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El director
Roland Emmerich (“Independence Day”, “The Day After Tomorrow”) nos
brinda ahora una odisea imponente, que sucede en la mítica era de las
profecías y los dioses, cuando los espíritus regían y los gigantes
mamuts hacían temblar la tierra.
En una tribu en una remota montaña, el joven cazador D’Leh (Steven
Strait), ha encontrado su objeto de pasión: la hermosa Evolet (Camilla
Belle). Pero un día, una banda de misteriosos guerreros ataca el
poblado, y rapta a Evolet. D’Leh entonces, se pone al frente de un
pequeño grupo de cazadores, para perseguir a los invasores y salvarla.
Aún si eso significara irse hasta el fin del mundo. Al aventurarse en
tierras desconocidas por primera vez, el grupo de hombres descubre que
hay civilizaciones más avanzadas que la de ellos, y que esos habitantes
están mucho más avanzados de lo que ellos jamás hubieran podido
imaginar. Con cada nuevo encuentro, otras tribus que también habían sido
atacadas por cazadores de esclavos se unen al grupo. Así la pequeña
banda de D’Leh se va convirtiendo en un ejército.
El destino hace que los hombres del grupo lleguen a convertirse en
increíbles guerreros, puesto que deben enfrentarse a animales predadores
de la era, y campear los climas más extremos. Al final de su viaje,
descubren una extraña civilización. Allí yace un imperio fuera de toda
imaginación, y los hombres se dan cuenta que lo que buscan, está dentro
de un imperio increíble, que tiene pirámides que llegan hasta el cielo.
Deberán pelear contra un dios tirano, que brutalmente esclaviza a su
gente. Es allí en donde D’Leh finalmente comprenderá que su destino no
es sólo salvar a Evolet, sino a toda una civilización.
Warner Bros. Pictures, en asociación con Legendary Pictures, presenta
una producción de Centropolis, una película de Roland Emmerich: “10.000
A.C.”, protagonizada por Steven Strait, Camilla Belle y Cliff Curtis.
Dirigida por Roland Emmerich, a partir de un guión escrito por Roland
Emmerich y Harald Kloser, la película fue producida por Michael Wimer,
Roland Emmerich y Mark Gordon. Harald Kloser, Sarah Bradshaw, Tom
Karnowski, Thomas Tull y William Fay fueron los productores ejecutivos.
Tras las imágenes, el equipo creativo estuvo formado por: el director de
fotografía Ueli Steiger, el diseñador de producción Jean-Vincent Puzos,
el editor Alexander Berner, las diseñadoras de vestuario Odile Dicks-Mireaux
y Renée April, y los compositores Harald Kloser y Thomas Wander.
“10.000 A.C.” será distribuida mundialmente por Warner Bros. Pictures,
una compañía Warner Bros. Entertainment.
www.10000AC.com
SOBRE LA PRODUCCIÓN
EL VIAJE DE UN HÉROE:
La historia y los actores de “10.000 A.C.”
Durante la última década, el visionario director Roland Emmerich, ha
convertido en súper éxitos películas de producción de gran escala, con
termas como guerras contra extraterrestres y catástrofes del medio
ambiente. Esos fueron sus filmes: “Independence Day” y “The Day After
Tomorrow”. Ahora su cámara apunta hacia el pasado, para crear “10.000
A.C.”, y con eso el cineasta se embarca en su producción más audaz y
ambiciosa hasta la fecha.
Emmerich creó un héroe mítico, que surge en medio de una aislada tribu y
termina haciendo frente a todo un imperio. La propuesta del director, es
llevar al público a una aventura única, utilizando métodos de filmación
de sin igual. -“Siempre me gustó la idea de contar cuentos clásicos de
la manera atemporal en que la gente cuenta historias alrededor del fuego
en un campamento, generación tras generación”- explica Emmerich - “Al
tratarse de hombres prehistóricos, se pueden contar vívidas y heroicas
historias, en las cuales los personajes realizan cosas casi imposibles.
Yo quería realizar una película con la cual los espectadores pudieran
entrar en este mundo especial. Quería que se viera y se sintiera
completamente diferente de todo uno podría haber visto antes”.
Para poder llevar a los espectadores a la aventura en otro tiempo y
espacio, Emmerich, su equipo de filmación y sus actores, tuvieron que
viajar al otro lado del mundo. Soportaron los fríos congelantes de Nueva
Zelandia durante el invierno, el pesado calor húmedo de Ciudad del Cabo
en Sudáfrica, y el árido paisaje de Namibia, también en Africa.
El productor Michael Wimer comenta: -“Un cineasta como Roland, siempre
está buscando algo original. Sin embargo, puede llegar a ser muy difícil
encontrar un paisaje que ya no haya sido pintado, por así decirlo. Fue
difícil a todo nivel. De hecho, Roland confiesa que ésta es la película
más difícil en la que trabajó. Pero yo creo que todos esos desafíos son
exactamente lo que a un director como él le gusta, enfrentarlos y
ganar”.
Harald Kloser, co-escribió la película junto con Emmerich (además fue
productor ejecutivo y compuso la música original junto con Thomas Wander).
Para él “10.000 A.C.” es un viaje a través del tiempo, hacia una época
en donde el misticismo y el mundo de los espíritus son parte de la vida
real. -“La intención mía y la de Roland, nunca fue que “10.000 A.C.”
fuera un documental,” - explica Kloser - “Queríamos crear una gran
aventura, que tratase sobre los humanos, en la época que debían
enfrentarse a fuerzas que ellos no podían explicar. Nos divirtió llevar
al límite las cosas que sí eran posibles”.
“10.000 A.C.” es la tercera película en la que el productor Mark Gordon
trabaja con el mismo director. Al respecto dice: -“Roland es el tipo de
director que no quiere repetirse nunca. Tiene gran imaginación, lo que
le permite hacer cosas que otros no hacen. Esta película era perfecta
para él como director, por el tipo de historias que a él le gusta
contar, y por su visión como cuenta cuentos”.
La película tiene todos los elementos de un espectáculo de acción. Hay
grandes cacerías de mamuts, batallas épicas, e imágenes espectaculares
de pirámides gigantes y extrañas civilizaciones. Todo se entreteje entre
el mito y el misticismo. Camilla Belle, actriz que hace el papel de
Evolet, dice: -“El centro del filme es una poderosa historia humana.
