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EL CÓDIGO DA
VINCI
Del director Ron Howard, el productor Brian Grazer y el guionista Akiva
Goldsman, el equipo ganador del Oscar® por Una mente brillante, y el
productor John Calley (la nominada para el Oscar® Lo que queda del día),
llega la versión en película de El código Da Vinci de Dan Brown, una de
las novelas más populares y comentadas de nuestra era, con un reparto
encabezado por el dos veces ganador del Academy Award® Tom Hanks, Audrey
Tautou, Ian McKellen, Alfred Molina, Jürgen Prochnow, Paul Bettany y
Jean Reno.
Producida por Grazer y Calley, El código Da Vinci involucra la
emocionante investigación de un asesinato que saca a la luz el
encubrimiento más grande en la historia de la humanidad.
Sinopsis
Se pide al afamado profesor experto en símbología Robert Langdon (Tom
Hanks) que se presente en el museo de Louvre una noche donde ha sido
asesinado uno de los curadores, dejando una misteriosa huella de
símbolos y claves. Con su propia vida en riesgo, Langdon, ayudado por la
criptógrafa de la policía Sophie Neveu (Audrey Tautou), descubre una
serie de impresionantes secretos ocultos en las obras de Leonardo Da
Vinci, todos ellos conduciendo a una sociedad clandestina dedicada a
guardar un antiguo secreto que ha permanecido oculto durante 2000 años.
Los dos se disponen a realizar una emocionante investigación por todo
París, Londres y Escocia, recolectando claves mientras intentan
desesperadamente descifrar el código y revelar los secretos que
estremecerán a los cimientos mismos de la humanidad.
Columbia Pictures e Imagine Entertainment Presentan la Producción de
Brian Grazer y John Calley, El código Da Vinci protagonizada por Tom
Hanks, Audrey Tautou, Ian McKellen, Alfred Molina, Jürgen Prochnow con
Paul Bettany y Jean Reno. La película está dirigida por Ron Howard a
partir del guión de Akiva Goldsman basado en la novela de Dan Brown. Los
productores son Brian Grazer y John Calley. Los productores ejecutivos
son Todd Hallowell y Dan Brown. El director de fotografía es Salvatore
Totino. El diseñador de producción es Allan Cameron. Los editores son
Dan Hanley, A.C.E. y Mike Hill, A.C.E. El diseñador de vestuario es
Daniel Orlandi. La música es de Hans Zimmer. Las productoras asociadas
son Kathleen McGill y Louisa Velis.
El génesis de El código Da Vinci – del libro a la pantalla
El fenomenal éxito de la novela de Dan Brown, El código Da Vinci, fue
solamente el principio para invadir la conciencia humana cuando el
productor John Calley fue motivado para leer el libro por el presidente
y director general de Sony, Howard Stringer. “Me volvió loco, me
fascinó. Tiene un tipo de suspenso de primera clase”, recuerda Calley.
Inmediatamente buscó obtener los derechos para hacer la película.
Al mismo tiempo, el copresidente de Imagine Entertainment, Brian Grazer
y su socio, el director y productor Ron Howard, estaban también
interesados en adaptar el libro para llevarlo a la pantalla grande.
Grazer se sintió especialmente intrigado por algunos de sus puntos
fundamentales: “El código Da Vinci no sólo me gustó como una lectura
entretenida y emocionante, sino que había ciertas cosas profundas
respecto a la historia que captaron mi atención. Había cuestiones de
historia versus la creación de la historia; cuestiones que me parecen
tremendamente emocionantes e intrigantes”.
Cuando Grazer y Howard supieron que Calley ya había conseguido los
derechos, se acercaron a él con sus ideas sobre la versión para cine de
El código Da Vinci y así se formó la sociedad.
La esposa de Howard estaba leyendo el libro con su grupo de lectura
cuando él le mencionó que quizá podría dirigir la película y se sintió
muy complacido ya que todas sus reacciones fueron excelentes. Ron dice:
“Descubrí el libro más o menos de la misma forma que todo el mundo, a
través de la publicidad de boca en boca. La gente está interesada en él
por razones diferentes y les impacta de manera personal en una gran
variedad de formas distintas”.
