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Sinopsis
En 1952, dos jóvenes
argentinos, Ernesto Guevara y Alberto Granado, partieron en un viaje en ruta
para descubrir la Latinoamérica real. Ernesto es un estudiante de medicina
de 23 años, especializado en leprología, y Alberto, de 29, es bioquímico. El
film acompaña a estos dos hombres, a medida que revelan la rica y compleja
topografía humana y social del Continente Latinoamericano.
Con un profundo y
romántico sentido de la aventura, los dos amigos dejan su entorno familiar
de Buenos Aires a bordo de una desvencijada Norton 500-1939. Aunque la
motocicleta se descompone en el curso de su viaje de ocho meses, ellos
siguen adelante, haciendo dedo a lo largo de su camino. A medida que
comienzan a ver una Latinoamérica diferente en las personas que encuentran,
la diversa geografía que les sale al encuentro comienza a reflejar sus
propias perspectivas de cambio. Continúan hasta las alturas de Machu Picchu,
donde las majestuosas ruinas y la extraordinaria significación de la
herencia Inca ejercen un profundo impacto en los jóvenes. Al llegar a un
leprosario en las profundidades de la Amazonia Peruana, ambos empiezan a
cuestionarse el valor del progreso, definido por sistemas económicos que
dejan a tantas personas de lado. Sus experiencias en la colonia despiertan
en ellos a la clase de hombres en los que se convertirán, definiendo el
derrotero ético y político que tomarán en sus vidas.
Basado en los
diarios de viaje de Alberto Granado y del hombre que luego será “El Che”,
Diarios de Motocicleta narra un viaje de autodescubrimiento,
rastreando los orígenes de un corazón revolucionario.
FilmFour presenta
Diarios de Motocicleta, una producción de South Fork Pictures
Production en asociación con Tu Vas Voir Productions. Dirigido por Walter
Salles y con guión de José Rivera, el film está protagonizado por Gael
García Bernal, Rodrigo de la Serna y Mía Maestro. Los productores ejecutivos
son Michael Nozik, Edgard Tenembaum, Karen Tenkhoff, Robert Redford, Paul
Webster y Rebecca Yeldham; los co-productores son Daniel Burman y Diego
Dubcovsky. La dirección de fotografía es de Eric Gautier, A.F.C.; el diseño
de vestuario, de Carlos Conti y la edición de Daniel Rezende; el vestuario
es de Beatriz di Benedetto y Marisa Urruti y la música de Gustavo
Santaolalla. Gianni Minà es el supervisor artístico. El film será vendido
internacionalmente por Pathé Pictures.
La versión cinematográfica de Diarios de
Motocicleta tuvo su origen en South Fork Pictures, con Robert Redford como
productor ejecutivo y con los productores Michael Nozik y Karen Tenkhoff, de
Wildwood Enterprises. Todos ellos reconocieron inmediatamente que el
proyecto era una gran oportunidad para trabajar junto a Walter Salles, el
director que en 1996 había obtenido el subsidio NHK de Sundance con su guión
de Central Station.
Dice Redford: “Diarios de Motocicleta parecía ser la manera perfecta de
colaborar con él, en especial dado que el Che Guevara puede ser un tema tan
delicado. Sabía que Walter sería capaz de manejar la historia con lirismo y
humanidad, más que con un enfoque del político en el que luego Ernesto se
convertiría”.
El director Walter Salles ya estaba bastante familiarizado con el libro
cuando los productores le ofrecieron el film y dice: “El libro realmente me
impactó porque se trata de un viaje de descubrimiento, no sólo de nuestra
identidad y de nuestro lugar en el mundo, sino también de la búsqueda de lo
que pienso podríamos llamar una identidad latinoamericana. Me conmovió
entrecruzar esta búsqueda personal con otra de significado más amplio para
todos nosotros, quienes provenimos de esas latitudes”.
Salles continúa: “Cuando uno termina de leer el libro, se tiene la impresión
de que realmente uno
podría cambiar las
cosas de este mundo, entendiéndolas y comprometiéndose. La belleza del viaje
radica en el hecho de que la percepción que ellos tenían del mundo cambió y
que ellos no se negaron a verlo. Con el tiempo, ellos salieron a cambiar el
mundo, sobre la base de lo que habían comprendido de este viaje”.
Para llevar a la pantalla esta historia, los realizadores buscaron la
colaboración de quien había estado muy cerca de este material desde su
primera publicación: el periodista y documentalista italiano Gianni Minà,
editor europeo de “Mi Primer Gran Viaje”, el diario de viaje del Che Guevara
a través de Latinoamérica. Minà estuvo presente durante la producción como
supervisor artístico.