Estas dos personas, D’Leh y Evolet, quedan separadas la una de la otra,
y deben luchan por volver a encontrarse en esta increíble aventura. Para
ellos, y para los espectadores, es un verdadero viaje hacia otro mundo”.
-“De cierta forma es muy hermoso ver que la condición humana en realidad
no cambió demasiado a través de los milenios”- comenta Steven Strait, el
joven actor que hace el papel del guerrero D’Leh – “Eso que nos hace
humanos no ha cambiado desde los tiempos prehistóricos: el amor, la
compasión, la consciencia, la simpatía. En la película se muestra todo
eso, y uno puede relacionarse con lo que sucede allí sin importar la era
en que uno viva”.
-“Hay leyendas y profecías junto con otros los elementos”- comenta otro
de los actores del reparto, Cliff Curtis, quien hace el papel de Tic
‘Tic - “Hay pájaros predadores que dan miedo, tigres diente de sable, y
claro, mamuts. Pero la historia tiene otros matices espirituales, y
pienso que esa es la goma que mantiene todo junto”.
La historia comienza en un remoto valle, en donde la tribu Yagahl
sobrevive cazando mamuts gigantes. Cuando la gran manada cruza el
territorio, aprovechan la masiva migración anual de los animales para
cazar. -“LosYagahl son conocidos cazadores de mamuts. Ellos dependen de
esos animales para poder sobrevivir”- explica Emmerich -“Los mamuts para
ellos son lo que los búfalos eran para los indios americanos. Por un
lado la tribu los caza, y por el otro los honran y se sienten bendecidos
por ellos. Es una relación natural cazador/ animal”.
-“Los Yagahl sobreviven en su máxima expresión. Su medio más importante
es cazar lo que pueden cuando pasa la manada”- explica Kloser -“El fin
de la Edad de Hielo se aproxima y el clima está cambiando. Los hombres
se dan cuenta que los mamuts ya no vienen tan seguido como antes”.
La Vieja Madre, interpretada por Mona Hammond, es la guía espiritual de
la tribu. Ella los mantiene a todos juntos, y también es la cazadora que
lleva la Lanza Blanca, y tiene la responsabilidad alimentar y proteger a
la tribu. La Vieja Madre ha visto el futuro de los Yagahl, y predijo que
aparecería un gran cazador, y que junto con Evolet, llevaría a su gente
hacia una nueva vida, antes de que los mamuts desaparecieran de la
tierra. Nadie piensa que ese cazador podría ser D’Leh. Su padre
misteriosamente abandonó a la tribu cuando D’Leh era apenas un niño.
Ahora, lo llaman “hijo del cobarde”.
-“D'Leh es como un intruso en la tribu”- dice Steven Strait -“La tribu
lo rechaza por algo que su padre hizo en el pasado. Para ellos,
abandonar a la tribu es lo peor que un hombre puede hacer, y hacen pagar
a D’Leh esa afrenta. Si bien no es fácil tener que vivir con ello, pese
a todo, ese estigma hace a D'Leh más fuerte”.
-“Los conflictos padre–hijo me atraen” - confiesa Emmerich -“D’Leh fue
abandonado cuando niño, y como muchos chicos cuyos padres se fueron,
quedó marcado con el estigma de por vida y pasó a ser víctima de su
tribu. Pero al final D’Leh se entera que su padre tuvo una buena razón
para hacer lo que hizo”.
Para encontrar los actores para el film, se llevó a cabo una búsqueda en
los Estados Unidos, Europa, Sudamérica y Nueva Zelandia. Pero al final,
Emmerich encontró a su actor en un afiche para una película
independiente, llamada “Undiscovered”. El director dice recordando:
-“Cuando ví la cara de Steven dije: ¿Quién es ese muchacho? Luego le
hicimos una prueba de filmación, y también probamos otros actores, pero
cada vez volvía a decidirme por él. Steven en ese momento tenía 18 años,
y cuando comenzamos a filmar estaba bien como actor, pero no demasiado
seguro de sí mismo. Yo estoy muy orgulloso de él, porque al igual que su
personaje D’Leh, tuvo una completa transformación en esta película. En
esencia, él es el centro del film, y lo hizo muy bien. Fue algo
maravilloso de observar”.
Strait estaba muy entusiasmado con la idea de trabajar con Emmerich.
-“Soy un gran fanático de sus películas, por eso para mí fue muy
especial tener la oportunidad de trabajar con él”- dice el actor -“Roland
es sobre todas las cosas un cuenta cuentos. Hasta en sus películas más
espectaculares el centro de la historia son los personajes. Recuerdo que
al leer el guión pensé que era una aventura extraordinaria, pero
realizar la película fue una aventura mucho más grande de lo que hubiera
podido imaginar”.
Las aventuras de D’Leh comienzan al conocer a alguien que no pertenecía
a su grupo, Evolet, una refugiada de una tribu que había sido atacada
por lo que ellos llamaban “demonios de cuatro patas”. -“La encuentran en
las montañas, agarrada al cuerpo de una mujer muerta”- cuenta Emmerich
-“Antes de encontrarla, los Yagahl pensaban que ellos eran los únicos en
su especie en el mundo. Ella es el primer signo de que existen otras
civilizaciones”.
La Vieja Madre cree que Evolet es la clave de una profecía – la muchacha
está inseparablemente ligada al cazador que heredará la Lanza Blanca y
la nueva tierra. Nadie siquiera piensa que ese hombre será D’Leh, pero
entre él y Evolet, su amiga foránea, se forma una unión secreta. -“Evolet
ha quedado huérfana, y la llevan a la tribu cuando aún es una niña”-
dice Camilla Belle sobre su personaje- “Ella está enamorada de D'Leh, y
él de ella. Quiere escaparse con él, pero él sabe que no pueden hacerlo.
Son como Romeo y Julieta, porque la Vieja Madre cree que Evolet está
destinada a casarse con otro”.
El productor Michael Wimer, comenta que Camilla Belle tenía justo las
cualidades exóticas que ellos buscaban en la actriz que interpretase el
personaje, y recuerda que todos quedaron impresionados con ella en el
primer encuentro. -“Cuando Camilla vino a la lectura del guión, tenía
puestas unas joyas muy interesantes, y yo pensé que se las había puesto
a propósito del tema, pero después me di cuenta que era parte de su
estilo. Ella es extraordinariamente bella y muy talentosa, y le dio
tanta fuerza a su personaje, que su actuación fue impresionante”.