Pero la razón principal por la que estaba dispuesto a dirigir El código
Da Vinci tiene que ver con su amor por el género de aventura
emocionante. “Esta historia tiene todos los elementos de estilo y
suspenso tradicionales que hacen que una película funcione como una
narrativa de entretenimiento”, dice Howard. “Lleva al espectador con la
confianza de que se dirige en una dirección particular pero luego te
sorprende de muchas maneras. Es precisamente por eso que la historia que
Dan Brown creó cautiva tanto a sus lectores. Se siente familiar como un
misterio y como una emoción, pero de pronto, vaya, está la fascinante
serie de sucesos”.
Calley se sintió complacido cuando supo del interés de Howard en El
código Da Vinci, habiendo buscado durante tanto tiempo la oportunidad
adecuada para trabajar con el director ganador del Oscar®. “Siempre he
admirado a Ron”, dice Calley. “Es muy hábil y moderado en el mejor de
los sentidos, en que nunca lleva una agenda. Fue una gran elección para
este proyecto ya que aporta una especie de inteligencia fundamental que
es totalmente apropiada para el material”.
Habiendo colaborado previamente con el guionista Akiva Goldsman en Una
mente brillante y El luchador, Howard sintió que era la elección natural
para adaptar el libro de Dan Brown. “Fue una tarea muy desalentadora”,
dice Howard. “Para el momento en que todos decidimos hacerlo película,
el libro había pasado de ser un enorme éxito a ser este suceso
histórico. Ya había estado trabajando muy de cerca con Akiva y entre los
dos habíamos tenido conversaciones bastante profundas sobre la novela,
porque es más que sólo creer que sería una buena historia para el cine.
Al elegir llevarla a la pantalla también tienes que hacerte muchas
preguntas que el libro plantea al lector. En realidad nunca he estado
involucrado en un proyecto cinematográfico como éste, uno que sólo
genera sentimientos y emociones, y que además es entretenido, pero
también provoca en verdad grandes conversaciones”.
Goldsman mismo dice que se sintió un poco desalentado con la tarea de
adaptar el exitoso fenómeno literario de Brown para la pantalla grande,
ya que tantas personas lo habían leído y lo tenían visualizado en la
mente. “Me impresionó tremendamente el libro y no tenía ni la más mínima
idea de cómo adaptarlo porque es una obra tan compleja, laberíntica e
intrincada de ficción”, confiesa Goldsman. “Mi inclinación fue alejarme
del proyecto. Pero luego, me senté con Ron y él tenía una idea tan clara
y definida de lo que quería hacer, que me hizo cambiar de opinión y me
dio la confianza para intentarlo”.
El dos veces ganador del Academy Award®, Tom Hanks, quien personifica al
protagonista Robert Langdon de Dan Brown en la película, también
reconoce los retos de intentar adaptar un libro tan exitoso para la
pantalla grande: “Tienes que darle a cada lector lo que espera, porque,
francamente, el libro es en realidad muy bueno”, dice Hanks. “Podrías
cambiarlo, hacerlo diferente, pero sólo si estás seguro de que lo estás
haciendo mejor. El trabajo de Akiva en adaptar algo que es tan
específico como El código Da Vinci es una labor monumental, debido a
todos sus grandes instintos como guionista sobre qué es lo que hace una
buena narrativa cinemática”.
Los cineastas tuvieron frecuentes conferencias con Brown durante la
escritura de la adaptación. “Dan estuvo siempre accesible y con una gran
apertura y entendimiento, colaborando en términos de su aceptación del
hecho de que por supuesto el guión no iba a ser una versión de la novela
al pie de la letra”, recuerda Howard. “Sabía que íbamos a tener que
reducirlo de alguna manera. Pero representó una factor realmente
importante para ayudarnos a interpretar lo que él había aprendido o
leído, incluyendo varias cosas que descubrió después de escribir el
libro, para las cuales se encontró un lugar dentro del guión. Entonces,
nuestra película de algún modo es una especie de versión actualizada y
comentada de El código Da Vinci”.
