizador. Yo quería escribir sobre la inocencia. LA ALDEA está situada a fines del s.XIX, luego de la Guerra Civil y antes de la industrialización, cuando la vida era más simple, cuando todo no se trataba de dinero o de ambición. La gente hablaba sin sarcasmos y en sus voces había verdad y sinceridad”. Shyamalan continúa realizando filmes en su ciudad natal, Philadelphia, así como en sus alrededores. “Es como que me he enamorado de la vida más simple, de aminorar la velocidad. La vida puede volverse muy enloquecida y uno olvida qué es lo importante y comienza a obsesionarse”. Escribir LA ALDEA fue para Shyamalan un largo proceso: “Yo llevo un libro de ideas de historias y constantemente estoy agregándole cosas. Había detalles de los personajes de LA ALDEA que continuamente se me presentaban y, antes de saberlo orgánicamente, una oración se convirtió en dos, tres, cuatro páginas y así fue creciendo hasta hacer un guión completo. Para mí fue algo nuevo incluir elementos de romance en mi escritura, junto con los elementos sobrenaturales y desconocidos que el público disfrutó en mis filmes anteriores. En definitiva, esta película trata del poder del amor para crear cosas y de lo que puede superar”, explica el director. El productor Sam Mercer, previo colaborador de Shyamalan en “The Sixth Sense”, “Unbreakable” y “Signs” comenta: “Una de las cosas más sorprendentes de Night como realizador es que escribe y dirige de manera muy visual. Cuando uno lee uno de sus guiones, puede hacerse una imagen de cada detalle de la historia. Sus lenguaje figurativo y sus diálogos permiten inmediatamente al público formar parte de su mundo imaginario de la manera más inteligente”. Antes de que las cámaras se enciendan, Shyamalan prepara sus cuidadas imágenes junto a su artista de storyboard, Brick Mason. Ambos pasaron algunos meses encuadrando cada una de las escenas con ilustraciones. Gran parte del torbellino de ideas para LA ALDEA se llevó a cabo en la oficina de Shyamalan en Pennsylvania. El productor asociado Jose Rodriguez, quien forma parte de la compañía de Shyamalan Blinding Edge Pictures, agrega: “Cuando uno mira el encuadre de Night en sus filmes, cada cosa tiene un significado. No filma coberturas del foro porque sí, sino que sabe lo que quiere de antemano y utiliza el minimalismo para obtenerlo”. Públicos de todo el mundo han disfrutado de la narrativa de Shyamalan, quizás porque él es un fanático del cine y suele hablar del entusiasmo que provoca ver un film por primera vez. Con LA ALDEA, Shyamalan continúa con su tradición de narrar historias que hacen una diferencia y que resuenan en la memoria del público, mucho después de que las luces del cine se han encendido. Mercer continúa: “La gente puede verse a sí misma en los filmes de Night y eso es lo que los hace tan accesibles. Aunque LA ALDEA está situada en 1897, tiene mucho que ver con temas universales de hoy, como el amor o el miedo”. EL COMIENZO DE LA PRODUCCIÓN Los ecos de aplausos se propagan en un profundo valle de granjas en el sudeste de Pennsylvania. Los rostros del elenco de lucen sonrisas de oreja a oreja por el entusiasmo y la anticipación cuando ven por primera vez el foro de LA ALDEA, que se extiende a lo largo de cuarenta acres. Los trabajadores de los departamentos de arte y de construcción escuchan con orgullo el ininterrumpido aplauso. Después de dos meses y medio de trabajo contra reloj y de los esfuerzos de los talentosos artesanos, la aldea (LA ALDEA) de M. Night Shyamalan se hizo realidad. Sólo una semana después del comienzo de la filmación de LA ALDEA, el reparto se halla en medio de una auténtica y bella aldea de 1987, que lejos estaban de imaginar cuando leyeron el guión de M. Night Shyamalan. El director entonces, les hace una visita guiada de la aldea: la plaza, la escuela, la torre... y apasionadamente describe dónde tendrán lugar las escenas. Su entusiasmo es contagioso. Los actores se dispersan y exploran. Sigourney Weaver y Joaquin Phoenix entran de puntillas a la casa donde viven sus personajes de madre e hijo, acarician los elementos de utilería de la sala de estar, hechos a mano. Adrien Brody está