Mark Gordon está de acuerdo, y agrega: -“Camilla parece frágil y a la
vez trasmite la fuerza de poder enfrentar peligrosas situaciones y salir
de ellas gloriosa. Pese a las cosas que le pasan, ella no es una
víctima”.
Belle explica que lo que le sucede a su personaje en la película, le dio
fuerzas a ella como persona: - “Me tomó un tiempo encontrar la manera de
transmitir su fuerza. Yo quería que ella fuera alguien a quien la chicas
jóvenes pudieran admirar como modelo, y no tomar la posición de la pobre
princesa que necesita que la rescaten. Porque en realidad Evolet, no
sólo está luchando por ella misma, sino también por su gente”.
El hombre que hereda la Lanza Blanca del padre de D’Leh, debe pasarla al
siguiente líder de la tribu, y ese es Tic’Tic, interpretado por el actor
neozelandés Cliff Curtis. -“Tic’Tic tiene dos propósitos: uno es
supervisar la entrega de la capa de líder a D'Leh; y el otro es hacer
realidad el mito y la profecía de que D’Leh y Evolet van a lograr que la
tribu sobreviva”- explica Curtis -“Tic’Tic es muy tradicional. El cree
en la mitología y en la profecía. Cree en el muchacho, y en el amor que
tiene por Evolet, y piensa que sus destinos están unidos. Para mí, lo
divertido de interpretar mi personaje, fue que no lo actué como a un
hombre sabio que tiene todas las respuestas. El es malhumorado y mete
miedo. Es más bien un consejero con muy poco entusiasmo”.
Emmerich hace notar que, al igual que su personaje, Cliff Curtis se
convirtió en una especie de mentor de su joven co-protagonista Steven
Strait. -“El personaje D’Leh es inseguro; no sabe lo que tiene que
hacer, y esta aventura lo fuerza a descubrirse a sí mismo y a su
destino. Fue sorprendente ver como Cliff Curtis, que es un actor muy
experimentado, tomó a Steven como su protegido. Se llevaban muy bien
actuando, porque esa relación reflejaba la que se había dado entre ellos
en la vida real”.
El único amigo de D’Leh y Evolet, era Baku, en la actuación debut en
cine del nuevo actor inglés Nathanael Baring. -“Baku es muy joven” -
detalla Baring -“Desesperadamente trata de impresionar a D'Leh y a
Tic’Tic. Se muere de ganas de ser parte del grupo, pero cada vez termina
siendo un estrobo en lugar de una ayuda”.
Cuando los “demonios de cuatro patas” – los cazadores de esclavos a
caballo- atacan a la tribu y brutalmente raptan a los jóvenes, entre
ellos a Evolet, D’Leh jura perseguirlos hasta poder rescatarla. -“Ellos
llegan a caballo, pero parecen demonios”- detalla Emmerich -“Avasallan
todo, y los Yagahl no tienen con qué darles. Entonces D’Leh se pone en
acción. Los vándalos se llevan a Evolet, y D’Leh los va a perseguir”.
Aunque D’Leh ya no espera blandir la Lanza Blanca, se niega a dar marcha
atrás, y finalmente Tic’Tic, y su rival, Ka'ren (en la actuación de Mo
Zinal) se unen a él, y también Baku que no quiere ser menos. Su
peligrosa búsqueda los lleva a través de nevadas montañas, hasta el
Valle Perdido. Allí, ellos deben enfrentarse no sólo a los cazadores de
esclavos, sino también a unos espantosos pájaros misteriosos, que los
quieren como presa. -“En el Valle Perdido, hay una banda de horrendos
pájaros que viven entre los pastos altos” – dice Emmerich detallando
-“Son una mezcla entre avestruces y dinosaurios, y son feroces como
tiburones, cazan saliendo como flechas de entre el pasto, y luego
desaparecen”.
Eventualmente su viaje los lleva hasta un lugar donde descubren una
nueva tribu, los Naku – y coincidentemente, el joven hijo de su líder,
Nakudu (en la actuación de Joel Virgel), también fue secuestrado por los
cazadores de esclavos.
Muertos de hambre, deshidratados y en conflicto, finalmente llegan a una
llanura desierta, en donde hay pirámides gigantes que llegan hasta el
cielo. También hay legiones de esclavos, que trabajan por temor a un ser
que se llama a sí mismo dios. -“Para mí, la pirámide es un símbolo de
total arrogancia”- dice Emmerich -“Contrasta perfectamente con el estilo
de vida de los cazadores de mamuts, quienes tiene gran respeto por los
animales que cazan”.
Para poder enfrentar al brutal pueblo que esclavizó a su gente, D’Leh
debe dejar de ser un cazador y convertirse en el líder que estaba
destinado a ser. -“D’Leh se tiene que ir casi hasta el fin del mundo
para rescatar a Evolet”- continúa relatando Emmerich -“pero a lo largo
de su viaje, se da cuenta que su responsabilidad ya no se limita tan
solo a esta muchacha”.
Completando el reparto de artistas internacionales, están: Marco Khan
como el cazador esclavos One-Eye (Un Ojo), y Ben Badra como el jefe de
los cazadores de esclavos, Warlord. -“Elegimos y tuvimos disponibles una
gran cantidad de actores de aspecto y caras muy diversas para los
distintos papeles”- explica Emmerich - “Tuvimos actores asiáticos,
hispanos, hindúes, africanos y de otros orígenes. Para esta película que
se trata de las distintas civilizaciones, era necesario mostrar caras
diferentes, y creo que logramos tener algunos rostros increíbles”.
Los cineastas tuvieron el honor de contar con el legendario actor
egipcio Omar Sharif, quien fue el narrador de la película. –“El puso
todo el peso de su experiencia, su historia y su humanidad para contar
la historia. Fue una verdadera revelación tenerlo con nosotros”- dice
Wimer.
Para poder hacer las veces de cazadores que vivían en la intemperie,
varios actores tuvieron que hacer un riguroso entrenamiento en Ciudad
del Cabo, en Sudáfrica, el cual estuvo bajo la supervisión del
coordinador de dobles Franklin Henson. Además de entrenarse para poder
estar en óptima condición física, tuvieron que aprender especiales
movimientos de danza y lucha, que iban a ser muy apropiados para sus
personajes. Nat Baring debió aprender a trepar árboles para su escena
con los pájaros horrorosos. Strait y otros actores que serían los
cazadores de mamuts, debieron aprender movimientos para cazar.