Antecedentes
Las obras de Leonardo da Vinci: arte y El código Da Vinci
La Última Cena
En
El código Da Vinci, el personaje de Sir Leigh Teabing (Ian McKellen)
ofrece una representación única de esta legendaria pintura, la cual
Leonardo da Vinci empezó en 1495 y terminó en 1498. Comisionado por su
patrón, el duque de Milán, Ludovico Sforza, La Última Cena es de hecho
un mural pintado directamente sobre la pared del refectorio del
monasterio de Santa María de la Gracia en Milán.
La pintura, que mide 4.57 por 8.83 metros, representa el momento justo
después de que Jesús informa a sus apóstoles que uno de ellos está a
punto de traicionarlo. La forma natural en que se muestran las emociones
de los apóstoles, que van desde el asombro hasta la consternación y la
furtiva falta de expresión de Judas, es radicalmente diferente a
cualquier cosa que se hubiera visto antes. La pintura es anacrónica,
usando el tipo de mesa, el mantel, las sillas altas y la vajilla que
habían sido usadas por los monjes diariamente en el Siglo XV.
Leonardo acomodó a los apóstoles en cuatro grupos de tres, con Cristo en
el centro, un tanto apartado de los apóstoles con un espacio vacío a su
alrededor. La perspectiva de un punto crea un triángulo central
compuesto de dos triángulos de cada lado. A la derecha de Jesús está la
feminizada figura de un joven apóstol, una clave crucial para la
impresionante conclusión de El código Da Vinci.
Desafortunadamente, Leonardo eligió no usar el método convencional para
pintar frescos, el cual implica aplicar clara a huevo sobre el yeso
húmedo. En vez de ello, pintó directamente sobre la pared seca. Para
1556, el historiador de arte Vasari escribió que la pintura se había
deteriorado de tal manera que ya sólo se percibían formas vagas y
borrosas.
Mona Lisa
La Mona Lisa es uno de los retratos más famosos y reconocidos que se
hayan pintado jamás. Leonardo empezó a pintar a esta enigmática mujer
con una sonrisa curiosamente invitante en 1503 y pudo haber continuado
trabajando en ella durante años. Tres años antes de su muerte, cuando
Leonardo fue a Francia a trabajar para el joven Rey François I, se llevó
el retrato con él. La pintura se exhibió primero en Fontainebleau, luego
en Versalles y finalmente en el museo de Louvre, donde su desconocida
modelo sonríe ahora a través de un cristal protector mientras miles de
personas esperan verla. La Mona Lisa es indiscutiblemente la atracción
más popular del museo.
Durante muchos años, la pintura fue conocida como La Gioconda, ya que se
creía que la modelo del retrato era Elisabetta, la tercera esposa del
mercader florentino Francesco del Giocondo. Pero, hasta el día de hoy,
la modelo sigue siendo motivo de especulación. Algunos creen que
Leonardo se usó a sí mismo como modelo, otros dicen que la mujer era una
de las amantes de uno de los Médicis.
El actor Jean Reno ha estado enamorado de la pintura durante la mayor
parte de su vida. “Regreso a ver a la Mona Lisa una y otra vez”, dice.
“Para mí, tiene lo que llamo una especie de perfume, porque cuando
volteas, sus ojos parecen estar siguiéndote. Este intercambio entre la
pintura y el observador es lo que refiero como su perfume, su habilidad
para intoxicarte. Aunque otros dicen que el poder de la obra de Da Vinci
radica en su sonrisa, para mí está en los ojos”.
Howard agrega: “Hay algo hipnotizante, absorbente y provocativo en la
Mona Lisa. Esto es porque la pintura es una gran elección, como una
reflexión de la película y como una imagen gráfica e identificable
relacionada con la historia de El código Da Vinci; no sólo fue pintada
por Da Vinci, sino que su cualidad enigmática y misteriosa refleja
perfectamente los temas de la película”.