en el porche de la sala de reuniones con vista al verde; William Hurt y Bryce Dallas Howard están parados juntos, como sus personajes de padre e hija, y luego echan a andar por el camino polvoriento hacia su gran casa blanca que mira hacia el bosque interminable. Ahora no sólo el foro parece genuino, casi increíble, sino también la proximidad entre los actores. Durante la pre-producción, el elenco principal de LA ALDEA asistió a un “campamento de entrenamiento” del s.XIX, una inmersión histórica en la vida del pasado y en las habilidades requeridas para sobrevivir. Vestidos con la ropa de la época, los actores comenzaron a vivir en contacto con sus sentidos, necesarios para sobrevivir en esos difíciles momentos de la historia. En el proceso de selección del reparto, Shyamalan fue frontal con los actores: si querían estar en LA ALDEA, debían realizar el entrenamiento de tres semanas antes de la filmación. Dice el director: “Quería formar una verdadera comunidad en la que sus habitantes necesitaran confiar los unos en los otros para sobrevivir. No quería hacer simplemente mi versión de la película; quería que me sorprendieran, que me entretuvieran. Quería llegar al trabajo sin saber lo que iba a ocurrir, y la única manera de lograrlo era si los actores estaban a mi lado”. El elenco visitó granjas históricas en Pennsylvania para incursionar en todas las actividades, desde desollar y curtir hasta fabricar velas, trabajar en herrería, cortar madera e incluso batir manteca y esquilar ovejas. Se escuchó a Sigourney Weaver rebautizar al arado como “surf en el polvo”, pero lo disfrutó por completo. En este lapso de inmersión histórica, el elenco dormía en literas en cabañas de madera y en tiendas, en un emplazamiento comunal rústico y remoto. Hoy esta locación es utilizada como campamento de la organización Girl Scouts of America. Ningún detalle fue dejado de lado; incluso las comidas eran caseras. Cada noche, antes de la cena, el chef elegía dos nombres al azar y los elegidos ayudaban a preparar la cena para todo el grupo. Todos participaban y compartían los quehaceres. Los esfuerzos físicos no fueron las únicas habilidades que el elenco debió adquirir al prepararse para filmar. Para Shyamalan era importante que el elenco comprendiese cómo era vivir en una comunidad cerrada y aislada: “No importa cuán independientes seamos o creamos que somos, la gente necesita tener un sentido de comunidad y nosotros estábamos ansiosos por formar parte de algo más grandioso”. Los actores también escucharon conferencias brindadas por personas que han vivido en comunidad durante todas sus vidas y recibieron la visita de un psicólogo quien les habló del estrés post-traumático que puede suceder a actos violentos. Además vino un experto en “comunidades utópicas” de la Universidad de Princeton, quien compartió con el elenco sus conocimientos. Afirma el productor Sam Mercer: “Durante este período de preparación, el elenco comenzó a hacerse cargo de sus personajes. Joaquín se convirtió en el solitario del grupo, al igual que su personaje Lucius. Adrien, como su personaje Noah, estaba más suelto y frenético. Y William, quien interpreta al líder de la aldea Edward Walker, era quien daba los consejos y guiaba al grupo. Todo estaba tan resuelto que cuando las cámaras comenzaron a filmar, el grupo ya se sentía cohesivo”. El productor Jose Rodriguez agrega: “Estos actores clase A estaban, de pronto, a merced de los elementos. No había un hotel de 5 estrellas donde refugiarse. El desafío era del tipo de ‘si quiero entrar en calor debo preparar el fuego’. Night estaba allí junto a los actores durante este proceso, ensayando y discutiendo los personajes”. Comenta Joaquin Phoenix: ”La vida y la supervivencia eran difíciles a fines del s.XIX, pero la gente parece satisfecha y feliz en LA ALDEA. El entrenamiento fue para nosotros la oportunidad de dejar atrás nuestros patrones de confort, de internarnos en el bosque y de estar juntos. El vínculo que se creó fue real: nos convertimos en una comunidad. Espero que esto se vea en el film una vez terminado”. Se rumorea entre los actores que una noche, Joaquin confesó a sus