Strait – que había engordado para otra película anterior- debió perder
cerca de 14 kilos, por medio de dieta y entrenamiento. Debía tener una
esbelta figura para ser el cazador D’Leh. –“No existen referencias por
escrito sobre cómo era la gente en ese entonces”- dice el actor
–“Entonces traté de imitar a distintas tribus del mundo. Aprendí cómo
viven, y copié sus movimientos y modo de andar, pues esa gente estuvo
cazando para poder comer durante toda su vida. Su estado atlético estaba
relacionado con su supervivencia, por eso, gran parte de mi
entrenamiento fue correr para perder peso”.
Por su lado, los actores que actuarían como los cazadores de esclavos,
además de entrenarse físicamente, debieron aprender a montar a caballo.
El especialista en caballos Peter White, fue el responsable de entrenar
no sólo a los actores sino también a los caballos. White tuvo 20
caballos bajo su protección, que fueron traídos de establos de los
alrededores de Ciudad del Cabo. –“La mayoría eran mestizos, porque son
más resistentes a las enfermedades y son menos temperamentales que los
pura sangre” – explica el entrenador –“Pasamos mucho tiempo
acostumbrando a los caballos a las luces, cámaras, humo, fuego y otras
cosas con las que deberían estar en contacto durante la filmación”.
En cuanto a los actores, White se encargó de que se sintieran cómodos
utilizando palos, espadas, sogas, redes – todas cosas que requerían que
montasen usando una sola mano – y también usando disfraces y equipo
abultado. –“El vestuario tenía sostenes duros muy restrictivos, que
hacían que fuera difícil doblarse”- explica White –“Las monturas eran
normales y livianas, para que fueran fáciles tanto para los caballos
como para los jinetes, pero llevaban aparejos, bolsas y pieles”.
Los caballos fueron llevados en un viaje que duró cuatro días, desde
Ciudad del Cabo a distintos lugares de Namibia. Allí se los mantuvo en
cuarentena para disminuir el riesgo de contagio de enfermedades de los
caballos de la zona. Como el desierto tiene clima muy seco, White debió
asegurarse de mantener a los caballos bien hidratados.
Al filmar en Nueva Zelandia, White trabajó con animales con los que
antes ya había trabajado. –“Tuvimos dos semanas de tiempo antes de
comenzar a filmar. Entonces llevamos los caballos hasta la mitad de la
montaña para que se aclimataran al clima frío y a la altitud”.
UNA VIAJE A TRAVÉS DEL TIEMPO
La creación de los mundos perdidos
A lo largo de su carrera, Emmerich se ha esforzado en llevar al límite
las posibilidades ofrecidas por los efectos visuales. El creó efectos
impresionantes en las pantallas, como por ejemplo la gran explosión de
la Casa Blanca en el film “Independence Day”, o la ola gigante de “The
Day After Tomorrow”. Los nuevos avances tecnológicos permitieron a
Emmerich dar rienda suelta a su imaginación, para crear la experiencia
épica de “10.000 A.C.”.
Emmerich contrató a la supervisora de efectos visuales Karen Goulekas,
con quien ya había trabajado antes en las películas “Godzilla” y “The
Day After Tomorrow”. Ella estuvo a cargo de los masivos efectos visuales
necesarios. -“Karen es la mujer más ingeniosa y visualmente creativa con
la que trabajé jamás” – comenta el director – “Para ella nada es
imposible. Yo sé que yo puedo contar con ella para llevar a la pantalla
mis ideas más ambiciosas, y por lo general lo hace más espectacularmente
de lo que yo mismo pueda imaginar”.
El trabajo más grande en la película, fue la creación del gran zoológico
de antiguas criaturas: como mamuts, tigres diente de sable y los pájaros
espantosos. Emmerich quería que sus movimientos fueran reales y para
ello los artistas observaron a sus familiares de los días de hoy. -“Como
referencia utilizamos muchísimas películas de elefantes, de tigres y de
avestruces” – dice el director -“Lo que sucede es que nadie en realidad
sabe con precisión cómo se movían los mamuts. Eran animales muy
especiales. Uno sólo puede entender cómo se mueve un animal, por medio
de películas”.
Lo más difícil de recrear en los animales de la época del Pleistoceno,
fueron: las pieles de los mamuts, los pelos largos y enmarañados; las
plumas de los pájaros espantosos, y en el caso del tigre dientes de
sable, su interacción con agua. –“Casi tuvimos que re-inventar la rueda,
para realizar el movimiento de los pelos de los animales y que pareciera
real”- confiesa Emmerich -“Es un gran desafío hacerlo bien. Contratamos
dos compañías en Inglaterra, para asegurarnos que los animales se verían
reales, tanto así, que uno juraría casi que podría tocarlos”.
Goulekas comenzó a trabajar en la película dos años antes de que
comenzara la filmación principal. Empezó por separar el guión en partes,
según los efectos que necesitaba cada escena. Cada idea se tradujo en
arte, se realizaron maquetas (esculturas que luego serían escaneadas y
puestas en una computadora), y otros modelos. Goulekas se enfocó en las
tres partes más importantes del filme: la caza de mamuts, la escena con
los pájaros espantosos, y el encuentro de D’Leh con el tigre dientes de
sable.
Para tener información para crear las criaturas de la película, Goulekas
creó una biblioteca de ilustraciones, fotos e imágenes creadas por
ordenador, sacadas de programas de televisión. También visitó los pozos
de alquitrán de La Brea, en Los Angeles, que fueron una gran fuente de
información sobre mamuts. Luego viajó a la Reserva de Animales de Caza
de Tala, en Durban, Sudáfrica, donde filmó animales salvajes como
leones, tigres, leopardos, elefantes y avestruces. Su trabajo sirvió
para que los animadores del estudio pudieran observar los movimientos de
los animales desde distintos ángulos.