La Virgen de las Rocas
En 1483, se dio a Leonardo la comisión de pintar una obra con la
intención de ponerla en el centro de un altar. Hay dos pinturas de la
Virgen de las Rocas, la original de caballete, la cual se encuentra en
el museo de Louvre, y una copia posterior pintada sobre madera que está
en la colección de la Galería Nacional en Londres y representa a la
Virgen María sentada con los infantes Jesús y Juan Bautista, acompañados
por el arcángel Uriel.
La pintura, en ocasiones llamada la Madona de las Rocas, aparece en el
complejo misterio de El código Da Vinci.
La historia y El código Da Vinci
Los Caballeros Templarios
Los Caballeros Templarios existieron en 1118 después de que la ciudad
santa de Jerusalén (la cual había sido conquistada en el año 614 de la
era cristiana por el Califa Umar) fue recapturada por las fuerzas
cristianas durante la Primera Cruzada. El nuevo reino de Jerusalén
estaba gobernado entonces por Baldwin I, coronado en 1100, y los
Caballeros, dirigidos por Hugo de Payens, ocuparon un ala de su castillo
en la antigua Mezquita Al Aqsa, donde había estado erigido el gran
Templo de Salomón. Como resultado, pronto se les conoció como los
Caballeros del Templo o Templarios. Los Caballeros fueron una orden
militar religiosa dedicada a la protección de los peregrinos cristianos
que visitaban la Tierra Santa. Como monjes caballeros, tomaron votos de
pobreza y celibato. Su emblema era una cruz roja sobre una túnica
blanca, mientras que sus sargentos (quienes no eran miembros de la
nobleza) usaban rojo sobre negro. La orden estaba respaldada por Bernard,
el poderoso Abad de Clairvaux (fundador de la Orden Cisterciense, más
adelante beatificado como San Bernard) y se le reconoció oficialmente
por la Iglesia en el Concejo de Troya en 1128. Es probable que Bernard
escribiera el “Reglamento” de los Templarios, el cual juraba lealtad
únicamente al Papa.
Estos legendarios guerreros pronto comenzaron a expandir su mandato de
proteger a los peregrinos, a luchar por todas las causas del Santo Reino
de Jerusalén. Pasaron de proteger la propiedad de los peregrinos
ausentes, al sistema bancario (prestando fondos a quienes serían
peregrinos para su jornada, dejando en garantía sus propiedades) y a la
recaudación de impuestos así como la recolección de diezmos. Su posesión
de tierra y riqueza pronto se volvió vasta y su influencia era tan
grande que provocó el resentimiento de los líderes políticos, quienes
nunca pudieron conseguir el control sobre ellos. Las posesiones de los
Templarios se extendían por toda Europa e incluían castillos en Tierra
Santa y Chipre, y su conocimiento del Este inevitablemente los
involucraba en la política. Fueron los precursores de los militares
profesionales modernos; una institución dedicada, bien capacitada y
disciplinada que se abstenía de heroísmos individuales a favor del logro
de una meta global más grande.
Los principales rivales de los Templarios fueron los Hospitalarios, una
orden que comenzó en el año 1070 para cuidar a los peregrinos y
proporcionarles hospedaje más económico. Ellos también evolucionaron en
una orden militar con gran poder y riqueza. La negativa de estas dos
poderosas órdenes para trabajar juntos y el aumento de deudas para con
ellos se convirtieron en un gran dolor de cabeza para los gobernantes
seculares de Europa, pero los Hospitalarios continuaron con sus obras de
caridad, las cuales desviaron la ira que eventualmente destruyó a los
Templarios.