Junto a Miná, los realizadores hicieron el primero de sus varios viajes a la
Habana, Cuba, no solo para comenzar su amplia investigación sino también
para conocer a la familia de Guevara y entrevistarse con Grenado, quien hoy
tiene más de 80 años y está más vivaz que nunca. De la familia de Guevara,
se reunieron con su viuda, Aleida March, su hija Aleida y sus hijos Camilo y
Ernesto.
Para la adaptación de la historia, el elegido fue José Rivera, un joven y
premiado dramaturgo puertorriqueño que estudió en el Sundance Institute.
Director y autor realizaron juntos la investigación a través de la lectura
de todas las biografías en existencia de Guevara. Luego de dos años de
escritura y reescritura, Rivera finalizó el guión.
Para asegurarse de que la historia mantuviera el equilibrio entre los dos
personajes principales, Rivera se basó tanto en el diario de viaje de
Guevara como en el relato realizado por el propio Granado, “Con el Che por
Sudamérica”. A diferencia de “Diarios de Motocicleta”, la versión de Granado
no constituye unas memorias, sino que contiene las auténticas entradas que
documentan sus observaciones. La inmediatez y el humor evidentes en este
diario resultaron fundamentales no sólo para reconstruir los acontecimientos
ocurridos en sus páginas, sino también la personalidad del carismático
hombre que las escribió.
Dice Salles: “José nunca dejó que el joven [Guevara] se confundiera con su
futura imagen mitológica, sino que estaba más interesado en revelar el
costado humano de estos dos personajes tan singulares. Trató de ver a estos
hombres como podrían haber sido en ese momento y en ese lugar, reteniendo el
humor que está presente de manera tan vital en el libro de Guevara y en el
relato de viaje de Granado. Y, lo más importante, agregó capas de gravedad,
a medida que los dos viajeros profundizaban en el viaje – algo no muy
diferente del guión de Ettore Scola para Il Sorpasso”.
Dice Rivera: “Los desafíos de escribir este guión eran muchos: ¿Cómo
siquiera abordar una figura tan icónica como la de Ernesto Guevara? ¿Cómo
humanizar el mito? ¿Cómo honrar su memoria y ser fiel a la Historia? ¿Cómo
darle a su compañero Alberto el mismo peso? ¿Cómo captar la geografía
interna de un muchacho que se convierte en hombre? ¿Cómo capturar esa época
fugaz previa a los ’60 en Latinoamérica, aparentemente suspendida entre dos
siglos? ¿Y cómo captar también la aturdidora cantidad de rostros,
temperamentos, culturas, razas y voces? Una vez, Ernesto Guevara escribió
que un verdadero revolucionario está guiado por un gran sentimiento de amor.
En definitiva, el don más grandioso y singular de un escritor de cine es su
amor por los temas y las personas del proyecto que lo ocupa. Escribir el
guión y equilibrar sus muchas exigencias requirió un trabajo muy duro, pero
brindar mi amor por las historias de Ernesto Guevara y Alberto Granado fue
fácil”.
Los realizadores se encontraron con el temprano apoyo de FilmFour. En 2001,
los productores ejecutivos Paul Webster Y Rebecca Yeldham se unieron al
proceso de desarrollo de Diarios de Motocicleta y la compañía financió la
película.
Mientras tanto, el director partió personalmente en un viaje a través de los
pueblos y ciudades mencionados en los libros, a fin de experimentar, de
primera mano, la ruta que Guevara y Granado habían trazado 50 años atrás.
Este primer viaje le permitió a Salles reconstruir la aventura y descubrir
el estado actual de los sitios descriptos por Guevara y Granados en sus
respectivos diarios de viaje.
Cuenta Salles: “La primera impresión que recibí al volver sobre sus pasos,
fue que los problemas estructurales y sociales que llamaron la atención de
Ernesto y de Alberto aún están presentes en su mayoría; lo que transmitían
las páginas era lo mismo que sentí al hacer el viaje. Lo que para mí fue una
revelación fue lo modernos y contemporáneos que hoy se sienten esos libros,
y quizás se deba a que las realidades políticas y sociales de la cultura de
Latinoamérica no han cambiado demasiado desde la década del ’50 hasta hoy”.
Una vez finalizado el guión, los realizadores comenzaron a prepararse para
la producción. Honrando el origen de los protagonistas del film, creían
firmemente que Diarios de Motocicleta debía ser un film argentino, de modo
que montaron la oficina de producción en Argentina y eligieron como socia a
la compañía argentina BD Cine. Luego se unieron, también como socias, Sahara
Films, de Chile, e Inca Cine, de Perú.
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