Uno de los trabajos más difíciles para Goulekas, fueron los pájaros
horrorosos de la película, que no volaban. Para realizar los predadores
de grandes picos, los artistas se basaron en criaturas que en verdad
existieron en Sudamérica.-“Eran gigantes”- explica .Goulekas -“Se sabe
que un avestruz puede correr muy rápido, y también que puede causar gran
daño con sus poderosas patas. Combinamos eso con el hecho de que hay una
relación directa entre los pájaros espantosos y los dinosaurios, y
basamos su aspecto en un híbrido creado a base de distintas
ilustraciones”.
Para perfeccionar los movimientos de todas las criaturas, se necesitaron
varios diseños en colaboración directa con Emmerich. -“Es un proceso de
descubrimiento” – informa Goulekas -“Uno lo cambia y lo vuelve a cambiar
hasta que encuentra la imagen perfecta. Esta película era creativa, y se
necesitaba mucha colaboración y constante cambio. Roland me dio toda la
información necesaria que necesitaba, pero además me dio mucha libertad
para crear”.
Una vez que los dibujos de las criaturas estaban terminados, el equipo
de Goulekas de 18 artistas – entre ellos animadores y caracterizadores,
comenzó el proceso de lo que se llama visión previa (previs) de la
película, un storyboard tridimensional animado, con todas las escenas
con efectos visuales. –“Por ejemplo, para una escena en la que D’Leh
camina junto a los deshechos sangrientos de la matanza del tigre,
creamos un entorno tridimensional de la carnicería. Luego el artista
animó al tigre saltando con una perspectiva de la escena de vuelo de
pájaro, como para bloquear la acción” - describe la especialista -
“Luego incluimos algunas tomas desde ángulos alternativos, y junto con
el editor de previs, Steve Pang, y los supervisores de previs, miramos
todos los cortes y discutimos con cada artista qué era necesario hacer”.
Las previs (visión previa) fueron herramientas invaluables en el set,
tanto para los actores como para el equipo de filmación. -“Yo siempre
les mostraba a los actores la previs, antes de comenzar a trabajar en
una escena, para que tuvieran idea del entorno en que se hallaban en la
película” – explica Emmerich.
Para el director de fotografía Ueli Steiger, las previs también eran una
ayuda esencial para la iluminación. -“Las previs eran como una guía para
la filmación de algunas escenas en particular”- explica él - “Claro que
cuando se filma, el resultado se vé completamente distinto. Al filmar
hay mucha improvisación, pero sin duda alguna sirve de guía”.
El alto espíritu de equipo de Emmerich, permitió libre creatividad a los
artistas de Goulekas, claro que siempre consultándolos tanto a ella como
a él. -“Cada sugerencia se tomaba en consideración, y frecuentemente
incorporábamos sus ideas”- detalla ella -“El resultado de ello fue un
más alto nivel de trabajo. Los artistas se sienten un poco dueños del
trabajo si son parte del relato de la historia”.
Durante la filmación, Goulekas y su equipo estuvieron presentes, y
trabajaron junto con los actores y la gente del equipo. Usaron varas,
banderas y otros objetos pintados en azul, que fueron luego puntos de
medición para ubicar los animales y otros elementos digitales que se
iban a mover en la película. -“En la escena de los pájaros espantosos,
pusimos un pájaro horroroso azul en la punta de un palo, para que al
encuadrar la película pudiéramos verlo”- explica la artista -“En la
escena del tigre, hicimos un esquema de un tigre de tamaño real en una
bandera, para que pudiera cruzar a través del cuadro. Si uno no hace
bien el encuadre desde el principio, luego se crea un verdadero
problema. Con el palo que mide la altura, los actores pueden “ver” lo
que están viendo en la animación, y luego el director puede crear allí
lo que quiera”.
Para los jóvenes actores, tener que interactuar con esta utilería de
reemplazo, fue muy interesante. –“Es una oportunidad única para usar la
imaginación” – comenta Steven Strait – “Da mucho lugar para actuar,
porque no hay nada físico que lo restrinja a uno. Al filmar la escena de
cacería del mamut, hubo mucha libertad para actuar con algo que en
realidad no existe”.
CRUZANDO CONTINENTES
La creación del mundo de “10.000 A.C.”
Emmerich trabajó con sus equipos creativos tras las imágenes, para crear
el mundo primitivo y duro de la película, y al hacerlo, transportar al
público a un lugar que no habían visto jamás. Aunque en el film no se
menciona ningún lugar en especial, para Emmerich siempre era Africa.
–“Es la cuna de la humanidad”- detalla el director-“pero en la historia
que quisimos contar, era nuestra propia versión de Africa”.
La película se programó para ser filmada en su mayoría en lugares de
Nueva Zelandia y otros en Africa, como Ciudad del Cabo, Sudáfrica, y
algunas partes de Namibia. Filmarían algunos días en Nueva Zelandia,
pero al hacer exploraciones en helicóptero de lugares para filmar, seis
semanas antes de comenzar el trabajo, Emmerich se quedó fascinado con el
proverbial “Eden”. –“Habíamos pasado toda la mañana trabajando con el
helicóptero, y ya me volvía para el hotel cuando me enviaron un mensaje
de urgencia por teléfono, que decía: ‘Vuelvan al helicóptero, Roland
quiere que vean algo’”- dice recordando el productor Wimer – “Yo iba
preparando mi sermón para decirles que no podíamos cambiar los lugares
con tan poco tiempo antes de comenzar la filmación. Así me subí al
helicóptero, y cuando íbamos pasando un monte, allí, frente a mí, estaba
el lugar perfecto que pedía el guión. Tal cual como había sido dibujado
en los storyboards. Era ideal, así que filmamos allí”.
Los paisajes helados que contrastan contra el negro de las formaciones
rocosas del crudo terreno, fue la oposición perfecta a los frescos
verdes sudafricanos de la selva tropical. Ellos sirvieron de telón para
la parte central de la película. Luego, los naranjas tostados y los
rojos del territorio de Namibia, dieron fondo a la tercera parte del
film. Esos paisajes hacían imposible resistirse a Nueva Zelandia, pese
al tiempo inestable local, que obligó al equipo de filmación a trabajar
con niebla, tormentas de nieve y ventiscas, además de algunos
maravillosos días de cielo azul.
Wimer dice: -“Una de las cosas que queríamos mostrar con los paisajes,
era qué difícil eran las vidas de nuestros personajes en ese tiempo… y
al mismo tiempo, qué grande y espiritual, y hermoso es todo. Esa fue una
de las razones por las que filmamos allí: era increíblemente irreal y
extraordinariamente magnífico”.