El viernes 13 de octubre de 1307 (que se cree es el origen de la
superstición de que el viernes 13 es un día de mala suerte), el rey
Felipe IV de Francia emitió órdenes de arresto para los Templarios y la
confiscación de sus propiedades. Los Templarios capturados fueron
torturados y confesaron una gran variedad de crímenes y perversiones. A
pesar de los esfuerzos por salvar a la orden (en unos cuantos juicios se
encontraron inocentes a algunos integrantes), las fuerzas en su contra
estaban demasiado determinadas y Jacques de Molay, el último Gran
Maestro de la orden, fue quemado en una hoguera en 1314, terminando así
con los Caballeros Templarios después de 200 años.
El Priorato de Sion
En su novela, El código Da Vinci, el autor Dan Brown contiende que el
Priorato de Sion es una organización real fundada en 1099, y que los
pergaminos que se encuentran en la Biblioteca Nacional en París revelan
que su membresía incluía muchas figuras importantes de la literatura, el
arte y la ciencia. Sin embargo, se ha descubierto que los documentos de
la Biblioteca Nacional son falsificaciones modernas colocados ahí por
Pierre Plantard, quien admitió haber “fundado” el Priorato con tres
amigos en 1956, ya sea como una broma o como parte de un estudio. Él fue
elegido Gran Maestro del Priorato en 1981.
Los documentos y manuscritos falsos, que se conocen ahora como los
“Expedientes Secretos”, afirman que la organización secreta fue fundada
en el año 1099 por Godefroy de Bouillon, quien dirigió al primer
ejército que partió hacia Jerusalén durante la Primera Cruzada y fue el
gobernante original de la Tierra Santa recapturada. El Priorato también
recibe el crédito por la creación de los Caballeros Templarios, que
supuestamente luego se disgregaron con ellos aproximadamente 100 años
más tarde.
Las locaciones del El código Da Vinci
El equipo de producción de El código Da Vinci viajó de París al Reino
Unido y a Malta, deteniéndose en algunos de los lugares históricos más
fascinantes y significativos de Europa.
Aunque se construyeron varios sets en los Estudios Shepperton y Pinewood,
la mayoría de las escenas clave de la película se filmaron en locación.
Tom Hanks dice: “Estuvimos en muchos de los lugares reales mencionados
en el libro, con todo el impresionante significado histórico que
conllevan. Tuvimos que agacharnos para entrar por unas puertas pequeñas
y arrodillarnos en pisos muy duros. Sin duda, no obstante, me ayudó como
actor a llegar todavía más lejos en mi interpretación de Robert Langdon.
Fue una experiencia muy diferente a la de conducir en auto hacia un
estudio en Hollywood todos los días y llegar al escenario 6 para filmar
tus escenas”.
Francia
Las escenas iniciales de El código Da Vinci se filmaron en las calles de
París, donde se llevan a cabo las escenas de la emocionante persecución
en auto en el legendario museo de Louvre, y fuera de la ciudad en el
Château Villette cerca de Versalles.
Construido originalmente como un fuerte para proteger la Ribera Derecha
en el Siglo XII, el Louvre ha desempeñado un papel extenso y variado en
la historia parisina. Primero se transformó en una residencia real
gótica en el Siglo XIV por Carlos V, y luego ambiciosamente se recreó
como un palacio del Renacimiento en el Siglo XVI por el Rey Francois I,
el último patrón de Leonardo da Vinci. La Gran Galería abrió sus puertas
como museo en 1793. Casi 200 años más tarde, después de muchos cambios y
extensiones, el arquitecto chino norteamericano I.M. Pei diseñó nuevos
espacios subterráneos, así como la controversial pirámide de cristal que
funge ahora como la entrada del museo y es un símbolo importante en la
película.
La producción fue muy afortunada al ser una de las pocas ocasiones en
que se ha permitido filmar dentro de la Gran Galería del museo después
de las horas normales de funcionamiento. “Nos sentimos profundamente
privilegiados de poder filmar ahí. Es un toque magnífico para la
película”, dice Hanks.
Su coestrella Audrey Tautou agrega: “Verdaderamente me dio mucho gusto
que pudiéramos estar en el Louvre de noche y tener todas las pinturas y
las estatuas para nosotros. Fue una experiencia realmente estimulante e
intoxicante”.