compañeros que realmente les teme a los bosques oscuros. En medio de la noche, les dijo adiós a sus compañeros y se internó a pie en la profundidad del bosque para enfrentar sus miedos. Regresó al atardecer. Adrien Brody agrega: “Como actores, ir al campo de entrenamiento para LA ALDEA nos permitió encontrarnos con nosotros mismos, más allá de los juicios del mundo exterior. Creo que es la primera vez en años que estuve alejado de mi teléfono celular, de mis cosas cotidianas, y al mismo tiempo rodeado por otras personas con el mismo objetivo”. William Hurt señala: “Para mí fue refrescante que Night requiriera este compromiso tan inusual por parte de los actores en la pre-producción. Es como si uno siempre estuviera anhelando esto. Nosotros los actores damos lo mejor de nosotros cuando trabajamos juntos. ¿Qué somos juntos si no compartimos? Nuestra colaboración hizo de LA ALDEA una verdadera comunidad”. No fue sencillo construir el foro de LA ALDEA donde los personajes de Shyamalan cobrarían vida. Durante dos meses, el equipo de construcción trabajó contra reloj para crear una pintoresca aldea del S.XIX escondida en un exuberante valle de doce acres en Pennsbury Township, Chadds Ford, en la zona de Pennsylvania, a sólo cuarenta y cinco minutos del congestionado centro de la ciudad de Philadelphia. Las veinte estructuras que forman la aldea incluyen la casa de reuniones, la escuela, la panadería, la fragua, el establo, el invernadero, el cementerio, torres de observación y las casas de los personajes. Las altísimas temperaturas del verano dificultaban las condiciones de trabajo, pero los constructores perseveraron a pesar de perder una semana debido a una intensa tormenta huracanada. “Sabía que lo que yo pretendía de nuestro diseñador de producción Tom Foden era poco realista: lograrlo en un tiempo tan breve. Pero el foro debía percibirse como real, al igual que la comunidad, para que la historia se sintiera real. Ellos sobrepasaron con holgura lo que yo había imaginado. El foro en la locación de LA ALDEA se veía igual a una pintura o a una fotografía de la época”. Muchos de los diseños de los edificios de LA ALDEA están inspirados en pinturas americanas. El arte del aclamado artista Andrew Wyeth, conocido por sus imágenes naturales de la vida campestre y de los paisajes, ejerció influencia en muchos de los diseños de la aldea. El equipo del departamento de arte experimentó esta misma sensación de realismo en la escritura de Shyamalan y modeló varias de las cabañas de LA ALDEA sobre la base de las pinturas de Wyeth. A la sazón, Wyeth reside muy cerca de la locación del foro de LA ALDEA. Realizar la construcción de las casas de la aldea con las técnicas de aquella época hubiera insumido demasiado tiempo, especialmente al trabajar con plazos muy ajustados. El diseñador de producción Tom Foden y el director de arte Michael Manson, junto a su equipo de constructores, debieron poner en práctica algo de la magia del cine para ahorrar tiempo sin sacrificar la autenticidad. “Night fue muy abierto al permitirnos al departamento de arte tomarnos las libertades de cómo veíamos LA ALDEA. Fue una de esas raras oportunidades para dejarnos llevar en el proceso de diseño”, recuerda Tom Foden. “Nos adentramos en la historia y en la vida de los personajes, como si nosotros también fuéramos residentes de la aldea”. Muchas de las casas lucen como si su exterior estuviese construido con intrincadas paredes de piedra. En realidad, se tomó el molde de estas paredes en un número de edificios históricos, muy cerca del foro, y se lo reprodujo en yeso para crear realismo. Luego, estas paredes de yeso fueron pintadas en diferentes tonos terrosos para semejar varias clases de rocas. El resultado es tan perfecto que incluso al mirarlo de cerca es difícil determinar si las rocas son o no reales. El edificio de reuniones es un buen ejemplo de esta técnica. Los espacios interiores de las cabañas de época eran pequeños, lo que podría dificultar al ubicación de un equipo entero de filmación. El departamento de arte, entonces, se anticipó a este desafío y construyó la mayoría de las cabañas con paredes