El prístino panorama estaba protegido, y la compañía de producción se
ocupó con mucho cuidado, de dejar tras ellos las menos huellas posibles.
–“Utilizamos vehículos de tracción en todas las ruedas, buggies que
apenas dejaban huellas pero que podían llevarnos a través de la grama
sin cavar surcos” – explica el jefe de lugares de filmación en Nueva
Zelandia, Jared Connon –“Además utilizamos mucho el helicóptero, primero
para llevar la utilería y armar los escenarios para las cacerías de
mamuts, y luego para sacarlos”.
La granja de Waiorau Snow, ubicada a unos 1.500 metros sobre el nivel
del mar, en la Isla Sur cerca de la ciudad Wanaka (lugar que se usa para
probar autos de todos los lugares del mundo), sirvió para filmar cinco
distintos fondos de la película. Allí se ubicó el poblado de los
cazadores de mamuts; el Rock, de Baku, el lugar de la matanza y la
pradera de pastos altos. Casi un tercio de la película se filmó allí.
Otros lugares que se usaron en Nueva Zelandia, fueron: el Parque
Nacional del Monte Aspring, y el dique Poolburn.
Para Emmerich, la granja Snow, era el fondo perfecto para la película,
tal cual se la había imaginado en su mente. –“En ese lugar, uno se puede
ir bien alto, filmar a su derredor con la cámara. El efecto es como si
uno estuviera en la superficie de la luna” – dice maravillado –“Uno
siente estar en la prehistoria al estar allí. Como nuestros personajes
viajan a lo largo de la película, necesitábamos grandes panoramas que
mostraran los nuevos mundos a donde ellos llegan. Debíamos tener la
mayor variedad posible”.
Antes de comenzar el rodaje principal, gente del equipo de producción
pidió a la gente de la tribu Māori de Ngāi Tahu (la más importante en la
región sur), que visitaran el lugar de filmación, para llevar a cabo una
ceremonia tradicional de bendición Māori. –“En esa tierra hay indígenas
que están allí desde hace mucho más tiempo que los pobladores de la
actualidad” – explica el actor Cliff Curtis, que tiene ascendencia Māori
–“Evocar la noción de la relación espiritual con la tierra es
importante. Además, como parte del equipo de filmación, reconocer esa
relación fue lo correcto, especialmente si consideramos el tipo de
película que estábamos haciendo”.
Para crear el pueblo de los Yagahl, los cineastas analizaron cuál sería
su estilo de vida, y la tierra que los mantenía. –“Los cazadores de
mamuts tienen materiales limitados” – dice Emmerich –“Tienen huesos de
mamut, colmillos y pieles, y esos son los materiales que usan para
construir sus viviendas. Como los imaginamos como gente espiritual, para
mí era importante que sus chozas fueran únicas, y que reflejaran su alta
creatividad”.
Para construir las viviendas de los cazadores de mamuts, el diseñador de
producción Jean-Vincent Puzos, diseñó chozas construidas con huesos y
pieles, que impresionaban por su aspecto absolutamente creíble. –“El
interior de la choza de la Vieja Madre, está hecho con 10,000 huesos de
mamuts, que cuelgan del esqueleto de un mamut” – describe el diseñador
–“ese es el escenario de la escena de apertura de la película, cuando la
Vieja Madre está realizando una ceremonia. Queríamos que tuviera una
sensación cósmica”.
Tras una extensa investigación, principalmente a través de libros
arqueológicos de referencia, Puzos diseñó 20 huesos diferentes de
esqueletos de mamuts. –“Los huesos eran un poquito más grandes que los
reales, para darles mayor impacto en la pantalla” – detalla Puzos
–“Decoramos la choza de la Vieja Madre con huesos que tenían tallados
símbolos tribales, y pusimos allí calaveras para darle una atmósfera
espiritual, durante la ceremonia de apertura”.
Para hacer los huesos se utilizó madera. Llevó un mes al equipo de
escultores de Puzos terminar los esqueletos, en la base de producción de
Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Mientras tanto, otro equipo confeccionaba
las pieles de mamut, y cueros, a partir de las pieles de animales del
lugar. Una vez terminados los huesos y las pieles, se enviaron a Nueva
Zelandia, a Wanaka. Allí fueron necesarias cinco semanas para armar
todo.
Wimer recuerda: -“Teníamos habitaciones llenas de gente lijando los
huesos de mamut hechos de madera. Los huesos se habían hecho en Ciudad
del Cabo, luego se envolvieron separadamente y se enviaron al lugar de
filmación. Tuvimos que convencer a las autoridades de que esos no eran
huesos de verdad” – dice riendo el diseñador –“Fue todo un desafío
logístico lograrlo, pero al final se vio fantástico”.
Para decorar el resto del poblado, el equipo de Wimer improvisó con una
variedad de materiales que encontraron en Nueva Zelandia. –“Los
granjeros juntaron huesos para nosotros” – dice la decoradora de
escenarios Emelia Weavind –“Por nuestro lado, encontramos algas
maravillosas, que utilizamos para el interior de la choza de Tic’Tic”.
Una de las cosas más importantes de la utilería diseñada por Puzos, fue
la Lanza Blanca, la cual el jefe de cazadores Tic’Tic debía pasar a su
sucesor. La lanza debía poder usarse, y a la vez debía ser visualmente
atractiva. El resultado final fue una lanza de casi dos metros, que
tenía un tope de marfil profusamente tallado, que se podía sacar.
Al igual que el diseñador de producción, las diseñadoras de vestuario
Odile Dicks-Mireaux y Renée April, trataron de que el vestuario fuera
simple y apropiado para la gente que debía usarlo. Dicks-Mireaux comenzó
buscando modelos en el Museo Británico y también en el archivo de
colecciones de Ciudad del Cabo. Sin embargo: -“No hay demasiado sobre
ropa en el Museo Británico”- dice la diseñadora –“La única referencia
visual estaba en unas rocas pintadas en Sudáfrica. De ellas sacamos
inspiración para el filme. Decidimos asignar colores a las distintas
tribus: los cazadores de mamuts llevarían pocos colores, y se
confundirían un poco con el panorama. Se nos ocurrió la idea de afeitar
pieles de antílope, para crear mucha textura”.