Al director Howard le fascinó su aventura dentro del Louvre como
exploración. “Es en cierto modo como ir a una cueva y dirigir tu luz
alrededor para ver las asombrosas formaciones. Cuando estás solo en el
Louvre, sientes como si estuvieras en una caverna con tesoros hechos por
el hombre, tesoros de arte. Como cineasta, me sentí un tanto humilde al
pararme ahí asombrado frente al gran volumen de obras de arte que
residen dentro de las paredes de este museo”.
El personaje de Sir Leigh Teabing (Ian McKellen) vive en el Château
Villette, el cual se encuentra en el noroeste de París, cerca de
Versalles. (Langdon y Sophie llegan ahí tarde una noche en la camioneta
blindada que tienen para pedirle su consejo sobre el Santo Grial).
Terminado alrededor del año 1696 para François Mansart, el Conde de
Aufflay, (Embajador de Venecia bajo el rey Luis XIV), la impresionante
construcción de 185 acres incluye dos lagos rectangulares, fuentes en
cascada y hermosos jardines diseñados por André Le Nôtre, quien también
diseñó los jardines del Palacio de Versalles. La filmación se llevó a
cabo durante tres noches en el territorio del Château, aunque la mayoría
de los interiores (aparte del vestíbulo) se filmaron en diversos
escenarios de los Estudios Shepperton.
El Reino Unido
Viajando hacia Londres en busca de claves adicionales para resolver el
acertijo de los códigos encriptados, Langdon, Neveu y Teabing llegan a
la Iglesia Temple, la cual se localiza entre la calle Fleet y el río
Támesis. La iglesia, consagrada en 1185, fue uno de los elementos de un
templo construido en el Siglo XII para servir de cuartel general en
Inglaterra a los Caballeros Templarios. La iglesia está dividida en dos
partes, la original redonda y el Presbiterio rectangular, terminado en
1240. La redonda se diseñó teniendo como modelo la Santa Iglesia redonda
del Sepulcro en Jerusalén. Ahí se encuentran nueve esfinges de
caballeros de tamaño natural hechos de piedra. Después de la destrucción
y abolición de los Caballeros Templarios en 1307, los rivales Caballeros
Hospitalarios tomaron posesión hasta que Enrique VIII los desalojó y
confiscó todas sus propiedades. La Corona en cierto momento rentó partes
del templo a dos colegios de abogados, llamados colectivamente Inns of
Court, que todavía los usan actualmente, así como las áreas que los
rodean. La iglesia fue bombardeada en 1941 durante la Segunda Guerra
Mundial y ha sido reconstruida esmeradamente, hasta en sus columnas de
mármol.
Poco después de explorar la Iglesia Temple, Langdon se da cuenta de que
llegaron al lugar equivocado y después de algunas investigaciones él y
Sophie se dirigen a la Abadía de Westminster. Aunque las escenas
exteriores de la calle afuera de la Abadía se filmaron adyacentes a la
locación real, las escenas interiores de la Abadía y la Chapter House se
filmaron en la Catedral Lincoln que está ubicada a tres horas al norte
de Londres.
La Catedral Lincoln, consagrada en 1092, la construyó el obispo Remigius
por orden de Guillermo el Conquistador, y es un ejemplo universalmente
admirado de los inicios de la arquitectura inglesa gótica. Durante los
siglos, ha sobrevivido terremotos, incendios y el colapso de su cúspide.
La torre central se levanta 83 metros del piso y sigue siendo la torre
sin cúspide de catedral más alta de Europa, y durante los 200 años que
tuvo su cúspide (antes de colapsarse en 1594) fue la estructura más alta
del mundo. La Catedral Lincoln ha jugado un papel prominente en la
historia inglesa. Un obispo de Lincoln fue uno de los firmantes de la
Carta Magna, una copia original de la cual se encuentra todavía en el
castillo adyacente a la Catedral.