removibles, de modo que Shyamalan y su director de fotografía, Roger Deakins (cinco veces nominado al Premio de la Academia y fotógrafo de “A Beautiful Mind” y “The Man Who Wasn’t There”), pudieran utilizar los complejos e intrincados ángulos de cámara que necesitaban. La mayoría de las casas de la aldea estaban en completo funcionamiento en la planta baja, con chimeneas y puertas frontales y trampa que podían abrirse o cerrarse. Debido a que los equipamientos modernos no existían en el S.XIX, los tejados no podían lucir tan derechos como hoy en día. Para consternación de los constructores de la aldea, las vigas centrales de la estructura debieron ser partidas para crear la apariencia de tejados ligeramente torcidos. “Dado que las casas fueron construidas con verdaderos cimientos, los personajes también crecieron a partir de verdaderos cimientos. Esta atención a los detalles en todos los foros afianzaron las bases de nuestros personajes”, afirma Brendan Gleeson, quien interpreta a August Nicholson. “Cuando vi por primera vez la aldea, pude imaginarme viviendo allí. Sentí que me corría un escalofrío por la espalda porque se veía como el lugar más pacífico y celestial, lleno de luz. Desearía que pudiéramos vivir allí todo el tiempo”, dice Sigourney Weaver. Además de los campos cubiertos con altos pastos, Foden y su equipo de paisajistas (que incluía a Jimbo Breen, responsable de los gigantes círculos de cultivos en “Signs”) plantó algunos fresnos gigantes que constituyen una pieza central en la ciudad. Shyamalan pidió que los árboles de LA ALDEA estuviesen desnudos, a semejanza de la inocencia que los personajes van perdiendo a lo largo de la historia. La agenda de rodaje en exteriores se estipuló teniendo en cuenta la caída de las hojas de los árboles. Los interiores de las casas de la aldea se completaron con piezas antiguas de la época encontradas en la región del foro de grabación. El Valle de Brandywine posee una rica historia y muchos integrantes del departamento de arte notaron la ventaja de filmar en un área con raíces tan fuertes en el S.XIX. Esto hizo mucho más fácil hallar elementos como cómodas, mesas, sillas, alfombras, ropa de cama, recipientes, botellas, candelabros, etc., para vestir los foros. También se reprodujeron algunas antigüedades con tanta autenticidad que en muchos casos es difícil encontrar la diferencia entre las auténticas y las copias. Toda la decoración del foro en LA ALDEA debía realzar esta pieza de época. Incuso los artículos horneados y la comida presentados en la historia fueron cocinados con las técnicas de la época. En el Condado de Lancaster, cerca del foro, se encontró una panadería especializada métodos de cocina histórica: nuevamente, nada se dejó de lado para contribuir a la autenticidad y al realismo de LA ALDEA. Obviamente, cualquier foro de filmación utiliza electricidad y agua corriente, de modo que cables, generadores, equipos eléctricos y canillas debieron ser disimulados o escondidos bajo tierra al diseñar la aldea. Definitivamente, para Shyamalan era importante que cada detalle del foro de LA ALDEA fuese auténtico y los animales presentados en la película no fueron una excepción. El departamento de arte construyó un establo para Steven McAuliff y su compañía Animal Actors, Inc., la cual proveyó cerca de 125 animales a LA ALDEA. McAuliff y su equipo investigaron intensamente para averiguar qué razas de animales podrían haber existido en la época. Típicamente, comenzaban su jornada de trabajo a las 4:30 de la mañana, siete días a la semana, alimentando al ganado de Devon. En esa época, esta raza en particular proporcionaba leche o carne y podía ser entrenada para jalar el arado: resultaban esenciales para sostener a una comunidad autosuficiente. También hay en la película ovejas Horned Dorset (con cuernos). Las ovejas de hoy en día no tienen cuernos porque no son predadoras, pero sí lo eran en el S.XIX. Específicamente, Shyamalan pidió que no hubiera caballos en el film porque su presencia sugeriría que los pobladores podrían entonces aventurarse fuera de la aldea, lo cual significaría que la comunidad no era autosuficiente. También