Las diseñadoras de vestuario crearon vestimentas para el frío para los
Yagahl, para el duro clima en el que vivían. –“No iban a haber
sandalias”- dice April –“Usarían capas de pieles para mantenerse
calientes. Entonces creamos trajes hechos de piel de antílope, que hacía
las veces de la piel de mamut. Con la ayuda del buen tiempo y accesorios
modernos del día de hoy, completamos las vestimentas. –“Además les dimos
a los actores camisetas para usar, porque hacía mucho frío al filmar en
exteriores” – dice April sonriendo.
La combinación de vestuario, pelo, maquillaje, y los lugares en los que
filmaron, hicieron fácil el que Strait pudiera identificarse con su
personaje. – “Al estar en la cima de una montaña en Nueva Zelandia, con
ajustados rizos en el pelo que me llegaban hasta el pecho, fue fácil
actuar como si fuera un cazador de mamuts” – confiesa el actor –“El pelo
en mi cara era mío, pero usé una peluca. Además, me oscurecieron el
color de la piel, para que diera la impresión que yo vivía en la
intemperie. Era un gran trabajo ir por el proceso cada mañana, pero al
ver el resultado, valió la pena”.
Para los cazadores de esclavos, Dicks-Mireaux diseñó trajes que
parecieran extraños, un mundo de diferencia entre los más primitivos de
los cazadores de mamuts. –“Usamos colores completamente distintos de los
marrones y tostados que usaban los cazadores de mamuts” – dice ella
–“Les pusimos linos azules y rojos, yute y lana. Para enfatizar el hecho
de que son jinetes de a caballo, utilizamos crines para decorar sus
ropas. También, basándonos en referencias de tribus africanas, ideamos y
diseñamos máscaras, y una especie de armadura elemental hecha de
gamuza”.
Dicks-Mireaux también sacó inspiración de algunas tribus contemporáneas
de Africa, como los Naku, Hoda y River, a las cuales los cazadores de
mamuts se encuentran durante su viaje. – “La tribu Naku es muy colorida.
También les pusimos collares hechos de cerámica, para mostrar que son un
tanto más avanzados que la gente de la tribu de los cazadores de mamuts”-
dice ella.
Para las escenas finales en las que D’Leh se enfrenta al dios y a sus
sacerdotes, April diseñó ropas de color vino, sacando información de una
variedad de diferentes culturas, incluyendo algunas de Tíbet y de
Egipto. Completó su aspecto con intrincada joyería y tatuajes faciales,
diseñados por el maquillador Thomas Nellen.
Al usar el vestuario, los actores pudieron relacionarse mejor con sus
personajes. –“Al ponerse esas ropas, uno siente que es parte de ese
mundo” –afirma Camilla Belle –“Ayuda a meterse en el personaje. Uno
hasta se mueve de forma distinta al ponerse el disfraz”.
Además de vestir a los actores principales, las diseñadoras de vestuario
y sus equipos, debieron vestir a más de 800 extras, que hacían el papel
de esclavos en las tomas finales. A pesar del gran número, -“no podíamos
mandar a hacer los trajes”- explica April – y tampoco los podíamos hacer
a máquina. Todos debían estar hechos a mano, porque sino se iba a notar.
Tuvimos un ejército de trabajadores en los talleres, haciendo cuentas de
cerámica y de vidrio, y cosiéndolas a los trajes, y confeccionando las
telas y los adornos para la cabeza”.
Había seis tribus diferentes, y todas tenían su propio estilo, desde la
cabeza a los pies. El equipo confeccionó más de 1.000 sandalias, todas
hechas a medida para los diferentes tamaños de pies de los extras.
-“Tuvimos que cuidar que el vestuario no se viera nuevo, al igual que
todos los vestuarios. Para eso gastamos los cueros y las telas, para que
parecieran usados. April dice recordando: -“Esta era un película muy
ambiciosa, y trabajar en el lugar de filmación hizo las cosas todavía
más difíciles. Por suerte encontré maravillosos equipos de gente en
Sudáfrica y Namibia. También trabajamos con diestros artesanos, como
zapateros y sombrereros que plasmaron nuestras ideas en cada artículo”.
Luego de Nueva Zelandia, los actores y el equipo de filmación se mudó a
Ciudad del Cabo, Sudáfrica, un país que tiene una sofisticada
infraestructura para cine. Allí se pueden tener tantas filmaciones como
en Los Angeles, y de hecho muchas se filman anualmente. Una granja de
cultivo de trigo y los Estudios Table Mountain, en Ciudad del Cabo,
proveyeron los interiores del Valle Perdido, en donde D’Leh y sus
cazadores se enfrentan con los pájaros espantosos. Los lugares también
fueron el fondo de la frondosa y primitiva selva del Valle Perdido. La
Jefa de Exteriores de Ciudad del Cabo, Katy Fife y su equipo, pasó tres
meses construyendo y plantando pastos y árboles en la granja de trigo,
para crear los altos pastos que las enormes criaturas usaban como
escondite durante sus cacerías. También en Ciudad del Cabo, se filmó en
Thunder City, en donde se creó el gran pozo de alquitrán en el que cae
el tigre dientes de sable, en un gran hangar para aviones.
La parte final de la película, se filmó en los desiertos del sudoeste de
Namibia, entre ellos el prístino e histórico Spitzkoppe, del cual
Emmerich dice: - Era perfecto, tenía dunas de arena, y el tipo de
lugares encantadores que uno sólo puede encontrar en Namibia”.
El cineasta unió partes de filmación para crear la ruta que iba desde
las montañas al desierto, pero en ambos casos, el director quedó
impresionado por la belleza natural arrolladora de los lugares.
El lugar afectaba mucho a Emmerich también por otra razón. –“Para mí
Spitzkoppe es un lugar muy querido, porque es donde Stanley Kubrick
filmó los fondos para las secuencias con monos en ‘2001: A Space Odyssey’”-
confiesa –“Es un lugar mágico”.
El productor Wimer dice afirmando: -“Una cosa muy especial de Spitzkoppe,
es su verdadera resonancia, hay allí una energía inusual que sólo se
encuentra en algunos lugares del mundo. No sé cuántos son, pero hay
alguna presencia allí, entre las rocas”.