Las dificultades de logística, como una unidad de filmación de alto
perfil en la calle afuera de la Abadía de Westminster, una de las
atracciones turísticas más grandes de Londres, fueron enormes. Sin
embargo, igual que con mucha de la filmación, las personas que pasaban
estaban más emocionadas que molestas por el cierre de calles y en el
caso de la Abadía de Westminster, terminaron siendo extras en la
película. Howard explica: “La naturaleza de la escena que estábamos
filmando era el clímax de la historia y nunca se me olvidarán los mares
de gente que no podíamos controlar o dividir, o incluso sacar de cuadro.
Entonces, tuvimos que pensar en una manera en que pudiéramos filmar con
todos ellos ahí y al mismo tiempo, yo pensaba ‘esto va a ser un
desastre’. Pero pedimos la cooperación de la multitud y lo hicieron
amablemente. Estaba lloviendo un poco, pero no lo suficiente como para
que se viera en la película. Habíamos empezado la escena sin lluvia,
entonces les pedimos que aunque lloviera en una cierta toma, no fueran a
abrir sus paraguas y todos aceptaron. También pedimos que no tomaran
fotografías con flash y que no gritaran cuando los actores estuvieran
diciendo su diálogo. Trabajaron con nosotros, aplaudiendo a los actores
después de cada toma. Los buenos modales británicos realmente se
pusieron en funcionamiento ese día”.
La indagación de Langdon y Neveu termina finalmente en la Capilla
Rosslyn en Escocia. La Capilla Rosslyn se localiza a siete millas al sur
de Edimburgo, en el pueblo de Roslin, el cual se creó para albergar a
los masones de la capilla. La capilla fue fundada en 1446 por Sir
William St. Clair, Príncipe de Orkney, quien presumiblemente intentó
construir una iglesia mucho más grande en forma de cruz. La obra se
detuvo cuando Sir William murió en 1484.
La capilla gótica que mide solamente 21 por 10 metros, contiene
intrincadas esculturas en piedra que capturan la imaginación, y van
desde las tradicionales representaciones cristianas, hasta mitos
noruegos y celtas, y la supuesta máscara de la muerte de Robert the
Bruce. Hay dragones, demonios y 100 hombres verdes. No hay duda de que
la capilla ha captado la atención de escritores como Sir Walter Scott y
William Wordsworth entre ellos.
La leyenda que rodea a la capilla dice que William St. Clair fue un Gran
Maestro de los Templarios. Otra leyenda, sugerida por las piedras
esculpidas que parecen ser hileras de maíz (un vegetal del Nuevo Mundo
todavía no descubierto en la época en que se hizo la capilla), dice que
el padrino de William St. Clair pudo haber llegado al Continente Nuevo
en 1398, viajando hacia el sur hasta Massachussets.
La campiña de Lincolnshire sirvió como Italia con la Casa Burghley
sustituyendo a Castle Gandolfo, a donde viaja el obispo Aringarosa con
el fin de recibir una fortuna en bonos del Vaticano. La Casa Burghley
fue construida y diseñada (casi en su totalidad) por William Cecil, alto
caballero del tesoro en el periodo de la Reina Isabel I, entre los años
1555 y 1587, y se considera uno de los ejemplos más finos de la
arquitectura de la época. En la casa hay más de 100 habitaciones y la
producción usó, entre otros, la magnífica sala del Cielo y la Escalera
del Infierno, ambas pintadas por Antonio Verrio.
Malta
La última parada del equipo de producción fue la isla de Malta donde se
filmaron varias secuencias en retrospectiva, incluyendo escenas en
Tierra Santa y España. Situada en el corazón mismo del Mediterráneo,
Malta ha sido el cruce de antiguos y modernos navegantes, lo cual se
refleja en la variada arquitectura de la isla. En particular, una de las
locaciones de la película, el fuerte en Vittoriosa, fue el hogar de los
Caballeros de San Juan (los Hospitalarios) después de que fueron
desalojados de Rodas. Durante un periodo de 250 años, los Caballeros
gobernaron desde Malta para defender la cristiandad del imperio Otomán.
Finalmente fueron derrotados por Napoleón.
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