pueden verse en la aldea pollos, credos Durock y cabras. LA VESTIMENTA DE LA ALDEA En 1897, llevaba tres días hilar en una rueca la suficiente cantidad de lino como para confeccionar una camisa. Las mujeres y los niños solían hacer el hilado y los hombres tejían en telares. Los tejedores no podían realizar ninguna otra labor, de modo que sus manos permanecieran suaves. En estos aspectos debió pensar la diseñadora de vestuario Ann Roth (ganadora del Oscar®, diseñadora de vestuario de “Cold Mountain” y de “English Patient”) junto a su equipo cuando realizaron el vestuario de LA ALDEA. “yo deseaba que las ropas de LA ALDEA pasaran inadvertidas, y lo digo de la manera más positiva. Debían verse como si los pobladores las hubiesen confeccionado con sus manos. No tenían acceso a finos encajes o a telas europeas. Esto fue difícil de lograr”, explica la diseñadora. En sus charlas iniciales con Shyamalan, ambos consideraron importante que las ropas fueran creadas o bien con materiales disponibles en la aldea, como lino o lana, o bien mezclando algunas telas de algodón que podrían haber sido llevadas a la aldea cuando esta nació. “Los pobladores no eran grandes confeccionistas. Yo no quería que sus ropas reflejaran un gran trabajo de costura. Vivían en el campo, trabajaban en granjas y sus ropas debían reflejar su estilo de vida aislado y duro”, continúa Roth. El equipo de vestuario realizó una serie de estampados, que fueron pintados en lino natural y luego envejecidos o gastados. Estos estampados fueron realizados con técnicas simples como sellos con patatas o pegando semillas en un rodillo luego sumergido en tintura. Los diseños, muchos de los cuales están relacionados con la naturaleza, lucen en el elenco principal y en los actores de fondo, a fin de brindar un sentido de cohesión a la comunidad de LA ALDEA. Esta continuidad enlaza al paisaje con el vestuario en una bella relación simbiótica que necesita coexistir y funcionar en orden en una aldea aislada de este tamaño. El departamento de vestuario debió trabajar con tinturas naturales que pudieran extraerse de los vegetales. Óxidos y marrones, tostados y beiges y verdes musgo fueron los colores predominantes al confeccionar el vestuario. Esta paleta de color incluía colores apagados, con la excepción del personaje de Bryce Dallas Howard, vestido en azules brillantes o índigo para mostrar su vivacidad y dominante personalidad. Además de las ropas de diario, la mayoría de la gente de la época tenía su traje de domingo. Cuando los vestidos de las mujeres estaban ya gastados, se convertían en delantales. Las telas nunca eran desperdiciadas sino que incluso se las utilizaba para confeccionar cortinas, ropa de cama o ropas para los niños. LA ALDEA exhibe un vestuario de época original. Roth rastreó estos elementos en Italia, Inglaterra y Los Angeles durante la preparación del film. Fue difícil encontrar ropas específicas de 1897. Existe una gran cantidad de ropa de la década de 1860 debido a las guerras civiles y las de 1900 son fáciles de hallar porque estaba comenzando la revolución industrial. El departamento de vestuario integró estas piezas de vestuario auténticas con sus propias reproducciones, de modo que se fundieron en un vestuario que luce fresco y a la vez de época. Cuatro costureras producían en serie los trajes y otras tres los tomaban e inmediatamente los gastaban para que luciesen envejecidos y usados. Muchos de los accesorios de los guardarropas de los personajes fueron confeccionados por completo por el departamento de vestuario. Todos los zapatos fueron realizados a mano en Italia y se confeccionaron doscientas enaguas de fino algodón. Los sombreros también fueron confeccionados a mano y su importancia reside en que muchas personas de la aldea trabajaban a la intemperie. Debido a que los doscientos extras elegidos para el film aparecerían a menudo en cámara a lo largo de la historia, Ann Roth tomó la decisión de vestirlos a todos como si formaran parte del elenco principal: todos los extras tuvieron múltiples cambios y trajes, algo ciertamente inusual en un filme. |
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