Los cineastas consiguieron los permisos necesarios para filmar en
Spitzkoppe, donde hay extrañas formaciones de rocas. El lugar se usó
para las escenas en que los cazadores Yagahl se encuentran con la tribu
Naku, y D’Leh comienza a vislumbrar su destino. Los Naku, son una tribu
desarrollada de la sabana, que viven del pastoreo y cultivos. El
director de arte Robin Auld dice: -“El poblado está formado por casas
construidas en la roca. Las mismas se construyeron alrededor de un marco
de cuatro lados, o de uno redondo, y los techos están cubiertos con
adobe. Fue un proceso de construcción complicado”.
Spitzkoppe es considerado monumento nacional y tierra comunal, y todas
las tarifas cobradas van para la comunidad. Se emplearon a más de 130
personas del lugar durante la producción, para construir los caminos de
acceso, alambrados para las cebras y los antílopes de las cacerías,
especialmente traídos para la filmación. Al terminar la misma, se
donaron los animales al parque natural planeado para la comunidad.
Como no había hoteles cerca del lugar de filmación en Spitzkoppe, tanto
los actores como la gente del equipo de filmación acamparon en una
ciudad de carpas especialmente levantada, en la cual había agua
caliente, televisión y acceso al Internet. Se trajeron diariamente 60
mil litros de agua fresca al campamento durante la filmación, de un
lugar que quedaba a 70 km de distancia.
Uno de los misterios de la película, es la identidad de la extraña
ciudad que D’Leh encuentra en el desierto. Kloser cuenta: -“Al llegar
nuestros héroes a la cima de una duna, encuentran una ciudad gigante,
que casi no pueden creer que exista, pues tiene ‘montañas de los dioses’
y pirámides de tamaños míticos. Parte de esta aventura, es comprender
cómo hizo esa civilización para esclavizar a tantos, y qué sería
necesario tener, para desafiar a un imperio como ese”.
Las pirámides se construyeron en un lugar en el desierto, Duna 7, cerca
de Swakopmund. Allí el equipo de diseño de producción cavó una cantera,
construyó una enorme rampa y la fachada del palacio del Dios. Emmerich
ya había utilizado helicópteros para filmar y dar mejor escala a los
personajes durante el viaje. Ahora quiso lograr el mismo efecto con las
pirámides. Para ello, el equipo de efectos especiales, creó modelos
gigantes de pirámides, que pudieron ser filmadas utilizando el sistema
Spydercam, que consta de cámaras colgadas de cables, operadas por
control remoto.
El equipo construyó réplicas miniatura de las pirámides, del palacio, de
los cuarteles para esclavos, y del Río Nilo. Todo se construyó en escala
1:24 en Munich, y luego se transportó a Namibia, dentro de quince
contenedores. Dichos escenarios ocupaban más de cien metros cuadrados.
El sistema Spydercam, permitía al director moverse con libertad dentro
del mini-set, lo que permitió tomas aéreas de 360 °, que iban perfectas
con el resto de las verdaderas tomas aéreas de la película.
-“El sistema Spydercam realiza los mismos movimientos que un
helicóptero”- detalla Emmerich -“Es programable y funciona en tiempos
reales. La iluminación va de acuerdo con el escenario, y las dunas que
se ven detrás, son verdaderas. Estoy muy orgulloso de esas escenas,
porque para filmarlas utilizamos una combinación del viejo estilo de
filmación con tecnología de alto nivel, de manera extraordinaria”.
“10.000 A.C.” es la quinta película en la que Emmerich trabaja con el
camarógrafo Ueli Steiger. Steiger se deleitó de poder trabajar con el
director en una película tan provocativa. –“Es un gran colaborador y
tiene muy buena visión para filmar” – dice Steiger sobre el director
–“El ya tiene resueltas casi todas las cosas que desea en el film, aún
antes de que uno entre en el proyecto. Pero siempre está abierto a
adaptarse y está abierto a las sugerencias de todos”.
Para ir de acuerdo con el estilo naturalista del film, Steiger mantuvo
al mínimo los trucos de cámara e iluminación. Optó por el estilo clásico
que daría cualidades épicas a la historia, y aprovechó la luz natural.
–“Frecuentemente utilizamos múltiples cámaras, para poder aprovechar al
máximo el sol cuando aparecía” – detalla el camarógrafo –“hay que
trabajar muy rápido. A veces ensayábamos por horas, y luego filmábamos
con tres ó cuatro cámaras, con la esperanza de capturar todos los
ángulos con una sola toma”.
El elemento creativo final para “10.000 A.C.” fue la música. Poniéndose
su tercer sombrero para la realización de esta película, Harald Kloser
hizo equipo con su colega compositor Thomas Wander, para crear la música
original. Los compositores trabajaron junto con Emmerich para que la
música reflejara las emociones y la acción en los contextos únicos del
film.
El director explica: -“La historia es el mito de un héroe clásico, y la
música iba de acuerdo con ello. Tiene muchos elementos étnicos, muchos
grandes sonidos de cuernos, vocalizaciones y tambores. Una de las cosas
que más me gusta de hacer películas, es ver cómo la música acompaña a la
imagen. Existe un momento mágico cuando uno graba por primera vez una
pieza con la orquesta, y resulta ser perfecto”.
Para Emmerich, la mezcla final es el gran fruto del largo proceso, a
veces arduo, de hacer un film. -“Me divierto muchísimo haciendo
películas, porque son muy intrincadas. Hay muchas facetas, y me gusta
ocupar mi mente en todas esas cosas, e inventar nuevas maneras de ver
las cosas. Pero inclusive utilizando todo tipo de tecnología, en última
instancia, el personaje es lo más importante. Las escenas más elaboradas
no van a funcionar a menos que al espectador le importe lo que está
sucediendo y a quién le está sucediendo”.
A través del viaje extraordinario de un hombre, la aventura “10.000
A.C.” explora varios temas distintos. Entre ellos la naturaleza del
heroísmo y el liderazgo, y el poder de la conexión humana. -“Cada hombre
debe decidir cuánto de grande será el círculo al que pertenece”- dice
Emmerich -“¿Se limita sólo a sus amados y familiares? ¿O se extiende a
un grupo aún mayor de gente? Nuestro héroe hace un viaje de
descubrimientos. Debe madurar, y dejar de ser un muchacho egoísta para
convertirse en líder de los hombres. La clave para ello es cuánto de
grande es su círculo, y a cuánta gente deja entrar en él”.
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